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AUTORES

Mariana Santángelo, Pablo Luzuriaga


y Laura Panizo

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Ricardo Penney

CORRECCIÓN Y EDICIÓN GENERAL


Ana María Mozian

RESPONSABLE DEL ÁREA DE


INVESTIGACIÓN DEL CePA
Sofía Thisted

Jefe de Gobierno
Jorge Telerman

Ministra de Educación
Ana María Clement

Subsecretario de Educación
Luis Liberman

Subsecretaria de Coordinación de Recursos


y Acción Comunitaria
María Cristina De Tommaso de Eborall

Coordinadora General de la Escuela


de Capacitación Docente - CePA
Ana Orradre
Malvinas y escuela.
Testimonios para una
crónica de las Islas
en el aula.
Autores:
Pablo Luzuriaga, Laura Panizo
y Mariana Santángelo.
Índice

Aprender (de) Malvinas 4

I. Antes de la Guerra 7
De islas, banderas y naciones

II. Durante la Guerra 13


Principios de abril

Mediados de junio 30

III. Después de la Guerra 37


Y después de la guerra, nada

Malvina y Soledad fueron a la escuela 42

Reseñas biográficas 56
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

Aprender (de) Malvinas


Por Federico Lorenz*

En los cerros barridos por el viento, Malvinas no fue ninguna reacción


en las islas Malvinas, se entiende la espontánea o ciega al gesto de nin-
fuerza de la escuela. Marcados por gún titiritero: fue una respuesta his-
la guerra, heridos por los cráteres y tórica, en un momento determinado,
salpicados por los restos de la bata- surgida en diferentes elementos de
lla, los montes silentes nos advierten la cultura política argentina. Pensar
que las ideas y los sentimientos cons- las cosas de otro modo es una ba-
truidos por y en la escuela pública nalización del lugar de las mujeres
argentina durante decenas de años y los hombres en la Historia, pues
no son ni una metáfora, ni una mala los reduce a cabezas vacías pasibles
pesadilla, ni siquiera una evocación de ser rellenadas a gusto y placer de
nostálgica de alguna gloria: son mar- cualquier poder de turno.
cas de la historia. En el extremo opuesto a esta asun-
Esos sueños y deseos acunados por ción, que es un extendido prejuicio,
décadas en la cultura nacional se es- los cerros obligan a preguntarse por
trellaron allí, en lugares como el mon- la nación que imaginamos cuando
te Longdon, o el Tumbledown, o la fuimos a la guerra como país. En rea-
pradera de Darwin-Goose Green, con- lidad, nos obligan a pensar que hubo
tra la realidad del espacio agreste y la muchas historias que tuvieron en el
derrota. Miles de ilusiones yacen se- 2 de abril de 1982 un antes y un des-
pultadas entre las rocas de los cerros pués. Y, sobre todo, nos llaman a re-
ásperos de las islas, encarnadas en los flexionar, a imaginar y a construir un
muertos pero también en las marcas país distinto. No un país que abando-
en la memoria de los sobrevivientes. ne las Malvinas, sino uno que quiera
Pero antes de eso, llenaron cuadernos más a sus hijos, y que se ponga por
y ocuparon horas de actos y evocacio- Norte respetar sus vidas.
nes en Córdoba, en Formosa, en Bue- Para nosotros, trabajadores de la
nos Aires, en Tierra del Fuego, en cada educación, ésta es una preocupación
provincia y localidad de Argentina. cotidiana. Trabajamos para el futuro,

* Es licenciado en Historia por la Universidad de Luján y doctorando en Ciencias Sociales


(UNGS-IDES). Además de publicar diversos artículos en revistas argentinas y extranjeras sobre
la historia reciente y de publicar distintos trabajos en forma de libro, es autor de Las guerras por
Malvinas (Edhasa, 2006). Fue Coordinador General y capacitador del CePA.

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Malvinas y escuela

para los nuevos, en algunos casos muy poderosa la escuela si movilizó


para los hijos de quienes combatie- a millares de compatriotas a acompa-
ron en las islas. ñar una guerra, a arriesgar sus vidas,
La educación pública no puede des- a entender su pérdida y su dolor en
entenderse de la responsabilidad que función de una palabra vieja como el
tuvo –y tiene– en el mantenimiento mundo: la patria, la tierra de los pa-
de la causa por la recuperación de dres. ¿Podía esperarse otra cosa que
las islas Malvinas. Por eso tampoco lo que sucedió en 1982?
es una metáfora el mapa que tantas Los jóvenes conscriptos que marcha-
veces aprendimos a dibujar, que col- ron a Malvinas se nutrieron de valo-
gamos de carteleras o garabateamos res patrióticos y republicanos que la
en pizarrones y cuadernos, de cara escuela había consolidado por mu-
al Atlántico, tumba de miles, porque chos años; la realidad de la dictadura
no sólo los muertos del ARA Gene- no los desmentía.
ral Belgrano yacen allí, sino también La represión como la conocemos hoy
decenas de argentinos víctimas del no era un secreto a voces; al mismo
terrorismo de Estado. tiempo, tuvo distinta intensidad en los
Frente al mar, en el istmo de Darwin, diferentes rincones de la república. Es
ese país que nos imaginamos eterno otra reducción maniquea afirmar que
y a la vez desgarrado se materializa apoyar la recuperación de las islas fue
en un viento inclemente, en unos gui- sinónimo de apoyo a la dictadura mi-
jarros batidos por las olas, tan pare- litar más sangrienta de nuestra histo-
cidos a tantas playas del litoral conti- ria. Sin embargo, la asociación entre
nental, pero tan cargados de historia unos y otros tiñe todavía hoy cualquier
dolorosa y orgullosa como probable- apelación a aquellas ideas y valores en
mente ninguna de ellas. nombre de los cuales esta sociedad
Por supuesto que la escuela tam- envió a sus hijos a combatir.
poco debe desentenderse de la res- Dicho esto, también es necesario
ponsabilidad que le cupo en la cons- sostener que ninguna actuación en
trucción de una cultura intolerante una guerra considerada justa por
que redundó en el desprecio por las millares de argentinos exime a nin-
instituciones y, por supuesto, por la gún militar de su participación en la
minimización de las vidas de quienes represión ilegal de su propio pueblo.
pensaban distinto. Malvinas abre una Esta operación, que los reivindicado-
cantidad de preguntas al respecto. res del Proceso de Reorganización
Efectivamente, tiene que haber sido Nacional hacen a menudo, también

