Anda di halaman 1dari 29

OBESIDAD EN EL

ADULTO

Desnudo en gris, Rufino Tamayo

MARTHA KAUFFER-HORWITZ
LOREDANA TAVANO-COLAIZZI
HÉCTOR ÁVILA-ROSAS
La obesidad es la alteración nutricia más El sobrepeso y la obesidad son el resultado
común en el mundo desarrollado y está de una compleja interacción entre los genes y
alcanzando proporciones significativas en el ambiente, que se caracteriza por un desequi-
los países en vías de desarrollo. librio de energía debido a un estilo de vida se-
En la población se asocia con un aumento dentario, un consumo excesivo de energía, o am-
en la morbilidad y una disminución en la bos.3
esperanza de vida.
La descripción de esta relación no es Los cambios en la alimentación y en el estilo de
reciente; ya en el siglo IV aC Hipócrates vida que acompañan a la urbanización y el de-
afirmó que: "la muerte súbita es más sarrollo de las sociedades han favorecido la expre-
común en aquellos que son naturalmente sión de los genes que predisponen a la obesidad y, a
gordos que en los delgados".' su vez, han modificado los patrones de salud y enfer-
Las implicaciones de la obesidad en medad .4
relación con la salud de los individuos
pueden considerarse a partir de varias El exceso de grasa corporal es una condición
perspectivas: la magnitud general de la preocupante debido a que representa un factor
obesidad (cuánto sobrepeso u obesidad de riesgo que incrementa la morbilidad y la
tiene un individuo), la dimensión de la mortalidad. Además, dependiendo del momento
reserva corporal de grasa, el patrón de y el sitio de depósito puede lle-gar a ser estéti-
distribución regional de grasa subcutánea camente indeseable, por lo que suele constituir
(si es obesidad abdominal o fémoro‑ una desventaja desde el punto de vista social.
glútea) y el grado relativo de acumulación
de grasa intraabdominal. DEFINICIÓN
La obesidad es una enfermedad crónica de etio-
logía multifactorial que se desarrolla a partir de la
interacción de la influencia de factores sociales,
conductuales, psicológicos, metabólicos, celula-
res y moleculares. En términos generales, se
define como el exceso de grasa (tejido adiposo) en
relación con el peso.
Dado que el grado de adiposidad es un conti-
nuo, la definición de obesidad es un tanto arbi-
traria y está asociada a un estándar de normali-
dad. 5 Por ello, la definición de "exceso" no es
fácil e involucra el punto en el cual los riesgos
para la salud se vuelven mayores. Los problemas
involucrados para establecer una definición
son similares a los que se encuentran cuando
se tratan de definir otros problemas de salud,
como la tensión arterial alta o el colesterol eleva-
do. ¿En qué momento la tensión arterial alta se
vuelve hipertensión o el colesterol elevado se con-
sidera hipercolesterolemia? Lo mismo sucede
con la obesidad: ¿cuánta grasa corporal debe
tener un individuo para ser obeso y cuáles son las
consecuencias en un determinado periodo?6
En un intento por definir a la obesidad es
posible partir de la determinación de los puntos
en los cuales la morbilidad o la mortalidad au-
mentan significativamente en relación directa
con el volumen de grasa corporal. Por ello, los
valores del índice de masa corporal (IMC) de 30 o
superiores definen a la obesidad en función de
este indicador (ver el capítulo Evaluación del
estado de nutrición). Un ejemplo de esto son las
tablas de peso para la estatura desarrolladas
por la compañía de seguros estadounidense IMC y la mortalidad y morbilidad en adultos
Metropolitan Life y basadas en estadísticas de responde a una curva en forma de U o de J,
mortalidad de los asegurados. Los pesos de- donde la mortalidad es mayor en ambos ex-
seables en las tablas se definieron como los tremos de los valores del IMC y alcanza un
pesos asociados con la menor mortalidad y no índi-ce menor en cierto valor que ha ido va-
como los pesos que minimizan la morbilidad. riando a lo largo del tiempo. En la mayoría de los
Otra forma de hacerlo es a través de deter- estudios grandes, bien diseñados y prospectivos,
minar los puntos de corte de los factores de con etapas largas de seguimiento, la menor
riesgo relacionados con el peso y clasificando morbilidad y mortalidad en adultos se en-
como obesas a las personas que están en la cuentra en valores de IMC de entre 19 y 25.12
parte superior de la distribución. Este segun- En la Norma Oficial Mexicana para el Ma-
do enfoque es el adoptado por el Centro Na- nejo Integral de la Obesidad (NOM-174-SSA1-
cional de Estadísticas de Salud de Estados 1998), ésta se define como la enfermedad ca-
Unidos, el cual utiliza los valores extremos racterizada por el exceso de tejido adiposo en
de la distribución (percentiles 85 y 95) del el organismo, y se determina su existencia en
IMC para el grupo de individuos de 20 a 29 adultos cuando el IMC es mayor de 27, y en
años. Ambos métodos se han aceptado para defi- población de estatura baja (menor de 1.50 me-
nir la obesidad .6 tros en mujeres adultas y de 1.60 metros en
Las definiciones operativas del sobrepeso y hombres adultos) cuando el IMC es mayor
la obesidad han sufrido cambios a lo largo del de 25. Por otra parte, el sobrepeso se define
tiempo, en particular en los últimos años. Esto como un IMC mayor de 25 y menor de 27 en
se debe, en parte, a un intento por establecer población adulta general, y mayor de 23 y
puntos de corte de los indicadores de sobrepe- menor de 25 en población adul-ta de estatura
so y de obesidad que se asocien con una ma- baja.13
yor morbilidad o mortalidad, en especial de CLASIFICACIÓN
aquellas enfermedades crónicas que se relacio- Desde la perspectiva anatómica, la obesidad
nan con la presencia de obesidad. no puede ser vista como un fenotipo homogé-
De acuerdo con los Lineamientos Clínicos para neo. Sobre la base de la topografía del tejido
la Identificación, Evaluación y Tratamiento del adiposo es posible reconocer cuatro tipos dife-
Sobrepeso y la Obesidad en Adultos de los Insti- rentes de obesidad, como se muestra en la
tutos Nacionales de Salud de Estados Unidos,8 tabla 1. El exceso de grasa corporal puede
el sobrepeso se define como un IMC de 25.0 a localizarse indistin-tamente en todo el cuerpo
29.9 kilogramos por metro cuadrado y la obe- (obesidad tipo I) o primordialmente en el
sidad como un IMC igual o mayor de 30 kilo- tronco y el abdomen, o bien en los glúteos y
gramos por metro cuadrado. El razonamiento muslos, lo cual implica que un mismo conte-
que dio origen a estas cifras se basó en datos nido de grasa corporal, puede distribuirse de
epidemiológicos que muestran un aumento en manera diferente. En la figura 1 se ilustran
la mortalidad de las personas que tienen un dos tipos de obesidad: androide y ginecoide.
IMC por arriba de 25 kilogramos por metro Una manera práctica de clasificar el sobrepeso
cuadrado. 9,1 ° El aumento de la mortalidad pa- y la obesidad es utilizar el IMC. En la tabla 2
rece ser modesto hasta que se alcanza un IMC se señalan los puntos de corte establecidos
de 30 kilogramos por metro cuadrado 9.1°,11 Por en un informe de la Organización Mundial de
arriba de esta cifra, las tasa de mortalidad por la Salud que se basan en el riesgo de morbili-
todas las causas y en especial la provocada dad y mortalidad. En la actualidad, estos
por enfermedades cardio-vasculares aumentan puntos de corte se aceptan para usarse en
de 50 a 100 por ciento por arriba de la de las adultos tanto en el campo clínico como en el
personas que tienen un IMC de 20 y 25 kilo- poblacional. Además de la clasificación por
gramos por metro cuadrado 9-11 IMC se presenta información sobre el riesgo
Es bien sabido que la relación entre el que repre senta tener valore s de perímetro
TABLA 1. Tipos de obesidad de acuerdo con su en 1993 entre adultos de 20 a 69 años residentes
fenotipo en zonas urbanas de México, se encontró una pre-
valencia de obesidad de 28.5 por ciento entre los
Obesidad tipo I Exceso de masa corporal o
varones y de 41.4 por ciento entre las mujeres. Se
porcentaje de grasa indepen
utilizó como definición de obesidad un IMC igual o
dientemente del sitio de acu
mayor de 27.8 para los hombres y de 27.3 para las
mulación
mujeres:1 Además, se observó que la prevalencia
Obesidad tipo II Exceso de grasa subcutánea de obe-sidad era mayor a medida que aumentaba
en el tron-co y en el abdomen la edad según los datos preliminares de la Segun-
(androide) da Encuesta Nacional de Nutrición de 1999, a ni-
vel nacional 30.8 por ciento de las mujeres de 12 a
Obesidad tipo III Exceso de grasa abdominal vis
49 años tienen sobrepeso y 21.7 por ciento cursan
ceral con obesidad; es decir, que alrededor de una de
cada dos mujeres en edad reproductiva tiene so-
de cintura mayores a los actualmente acep- brepeso u obesidad. Además de estos datos alar-
tados. Cabe hacer notar que un perímetro de mantes, en la misma encuesta se encontró que 5.4
cintura aumentado puede implicar en sí un por ciento de los preescolares presentan sobrepe-
riesgo, independientemente del valor del IMC. so.15, 16
EPIDEMIOLOGÍA A partir de los datos de la ENEC, Arroyo y sus
El sobrepeso y la obesidad han sufrido un cre- colaboradores17 compararon la prevalencia de so-
cimiento rápido en todas las regiones del orbe y brepeso y obesidad en adultos mexicanos residen-
están afectando a niños y adultos por igual. Al tes en zonas urba-nas con los datos obtenidos a
final del milenio, existen aproximadamente 250 través de otras encuestas importantes: la Encuesta
millones de adultos obesos. Y la prevalencia NHANES 1982-84 para población hispana residente
aumenta no sólo en los países industrializados; de en Estados Unidos, y la Encuesta NHANES III
hecho, estos problemas son ahora tan comunes en 1988-1994 para población mexicano - estadouni-
las naciones en desarrollo que han llegado a domi- dense. Encontraron una prevalencia de sobrepeso
nar sobre las preocupaciones tradicionales en el (IMC de 25 a 29.9) del 38 por ciento y de obesidad
campo de la salud pública (des-nutrición y enfer- (IMC de 30 o mayor) del 21 por ciento. En todos los
medades infecciosas)» grupos de edad, los hombres mostraron una mayor
prevalencia de sobrepeso y las mujeres presentaron
En este sentido, a través de la Encuesta Nacio-
una mayor prevalencia de obesidad. Tanto el sobre-
nal de Enfermedades Crónicas (ENEC), realizada
peso como la obesidad aumentaron con la edad en

TABLA 2. Clasificación de la obesidad y el sobrepeso mediante el índice de masa corporal, el


perímetro de la cintura y el riesgo asociado de enfermedada
CLASIFICACIÓN /MC
TIPO DE RIESGO DE.ENFERMEDAD° EN RELACIÓN CON EL
OBESIDAD PESO Y EL PERÍMETRO DE CINTURA NORMALES

