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DECLARACION DE CANDIDATURA

Madrid, noviembre-diciembre de 2007.

En unas semanas van a celebrarse elecciones en el Colegio de Abogados de Madrid. Se


renovará no solo el Decano, sino también la Junta de Gobierno entera. Estas elecciones
servirán para decidir un modelo de Colegio para los próximos cinco años. El
diagnóstico de la realidad de las relaciones entre los abogados de Madrid y su Colegio
es necesario para hacer cualquier propuesta de futuro. Ciertamente en Madrid existe uno
de los mercados de abogacía más competitivos del mundo. Junto a compañeros de larga
experiencia se ha ido incorporando al ejercicio profesional una generación joven,
dinámica, con ambición. La incorporación de la mujer de forma masiva a la abogacía es
también una positiva realidad. Por otra parte, es sabido que la participación de los
colegiados se cuantifica siempre, en términos porcentuales, en cifras muy bajas. La
profesión ve mayoritariamente al Colegio como una Corporación de prestigio, que
tradicionalmente ha estado en buenas manos, pero lejana a sus preocupaciones
cotidianas. Esta situación puede y debe cambiar. La coyuntura que vive el mundo hoy,
en 2007 y en Madrid, ofrece interesantes oportunidades para que ese cambio pueda
producirse.

El Colegio de Abogados de Madrid ha sido a lo largo de su centenaria historia, una casa


de representación y de debate; de consenso y de disenso. Ese debate y ese diálogo, que
ha arrojado generalmente un resultado positivo y de progreso, tiene ahora una nueva
oportunidad con Internet y la sociedad de la información. Al posibilitar el acceso de los
ciudadanos a la información en tiempo casi real y con un coste marginal, la
digitalización está permitiendo que cada individuo pueda participar, que cuente. Y al
mismo tiempo, cada uno puede conectarse con otros, creando nodos y redes sociales que
hacen más fuerte al individuo. La participación de éste hace más fuerte las propias redes
que crea, extendiendo así una malla de poder e influencia nuevos. Y eso no sólo está
suponiendo una revolución en la economía, en la cultura, en la ciencia o en el
periodismo, sino también en la abogacía.

Las nuevas tecnologías ofrecen hoy la oportunidad de contagiar su característica


interactividad a la vida de nuestro Colegio, para pasar de una gestión unidireccional (del
Decano y la Junta a los colegiados) a una gestión multidireccional (de los colegiados al
Decano y la Junta de Gobierno y de éstos a los colegiados; así como de los colegiados
entre si). A partir de ahora, el Decano y la Junta de Gobierno necesitan dirigir la vida del
Colegio en constante diálogo con una abogacía cada día más activa. El Decano y la
Junta de Gobierno que resulten elegidos deben destacar, y eso es un reto en todo órgano
de dirección, por su capacidad de escuchar. El ejercicio de sus competencias debe llevar
a la Junta a ejercer un liderazgo cercano a los colegiados.

Nuestro modelo de Colegio es, por una parte, el de un foro interactivo y relacional, que
haga posible un verdadero diálogo entre el propio Colegio y los abogados. Por otra
parte, vemos al Colegio como una institución volcada en ofrecer más valor añadido a
los Colegiados, promoviendo y gestionando nuevos servicios que satisfagan las
necesidades del colectivo de abogados y de la sociedad.
Tenemos ante nosotros la posibilidad de que cada abogado sepa que será escuchado si
quiere hacerse oír y que cada uno cuenta. Las personas, también los abogados, tienen
hoy posibilidades como nunca para expresarse, para buscar la verdad, la justicia, la
solidaridad, la cercanía, para relacionarse con otros y crear redes. En esta nueva época,
asistimos a un cambio de paradigma: del éxito individual por encima de todos, al éxito
de cada uno en colaboración con todos. Esa debe ser la principal seña de identidad de la
acción de gobierno de los próximos Decano y Junta de Gobierno: buscar que el futuro
de todos, de cada abogado, encuentre en el Colegio un apoyo de valor. Quedará así
garantizada su posición central en la abogacía de hoy y del futuro. Es en ese ecosistema
de participación en el que deben abordarse todos los retos y tareas nuevas del marco
actual para la organización profesional de la abogacía, el acceso a la misma, la
laboralización creciente de los abogados y el desarrollo de nuestro Estatuto y el
dinámico e imprevisible día a día de nuestra profesión.

Madrid, 3 de noviembre de 2007

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