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Hoy nos toca hablar sobre los movimientos eclesiales y su papel en ³mostrar en el mundo la
belleza, la verdad y la libertad de Cristo y la Iglesia´ y así manifestar los frutos de una
nueva primavera en la Iglesia y un nuevo Pentecostés.

El tema viene de una afirmación del Papa Benedicto en su mensaje a los participantes en el
II Congreso Mundial de los Movimientos Eclesiales y de las Nuevas Comunidades, el día
22 de mayo 2006. Allí el Papa dijo:

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    Ê      
  
     


       

     
     

 

  

       
      

     

Creo que nos conviene hablar primero sobre     
   , antes de hablar
sobre la manera en que podemos mostrar la belleza de Cristo en el mundo. Esta última
requiere que hemos sido tocados primero por la belleza de Cristo en la oración antes de
manifestarlo al mundo.

Ê  

La definición clásica del  es lo que causa el deseo, o lo que todos apetecen. Las cosas
buenas engendran el gozo cuando son poseídos. El deseo por el bien ausente es un tipo de
sufrimiento. Veo un chocolate y deseo comerlo. Sufro cuando no puedo comerlo, porque es
mi sacrificio de Cuaresma. Más tiempo tengo que esperar, más crece en mí el deseo y el
sufrimiento.

El deseo y el sufrimiento existen en proporción al grado del bien poseído por el objeto
deseado. Subiendo la escala hacia el Bien Supremo, podemos entender el grito de Santa
Teresa ± ³muero porque no muero.´

     
   
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 -Santa Teresa de Ávila, $ #%).

Experimentamos el gozo que el bien produce solamente cuando estamos en posesión del
bien, cuando tengo un chocolate en mano y estoy comiéndolo. Esta es nuestra relación con
el bien. Pero la  es diferente. Con la belleza, su mera aprehensión me satisface. Es su
contemplación lo que agrada. No tenemos que poseerlo para gozarlo.

La  es la adecuación entre el objeto conocido y el entendimiento -     


  
). El intelecto humano solamente puede conocer la realidad espiritualizándola,
c
asimilándola. El entender es ³asimilar´ lo que hay de inteligibilidad en las cosas. Las
facultades externas e internas sirven por este fin, espiritualizando lo material y
presentándolo en una forma apta para ser conocido por el intelecto espiritual del hombre.

A su manera, el intelecto toma posesión del objeto para conocerlo. El conocimiento da una
posesión intencional del objeto conocido. La misma palabra aprehensión o aprehender
contiene estos dos significados: de agarrar un objeto material y percibir una cosa. Las cosas
conocidas están intencionalmente presentes en el intelecto. Por eso, la contemplación de la
belleza puede producir el gozo y una cierta compenetración entre sujeto y objeto.

Hay una belleza en la verdad, como hay una belleza en el bien. En cuanto la belleza se
apoya sobre la claridad, el esplendor y la armonía intrínseca de las cosas, es relacionado
con la verdad, y se la llama 
     . En cuanto la experiencia de la
belleza sacia la voluntad por el gozo producido, la belleza se relaciona con el bien.

La belleza es algo más que el placer de los sentidos. No es algo desligado de la verdad. No
es totalmente subjetivo. Tiene un valor universal y transcendente. Como dijo Juan Pablo II
en su Carta a los Artistas: ³La belleza es en un cierto sentido &  ,
así como el bien es 

 #
   .´

La belleza tiene por consiguiente esa característica del ser que surge de la combinación de
la verdad y del bien. Es como su síntesis, y como una síntesis entre el alma y la creación.
Causa una cierta compenetración entre sujeto y objeto.

Pensamos de la sensibilidad de un San Francisco de Asís. Cantó a su hermana la luna y su


hermano el sol. La belleza que había visto en la creación era un medio para levantar su
alma hacia Dios y al mismo tiempo unirse con la creación. La luna y el sol no eran
simplemente objetos, eran su hermano y hermana. Pensamos también de San Juan de la
cruz, quien entraba en éxtasis simplemente por contemplar una flor. La belleza en la
creación abrió su corazón a Dios y facilitó su comunión con él. Esto sugiere que la
contemplación de la belleza de Cristo debe ser     para unirse a Dios
y entrar en comunión con él.

Aquí podemos notar la cita famosa de San Agustín en sus Confesiones:


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      ,

¿Cuál es el fin del hombre? La contemplación de la belleza de Dios,  


  .
Esto debe subrayar la importancia del tema de la belleza en la vida espiritual. Pero
típicamente dedicamos más tiempo a las verdades de la fe y el moral, es decir, la relación
entre la vida espiritual y la verdad o el bien.