Hombres <_ 102 cm Hombres > 102 cm


según IMC kg/m2 Mujeres 5 88 cm Mujeres > 88 cm

Bajo peso < 18.5


Normal 18.5-24.9

Sobrepeso 25.0-29.9 Aumentado Alto

Obesidad I 30.0-34.9 Alto Muy alto

II 35,0-39.9 Muy alto Muy alto


Obesidad extrema III > 40 Extremadamente alto Extremadamente alto
a
Riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2, hipertensión yenfermedad cardiovascular. El perímetro de cintura aumentado puede ser un marcador para
un riesgo mayor incluso en personas con peso normal. Adaptada de: Preventing and managing the global epidemic of obesity. Report of the World
Health Organization Consultation of Obesity. Ginebra: WHO1997. En: National Institute of Health8
ambos sexos. Los resultados encontrados en la TABLA 3. Determinantes y factores de riesgo
población urbana mexicana fueron muy similares de la obesidad y posibilidad de modificarlos
a los datos de la población mexicano - estadouni-
dense de 1982 a 1984.
Los factores de riesgo de la obesidad se mues-
tran en la tabla 3. Es conveniente distinguir los
factores susceptibles de modificación de aquellos
que no lo son, ya que si bien es necesario contar
con el panorama completo al evaluar el riesgo de
un individuo o de una comunidad para desarrollar
obesidad, los programas deben atacar directamen-
te aquellos factores que son susceptibles.
OBESIDAD Y MORBILIDAD
En general, se ha aceptado que la obesidad se
acompaña de múltiples y graves consecuencias
sobre la salud; sin embargo, la naturaleza de esta
relación aún no está clara. Es difícil distinguir
entre la obesidad que es causa de un padecimien-
to determinado y la que constituye un fenó-meno
que acompaña a dicho padecimiento. Además,
no se ha podido esclarecer si las repercusiones
negativas del exceso de peso sobre la salud reflejan
el papel de la propia obesidad o el de factores aso-
ciados con el aumento de tejido adiposo. Cualquie-
ra que sea la índole de estas relaciones, la mayor-
ía de las estadísticas de las compañías de seguros
de vida de Estados Unidos y Europa, como se dijo
antes, indican que el riesgo de morbilidad y mor-

