derechos otorgados.
Cuando hablamos de derechos otorgados, son las maldiciones o los pecados que se han venido
heredando por nuestros antepasados. Si vamos a ministrar liberación, debemos de atar al
espíritu gobernador, cortar y renunciar a todo derecho legal que el enemigo haya aprovechado,
ya sea de los antepasados de la persona que va a ser ministrada, o de la misma persona.
Satanás no puede atormentar sin que Dios le dé el derecho de hacerlo. Él conoce cada derecho
“legal” y va a rehusarse a salir de una persona, si ese derecho sigue vigente. Para que ese
demonio o esos demonios salgan, hay que destruir el derecho legal. Jesucristo nos otorgó la
victoria en la cruz.
“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola
de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los
exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” Colosenses 2;14-15
La pregunta que muchos se hacen ¿si Jesús venció a los demonios en la cruz, porque necesito
liberación? La respuesta es muy sencilla. Cada vez que negociamos los principios de Dios para
hacer lo que yo creo y no lo que Dios me dice, terminaré en maldición. Deuteronomio lo
describe muy claro.
“Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus
mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas
maldiciones y te alcanzarán” Deuteronomio 28; 15
Cuando una persona no cumple lo que dice la palabra, está abriendo la puerta para que una
maldición se pose sobre la vida de esta persona. Y ahí hay un derecho legal, que Satanás, sabe
que lo puede aprovechar. Y cuando esta persona venga delante de la presencia de Dios, Satanás
que (siempre está acusando) va a decir, ¡Señor en tu palabra dice que si no cumple tus
preceptos, las maldiciones lo alcanzaran! así que yo estoy actuando de acuerdo a lo que dice tu
misma palabra.
Los demonios aprovechan los derechos otorgados – Ministerio Internacional Dios Proveerá
Muy pocas familias, tienen a sus ancestros limpios y libres de maldiciones. La idolatría, la
brujería y hechicería son muy comunes. Todo esto lo que trae son derechos legales que hay que
romper y eliminar.
Uno de los pecados muy comunes hoy en día, son los pecados y la depravación sexual. Muchos
jóvenes que asisten a las iglesias, son santos en las iglesias pero son fornicarios en su vida
común.
Vamos a tomar un ejemplo: De estas relaciones hemos visto a muchas jóvenes embarazadas, y
el padre se desaparece. Esta joven criará a su hijo sin su padre, siendo soltera. Ella puede ser
salva, y va a gozar de las bodas del cordero, porque la gracia de Dios y la misericordia,
estuvieron a favor de ella y ella se arrepintió de sus pecados. ¿Pero el hijo? Veamos lo que dice
la palabra:
Si una persona tuvo su hijo o hijos fuera del matrimonio sea la persona soltera o casada, hay
buenas noticias. Jesucristo llevo nuestras maldiciones y nuestras iniquidades. Pero ese derecho
legal, hay que romperlo. No estoy hablando de salvación, estoy hablando de derecho legal de
los demonios en contra de un creyente, que aprovechan cuando hay una maldición vigente.
Muchos santos, sufren tormentos, enfermedades, accidentes, pobreza sin saber por qué. Esto
incluye a muchos cristianos, que asisten a la iglesia, que alaban, diezman, y hasta tienen
ministerio. Sin embargo ellos desconocían que vivían bajo una maldición que fue enviada años
atrás. Las practicas de sus antepasados, como en ocultismo, la brujería o adivinación, puede
estar afectando a un creyente al día de hoy con espíritus inmundos que lo atormentan, y es
porque esos demonios tienen el derecho legal de hacerlo.
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia” Juan 10; 10
La pregunta que cada uno de nosotros debemos de hacernos ¿estoy viviendo la abundancia que
Jesús prometió? Esta pregunta debemos de hacerla cada uno de nosotros. No es preguntársela
a un hermano, ni juzgar a los demás, es una pregunta a título personal.
Estas son algunas maldiciones que la Biblia menciona. Si alguna de estas fue practicada por sus
antepasados, o usted la practicando entonces debe de romper con esa maldición, para que
Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros (2 Corintios 2; 11)
Esta lista no es una lista completa ni está en un orden cronológico. Si algunas de estas prácticas
las vivieron sus antepasados, o usted las vivió o las está practicando, entonces hay maldición
que tiene que ser rota. Así al romper estas maldiciones, le estamos quitando el derecho legal a
Satanás. Debemos de recordar que Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación (éxodo 20; 5) así que podemos decir, que las maldiciones pueden
venir por 16 puertas. Cada uno tiene 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos. Si
alguno de los 16 abrió la puerta para una maldición, entonces hay que romperla.
La buena noticia es que Dios en su infinito amor y misericordia, está dispuesto a bendecirnos.
Debemos de cumplir su Palabra, obedecerle en todos sus caminos y pedir perdón no solo por
nosotros, sino por nuestros antepasados. Así de esta manera le quitamos los derechos
otorgados a Satanás y sus demonios.