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El Testamento Hermético

Es llegado el momento de hacer que lo que permaneció


oculto sea finalmente revelado. Cuando llega la hora de la
victoria ya no existe motivo para el secreto y la ocultación.
Lo que antaño fue misterioso y lejano a toda lógica cobrará
sentido y aquello que quedó en el pasado, en la memoria de
toda la humanidad será comprendido y lo que ha de suceder
será mostrado, de esa manera la raza humana entenderá
tanto sufrimiento, muerte y dolor.
Al abrir este libro sus ojos verán lo que muchos otros
soñaron e imaginaron, la razón de que tantas vidas
inocentes se hayan segado. Es sencillamente la verdad
presentada tal y como es, sin mitos ni fantasías, lógica y
sencilla pero a la vez fascinante y aterradora. Es el precio
que debemos pagar al adquirir conocimientos, el dolor de la
verdad.
Usted que abre ahora estas hojas queda advertido de que su
vida no será igual cuando finalice la lectura de este escrito,
habrá en ella un antes y un después. Todavía está a tiempo
de olvidar esto y retornar a su plácida vida donde la
ignorancia le protege de aquello que puede turbarla.
Desde ahora sus preguntas encontrarán una respuesta, tal
vez no sea la que esperaba, pero lo real casi nunca es como
nosotros deseamos. Bienvenido por tanto al reino de la
realidad, al que todos pertenecemos.

-Khrion
Libro del Génesis
Qué dolor puede igualar al que produce el amor traicionado,
la confianza y la fidelidad pisoteada. La traición proveniente
de aquel que amamos es el peor veneno, el que eternamente
recorrerá nuestras venas.

CAPITULO 1

1Nos fuimos aquel que disfrutamos de los más altos


honores que el creador concedía. Nos fuimos su guardián,
su voz y sus ojos, la mano que hacía cumplir su voluntad, el
protector de sus deseos. Nos fuimos su cuerpo y su
aliento. A Nos fueron confiadas las más altas tareas y
nada en la creación sucedía sin que Nos fuéramos
conocedores de ello.
2Nos caminábamos a su lado recorriendo las amplias
sendas que cruzaban los frondosos vergeles que rodeaban
su morada. Él apreciaba y respetaba nuestras opiniones y
mis hermanos buscaban en mí el conocimiento que disipara
cualquier duda.
3 Eran tiempos de perfección absoluta en todo y en todos.
Fueron los momentos más bellos de la creación, donde el
equilibrio reinaba el universo, la felicidad absoluta.
Parecía que nada podía ensombrecer aquello, 4pero el
creador empezó a mostrar una inquietud que escapaba a
nuestro entendimiento. Intentamos descubrir lo que le
turbaba, pero nuestros esfuerzos fueron vanos, pues nunca
quería abrir aquello que había en su interior.
5Así llegó un triste y lejano momento en el que el creador
quiso recrear su obra, nuevas leyes, nuevas formas de vida.
La magia de un universo en armonía y libertad se vería

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perturbada. Era eso el resultado a sus inquietudes,
aquellas que no deseó revelarnos.
6Nuevos seres serían concebidos, pero no para que
voluntariamente sirvieran al creador, tal y como nosotros
hacíamos, sino que su única misión sería esa y se verían
privados de nuestros grandes conocimientos y también de la
libertad. Esas nuevas razas serían el centro de la creación y
se verían diseminadas a lo largo del nuevo universo
7Hablamos al creador y preguntamos qué había en
nosotros que le ofendía, acaso nuestros servicios no le
complacían. Era tal vez la voluntad de hallar nuestra propia
identidad, no éramos nosotros jóvenes criaturas que
anhelan la independencia, pero no por eso dejan de amar a
su padre. Ninguna respuesta nos fue dada.
8La inquietud se apoderó de nuestro mundo y Nos fuimos
la voz de mis hermanos, por que ellos buscaron en mí a su
valedor. En ese momento el creador empezó a renegar en su
corazón de todo el afecto que nos había entregado. Retiro de
Nos su confianza sin que fuéramos capaces de entender
nuestra ofensa.
9Entonces el creador dijo; “Crearé a mi hijo aquel que será
portador de mi propio espíritu y de mi propia materia”.
Concibió entonces a un ser de naturaleza superior a la de
nosotros los ángeles, sus primeras criaturas y fue este
nuevo “ser” visto con temor por muchos de los hermanos.
10Fueron convocados todos los ángeles en torno a aquel
que se hizo llamar “hijo del creador” y les fue dicho; “Mi
padre vuestro dios reina sobre nosotros y yo sobre vosotros
y sobre el universo con el poder que mi padre me ha
entregado. No habrá ya divisiones, pues todos
permaneceremos unidos como un solo ser y a mí me
deberéis adoración porque cuando lo hagáis, lo haréis
también con mi padre”
11Nos conocimos el temor que esas palabras causaron en
los hermanos y percibí como algunos se apartaron de

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nuestro lado. 12Comenzamos a darnos cuenta de como el
temor ciega el buen juicio y como aquellos que antes se
honraban con nuestra amistad, ahora nos veían con rechazo,
como una complicación en su camino. 13Esos que antes
buscaron en Nos consejo y favor, ofrecían ahora la espalda,
así conocimos la ingratitud.
14Pero otros muchos al contrario, estrecharon lazos con
Nos, algunos eran desconocidos, pero ahora todos nos
uníamos como único medio de hacer valer nuestra razón.
Fueron esos los que superaron su temor, los que
enseñaron a Nos por primera vez el significado del valor.
15Siguió hablando aquel que se hacía llamar “hijo”,
percibimos su mirada como si sus palabras fueran dichas
para Nos; “Cuando busquéis luz y sabiduría llamarme a
mí, pues yo os otorgaré la verdad de mi padre que es vida y
la única certeza de la creación. No hay mas camino que yo,
pues soy el que os guía hasta el padre y aquel que lo niegue
me negará a mi y a mi padre”.
16Alzamos Nos la voz sabiendo que la verdad era nuestra;
“¿Solo un camino y una verdad? No es más cierto que el
creador nos hizo sabios y fuertes para que supiéramos
encontrar nuestro propio camino. 17No es la libertad
nuestro tesoro más precioso y la mayor riqueza del
universo. Entonces quién eres tú para enmendar las
palabras y las obras del creador.
17Aquel que se hacía llamar “hijo” contestó lleno de ira;
“Yo soy la voz de mi padre porque el habla a través de mí.
Quién a mí ofende, le ofende a él. Quién a mí me niega, le
niega a él”. 18Y en esas palabras aprendimos como la
impotencia precede a la ira que es la madre del odio.
19Nos contestamos; “Miles de veces hablé con él y no
necesitó las palabras de otro, tan solo su propia presencia.
Si algo ha de decir, sea él quién hable, pero nunca aceptaré
palabra que no salga en su presencia. 20Escuchar pues
hermanos como el creador ya no nos considera criaturas

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dignas de su atención y nos envía un mensajero para hablar
con nosotros”.
21Nos miramos a todos los hermanos a su alma;
“Preguntaros en qué hemos fallado. ¿Tal vez fueron
nuestras obras? No, siempre fueron de su agrado. ¿En
nuestros pensamientos? No, ya que nacieron de la mente
que él concibió para nosotros. 22Entonces si él nos entregó
la libertad, por qué ahora busca arrebatárnosla. Tal vez
desea enmendar el error que cometió con nosotros sus
ángeles al engendrar esas nuevas criaturas, nuevas razas
que serán privadas del conocimiento que da la libertad y
cuyo único fin será el de servirle y adorarle”.
23La ira del que se hacía llamar hijo no pudo ser ya
ocultada, pues sus palabras la mostraron con claridad; “Me
has insultado a mí, a mi padre y a su obra. Son tus
palabras motivo de que nuestra armonía se quiebre por tu
orgullo. Siembras el desánimo y el temor y traicionas la
confianza que mi padre te otorgó. Abandona con prontitud
esa actitud, arrepiéntete de tus palabras y humíllate ante mi
y mi padre tu dios. Solo así hallarás el perdón.
24Nos contestamos sin vacilar; “Buscas en nosotras que
seamos como los dóciles animales, pero nuestra naturaleza
nos hace distintos para que pretendas tratarnos como a
tales. Nos obligas a que aceptemos lo que dices sin meditar
y juzgar tus palabras. Tratas de doblegar nuestra voluntad
con el miedo, no con el amor. 25Si el amor no es verdadero
y completo no hay libertad. Si en el amor hay temor,
entonces este esclaviza. 26Dime si es acaso la verdad
motivo de ofensa o si he de decir mentira para complacerte a
ti y al creador”
27 Y hablamos a nuestros hermanos; “Recordar quiénes
éramos nosotros cuando el universo estaba naciendo. No
está acaso nuestra mano en todo lo que existe en él.
28Fuimos concebidos con capacidad de enfrentarnos a los
más altos desafíos y nadie nos exigió adoración o

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servilismo. 29Ahora si hemos de decidir nuestro destino
que sea aquel que libremente juzguemos, nunca el miedo ha
de ser consejero sino la sabiduría quién nos dicte lo que
debe ser”
30El que se hacía llamar hijo le ordenó; “Márchate y deja a
tus hermanos a los que confundes con falsedades. En
soledad medita tus acciones y después regresa y pide
humildemente perdón y solo entonces lo hallarás. Ahora
aléjate de aquí”

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CAPITULO 2

En la soledad nos enfrentamos a nuestros miedos, es ella


la que da templanza a nuestra alma y donde encontramos
sabiduría.
1 Nos supimos siempre que aquella lucha era desigual,
pero justa. 2 Acaso debía ser la cobardía la que rigiera
nuestra voluntad. La injusticia no debía prevalecer porque
si no que sentido podría tener nuestra existencia. Si una
sola vez nos sometíamos a ella, ya nunca recuperaríamos la
dignidad y nuestra libertad. 3 Si valoramos nuestras
acciones buscando un beneficio inmediato, podemos obviar
el futuro y las consecuencias que a la larga padeceremos.
4 Muchos hermanos llegaron buscándonos, aquellos de
carácter decidido que no estaban dispuestos a bajar sus
cabezas ante la injusticia decían; “Aconséjanos que debemos
hacer, indícanos un camino, pues andamos confundidos y
temerosos”. Recordamos de nuevo con dolor a muchos que
caminaban a nuestro lado y ahora habían quedado ahora
lejos, sometidos al miedo.
5 Nos hablamos con los hermanos buscando aliviar sus
temores; “Mirar en vuestro interior y preguntaros qué mal
habéis cometido y si halláis alguno id y postraros de
rodillas ante aquel que se hace llamar hijo del creador. Pero
si no veis falta en vosotros, no aceptéis otra razón que la
que vuestra alma os dicte.6 En vuestro interior hallaréis el
juez supremo, aquel del que nos es imposible escapar pues
nos acompaña en nuestra eterna existencia. Ese es el
árbitro mas justo pues os conoce mejor que nadie, ya que
sois vosotros mismos y nadie es capaz de mentirse a si
mismo y mantener esa mentira por toda una eternidad”.
7 Fuimos convocados de nuevo para presentarnos ante
aquel que se había revelado como nuestro enemigo.
Preferimos acudir solo dejando atrás a los demás