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

debe ser desmontada. de 1982 invita a pensar la cuestión de


La escuela fue tan poderosa que la responsabilidad social de los ciuda-
tampoco dio lugar a las voces que se danos, en este caso ciudadanos maes-
opusieron a la guerra, que advirtieron tros y en la construcción de una idea
acerca de lo desproporcionado del de comunidad nacional que debe ser
gesto, de lo irresponsable de la medi- revisada a la luz de la historia de las
da. A favor o en contra de la guerra, últimas décadas, pero que la nueva
maestros y maestras, profes de todo Ley de Educación Nacional nos obliga
el país transitaron esos días, febriles a sostener. Y para pensar en qué con-
en algunos rincones del país, som- siste esa comunidad hoy, Malvinas es
bríos en otros, haciendo esfuerzos por una excelente puerta de entrada.
explicar a los más jóvenes, a los más Los docentes también tenemos una
chicos, qué era esto de la guerra. alta responsabilidad en la construc-
Los testimonios que aquí aparecen, ción de la memoria, a partir de la
probablemente confirmen esta cer- reflexión sobre un episodio que es
teza: no podemos aún hoy ubicar a vivido de diferentes formas, pero que
Malvinas en ningún casillero de las para la mayoría de quienes lo actua-
respuestas fáciles. Transmiten per- ron es un sentimiento de desgarrado
plejidades y convicciones, enuncia- orgullo. Nos referimos a los soldados
das por la misma persona. Funcionan que combatieron en Malvinas, en pri-
como extraños fragmentos aún ca- mer lugar, como parte de su deber
lientes de un país que los más viejos cívico, pues eran conscriptos. Apren-
conocimos pero que definitivamente dieron ese deber, se alimentaron de
ya no es. una serie de ideas de Nación, y las
Al mismo tiempo, muestran que actuaron en muchos casos a costa de
“Malvinas” es un elemento convo- sus vidas, y en todos los casos, pa-
cante de la cultura nacional, aunque gando un precio en su memoria.
convoque a distintas imágenes, o La escuela es poderosa, efectivamen-
despierte diferentes fantasmas. No te. Vueltos a los cerros de Malvinas
es sólo la guerra lo que despierta cada por obra de nuestra propia evoca-
vez que pronunciamos ese nombre: ción, se nos ocurre que ese poder,
imágenes de nación, de comunidad, también, debe concentrarse en la
consciente o inconscientemente des- evocación reflexiva, que para Malvi-
piertan también al escucharlo. nas como para otros episodios de la
La idea central que reúne estos testi- historia argentina, puede ser la mejor
monios, sin embargo, es que la guerra forma de compromiso y homenaje.

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

I. Antes de la Guerra

De islas, banderas y naciones

la bandera. Vienen los compañeros


y me dicen: “Delmira, ¿sabe que a su
hijo no le dieron la bandera en la es-
cuela?”. Le pregunto entonces a Julio:
“¿Qué puntaje tuviste?”. “El más alto,
mamá”. Pero él era medio marico-
nazo también. Y me dice: “Pero me
dieron el premio al mejor compañe-
ro”. Pero no, el mejor premio que se
le puede dar a un alumno, si es que
tiene el promedio más alto, es la
– Delmira de Cao – bandera. Él entonces me dice: “Bue-
Tengo historias de Julio en séptimo no mamá, no te hagas problema, si
grado que son increíbles; a veces me no la llevo este año será el año que
acuerdo y digo “Dios mío, seguía un viene”. Yo me quedé callada y le dije
destino que ya estaba programado”. que iba a ir hablar, era el último día
Lo que pasa es que, claro, yo siempre de curso, ya terminaba. Le dije que
digo que las condiciones y los valo- se quedara cambiado que iba a ir a
res se los enseñamos mi marido y yo, la escuela. Me fui entonces a Nues-
porque mi marido amaba la conscrip- tra Señora de Lourdes. Cuando llego,
ción, que él, aunque en otra época, llamo a su maestra que también era
había hecho en Zapala. Siempre ha- la directora: “Dígame, ¿qué puntaje
blaba bien de la conscripción. Y yo tiene mi hijo?”. “El más alto”. “¿Y por
hablaba de la bandera. qué no lleva la bandera?”. “Porque lo
Me acuerdo que Julio pasaba a sép- arreglamos con los alumnos, hay otra
timo; en aquellos años le daban la compañera, a ella le vamos a dar la
bandera al mejor promedio y no al bandera y a él le vamos a dar el pre-
mejor compañero. Pero Julio era el mio al mejor compañero”. Entonces
mejor promedio y no le habían dado yo la miré y le dije: “No querida, la