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El significado original de la palabra griega para la belleza incluyó: lo sano, lo poderoso, lo
virtuoso, y lo bello en aspecto. Para Platón, la belleza era una de las ideas principales. Los
objetos bellos que vemos no son la belleza en sí misma sino una participación en ella. A
través de la experiencia de la belleza de los objetos materiales podemos ascender hacia  
  
 
, de los  
 
, hasta llegar a   


 . La belleza era el principio más alto en su jerarquía de ideas, identificándolo con el
bien. Todo lo bueno es bello y todo lo bello es bueno.

Aristóteles también asoció la belleza con lo divino, es decir, con lo más excelente. Él
describe lo bello como lo agradable o como lo que es deseable en sí mismo. Su descripción
abraza el estéticamente bello así como la belleza moral.

El tema principal de la escultura griega era la representación del cuerpo humano, en la que
los artistas plasmaron el ideal de la belleza física. El cuerpo es un conjunto de partes que
guardan unas proporciones determinadas y medidas justas. Las proporciones no fueron
fundadas sobre las proporciones de un hombre actual. Era una ideal. La proporción ideal -
a .6 ) era conocida como la proporción divina por los artistas del renacimiento como
Leonardo Da Vinci.

Como existe una armonía y una proporción divina entre las partes del cuerpo humano,
existe también una armonía y una proporción divina entre las partes del alma, entre las
facultades y las pasiones.

El fin de la belleza es ayudarnos ascender hacia Dios. Platón no supo que la belleza en sí
misma es Dios. Pero, siguiendo lo bello, como siguiendo el bien, el hombre alcanza Dios,
su fin último y la visión beatifica.

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Conocemos la belleza por la contemplación. Lo que es propio de la belleza es ser


contemplado. La contemplación requiere una pausa, un pararse. Y eso es ciertamente
contrario a nuestra cultura, una cultura de cosas, de técnicas y tecnologías, de lo que es útil,
de lo que sirve para algo.

Vivamos con tantas imágenes y estamos agobiados. Hay demasiado estímulo. Por eso el
hombre moderno es típicamente inquieto. No quiere o no puede contemplar, entrar en las
profundidades de su propio corazón y quedar a solas con Dios en el silencio de su interior.
Huye de la vida interior lanzándose hacia el exterior, la vida de diversiones, de actividades
y de placeres. Empapado en la     , no se puede vivir una     .

Esto nos sugiere un primer punto para la oración: 


 



 para meditar.
Tenemos que hacer todo lo posible para guardar los sentidos externos. Cuando somos
bombardeados por imágenes y sonidos y estímulos, ¿Cómo vamos a mantener el silencio y
la serenidad interior necesaria para contemplar la belleza de Cristo?

A
La contemplación requiere tiempo, la serenidad, y el equilibrio interior. Es en ese espacio
interior que la belleza de Cristo puede penetrarnos y derramar allí su perfume.

Me gusta mucho el Salmo que dice:    


    -Sal 34, 9).

Aquí pienso de los amantes del vino o de un buen coñac. Tenemos un cierto padre en casa
así. Ponga el coñac en una copa, y comienza a mirarlo con calma. Mueve la copa
lentamente en un círculo, calentándolo con el calor de su mano. No hay prisa. No se toma
un buen coñac rápido. Hay que saborearlo. El color. El sabor. El olor. Todos los sentidos
son ocupados en su contemplación. Y así es la oración o debe ser ±    
  -. . Podemos cambiarlo un poquito ± /     -. 
Jesús es bello, y hay que saborearlo sin prisa.

Otro punto por nuestra oración sería esto. Se percibe la belleza moral contemplando
 
  
, actos virtuosos. Contemplando la vida de Jesucristo, su pasión y
muerte, su entrega y amor, captamos su belleza moral. Su belleza nos da gusto y nos anima
seguir contemplándolo.

  

  

 
 
 
la belleza de Jesucristo no
penetra el corazón. Tenemos que concretizar las ideas, vestirlas en imágenes concretas y
actos concretos. Las pasiones siguen el conocimiento de objetos concretos. Aquí está la
importancia de la encarnación para la meditación cristiana. Queremos ponernos en contacto
directo con la belleza de Cristo. Contemplando a Jesucristo en los evangelios se abre el
corazón a su belleza. ¿No es esto la experiencia de contemplar a Jesucristo en una película
como ³La Pasión de Cristo´?

La contemplación es dejarnos ser tocados por los misterios de su vida. Es abrirnos a su


amor. Y en la manera que entramos en la escena evangélica, que asimilamos el misterio,
vamos a sentir los afectos, vamos a ser movidos por su belleza.

Obviamente hay elementos en una película que no podemos repetir en la oración. Podemos
estar más o menos pasivos viendo una película, y la película nos absorba en su drama. En la
oración, debemos ser mucho más activos. Requiere atención e esfuerzo. Pero en la medida
que ponemos toda nuestra atención en Jesucristo, su vida, su amor, en una manera viva,
activa, usando la imaginación ± normalmente surgen los afectos. No podemos forzar los
afectos, la afectividad. Pero podemos crear un ambiente interior propicio a su desarrollo.