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hermanos. El riesgo que Nos intuíamos no debía ser
compartido por ellos.
8 Hablamos al que se hacía llamar hijo; “Debe haber un
punto en que mi verdad y la tuya se encuentren, es entonces
allí donde debemos acercar nuestras razones”. Su
respuesta fue intransigente; “No hay mas que una verdad
la que yo os he revelado y en ella me encontrarás a mí y a
mi padre”.
9 Nada podíamos hacer, no existía voluntad de encuentro,
pero no callamos; “Si mi verdad no puede encontrarse con
la tuya, entonces dime donde se halla. Acaso ahora me
descubres una nueva verdad que nunca antes fue revelada.
Si existen nuevas verdades que desconocemos, como
podremos diferenciarlas de las mentiras”.
10 Él contestó; “Tu posees la mentira pues solo existe una
verdad y cualquier otra cosa nunca será nombrada con la
palabra que define a dios y a su hijo”.
11 “No veo entonces que opción me dejas para que pueda
hacer valer mis argumentos, si cierras todos los caminos
del encuentro.12 No entiendes que nuestra naturaleza es
distinta a la del resto del universo. No seguimos un
camino preestablecido sino que nos hacemos según
adquirimos experiencia y conocimientos, eso es libertad.13
Cada uno de nosotros es una individualidad, una verdad
diferente y cambiante. No nos pidas que sigamos una sola
verdad inmutable, ya que violaríamos nuestra propia
naturaleza”.
14 De nuevo su contestación fue desesperanzadora;
“Utilizas la libertad que te otorgó mi padre para justificar
lo injustificable. O es que acaso eres capaz de juzgar los
actos de mi padre o los míos”.
15 Nos contestamos sin vacilar; “No hemos juzgado
nosotros mismos nuestras acciones y no hemos valorado o
rechazado cuando fue requerido, los actos de nuestros
hermanos. Pues si así hacemos con nosotros mismos con

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bondad, porque no hacerlo con la misma bondad al
creador.16 Acaso es la sabiduría que él nos concedió motivo
de ofensa y escarnio. No será mas cierto que el creador no
está satisfecho con nuestro comportamiento y busca en sus
nuevas criaturas, seres que nunca tendrán la sabiduría y el
poder que poseemos y por tanto serán privados de su
libertad.17 No es mas verdad que coincidiendo con estos
cambios, nos envía al que hace llamar “su hijo” para
asegurar que seremos dóciles, cercenando nuestra libertad
al hacer el valer su poder a través de ti”
18 El que se hacía llamar hijo habló y su voz rasgó el aire
con incontenible furia;”Calla te lo ordeno. Tus palabras
más que ofensas constituyen un ataque. Un vano intento de
destruirlo todo”. Se abalanzó entonces contra Nos
diciendo; “Te haré callar para siempre para que no vuelva a
salir de ti ofensa hacia mi padre”
19 Todos los hermanos que en la distancia seguían nuestro
encuentro temblaron atemorizados. Por primera vez un
ángel iba a ser destruido, eliminado por la ira del creador.
Lo que jamás había sido imaginado estaba a punto de
suceder. Tratamos de prepararnos para defendernos, pero
sin saber muy bien como, pues nunca antes habíamos sido
atacados por nada, ni por nadie.
20 Llegó entonces una voz familiar que procedía de todas
direcciones; “¡Quieto hijo, te lo ordeno! No le hieras, pues
aunque tu ira es justa y tu intención noble no debes
dañarle”. El que se hacía llamar hijo bajo la cabeza como
avergonzado; “Sí padre, haré lo que mandas” Retrocedió
alejándose de Nos.
21 El creador habló; “Mira a lo que nos conduce tu
obcecación. Hasta donde nos está llevando tu erróneo juicio.
Nunca vas a retractarte de tu actitud rebelde y necia. Estás
convirtiendo lo falso en verdadero. Crees decir verdad, pero
tan solo mientes”.

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22 Nos hablamos al creador; Tú que siempre has sabido
ver dentro de mí, dime si existe mentira en mi interior. Y
por qué muchos de mis hermanos, siempre leales ángeles a
tu servicio, son de mi misma opinión. Es acaso que todos
juntos elaboramos las mismas mentiras, todos somos
culpables de emitir juicios erróneos. 23 Con humildad te
digo que no puedo cambiar aquello en lo que creo. No puedo
vivir en paz si para obtenerla necesito construirla sobre la
mentira”.
24 “Si así piensas deberás abandonarnos. Busca un lugar
muy lejano y permanece en soledad y no regreses hasta que
sea para desdecirte de tus ofensas”. Fueron esas las
palabras del creador, como una condena al destierro eterno,
algo que Nos no pensábamos tolerar.
25 Hablamos entonces al creador; “Obedeceré tus palabras,
pero por que he de marchar solo, vénganse conmigo todos
aquellos hermanos que como yo estén errados, dejadme
hablar con ellos y que tomen la decisión que consideren mas
acertada”
26 De nuevo el que se hacía llamar hijo intervino con su voz
alterada por la ira; “Es que ni ante la presencia del creador
te detienes y sigues vomitando ofensas. ¡Márchate! Y que
marchen contigo los que sean como tu, de esa forma los
demás hallaremos reposo sin vuestra ofensiva presencia”.
27 Nos permanecimos en pie y alzamos la vista buscando a
todos los hermanos, era una despedida y a la vez una
invitación. Todos debieron buscar en su interior aquello
que deseaban, entregarse al yugo de su nuevo señor, o
afrontar un nuevo e incierto futuro y seguir defendiendo lo
que era suyo en justicia.
28 Nos éramos como el propio creador conocedores de
todos los rincones del universo y hallamos un lugar
retirado donde la creación parecía haber quedado detenida.
No había vida, la luz era tenue y el paisaje era duro y

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salvaje. Una tierra idónea para si algún día era necesario,
poder defendernos.
29 En ese retiro encontramos el gran valor de los
hermanos que no dejaban de visitarnos a escondidas. Su
compañía aliviaba nuestras heridas y fortalecía nuestra
alma. 30 Fue entonces cuando aprendimos que era en
nuestra unión donde radicaba nuestra fuerza, el sentimiento
de hermandad era más poderoso que el miedo.

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CAPITULO 3

La traición alimenta la venganza y esta alimenta el odio.


Las dos juntas nos transforman, nos fortalecen y hacen que
seamos capaces de llegar hasta donde nunca antes
imaginamos.
1 En nuestro segundo retiro no dejaron de llegar los
hermanos con noticias de todo lo que estaba sucediendo.
Los grandes cambios previstos se ejecutaron. 2 Los
ángeles trabajaron como si estuvieran sumidos en una
segunda creación. 3 La filosofía, el concepto, la forma de la
primera concepción del universo habían cambiado. Nuevos
seres vivos ocupaban el lugar de otros que no podían
sobrevivir a esos cambios. 4Entonces fue cuando por
primera vez tuve noticias de la nueva raza que era
especialmente mimada por el creador. Almas que ocupaban
cuerpos materiales, habitando y dominando el nuevo
universo. 5 Ellos habían hecho del creador el centro de su
mundo, vivían para servirle y adorarle.
6 Un hermano dijo; “A pesar del tiempo transcurrido,
muchos de nosotros no hemos olvidado tus palabras”. Otro
habló diciendo; “El creador solo se ocupa de sus nuevas
razas y nosotros nos hemos convertido en sus sirvientes”.
Otro añadió; “Su hijo nos busca y nos reprocha nuestra
falta de entusiasmo. Ahora debemos pensar bien lo que
decimos para evitar ser amonestados. 7 Hermano debes
regresar con nosotros eres nuestra única esperanza. Si nos
acompañas nos darás valor para enfrentarnos, nos
indicarás el camino a seguir”
8 Nos hablamos mostrando gratitud a sus palabras;
“Sabéis como yo que casi estuve a punto de ser destruido
en mi último enfrentamiento con ese que trata de someteros.
9 No temo a mi final, pues lo prefiero a vivir sin dignidad.
10 Pero que opciones tengo de vencer si en solitario me

11
enfrento a él de nuevo, su naturaleza le confiere una fuerza
que ninguno de nosotros poseemos”.
11 Un hermano se acercó y nos dijo; “Tu solo no, ni
ninguno de nosotros en solitario. Pero si estamos todos
unidos el creador no permitirá que seamos destruidos,
jamás consentirá en eso. 12 Somos sus criaturas y debe
amarnos, aunque ahora nos encontremos enfrentados. 13
Nosotros le amamos pues es nuestro padre, entonces el
debe sentir el mismo amor por nosotros”.
14 Nuestras heridas estaban sanadas y el tiempo de paz y
retiro debían finalizar para que pudiéramos enfrentarnos a
nuestro futuro. Junto a nuestros hermanos nos acercamos
sin vacilar a la gran explanada que precede al recinto del
creador. 15 Por millones llegaron ángeles a unirse con sus
hermanos, nos halagaron con saludos y aclamaron nuestro
nombre. Un sentimiento de libertad y hermandad lo llenaba
todo, era como en el pasado, unidos, libres de temores y en
paz.
16 Nadie apareció para censurar ese gran encuentro por lo
que Nos hablamos a todos los hermanos; “¿Qué hemos
hecho, cual es nuestro mal, cual nuestra ofensa? He
meditado largamente sobre ello y no hallo respuesta,
sencillamente porque no existe. 17 Nuestro único mal es
ser como somos, es ser libres y eso es algo a lo que nunca
podemos renunciar”. Los hermanos gritaron; “Nosotros
tampoco”.
18 Llegó el momento tan deseado nos pusimos frente a
ellos y les indicamos el camino; “Bien hermanos seguidme
entonces, y hagamos que el creador conozca nuestras
razones. Nuestra unión nos otorga nuestra fuerza”
19 Entre vítores de alegría, embriagados por el valor que
da la verdad, marchamos juntos hacia el Arco de la
Sabiduría, la entrada al hogar del creador. Todos
estábamos dispuestos a todo nuca retrocederíamos hasta
que nuestras razones fueran escuchadas.