FIGURA 1. Morfotipos

talidad de una gran variedad de enfermedades


aumenta en la población obesa.18 Por lo tanto, es
importante considerar al obeso como un sujeto
enfermo que debe ser atendido y no se debe espe-
rar a que aparezcan enfermedades agrega-das pa-
ra tomar medidas terapéuticas.19
En contra de la creencia popular e incluso de la
opi-nión de varios representantes del personal de
salud, la obesidad no es un simple problema
cosmético, sino una enfermedad en sí misma, que a
su vez antecede o incluso es factor etiológico de una
diversidad de. enfermedades crónicas.
Fuente: Vagu Se ha observado que la obesidad va a la par del
aumento del riesgo de mortalidad en todas las mento de la tensión arterial per se no es un
edades; ésta alcanza su clímax a los 50 años de factor de riesgo, sino por el daño que oca-sio-
edad, momento en el que se estabiliza. Las tasas na en los vasos sanguíneos, el cerebro, el co-
más elevadas de mortalidad se ubican en el grupo razón y los riñones. El caso de la obesidad es
de sujetos con obesidad excesiva; a la vez, las ta- similar: el riesgo no está en aumento de la grasa
sas de mortalidad por enfermedades crónicas son corporal por sí mismo, sino en las consecuencias
significativamente mayores entre los obesos. Los que éste tiene en otros sistemas 20
pacientes obesos con enfermedades coronarias, Los obesos no sólo tienen un mayor pe-
por ejem-plo, han mostrado un exceso de mortali- ligro de morir, sino también de enfermarse.
dad de 40 por ciento por encima de los pacientes Por ejemplo, el riesgo de padecer diabetes
que no son obesos, y quienes padecen enferme- aumenta de manera directamente proporcio-
dades renales y a la vez son obesos tienen una nal con el grado de obesidad. Se ha observado
sobre mortalidad de más de 50 por ciento,
que la frecuencia de diabetes mellitus tipo
Mientras que los diabéticos obesos tienen 2 es cerca de dos veces mayor en individuos
una mortalidad cuatro veces mayor de la cifra ligeramente obesos, cinco veces mayor en mo-
calculada para los diabéticos no obesos. Asi- deradamente obesos y 10 veces más alta en
mismo, entre los individuos obesos ocurren excesivamente obesos. 21 Asimismo, se ha esti-
con mayor frecuencia las muertes por accidentes mado que más de 80 por ciento de los indivi-
cerebro vasculares, los padecimientos de las duos con diabetes mellitus tipo 2 son obesos.22
vías biliares y la cirrosis hepática (figura 2).
La hipertensión arterial es un padecimien-
El comportamiento de la obesidad, la hiper- to que se ha relacionado en forma directa con
colesterolemia y la hipertensión arterial es el grado de obesidad y, junto con las corona-
similar, en tanto que a medida que cada uno riopatías, incrementa de manera importante
de estos factores –IMC, colesterol y tensión el riesgo de morir, sobre todo en hombres
arterial– aumentan, el riesgo relativo de en- menores de 40 años.23
fermedad también se incrementa, tal y como
Existen también claras evidencias que in-
se presenta en la figura 3. La elevación del
dican una fuerte asociación entre cierto tipo de
colesterol en la sangre no es un factor de ries-
cáncer y la obesidad. Estos estudios han de-
go en sí mismo sino a través del daño que oca-
mostrado que los hombres obesos que
siona en las arterias al obstruirlas y favorecer
además son fumadores, tienen mayor riesgo
la ateroesclerosis. Del mismo modo, el au-
de presentar cáncer de colon, recto y prósta-
FIGURA 2. Cifras de mortalidad en hombres y mujeres según su masa corporal
tejido adiposo está en la región glútea y femoral–
debido a la resistencia a la insulina y la dislipide-
mia, entre otras alteraciones metabólicas.27.28 Es
importante mencionar que la asociación entre el
tipo de distribución de la grasa y las enfermeda-
des se conserva incluso en ausencia de sobrepeso.
La obesidad tiene un, efecto negativo en la fun-
ción reproductiva femenina. Con frecuencia se aso-
cia con hiperandrogenismo en mujeres debido a
que el tejido adiposo es un sitio activo de produc-
ción y metabolismo de esteroides. Por otra parte la
mujer obesa puede experimenta hirsutismo, ciclos
anovulatorios, amenorrea, disminución de la ferti-
lidad, menarca tardía y menopausia temprana.
Estas alteraciones se presentan con mayor
frecuencia cuando la obesidad es de tipo androi-
de y en mujeres con obesidades mayores.29,30
La obesidad se ha asociado también con una
mayor prevalencia de enfermedades de la vesícula
biliar. La presencia de cálculos renales es de tres a
cuatro veces más frecuente en personas obesas
que en individuos no obesos. Por otra parte, la
obesidad afecta de manera adversa la función
respiratoria y puede ocasionar apnea del sue-
ño. Además se le ha relacionado con la presencia
de osteoartritis y de gota.31 Por último, es impor-
tante mencionar que el obeso, además de estar
expuesto a estos padecimientos biológicos, con
frecuencia está sometido a presiones psicológicas
por marginación social.
ta, mientras que las mujeres obesas son más FACTORES ETIOLÓGICOS
propensas a sufrir cáncer de vesícula, de ma- Entre la diversidad de factores que contribuyen a
ma, de útero y de ovarios.24 la etiología de la obesidad están los genéticos, los
La gravedad de una obesidad de menor ambientales, los nutricios, y la actividad física,
magnitud ha sido objeto de discusión. En este entre otros. Todos ellos pueden contribuir, de una
sentido, varios estudios señalan que una obesidad u otra manera, al desequilibrio entre la ingestión
moderada no se acompaña de un aumento de energética y el gasto de energía que favorece la
mortalidad, 25 ' 26 mientras que otros argumen- acumulación de grasa. Este marco conceptual sim-
tan que aunque la obesidad sea ligera sí plificado generalmente se acepta como cierto; sin
existe un incremento en el riesgo de desarrollar embargo, aún se desconocen muchos de los meca-
enfermedades.23-25 nismos a través de los cuales actúan estos factores
32
En relación con la distribución de grasa, se
ha establecido que la obesidad de tipo androide – Factores genéticos
es decir, aquélla en la que se acumula mayor Cada vez se acumula más evidencia sobre la
cantidad de tejido adiposo en la región abdomi- función de la carga genética en el desarrollo de la
nal– implica un mayor riesgo de enfermedades obesidad. Si bien es cierto que es difícil diferenciar
cardiovasculares, hipertensivas y diabe-tes, en- entre la herencia genética y la llamada herencia
tre otros padecimientos, en comparación con la ambiental –es decir, entre las carac-terísticas pro-
obesidad de tipo ginecoide –donde el exceso de pias de los individuos y lo aprendido– la evi-
dencia indica que en algunas familias se lle- menta a 40 y 80 por ciento, respectivamente,
ga a dar la susceptibilidad a la obesidad. La cuando uno o ambos progenitores son obe-
influencia genética es difícil de elucidar y la sos. 36 No obstante, se ha observado la misma
identificación de los genes responsables no tendencia del peso corporal tanto en hijos
se logra de manera adecuada en los estudios biológicos como en hijos adoptivos de perso-
familiares. Por otra parte, es claro que la in- nas obesas. 37 La interpretación que se da a
fluencia del genotipo en la etiología de la estos hechos es que los modelos de comporta-
obesidad generalmente se ve atenuada o exa- miento de los padres –o herencia social– tam-
cerbada por factores no genéticos.8 En la figura 4 bién desempeñan un papel importante en la
se muestra la contribución de los factores gené-ti- génesis de la obesidad.
cos en la etiología de la obesidad. Diversos estu- Al realizar una revisión detallada de los
dios realizados en gemelos, hijos adoptivos trabajos publicados a lo largo de 23 años (1966-
y familias han explorado el grado de hereda- 1989) sobre la diferenciación entre la herencia
bilidad de la obesidad; es decir, la fracción de genética y la herencia social de la obesidad, se
la variabili-dad en un rasgo (por ejemplo, el puede concluir que conocer el efecto heredi-ta-
IMC) que se puede explicar por transmisión rio de este padecimiento ayuda a encaminar las
genética. Algunos estudios en individuos con medidas preventivas al sector de mayor riesgo;
un intervalo amplio de valores de IMC auna- es decir, a la descendencia de progenitores obe-
da a información de sus hermanos, padres y sos, no sin antes considerar que la mayoría de
parejas, sugieren que de 25 al 40 por ciento de estos trabajos fueron realizados en sociedades
la variabilidad individual en el IMC posible- occidentales avanzadas económicamente y que
mente dependa de factores gené-ticos. 33.34 Por quizás los resultados serían distintos en algún
otra parte, los estudios en gemelos idénticos otro tipo de población con características socioe-
que crecieron en ambientes diferentes indican conómicas diferentes. 38
que la contribución genética al IMC puede ser
Bouchard y sus colaboradores estudiaron
aún mayor; es decir, de alrededor de 70 por
los panículos adiposos y la grasa corporal to-
ciento.35
tal en varios grupos de individuos con distintos
Por medio de un estudio realizado en los grados de relación genética, incluyendo a gemelos
años cincuenta, se encontró que mientras la monocigóticos y dicigóticos. En los hermanos
descendencia de una pareja con peso adecua- adoptiv os la corre lac ión es m uy baja; sin
do tiene tan sólo entre siete y 14 por ciento de embargo, los gemelos biológicos presentan
probabilidades de padecer obesidad, la cifra au- una correlación considerablemente mayor,
que crece aún más en los gemelos monocigóti-
cos.33
FIGURA 4. Factores determinantes de la obesidad
Se ha explorado el papel de genes específicos
en la obesidad humana o en el contenido de
grasa a partir de estudios de alteraciones
mendelianas –con la obesidad como una de
sus manifestaciones clínicas–, de estudios en roe-
dores monogénicos y otros. El avance en el
conocimiento ha sido notable en este campo.
Actualmente se sabe que existen varios genes
capaces de causar obesidad o de aumentar la
susceptibilidad de desarrollarla.39
El descubrimiento en humanos del llama-
do gen de la obesidad o gen ob ha cambiado la
Fuente: Bouchard91 noción sobre la función de la herencia en el
desarrollo de la obesidad. Este gen codifica la
proteína leptina en las células adiposas. Aparen-
temente, la leptina actúa a nivel del hipo- humano. Por mucho tiempo, los estud i o s d e
tálamo e influye en el apetito y en el balance i n v e st i g a c i ó n fu n d am e n t ar o n t r e s per i o-
energético. Se ha descubierto también una de- d o s críticos en la génesis de estas células: el
ficiencia genética de leptina en humanos. último trimestre de la gestación, los primeros
Cuando hay deficiencia de leptina, la saciedad dos años de la vida y la adolescencia. Estos
se encuentra alterada, lo cual trae como con- periodos se caracterizan por una hiper-pla-
secuencia un hambre constante que conduce sia del tejido adiposo, así como por la exis-
al consumo excesivo de alimentos. Sin em- tencia de factores genéticos, endocrinos, me-
bargo, la mayoría de las personas obesas no tabólicos y alimentarios que provocan una
tiene una deficiencia de leptina. Se ha especu- superproducción de las células grasas. 43 A
lado que la leptina aumenta cuando se ha partir de esta teoría se explicaba la perma-
incrementado el tamaño de los adipocitos en nencia de la obesidad durante la vida adulta
un esfuerzo por suprimir el apetito e inhibir de individuos que habían sido niños o adoles-
el almacenamiento de grasa. Los sujetos obe- centes obesos. En la actualidad existe contro-
sos con concentraciones elevadas de leptina versia a este respecto, ya que se ha identifica-
circulan-te pueden ser resistentes al efecto do un grupo de adultos obesos que no lo fue-
de saciedad que nor-malmente imparte la lep- ron durante la niñez o la adolescencia y que
tina. Esta situación se asemeja a la de la resis- sin embargo tienen mayor número de células
tencia a la insulina en la diabetes.40,41 adiposas.
Factores metabólicos En este sentido, se acepta que el número
Se ha postulado que una anormalidad me- de células adiposas puede aumentar a lo
tabólica básica podría incrementar el alma- largo de la vida y no disminuye ante la
cenamiento energético en el tejido adiposo y pérdida de peso. 45 Se ha visto que duran-te
producir obesidad por varios caminos: a) la el embarazo la mujer incrementa tanto el
desviación preferente de los sustratos energéti- número de estas células como la grasa conte-
cos hacia la síntesis y el almacenamiento de los nida en ellas (hiperplasia e hipertrofia) y se
triglicéridos; b) el aumento de la eficiencia para ha sugerido que este incremento se da sobre
degradar los hidratos de car-bono, los ácidos todo en la región subescapular, aun cuando
grasos y los aminoácidos, y almacenar la hay evidencias epidemiológicas de que la
energía adicional en forma de triglicéridos en el acumulación de grasa se produce en diferen-
tejido adiposo; c) una mayor eficiencia para tes regiones del cuerpo, de acuerdo con el tipo
efectuar trabajo fisiológico, lo que da por re- de población estudiada 46,47
sultado una situación en la que se requiere Por otra parte, existe un tipo especial de
menos energía y el exceso de ésta se convierte en células adiposas llamado tejido adiposo pardo,
triglicéridos, que se almacenan en el tejido nombre que se le ha asignado porque contiene
graso, y d) la inhibición de la movilización de una alta concentración de pigmentos sanguíneos
la energía almacenada en forma de triglicéri- que le da un color café característico. Se ha
dos en el tejido adiposo. En otras pala-bras, calculado que este tejido comprende apenas
se podría catalogar al individuo con obesidad uno por ciento del peso corporal total y se en-
como un sujeto con una eficiencia del meta- cuentra en sectores específicos del cuerpo
bolismo energético superior al promedio habi- (cubre y protege órganos vitales, como los ri-
tual42 A pesar de que existen evidencias que ñones y el corazón, y se le localiza a lo largo de
apoyan esta hipótesis, todavía no están muy la aorta y el hombro). En fecha reciente se ha
claras las vías metabólicas que podrían estar afec- descubierto que el tejido adiposo pardo está
tadas. encargado de la termorregulación a partir del
Las células adiposas calor liberado en las reacciones metabólicas y que
posee además una tasa de conversión más
La llamada teoría del adipocito postula la
elevada que el tejido adiposo normal. Al parecer,
existencia de periodos críticos para la repro-
en el obeso existen alteraciones en esta función,
ducción de las células adiposas en la vida del
aunque todavía no se aclara cuál es su impor-
tancia en la génesis de la obesidad.48 Factores nutricios
Factores del sistema nervioso central Como ya se ha dicho, la obesidad es resultado
Los mecanismos básicos que regulan el in- de ingerir un exceso de energía, tal y como se de-
greso de energía o el acto de comer se localizan muestra en estudios de ingestión energética me-
en el sistema nervioso central; de manera es- diante la utilización de agua doblemente mar-
pecífica, en el encéfalo. Dicho sistema desempeña cada. Esta situación se presenta con mayor
también un papel clave en la regulación del meta- fre-cuencia en individuos genéticamente sus-
bolismo energético al influir sobre la secre- ceptibles. Una vez que aparece la obesidad,
ción hormonal. Se ha reconocido que el hipo- otros factores, como la inactividad física y las
tálamo es una de las porciones del encéfalo adaptaciones metabólicas y hormonales, pueden
que tiene mayor influencia en la regulación contribuir a que persista o se agrave; todo
de la ingestión de alimentos 4 9 Se sabe que la esto, matizado por factores psicológicos propios
destrucción del núcleo ventromedial del hi- de cada individuo.
potálamo en animales de experimentación La sobrealimentación puede ocurrir en
causa hiperfagia, hiperinsulinismo y obesidad, cualquier etapa de la vida, pero por lo que
en tanto que la estimulación eléctrica del lla- respecta a la obesidad, su inicio en los pri-
mado centro de saciedad trae consigo el cese meros meses de edad puede tener particular
de la ingestión de alimentos.50 importancia. La nutrición materna antes y
En el humano, los tumores, las inflamacio- durante el embarazo llega a ser un factor
nes o las lesiones en esta zona causan obesi- esencial del peso corporal del individuo al
dad. Aún no se ha establecido si las anorma- nacer y durante su vida adulta. Los estudios
lidades anatómicas o funcionales más suti- realizados en lactantes hijos de mujeres
les, de carácter genético o adquiridas, son expuestas a subalimentación intensa indi-
culpables de algunas obesidades humanas. 5 1 can con claridad que la desnutrición severa
Además, se sabe que existen centros encefálicos puede reducir en forma notable el peso del
superiores e inferiores que influyen en la regula- recién nacido. 5 5 , 56 Sin embargo, en investi-
ción del comportamiento alimentario y cuyo gaciones recientes encabezadas por el grupo
mecanismo no está completamente claro 49-50 de Barker en Inglaterra se ha sugerido que
la desnutrición intrauterina predispone al
Factores endocrinos
feto a sufrir enf ermedade s crónicas
Una posible explicación de algunas formas de (obesidad, hipertensión, diabetes mellitus) en
obesidad se encuentra en el desequilibrio hor- la vida adulta.57
monal primario, que al afectar el comporta-
No obstante, es preciso señalar que se han
miento alimentario, el gasto de energía, o am-
estudiado poco los efectos de la sobrealimenta-
bos, da por resultado un balance energético
ción materna sobre el peso del niño al nacer
positivo, con el consiguiente almacenamiento
y en su vida adulta. Algunas investigaciones
de la energía en el tejido adiposo. En muchos
han encontrado un escasa o nula relación,
pacientes obesos se han observado varios cam-
mientras que en otras se informa de una rela-
bios en el funcionamiento endocrino; en la
ción directa del peso materno y la ganancia
mayoría de los casos estos desarreglos son
de peso durante el embarazo con la aparición
consecuencia más que causa de obesidad.52
de obesidad en la edad adulta.58
Entre las alteraciones endocrinas que se
Aunque ha resultado tentador para los
asocian con el desarrollo de obesidad se en-
investigadores en este campo postular una
cuentra el síndrome de ovarios poliquísticos,
relación directa y positiva entre la sobrealimen-
el hiperinsulinismo, el síndrome de Cushing y
tación materna y la obesidad de la descendencia
el hipotiroidismo, entre otros, 53 aunque hay
en la adultez, existen muchos factores que no
que destacar que proporcionalmente ocupan
se han estudiado lo suficiente, como el mo-
un sitio pequeño en la prevalencia de obesidad
mento y la duración de la sobrealimentación,
en la población.
la función placentaria, el medio hormonal y,
muy probablemente, la composición de la adecuada de una comida a otra –a diferencia
dieta en términos de proporción de hidratos de las proteínas y los hidratos de carbono– fa-
de carbono, lípidos y proteínas. vo-recen su depósito en forma de grasa cor-
La nutrición del lactante puede desem- poral.56
peñar un papel aún más importante en la El estilo de vida como factor
aparición ulterior de obesidad. Existen mu- Los cambios recientes en el estilo de vida,
chos modelos experimentales –realiza-dos en caracterizados por un consumo excesivo de
animales– que apoyan esta hipótesis, pero energía y una reducción notable en la acti-
los hallazgos más importantes provienen de vidad física, ofrecen una explicación razona-
estudios efectuados en Europa en el periodo ble de la etiología de la obesidad. La disminu-
posterior a la Segunda Guerra Mundial. En ción en los patrones de actividad física en los
ellos se informa que un grupo de hom-bres países desarro-llados, e incluso en las naciones
que vivieron su infancia temprana en la en vías de desarrollo, han contribuido de mane-
época de hambruna en Holanda, padecieron ra notable al escalamiento del pro-blema de
menos obesidad al lle-gar a la edad adulta la obesidad. Entre las razones de esta situa-
que quienes no sufrieron una desnu-trición ción están la disminución de la actividad físi-
tan intensa. 5 9 En contraste, los adultos que ca en gran núme-ro de trabajos (con sus ex-
eran lactantes en el periodo inmediato a la cepciones), los equipos automa-tizados que
posguerra, en el que hubo abundancia de ahorran trabajo físico y la disminución en el
comida, padecieron aproximadamente tres tiempo de esparcimiento.53
veces más obesidad que los niños que pasaron
Factores psicológicos
hambre. 60 Esto, por supuesto, no implica que
la desnutrición durante la infancia protege de Las perturbaciones emocionales en ocasiones
la obesidad en la vida adulta, pues existen precipitan la sobrealimentación y acompañan a
evidencias de que sujetos con condiciones la obesidad. En indivi-duos obesos se han
precarias de alimentación durante este perio- observado casi todos los tipos de tras-tornos
do sí pueden ser obesos en. la vida adulta. psicológicos, incluidos la ansiedad, la culpa,
la frustración, la depresión y los sentimientos de
Se han encontrado correlaciones directas entre
rechazo y vulnerabilidad. Sin embargo, no se
la introducción temprana de alimentos distin-
ha atribuido a la obe-sidad ning una perso-
tos de la leche (antes del cuarto mes de la vi-
nalidad o tr ast or no psiqui átr ico característi-
da), el peso del lactante y el desarrollo o la
co.
permanencia de la obesidad en la adul-
tez. 58,61 A pesar de que se ha comprobado Tanto en los individuos obesos como en los
que hay niños obesos que lo siguen siendo no obesos, el alimento adquiere una dimen-
cuando adultos, las pruebas no son conclu- sión que va más allá de la meramente nutri-
yentes en la gran mayoría de los casos, por lo tiva, que llega a menguar ciertas situaciones
que hay que tener especial cuidado con la de tensión emocional. Se postula, entonces,
restricción alimentaria en periodos clave del que la relación de los diferentes tipos de per-
crecimiento humano (infancia temprana y sonalidad con la presencia o ausencia de obe-
adolescencia), donde una medida preventiva sidad está en función de la respuesta a los
demasiado estricta puede mermar el potencial estímulos del medio ambiente relaciona-dos
de crecimiento (ver el apartado sobre obesidad con la comida (aspecto, forma, color, olor de
en el capítulo Nutrición del prescolar y escolar).62 los ali-mentos, ambiente social, hora del día,
etcétera) y se dice que los obesos tienen una
Otro aspecto importante de la dieta del
mayor capacidad de respuesta a tales estímu-
obeso es la distribución de los nutrimentos.
los. En general, la psicopatología que acom--
Algunos estudios sobre los hábitos alimenta-
paña a la obesidad no es considerada como
rios de los sujetos obesos muestran que éstos
la causa primaria de la misma, aunque sí
por lo general tienden a abusar de alimentos
es de gran i mportanc ia detectarla para po-
ricos en lípidos, que por tener una elevada den-
der dar una correcta orientación que apoye
sidad energética y no existir una regulación
al plan de alimentación. EVALUACIÓN DEL ESTADO NUTRICIO
Factores sociales Para hacer una evaluación adecuada del es-
Los datos epidemiológicos indican que la tado de nutrición del paciente con obesidad,
prevalencia de obesidad recibe una notable en teoría sería necesario medir el contenido de
influencia de los factores sociales, económicos, grasa y su topografía y después comparar los
raciales y otros relacionados con el estilo de vida. valores obtenidos para un individuo determina-
Lejos está la obesidad de distribuirse de ma- do con una serie de valores de referencia
nera uniforme en la sociedad. En los países aceptados. En la actualidad existen métodos
desarrollados representa un serio problema de bastante exactos para evaluar la grasa corpo-
salud pública, aunque también los países de ral; sin embargo, estas técnicas por lo general
economías menos privilegiadas tienen altas son caras y poco accesibles en el ámbito clíni-
prevalencias de obesidad. En general se ha co (tabla 4). Aun cuando hoy día hay gran
encontrado una relación inversa entre el esta- disponibilidad de los equipos de impedancia
do socioeconómico y la prevalencia de obesi- bioeléctrica, éstos pierden exactitud en la eva-
dad, aunque este fenómeno es más pronun- luación de personas extremadamente obesas,
ciado en las mujeres. En el estudio NHANES además de que no han resultado útiles en la
de Estados Unidos se ha observado que los evaluación de los cambios en el contenido de
individuos que se encuentran por debajo de la grasa total durante la pérdida de peso. Por
línea de pobreza extrema) tienen una mayor ello, esta técnica no ofrece ventajas importantes
prevalencia de obesidad. 63 Sin embargo, la relativas al IMC en el manejo clínico de pacientes.
abundancia económica también trae como con- La evaluación del estado de nutrición del
secuencia un estilo de vida que favorece el individuo obeso debe ser, como en todos los
desarrollo de obesidad. casos, una valoración integral, que contemple

