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Universidad Nacional
Abierta y a Distancia

CENTRO NACIONAL DE MEDIOS EDUCATIVOS

ENSAYO:
DINÁMICA DE LA CULTURA, LA CIENCIA
Y LA TECNOLOGÍA
EN EL DESARROLLO REGIONAL

ELABORADO POR:
MIGUEL A. RAMÓN MARTÍNEZ
ASESOR

BOGOTÁ D.C., AGOSTO DE 2005


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CONTENIDO

Página

Reflexión prospectiva.....................................................................
1. Significado y sentido de la cultura.............................................
2. Comprensión del sentido histórico de la tecnología.................
3. Evolución histórica de los conceptos ciencia y tecnología.......
4. Relaciones culturales entre ciencia y tecnología......................
5. Valor social y pedagógico de la ciencia y la tecnología.............
6. Papel de la universidad frente a los avances tecnocientìficos..
7. Características de una tecnología apropiada............................
8. Dimensiones de un proyecto científico-tecnológico para el
desarrollo regional.....................................................................
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DINÁMICA DE LA CULTURA, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
EN EL DESARROLLO REGIONAL

Ensayo preparado por


Miguel Antonio Ramón Martínez
Asesor Centro Nacional de Medios Educativos

Reflexión prospectiva

D entro del contexto del Proyecto Académico-Pedagógico de la UNAD, se están


desarrollando innovaciones institucionales, lo cual exige la capacidad de comprensión
de múltiples relaciones para generar innovaciones tecnológicas y científicas y manejar
las transformaciones culturales y ambientales que ellas exigen.

Tales relaciones, implican desarrollar la capacidad integradora entre ciencia y tecnología


por una parte y cultura y sociedad por la otra, a partir del sustrato material del medio
ambiente, de tal manera que se superen los dualismos y rupturas mentales entre ciencia,
tecnología, cultura y medio ambiente (naturaleza).

En este orden de ideas, los planteamientos anteriores nos llevan a comprender que las
innovaciones tecnocientíficas y la llamada tecnociencia, son realizaciones culturales, en el
sentido de la interrelación de múltiples dimensiones de carácter social, técnico y natural.

Por tal motivo, se integran globalmente las capacidades, las realizaciones y los entornos,
tanto simbólicos y valorativos como materiales, sociales y bióticos, en un mismo espacio
multidimensional que define íntegramente a una cultura en particular.

Así, la cultura técnica, la ciencia, la sociedad, la cultura en general, la tecnología y la


naturaleza dejan de ser consideradas como entidades cerradas, aisladas e
inconmensurables, para pasar a definirse como dimensiones cartesianas (plano
integrado por coordenadas), en un espacio articulado en el cual se estabilizan las redes
de sistemas tecnoculturales.
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Las redes de sistemas tecnoculturales son aquellos sistemas en los cuales la tecnología
y la cultura operan armónicamente a través de redes tecnocientíficas para sustentar
procesos de estabilización de las innovaciones culturales, de modernización de las
tradiciones y de transformación de los entornos culturales.

En el mundo posmoderno la integración de la ciencia aplicada y los artefactos


materiales, como parte esencial de la tecnocultura, no debería encontrar opositores;
sin embargo, la integración entre naturaleza-cultura-tecnología suscita algunas
resistencias intelectuales y emocionales debido a una larga tradición filosófica, tanto
antigua como moderna, que ha estabilizado la división entre naturaleza, cultura, ciencia
y tecnología.

La integración de tecnociencia-naturaleza con la cultura no significa sin embargo, que


todo esté discursivamente construido, como podría suceder con los conceptos
restringidos de cultura.

La concepción ampliada e integrada de la cultura, se da mediante una red de sistemas


culturales cuyos entornos no son enteramente pasivos sino que tienen escenarios en
donde actúan agentes materiales y bióticos-no humanos que trascienden de alguna
manera la intervención humana al no dejarse configurar totalmente por esta intervención.

En consecuencia, las culturas se pueden considerar como la cristalización de


asociaciones de humanos y no humanos que interactúan de diferentes maneras para
dar lugar a realizaciones culturales propias y específicas.

De acuerdo con lo anterior, la conceptualización cultural de las innovaciones


tecnocientíficas es imprescindible para poder pensar sobre las consecuencias sociales
y sobre su manejo cultural, de tal manera que se recobre una libertad relativa de
selección, aplicación y desarrollo de tales innovaciones y se superen los determinismos
de índole tecnológica, sociológica, biológica, etc.

Lo anterior exige desarrollar tecnologías culturales de interpretación, valoración en


intervención capaces de ir más allá de las grandes divisiones y disociaciones culturales,
tal como lo expresan Manuel Medina y Tersa Kwiatkowska (compiladores: Ciencia,
tecnología/naturaleza cultura en el siglo XXI).
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1. SIGNIFICADO Y SENTIDO DE LA CULTURA

L a pregunta por el papel de la cultura, la ciencia y la tecnología en el desarrollo


regional, incita a pensar en la acción pedagógica y en las formas de expresión a través
de las cuales el hombre exterioriza las representaciones mentales, construye su realidad
y da testimonio de los valores que regulan su comportamiento. De igual manera, surge
la invitación a reflexionar acerca del papel del educador como mediador en la articulación
entre Ciencia y Tecnología por una parte y Cultura por la otra.