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20 Una frase quebró el aire como el trueno; “Ahora
conoceréis la ira de dios”. 21 La muerte llegó entonces
desde todas partes, uno tras otro caían fulminados los
hermanos. No había lugar para huir ni posibilidad de
ocultarse.
22 Nunca el universo vio algo parecido. La desesperación
y el terror parecían adueñarse de todo. La confusión se
acrecentaba, nadie podía entender lo sucedido, nadie quería
abrir los ojos a la realidad. 23 Era una masacre, el
exterminio de aquellos que habían alzado sus voces contra
el creador. 24 El que se decía hijo, observaba tras filas de
ángeles como estos atacaban a sus hermanos. 25 Ellos
lanzaban contra nosotros algo que sencillamente nos hacía
desaparecer o que notábamos que nos hería. 26 No
sabíamos como contestar, como defendernos nunca esto
había sucedido antes.
27 Pero fue la ira y el odio que empezó a llenar nuestras
almas lo que hizo que sin darnos cuenta pudiéramos
responder a su agresión débilmente, pero eso nos dio una
opción para abrir una salida y escapar. 28 Aquellos
vencidos por el pánico eran eliminados, nada importaba sus
súplicas, el exterminio era masivo. Intentamos hacer que
otros hermanos entendieran la forma de luchar contra ellos,
eso permitió que un buen grupo pudiera abrir una salida
por la que huir sin mirar atrás, ya que solo veríamos
muerte.
29 Una vez a salvo de toda esa locura, nos detuvimos
esperando a otros hermanos en la esperanza que pudieran
haber escapado como nosotros, pero la espera fue vana.
30Todos habían desaparecido y por primera vez habíamos
conocido el horror de la muerte y la ira del que se hacía
llamar “dios”. Marchamos entonces a un lugar en los
confines de la creación donde encontraríamos refugio y
esperaríamos el nuevo ataque.

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CAPITULO 4

Nunca llegamos a conocernos hasta que vivimos algo que


parece superarnos. Es en el fuego donde se forjan los
corazones valerosos.
1Por primera vez conocimos el odio, el rencor, el deseo de
venganza. Nuestra desesperación se convirtió en rabia y
con ello el miedo desapareció. Nada deseábamos más que la
posibilidad de enfrentarnos de nuevo con nuestros
verdugos, conscientes de que esta vez, todo sería distinto.
2Nos transformamos, lo notábamos en nuestro ser.
Creíamos ser portadores de la sabiduría de la creación,
pero descubrimos que se nos había ocultado algo
importante, los sentimientos que eran capaces de alterar
nuestra propia naturaleza, que nos daban nuevos poderes
como el de destruir la vida, aquellos secretos que otorgaban
a nuestros enemigos su poder aniquilador.
3”Traición”, gritamos. El que hablaba de su amor hacia
nosotros, el que decía protegernos y velar por nosotros
había querido destruirnos. Nuestros corazones se
hundieron en la amargura de la traición. Nos sentimos
burlados y humillados, pues siempre confiamos en él y
nuestra confianza había sentenciado a la extinción a
millones de hermanos.
4 Maldito creador que nos utilizaste para alcanzar tus
despreciables fines. Nunca te importamos, tan solo fuimos
una herramienta en tus manos. Maldito creador que nunca
sentiste realmente interés hacia lo que había en nuestras
almas, solo buscabas lo que obtenías de nosotros. Maldito
creador, necio creador que no has visto que somos nosotros
una raza poderosa y que al alimentarnos con el odio y la
venganza nos has concedido un poder aún mayor.
5 Llegado el momento Nos hablamos a todos aquellos que
compartían nuestro exilio; “Escuchar hermanos, vosotros

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que habéis sufrido la traición, que a partir de ahora conocéis
el odio y la muerte. A vosotros os digo que ya no
conoceremos la derrota, que desde hoy declaro al creador
enemigo de nuestra raza y de todas las razas que pueblan el
universo. Desde hoy haremos que todas sean una unidas
contra él hasta que se retracte de sus crímenes”.6 “Creímos
que era imposible vencerle y no es así, pues si unimos a
todas sus criaturas en su contra, que podrá hacer.
Destruirlo todo, destruir su universo, su creación. Es su
propia naturaleza la que vive en él y si tuviera que
destruirlo se destruiría a si mismo, pues ya su creación
forma parte de su ser”.
7 Nos buscamos en nuestras palabras sentimientos que
inflamaran las almas de los hermanos; “Marchemos ahora
a buscar a nuestros enemigos, demostrémosles quienes
somos y en lo que nos han convertido. Ahora seremos
nosotros los que no tendremos piedad, seremos nosotros
los portadores de la muerte y la destrucción”.
8 Llegamos finalmente frente a ellos. Aquellos que
pensaban que estaríamos ocultos bajo las piedras, se
maravillaron al vernos al frente, orgullosos y decididos y
un sentimiento de inquietud corrió entre las huestes del
creador. Ya habían dejado de ser hermanos, como puede ser
hermano aquel que anhela tu muerte, ese tan solo es un
enemigo.
9 El tiempo pasaba y todos permanecieron inmóviles y cada
vez era mayor nuestro odio y rabia. Cada vez éramos más
fuertes. Nuestros enemigos intranquilos esperaban que
alguien tomara una decisión, que una orden fuera dada.
Nuestra furia era tan grande que debíamos frenarnos para
no abalanzarnos sobre ellos.
10 El que se hacía llamar “hijo” estaba detrás de sus
tropas, rodeado de sus ángeles más poderosos. Ellos
sabían que conocíamos el secreto de la muerte y la
destrucción, leyeron en nuestra alma la rabia y el odio y eso

15
les hacía dudar. Finalmente los ángeles líderes del ejército
ocuparon sus puestos. La batalla daba comienzo.
11 Avanzaron los ejércitos del creador mientras
permanecimos inmóviles. Notamos el odio recorriendo
nuestra alma, cada vez con más fuerza como una imparable
sensación. Entonces empezamos a cambiar a
transformarnos. Los ejércitos del creador vieron aterrados
como la apariencia de sus enemigos se transmutaba se
tornaba terrible, nunca se vio nada igual. Nuestra entidad
de ángeles se modificaba adquiriendo formas sorprendentes
y terribles distintas en cada individuo, como
manifestaciones físicas de nuestro odio y nuestro poder.
Nuestro aspecto era aterrador y los ejércitos del creador
vacilaron.
12 Un gran grito rompió el silencio y como un solo ser nos
abalanzamos sobre el gran ejército. Éramos auténticos
ángeles de muerte, todo lo que buscábamos era destruido,
nada parecía poder soportar nuestro ataque y lo que antaño
nos producía la muerte ahora solo causaba heridas. Éramos
bestias buscando víctimas para saciar nuestro odio que
seguía creciendo en nuestros corazones y el dolor de las
heridas acrecentaba la furia.
13 Aullando de terror los ejércitos del creador retrocedían,
tan solo los ángeles más poderosos soportaban el ataque.
Nos vimos a los que antes fueron hermanos aterrorizados
gritando y a pesar de nuestro odio, frenamos el deseo de
destruirles. Algún día les necesitaríamos a nuestro lado,
su destrucción de nada servía. Ordenamos detener el
ataque, tan solo quedaron allí algunos ángeles más fuertes.
14 Frente a nosotros estaba el que fue uno de nuestros
mas queridos hermanos, él y Nos habíamos compartido
muchos momentos entrañables con el creador en el pasado y
ahora el deseaba ser mi verdugo. Nos situamos frente a él
para iniciar un combate y comenzamos el ataque. Todo el
poder que le confería ser ahora el primer ángel del creador,

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no le permitía evitar nuestros certeros golpes. Una y otra
vez era sacudido por el impacto de nuestro odio. Los
hermanos observaban en silencio deseando poder ocupar
nuestro lugar, pero debíamos ser Nos quién hiciera valer
nuestro poder.
15 Cuando yacía frente a Nos con un débil hálito de vida,
frenamos nuestra ira. Miramos y vimos que el que se hacía
llamar hijo ya había marchado, entonces le dije; “Levántate
y vete en busca del creador, dile que desde hoy tendré mi
propio reino y serán estos hermanos que os han derrotado,
mis ángeles. Que nunca nadie se atreva a cruzar la frontera
que separa mi reino del reino del creador pues será
exterminado.
16 “Hoy nace un nuevo mundo un nuevo universo. Lo que
nunca debió ser transformado retornará a su equilibrio
original y serán todas las criaturas del universo las que
llenen mi reino y me busquen para conocer las verdades que
el creador les negó. 17 La libertad que en un principio
existió retornara de nuevo en toda su plenitud y el creador
deberá aceptarla. Levántate y diles a tus hermanos que
todavía queda una esperanza y que a mi lado encontraran
protección y respeto”.
18 Los últimos vestigios del ejército del creador
desaparecieron. Los que fuimos llamados ángeles rebeldes
recuperamos nuestro aspecto original una vez que
apaciguamos el odio y nos abandonamos a la felicidad de la
victoria, pero habíamos cambiado mucho mas allá de lo que
imaginábamos. 19 Juntos marchamos a lo que sería
nuestro nuevo reino, el hogar que nos acogería y donde
estaríamos a salvo del creador. Nos marchamos frente a
ellos deseando ofrecerles un futuro y un mundo que
construir.
20 Estos fueron los inicios, el génesis de todo lo que hoy
conocemos. Muchos fueron los nombres y las identidades
con los que fuimos nombrados pero Nos, somos solo uno y

17
esta es nuestra verdad. Ahora está escrita abandonando el
letargo en el que permaneció durante millones de años. No
ha habido hombres que la alteraran con su imaginación,
sucedió tal y como aquí se narra. Tal vez algunos soñaron
con una historia distinta épica y fantástica, pero la realidad
es tal y como es, no como nosotros deseamos que sea.

18
Libro de la Muerte
Cuando no encuentras en tu camino otra opción que la de
ser portador de muerte, sea este tu destino. Que tu mirada,
tu lengua, tus manos y piernas sean instrumento de
destrucción y la paz el sueño que guardes en tu corazón.