TABLA 4. Comparación de métodos para estimar la grasa corporal y su distribución


MÉTODOS COSTO FACILIDAD PRECISIÓN IDENTIFICA
DE EMPLEO GRASA POR REGIÓN

De laboratorio

Tomografía computarizada Muy alto Difícil Alta Sí

Resonancia magnética Muy alto Difícil Alta Sí

Actividad de neutrones Muy alto Difícil Alta No

Densitometría Alto Difícil Alta No

Recuento de 40K Alto Difícil Alta No

Conductividad (Tobec) Alto Moderado Alta No

Ultrasonido Alto Moderado Moderada Sí

Agua corporal total Moderado Difícil Alta No

Gas soluble en agua Moderado Difícil Alta No

Impedancia bioeléctrica Moderado Fácil Alta No

Clínicos

Estatura y peso Bajo Fácil Alta a No

Panículos adiposos Bajo Fácil Alta a Sí

Perímetros Bajo Fácil Alta a Sí

a
Depende directamente de un correcto sistema de homogeneización y control de calidad.
indicadores dietéticos, clínicos, antropométricos
FIGURA 5. Nomograma para determinar el
y bioquímicos. A través de esta evalua-ción
índice de masa corporal.
es importante determinar tres aspectos del
sujeto obeso: a) la grasa corporal y su distri-
bución; b) la edad de inicio de la obesidad, así
como la existencia de antecedentes familiares
con este problema, y c) la presencia de altera-
ciones físicas o emocionales que pudieran ser
causantes de la obesidad o bien consecuencia de
ésta.20
La grasa corporal y su distribución
Para determinar la grasa corporal se cuen-
ta con dos clases de métodos: los de laboratorio
y los clínicos. En la tabla 4 se resumen las
principales técnicas en función de su costo,
facilidad de ejecución, precisión y capacidad
para diferenciar los distintos sectores de acu-
mulación de grasa. 6 4 Como resulta evidente,
los métodos de laboratorio no son accesi-
bles para la práctica médica común, pero
son tomados como patrón de referencia y
con base en ellos se ha clasificado la precisión de
los demás. Cabe mencionar que la determina-
ción de grasa por densitometría se conside-
ra en la actualidad el patrón de refe-ren-
cia.65
Dentro de los métodos clínicos, los más
utilizados han sido las mediciones de peso y
estatura, pues tienen varias ventajas: am-
plia disponibilidad de equipo, facilidad y pre-
cisión en su ejecución cuando se cuenta con
personal bien entrenado y equipo en ópti-
mas condiciones, además de que gozan de
aceptación general por parte de los sujetos
evaluados. El problema básico que implican
estas medidas es que el peso guarda una rela-
ción estrecha con la estatura, motivo por el
cual no es una buena medida de la grasa cor-
poral, pues hay que recordar que en la obesi-
dad existe un exceso de grasa corporal.
Con el fin de resolver estas dificultades se
han utilizados dos métodos. El primero es el su principal limitación es la elección correcta
peso relativo, índice que fue popularizado por de las tablas de referencia de peso para la es-
las compañías de seguros de Estados Unidos tatura, según la población a estudiar. En la
desde los años cincuenta y que consiste en actualidad este indicador se usa poco y ha
dividir el peso del sujeto entre un peso teórico sido reemplazado casi por completo por el se-
que se basa en su estatura y complexión. Es- gundo método que utiliza al peso y la estatu-
ta relación de peso para la estatura se ha ra: el índice de masa corporal. En la figura 5
utilizado durante años y ha sido aceptada; se presenta un nomograma que puede ser de
utilidad en la práctica médica diaria para cal-
TABLA 5. Heterogeneidad del contenido corporal FIGURA 6. Nomograma para determinar el
de grasa a un determinado intervalo de índice de
índice cintura-cadera
masa corporal en hombres adultos.

PORCENTAJE DE GRASA CORPORAL


IMC MEDIO MÍNIMO MÁXIMO

20-22 17 8 32

23-25 22 11 35

26-27 26 16 40
28-30 28 15 41

Fuente: Bouchard20

cular el IMC de manera rápida.


Por lo común, el IMC se usa en estudios
epidemiológicos para estimar la gravedad de
la obesidad. La ventaja que se le atribuye sobre
otras mediciones es que es independiente de la
estatura, lo que permite la comparación de
los pesos corporales de individuos de distin-
tas estaturas. El IMC representa tanto la masa
grasa como la masa libre de grasa, por lo que
es un índice de peso (o masa) y no de adiposi-
dad como tal.
A pesar de la utilidad del IMC, es necesario
darle su justo valor y reconocer su heterogenei-
dad con respecto al porcentaje de grasa corporal
total a cualquier nivel. Como se muestra en la
tabla 5, en un estudio realizado en hombres
adultos de entre 35 y 54 años de edad, un IMC
de 23 a 25 correspondió a un porcentaje de
grasa de 22 en promedio; sin embargo el inter-
valo varió de 11 a 35 por ciento.
En 1998 se publicaron, entre otros, los Li-
neamientos para la Identificación, Evalua-
ción y Tratamiento del Sobrepeso y la Obesi-
dad en Adultos, avalados por los Institutos
Nacionales de Salud de Estados Unidos, 8 que
recomiendan la utilización de estos lineamien-
tos en el manejo c líni co de l pac ie nt e obeso
con base e n est udi os que demuestran su
alta correlación con el porcentaje de grasa,
sobre todo en el extremo superior de la dis-
tribución del IMC. Como se indica en la tabla
2, un IMC de entre 25 y 29.9 es indicativo de
sobrepeso, mientras que uno igual o mayor a personas de estatura baja empiezan a tener
30 se refiere a la presencia de obesidad (ver un alto riesgo de morbilidad y mortali-dad
el capítulo Evaluación del estado de nutrición). con valores más bajos del IMC, sin embargo,
En la actualidad se discute en torno a si las falta información para poder establecer pun-
FIGURA 7. Somatotipos para mujeres adultas FIGURA 8. Somatotipos para hombres adultos

Adaptada de: Sheldon68 Adaptada de: Sheldon68

tos de corte particulares para estos individuos.4 ma predominante en la región abdominal se