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Malvinas y escuela

bandera es para el mejor promedio, do. Una desde la escuela daba ese
pero no importa, está bien”. “Pero mensaje. Igual que la Antártida, que
no, no, señora de Cao, usted tiene si bien no era un territorio usurpado,
razón”. Lo llevo entonces al colegio y todos pensábamos que un pedazo
sale con la bandera. de la Antártida nos correspondía a
los argentinos. Y hoy también está en
– Diana González – discusión. Muchos maestros hoy en
En la época en la que fui a Malvinas día manejan la suposición de que un
yo era maestra. Tenía a cargo un se- pedazo de la Antártida es argentina.
gundo grado en una escuela pública Y yo trabajaba con los chicos desde
de La Matanza. Se presentó la opor- esa perspectiva, tenía en la cabeza
tunidad cuando el innombrable Ló- que esas islas eran algo que nos per-
pez Rega era ministro de Bienestar tenecía. Con esa idea viajé, partía ha-
Social: la Secretaría organizó los via- cia algo mío.
jes a la Antártida y a Malvinas. Me pa- El viaje del que participé fue el prime-
rece que estaba pensado –al menos ro y el último de los que fueron a Mal-
así dicen las leyendas de los afiches vinas. De esa serie sólo el primero lle-
que guardé de aquel viaje– como una gó a las islas. ¿Por qué? Porque cuan-
suerte de idea de “recuperación” de do vos llegabas a Malvinas el barco
espacios, de territorios que se consi- tenía que arriar la bandera argentina
deraban, en aquel momento, olvida- e izar la inglesa. Si no, no podías ba-
dos o perdidos. Incluso me acuerdo
la leyenda de un afiche que decía:
“Estamos llegando a la Argentina,
a toda nuestra Argentina. Cruceros
a Malvinas y a la Antártida”. Ahí fue
donde yo me enganché. No tengo
claro cuándo fue, pero creo que fue
en 1975. Después quedó como un
episodio en mi vida y ya.
En aquel momento una se enmarcaba
en esta declamación de que las Mal-
vinas son, eran, argentinas, ¿eran?,
¿son? Un territorio al que no se podía
acceder, del que no se sabía nada y
que supuestamente estaba usurpa-

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

jar. Eran las reglas de la navegación.


En mi viaje no hubo problemas, se
arrió la bandera, se puso la inglesa y
bajamos.
Tengo recuerdos muy fuertes to-
davía. Parecía que estabas pisando
algo tuyo, algo que estaba prohibido,
como si tuviera un carácter mágico.
Pero, por otro lado, la directiva de la
comunidad malvinense –sabiendo
que iba a llegar un barco con argenti-
nos, impulsado por el gobierno– fue
que nadie se asomara a la calle. Ba-
jaron todas las persianas; había un
grupito de chicos jugando en la calle.
Nosotros teníamos unas camperas
naranjas, éramos miles, un barco – Edit Zanata –
enorme, un crucero, miles con esas Antes de la guerra era común el tema
camperas caminando por las calles de que las Malvinas eran argentinas,
de Malvinas. Y los chiquitos no nos los derechos que nos asisten. En los
miraban, y era para mirarnos, pero programas, antes de la guerra, esta-
como si nada, saltaban a la soga. Los ba lo que siempre vimos: Malvinas
comercios cerrados, con la leyenda en 1833, los reclamos de Malvinas, y
“estamos haciendo inventario”. Ha- los posteriores que se habían hecho
bía sólo dos negocios abiertos: uno desde la gobernación, con Vernet.
donde me compré una cámara fo- Siempre se lo pensaba como una
tográfica y el museo ballenero. Des- usurpación, y además se celebraba
pués la Iglesia y nada más. anualmente el día de Malvinas y de
las Islas del Atlántico Sur el 10 de ju-
nio. Se celebraba esto y siempre había
un acto escolar donde todo el mundo
repetía el asunto de la juridicidad.
Por otro lado imperaba la idea de que
si teníamos que resolver algo, debía-
mos hacerlo por la vía diplomática;
era lo que se decía siempre. Cada

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Malvinas y escuela

tanto aparecía material especial y a lo caro; yo era maestra y me lo pude pa-


mejor mandaban publicaciones del gar —en cuotas claro. Había publici-
Ministerio. Creo que todos los docen- dad en la tele. Además, como el mío
tes más grandes tenemos una follete- era un viaje inaugural, zarpamos del
ría muy abultada de toda esta parte. puerto de Buenos Aires y lo filmó el
noticiero.
– Diana González – Aparentemente fue una comitiva del
Era impactante. Primero por esa so- gobierno en ese primer viaje inaugu-
ledad tan fuerte, se siente que estás ral. Filmaron la partida del puerto,
en medio de la nada. Al menos es el la gente con las banderas, los llan-
recuerdo que tengo, fuera del mun- tos, los saludos; parecía que íbamos
do, viento, un paisaje totalmente dis- como a una misión, a pesar de que
tinto. Por otro lado, un lugar muy aje- era turismo. Turismo con una carga
no, porque todas las construcciones muy distinta; uno estaba ahí arriba
en ese momento eran típicamente in- sabiendo que iba a un lugar que para
glesas. Un lugar que a uno le parece la comunidad argentina era impor-
que le pertenece y que sin embargo tante. Nadie lo hablaba, pero yo me
es muy ajeno. No encontraba ningún sentía muy importante, parte de una
rastro de una identidad parecida a misión.
la mía. Fue muy conmovedor, lloró Al viaje siguiente, un grupo de ar-
todo el mundo, la gente se abrazaba. gentinos, en un acto nacionalista, no
Cuando el capitán avisó que estába- quiso arriar la bandera y el crucero
mos llegando, la gente cantó el him- se tuvo que ir. Cantaron el himno ar-
no, se abrazó, llorábamos todos. gentino y no los dejaron atracar en el
Era más que un viaje turístico. Aun- puerto y ninguno de esos viajes pudo
que así lo ofrecían. Me pagué el pa- llegar a Malvinas.
saje en dos años, en cuotas. Se plan-
teaba como viaje turístico, pero tenía – Delmira de Cao –
una suerte de enmascaramiento polí- Al año siguiente, cuando pasa el ve-
tico: un mensaje de “acá estamos”, la rano, Julio entra en séptimo grado;
Argentina es esto y va a reclamar sus yo no fui al acto, pero me contaban
derechos. todo. A mí no me gustaba pelear,
No era como los cruceros de ahora como a las mamás de ahora, pero
al sur, súper lujosos, con extranjeros. sí ponía mis convicciones, que se ve
Aquello era medio pelo, gente con que ya las traía... Julio va al colegio en
medianos recursos, no era para nada su primer día y sale la otra chica con