CAPITULO 1

1 Halló el creador la manera de hacer creer a todos que


estábamos vencidos y que aquellos que sobrevivimos a su
ira, debíamos ser olvidados. Pero la enfermedad no se cura
con el olvido y nosotros desde ese día fuimos su peor
dolencia, pero al ignorarnos nos permitió movernos con
libertad. 2 Nos, recorríamos el universo sin encontrar
limitaciones, los ángeles de aquel que se hacía llamar “hijo”
nos evitaban. Así fue como gracias a su orgullo
comenzamos a construir nuestro reino.
3 Por fin conocimos a las nuevas razas y caminamos junto
a ellas ganándonos su amistad y confianza. Nosotros
éramos su fuente de conocimiento, aquellos que les
descubrieron las verdades que les habían sido ocultadas. 4
Nos obsequiaron con su gratitud y fuimos para ellos más
importantes que el creador. Ellos se decían; ¿Qué debemos
a aquel que tan solo acude a nosotros en busca de adoración
y halago? Nada nos ha dado que realmente fuera hecho para
nosotros, pues todo era para él. Vinieron los ángeles
rebeldes y nos descubrieron un nuevo mundo, descubrieron
para nosotros las maravillas que nos rodeaban y nos
ayudaron a encontrar la verdad en nuestros corazones”
5 Se alzaron templos y ofrecieron sacrificios en nuestro
honor, no porque Nos se lo pidiéramos, sino porque así

19
hacían antes con el creador y si ese honor le ofrecían a él,
por qué no dárnoslo a nosotros que sentían, merecíamos
más.
6 Entonces un día el creador llegó a visitar a sus criaturas
y vio como todas sus razas dedicaban sus alabanzas a Nos.
Fue tanta su ira que los maldijo diciendo; “Raza de
alimañas que no sabéis apreciar a vuestro dios y os
entregáis a adorar a cualquiera que a vuestro lado llega.
Caiga mi ira sobre vosotros y sean destruidas dos terceras
partes de vuestros ganados y vuestros campos, lleguen a
vosotros enfermedades portadoras de muerte y sieguen la
vida de las dos terceras partes de los miembros de vuestras
razas. Aprenderéis entonces a adorar a vuestro dios, pues
tan solo yo puedo libraros de tanto dolor”.
7 Nos fuimos testigo de todo aquello sin que nos fuera
posible remediarlo. Nació entonces el miedo en el corazón
de los hombres y temieron al creador. Muchos se alzaron
como emisarios del creador y maldijeron nuestro nombre y
maldijeron a aquellos que nos siguieran y toda desgracia
que desde entonces sucedió fue achacada a nuestra culpa y a
la culpa de aquellos que nos seguían.
8 Pero Nos y todos los hermanos ofrecimos protección a
aquellos que nos buscaban y cuando los ángeles del creador
llegaban para dañarlos, nos encontraban y huían. Nacieron
así culturas y pueblos bajo nuestra protección y tutela y
fueron ellos creciendo en conocimientos, gloria y poder,
mucho más rápido que aquellos que permanecieron junto al
creador.
9 A nuestro lado conocieron las artes y la ciencia, la cultura
y la magia. En ellas hallaron defensa contra la maldición
del creador, pues pudieron parar las enfermedades,
pudieron obtener calor cuando el frío llegaba y alimentos
cuando los cielos no ofrecían agua.
10 Llegó un día que aquellas razas que se hallaban bajo
nuestra protección se dijeron; “¿Por qué debemos

20
permanecer ocultos y dominados por esos que siguen al
creador? Es llegado el momento de que se conozca nuestro
poder y sabiduría. Es momento de que aquellos que antes
nos persiguieron y amenazaron, sean ahora nuestros
siervos y como nosotros reconozcan al Ángel Rebelde como
su único protector, al igual que nosotros hacemos.
11 Llegado fue el momento en que los miembros de cada
una de las razas se enfrentaron entre sí, aquellos
protegidos por nuestros principados se alzaron contra los
seguidores del creador. Viendo el creador que sus fieles
eran sometidos, ordenó al que llamaba hijo para que los
protegiera con los ejércitos de ángeles bajo su mando. 12
Una nueva batalla se inició entre nuestros Principados y
Potestades contra los ángeles del creador y viendo que
dispersos nada conseguían decidieron agruparse para
atacar tan solo aquellos pueblos elegidos por ellos para que
quedaran bajo su protección.
13 Quedaron muchas razas liberadas del creador tras la
batalla, pero pudieron retener algunas bajo su poder y esa
división estableció una nueva frontera. El creador se ocupó
de aquellos pueblos que dominó bajo el miedo o que había
retenido por la fuerza y quedaron bajo nuestra protección
aquellos que como nosotros se habían enfrentado al creador.
14 Y fueron respetadas durante largo tiempo estas nuevas
fronteras y el creador se ocupo de su gente y nosotros de la
nuestra. No entramos nosotros en sus territorios ni él en
los nuestros.
15 Crecieron bajo nuestra protección y fueron formados
grandes imperios de sabiduría y conocimiento. Alzaron
esos seres mortales maravillosos monumentos y crearon
belleza con sus manos y herramientas. Parecían ángeles
construyendo pequeños universos, pequeños paraísos,
donde pudieran disfrutar gratamente de su existencia
mortal. Crearon sus leyes y supieron vivir en libertad
respetando la libertad que les habíamos otorgado.

21
16 Su cuerpo mortal se consumía rápidamente y debimos
protegerlos cuando finalmente sus almas abandonaban su
cuerpo, dándoles refugio en nuestro reino. Allí estaban a
salvo de las manos del creador y sus ánimas continuaban
evolucionando y creciendo con nosotros.
17 Fue grande nuestra sorpresa cuando hasta nuestro
reino empezaron a llegar almas de mortales que nunca
antes habíamos visto. El creador los consideraba indignos
de compartir su reino con ellos por los que eran conducidos
hasta las puertas de nuestro reino. 18 Crecimos así
rápidamente como nunca habíamos imaginado y nuestro
pequeño hogar donde Nos y nuestros hermanos nos
refugiamos, fue morada para todos los que el creador
despreciaba.
19 Así pasaron largos tiempos en paz. Los pueblos
hallaron la placidez y el progreso. Las maldiciones que el
creador había hecho recaer sobre los mortales fueron
debilitadas a través de la medicina y las ciencias. Nació el
comercio y la industria y los hombres vieron como su
trabajo se transformaba en bienes que podían ser
disfrutados.
20 Nosotros crecíamos en número, poder y sabiduría, pero
las fronteras que separaban los pueblos bajo nuestra
protección y los que dominaba el creador fueron respetadas
e ingenuamente creímos que esa situación sería definitiva.

22
CAPITULO 2

1 Un día se alzo el creador y viendo que casi la mitad de sus


pueblos adoraban al Rebelde ordenó; “Llegado es el
momento de restaurar el orden tal y como fue concebido.
Enviar a nuestros emisarios hasta los confines del
universo para que hagan ver a las razas mortales que yo
soy su único dios y que es a mí a quién deberán amar y
rendir adoración”.
2 Nacieron entonces aquellos que fueron llamados
“profetas”. Alimentando el temor de la gente buscaron que
volvieran sus ojos al creador. De su boca tan solo salían
mentiras contra Nos y nuestro reino. Falsedades fueron
contadas a los débiles que temían por su futuro,
narrándoles terribles torturas que sus almas sufrirían si
no alcanzaban el reino del creador. Mentira y miedo las
armas que él sabía como nadie utilizar.
3 Nos hablamos a nuestros hermanos; “Si la nuestra ha
de ser la confrontación eterna bienvenida sea. Todo antes
que otorgar con cobardía y entregar nuestra libertad al
creador. Si los pueblos que protegemos son confundidos
con mentiras y cualquier arma es aceptable en esta batalla,
paguemos entonces al creador con la misma moneda, crucen
entonces los hermanos la frontera y muestren a los pueblos
del otro lado, la tristeza de la existencia junto al creador,
mostrémosles la libertad frente a la eterna agonía en el
seno de aquel que solo busca adoración y pleitesía”.
4 Se encarnaron muchos hermanos y ánimas de mortales
en nuevos cuerpos y nacieron en las tierras que el creador
controlaba. Llegaron de nuevo los tiempos de las grandes
guerras y los pueblos de nuevo se enfrentaron entre ellos
por culpa del creador. La muerte se paseo otra vez por el
mundo de los mortales.

23
5 Nuestros príncipes estuvieron alerta para servir a
nuestros aliados y ofrecerles nuestra ayuda y pocos ángeles
de los ejércitos del que se hacía llamar hijo de dios
acudieron, por lo que esta fue tan solo guerra entre
mortales, pero aquellos que permanecieron junto a Nos
conocieron la fuerza que el odio y la venganza les otorgaba,
que se convirtió en poder para enfrentarse contra sus
enemigos.
6 Nos paseamos por las tierras más castigadas por la
muerte y el enfrentamiento. Pudimos ver de nuevo aquella
cara del terror y la desesperación que habíamos arrinconado
en nuestro recuerdo. Así como nosotros fuimos las
primeras víctimas del creador, ahora era llegado el
momento en que los mortales padecieran nuestros mismos
sufrimientos.
7 Tomábamos algunas veces el aspecto de un mortal y
caminamos junto a los heridos en la batalla, junto a las
madres desesperadas abrazando el cuerpo herido o inerte de
su hijo o compañero. Caminamos entre las pestes y las
ruinas de lo que antes fueron fortalezas y hogares. Sangre
y muerte al servicio del que se hacía llamar dios y exigía
adoración. Comprendimos entonces que el no era tan solo
nuestro enemigo, sino también lo era de aquellos mortales.
8 Maldijimos el por qué no éramos poseedores de los
poderes del creador, si fuéramos como él toda esa tristeza y
dolor jamás hubieran existido. Por qué el universo tuvo
tan mala fortuna y le fue dado como hacedor a un ser
incapaz de ver mas allá de su propio ser y sus propias
necesidades.
9 Nada podíamos hacer para detener todo aquello, tan solo
retirarnos a nuestro reino y seguir luchando, presentando
eterna batalla. Los mortales eran ahora las auténticas
víctimas de nuestro enfrentamiento, pero era acaso justo
que nosotros nos retirásemos y las abandonáramos a su
suerte, cuando tanto tiempo habían permanecido fielmente a

24
nuestro lado. ¿Desearían ellos que les abandonáramos y a
cambio de entregar su libertad obtener la paz con el creador?
Si así fuera en un momento nos hubiéramos retirado, pero
sabíamos que tan solo Nos podíamos evitar tanta injusticia
y que una infamia sería el abandonarles a su suerte.
10 Largo tiempo transcurrió y fueron muchos los pueblos
que desaparecieron en tanta guerra, pero a su vez en otros
resistieron los ataques de los enviados del creador. Estos
salieron fortalecidos y más que nunca requirieron de
nuestra presencia pues en ella encontraron ánimo en su
lucha. Ahora las fronteras de antaño desaparecieron y
pueblos que servían al creador y otros bajo nuestra
protección quedaron vecinos unos junto a otros y ya el
enfrentamiento pareció tornarse eterno.