Los panículos adiposos se han estudiado acompaña de una mayor frecuencia de resis-
bajo diferentes perspectivas: como medicio- tencia a la insulina, hipertensión arterial, diabe-
nes individuales comparadas con tablas de tes y perfiles desfavorables de lípidos27 En los
referencia, como sumatorias o bien mediante últimos años se ha discutido la conveniencia
la utilización de ecuaciones para el cálculo de de utilizar sólo el valor del perímetro de la
la grasa corporal. Entre estas últimas se cintura para identificar el riesgo asociado con
cuentan las de Durnin y Womersley, así como la acumulación de grasa en la región abdomi-
las de Jackson. Otro grupo de investigadores nal en adultos con un IMC de entre 25 y
encabezados por Muller y Stallons dividen a 34.9. En este caso se emplean como puntos
los panículos adiposos entre los del tronco y los de de corte de riesgo los valores mayores de 88
las extremidades, con el fin de buscar rela- centímetros para las mujeres y de 102 centí-
ciones que predigan con mayor exactitud el ries- metros para los hombres, en forma independien-
go de desarrollo de enfermedades.8,11,20 te de los valores del IMC, siempre y cuando
se encuentren en el intervalo mencionado
Un grupo más de mediciones antropomé-
(tabla 2). No obstante, un aumento en el perí-
tricas que se utilizan en los adultos son los
metro de la cintura se asocia también con un
perímetros, entre los cuales el índice o rela-
mayor riesgo en personas con peso adecua-
ción cintura-cadera se ha propuesto como
do. Los puntos de corte para este índice ge-
buen predictor de alteraciones secundarias a
neralmente pueden aplicarse a adultos de
la obesidad. Los puntos de corte más utilizados
todos los grupos étnicos; sin embargo en
para el índice cintura-cadera son: más de 0.95
individuos de estaturas bajas (menores de
para hombres y más de 0.84 para mujeres,
1.52 metros) o con IMC por arriba de 34.9,
por su asociación con el riesgo de pre-sentar
estos puntos de corte pueden no ser aplicables.8
enfermedades crónicas. 66 Sin embargo, aún
no se ha alcanzado un consenso internacional en Es importante considerar que tanto la me-
cuanto a los puntos de corte y, por lo mismo, dición de peso y estatura como la de panícu-
la literatura señala cortes diversos para este los adiposos y perímetros, requieren de una
índice, debido a lo cual estos valores deben técnica adecuada, así como de un control de
tomarse con la debida cautela. 67 En la figura calidad por parte del personal de salud que
6 se presenta un nomograma para determi- las ejecute (ver el capítulo de Evaluación del esta-
nar en forma rápida la proporción entre cintura do de nutrición).
y cadera.
Además, la acumulación de grasa en for-
FIGURA 9. Algoritmo para la determinación del delgado, delgado, normal, gordo y muy gor-
riesgo médico basado en el índice de masa corpo- do.68
ral y en la presencia de comorbilidades Debido al conocimiento de la herencia como
factor etiológico de la obesidad, el conocimiento
de este dato permitirá trazar con mayor obje-
tividad un plan para la pérdi-da de peso. Por
otra parte, a través del interrogatorio y me-
diante el uso de las encuestas dietéticas des-
critas en el capítulo Evaluación del estado de
nutrición es posible conocer los hábitos alimen-
tarios del paciente y de esta manera identificar
los hábitos de riesgo, e incluso los positivos,
para reforzarlos. Es indispensable conocer los
gustos del paciente, así como su estilo de vi-
da, para poder dar una orientación alimenta-
ria factible de ser utilizada por un periodo
largo y de esta manera permitir la incorpora-
ción de conductas aceptables para sus hábitos
alimentarios.
Identificación de alteraciones y asignación de
riesgo
Desde un inicio, es preciso determinar si
el paciente asiste a los servicios de salud por
una enfermedad específica –que es lo más fre-
cuente– o si considera a la obesidad por sí so-
la como un problema de salud. Si existe al-
guna alte-ración se requerirá hacer los estu-
dios necesarios, así como la evaluación física y
psicológica para su manejo.
La figura 9 presenta un algoritmo donde
se asigna un riesgo inicial con base en el
IMC. El menor riesgo se establece a partir de
Edad de inicio de la obesidad y anteceden- un IMC por debajo de 25. A mayor IMC, el
tes familiares. riesgo se incrementa. Éste puede ajustarse
Es importante conocer la edad de inicio de con el empleo del perímetro de la cintura, en
la obesidad, así como la existencia de padres particular en los niveles bajos del IMC. Por
con obesidad, con el fin de determinar el ejemplo, un perímetro de la cintura de 90 a
pronóstico y las metas en la pérdida de pe- 100 centímetros en varones, y de 80 a 90 centí-
so. Se ha extendido la creencia de que un in- metros en mujeres premenopáusicas, puede
dividuo no recuerda su peso pasado, pero acrecentar el riesgo equivalente a un aumen-
existen evidencias de que, en general, la mayor- to de uno a dos kilogramos por metro cuadra-
ía de las personas (que no tengan una distor- do del IMC. De manera similar, la presencia
sión de su imagen corporal, como los anoréc- de hipertrigliceridemia, bajas concentracio-
ticos) tienen la capacidad de recordar su peso. nes de colesterol unido a lipoproteínas de alta
Cuando se desea evaluar la percepción de la densidad, hiperglucemia en ayuno, diabetes
imagen corporal de un individuo se puede re- mellitus o historias familiares de diabetes o
currir a un cuadro de somatotipos, como los enfermedad del corazón temprana, incrementan
que se presentan en las figuras 7 y 8 –para el riesgo del sujeto. A un mismo valor de IMC,
mujeres y hombres, respectivamente– con el las personas jóvenes y aquellas que han gana-
fin de que el sujeto identifique su condición do más de 10 kilogramos de peso desde los 18
pasada y presente entre cinco opciones: muy años de edad, presentan un mayor riesgo que
las personas de mayor edad con peso estable.69 Considerar la combinación de programas que
TRATAMIENTO incluyan una dieta hipo energética equilibrada,
así como ejercicio y modificaciones en la conducta
Debido a que el manejo del sobrepeso y la
o psicoterapia de forma individualizada.
obesidad debe ser integral, el equipo de sa-
lud encargado de esta tarea también debe Comentar con el paciente el papel de los alimen-
tener esa característica, tal y como lo esta-- tos en su estilo de vida para reducir de peso de
blece la Norma Oficial Mexicana para el Mane- manera inocua y efectiva.
jo Integral de la Obesidad, 1 3 ahí se señala Si se dispone del equipo y la tecnología necesa-
que el médico es el responsable del manejo rios, determinar la composición corporal del pa-
integral; el nutriólogo, del nutricio, y el psicólo- ciente al inicio del tratamiento y en varias ocasio-
go, del psicológico. nes en el transcurso del programa, con el fin de
El personal encargado de la atención de la asegurar la máxima pérdida de tejido adiposo y la
persona con sobrepeso o con obesidad debe mínima pérdida de masa muscular, y así motivar
tener en cuenta los elementos esenciales del al paciente.
tratamiento; es decir, la evaluación del riesgo Enseñar al paciente opciones para la preparación
del paciente y la asignación del tratamiento de sus alimentos, de tal suerte que sea mínimo el
basado en ese factor y en las preferencias del consumo de grasa y aceite (ver el capítulo Plan ali-
paciente. Debido a que la obesidad es una en- mentario para el individuo sano y el individuo en-
fermedad crónica cuya prevalencia ha aumen- fermo).
tado en forma notable en los últimos años, es im- Establecer metas realistas de reducción de peso.
portante involucrar al paciente en todas las deci-
Promover la moderación en la ingestión de cier-
siones y asegurarse que éste establezca un com-
tos alimentos en lugar de eliminar su consumo.
promiso de largo plazo. Por otra parte, el personal
De esta manera se da variedad a la dieta.
de salud encargado del manejo de estos enfermos
debe mostrar una actitud com-pasiva de esta con- Hacer ver al paciente que la obesidad es un
dición tan estigmatizada.70,71 problema de por vida, que para su control requie-
re de atención y tratamiento en forma continua.
Todo paciente obeso –sea o no candidato a la
farmacoterapia o al tratamiento quirúrgico– debe Alimentación
someterse a un tratamiento básico que incluya ase- Como ya se mencionó, el programa alimentario
soría, restricción energética, terapia conductual y debe ser individualizado y el tratamiento por exce-
actividad física. La meta de cualquier programa de lencia será una dieta hipo energética equilibrada,
tratamiento básico es integrar comportamientos combinada con un programa de cambio de con-
positivos de alimentación y de actividad física en ducta en lo referente tanto a la actividad física
la vida del enfermo. Los programas deben ser parti- como a los hábitos alimentarios. Por consiguiente,
cipativos; es decir, involucrar en forma activa al para cualquier tipo de manejo es muy importante
paciente, ya sea en forma individual o en grupo. hacer énfasis en la modificación necesaria del estilo
Todo programa requiere de supervisión cercana de vida del obeso, reestructurando sus patrones
del equipo de salud. alimen-tarios y con la intención de integrar al ejer-
En 1992, Van Itallie72, quien estableció y diri- cicio como un componente cotidiano.
gió un centro de investigación sobre obesidad en Se deben utilizar dietas hipo energéticas equili-
Estados Unidos, sugirió que en la organización de bradas (ver el capítulo Plan alimentario para el indi-
programas para el control de peso se incluyan, viduo sano y el individuo enfermo), en las que la
además del médico, un nutriólogo y un psicotera- restricción esté basada en el cálculo de la reco-
peuta. A su vez, recomendó que se contemplen con mendación energética del paciente y en prue-
todo cuidado los siguientes factores: bas de ensayo-error, con el fin de encontrar
Individualizar el programa con base en el peso la cantidad de energía total que ese individuo
inicial, la preferencia por ciertos alimentos, los pro- requiere para bajar de peso y mantener esa
blemas médicos y la historia dietética del candida- condición. Se recomienda que la dieta no
to. aporte menos de mil a 1200 kilocalorías, ya
TABLA 6. Dietas de reducción de peso más populares en México
que de otra forma se vería comprometido el
Tabla 7. Ejemplos de actividades moderadas
aporte de algunos nutrimentos –en especial
de vitaminas y nutrimentos inorgánicos–.
• Lavar y encerar un coche por 45-60 Menos vigoroso, más
Cuando se indican este tipo de diet a s t a n tiempo
minutos
bajas en su aporte energético es necesa- • Lavar ventanas o pisos por 45-60 minu-
r i o prescribir suplementos de vitaminas y tos
nutrimentos inorgánicos para cubrir los re- • Jugar voleibol por 45 minutos
querimientos; sin embargo, vale la pena men- • Arreglar el jardín por 30-45 minutos
cionar que esta práctica no es la más reco- • Moverse solo en una silla de ruedas
mendable pues el objetivo del manejo del • por 30-40 minutos
paciente con obesidad es reeducarlo a fin de • Caminar 4.5 kilómetros en 35 minutos
que mejore sus patrones de alimentación de • Andar en bicicleta ocho kilómetros en 30
manera permanente. minutos
• Bailar intenso (baile social) durante 30
En el capítulo Plan alimentario para el indivi-
minutos
duo sano y el individuo enfermo se presentan die- • Caminar 3.25 kilómetros en 30 minutos
tas con distinto valor energético, divididas por • Nadar por 20 minutos
raciones y por grupos de alimentos. En este • Jugar basquetbol 15-20 minutos
sentido se pueden seguir dos conductas: • Brincar la cuerda por 15 minutos
La recomendación de dietas muy restringi- • Correr 2.5 kilómetros en 15 minutos
das en un principio, con el fin de obtener un • Subir y bajar escaleras por 15 minutos Más vigoroso, menos
rápido descenso inicial de peso y de esta forma tiempo
motivar al paciente. Más adelante, incremen- Una cantidad moderada de actividad física gruesamente equivale a la actividad
tar en forma gradual el consumo energético hasta física que utiliza 150 kcal/día o 1000 kcal/semana.
b
Algunas de las actividades pueden realizarse a distintas intensidades, aunque
alcanzar el equilibrio donde se igualen el gasto
la duración sugerida corresponde al esfuerzo esperado. Adaptada de:
y el consumo, que permita al sujeto mantener el National Institutes of Health
peso alcanzado.
La recomendación de dietas poco restringi- con sobrepeso o con obesidad es el nutriólogo,
das al inicio, con el fin de que el sujeto no ex- en colaboración, por supuesto, con el médico y
perimente sensaciones de angustia y ansie- con el psicólogo. Por otra parte, la informa-
dad por las limitaciones a su alimentación ción consignada en este capítulo es de carác-
habitual. De manera paulatina, disminuir la ter general dada la complejidad para manejar
densidad energética de la dieta hasta alcan- la obesidad y la necesidad de individualizar el
zar el equilibrio ideal. manejo.
En forma paralela a cualquiera de las dos El obeso, ya se ha dicho, es una persona
estrategias, se puede sugerir el consumo de enferma con un padecimiento incurable y
alimentos con baja densidad energética pero difícil de solucionar, cuyo manejo involucra
de volumen . elevado –como los ali-mentos un cambio importante de conducta y, en ge-
ricos en fibra–, con el fin de producir en el pa- neral, de estilo de vida. Por esta razón, los in-
ciente una mayor sensación de plenitud. La dividuos obesos son capaces de intentarlo todo
baja densidad energética puede lograrse tam- con el fin de encontrar un remedio rápido,
bién consumiendo –además de las tradiciona- eficiente y sencillo para bajar de peso. Cabe
les frutas y verduras–, platillos con elevado conte- aclarar que esta condición no es exclusiva de
nido de líquidos como los caldos y los jugos.73 un sector sociocultural; y es más bien carac-
La elección de una u otra estrategia se terístic o d e l a gr a n m ay or í a d e l as p er s o -
hará en función directa de la condición y el nas qu e pad ece n obesidad seguir una mul-
tipo de personalidad de cada paciente, lo que titud de regímenes dietéticos descabellados.74
se podrá detectar a través del interrogatorio. En la tabla 6 se mencionan algunas de
Es importante mencionar que el profesional las dietas más populares para la disminu-
idóneo para dar manejo nutricio al paciente ción del peso corporal, junto con varias de
sus características, así como la documenta- que del tejido muscular.
ción que existe sobre sus éxitos o fracasos.75 La actividad física moderada (tabla 7)
Es importante meditar en torno a la cre- practicada con constancia es el mejor predic-
ciente formulación de dietas para bajar de tor del mantenimiento del peso en el largo
peso y juzgarlas a través de criterios que per- plazo. En estudios aleatorios se ha encontra-
mitan evaluar tanto su efectividad como su do que los individuos que hacen una dieta
inocuidad. hipo energética y además realizan ejercicio en
A continuación se presentan algunas re- forma constante tienen mayor probabilidad
comendaciones para dar un buen servicio a de mantener la pérdida de peso que aquellos
los pacientes en cuanto a manejo nutricio se que solamente siguen una dieta determina-
refiere.45 da. 7 6 Además de su papel en el manteni-
miento del peso corporal, la actividad física
1. Mantenerse actualizado en la literatura
tiene función importante en el tratamiento de
médica y nutriológica. Leer revistas profesio-
la obesidad. Las áreas fundamentales en las
nales con regularidad a fin de contar con in-
cuales la actividad física contribuye a un ma-
formación reciente sobre el tratamiento de la
nejo de la obesidad seguro y efectivo se relacio-
obesidad.
nan con sus efectos sobre el balance energéti-
2. Enseñar a los pacientes –y a los consumi- co, la composición corporal, el estado de áni-
dores en general– a elegir de manera sana los mo y otros parámetros psicológicos, la calidad de
platillos en donde quiera que se encuentren, vida, el riesgo de enfermedad, la adherencia
sea en la casa, en un restaurante, de viaje, de al manejo del peso, y la distribución de la gra-
vacaciones o en circunstancias especiales. sa corporal en sujetos obesos y no obesos (tabla
3. Antes de aceptar "el último grito de la moda" 8).
en materia de dietas, revisar cuidadosamente La actividad física debe formar parte integral
su contenido y sus fundamentos. del programa de pérdida de peso y su conser-
4. Considerar siempre los principios nu- vación. En un inicio se sugiere niveles mode-
triológicos básicos y lógicos, como el que señala rados de actividad física de al menos 30 a 45
que la dieta no debe contener más de 15 por minutos durante tres a cinco veces por sema-
ciento de proteínas y 30 por ciento de lípidos. TABLA 8. Algunos efectos de la combinación
de una dieta hipoenergética adecuada y un
5. Emplear un lenguaje sencillo en el trato
ejercicio moderado y constante.
con los pacientes.
6. Evaluar la pertinencia de las dietas y méto- • Aumenta el gasto energético
dos de reducción. Si tienen alguna o varias • Se mantiene o se minimiza la pérdida de masa magra
de las siguientes características (pág 302), de- • Se reduce el riesgo cardiovascular al producir un efecto
benéfico en el perfil de lípidos (normalización de los
ben provocar desconfianza:74
lípidos sanguíneos)
7. Analizar la dieta en su totalidad en • Mejora la salud cardiorrespiratoria
cuanto a energía y balance general de nutri- • Tiene efectos psicológicos positivos que incluyen la
reducción del estrés y una sensación de bienestar y opti-
mentos. Utilizar para ello las guías más re-
mismo
cientes aceptadas por la comunidad científica. • Promueve la adherencia al programa integral para la
Actividad física pérdida del exceso de peso
• Reduce la acumulación de grasa en la región central
La meta en el descenso de peso es la
• Reduce la resistencia a la insulina (normalización de
pérdida del tejido adiposo, pero en la mayoría insulinemia)
de los casos aunque la dieta no sea muy es- • Proporciona beneficios generales a la salud (normaliza-
tricta y sea equilibrada, también se presenta ción de concentraciones sanguíneas de lípidos, insulina
pérdida de tejido muscular. Es importante y glucosa)
promover el ejercicio en el obeso para que la
pérdida de peso sea a costa de una disminu- Nota: Estos beneficios se obtienen incluso cuando no se haya
logrado una pérdida de peso.
ción de la magnitud del tejido adiposo más
na. Debe iniciarse poco a poco y asegurarse dos en lo que se ha llamado condicionamiento
de que se cuenta con un buen estado de sa- operante, donde se postula que nuestra con-
lud para realizar el tipo de actividad que se ducta opera en función del medio ambiente y
haya elegido. Todos los adultos deben fijarse genera respuestas que retroalimentan nues-
la meta de acumular por lo menos 30 minutos tros sentidos, reforzando así una conducta a
o más de actividad física moderada a lo largo pesar de que no exista una demanda orgáni-
de casi todos –y de preferencia todos– los días de ca. El apetito es un buen ejemplo de este
la semana. comportamiento, ya que cuando es saciado
La actividad física permite ejercer ciertos provoca placer. En ocasiones, alguna sensación de
reajustes en el balance energético: por una m a l e s t ar p s í q u ic o pu e d e d e s a p ar e c er o
parte, el gasto mismo de la actividad física, que a m i n or ar se mediante la ingestión de alimen-
puede ascender a 1500 o dos mil kilocalorías por tos sin que necesariamente se haya sentido
semana en un programa de 30 a 45 minutos hambre. Con base en lo anterior, se sugiere
por sesión y de cinco a siete sesiones semana- que una conducta es aprendida y por lo tan-
les; por la otra, se cree que la actividad física to puede ser modificada, por lo que las terapias
tiene un efecto positivo en el gasto metabólico de conducta en el obeso deben estar encaminadas
en reposo.77 directamente a:

