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Clasificación de los Proyectos

La propia enumeración de ejemplos nos permite intuir una primera


clasificación de los proyectos atendiendo a la naturaleza del cambio
que producen. Así, podemos hablar de proyectos de:

• Construcción

• Investigación

• Ingeniería

• Informática

• Organización

• Desarrollo

• Comercialización, etc.

Es también interesante la clasificación de los proyectos atendiendo al


carácter interno o externo del cliente:

Proyectos Externos: son los que encargan clientes o entidades ajenas


a la empresa. Por ejemplo: una entidad del Estado encarga a una
empresa consultora la realización de un estudio organizativo.

Proyectos internos: son los que una empresa o entidad acomete para
sí misma. Por ejemplo: una empresa realiza la informatización de su
departamento del personal por medio de su departamento de
informática.

El hecho de que todos los proyectos tengan un conjunto de


características comunes, a pesar de las notables diferencias
existentes entre unos y otros tipos, nos permite estudiar la
metodología de gestión de proyectos de formal general, extrayendo
conclusiones que son válidas para todo tipo de proyectos.

Ese es precisamente el objeto y alcance de esta obra. No se trata de


contemplar un tipo específico de proyecto sino de presentar la
metodología común que permite mejorar la gestión de cualquier tipo
de proyecto, poniendo el énfasis no en la tecnología propia de cada
proyecto, que ésa sí es específica, sino en los principios de gestión y
organización válidos de forma general.
UN CLIENTE Y LOS OBJETIVOS DEL PROYECTO

Una de las notas características de todo proyecto es la contar con un


cliente, entendiendo por tal aquel que tiene interés en que la obra se
realice, que la encarga a quién la va a ejecutar y que, normalmente, paga
los costes de la misma.

Así enunciado, este punto parece evidente y tan simple que no justificaría
comentarios amplios. Y sin embargo la figura del cliente presenta en la
práctica numerosas dificultades y es frecuentemente condicionante del
éxito o fracaso de la operación.

Tipos de Proyecto

En primer lugar cabe distinguir dos tipos de proyectos en función de que el


cliente sea alguien del interior o del exterior de la propia empresa o entidad
que va a ejecutar el proyecto.

En los proyectos externos la figura del cliente suele aparecer de una forma
más nítida y tomando ese papel en un sentido más escrito. Pensemos en
una familia que desea construirse una casa y contrata un arquitecto para
que le diseñe el proyecto y dirija la obra. El cliente aparece claramente
identificado y su papel en el proyecto resulta obvio: es el interesado en la
realización de la obra, deberá indicar como quiere la casa y abandonará en
su momento las cantidades pactadas por un concepto u otro.

Los proyectos internos son aquellos en los que una empresa u organismo
desea ejecutar la obra en cuestión para sí misma, encargando su dirección y
ejecución a personas o departamentos de la propia entidad. Es el caso, por
ejemplo, del lanzamiento de un nuevo producto hecho con recursos propios
o del desarrollo de una aplicación informática por parte del correspondiente
departamento interno.

En estos casos es frecuente que la figura del cliente aparezca mucho más
vaga y no siempre se llegue a identificar con claridad. Puede incluso ocurrir
que existan varios clientes simultáneamente o que se dé por supuesto que
el cliente es siempre la empresa en abstracto o su máximo dirigente como
encarnación de la autoridad y el interés empresarial.

En los proyectos externos tampoco es siempre tan evidente y fácil de


identificar quién es el verdadero cliente de un proyecto concreto. La
empresa que encarga o contrata un proyecto aparece como un ente único
con personalidad propia unitaria pero las cosas son en la realidad mucho
más complejas: la empresa está formada por diversas personas y órganos,
con cometidos y objetivos diferentes y no siempre coincidentes, siendo
normal que el interés en acometer el proyecto o en su resultado final del
mismo corresponda principal o exclusivamente a una parte de la entidad.
Y sin embargo, la identificación del cliente, sea interno o sea externo, y la
asunción por éste de las funciones que le son propias es uno de los puntos
importantes para garantizar el éxito del proyecto. El cliente es una figura
imprescindible en la mayor parte de los proyectos hasta el punto de poder
ser un elemento condicionante del éxito o fracaso final de la operación,
según cumpla o no adecuadamente su papel.

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