Esto es       . Es importante que andemos en esta dirección, porque los
afectos dan un gusto a la meditación y nos motivan para seguir entregándonos a la tarea
ardua de la oración.

Cuando no hay afectos en la oración debemos analizar si el desarrollo no es demasiado


especulativo. Pueda ser por las distracciones o por cansancio que no ponemos todo en la
oración. Nuestra atención está dividida. No estamos atentos a Cristo suficiente tiempo para
que su belleza penetre nuestro corazón.

o
Buscamos el          
, contemplándolo con calma, con
paciencia y la belleza dejará su sello en mi alma. No requiere mucho razonamiento. No es
mucho pensar. Es contemplarlo, y lo bello por la mera fuerza de su belleza me cambia a mí.


    
  para la Cuaresma puede ser: volver a la contemplación de
Cristo y los misterios de su vida.

En su mensaje de 2006 a los participantes en el II Congreso Mundial de los Movimientos


Eclesiales, que tenía el tema d            el
Papa dijo esto sobre la Belleza:

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El Papa aquí hace una referencia a la contraposición entre la belleza natural de Jesucristo
-     ) y su pasión y crucifixión -       
   
     
 
 ), tomado de uno de los Cantos
del Siervo de Yavé en Isaías. Como el Papa notó en otro mensaje años anteriores, los dos
son antífonos de las Vísperas del lunes de la segunda semana del Salterio.

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Podemos preguntarnos si Cristo no es bello también en su pasión y muerte. ¿No es el más
bello de los hombres cuando se saca su manto y se ponga lavar los pies de sus apóstoles?
¿No es el más bello de los hombres cuando llore con María y Marta sobre la muerte de su
hermano Lázaro? ¿No es el más bello de los hombres cuando perdona la adúltera y la anima
a ir y pecar no más? ¿No es bello cuando toma su cruz y lucha con toda su energía para
llevarla hasta Calvario? ¿No es bello cuando perdona sus enemigos desde la cruz y atrae el
buen ladrón hacia el paraíso?

Contemplar Cristo es abrirme a la fuerza de su belleza que me transforma según su imagen.


No podemos hacer mucho para cambiar nuestra apariencia externa. Somos guapos o nos

El mensaje que envió el cardenal Joseph Ratzinger a los participantes en el «Meeting» de Rímini -Italia)
celebrado del 24 al 30 de agosto de 2002 por iniciativa del movimiento eclesial Comunión y Liberación sobre
el tema «La contemplación de la belleza».


somos guapos. No vamos a usamos a &. No podemos someternos a la cirugía para
cambiar nuestra fisonomía. No hace falta una barba o cabello largo como se ve en las
imágenes de Cristo. No podemos imitar su aspecto externa, pero sí su belleza moral. Esto es
la manera en que podemos ser un signo luminoso de la belleza de Cristo en el mundo.

El Papa sigue en su mensaje al II Congreso de los movimientos -
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Aquí el Papa menciona la fuerza de atracción que hay en la belleza. Seguramente fue
Cristo,       , quien nos había atraídos a la vocación en la Legión o el
Movimiento. El proceso de discernir una vocación no es un proceso únicamente racional.
Hubo un momento -o momentos) también donde la belleza de Cristo, del sacerdocio, de la
Legión, nos había tocado por dentro, atrayéndonos hacia la vida consagrada.

¿Cómo vamos atraer 


 
  Ê, el Movimiento, o hacia la Iglesia?
Siendo signos luminosos           Presentando a
los jóvenes la belleza de Cristo. Encanando su belleza moral en nuestras palabras y
acciones. Pero requiere que hemos sido transformados por la contemplación de Cristo y su
belleza.

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La cultura actual es impregnada con una visión materialista y atea. Es una cultura
secularizada. En algunos sectores no existe simplemente una indiferencia religiosa, existe
una hostilidad abierta.

Es una cultura de pensamiento débil, donde argumentos razonables y lógicos no convence.


No buscan argumentos lógicos. No aprenden como razonar. Muchas veces nuestra
apologética queda así, muy lógico, pero no muy convincente por los que no están
acostumbrados pensar.

Es una cultura donde el hombre es contento tener en su cabeza mil cosas sin relación, sin
conexión uno al otro, y a veces con ideas contradictorias. En un momento es convencido
que la tecnología y la ciencia muestren que Dios no existe. Y el día siguiente busca una
bruja o consulta la astrología.

Tampoco, los argumentos morales convencen. Viven sumergidos en un relativismo moral.


Por eso la verdad y el bien hablan poco al hombre moderno. Queda      -la
# 
 ).

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La belleza puede transmitir la fe precisamente por su capacidad de ³tocar el corazón de las
personas.´ Antes de tocar sus mentes, tenemos que tocar su corazones, que abre un camino
también a la razón.

Ñ    #   $ y su disertación sobre literatura
-Entregado a la Academia Sueca, con motivo del otorgamiento del Premio Nobel en 970).

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