Con relación a la composición corporal, la Controlar la ingestión de alimentos, en


actividad física tiene un efecto notorio du- función de cuándo, cómo, dónde y cuánto
rante el periodo de pérdida de peso pues evi- alimento se consume.
ta la pérdida de masa muscular que es inde- Fomentar la actividad física –lo que también
seable, entre otras razones porque disminuye implica un cambio de conducta– con el fin de
el gasto metabólico en reposo y aumenta la incrementar el gasto de energía y promover un
propensión a recuperar el peso perdido, además balance negativo de ésta.
de que promueve la debilidad muscular. La técnica propuesta por Skinner para la
Cuando se combina la actividad aeróbica modificación de la conducta sugiere la
con los ejercicios de fuerza y resistencia se me- búsqueda de tres condiciones para que la tera-
jo-ra aún más la composición corporal pues se pia sea exitosa:
promueve un aumento de la masa muscular.
1. Los antecedentes de la conducta. Es de-
Aspectos psicológicos cir, ¿qué sucedió antes que normó la conduc-
Como ya se mencionó, el individuo obeso ta alimentaria?
tiene una conducta alimentaria que si bien La respuesta conductual. ¿Qué sucede en el
no es causa única de su padecimiento, sí transcurso de la conducta alim ent aria
ayuda a su permanencia. Por ello, es necesa- (i ngest ión) , que la modula?
rio ofrecerle un apoyo psicológico encaminado a la
Las consecuencias de la conducta. ¿Qué sucede
modificación de su conducta alimentaria.78
después de ingerir los alimentos, que refuerza esa
Las terapias de conducta están diseñadas conducta?
para ayudar al obeso a cambiar aquellos pa-
Antecedentes de la conducta alimentaria
trones de alimentación que contribuyen a su
exceso de peso. Estas estrategias procuran Pueden tener su raíz en etapas muy tem-
que el individuo obeso conozca y comprenda el pranas de la vida de un individuo o en etapas
significado que para él tienen los alimentos y más tardías en función del ambiente social
aprenda a identificar las conductas perjudi- (circunstancias de trabajo, utilización de tiem-
ciales, con el fin de tratar de modificarlas.79 po libre, etcétera). Una vez identificados estos
aspectos, se podrían seguir tres estrategias.80
Existen diversas escuelas psicológicas que pro-
ponen técnicas para la modificación de los hábi- Eliminar la condición; es decir, tratar de mo-
tos alimentarios de los obesos. Entre ellas, las dificar la conducta alimentaria, mediante el
que han informado tener mejores resultados son cambio del entorno a una norma específica. Por
las que utilizan los principios de Skinner,80 basa- ejemplo, si la sensación de aburrimiento provo-
TABLA 9. Los fármacos en el tratamiento de la obesidad
ca apetito, se deberá guiar al individuo para que tratar de encontrar la causa, con el fin
que cuando esto suceda no tenga a su al- de hacerla consciente. A la vez, sumar impor-
cance ali-mentos listos para consumirse, pues tancia a los logros obtenidos, mediante el refor-
de esta forma dispondrá del tiempo necesario zamiento de las conductas positivas; por ejem-
para pensarlo, hacerlo consciente y buscar algu- plo, un descenso en el peso.80
na otra actividad que lo distraiga. Se requiere evaluar de manera continua la
Modificar la conducta que por alguna razón modificación de las conductas alimentarias
no puede ser eliminada por completo. Por y posteriormente lograr el mantenimiento de
ejemplo, en reuniones de trabajo o de negocios las mismas por un periodo prolongado. La
está mal visto que alguien rechace alguna bebida terapia de grupo ha demostrado también su
alcohólica o de otro tipo. En esos casos, hay al- eficacia, además de que representa una forma
gunos recursos para restringir la ingestión, de intervención más económica.
como son ingerir de manera lenta la bebida o Tratamiento farmacológico
solicitar una más diluida.
Persiste la controversia en torno al papel
Reforzar en el obeso las conductas que de la farmacoterapia en el tratamiento de la
promuevan un buen hábito alimentario. Hay obesidad. Indudablemente, las pruebas con
que recordar que siempre existirá una nor- que hoy se cuenta no apoyan la teoría de que
ma positiva, que al reforzarla modificará la el método farmacológico es la única forma de
sensación del obeso de que todo lo que hace tratar este padecimiento. Lo cierto es que si los
está mal y por ende hay que cambiarlo. medicamentos anorexig éni cos tie nen alguna
Respuesta conductual participación en est os casos, ésta debe ser
Hay que trabajar con ciertas acciones que parte de un programa de tratamiento amplio
normen una conducta positiva hacia la ali- que comprende además la restricción energéti-
mentación. Estas pueden ser de dos tipos.8° ca y el ejercicio. 81 De cualquier forma, no se
recomienda su uso porque crean dependencia
Recomendar que la alimentación sea un
y pueden poner en peligro la salud de quien los
proceso más lento. Por ejemplo, sugerir al
consume.
paciente que torne un bocado a la vez, que
entre bocado y bocado coloque los utensilios Existen cuatro tipos principales de medi-
sobre el plato, que mastique y trague lenta- camentos que tratan de estimular la pérdida
mente, que beba líquidos, que platique mien- de peso: a) los que promueven una disminu-
tras come, que retrase el inicio de la comida ción en la ingestión energética; b) los que
unos minutos después de sentarse, que real- reducen la absorción intestinal; c) los que
ce el aspecto social de la comida y pro-mueva disminuyen el depósito corporal de grasa, y
la convivencia. d) los que propician el gasto energético.

Sugerir que se disfrute la comida. Por lo En la tabla 9 se presentan las principales