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

la bandera, cuando era él quien tenía disputa de la bandera.


que salir, porque debía ser el mismo Y yo digo —después pensé— cómo
abanderado que la había recibido el mi hijo no iba a tener los valores que
último día. Viene a casa y me dice: tenía cuando fue docente, cuando fue
“Mamá, no me dieron la bandera”. maestro y cuando fue a la guerra.
“Ah, no te la dieron”. “No, pero no te
hagas problema”. “¿Vos querés seguir – Sebastian Scigliano –
yendo a esa escuela?”. “Sí, mamá, no El único recuerdo anterior a la guerra
te hagas problema”, me decía él, por- que puedo vincular con Malvinas es
que era muy varón. “Yo te voy a sacar el conflicto del Beagle, porque mi vie-
de esa escuela”. Mi hijo era chico to- jo era viajante. No sé por qué motivo
davía y yo mandaba sobre él. “Si yo te en aquel momento estaba en Como-
saco, ¿a vos te dolería?”. “No, mamá, doro Rivadavia, y tengo el recuerdo
no me dolería, pero para qué vas a de que mi viejo no podía volver. Lo
hacer problema”. Me voy a la escue- relaciono como un estado previo de
la Cervantes, le cuento a la directo- conflictividad. Previo a eso no tengo
ra lo que nos pasó y le pregunto si otro recuerdo, y ojo que tengo de los
tiene un lugar para mi hijo. Entonces años anteriores recuerdos bastante
pedí el pase; se querían morir, no se nítidos. La marcha de las Malvinas,
imaginaban que yo era sí. Al otro día por ejemplo, me era completamente
empezó en el Cervantes, todo por la desconocida.

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Malvinas y escuela

– Elisa Alvarenga – – Sebastián Scigliano –


No recuerdo nada que se relacione Los ingleses eran los malos de las In-
con Malvinas antes de la guerra. Se vasiones Inglesas, así se lo trabajaba
enseñaban las islitas... Mi mamá era en la escuela. La presencia inglesa no
ama de casa, mi papá, obrero meta- se trabajaba en cuanto a lo comercial
lúrgico; lo único que se hacía en mi sino a esos eventos. Igual es un re-
casa era trabajar y estudiar. No se cuerdo muy difuso: eran los malos,
hablaba de esos temas. Durante la pero no me acuerdo muy bien quié-
guerra sí comenzó a charlarse. No re- nes eran los buenos. Ah, y volvieron
cuerdo que se hablara antes, comen- ese año a la escuela como malos en la
zó a hablarse después de la invasión, Vuelta de Obligado. Mi primer recuer-
y después del 14 de junio, nunca más. do de la Vuelta de Obligado es del
No digo que sea igual, pero como hoy ‘82. Ese año exhumaron el tema de la
en la mesa se habla de “Gran Herma- Vuelta de Obligado para recolocar a
no”, bueno, en aquel momento se ha- los ingleses en el lugar de un enemi-
blaba de Malvinas, de los programas, go argentino con cierta tradición.
de la plata que se estaba juntando, de
las despedidas a los chicos. Yo vivía – Lucas Sablich –
cerca de la Escuela General Lemos, En el año ‘82 yo estaba en primer gra-
sobre [la ruta] 202, ahí se reunían do en la Escuela Malvinas Argentinas
todos los chicos que después iban a de Beccar. Llevaba ese nombre des-
Malvinas... Me acuerdo que nosotros de 1978, 1979, cuando un sacerdote
pasábamos y saludábamos. Pero yo parece que tuvo una actitud impropia
me enteré que para los ingleses las con un niño y entonces al cura se lo
Malvinas se llamaban Falklands, re- derivó a un pueblo y se convirtió la
cién en tercer año; no tenía la menor escuela católica en escuela pública.
idea de lo que era el krill... No me acuerdo cómo se llamaba an-
tes; empezó a llamarse “Malvinas Ar-
gentinas” cuando la hicieron pública.

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

II. Durante la Guerra

Principios de abril

– Delmira de Cao – ro, al otro día yo me voy, la carta no


A Julio la carta no le llegó, y cuando llegó, vengo a mi casa y me encuen-
convocaron por televisión… Él ya era tro a toda la familia porque él estaba
soldado de reserva; la carta no le lle- preparado, ya se iba. Se había venido
ga, pero la hermana le avisa que están para esperarme a mí. No hubo forma
convocando a su clase. Y Julio viene y de hacerlo quedar. La carta nunca le
me dice: “Me voy, me tengo que pre- llegó. Por eso se dice que él propia-
sentar”. Nosotros teníamos el Regi- mente fue un voluntario.
miento acá al lado. Cuando lo convo-
can, viene a mi casa y me dice: “Están
convocando, me voy a presentar”, y
yo le digo: “No, no te presentes, vas
a tener un hijo”. “Mami, cómo no me
voy a presentar, cómo me podría po-
ner ante mi grado, ante mis alumnos
para hablarles de lo que es la patria,
de San Martín y de Belgrano si su
maestro se mete debajo de la cama.
Voy a ir y voy a volver, son muchos
los que me esperan”. Yo me quería
morir, porque Julio ahí tenía 21 años
—se casó a los 19—. Era un tipo con – Miguel Vitagliano –
una formalidad impresionante… Me Mis amigos que militaban en ese mo-
acuerdo que le dije a mi marido: “Si mento en la Fede habían ido el 30 de
llega la carta no se la doy”. Pero, cla- marzo y también fueron el 2 de abril*.