Con el fin de iniciar un proceso de reflexión e interacción formativa sobre el tema


propuesto, se ha elaborado el presente ensayo a partir de algunos interrogantes, como
los siguientes:

¿Cuál es el significado y la conformación de la cultura?; ¿Cuál es el sentido histórico


de la tecnología?; ¿Cómo han evolucionado los conceptos de ciencia y tecnología?;
¿Cómo se conciben actualmente la ciencia y la tecnología?; ¿Cuál es el valor social y
pedagógico de la ciencia y la tecnología?; ¿Cuál es el papel de la Universidad frente a
los avances científicos y tecnológicos?; ¿Qué características debe tener “una nueva
tecnología apropiada»?; ¿Es posible un proyecto tecnológico para el desarrollo regional?

La cultura es el resultado de un proceso histórico, mediante el cual el hombre crea su


propio «ethos»; es decir…su propia manera de comportarse, de moldear y habitar su
mundo; de construir su propia realidad y conocerse a sí mismo en el ámbito de la
interpretación de sus vivencias, de sus acciones, capacidades, experiencias,
representaciones mentales y producciones sociales.

El desarrollo de las capacidades le ha facilitado al hombre realizarse como individuo y


como especie, a través de la integración de sus actividades en diferentes procesos
históricos, con una intención unficadora que le ha proporcionado arraigo y sentido a la
acción, a partir del cultivo de sus relaciones con los demás hombres, con el
conocimiento, con la naturaleza y con la sociedad en general.

Tales procesos se refieren a la interacción social, al lenguaje simbólico y al trabajo


humano, mediante los cuales el hombre ha consolidado las prácticas económicas,
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políticas e ideológicas, para producir y distribuir los medios de supervivencia, desarrollar
formas de organización social e imprimirle sentido a su existencia.

La producción de sentido le ha permitido al hombre encontrar una justificación a sus


proyectos vitales, lo rnismo que una consagración a su realización en forma definitiva,
de acuerdo con los valores y normas que orientan su acción transformadora, la cual a
su vez, se alimenta del sentido de la cultura y se hace eficaz, mediante los instrumentos
que proporcionan la ciencia y la tecnología, tal como lo plantea Jean Ladriére («El Reto
de la Racionalidad»,1978).

Así se ha conformado históricamente la cultura, en la dinámica de los pueblos, mediante


un conjunto de sistemas, tales como: los de representación, tanto conceptuales como
simbólicos y metodológicos, con los cuales el hombre trata de explicar, interpretar y
transformar la realidad; los normativos y los valorativos, integrados por normas y valores
que el hombre utiliza para organizar, orientar y justificar su acción y regular su
comportamiento; y los expresivos y comunicativos, a través de los cuales el hombre
trata de percibirse e interpretarse a sí mismo, de manifestar su sensibilidad y afectividad
y de moldear el mundo de su vida cotidiana.

Dentro de estos sistemas históricos se ubican e interactúan no sólo la ética y la estética,


sino la ciencia y la tecnología, en íntima relación dinámica, conformando así un sistema
articulado entre la tecnociencia y la dinámica de la cultura.
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2. COMPRENSIÓN DEL SENTIDO HISTÓRICO DE LA TECNOLOGÍA

C omprender la tecnología implica conocer su desarrollo histórico y sus relaciones


con la ciencia y la cultura, teniendo en cuenta las influencias recíprocas que ellas han
tenido en los sistemas de representación e interpretación de la realidad y en los sistemas
normativos. valorativos, expresivos y comunicativos de la existencia humana.

Pensar la relación entre ciencia y tecnología, desde la perspectiva de la cultura, significa


reconocer el i carácter dialéctico de esta relación. En cuanto a la primera, (ciencia),
como sistema de representación e interpretación, la cual condiciona los procesos de
acción y transformación. En relación con la segunda, (tecnología), como sistema de
acción y transformación, en tanto que su dinámica influye y determina los sistemas de
representación e interpretación.

Por otra parte, es necesario identificar y comprender la separación relativa que existe
entre la ciencia y la tecnología -de un lado y la cultura - de otro, teniendo en cuenta que
las dos primeras forman sistemas relativamente autónomos pero estrechamente
relacionados con la cultura; pues tienen sus propias leyes y dinámica interna de
desarrollo, diferente a la que caracteriza a las culturas.

Hasta ahora las culturas son múltiples, profundamente diversificadas y ligadas


esencialmente a las tradiciones que les proporcionan sentido y arraigo histórico.

