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Universidad Nacional
Abierta y a Distancia
ENSAYO:
DINÁMICA DE LA CULTURA, LA CIENCIA
Y LA TECNOLOGÍA
EN EL DESARROLLO REGIONAL
ELABORADO POR:
MIGUEL A. RAMÓN MARTÍNEZ
ASESOR
CONTENIDO
Página
Reflexión prospectiva.....................................................................
1. Significado y sentido de la cultura.............................................
2. Comprensión del sentido histórico de la tecnología.................
3. Evolución histórica de los conceptos ciencia y tecnología.......
4. Relaciones culturales entre ciencia y tecnología......................
5. Valor social y pedagógico de la ciencia y la tecnología.............
6. Papel de la universidad frente a los avances tecnocientìficos..
7. Características de una tecnología apropiada............................
8. Dimensiones de un proyecto científico-tecnológico para el
desarrollo regional.....................................................................
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DINÁMICA DE LA CULTURA, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
EN EL DESARROLLO REGIONAL
Reflexión prospectiva
En este orden de ideas, los planteamientos anteriores nos llevan a comprender que las
innovaciones tecnocientíficas y la llamada tecnociencia, son realizaciones culturales, en el
sentido de la interrelación de múltiples dimensiones de carácter social, técnico y natural.
Por tal motivo, se integran globalmente las capacidades, las realizaciones y los entornos,
tanto simbólicos y valorativos como materiales, sociales y bióticos, en un mismo espacio
multidimensional que define íntegramente a una cultura en particular.
Por otra parte, es necesario identificar y comprender la separación relativa que existe
entre la ciencia y la tecnología -de un lado y la cultura - de otro, teniendo en cuenta que
las dos primeras forman sistemas relativamente autónomos pero estrechamente
relacionados con la cultura; pues tienen sus propias leyes y dinámica interna de
desarrollo, diferente a la que caracteriza a las culturas.
De acuerdo con Jean Ladriére (1978), una cultura es una particularidad histórica, de un
punto de vista original e irreductible sobre el mundo. la vida, la muerte, el hombre y sus
obligaciones, sus privilegios, límites y posibilidades acerca de lo que quiere ser y puede
hacer y esperar.
Tal realización sólo es posible, si dentro de las dimensiones más profundas de la cultura
-la ética haga parte del sistema valorativo y normativo que orienta y regula el
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comportamiento humano; y la estética, conforme el sistema expresivo y comunicativo
que posibilite las manifestaciones de afecto y sensibilidad del ser humano. (Ramón, M,
«El Desarrollo Empresarial y la Producción Tecnológica en la Universidad», 1987).
Por ejemplo, para los griegos y medievales, sólo era pensable aquello que se
manifestaba cualitativamente a los sentidos: esto es, las «esencias universales»
de las cosas, Por esta razón a la ciencia la concebían corro un conjunto sistemático
de proposiciones y razonamientos lógicos que expresaban una realidad permanente
e inteligible, que existía más allá de lo percibido; «es decir de las substancias,
causas de los efectos observados».
En este orden de ideas, los problemas planteados por tal concepción científica,
hacían relación al concebir un determinado objeto o substancia, de acuerdo con
las cualidades aprehendidas por los sentidos. El método para responder a esta
inquietud era la «especulación»; esto es, la demostración, mediante «silogismos»,
basados en la definición de «esencias universales», obtenida a través del proceso
de abstracción». La conclusión era que necesariamente a una realidad dada le
correspondía una propiedad determinada.
Por esta razón, la realidad era y es concebida como «materia prima» para las
diversas prácticas del hombre; y el mundo, dejaba de ser objeto de contemplación
para convertirse en dominio de utilidad y transformación.
No; porque los hechos demuestran que cualquier conocimiento puede ser aplicado
con gran velocidad; el tiempo transcurrido entre la producción de la ciencia y su
aplicación, se hace cada vez menor, por una parte. Por la otra, el “saber aplicado»
o tecnología, exige un grado de profundización teórica e interpretación científica,
que anula o supera la diferenciación tradicional entre ciencia y tecnología. La
tecnología es “un saber, para saber hacer», y por lo tanto, no se puede mirar como
un fin en si misma, sino como «un medio con el cual el hombre debe entenderse y
no alienarse», para utilizarla en su emancipación individual y colectiva.
Tal significado (del sentido social del conocimiento), constituye una de las bases de la
investigación interdisciplinaria y participativa, porque ésta responde a la necesidad de
que el planteamiento e identificación de problemas se realice desde diversas
perspectivas interrelacionadas, para superar así, la simple descripción o el simple
diagnóstico empírico, que considera sólo los efectos y no las causas de una situación
problema, sin lo cual es difícil contribuir a su transformación, superación y solución.
Tales hechos pueden aparecer históricamente como más importantes que los objetivos
educacionales para el desarrollo de la capacidad científico-tecnológica, en función de
la emancipación colectiva e individual y de la supresión de los sistemas autoritarios o
dogmáticos de dominación, considerados alienantes, deshumanizantes o generadores
de desdicha y destrucción.
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• Una mayor facilidad de adecuación ecológica, con bajo consumo de energía, ligera
o ninguna contaminación y sistemas apropiados de reciclaje de desechos,
subproductos y energía.
Por lo tanto, esta dimensión exige una indagación metódica y permanente, para Identificar
y explicar las causas de los problemas académicos, administrativos y comunitarios,
que se deben resolver. Implica la investigación de los procesos naturales, productivos,
técnicos y sociales que se deben mejorar, a la luz de los principios científicos que
fundamentan la práctica docente, el aprendizaje de los estudiantes y la generación o
adaptación de tecnologías apropiadas, en forma objetiva, racional, confiable y válida,
para la apropiación crítica y creativa del «saber, para saber hacer».
La búsqueda del equilibrio en los tres ejes de la acción universitaria, con calidad, eficiencia
y equidad, no es posible únicamente con la transformación de las estructuras internas
de la Universidad. Solamente podrá llevarse a cabo, en la medida en que se reorganice
y mejore la calidad de la interacción entre la Universidad y sus entornos sociales, de
modo que haga posible el cumplimiento de las tareas básicas: formativa, investigativa
y comunitaria para el desarrollo regional.