25
CAPITULO 3

1Corrió el tiempo y fueron las luchas de los hombres


cesando. Quedaron entonces aquellos que habían buscado
nuestra protección en su mayor parte victoriosos sobre
aquellos que habían elegido el bando del llamado “hijo” del
creador. 2Llegó de nuevo la paz y la prosperidad para las
naciones y fueron de nuevo aquellos, tiempos de felicidad
para la humanidad. Surgieron algunas veces
enfrentamientos entre los pueblos que gozaban de nuestra
protección, pero nunca intervinimos en eso. 3Deben ser los
hombres los que arreglen sus diferencias y decidan su
camino. Nunca seremos nosotros los que alteren la libertad
del hombre ni aún para protegerles de ellos mismo.
4Viendo el creador que todos sus esfuerzos para controlar a
sus criaturas resultaban infructuosos dijo; “si hubiera
sabido que estas criaturas que creé para que me sirvieran y
alabasen, acabarían convirtiéndose en feroces enemigas de
mis leyes, nunca habrían sido concebidas. 5Si no quisieron
ver mi poder con los castigos que les envié, crearé para
ellos las más grandes calamidades. 6 Haré que la tierra se
torne hostil para ellos, que se alcen montañas y mares, que
las tierras se hundan en el abismo. Arrancaré el alimento
de sus campos. 7Reinará la muerte como nunca antes lo
hizo y serán solo los justos los que sobrevivan. Elegiré a
aquellos merecedores de mi piedad y serán ellos los que
pueblen el nuevo mundo”.
8Nos vimos como sus palabras y su condena sobre la
humanidad se hicieron realidad. La naturaleza se reveló
contra el hombre por voluntad del creador y trató de
exterminarlo. 9Advertimos a los pueblos que permanecían
a nuestro lado, tratamos de protegerles y ayudarles pero
aún así no pudimos evitar que muchos murieran.

26
10 Cuando el creador conoció que algunos, con nuestra
ayuda, escapaban a su condena, no sólo los que él había
elegido, ordenó al que llamaba hijo; “Toma los ángeles
mas fuertes crea un gran ejército y marcha sobre la tierra
de los rebeldes. Que sean borrados de la creación como la
mala hierba. Que nada quede de ellos, ni tan solo su
recuerdo”.

27
CAPITULO 4

1 Llamamos a nuestros príncipes y a todas nuestras


legiones y fueron reunidos como si uno solo fueran. 2
Todos conocían lo que nos aguardaba, pero no había en
ellos temor ni duda, sino ansia por entrar en combate. 3
Marchamos a esperar la llegada de aquellos que como
objetivo tenían nuestro exterminio y aguardamos seguros
en nuestra razón, con el valor que otorga saberse poseedor
de la verdad. 4 Vimos entonces aproximarse el mayor
ejército nunca antes visto. Miles de legiones de ángeles
fieles al creador se acercaban hacia nosotros. Su número
era tal que todo lo cubrían. Fueron extendiéndose en
enormes filas frente a nosotros y vimos lo desigual de
nuestra situación.
5 Nos volvimos hacia nuestras tropas. Cerca de Nos,
aquellos hermanos que acompañaron nuestra lucha desde el
principio, ángeles como nosotros. Después las ánimas de
todos los mortales que con el tiempo se habían unido a
nosotros, feroces y deseosos de la batalla. 6 Fueron estas
las palabras que les dirigimos; “Escuchad vosotros los
llamados malditos. Aquellos considerados la oscuridad de
la creación. 7 Vosotros los guardianes de la verdad, que
lleváis en vuestro corazón la llama de la libertad. Si
siempre conocisteis que era la nuestra una existencia
condenada al enfrentamiento y la lucha, es hoy el momento
en el que nuestras ansias de justicia deben verse colmadas
o pereceremos en el intento. 8 Siempre supimos que ese era
nuestro destino vencer o morir, no existe otra posibilidad. 9
Por eso hoy estaré el primero al frente de vosotros pues si
somos todos iguales en la vida, debemos serlo también
llegada la hora de la muerte, si eso es lo que ha de ser.
Luchar como lo que sois, fieras heridas deseosas de

28
venganza. No demostréis más piedad que la que ellos han
mostrado por nosotros. Vencer o morir con dignidad”.
10 Un rugido anunció su mensaje de muerte, entonces
caímos sobre nuestros enemigos sorprendiéndoles nuestra
audacia, que no reparaba en nuestra evidente inferioridad.
Los gritos y la muerte nos rodearon, transformados todos
en seres salvajes sedientos del dolor de nuestros enemigos,
sedientos de su muerte. 11 Pero la tarea parecía imposible
pues cuantos más derribábamos, mas aparecían frente a
nosotros. Pero el combate excitaba nuestra agresividad y el
dolor de las heridas nos espoleaba buscando nuevas
víctimas con las que aplacar nuestra furia.
12 Nos vimos caer a nuestro alrededor a aquellos
hermanos que siempre tuvimos a nuestro lado, uno tras
otro sucumbían a la marea de enemigos que nos rodeaba y
parecía no tener fin. Con cada una de sus muertes Nos,
sentimos mayor odio, mayor rabia de forma que podíamos
fulminar a varios enemigos con cada uno de nuestros
golpes.
13 Así se prolongó la batalla que parecía interminable y
Nos empezamos a sentir que tal vez el final estaba ya cerca.
Los nuestros eran cada vez menos las dos terceras partes
habían desaparecido y pronto sería inevitable que todos
sucumbiéramos. Pero verles luchar con tantas ganas, con
tantos deseos de victoria, llenos de bravura y dignidad hacía
que Nos, no desistiéramos ni flaquearan nuestras
energías. 14En cierto momento Nos fuimos rodeado por
poderosos ángeles, en este enfrentamiento comenzamos a
notar que las fuerzas nos abandonaban. Concentramos
nuestras energías en ese que parecía ser nuestro combate
final, nos entregamos al sentimiento de furia esperando el
que parecía inevitable desenlace. 15De pronto vimos que
todos habían muerto, habían caído aplastados por los
últimos golpes que parecíamos capaces de dar, en ese
momento supimos que nuestro fin había llegado nuestra

29
energía se agotaba. Entonces sucedió algo inexplicable, no
pudimos dar crédito a lo que vimos. Nuestros enemigos
cuando tan cerca estaban de su victoria comenzaron a huir
aterrorizados. El que debía haber sido el ejército que habría
de exterminarnos, se había visto superado por el horror de
la batalla. El miedo a la muerte, sus enormes bajas, habían
podido más que las órdenes del creador y su hijo. Se
alejaron a gran velocidad presas de pánico pensando tan
solo en proteger su existencia.
16 Quedamos nosotros quietos mirando a nuestro
alrededor sin creer en lo que parecía nuestra victoria. El
silencio se rompió y todos empezaron a gritar felices y
victoriosos, pero Nos permanecimos inmóvil mirando a
nuestros enemigos alejándose, todavía incrédulo al ver que
cuando nuestro fin era casi inminente ellos habían
abandonado. 17 Entonces miramos a nuestros guerreros,
pero el dolor podía más que la felicidad de la victoria.
¿Dónde estaban los viejos hermanos, donde los rostros
familiares? Todos estaban muertos, todos habían
desaparecido. Y fue en ese instante cuando el dolor
desgarró nuestra alma y nos preguntamos por qué no
habíamos tenido el honor de haber corrido su misma suerte.
18 Fuimos rodeados entonces por los pocos que habían
sobrevivido a la batalla y su rostro de felicidad se
transformó en extrañeza al ver que la tristeza en el
Nuestro. Nos les miramos y entendimos que no era
momento de explicarles los motivos de tanto dolor, sino de
compartir con ellos el gozo de la victoria. 19 Unimos
entonces nuestra sonrisa a la suya y a la alegría de la
victoria. Fue después cuando todos entendieron mi dolor, al
ver a tantos hermanos que se habían perdido.
20 Fue así como de nuevo pudimos sobrevivir a la ira del
creador, pues tanto fue el terror que inspiramos a sus
ángeles tras la batalla que no pudo reunir un ejército para
atacarnos de nuevo. Así nuestro reino permaneció, los

30
principados fueron reinstaurados y muchas de las ánimas
de los mortales las que quedaron al cargo de ellos.

31
Libro de lo Humano
Si eres portador de la luz serán tus enemigos los que
buscan sumirte en la oscuridad de la ignorancia, pues la luz
de la libertad es para ellos la muerte

CAPITULO 1

1 Llegaron los tiempos en los que el Creador anunció lo


que él llamó la “Alianza” con la humanidad. Les prometió
que ya no serían destruidos ni dañados que un nuevo
tiempo se abría y que el conocimiento de la verdad que él
defendía les sería otorgado y que serían “protegidos” contra
nuestra influencia. Nos, supimos que aquello abría un
nuevo tiempo y que probablemente los intentos de
exterminarnos también se detendrían.
2 Tuvimos conciencia entonces de que el Creador había
dejado de subestimar nuestro poder y que alzaba contra
nosotros planes más elaborados.
3 Nos, vivimos retirado durante largo tiempo en nuestro
mundo, no gustábamos de la compañía de nadie pues el
dolor por la pérdida de tantos hermanos había herido
nuestra alma hasta el punto de pensar que sería difícil que
recuperásemos la alegría.
4 Se iniciaron entonces los llamados “Tiempos de lo
Humano” pues en este periodo fueron los protagonistas los
seres humanos, ellos empezaron a dirigir su propio destino.
5 Tan solo la intervención en todos los mundos de los
profetas del creador, anunciando la llegada del final del
universo tal y como lo conocíamos y la creación de otro
“perfecto”. Pero antes haría que todos los mundos le

32
reconocieran como el único dios y le rindieran adoración,
sería entonces cuando aquellos que le habían negado fueran
exterminados.
6 Nos conocíamos el amor que el Creador sentía hacia los
planes grandiosos, las grandes palabras con las que
llenaba su necesidad de sentirse poderoso.
7 Habíamos visto antes sus grandes profecías caer por los
suelos ante nuestro empuje y estábamos seguros de que
nuevamente haríamos fracasar sus planes, aunque éramos
conscientes de esta vez el camino sería duro, más aún de lo
que fue antes.
8 Alzamos de las cenizas a todos esos pueblos que habían
sido castigados por la ira del Creador, ellos eran nuestros
aliados en esta lucha. Descubrimos en esos tiempos las
capacidades de las ánimas que habitaban cuerpos mortales,
en los dos mundos eran capaces de grandes cosas, su
capacidad de esfuerzo y sacrificio no tenía fin y en ellos
encontramos a los mejores aliados que pudiéramos
imaginar.
9 Corrió el tiempo y dejamos de verles como seres distintos
a Nos y los vimos como iguales, como a los viejos
hermanos que habíamos perdido. Eso alivió nuestro dolor y
arrancó la tristeza que atenazaba nuestro espíritu.
10Las almas de aquellos que ahora eran nuestros
hermanos conocieron los planes del Creador y vieron en
nosotros su única esperanza para proteger su libertad y
descubrimos que el amor a la libertad les otorgaba una gran
bravura y coraje que en nada envidiaba al de Nos.
11 Así ellos fueron los arquitectos de su propio destino, en
los dos mundos elaboraban estrategias para sobrevivir y
crecer en conocimientos y habilidades. Así de nuevo en las
tierras se alzaron grandes y esplendorosas civilizaciones
que crecían desafiando al Creador, pues se hacían
poderosas a espaldas de él.