general el obeso se siente culpable al comer y sustancias activas de cada uno de estos gru-
esto le causa una sensación de angustia que pos de medicamentos, así como el efecto de-
alivia con más comida. Se le debe sugerir que seado en el tratamiento y las reacciones adver-
coma con mayor lentitud, y que deguste y dis- sas.
frute el sabor, la textura, el olor y el color de En síntesis, el uso de fármacos en el trata-
los alimentos. Los platillos deben ser tan atrac- miento de la obesidad es un arma de dos filos.
tivos para él como para cualquier otra persona. Algunos medicamentos, como las anfetami-
Consecuencias de la conducta alimentaria nas, han estado en el mercado por tiempo
prolongado y hasta la fecha no han mostrado
Se debe restar importancia a las conductas
una ventaja significativa sobre el manejo die-
negativas ante las cuales el sujeto obeso cae
tario; por el contrario, pueden llegar a impli-
en la tentación. No es conveniente tomar medi-
car un riesgo serio para la salud.
das punitivas en este sentido; por ejem-plo, si
el paciente rompió el régimen dietético, habrá El resto de los fármacos utilizados para
este fin pudieran ser atractivos, según afirman camentos no sólo depende de la dosis, sino
quienes trabajan en este campo; sin embargo, también del tiempo de empleo.
al mejorar un problema pueden causar otro Tratamiento quirúrgico
peor, como sucede con las hormonas tiroideas,
El manejo quirúrgico de la obesidad debe
que en pacientes eutiroideos pueden dar ori-
ser el último recurso del enfermo que ha pro-
gen al hipotiroidismo. Es importante señalar que
bado todos los demás tratamientos sin resul-
en la actualidad se investiga gran variedad de me-
tado positivo alguno. También es el método
dicamentos, que todavía se encuentran en fase
indicado cuando el grado de obesidad es in-
de experimentación y no deben ser prescri-
compatible con la vida social (problemas de
tos. Por desgracia, debido a ignorancia e irres-
movilidad), el IMC es mayor a 40 o peligra la
ponsabilidad, muchos trabajadores de la sa-
vida del sujeto.
lud sí los prescriben, algunas veces ante la
presión misma de los pacientes. A mediados Cuando existen comorbilidades, se reco-
de la década de los noventa se abusó del em- mienda recurrir a la cirugía si la persona tiene
pleo de una combinación de medicamentos un IMC de entre 35 y 40. 8 En esos casos, por
para promover la pérdida de peso: la fenflu- lo general el obeso tiene problemas serios de
ramina y la dexfenfluramina. Sin embargo, salud que ponen en peligro la calidad y du-
en septiembre de 1997 la Administración de ración de su vida. El manejo quirúrgico en
Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos esas circunstancias puede provocar una pérdi-
(FDA por sus siglas en inglés) solicitó el reti-- da de peso notable y sostenida en la mayoría
ro voluntario del mercado de estas sustan- de los pacientes bien seleccionados como
cias debido al informe de la asociación entre candidatos. Este hecho en sí mismo es sufi-
el consumo de estas sustancias –solas o en ciente para convencer a los pacientes muy
combinación con fentermina– y alteraciones obesos de que vale la pena soportar las moles-
valvulares. 82 Ese mismo año, se permitió el tias y correr los riesgos que implica someterse a
uso de la sibutramina y posteriormente del una cirugía gastrointestinal, a fin de mejorar
orlistat. Sin embargo, es importante señalar la calidad de vida (independientemente de
que la farmacoterapia en el manejo de la obesi- otros efectos no probados, como la reducción
dad en general se acompaña de una dieta hipo- de ciertas comorbilidades o la prolongación
energética, con técnicas de modificación de de la vida). La ausencia de métodos alternati-
la conducta alimentaria y un programa de ac- vos capaces de mantener una reducción médica-
tividad física. Después de un año de uso de mente significativa de peso también justifica el
las mencionadas sustancias, la pérdida de tratamiento quirúrgico de los pacientes con obesi-
peso es en general modesta: de 1.6 a 5.5 kilogra- dad grave o mórbida. En otras palabras, existen
mos. dependiendo del fármaco utilizado.8 evidencias de que en la mayoría de los casos la
magnitud de la obesidad disminuye de manera
A manera de recomendación, los fármacos
notable después del procedimiento y por un
encaminados a la pérdida de peso sólo de-
tiempo mayor que con cualquier otro tratamiento
ben emplearse como parte de un programa
83
integral de pérdida de peso que incluya di-
eta y actividad física para pacientes con un Los procedimientos quirúrgicos pueden ser
IMC igual o mayor a 30, sin factores de riesgo o de tres tipos, según el objetivo que se persiga:
enfermedades concomitantes asociadas a la obe- Restricción de la ingestión. Comprende las gas-
sidad, o con un IMC igual o mayor a 27 cuando troplastías, el balón intragástrico y los alam-
existan estos factores de riesgo o enfermedades bres en las mandíbulas. Tanto las gastroplast-
asociadas.8 ías como el balón intragástrico tienen el ef e c -
Por los problemas que implica el uso de to de p r ovocar may or sensa ci ón d e pleni-
fármacos, es indispensable informar sobre los tud en el paciente obeso y de esta forma obli-
riesgos de su utilización, sobre todo con el fin garlo a comer menos, ya que de lo contrario se
de evitar la automedicación y su uso por tiem- producirá vómito.
po prolongado, pues el efecto de estos medi- Por lo general no se practica la gastroplastía,
ya que provoca un sinnúmero de efectos se- obesidad, como hipertensión, diabetes melli-
cundarios que la hacen una opción poco tus o insuficiencia cardiaca, entre otras.
atractiva. Debido a que el balón intragástri- Por ello tiene gran importancia hacer una
co no puede permanecer por largos periodos valora-ción muy detallada de su condición
en la cavidad –ya que hay que inflarlo con fre- de salud y prepararlos psicológicamente para
cuencia– se ha visto que el obeso vuelve a re- la cirugía antes de tomar una decisión.82
cuperar el peso perdido si la terapia no va Existe una gran cantidad de literatura médica
acompañada de una correcta educación ali- que argumenta que los métodos quirúrgicos
mentaria. tienen éxito en la mayoría de los pacientes, no
El amarrar las mandíbulas con el fin de sin mencionar todas las complicaciones que es-
poner una barrera que impida la ingestión tos procedimientos llevan aparejadas. Entre
excesiva de alimentos, además de ser un las más comunes están los síndromes de mala
método excesivamente incómodo, no ha tenido absorción y las diarreas, que son ' parte impor-
buenos resultados, pues los alimentos licuados no tante de la causa del descenso del peso pos-
necesariamente poseen una menor densi- quirúrgico; por ello se debe cuidar muy de
dad energética. 82,84 Además, una vez liberada cerca al paciente para impedir que se desnu-
la mandíbula, la recuperación del peso perdi- tra o se deshidrate. El síndrome de vaciamien-
do es inmediata pues el paciente no ha apren- to rápido es quizá el efecto secundario más
dido a modificar sus hábitos alimentarios. frecuente en estos pacientes, en quienes los
Mala absorción de nutrimentos. Esta se alimentos de alta densidad energética y muy
ocasiona a través de la creación de un puente osmóticos se vacían rápidamente al intestino
yeyuno ileal que reduce de manera significati- delga-do, lo que ocasiona la liberación de po-
va el tamaño del intestino delgado y por ende lipéptidos gastrointestinales vasoactivos que
la superficie de absorción. De acuerdo con la causan taquicardia, diaforesis, mareos y náu-
magnitud de la obesidad, estas técnicas sea. Por lo general, el primer año posterior a la
tienden a dejar menor o mayor longitud útil cirugía es el más complicado; sin embargo, estos
del intestino, ya que mientras más extensa sujetos correrán el riesgo permanente de pre-
sea la porción del intestino excluido, más gran- sentar problemas en el hígado (infiltración
de será la pérdida de peso.79'80 grasa) y el riñón (insuficiencia renal).70 De
cualquier forma, si el paciente no modifica su in-
Alteración en la regulación del apetito.
gestión energética, recuperará el peso perdido.
Comprende la intervención en los mecanismos
reguladores del apetito. La vagotomía aún se en- Vale la pena mencionar, por último, a la
cuentra en fase de experimentación para el tra- lipectomía o a la modalidad que se encuentra
tamiento de obesos, aunque en los pocos infor- en boga: la liposucción. Este procedimiento, que
mes de la literatura se menciona una pérdida de consiste en la extracción de tejido adiposo, gene-
peso atribuible a la reducción espontánea en la ralmente se utiliza por razones cosméticas
ingestión de alimentos.82,83 más que como un tratamiento para la obesi-
dad. En los años ochenta se aceptaba que no
La decisión de someter a un obeso a un
era segura la remoción de más de dos mil milili-
tratamiento quirúrgico se debe hacer con
tros de tejido adiposo. En los últimos años se
sumo cuidado, a través de la selección del
han desarrollado técnicas con las que se pue--
candidato ideal. En términos generales, sól o
den remover más de 10 kilogramos de grasa;
se recomienda practicar la cirugía en
sin embargo, se desconoce si la eliminación de
aquel obeso que tiene un exceso de peso de
esas magnitudes de tejido adiposo tiene efec-
más de 100 por ciento del peso para su esta-
tos metabólicos importantes, sean éstos
tura, que además haya intentado otros méto-
benéficos o dañinos, o si tiene alguna influen-
dos menos drásticos sin éxito alguno y en
cia de largo plazo en el balance energético. En
quien el beneficio esperado supere el riesgo de
estudios en animales, la eliminación de 25 por
la cirugía. Es muy frecuente que este tipo de indi-
ciento de la grasa corporal no previene el au-
viduos tengan padecimientos derivados de la
mento de peso. 85 Su principal complicación
es que puede provocar abundantes hemo- Co; 1992. p. 309-19.
rragias, además de que no disminuye en for- 2 Vanitallie TB. Body weight, morbidity, and longevity. En:
ma importante la can-tidad de tejido adiposo.82 Bjórntorp P, Brodoff BN, editores. Obesity. Filadelfia, EUA: JB
Lippincott Co.; 1992. p. 55-66.
Conviene mencionar que estos procedimientos
3 National Research Council. Committee on Diet and Health.
están prohibidos para ser utilizados como trata-
Implications for reducing chronic disease risk. Washington, DC:
miento de la obesidad por la Norma Oficial
National Academy Press; 1989.
Mexica-na para el Manejo Integral de la Obesi-
4 Consensos Funsalud. Obesidad en México. Volumen 1. México:
dad.13 Fundación Mexicana para la Salud; 1997.
PREVENCIÓN 5 US Department of Health and Human Services. The Surgeon
General's Report on Nutrition and Health. Washington, DC: Gov-
La prevención del sobrepeso y la obesidad es
ernment Printing Office;1988. p. 275-309. DHHS(PHS)
tan importante, o más, que el tratamiento. Publ. 88-502010.
La acción preventiva incluye: a) la preven-
6 Foreyt JP, St Jeor ST. Definitions of ob esity and healthy
ción primaria del sobrepeso y de la obesidad weight. En: St Jeor ST. Obesity assessment. Tools, methods, in-
en sí mismos; b) la prevención secundaria, ter-pretations (a reference case: The RENO diet-heart
es decir, evitar que se recupere el peso des- study). Nueva York, NY: Chapman & Ha11;1997. p. 47-56.
pués de perderlo, y c) la prevención de incremen- 7 Dwyer J. Policy and healthy weight. Am J Clin Nutr 1996;63
tos de peso adicionales en individuos incapaces de Supl:s415-8.
perder peso.8 8 National Institutes of Health. Clinical guidelines on the identi-
fi-cation, evaluation, and treatment of overweight and obesity
La prevención primaria de la obesidad debe
in adults. Evidence report. Washington DC: US Department
incluir estrategias dirigidas a tratar los asun- of Health and Human Services; 1998.
tos relacionados con el excesivo consumo de 9 Manson JE, Stampfer MJ, Hennekens CH, Willett WC. Body
energía y los patrones inadecuados de activi- weight and longevity. A reassessment. JAMA 1987;257:353-8.
dad física, derivados de prácticas de merca- 10 Troiano RP, Frongillo EA Jr, Sobal J, Levitsky DA. The
dotecnia, patrones de transportación y falta rela-tionship between body weight and mortality: a quanti-
de oportunidades para realizar actividad física tative analysis of combined information from existing stud-
en los días de trabajo. Las estrategias deben ies. hit J Obes Relat Metab Disord 1996;20:63-75.
adaptarse a los distintos estratos socioeconómi- 11 World Health Organization. Physical status: the use and in-
ter-pretation of anthropometry. Report of a WHO Expert Commit-
cos.8
tee. World Health Organ Tech Rep Ser 1995;854:1-452.
Al elaborar estrategias de prevención del 12 Abernathy RP, Black DR. Healthy body weights: an alter-
sobrepeso y la obesidad se contribuye a mejo- na-tive perspective. Am J Clin Nutr 1996;63 Supl:s448-51.
