Los protagonistas de la película son unos bandidos que se camuflan bajo la apariencia de
cazarrecompensas y que no dudan en dispararles a los amigos y traicionarlos si esto les representa
un puñado de dólares más. Eastwood es movido por el amor al dinero mientras que Lee Van Cleef
tiene, además, el deseo de la venganza. Matan a mucha gente por $10,000 dólares y por las
ambiciones personales. No hay héroes allí, todos son villanos… ganadores o perdedores, pero todos
malhechores.
Y el tema aplica perfectamente para la reciente decisión del camarada Santos de sacrificar las
relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos, para darle una mano a su viejo nuevo mejor
amigo, Hugo Chávez.
Eso, sin mencionar que el presidente colombiano ha puesto en muy serio riesgo las relaciones de
Colombia con Estados Unidos, el mejor aliado que tenemos en el mundo entero; el país que siempre
ha estado al lado de Colombia en sus luchas a pesar de episodios vergonzosos como el haber tenido
a Samper como dirigente, elegido con dineros de la mafia y hoy socio principal del gobierno de
Santos.
Los contradictores de esta verdad mencionan que el gobierno norteamericano ha negado y
torpedeado la aprobación del TLC entre USA y Colombia, y esgrimen ese pobre argumento para
tratar de demostrar la “deslealtad” de los estadounidenses hacia Colombia. A ellos les recordamos
que quienes han entorpecido la aprobación del TLC fueron y son los representantes del Partido
Demócrata (hasta hoy–para fortuna nuestra- con mayoría). Son los congresistas Demócratas
quienes, blandiendo, la mentirosa bandera de la Defensa de los Derechos Humanos, han auxiliado a
las FARC directa e indirectamente, gracias a los buenos oficios de congresistas colombianos, como
la senadora Piedad Córdoba, copartidaria de Santos y otra de sus mejores amistades, como bien lo
manifestó recientemente.
El camarada Santos puede tener –así lo hemos dicho- las amistades estrechas que bien le plazca,
pero jamás puede olvidar que es el presidente de los colombianos y está en la obligación
constitucional de respetar la voluntad del pueblo que lo eligió, y de sobreponer el interés de
Colombia a sus preferencias personales.
Es que, al ceder ante los requerimientos de Chávez, Santos quiere ignorar que Walid Mackled no es
pelafustán de menor orden, sino un peligrosísimo capo que conspiró con el gobierno venezolano
entre 2006 y 2010 para enviar toneladas de cocaína hacia nuestro mejor aliado, con pistas de
despeje cuidadas y patrocinadas por altísimas autoridades del gobierno bolivariano de Venezuela.
Olvida también Santos que durante esos mismos años este mismo personaje entregó armas a la
guerrilla; armas que asesinaron compatriotas. Pero, al parecer, eso es asunto nimio para el
camarada Santos.
La Fiscalía de Estados Unidos ha calificado a Walid Mackled como “el capo de capos”. De hecho, el
Departamento de Justicia lo ha catalogado como un “objetivo prioritario” por ser uno de los más
peligrosos y prolíficos narcotraficantes. Un verdadero enemigo de la humanidad y poseedor de
importantes pruebas que demostrarían que Hugo Chávez ha facilitado y protegido el envío de droga
hacia Europa y Estados Unidos y, además, que es financiador y apoyador de las FARC, como bien lo
demostró Álvaro Uribe, y como lo desmintieron este par de “mejores amigos”.
Santos quiere pasar por alto que Hugo Chávez necesita a Mackled en Venezuela para silenciarlo.
¿Por qué quiere usted, presidente Santos, obligarnos a ignorar las pruebas monumentalmente
monstruosas que entregó su antecesor ante la ONU, relacionadas con el tenebroso espectáculo de
un gobierno vecino apoyando a los terroristas más sanguinarios del planeta…? ¿Por qué insiste en
que Venezuela envió primero la solicitud de extradición cuando el mundo entero sabe que eso no es
cierto, y que fue la DEA, en agosto de este año, quien ubicó al terrorista y pidió la ayuda del gobierno
colombiano para capturarlo…?
No sabemos. Pero, mientras develamos ese secreto, es bueno que la opinión conozca quién es
Walid Mackled García, la papa caliente que evidenció a plenitud a favor de quién están los afectos
de Santos.
La historia criminal de Walid Makled se empezó a conocer por allá en los años 90, cuando era un
pirata terrestre que operaba en las vías de Carabobo y Lara, robando camiones y vendiendo la
mercancía, el botín, a la mafia árabe que opera en todo el país gracias a la protección de Hugo
Chávez quien, además de Santos, tiene entre sus mejores amigos a terroristas del mundo árabe. Al
momento de su captura, -Walid Makled era la cabeza de esta enorme y poderosísima mafia árabe,
dueña de una enorme flota de camiones legitimizados por su protector –y tal vez socio- Hugo
Chávez, el mejor amigo del presidente colombiano.
Además de asolar a Venezuela, este Walid Makled García, a quien los medios de comunicación
santistas muestran como un “empresario venezolano” coordina hasta el día de hoy una organización
internacional, extraordinariamente vigorosa, de tráfico de armas y drogas con las cuales ha inundado
a Colombia y Estados Unidos, respectivamente. No es un “empresario venezolano”; es un capo de
capos sumamente peligroso con una alerta roja de la Interpol. Es un socio de José María Corredor
Ibagué, alias El Boyaco, considerado por Estados Unidos como el principal intercambiador de armas
por drogas, al servicio de las FARC. Es más, Walid Mackled acumuló su inmensa fortuna gracias a la
alianza que hizo con la guerrilla colombiana, por intermedio de los comandantes que hoy acoge y
protege Hugo Chávez, el mejor amigo de Juan Manuel Santos.
Llama la atención que mientras el gobierno Santos asegura que la cooperación con Estados Unidos
en la lucha antidrogas está en su mejor momento, otra cosa digan sus lamentables acciones.
Al impedir que Estados Unidos interrogue y juzgue las pruebas que dice tener Walid Mackled, el
camarada Santos, pues, ha puesto en gravísimo riesgo la seguridad nacional de Colombia; nos ha
entregado de lleno y en bandeja de plata a Hugo Chávez y sus socios de las FARC y el narcotráfico.
Ese mejor amigo de Santos, traerá sobre el país muchísimos episodios más de desolación y muerte.
Todo, por la causa de la Revolución Bolivariana, o de la Tercera vía, que para el caso es lo mismo.
Nos han vendido por un puñado de dólares.
Noviembre 17 de 2010