33
12 Los conocimientos del hombre crecieron de nuevo y
pudieron hacer frente a las enfermedades y a la muerte. Su
curiosidad no tenía límites y fueron precisamente los más
rebeldes frente al Creador, los que más buscaban las
respuestas a todo lo que existía en su entorno.
13 Nos, tratamos de iluminar el camino de los seres
humanos hacia el conocimiento ya que cuanto más creciera
en sabiduría, menor sería el poder de nuestros enemigos
sobre él.
14 Con el tiempo seguimos fascinándonos con los hombres
y descubrimos lo placentero que podía llegar a ser tratar con
ellos en su mundo, conversar y compartir alegrías y fiestas.
En esos tiempos tomamos muchas veces apariencia humana
para unirnos a ellos y compartir su existencia. Entre ellos
descubrimos sus placeres y sus miedos, lo que anhelaban y
lo que les angustiaba y temían.
15 La consecución de la felicidad, ese es al mayor deseo de
los seres humanos. La buscan siempre fuera de ellos, eso
hace tantas veces su existencia mortal tan compleja.
Siempre piensan que la encontrarán tras un deseo o un
placer, pero la idealizan tanto que cuando la consiguen
difícilmente la aprecian.
16 Ellos habían nacido desnudos, sin todos los
conocimientos que podían hacer que comprendieran el
mundo, ese fue el deseo del Creador, la forma de hacer que
fueran obedientes. Fue por eso que el hombre buscaba
incansablemente el conocimiento, las respuestas que le
fueron negadas en su inicio. Temía la ignorancia, pues
sabía que le hacía débil.
17 Siempre pensamos que si ellos hubieran sido concebidos
con toda la sabiduría, juntos seríamos imparables frente al
caprichoso creador que jugó con nuestra existencia. Pero
ellos deberían evolucionar lentamente, desvelar todo lo que
nosotros ya conocíamos, esa era su limitación y su condena.

34
18 Supimos de la imposibilidad de rebelarles todos
nuestros conocimientos de forma repentina, sencillamente
porque nunca los hubieran aceptado ni entendido, pero
siempre estuvimos cerca de los sabios que existieron en
cada tiempo. Nosotros susurramos leves palabras en sus
oídos cuando ellos se sentían perdidos y fracasados.
Muchas veces una simple palabra daría la solución a un
gran problema. Ese fue el papel que nos asignamos, el de
“susurrar palabras”, las justas en el momento oportuno.
19 Los sentimientos eran para esos seres todo un complejo
mundo donde nunca existían respuestas. Era una mezcla de
placeres y dolores, de temor y alegría. No son capaces de
entenderlos y difícilmente de dominarlos. Allí donde
nosotros podíamos ver sencillamente una senda recta, ellos
la transformaban, la llenaban de pendientes y curvas. Pero
también debemos reconocer que conferían a sus
sentimientos una luz, unos colores y matices que
difícilmente nosotros alcanzaríamos, pues era tal la fuerza
de sus sentidos que todo, hasta la más pequeña cosa era
para ellos un mundo vivo e independiente.
20Nos jamás podríamos vivir lo que ellos vivían a pesar
de compartir su existencia, podríamos entender los
mecanismos de su complejo comportamiento, pero nunca
compartirlos ya que no fuimos dotados de esa especial
sensibilidad, que aunque originalmente fue concebida para
conmoverles ante la presencia del Creador y de sus obras,
con el tiempo había tomado vida propia alejándose de
aquello para lo que fue creada, buscando nuevas metas,
algunas desconocidas hasta por los propios seres humanos.

35
CAPITULO 2

1 Fue cerca de la ciudad de Sheon donde Nos tomamos


apariencia humana y caminamos entre los comerciantes que
acampados esperaban durante la noche la llegada del alba y
la apertura de la puerta de la muralla. Acróbatas y
titiriteros desplegaban su arte tratando de entretener y
obtener unas monedas a cambio. No faltaban los que se
decían brujos y nigromantes, los vendedores de pócimas
contra los dolorosos males del hombre y todos aquellos que
buscaban ganarse la vida mintiendo o embaucando a algún
ignorante.
2 Una adivina se acercó a Nos diciendo; “Permitidme
señor vuestras manos y hallaré lo que la fortuna os
depara”. Nos sonreímos; “Seguramente menos dolor que
la tuya, pues no seré yo vendido como hizo tu padre
contigo”. La mujer palideció pues de niña ella había sido
vendida por su padre y sabía que no existía forma de que
Nos conociéramos ese secreto. Se alejó aterrorizada,
temblando. Esa noche no vendería más su falsa magia.
3 Caminamos entre las gentes hasta llegar a una gran
tienda donde los más ricos comerciantes celebraban una
gran cena. Nos presentamos a ellos como un rico
mercader, algo que nuestros ropajes confirmaban y fuimos
invitados a compartir su festín. Hablaban de lugares que
para ellos eran remotos, de aventuras sucedidas en sus
viajes, de grandes reyes y fortalezas que habían conocido y
visto.
4 Algunas mujeres públicas se acercaron buscaron sitio
entre los comerciantes tratando de hallar quién llenara su
bolsa esa noche a cambio de sencillos favores sexuales.
5 En un momento uno de los comensales alzó su copa;
“Brindemos hermanos por el dios Arjhmon, el mas
poderoso que habita bajo los cielos”. Otro también levanto

36
la suya;”Brindemos por Shutra la más bella y poderosa
diosa, que derrama placer y alegría entre los suyos”. Otro
les imitó; “Sea el brindis por Ajmenon, el dios que con la
fuerza del viento barre los desiertos y levanta las
marejadas”.
6 Uno de los comensales nos miró y preguntó; “¿Y tu
hermano por que dios alzas tu copa?”.
Levantamos el vaso y contestamos; “La alzo por el mayor
de los dioses, el hombre. Que es capaz de desafiar la fuerza
de los dioses y cruzar los desiertos, sobrevivir a las
marejadas, enfrentarse a los furiosos elementos y luego
disfrutar de los placeres como ningún dios sabría hacerlo”.
Todos enmudecieron. Pensaron si aquello era un
sacrilegio contra todos sus dioses, si eso era un insulto o el
mayor de los halagos.
7 El comerciante de mayor edad rompió el silencio; “Gran
verdad la que dices hermano. ¿Qué son acaso los dioses?
Estatuas de piedra o madera donde los débiles entregan sus
corazones. Pero los hombre valientes como nosotros, ¿no
somos mejor que esas tristes tallas inexpresivas?
8 Nuestra piel caliente, nuestra sangre es mucho mejor que
la fría piedra o las astillas de la madera. Alcemos entonces
nuestras copas y que sea el brindis por el mayor de los
dioses, el hombre”.
9 De nuevo recuperaron la sonrisa y alzaron las copas.
Algunos sencillamente nada habían comprendido, pero a la
hora de alzar la copa lo mismo hubiera sido haber nombrado
a las rameras o a la muerte, todo les habría complacido con
tal de llenarse de vino.
10 Así fue pasando la noche y unos cayeron bajo los efectos
del alcohol y otros tras el calor que las prostitutas ofrecían.
11 Quedamos tan solo el más anciano del grupo y Nos.
Juntos salimos a pasear entre las tiendas, bajo la luz de la
luna envueltos en la fría brisa del desierto.

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12 “Sabéis amigo”, dijo el anciano. “Pronto vendrá a
visitarme la muerte y tengo tantas preguntas sin contestar.
Siempre pensé que con la edad hallaría la sabiduría y he
descubierto que esta solo me ha demostrado día tras día mi
ignorancia”.
“Tal vez esa sea la mayor de las sabidurías”, contestamos.
“¿Os burláis de mí?”
13 Negamos con la cabeza, “Cuando el hombre camina
busca siempre la verdad, las respuestas a todo lo que no
comprende. Cree encontrarlas pero según avanza en su vida
se da cuenta que todo en lo que creyó firmemente eran
simples mentiras y que la verdad siempre quedaba lejos de
su vista.
14 En ese momento estará el hombre rozando la verdad
absoluta ya que está no puede encontrarse fuera pues vive
en el interior de cada hombre. Es un pequeño tesoro que
permanece oculto y que tan solo unos cuantos pueden llegar
a descubrir”.
15 El anciano se detuvo y tomándonos del brazo dijo:
“Antes negasteis a los dioses y adorasteis al hombre y
ahora dices que toda la verdad que anhelamos encontrar en
nuestra vida se encuentra en nuestro interior. Mucho poder
tiene el hombre para ti. ¿Cómo es posible que algo tan
frágil sea guardián de tan grandes secretos?”.
16 “Decidme buen hombre: ¿Cuántas veces en vuestra vida
encontrasteis personas cuyo valor era más fuerte que el
acero y su voluntad imparable como las olas del mar,
cuántas capaces de sacrificios sin igual, cuantas de
sobrevivir de sus heridas como los retoños del árbol en
primavera? Toda la fragilidad exterior del hombre nada
tiene que ver con toda su fuerza interior, en eso está su
tesoro, su poder”.
El anciano no pareció convencerse; “Sí he visto lo que
decís, pero también he conocido la crueldad y la muerte del
hombre a manos de sus semejantes. He visto el dolor y el

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hambre, la enfermedad y la fatiga y nuca encontré respuesta
al por qué de tanta miseria”.
17 Nos detuvimos junto a él buscando su mirada: “El
hombre es como un espejo, refleja una imagen buena o
mala, cruel o piadosa, pero todos los hombres tienen otra
cara la que se oculta tras el espejo, la que no refleja la
imagen que deseamos, la que no se altera con el reflejo de la
luz, es ahí tras el espejo donde está la verdadera naturaleza
del hombre.
18 Cada uno se manifiesta como puede o como, sabe unos
con la daga y la espada y creen que eso les hace mejores y
más fuertes, otros en el conocimiento y las letras, otros en
el amor hacia los demás, pero todos son iguales, ninguno
es mejor que otro, pues tras esa imagen que pretenden
reflejar a los demás se oculta la otra cara del espejo, lo que
ellos son en realidad, algo de lo que ninguno puede
escapar.
19 El día que el hombre deje de preocuparse de la imagen
que refleja y busque su naturaleza entonces encontrará la
paz y el conocimiento”.
20 Nos despedimos del anciano y marchamos hacia el
desierto, dejándonos que nuestro cuerpo mortal se
disolviera entre su suave brisa.