De acuerdo con Jean Ladriére (1978), una cultura es una particularidad histórica, de un
punto de vista original e irreductible sobre el mundo. la vida, la muerte, el hombre y sus
obligaciones, sus privilegios, límites y posibilidades acerca de lo que quiere ser y puede
hacer y esperar.

La ciencia y la tecnología tendrán sentido en la medida en que se integren al «ethos» que


le imprime sentido a la existencia humana y que hace que el «mundo» sea un horizonte de
posibilidades, que se le ofrece al hombre para su realización individual e intersubjetiva.

Tal realización sólo es posible, si dentro de las dimensiones más profundas de la cultura
-la ética haga parte del sistema valorativo y normativo que orienta y regula el
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comportamiento humano; y la estética, conforme el sistema expresivo y comunicativo
que posibilite las manifestaciones de afecto y sensibilidad del ser humano. (Ramón, M,
«El Desarrollo Empresarial y la Producción Tecnológica en la Universidad», 1987).

¿Cuándo se construye la Ciencia? La ciencia se construye en el momento en que


empieza a funcionar una perspectiva objetivante propia de un ser anónimo, impersonal,
desligado de las ataduras existenciales del tiempo y de la comunidad concreta a la
cual pertenece. Es decir, la ciencia se constituye cuando se produce una ruptura con
lo vivido, con el sistema tradicional de experiencias y significaciones y cuando se guarda
cierta distancia de la realidad para que surja el espíritu y la actitud científica, racionalmente
lógica, la cual se extiende al campo de la tecnología.

La Ciencia y la Tecnología tendrán sentido en la medida en que se


integren al «ethos» que le imprime sentido a la existencia humana y
que hace que el «mundo» sea un horizonte de posibilidades, que se
le ofrece al hombre para su realización individual e intersubjetiva.

No obstante lo anterior, se ha creado cierta polémica acerca de la unión o separación


entre ciencia y tecnología lo cual no es totalmente válido: pues, la «tecnología»..,
antecedió a la ciencia y se fue transformando con la práctica de tecnologías primitivas.

La tecnología ha estado condicionada por las relaciones técnicas y sociales de producción


que los hombres han contraído con su entorno, para responder a condiciones y necesidades
específicas dentro de «formaciones sociales concretas» e históricamente determinadas.

Ciencia y tecnología son dos conceptos interrelacionados a lo largo de la historia y


mediados por la investigación. Esta ha sido considerada como un proceso, a través
del cual se logra la representación que permite comprender y explicar el mundo (ciencia),
y el «saber hacer» sobre la realidad, que facilita su transformación (tecnología), sin
embargo, tales conceptos se han hecho más analógicos de lo que fueron en un principio,
desde los antiguos medie- vales hasta los contemporáneos, pasando por los modernos.
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3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS CONCEPTOS CIENCIA Y
TECNOLOGÍA

A través de los tiempos, ciencia y tecnologia han sufrido variaciones, de acuerdo


con los distintos enfoques que se han desarrollado acerca de la realidad, la razón y a
verdad, así como las diversas exigencias de los problemas de la humanidad han
intentado pensar, explicar o resolver, según los sistemas de representación mental,
propios de cada formación social, de cada época histórica y de la dinámica cultural de
los pueblos.

‹ Por ejemplo, para los griegos y medievales, sólo era pensable aquello que se
manifestaba cualitativamente a los sentidos: esto es, las «esencias universales»
de las cosas, Por esta razón a la ciencia la concebían corro un conjunto sistemático
de proposiciones y razonamientos lógicos que expresaban una realidad permanente
e inteligible, que existía más allá de lo percibido; «es decir de las substancias,
causas de los efectos observados».

En este orden de ideas, los problemas planteados por tal concepción científica,
hacían relación al concebir un determinado objeto o substancia, de acuerdo con
las cualidades aprehendidas por los sentidos. El método para responder a esta
inquietud era la «especulación»; esto es, la demostración, mediante «silogismos»,
basados en la definición de «esencias universales», obtenida a través del proceso
de abstracción». La conclusión era que necesariamente a una realidad dada le
correspondía una propiedad determinada.

De este proceso de abstracción se obtenía como resultado la construcción de un


mundo, considerado como la sumatoria de cosas, ordenadas jerárquicamente, a
partir del número y perfección de las cualidades de cada una de ellas. Así, la finalidad
era conocer y contemplar el mundo, tal como se representaba; es decir, corro un
mundo cualitativamente jerarquizado, para ser contemplado.

Por lo tanto, la tecnología apareció desligada esencialmente de la ciencia y se


concebía como un “saber hacer» («Teckné») fruto de la «experiencia empírica» y
del saber no formal, gracias al cual el hombre resolvía “las urgencias de la vida»,
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condición fundamental para lograr el «ocio», exigido por la ciencia, concebida sólo
como contemplación del mundo.

‹ Para los modernos, la realidad pensable era aquello que se manifestaba


cuantitativamente; por lo tanto, el quehacer científico -con sus preguntas,
problemas, método de búsqueda y respuesta- debía ajustarse al lenguaje y a
las leyes de la matemática.