rar la calidad y la duración de la vida. En el 13 Norma Oficial Mexicana para el Manejo Integral de la Obe-
caso de individuos con comorbilida-des si-dad. NOM-174-SSA1-1998. Diario Oficial de la Federación,
(hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes 12 de abril de 2000. p. 27-34.
14 International Obesity Task Force. Ending malnutrition by 2020:
mellitus tipo 2), éstas deben tratarse antes o
an agenda for change in the millenium. IOTF/UN. Disponible
en conjunción con la pérdida de peso.
en: http:/ /www.iotf.org/php
Las medidas de salud pública encamina- 15 Instituto Nacional de Salud Pública. Encuesta Nacional de
das a la prevención de la obesidad; es decir, Nutrición 1999. Tomo 1. Niños menores de cinco años. Cuer-
diseñadas para reducir la dificultad que tiene na-vaca, Morelos; 20.00.
un determinado individuo para adoptar patro- 16 Encuesta Nacional de Nutrición 1999. Resumen ejecutivo.
nes saludables de alimentación y actividad Méxi-co: Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Salud
Pública, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e In-
física, beneficiarían en particular a aquéllos
formática; 2000.
con desventajas sociales, que tienen menos
17 Arroyo P, Loría A, Fernández V, Flegal K, Kuri-Morales P,
acceso a los servicios de salud preventiva y
Olaiz G, et al. Prevalence of pre-obesity and obesity in urban
cuentan con pocas opciones para hacer cambios adult mexicans in comparison with other large surveys. Obes
efectivos en su vida diaria.86 Res 2000;8:179-85.
REFERENCIAS 18 Kissebah AH, Vydelingum N, Murray R, et al. Relation of
body fat distribution to metabolic complications of obesity. I
1 Simopoulus A. Characteristics of obesity. En: Bjórntorp P, Clin Endocrinol Metab 1982;54:254-61.
Brodoff BN, editores. Obesity. Filadelfia, EUA: JB Lippincott 19 Barrer LO. Obesidad. En: Fisiopatología y clínica de la nutrición.
Argentina: Ed. Médica Panamericana; 1988:335-84. 37 Garn SH, Barley SM, Cole PE. Similarities between parents and
20 Bray GA, Bouchard C, James WPT. Definitions and pro- their adopted children. Am J Phys Anthropol 1976;45:539-46.
posed current classification of obesity. En: Bray GA, Bou- 38 Armendares S. La herencia de la obesidad. Evidencia
chard C, James WPT, editores. Handbook of obesity. Nueva York: epide-miológica. Rev Invest Clin 1991;43:269-75.
Marcel Dekker Inc; 1997. p. 31-40. 39 Perusse L, Chagnon YC, Dionne FT, Bouchard C. The hu-
21 Kissebah AH, Peiris AN, Avans DJ. Mechanisms associating man obesity gene map: 1996 update. Obes Res 1997;5:49-61.
body fat distribution to glucose intolerance and diabetes 40 Overweight, underweight and weight control. En: Cataldo CB,
mellitus: window with a view. Acta Med Scan 1987;723 DeBruyne LK, Whitney. Nutrition and diet therapy. Principles and
Suppl:79-89. practice. 5a ed. Belmont, CA: West/Wadsworth; 1999. p. 205-26.
22 Kelley DE. Managing obesity as first-line therapy for dia- 41 Considine RV. Serum inmunoreactive-leptin concentrations
be-tes mellitus. Nutr Clin Care 1998;1:38-43. in normal-weight and ob ese humans. N E ng l J Med
23 Stamler J. Epidemiologic findings on body mass and blood 1996;334:292-5.
pressure in adults. Ann Epidemiol 1991;4:347-62. 42 Sims EAH. Experimental obesity, dietary-induced ther-
24 National Institutes of Health. Consensus Development moge-nesis and their clinical implications. Clin Endocrin
Con-ference Statement. Health implications of obesity. Ann Metab 1976;5:377-84.
Intern Med 1985;103:1073-9. 43 Owen OE. Obesity. En: Kenney JM, Jeejebhoy KN, Hill
25 Bjórntorp P. The associations between obesity, adipose tissue distri- G, Owen OE, editores. Nutrition and metabolism in patient
bution and disease. Acta Med Scan 1987; 723 Sup1:121-34. care. EUA: Saunders Co, 1984:167-92.
26 Larsson BJ, Bjórntorp P, Tibblin G. The health consequences 44 Bjórntorp P, Sjostrom L. Number and size of adipose tissue
of moderate obesity. In J Obes 1981;5:97-106. fat cells in relation to metabolism in human obesity. Metab
27 McKeigue PM. Metabolic consequences of obesity and body Clin 1971;30:703-13.
fat pattern: lessons from migrant studies. En: The origins and con- 45 Mahan LK, Escott-Stump S. Krause's Food, nutrition and diet
sequences of obesity. Wiley, Chichester: Ciba Foun- therapy. 9a ed. EUA: WB Saunders; 1996:451-88.
da-tion;1996. p. 54-67. Symposium 201. 46 Rosso P. Weight-for-height and body mass index in pregnant
28 Kissebah AH, Krakower GR, Sonnenberg GE, Hennes MMI. women. En: Krasovek K, Anderson MA. Maternal nutrition
Clinical manifestations of the metabolic syndrome. En: Bray and pregnancy outcome. Pan American Health Organization;
GA, Bouchard C, James WPT, editores. Handbook of obesity. 1986. Scientific Publication No. 529.
Nueva York: Marcel Dekker Inc; 1997. p. 601-36. 47 Casanueva E, Pfeffer F, Tejero E, Tavano L. Variaciones en 4
29 Villa P, Fulghesu AM, De Marins L, et al. Impact of long-term pliegues subcutáneos de 4 poblaciones de mujeres embara-
naltrexone treatment on growth hormone and insulin se- za-das. Perinatol Reprod Hum 1992;6:125-9.
cre-tion in hyperandrogenic and normal obese patients. 48 Himms-Hagen J. Thermogenesis in brown adipose tissue
Metabo-lism 1997;46:538-43. as an energy buffer: implications for obesity. N Eng J
30 Hartz AJ, Barboriak PN, Wong A, Katayama KP, Rimm AA. Med 1984;311:1549-58.
The association of obesity with infertility and related men- 49 Anand BK. Nervous regulation of food intake. Physiol Rev
s-trual abnormalities in women. Int J Obes 1979;3:57-73. 1961;41:677-85.
31 Pi-Sunyer FX. Medical hazards of obesity. Ann Intern Med 50 Van Itallie TB, Smith NS, Quartermain D. Short-term and
1993;119:655-60. long-term components in the regulation of food intake:
32 Rippe JM, Crossley S, Ringer R. Obesity as a chronic disease: evi-dence for modulatory role of carbohydrate status. Am J
modern medical and lifestyle management. I Am Diet Assoc Clin Nutr 1977;30:742-50.
1998;98:s9-15. 51 Bray GA, Gallagher RF. Manifestations of hypothalamic
33 Bouchard C, Perusse L, Leblanc C, Tremblay A, Theriault G. In- obe-sity in man: a comprehensive investigation of eight
heritance of the amount and distribution of human body patients and a review of the literature. Medicine 1974;54:301-23.
fat. Int J Obes 1988;12:205-15. 52 Salans L. Obesidad. En: Felig P, Baxter J, Broadus A,
Froh-man L, editores. Endocrinologla y metabolismo.
México: McGraw Hill; 1983:947-73.
34 GP, Sorensen TI, Stunkard AJ, Srinivasan MR, Rao DC. Influ-
53 Bray G. An approach to the classification and evaluation of
ences of genes and shared family environment on adult body
obesity. En: Bjbrntorp P, Brodoff BN, eds. Obesity. Filadelfia:
mass index assessed in an adoption study by a compre-hensive
J.B. Lippincott Co; 1992;291-308.
path model. Lit J Obes Metab Disord 1995;19:40-5. 54 Bandini LI, Schoeller DA, Cy HYN, Dietz WH. Validity of
reported energy intake in obese and nonobese adolescents.
35 Allison DB, Kaaprio J, Korkeila M, Koskenvuo M, Neale MC,
Am J Clin Nutr 1990:52.421-25.55 Siegel E, Morris N. El papel
Hayakawa K. The heritability of body mass index among an inter-
de la nutrición en la epidemiolo-gía de los accidentes du-
national sample of monozygotic twins reared apart. Int J Obes
rante el embarazo. En: Zubirán S, Arroyo P, Avila H. Nutri-
Relat Metab Disord 1996;20:501-6.
ción de la futura madre y su evolución durante el embarazo.
36 Brawkin H. Obesity in children. J Pediatr 1952;54:539-45.
México: Limusa; 1975:15-51.
55 Siegel E, Morris N. El papel de la nutrición en la epidemio- 1992:406-60.
lo-gía de los accidentes durante el embarazo. En: Zubirán 73 Rolls B, Barnett RA. Volumetrics. EUA: Harper Collins Publ;
S, Arroyo P, Avila H. Nutrición de la futura madre y su evolución 2000.
durante el embarazo. México: Limusa; 1975:15-51. 74 Fisher M, LaChance PH. Nutrition evaluation of published weight-
56 Flatt JP, Ravussin E, Acheson KR, JeQuier E. Effects of dietary reducing diets. J Am Diet Assoc 1985;85:450-56.
fat on post-prandial substrate oxidation and on carbohydrate 75 Kaufer M. Dietas falaces para bajar de peso. Cuadernos de
and fat balances. J Clin Invest 1985;76:1019-24. Nutrición 1990;13:1-11.
57 Barker DJ. Fetal origins of coronary heart disease. BMJ 76 Wadden TA. Treatment of obesity by moderate and se-
1995;311:171-4. vere caloric restriction: results of clinical research trials. Ann
58 Peckam CH. The relationship between pregnancy weight and Intern Med 1993;119:688-93.
certain obstetrical factors. Am J Obstet Gynecol 1971;1:111-6. 77 Rippe JM, Hess S. The role of physical activity in the prevention
59 Revielli GP, Stein ZA, Susser MW. Obesity in young men and management of obesity. J Am Diet Assoc 1998;98:s31-38.
78 Wadden TA, Stunkard AJ. Social and psychological con-
after famine exposure in utero and early infancy. N Engl I
se-quences of obesity. Ann Inter Med 1985;103:1062-6.
Med 1976;295:349-57.
7 9 B r ow n e l l K D , K r a m er M . T r a t a mi e n t o d e l a ob es i d a d
60 Charney E, Goodman HC, McBride M. Childhood ante-
mediante un cambio de conducta. En: Bray GA, editor. Obe-
ce-dents of adult obesity: do chubby infants become
si-dad: aspectos básicos y aplicaciones clínicas. México: Editorial
ob ese adults? N Engl I Med 1975;254:6-11.
Interamericana; 1985:219-239.
61 Fomon SJ, Thomas LN, Filer LJ, Ziegler EE, Leonard MT.
80 Skinner BF. The behavior of organisms. EUA: Appleton-Cen-tury-
Food consumption and growth of normal infants fed milk
Crofts; 1986:3-56.
based formulas. Acta Pediat Scand 1971;723 Supp1:1-7.
81 Weintraub M, Bray GA. Tratamiento medicamentoso de la
62 Johnson ML, Burke BS, Mayer J. The prevalence and inci-
obesidad. En: Bray GA, editor. Obesidad: aspectos hásicos y
den-ce of obesity in a cross-section of elementary and secon-
aplicaciones clínicas. México: Editorial Interamericana,
dary school children. Am J Clin Nutr 1956;4:231-8.
1985:283-99.
63 Pi-Sunyer FX. Obesity En: Shils ME, Olson JA, Shike M, Ross
82 Graham DJ, Green L. Further cases of valvular heart disease asso-
AC, editores. Modern nutrition in health and disease. Baltimore:
ciated with fenfluramine-phentermine. N Engl J Med
Williams & Wilkins; 1998:1395-1418. 1997;337:635.
64 Bray GA. Classification and evaluation of the overweight 83 Kral JG. Surgical treatment of obesity. En: Bray GA,
• patient. En: Bray GA, Bouchard C, James WPT, editores. Bou-chard C, James WPT, editores. Handbook of obesity.
Handbook of obesity. Nueva York: Marcel Dekker Inc; 1997:831- New York: Marcel Dekker Inc; 1998:977-93.
54. 84 Brolin RE. Results of obesity surgery. Castro Clin North Am
65 Lukaski HC. Methods for the assessment of human body 1987;16:317-26.
com‑ 85 Kral JG. Surgical reduction of adipose tissue in the male Sprague-
position: tradicional a new. Am J Clin Nutr 1987;46:537-56. Dawley rat. Am I Physiol 1976;231:1090-96.
66 Heymsfield SB, Allison DB, Wang ZM. Evaluation of total 86 Link BG, Phelan JC. Understanding sociodemographic dif-
and regional body composition. En: Bray GA, Bouchard C, fe-rences in health-the role of fundamental social causes.
James WPT, editores. Handbook of obesity. Nueva York: Marcel Am J Public Health 1996;86:471-73.
Dekker Inc, 1997;41-77. 87 Vague J. The degree of masculine differentiation of obesities:
67 Fidanza F, ed. Nutritional status assessment. A manual for a fact for determining predisposition of diabetes, athero-
popu-lation studies. Londres: Chapman & Hall;1991:1-41. scle-r osis , gou t and ur ic ca l c ulus d is eas e. Am J Clin
Nutr 1956;4:20-34.
68 Sheldon WH, Stevens SS, Tucker WB. The varieties of human
88 Epstein FH, Higgins M. Epidemiology of obesity. En:
physique an induction to constitutional psychology. EUA: Harper
Bjárn-torp P, Brodoff BN, editores. Obesity. Filadelfia, EUA:
& Brothers, 1940.
J.B. Lippincott Co.; 1992. p. 330-42.
69 Bray GA. Coherent, preventive and management strategies
89 Bray GA, Gray DS. Obesity, Part 1: Pathogenesis. West J Med
for obesity. En: The origins and consequences of obesity. Ciba
1998;149:429.
F ou n d a t i on S ym p os i u m 2 0 1 . C h i c h e s t er : J oh n W i l e y
90 Lew EA, Garfinkle L. Variations in mortality by weight
1996:228-46.
among 750 000 men and women. J Chronic Dis 1979;32:563.
70 AACE/ACE Obesity Task Force. AACE/ACE position
91 Bouchard C. Genetics factors in obesity. Med Clin
state-ment on the prevention, diagnosis, and treatment of
North Am 1989;73:67-81.271
obesity (1998 revision). Endocrine Practice 1998;4:297-329.
71 Kassirer JP, Angell M. Losing weight-an ill-fated New
Year's resolution. New Engl J Med 1998;338:52-4.
72 Van Itallie T. Assessment of morbidity and mortality risk
in overweight patient. En: Lew EA, Wadden TA, Van Itallie TB,
editores. Treatment of the seriously obese patient. EUA: Guilford,

Anda mungkin juga menyukai