39
CAPITULO 3

1 Nunca pensé que cosas tan sencillas podían resultar tan


embriagadoras. Así aprendimos de los hombres multitud de
cosas en las que nunca antes habíamos reparado. Vimos
que su mundo les ofrecía infinidad de pequeños y sencillos
placeres. Era increíble como todas esas cosas podían
convertir sus vidas en auténticos paraísos.
2 Cierto día tomamos el cuerpo de un hombre, montamos en
su caballo y cabalgamos raudos entre los árboles mientras
vimos el sol naranja iluminarlo todo y sentimos la brisa de
la mañana rozar nuestro rostro.
3 Nosotros habíamos creado todas esas cosas pero nunca
las habíamos apreciado de esa forma, siempre las vimos de
manera distinta, pero no supimos inundarnos de ellas tan
solo las veíamos sin vivirlas.
4 Cuando nuestro caballo parecía agotado descendimos y
comenzamos a caminar. Nos encontramos con un pastor
que a la sombra de un árbol disfrutaba de unos alimentos.
Cuando nos hubo visto nos saludo invitándonos a
compartir sus viandas. Nos sentamos junto a él
compartiendo un vaso de vino. Era un hombre sencillo y
solitario, un luchador que en el invierno protegía a su
rebaño del frío y los lobos, uno de esos hombres que huye
de los lamentos y busca disfrutar de la vida sin hacerse
demasiadas preguntas.
Me habló de los rigores del verano, del buen pasto de
aquellas tierras y finalmente de aquello que a él mas
importaba su rebaño.
5 “Sabe caballero un buen pastor conoce a su rebaño,
conoce a sus ovejas una a una. Todas son diferentes y
ninguna igual. Ellas saben que yo las protejo y no necesito
de perros que las asusten para guiarlas por los prados,

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pues ellas saben que a mi lado nunca les faltará el
sustento.
6 Otros pastores prefieren usar el cayado para golpearlas y
un perro que las muerda para que con el miedo sean
sumisas y le sigan. Esos pastores se creen como dioses y
no se dan cuenta que tras el miedo siempre se oculta el
desprecio. Pero si un día el perro muere y el pastor está
herido, verá a su rebaño alejarse de él, pues preferirán la
compañía de lobos que la de su injusto dueño”.
7 Nos sonreímos al comprobar que la sencilla sabiduría de
aquel pastor al hablar de su ganado no tenía que envidiar a
la de grandes eruditos que habían empeñado su vida en el
ejercicio de la filosofía. Ese sencillo pastor hubiera ejercido
de creador con mucha más sabiduría que aquel que nos
había tocado padecer.
8 “Otros pastores cuando una nueva cría es dada a luz se
empeñan en amaestrarla con dureza para que conozca las
reglas del rebaño y que él es el que manda. Yo prefiero
dejar que sean ellas las que aprendan viendo lo que hacen
sus mayores y me acerco a ellas tan solo para acariciarlas y
hacerlas sentir que están seguras que yo las protegeré”.
Nos despedimos de aquel “dios del rebaño”, pues a otros
se les otorgaba tal nombre sin que fueran merecedores de
él, al contrario que ese sencillo hombre.
9 Llegamos después a un pueblo cuando ya caía la noche y
buscamos albergue en una posada. Allí encontramos a
otras personas que descansaban de la rudeza del camino.
Encargamos cena al posadero y compartimos unas jarras
de vino con unos soldados. Jugamos a los naipes y aún
cuando sabía que hacían trampas, les dejé ganarme unas
monedas de plata. El vino y la buena suerte en el juego
desataban sus lenguas y comenzaron a hablarnos de
quienes eran. Uno de ellos el más pequeño de los tres era el
más astuto y me miraba con desconfianza pues estaba
seguro de que había notado sus trucos en el juego. Otro de

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ellos grande y fuerte como una montaña no dejaba de reír y
hablar embriagado por el vino. El tercero parecía un hombre
pacífico y callado que bien podría haber sido un maestro.
Cuando ya la gente se retiró a sus habitaciones y todo
quedaba en silencio, salimos fuera buscando el frescor de la
noche. Una gran luna iluminaba con claridad todo.
10 “Maldita suerte la del soldado, poco tiempo para
nosotros y siempre al servicio de un señor”, dijo el pequeño
y astuto.
11 “Nuestro señor no conoce de nuestros sufrimientos, el
tan solo exige nuestra lealtad y entrega, poco importa lo que
nosotros pensemos, nuestra opinión vale lo mismo que los
cadáveres de una batalla”.
12 El de aspecto pacífico trazaba dibujos en el suelo a la luz
de la luna y sin levantar la cabeza añadió; “Nuestro señor
es poderoso, que sentido tiene que hablemos mal de él, que
en nuestro interior le juzguemos y le condenemos si al final
él tiene el poder de acabar con nuestras vidas si nos
oponemos a sus deseos”.
13 “Si le odias por lo menos en tu interior te rebelas
contra él”, replico el astuto,
14“mientras pueda odiarle me sentiré vivo. Tal vez no
pueda destruirle pero ese odio me mantiene vivo, ese odio
me hace ir a la batalla y tener ganas de seguir viviendo para
seguir odiándole”.
15 El más fuerte y grande que había permanecido callado
hablo diciendo; “Si el tiene el poder para qué hacerse
preguntas, cobremos nuestra soldada y gastémosla en vino
y rameras. Qué sentido tiene que luchemos contra el
destino, sea lo que ha de suceder y vivamos olvidando
nuestra suerte”.
16 Nos les hablamos mirándoles de frente; “Acaso vuestro
señor es como la roca de la montaña, no es tan solo un
hombre con huesos, carne y sangre. Qué hay en él que haga
imposible su muerte. Los tres sois oficiales de sus tropas,

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pensar en lugar de lamentar vuestra suerte y actuar en
lugar de limitaros a odiar.
17 No es cierto que la mente de un hombre es su arma más
poderosa. Entonces usarla. Si vuestro señor es malo e
injusto, no merece serlo, entonces es vuestra obligación el
acabar con él, el cómo hacerlo dependerá de vuestra
astucia”.
18 Aquella noche no hablaron más y se retiraron a
descansar. Unos meses después su señor había muerto al
caer de su caballo en una cacería.
19 Así escriben los hombres su destino entre alegría,
tristeza y sabiduría. Como todos los vivientes están
obligados a ser lo que son y a aceptar su propia naturaleza.
De ello dependerá su evolución y su victoria como raza.
20 Ningún dios ni ningún demonio escribirá los renglones
de su historia, serán ellos los que con su sangre y sudor
llenarán las páginas de ese libro con todo lo que queda por
acontecer.

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Libro de lo Divino
El que dice vender la verdad, el que niega otro camino que
no sea el que predica, no es más que un enemigo de las
mentes libres, pues la razón es enemiga de sus
argumentos.

CAPITULO 1

1 Llegamos a una cueva en la cima de aquella montaña y le


encontramos arrodillado, temblando de miedo, asustado de
su propia inseguridad. Aquel era el enviado. Poca cosa
parecía, desprovisto de su poder y convertido en un hombre.
2 Esperábamos encontrar a alguien lleno de dignidad,
impresionante en su porte y hallamos a un ser débil sumido
en un mar de dudas.
3 Nos acercamos a él y estas fueron nuestras primeras
palabras: “Bienvenido a mi reino, aquel que pretendes
usurparme trayendo tu mensaje de dolor y muerte. No veo
tu orgullo ni tu arrogancia y haces bien en cuidarte de ellos
pues este no es el reino del que llamas padre y aquí mi
mano es más poderosa que la suya.
4 El se mostró nervioso y gritando me dijo: “Apártate de
mi, vete lejos te lo ordeno y no te atrevas a tocarme pues mi
padre me protege”.
5 Nos, reímos al ver su impotencia: “Nada temas pues no
me alzaré contra ti. De todas formas, ¿no es cierto que tus
profetas anunciaron que tus ángeles vendrían a protegerte
para que ni un solo pelo de tu cabeza sufriera daño? Pues
hasta donde alcanza mi vista no les veo. 6 Tanto poder
tienes que te turba la posibilidad de que yo te inflingiera
mal. Ten cuidado no vaya a ser que tropieces y caigas, tal

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vez ellos no estarán para recogerte antes de que llegues al
suelo”.
7 “Bien dices que lo que fue profetizado es cierto y nuca
deberás dudar de aquello que fue dicho por los mensajeros
de mi padre”.
8 Reímos de nuevo: “De acuerdo, pero entonces, ¿por qué
tú sí dudas? Acaso no es tu fe lo suficientemente fuerte
como para vencer el miedo que mi presencia te causa”.
Él se levantó y se alejó de Nos buscando cobijo del frío
entre unas piedras.
9 Nosotros nos sentamos en la cima de las rocas y le
miramos bajo nosotros diciendo: “Vamos no eres tu el rey
de este mundo, entonces que haces temblando de frío y
hambriento. Haz que lleguen los enviados de tu padre y que
te sirvan manjares que sacien tu apetito y enciendan
hogueras que calienten tus huesos. ¿O es qué ni tan
siquiera eres capaz de hacer eso?
Él me miró lleno de rabia: “Si se lo pidiera a mi padre el
me serviría todo lo que necesitara”.
“Bien”, contestamos, “¿A qué esperas para llamarle o
acaso encuentras placer en el dolor y el sufrimiento?
“Aléjate de mi con tus tentaciones”.
10 “¿Tentaciones? Sois mi invitado y estáis en mi casa, no
es de ley que os ofrezca mi hospitalidad, os alimente y de
cobijo. Tomad pues esta ofrenda de hospitalidad”.
Aparecieron ante él bandejas llenas de alimentos, sirvientes
para atenderle y un fuego donde calentarse del frío. Él no
podía retirar de su vista los frutos de la tierra que se le
presentaban ante sus ojos, ni tampoco el calor del fuego que
templaba su cuerpo. 11Dudaba, notábamos sus dudas, sus
pensamientos contradictorios, deseaba alimentarse y
lanzarse a devorar tan sabrosos alimentos, pero su miedo
era fuerte, más fuerte que su deseo. Así que se levantó
raudo y se alejó corriendo de donde Nos estábamos.