De acuerdo con este sistema de representación: La ciencia, era considerada como


un discurso crítico y progresivo para determinar, en la práctica, aquello que era
empíricamente observable y cuantitativamente medible.

En consecuencia, el método era experimental y matemático y no se satisfacía con


la simple observación, porque ella estaba contaminada por el relativismo propio de
lo cualitativo. Así, se interrogaba la realidad en el lenguaje matemático y se
descifraban las respuestas de acuerdo con las leyes de las medidas y de la
interpretación matemática.

El resultado de tal concepción científica era la construcción de un mundo,


considerado como una «máquina», como un conjunto de relaciones mensurables
entre fenómenos y de regularidades entre las variaciones de un mismo fenómeno;
es decir, el mundo y por lo tanto lo real, no era algo dado, «que estaba ahí» sino
algo que se construía a partir de la lógica matemática.

Por esta razón, la realidad era y es concebida como «materia prima» para las
diversas prácticas del hombre; y el mundo, dejaba de ser objeto de contemplación
para convertirse en dominio de utilidad y transformación.

Igualmente, el concepto de tecnología como un simple saber hacer, a partir de la


experiencia empírica, fue superado por «un saber, para saber hacer», a partir de
la fundamentación teórica, en función de los principios explicativos de la nueva
ciencia y como mediación entre ésta y su finalidad: la transformación de la realidad
para el bienestar y la felicidad.
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Tal relación generó y consolidó la interdependencia entre «la producción y el
conocimiento científico», y el papel determinante de la economía sobre éste, y
viceversa; lo cual se expresó en las crecientes demandas por las innovaciones,
procesos y productos tecnológicos, planteados por el desarrollo industrial y
jalonados por la situación competitiva del mercado internacional. «Así se llegó a
una cientifización de la producción y a una tecnologización de la ciencia».

‹ Entonces, ¿tendrá sentido hoy la distinción radica entre investigación básica y


aplicada?

No; porque los hechos demuestran que cualquier conocimiento puede ser aplicado
con gran velocidad; el tiempo transcurrido entre la producción de la ciencia y su
aplicación, se hace cada vez menor, por una parte. Por la otra, el “saber aplicado»
o tecnología, exige un grado de profundización teórica e interpretación científica,
que anula o supera la diferenciación tradicional entre ciencia y tecnología. La
tecnología es “un saber, para saber hacer», y por lo tanto, no se puede mirar como
un fin en si misma, sino como «un medio con el cual el hombre debe entenderse y
no alienarse», para utilizarla en su emancipación individual y colectiva.

Es un saber incorporado, objetivado y capitalizado en los medios e instrumentos


de producción, en las fuerzas productivas, en los procesos y métodos de trabajo,
en las organizaciones sociales y en los productos que resultan de la producción,
distribución y comercialización de bienes y servicios, para la satisfacción de las
necesidades fundamentales de la persona y la comunidad. (Ramón, M.,1987).

Dentro del contexto anterior, la producción tecnológica debe entenderse como un


conjunto de procesos orientados teleológicamente a la transformación de la realidad
física, económica, social y política para humanizarla, de tal manera que revierta en
la transformación del hombre mismo, en su dimensión personal, comunitaria, social
e histórica. En consecuencia, la tecnología es una mediación entre la ciencia y el
mundo de la vida cotidiana, es un factor productivo y hace parte del capital cultural
de la comunidad humana.
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4. RELACIONES CULTURALES ENTRE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

E n la actualidad, ciencia y tecnología e investigación son concebidas desde nuevas


perspectivas, generadas a partir de:

• La dinámica interna lograda por la propia tecnología;

• El desarrollo alcanzado por las diversas disciplinas del saber;

• Las nuevas necesidades, exigencias y problemas del mundo contemporáneo;

• Los avances del pensamiento formal y el desarrollo de la epistemología acerca de


la manera como la ciencia construye sus objetos y aborda la realidad;

• La variedad de métodos para la construcción de los objetos del conocimiento y la


incidencia de los proyectos en la elaboración de los métodos científicos.

• La presencia de los intereses que determinan los proyectos científicos y el poder


ideológico ligado a los intereses socio-políticos que acompañan necesariamente
el proceso del conocimiento.

La reflexión epistemológica ha facilitado superar la ruptura creada por la racionalidad


analítica y por la creencia de que el único camino para abordar el saber científico es el
paradigma de la ciencia física y matemática.

La epistemología ha demostrado, cómo en la práctica científica no existe nada inmutable


y absoluto, porque toda teoría es una explicación provisional y todo objeto del saber, es
construido históricamente, dentro de los factores dinámicos que lo condicionan, tanto
de índole material (infraestructura investigativa y capacidad científica), como de orden
formal (desarrollo conceptual y .metodológico) y de carácter social (mundo cultural,
escala de valores, dimensiones del mundo de la vida y de la práctica cotidiana).
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«Dentro de esta nueva perspectiva, la tecnología es el resultado de la creatividad y del
aprendizaje social de individuos asociados, de grupos y sociedades en donde ella se
produce. Es el resultado de un proceso social e histórico que a la vez lo determina y el
producto de estructuras mentales dadas, que no se pueden transferir; de valores
culturales determinados, que no se pueden comprar y de formas peculiares de vivir,
pensar, sentir y obrar, difíciles de imitar o reproducir.