* (N. de E.) La “Fede” es la Federación Juvenil Comunista. El 30 de marzo de 1982 se realizó


una movilización convocada por la Confederación General del Trabajo, CGT, contra la dicta-
dura. Tres días después, el 2 de abril del mismo año, miles de personas se concentran en la
misma Plaza de Mayo en apoyo a la recuperación de las Islas Malvinas.

15
Malvinas y escuela

Cuando yo me quejaba: “Pero, no, – Ezequiel Rodríguez –


cómo carajo podían ir el 2 de abril”, Yo tenía nueve años y cursaba cuar-
me decían: “¿No te das cuenta de to grado en una escuela pública. Me
que es una guerra contra el imperia- enteré allí de la recuperación de las
lismo?”. Pero qué imperialismo; im- islas. Vinieron de canal 9 (uno de los
perialismo las pelotas! Es que ésa era cuatro que veía en casa), nos rega-
una discusión que se tenía, había que laron una bandera argentina a cada
ganar la calle, ocuparla. Y yo enten- uno y nos filmaron gritando “¡Argen-
día lo de ganar la calle, lo que pasa tina!, ¡Argentina!”. Me pasaron en el
es que ahí estaba todo junto y era un noticiero. La señorita nos contó que
delirio. no habíamos disparado un solo tiro,
que el único fallecido era un militar
– Marta Kogan – argentino y lo comparó con San Mar-
El primer día, el 2 de abril entré a la tín. Dijo que si la ocupación no se
escuela diciendo: “¡Hijos de puta! yo hacía ese día, dábamos por perdidas
no sé por qué se alegran”, porque es- las islas, porque pasaban no sé cuán-
taba muy enojada con la situación. Si tos años de ocupación colonial y les
alguien me pregunta por qué estaba correspondían a Inglaterra por no sé
enojada, yo no sé si responder por- qué Tratado Internacional. En casa,
que todo era muy cercano al 30 de me prendía la tele, triunfalista, y veía
marzo –que fue esa gran concentra- la revista Gente, y el diario La Nación.
ción–, o por lo que significaba este La guerra era una fiesta igual al Mun-
acontecimiento como refuerzo de un dial `78 y seguramente al `82.
gobierno que en aquel momento es- Mi maestra era una apasionada del
taba representado por un borracho, tema. “No van a venir. Estados Uni-
por un tipo que estaba entre los va- dos y el mundo nos protegían. Si
hos del alcohol. quieren venir que vengan, les pre-
sentaremos batalla”. Cantábamos la
– Javier Fernández Mouján – marcha de Malvinas todos los días.
De golpe se podía volver a salir a la La directora nos hizo reemplazar el
calle a festejar, a apoyar o putear. Era verso: “La perdida perla austral”, por
la ilusión de mucha gente, poder pe- “La querida perla austral”.
lear por algo justo y no todo el tiempo En plena guerra, el aula era un sinfín
estar guardado, agachando la cabeza de relatos, batallas ganadas por Ar-
o, en el peor de los casos, bajándose gentina, donde nuestros héroes vola-
los pantalones. ban atrás de una ola para evitar

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

– Javier Fernández Mouján –


Por ese entonces iba a un taller lite-
rario. Lo que me acuerdo es que es-
cribía poemas sobre la guerra. Me
acuerdo de uno que se llamaba “Se
me acabó la paciencia”. Yo tenía un
sentimiento muy contradictorio, por-
que toda mi vida había sido, en cierto
sentido, muy flower power y muy anti-
los radares y hundían barcos y derri- militares, sobre todo militares argen-
baban aviones. En la tele los famosos tinos. Estaba muy inspirado y este
y otros donaban sus cosas para apo- poema era muy cortito pero como
yar la causa. una especie de cuchillazo, ¿no? “Se
me acabó la paciencia”... y decía algo
– Elisa Alvarenga – así como “me dan ganas de pelear,
Para la época de la guerra, algunas tener ansias de... matar..., de morir
materias hacían hincapié en algunas entre explosiones”, y decía, “sin em-
temáticas vinculadas con Malvinas. bargo aunque mi conciencia llore...
Nos habían mandado un libro, con voy a matar”, algo así.
máximas o citas, que hacían énfasis
en el tema de la soberanía. Me acuer-
do también que decorábamos toda la
escuela, andábamos todo el día con la
escarapela. Muy argentino te sentías.

