Nuestro modelo de Colegio es, por una parte, el de un foro interactivo y relacional, que
haga posible un verdadero diálogo entre el propio Colegio y los abogados. Por otra
parte, vemos al Colegio como una institución volcada en ofrecer más valor añadido a
los Colegiados, promoviendo y gestionando nuevos servicios que satisfagan las
necesidades del colectivo de abogados y de la sociedad.
Tenemos ante nosotros la posibilidad de que cada abogado sepa que será escuchado si
quiere hacerse oír y que cada uno cuenta. Las personas, también los abogados, tienen
hoy posibilidades como nunca para expresarse, para buscar la verdad, la justicia, la
solidaridad, la cercanía, para relacionarse con otros y crear redes. En esta nueva época,
asistimos a un cambio de paradigma: del éxito individual por encima de todos, al éxito
de cada uno en colaboración con todos. Esa debe ser la principal seña de identidad de la
acción de gobierno de los próximos Decano y Junta de Gobierno: buscar que el futuro
de todos, de cada abogado, encuentre en el Colegio un apoyo de valor. Quedará así
garantizada su posición central en la abogacía de hoy y del futuro. Es en ese ecosistema
de participación en el que deben abordarse todos los retos y tareas nuevas del marco
actual para la organización profesional de la abogacía, el acceso a la misma, la
laboralización creciente de los abogados y el desarrollo de nuestro Estatuto y el
dinámico e imprevisible día a día de nuestra profesión.