‹ La tecnología es un fenómeno cultural y no se puede reducir sólo a la “utilería» o al


conjunto de máquinas, artefactos y equipos que sí se pueden negociar, según las
leyes de la oferta y la demanda en el mercado nacional e internacional.

‹ Cuando esto ocurre en forma insular, se cae en un sofisma de distracción o en


una transacción comercial fría, que no genera un auténtico desarrollo humano,
sino que acentúa la dependencia mental y social, el endeudamiento externo y el
mantenimiento del «statu quo». Además, se crea un clima de conformismo, de
resistencia al cambio, a la participación creativa, a la innovación científica y
tecnológica, a la anticipación y proyección de un futuro mejor» (Ramón. M. 1987).

Lo anterior, no significa desconocer las relaciones de cooperación e intercambio regional e


internacional, sino superar las condiciones en que se realizan tales relaciones de
cooperación horizontal e intercambio, en condiciones de equidad y respeto a la autonomía
nacional, para que el desarrollo se realice con eficacia, calidad y equidad social.
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5. VALOR SOCIAL Y PEDAGÓGICO DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

L a ciencia y la tecnología, así como la investigación que conduce al dominio de ellas,


deben ser el resultado de una acción comunicativa, de un trabajo comunitario,
participativo, responsable y solidario, porque ellas tienen un sentido social y
personalizante, un carácter pedagógico y un arraigo cultural.

El sentido social de la ciencia. la tecnología y la investigación, radica en el hecho de


que ellas están al servicio de la comunidad a partir de la red de relaciones sociales
dentro de la cual surge la situación- problema y la pregunta inicial pertinente, para la
búsqueda colectiva de la respuesta adecuada, la cual solamente es válida cuando
respeta esa compleja red de relaciones sociales.

La ciencia y la tecnología, así como la investigación que conduce al


dominio de ellas, deben ser el resultado de una acción comunicativa,
de un trabajo comunitario, participativo, responsable y solidario,
porque ellas tienen un sentido social y personalizante, un carácter
pedagógico y un arraigo cultural.

Tal significado (del sentido social del conocimiento), constituye una de las bases de la
investigación interdisciplinaria y participativa, porque ésta responde a la necesidad de
que el planteamiento e identificación de problemas se realice desde diversas
perspectivas interrelacionadas, para superar así, la simple descripción o el simple
diagnóstico empírico, que considera sólo los efectos y no las causas de una situación
problema, sin lo cual es difícil contribuir a su transformación, superación y solución.

El carácter pedagógico de la ciencia, la tecnología y la investigación, radica en la


capacidad comunitaria para la generación, apropiación y manejo de la información
acumulada, en función de la respuesta pertinente que la comunidad humana debe dar
a sus problemas, por una parte.
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Por otra parte, el carácter pedagógico hace referencia a la pertenencia social del
aprendizaje de la ciencia y la tecnología como patrimonio de la comunidad, no en
términos de resultados sino de su producción; es decir, de la posibilidad real de
participación colectiva en la generación de nuevos conocimientos, a partir de las propias
experiencias de la práctica cotidiana (saber cultural) y de las experiencias
sistematizadas y metódicas (saber académico).

De esta manera se supera el aprendizaje memorístico, repetitivo y descontextualizado,


para aprender ciencia y tecnología, haciendo ciencia y tecnología, y «aprender a investigar
investigando», en función de un «nosotros somos» y de un «nosotros debemos ser» y
no de un «yo puedo» individualista, típico del enfoque modernista. (UNISUR, 1987).

El sentido social y el carácter pedagógico atribuídos a la ciencia, la tecnología y la


investigación, es lo que distingue y caracteriza a las Instituciones educativas que, por
su naturaleza y razón de ser, deben realizar investigación y contribuir al avance científico
y tecnológico de la sociedad, para el desarrollo humano, armónico e integral.

Este es el caso de la Universidad, la cual en muchas oportunidades encuentra


competencia en entidades o institutos dedicados exclusivamente a la investigación,
pero que responden, en la mayoría de los casos, a intereses particulares, y que por lo
tanto, desconocen el sentido social y el carácter pedagógico de la ciencia, la tecnología
y la investigación.

Para la dirección administrativa y académica de la Universidad, la integración y


sistematización de la producción del saber científico y tecnológico, constituye uno de
los objetos de su gestión, porque parte de su misión histórica y de su vocación de
servicio a la sociedad, en función del hombre, de todos los hombres y de la humanización
de la cultura técnica.