17
Malvinas y escuela

– Mariela Budiño – tiempo y los profesores empezaron


El hospital zonal de mayor comple- a hablarnos desde este lugar: “Los
jidad era el nuestro, con lo cual ahí ingleses son un demonio, nosotros
iban a parar todos los combatientes recuperamos las Malvinas y estamos
que estaban heridos. Mi escuela, la ganando”. Porque esto era así, había
ENET N° 1 de Comodoro Rivadavia, claramente un mensaje en la escuela
estaba muy cerca, con lo cual noso- de que estábamos ganando. En ese
tros veíamos desde las ventanas del momento yo tenía 14 años.
colegio pasar los helicópteros con
los heridos, o sea que para nosotros – Jorge Alberto Valussi –
la guerra era algo de todos los días. En el ’82, tenía seis años y cursaba
En la escuela tuvimos distinta infor- primer grado del Normal N0 2 “Ma-
mación, era un tema que se hablaba riano Acosta” en Capital Federal. La
todo el tiempo, lo que pasa es que el mañana del 2 de abril mi papá me fue
registro que yo tengo es que no tenía- a despertar y muy contento me dijo:
mos ninguna información objetiva. –Jorgito, levantate. Dale que pasó
Había una clara tendencia de que sí o algo que te quiero contar. ¡Las Malvi-
sí había que estar a favor de la guerra, nas otra vez son argentinas!
más allá de lo que esto significara, –¡Cómo!, ¿no eran argentinas ya?
que no tenía nada que ver con la gen- –dije yo.
te que estaba en Malvinas y, por su- –Dale, levantate que mientras de-
puesto, no se hacía ningún otro tipo sayunamos te cuento.
de análisis. Me acuerdo de haberme Y así fue que, durante el desayuno,
enterado de que la guerra había co- mi papá me contó que sí, que eran
menzado al salir del colegio. Vinie- nuestras y que hacía mucho tiempo
ron a decirnos que nos iban a dar el los ingleses nos las habían robado.
resto del día libre —teníamos doble Pero que todo eso había cambiado
jornada— porque habíamos recupe- esa misma mañana porque las había-
rado las Malvinas. Ni yo ni mis com- mos recuperado.
pañeros teníamos idea, lo primero De esta manera, 25 años después
que pensamos fue: “Qué suerte que cuento mi experiencia a mis alum-
nos dieron el día libre y no vamos al nos de primer grado siendo docente
colegio”. Ése era el nivel de concien- en esa misma escuela. Si bien no re-
tización que teníamos. Las primeras cuerdo todo el proceso de la guerra
semanas hubo mucha confusión, durante el conflicto armado, sí tengo
era un tema que se hablaba todo el muy presente un librito para colorear

18
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

19
Malvinas y escuela

que tenía la marcha de las Malvinas y – Lucas Sablich –


dibujos sobre la fauna de las islas que En actividades prácticas en vez de
mi mamá me había comprado en el hacer esos collages con plastilina,
kiosco de revistas. También me acuer- fideos, chapitas de Coca-Cola, hubo
do que en la revista Billiken salía una que representar las islas Malvinas
historieta ilustrando desde el des- y los barcos que iban. Fue una cosa
embarco de la “Operación Rosario”, espantosa. Se hacían barquitos simu-
pasando por distintos momentos de lando que iban a las Malvinas. Era
la guerra, incluyendo, además, imá- un colegio muy humilde, con mucha
genes de Puerto Argentino. La revista concurrencia de chicos de la villa, en-
Anteojito venía con un álbum de figu- tonces las actividades prácticas del
ritas; abordaba la historia de las Mal- colegio no se caracterizaban por su
vinas, los animales que la habitaban y sofisticación. Las mismas chapitas,
los sucesos recientes de ese año. To- con el mismo bollito de plastilina y el
davía lo conservo. Espero poder mos- mismo fideo o el mismo escarbadien-
trárselo algún día a mi hijo relatándo- te que después sirvió para represen-
le todo acerca de nuestras islas. tar las carabelas de Colón..., era más
Algo más que quedó en mi memoria o menos lo mismo pero simulando
es que un maestro de mi escuela, el ser los barquitos de Malvinas.
profesor del otro primero, se había Recuerdo llevarle cigarrillos al kiosco
ido a la guerra. Pero no recuerdo su de la esquina del colegio, o bufandas
despedida, tampoco su bienvenida. tejidas o chocolates, para darles a
Sólo sé que volvió con sus alumnos, los soldados con una cartita. Yo hice
pero por poco tiempo. Recuerdo cartita, por supuesto que hice cartita
con claridad la visita del Papa, pero para los soldados. Alguna habrá lle-
no lo relacioné en su momento con gado. Se hacía en tu casa, era perso-
la realidad que estábamos viviendo. nal. Se recibían no en la escuela sino
Había ido a ver el paso del Papa, o en un kiosco que estaba enfrente del
del Papa Móvil para ser más preciso, colegio, que supongo que después
por la avenida Rivadavia. Veo bande- nos habrá vendido todos los choco-
ras argentinas, gente agitando sus latines que nosotros mismos había-
pañuelos blancos, brazos extendidos mos llevado.
saludando, aplausos, voces vitorean-
do. Al rato vi la misma escena con la – Elisa Alvarenga –
Basílica de Luján de fondo en el tele- Cuando estábamos en tercer año
visor de mi tía. del secundario, en el año `82, había

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

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Malvinas y escuela

venido un grupo de militares al co- do. Yo con 15 años no tenía la más


legio. Yo iba a la Escuela Nacional pálida idea de lo que pasaba. Inclu-
de Comercio “Juana Manso” de San so en ese momento estaba el Mun-
Miguel. Era la época en la que vos dial en España, era paralelo: tenías el
tenías que dar un examen de ingreso Mundial por un lado, la gente salien-
para entrar a las escuelas estatales; do por Malvinas por el otro y dos días
mi escuela era como el Pellegrini, antes lo que pasó en Plaza de Mayo*,
pero en San Miguel. Había venido en donde le pegaron a mucha gente.
después del 2 de abril este grupo de Fue muy loco..., una época muy loca.
militares –nosotros estábamos muy En el simulacro la autoridad eran los
cercanos a Campo de Mayo– para militares, las autoridades del colegio
capacitarnos en los simulacros. Se acataban lo que seguramente era
presentaron un sargento, dos solda- una orden de arriba, no podían decir
dos y un tipo con mucha marca acá nada. La sensación ante el simulacro
en los hombros. Vinieron y nosotros era de miedo, pero también lo tomá-
nos paramos. Hacíamos los simula- bamos como un juego. Miedo al prin-
cros contra los bombardeos porque cipio, juego después. Me acuerdo que
estábamos cerca de Campo de Mayo. cuando sonaba la sirena, en nuestra
Todos, en un radio de 20 cuadras a la picardía adolescente, nos tirábamos
redonda, teníamos que hacer los si- abajo y hacíamos “uhuhuhuhuh”. Los
mulacros de bombardeo y venían los militares nos retaban y decían “Chi-
militares a enseñarnos. Esto empieza cos, no jodan, esto es en serio”.
a mediados de mayo. Un grupo de
militares venía y nos decía que cuan- – Sebastián Scigliano –
do tocara el timbre teníamos que Mi maestra de 40 grado era bastante
ponernos debajo de los bancos o co- particular, era muy rara, una maes-
rrer a mitad del patio, o se abrían las tra medio mítica en el colegio, muy
puertas y teníamos que ir corriendo severa, muy fascista. Yo era bastante
hasta la plaza de San Miguel, o a lu- inquieto y me llevaba bastante mal
gares cubiertos. Nos educaban para con ella; mis viejos eran militantes
que podamos “guardarnos” si había comunistas y yo era bastante hincha.
un bombardeo. En ese año, el ‘82, hubo dos conflic-
Había toda una psicosis generalizada tos vinculados a la visita a la iglesia
con la que uno terminaba colaboran- del padre Lombardero: uno en el que