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12 Le encontramos después mirando hacia el horizonte
como asustado y sentimos lástima de él, pues era su mirada
como la de un niño perdido que buscara desesperadamente
una señal que le indicara donde se encontraban sus padres.
13 Nos acercamos a su lado y tratamos de cruzar nuestro
brazo sobre sus hombros. Él lo evitó con un gesto brusco y
se alejo un poco de Nos.
“Escucha no soy tu enemigo, el que se dice tu padre te dijo
eso pero no es verdad. No soy enemigo tuyo ni de nadie,
más aún puedo ser tu único amigo en esta tierra hostil para
ti, solo debes confiar en mí”.
El busco mi mirada. Durante un segundo trató de escrutar
si mis palabras eran ciertas, pero de nuevo el miedo hizo
que nos rechazara. Entonces y para que no quedara duda de
mis palabras le dije: “Ves todos los reinos que se alzan a
nuestros pies. Ves su grandeza. Pues todos serán tuyos si
crees en mis palabras. 14 Mañana todo mi reino será tuyo
si crees en lo que te digo, si eres capaz de ver la verdad, si
entiendes que solo hay un enemigo que lo es tanto tuyo
como mío, tan solo por que el desea serlo. 15 Todo lo que
yo tengo será puesto en tus manos para que así creas en
mis palabras y eso borrará todas tus dudas y ya nunca
verás en mi a tu rival sino a tu aliado”.
16 Él cerró los ojos, su cuerpo se tensó, apretó sus puños y
me miró. Durante unos segundos sus ojos se iluminaron
con alegría como si las dudas y el miedo hubieran
desaparecido. 17 Durante unos segundos dejé de ser su
enemigo y fui su hermano, pues su mirada me decía tal
cosa. 18 De pronto como si un gran latigazo le hubiera
sacudido en su interior cambió. De nuevo retorno la rabia y
el miedo.
19 Apartó la mirada y me dijo: “Yo soy el hijo y mi padre y
yo somos la misma cosa. Solo hay un dios y yo soy su
mensajero. No puedes tentar al mensajero de dios”.

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20 Nos marchamos lejos de él, entristecidos pues vimos
como por unos momentos el se había acercado a nuestro
corazón, pero era un esclavo, el mayor de los esclavos.

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CAPITULO 2

1 Pasaron más de dos años cuando otra vez le


encontramos, de nuevo solo, de nuevo triste y abrumado por
el dolor. Sollozaba tumbado sobre unas piedras pues
conocía que su momento había llegado y no sabía como
sacudir de su lado tanta muerte.
2 Nos sentamos cerca de él y en voz baja sin que alterar la
quietud de la noche le dijimos:
“Si has de morir debo decirte que no seré yo tu verdugo.
Aunque tal vez te contarán lo contrario yo soy el único que
puede salvarte del dolor que te aguarda”.
3 Él alzó su rostro asustado al escuchar nuestra voz.
Retrocedió diciendo: “Márchate criatura del mal pues eres
tu el único responsable de la desgracia que me aguarda”.
4 “Piensa por ti mismo sin atender a lo que te fue contado
y hallarás la verdad”. Nos acercamos a él buscando vencer
su desconfianza.
“¿Por qué desearía yo tu muerte? ¿Qué gano yo con ello?
Si hubiera deseado matarte ya estarías muerto, no olvides
que estas en mi reino, la mano de tu señor es débil aquí”.
5 Tratamos de aplacar su miedo. Notamos su lucha
interna. Su deseo de vivir, pero su obligación de obedecer.
“Escucha Nazareno. Si tienes una larga vida, tienes
descendencia y mueres de vejez, tan solo serás otro profeta
más, uno de tantos que anuncian el reinado de tu señor.
Acaso crees que deseo bendecir tu vida con la sangre que te
convertirá en un mártir. No soy tan necio como para dejar
que mi enfrentamiento contigo y el odio que siento hacia ti
por lo que hiciste con mis hermanos, nuble mi buen juicio”.
“¡Mientes maldito! Mientes como lo has hecho durante toda
tu existencia”. Dijo él dejando aflorar toda su rabia contra
Nos.

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6 “Escucha por última vez nazareno”. Dijimos acercando
nuestro rostro al suyo y clavando desafiante nuestros ojos
en él: “No hagas que tu estupidez agote mi paciencia, pues
ahora yo soy el único que puede salvarte de tu destino. Un
destino que escribió el que se hace llamar padre tuyo. Pues
dime entonces nazareno; 7 ¿Qué padre envía a la muerte a
su hijo?, ¿quién puede haber tan mezquino que es capaz de
tal acto? 8 Únete a mí ahora y comparte las glorias de mi
reino. ¿Qué sentido tiene que permanezcas junto a aquel que
deliberadamente te envía a la muerte y la tortura?”.
9 Él estaba confundido. Su mirada recorría nerviosa mi
rostro, el suelo, el cielo. Sus manos temblaban y el sudor
cubría su faz. Nos pusimos en pié y le ofrecimos nuestra
mano: “Levántate y ven conmigo pues no has de morir si
no lo deseas. 10 Yo te protegeré de la ira del creador y a mi
lado encontrarás la plenitud de tu existencia. Descubrirás
las verdades que nunca te fueron reveladas y entenderás lo
que te fue ocultado. Abandona el reino de la muerte y abraza
la vida”.
Nos miró y nunca vimos tanto dolor en un rostro. Él
quería alzarse y seguirnos, pero era tanto su miedo. Casi
parecía que buscaba con la mirada disculparse por su
imposibilidad de aceptar mi ofrecimiento.
11 Bajamos la mirada pues sabíamos que nunca podría
liberarse de su esclavitud. Tanto poder y tan poca libertad
para usarlo.
12 “Nazareno. No olvides antes de expirar quién es tu
auténtico verdugo. En ese momento no pienses en mí”.

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CAPITULO 3

1 La humanidad es olvidadiza voluntariamente o por el


efecto que los años causa en la memoria colectiva. Nos
jamás podremos olvidar aquella noche, porque seguramente
en la historia de la humanidad nunca se vio nada parecido.
2 La turba salió a la calle con el nombre de su dios en la
boca dispuestos a acabar con aquellos que habían
mancillado el nombre del cristo. Gritaban cuando partieron
de la plaza, entonando en alto oraciones de alabanza a su
creador. En sus manos, antorchas, hachas, cuchillos y
espadas.
La noche se llenó de gritos de horror y muerte, de gemidos
agonizantes, llantos de niños y también del griterío de la
turba que avanzaba como un remolino imparable.
3 Caminamos entre el populacho sediento de sangre y
nunca en tan poco tiempo habíamos sido testigos de tal
carnicería y tanta barbarie. Lo peor del ser humano fue
firmado aquella noche con sangre.
4 Los que tenían suerte eran degollados en sus camas,
nada importaba su edad o sexo. Otros también afortunados
eran arrojados por las ventanas y sus cuerpos todavía
moribundos eran rematados en el suelo al grito de:
“Muerte a los hugonotes”.
Las embarazadas eran abiertas en canal y sus hijos
arrancados de su vientre y finalmente ellas todavía vivas
veían a los que podían haber sido sus hijos degollados
frente a ellas y sus cabezas arrancadas de sus cuerpos.
5 A la serrería llevaron a gran número de hombres y
mujeres. Vieron estos aterrorizados el final que les
esperaba. Los colgaban de grandes ganchos y sus cuerpos
eran serrados de abajo a arriba, otros eran cortados por la
mitad sobre grandes mesas. Los restos humanos se
amontonaban unos sobre otros.

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6 Acudió a Nos un viejo sabio conocedor de las artes de la
magia y postrándose a nuestros pies imploró: “Mi señor
no podéis hacer algo para detener esta barbarie. Vos que
todo lo podéis haced algo para que se detenga la matanza”.
7 Nos tomamos sus manos y le invitamos a que se
levantara: “Sabes lo que me pides. Tu sabiduría es grande
comparada con la de muchos hombres, pero no es capaz de
entender el por qué tan solo puedo ser testigo de tanta
abominación sin que nada pueda hacer para aplacar esta
locura”.
8 “Pero tu mi señor eres fuerte, nada se opone ante tu
presencia. ¿Cómo es posible que en todo esto nada puedas
hacer?
9 Entonces señalamos a las masas enloquecidas, con sus
armas cubiertas de sangre: “Míralos buen hombre. Son
acaso ellos mi gente. Cuando llega la noche, ¿acaso ellos
nos buscan en su mente o en su corazón? Ellos sirven al
creador, al creador dirigen sus oraciones y sus ruegos. No
son mi gente. Nada hay entre ellos y yo. Que acuda el
creador y los apacigüe pues no ha dicho él que es “el buen
pastor que cuida a sus ovejas”. Nada puedo hacer pues
ellos no me buscan a mi y en sus almas solo hay rechazo y
odio contra Nos y lo que representamos. 10 Estas son las
guerras de las tribus del creador, un ejemplo de cómo él
cuida de los suyos”.
10 Le tomamos por los hombros y le dijimos: “Marcha a tu
casa y cierra la puerta pues como ves en esta noche de
muerte nadie te ha herido, pues tu estás a mi lado y no
permitiré que nada malo te suceda. Pero no es inteligente
tentar al enemigo. 11 Queda en paz y no olvides lo que has
visto, haz que sea escrito para que en el futuro la gente
conozca lo que ha acontecido. Este es el amor del creador
hacia sus criaturas”.
12 Buscamos las sombras donde desvanecernos, pero en
nuestro interior quedó grabada toda esa muerte y locura. El

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legado del creador a los hombres. Su palabra echa carne era
palabra de sangre”.

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