En consecuencia, la Universidad no puede renunciar a este propósito fundamental; por el


contrario, debe tomar conciencia de su compromiso histórico, redefinir su misión, redescubrir
el sentido de su vocación y crear las condiciones de realización, para dirigir y orientar los
procesos sustantivos que corresponden a su razón de ser y a su quehacer científico,
pedagógico y social, en función de la producción del conocimiento científico y tecnológico
apropiado, de la formación integral de la persona y del desarrollo armónico de la comunidad.
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6. PAPEL DE LA UNIVERSIDAD FRENTE A LOS AVANCES
TECNOCIENTÍFICOS

L a Universidad, como espacio especifico de la cultura y conciencia critica de la


sociedad, debe demostrar un comportamiento ético y socialmente responsable frente
a los aspectos tanto positivos como negativos del avance y utilización de la Ciencia y la
Tecnología. No puede desconocer los adelantos científicos y tecnológicos, ni asumir
dogmáticamente el progresismo racionalista y tecnocrático.

El progresismo racionalista, procedente desde la antigüedad, encuentra hoy, en los


avances científicos y tecnológicos, sus expresiones más auténticas y acabadas,
acompañadas de fenómenos económicos, políticos e Ideológicos, que amenazan con
destruir la armonía interna no sólo de las culturas sino del medio ambiente natural.

La amenaza del racionalismo se refleja en procesos, tales como la racionalización, la


centralización, la burocratización, la planificación instrumental y el predominio de
proyectos tecnológicos, relativamente independientes, que con su poder, tratan de
resolverlo o arrasarlo todo, en nombre de la rentabilidad económica, de la productividad
del trabajo, la racionalidad tecnocrática y la prioridad a los medios, por encima de los
fines, de la libertad, de la autonomía y de los valores auténticamente humanos.

No obstante estas limitaciones o riesgos humanos del avance tecnocientífico, se


reconoce el espacio importante que la ciencia y la tecnología han ocupado en las
sociedades modernas, hasta el punto de influir en las más profundas determinaciones
de la cultura, con la propuesta de nuevos valores éticos y la posibilidad objetiva de un
proyecto histórico, con amplios alcances de progreso material, considerado suficiente
por si mismo, para la instauración de una sociedad armónica y para abrirle a la
humanidad posibilidades ilimitadas de crecimiento cualitativo.

Frente a este optimismo ideológico, de índole progresista y racionalista, que ve en la


ciencia y sus aplicaciones (tecnología) , el instrumento clave de la cultura y del progreso
humano, se debe considerar, hasta dónde la ciencia puede proporcionar todo lo que el
hombre necesita para su auténtica vocación y realización como individuo y como especie.
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Tal inquietud, adquiere más sentido y pertinencia, cuando no existen las condiciones
de posibilidad en las estructuras económicas y políticas de la sociedad, para que la
comunidad tenga acceso al dominio y control de los medios de producción material,
intelectual y espiritual, lo mismo que al poder de decisión, para orientar el desarrollo y
uso de la ciencia y sus aplicaciones, en función del hombre, de todo el hombre y de
todos los hombres.

En la reflexión anterior subyacen problemas complementarios, relacionados con la


toma de conciencia acerca de la responsabilidad ética de la ciencia y de la política
científica, destinada a orientar la investigación en la dirección considerada deseable
desde el punto de vista de los intereses generales de la colectividad. Es decir, se trata
del papel que la ciencia y la tecnología pueden cumplir en el desarrollo a escala humana,
sin desconocer los riesgos que con ellas se puede correr, teniendo en cuenta el “modelo”
o estilo de desarrollo económico y social dominante.

No es lo mismo una sociedad en donde la política económica está determinada por


intereses particulares, del sector privado solamente, a una sociedad en donde el Estado,
como representante de la sociedad civil y responsable del bien colectivo, controla la
parte esencial de la actividad económica y regula con autonomía la asignación de
recursos, para darle prioridad al desarrollo científico y tecnológico y conservar su
soberanía, unidad e identidad cultural.

No obstante lo anterior, el análisis e interpretación de situaciones históricas concretas,


permiten inferir que las realidades sociales se caracterizan por su complejidad creciente,
dado por ejemplo cierto tipo de relaciones económicas internacionales, de conflictos
bélicos mundiales y de problemas institucionales de seguridad nacional.

Tales hechos pueden aparecer históricamente como más importantes que los objetivos
educacionales para el desarrollo de la capacidad científico-tecnológica, en función de
la emancipación colectiva e individual y de la supresión de los sistemas autoritarios o
dogmáticos de dominación, considerados alienantes, deshumanizantes o generadores
de desdicha y destrucción.
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La acción cultural y educativa de la Universidad debe reivindicar


aquellos valores que pueden ser olvidados y contrarrestados por la
mentalidad tecnocientífica, tales como la comunicación humana y la
afectividad; la intuición y la creatividad; la particularidad y el
reconocimiento mutuo; la simplicidad y la espontaneidad; la bondad
y la generosidad, la cooperación y la solidaridad; la autenticidad y la
originalidad en el estilo de vida.