* (N. de E.) El 30 de marzo de 1982 –días antes del 2 de abril– se realizó una movilización
convocada por la Confederación General del Trabajo, CGT, contra la dictadura.

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

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Malvinas y escuela

yo dije que era ateo, y la maestra me sencia de esta mujer. Creo que lo que
dijo a los gritos que ateos eran los recuerdo es más cómo se vivió la gue-
animales. Mi vieja fue al colegio y rra acá, como una especie de Prode,
casi la mata. Además, lo raro era que y también por cómo construyeron los
la hermana de esa maestra era veci- medios la escena de la guerra: “Hoy
na nuestra y entonces había como les bajamos un barco....”. Me acuerdo
una especie de relación extra colegio. de haber comentado las particulari-
Eso fue cuando se estaba preparan- dades de los aviones ingleses, de los
do la visita. Y la otra vez fue cuando Sea Harrier, de cómo despegaban;
efectivamente fuimos a lo del padre era como un tema entre los chicos.
Lombardero, y afuera de la iglesia Me acuerdo que ese año hubo un ál-
nos quedamos yo, que era ateo, y una bum de figuritas bélicas muy bueno.
chica que era judía. Entraron todos a Era apaisado, con las figuritas tro-
la iglesia y nosotros dos no. Además, quelables, autoadhesivas (raro para
esta chica era judía y los padres eran esa época), eran como siluetas, eran
psiquiatras; no lo sé, pero supongo buenísimas. Igual tuvo muy poco
que venían de la izquierda o algo. éxito. Estaba el tema de los aviones.
Mi recuerdo más firme del ‘82 es la Tengo también el recuerdo de hablar
presencia de esa maestra. Supongo de la velocidad de los aviones en re-
que la marcialidad del acto de la pro- lación con la barrera del sonido sin
mesa a la bandera, calculo que era tener la más mínima idea de lo que
igual en todos lados, y debió seguir significaba. Yo decía: “Porque ése
siendo igual durante mucho tiempo, vence la barrera del sonido”, y no me
con eso de los soldaditos con guar- podía imaginar qué era eso. Me cues-
dapolvo, esa cosa firme, mirar la ban- ta imaginármelo ahora; más cuando
dera perfilado, porque la ubicación tenía 10 años. Me acuerdo de eso, de
de la bandera es a un costado y en la presencia de cierto discurso tecno-
el momento de la promesa tenés que lógico asociado con lo bélico.
girar 45 grados y gritar “Sí, prome-
to”, o alguna fórmula que no recuer- – Javier Fernández Mouján –
do, pero me imagino que apela a la Después me pasaban cosas que me
lealtad y no sé cuánto... Pero ese año hacían sentir como una contradic-
estuvo revestido por la presencia de ción caminando. Yo iba por la calle y
aquella mujer. me encontraba con un tipo que era
La guerra se seguía en el marco del profesor de Literatura de una de mis
aula, pero siempre teñido por la pre- hermanas más grandes y yo le ha-

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

blaba de esto que me pasaba con la guntaba: “¿Quién leerá mi carta?”, y


guerra y que a veces me daban ganas después cuando me fui enterando de
de ir a pelear y me decía: “Y andá”. las cosas, fue una desilusión tremen-
Entonces me iba pensando: “¿Yo?, da, con todas las cosas de oro que les
que hice una instrucción pedorra en mandaba, la televisión, las campañas
Campo de Mayo de un mes...”. Se que hacían y los tapados de piel que
me cruzaba por la cabeza anotarme juntaban las actrices.
como voluntario, no me parecía un
horror, pero no me parecía algo fac- – Elisa Alvarenga –
tible. Tenía pibes conocidos, no ami- Una vez fuimos, prácticamente toda
gos, que se habían ido por las dudas, la escuela, a Campo de Mayo, donde
por si los llamaban. Eran “desertores hacían unas pruebas vaya uno a sa-
preventivos”. Pero yo ni en pedo, sólo ber de qué cosa; nos hicieron formar
coqueteaba con la idea de ir. y marchar como los soldados. Noso-
tros acatábamos. Era muy común ver
– Valeria Vega – a los militares. Me acuerdo entonces
Recuerdo que la señorita nos había que había venido este grupo de cua-
pedido a todos que escribiéramos una tro militares a prepararnos para los
carta, para los muchachos, para dar- simulacros y que también había ve-
les aliento porque estaban peleando nido una orden desde el Ministerio
por la patria. Estábamos todos muy para ver si queríamos escribirles una
entusiasmados, escribiendo. Las ma- carta a los soldados, porque les iba a
dres de todos habían comprado para alegrar el momento; que si bien esta-
sus hijos una medallita de la Virgen y ban bien, sería bueno que les escri-
todo era de oro. Las pusimos adentro biésemos. No pasó solamente en mi
de la carta, se la dimos a la señori- escuela, después me enteré de que
ta y ella supuestamente la mandaba, pasó en varias. Generalmente se lo
como hacían en todos los colegios; pedían a los chicos de tercer año para
todas las escuelas hacían lo mismo. arriba. Yo era de tercero primera. En
También les mandábamos adentro ese momento, ahí nomás, nos die-
chocolates, porque decían que ha- ron una hoja para que empezáramos
cía mucho frío y se calentaban con a escribir. Escribíamos lo que salía,
el chocolate. Estábamos todos muy cinco líneas: “Hola, soy Elisa, tengo
emocionados con eso. Me acuerdo 15 años, me gusta... bueno, gracias
de cuando les escribí la carta, de la por...”. Eso nos pedían, que en las
emoción de escribirles. Yo me pre- cartas agradeciésemos; eso es lo úni-