Sin desconocer el poder relativo de la ciencia y sus aplicaciones, como un componente


capital en la industrialización para el desarrollo de una «Sociedad de la abundancia”, también
se reconoce que la ciencia no es condición suficiente para fijar, en última instancia, las
finalidades sociales y producir efectivamente los frutos que de ella se esperan.

Es necesario que la ciencia funcione en el marco de una organización social, capaz de


movilizar los recursos para la realización de ese gran proyecto histórico dedicado a
construir la «sociedad de la abundancia», pero con equidad e igualdad, de libre
creatividad y reciprocidad, con sentimiento fraternal y solidario, lo mismo que
con capacidad crítica para discernir y separar aquello que puede ser reconocido
como válido, de lo que no lo es, para la humanización de las relaciones entre el
hombre, la naturaleza y la tecnología.
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7. CARACTERÍSTICAS DE UNA TECNOLOGÍA APROPIADA

U na «nueva tecnología» más simplificada, creativa, apropiada y humanizada que


supere las rupturas creadas por las «altas tecnologías» productivas, posibilitaría nuevas
formas de interpretación de la realidad, de organización social y participación
comunitaria, y recrearía la calidad de vida material y espiritual.

Se trata de buscar nuevas tecnologías alternativas a las «tecnologías fuertes” de las


grandes sociedades industrializadas, que se adapten ecológica y culturalmente a las
condiciones, necesidades y posibilidades reales de países en vía de desarrollo (como
el nuestro), con bajo consumo de energía y poca contaminación, caracterizada por:

• Una mayor facilidad de adecuación ecológica, con bajo consumo de energía, ligera
o ninguna contaminación y sistemas apropiados de reciclaje de desechos,
subproductos y energía.

• Un mayor énfasis en el mejoramiento cualitativo de la productividad de las formas


asociativas de producción, mediante la especialización apropiada a sus condiciones
culturales económicas y de aprendizaje científico, tecnológico y organizacional.

• Un mayor acceso a la participación democrática en la toma de decisiones, para


articular el trabajo humano con la tecnología y el medio ambiente natural y social,
en función de la preservación de los recursos naturales y de la identidad cultural,
de tal manera que se acerque el conocimiento tecnológico a la experiencia vital,
para su mejoramiento, sistematización y desarrollo.

• Un uso responsable de la tecnología y una mayor cooperación horizontal entre las


regiones y las instituciones de fomento científico y tecnológico, para el desarrollo
de la cultura productiva e innovadora, del trabajo humano intensivo y con poco
capital financiero, a partir de las necesidades y posibilidades reales de la comunidad,
tendientes a garantizar el pleno empleo de los recursos humanos y naturales, en
forma racional, equitativa y eficaz.
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• Un mayor acercamiento entre las generaciones de jóvenes y adultos, mediante
procesos simplificados y comprensibles, de bajo riesgo y accidentalidad, que
favorezcan la integración generacional y la diversificación de soluciones a los
problemas tecnológicos, productivos y sociales, con énfasis en la calidad de la
industria alimenticia y en los servicios básicos, para la satisfacción de las
necesidades fundamentales.

• Una mejor interacción entre la Universidad y la pequeña y mediana industria, para


crear conciencia de la necesidad de incorporar a los creadores de ciencia y
tecnología los procesos productivos, empresariales y sociales, de tal manera que
redunde en el mejoramiento cualitativo de los programas académicos de la
Institución por una parte; y por la otra, en la calidad y eficiencia de los recursos
humanos de los procesos laborales y de la creatividad empresarial y cultural.

Una nueva tecnología mas simplificada, creativa, apropiada y


humanizada que supere las rupturas creadas por las «altas
tecnologías» productivas, posibilitaría nuevas formas de
interpretación de la realidad, de organización social y participación
comunitaria, y recrearía la calidad de vida material y espiritual.
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8. DIMENSIONES DE UN PROYECTO CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO


PARA EL DESARROLLO REGIONAL

D e la caracterización anterior, se infiere que un proyecto científico tecnológico para


el desarrollo regional, debe contemplar entre otros, las dimensiones que a continuación
se sintetizan, las cuales constituyen criterios para la acción.

8.1 Dimensión teleológico-humanística: responde al ¿Para qué?

Se trata de promover una tecnología que no atente contra la naturaleza, ni contra la


democracia política participativa, menos contra la calidad de la existencia humana. Se
busca recrear la “calidad de vida» física y espiritual; humanizar la tecnología y el trabajo
productivo, acercar o articular la ciencia y la tecnología con la identidad de las culturas
autóctonas o los complejos culturales regionales.

8.2 Dimensión científico-investigativa: ¿Responde al por qué?

Por lo tanto, esta dimensión exige una indagación metódica y permanente, para Identificar
y explicar las causas de los problemas académicos, administrativos y comunitarios,
que se deben resolver. Implica la investigación de los procesos naturales, productivos,
técnicos y sociales que se deben mejorar, a la luz de los principios científicos que
fundamentan la práctica docente, el aprendizaje de los estudiantes y la generación o
adaptación de tecnologías apropiadas, en forma objetiva, racional, confiable y válida,
para la apropiación crítica y creativa del «saber, para saber hacer».

8.3 Dimensión ético-política: ¿Responde al quién y al con quién?

En consecuencia, esta dimensión requiere nuevas formas y normas de organización


social y nuevos ámbitos para la práctica de la democracia participativa. Esta, constituye
una estrategia de pedagogía comunitaria, un medio vital para la redistribución del poder
de decisión, acerca del cambio y de las innovaciones tecnológicas. Así mismo, es un
espacio existencial, para ejercer la libertad, preservar la identidad cultural y desarrollar
la capacidad de autonomía y autogestión comunitaria, en procura de la “calidad de
vida» y la productividad, las cuales dependen además, del equilibrio ecológico.
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8.4 Dimensión económico-ambiental: ¿Responde al dónde y al con qué?

La tecnología se debe contextualizar; es decir, ubicarla en el espacio histórico, en los


contextos socioculturales y relacionarla con otros procesos que han contribuido al
desarrollo del hombre como individuo y como especie. La tecnología como factor
productivo, ha estado condicionada por las relaciones sociales de producción y por la
interacción que los hombres han contraído con su entorno, para transformar los recursos
naturales disponibles en un ecosistema determinado y satisfacer sus necesidades
fundamentales. Esta acción no siempre ha sido consciente y razonable, porque en
muchos casos se ha destruido la naturaleza. Por lo tanto, se requiere fomentar una
conciencia ecológica y una ética ambiental.

8.5 Dimensión productivo-laboral: ¿Responde al cómo?

La tecnología, antecedió a la ciencia y se fue conformando con la práctica de técnicas


primitivas, conocimientos empíricos, habilidades artesanales y procesos e instrumentos
de trabajo, los cuales no siempre han estado basados en principios científicos, rigurosos
y reconocidos como válidos, sino que por el contrario, han servido de base para construir
la ciencia, tal como se explicó en líneas anteriores.

Sólo a partir de la «modernidad», la ciencia y la tecnología entraron en estrecha relación


pues el nuevo «Hombre Económico», muy pronto descubrió el significado del «saber
para prever y prever para poder», en función de producir más y mejor, con menos
esfuerzo, tiempo y recursos para generar productividad, a veces sin prever el riesgo
histórico de alienarse, en vez de entenderse con la tecnología para emanciparse.

8.6 Dimensión histórico-cultural: ¿Responde al cuándo?

En la descripción de las dimensiones anteriores, se registró la historicidad de la tecnología


y su primigenia articulación con la dinámica cultural de los pueblos, como expresión de la
creatividad, del arte y del aprendizaje social, no sólo de individuos aislados sino de grupos
y comunidades reconciliados con la naturaleza, relacionados entre sí y unidos en la acción,
para la supervivencia humana. En este sentido, se reconoce la necesidad de incorporar
los avances científicos y tecnológicos a las prácticas cotidianas y a la acción pedagógica
sistemática, sin perder la identidad cultural de los grupos humanos.
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Las reflexiones anteriores contribuyen a la orientación de una política científica y
tecnológica, productiva y humanizante que implique una nueva relación entre el
pensamiento y la acción, la teoría y la práctica, lo mismo que una nueva concepción de
la función social del conocimiento y de su socialización, no sólo a través del
mejoramiento y uso cualitativo de la información y de la educación de los diferentes
actores económicos y educativos, sino de la participación real de estos en los procesos
de construcción y aplicación del conocimiento.

De igual manera, tales reflexiones requieren una calidad de la existencia humana,


vitalizada con la interpretación de la idea, la misión y la inserción orgánica de la
universidad en la sociedad, así como de su dirección académica y gestión
administrativa, para crear condiciones que hagan posible el desarrollo articulado e
integrado de los ejes fundamentales de la acción universitaria: el científico-tecnológico,
el económico-productivo y el socio-cultural, en función de la madurez integral de la
persona y del desarrollo armónico de la comunidad.

La búsqueda del equilibrio en los tres ejes de la acción universitaria, con calidad, eficiencia
y equidad, no es posible únicamente con la transformación de las estructuras internas
de la Universidad. Solamente podrá llevarse a cabo, en la medida en que se reorganice
y mejore la calidad de la interacción entre la Universidad y sus entornos sociales, de
modo que haga posible el cumplimiento de las tareas básicas: formativa, investigativa
y comunitaria para el desarrollo regional.

El desarrollo regional, debe entenderse como el conjunto articulado


de cambios estructurales de índole mental y actitudinal, económico
y social, científico y tecnológico, político y cultural de la comunidad,
que la capaciten para aumentar su producto social global, en forma
autogenerada, sostenida y autodependiente, para la satisfacción de
las necesidades fundamentales de la población y el mejoramiento de
la calidad de vida

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