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Malvinas y escuela

co que nos pidieron, que les agradez- las cartas. Supongo que el objetivo
camos, que ellos se iban a sentir bien era desaparecer toda prueba, porque
con eso. en los medios te decían que estaban
No recuerdo bien lo que puse, pero bien.
no pasaba las ocho o diez líneas. No
se ponían en sobres, eran unas ho- – Mariela Budiño –
jas de carpeta; venía el soldado y se Para nosotros la guerra fue muy
las llevaba, aunque ahora no recuer- fuerte por dos cosas. En mi caso
do si se las dimos en realidad a los particular, tenía un amigo que iba al
preceptores. Esto fue a principios de colegio conmigo, Mario Almonacid,
abril o principios de mayo, no recuer- su hermano fue uno de los primeros
do bien la fecha. Tiempo después a reservistas que murió en Malvinas,
mí me contestan. A cada alumno le estaba haciendo el servicio militar
contestaron entre quince y veinte sol- obligatorio y murió el segundo o el
dados promedio por carta. Nosotros tercer día de la toma de Malvinas.
chochos, porque venían con unas Con lo cual, con mis compañeros
bolsas grandes por curso y por ejem- rápidamente pasamos de la euforia
plo nos decían: “Alvarenga te llegó a entender que moría gente, porque
esto, esto...” Y nos daban las cartas eso no era lo que te comunicaban.
que estaban en sobres cerrados. Me Nosotros veíamos los helicópteros
las llevé y las leí en mi casa. A mí bajar todo el tiempo. El asunto del
me llegaron veinte cartas. Gran sor- hospital fue muy extraño, porque
presa la nuestra cuando en ellas nos nosotros sabíamos que el hospital
cuentan lo que en realidad les estaba estaba ahí, sabíamos que venían he-
pasando: que tenían frío, que tenían ridos, pero por alguna razón no había
hambre, que los torturaban, que los un sentido de la tragedia, ni de que
estaqueaban, que se mojaban, que había vida y muerte en juego. Eran
tenían miedo, cosas terribles. Claro, helicópteros que bajaban y nosotros
se les escapó, creo yo. A los pocos teníamos toda el aula decorada con
días, viene un grupo de militares y la guerra, porque nos dedicábamos a
nos pide las cartas, porque –según escribir cosas, todo el mundo hacía
ellos– de esa forma se podían dar dibujos alusivos y los pegábamos en
cuenta de lo que les estaba pasando las paredes. Me acuerdo de uno don-
a los soldados para poder ayudarlos. de estaba Ronald Reagan sentado en
Nos hicieron la psicológica, porque el inodoro que decía: “Yo me cago en
no es que nos ordenaron devolver el Tiar”, que era el tratado que ellos

26
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

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Malvinas y escuela

debían haber respetado para ser neu- encontraba, no me acordaba dónde


trales en el conflicto. Todos eran de las había puesto. Una o dos semanas
este tipo. Había cierta expresión en después finalmente las encontré y
relación con la guerra, pero no había me las quedé. Ésta es una, la de Ra-
conciencia de que detrás de todo eso món Maidana; el 18 de mayo del ‘82
había vidas. Es más, cuando noso- recibió la carta. Se ve que le dijo a al-
tros teníamos que hacer simulacros guien que se la corrigiera, porque hay
de evacuación –los practicábamos en cosas agregadas. Me sorprendieron
la escuela y en los hogares– y sabía- algunas palabras que usa: “Saludos
mos que teníamos cierta cantidad de al territorio”. Habla de la pista que
tiempo para irnos: tocaba el timbre y ellos quieren romper. Ellos nos agra-
tenías una organización, esperabas decen que nosotros hayamos escrito
que tu preceptor te dijera cómo salir, porque el tiempo no les pasaba más.
porque íbamos saliendo en tandas Le escribí a las dos direcciones que
según las aulas; para nosotros se vol- me puso en la carta, pero nunca me
vía un juego, no teníamos conciencia respondió, ni tampoco me la devol-
de que podía venir a explotar una vieron. Le escribí dos veces. Después
bomba y que podías morir. Y los si- le escribí una tercera vez, pero esa
mulacros en las casas donde la gente carta sí me la devuelven porque no
de Defensa Civil te enseñaba cuáles la pueden entregar. La guardé porque
eran los lugares donde te podías gua- es un original mío que me ha que-
recer y el modo de llevar adelante los dado. Cuando observo el vocabula-
oscurecimientos por si sobrevolaban rio que tenía a los 15 años, me aver-
los aviones, todo en un punto se vol- güenzo por el lavado de cerebro que
vía un juego. teníamos. Era terrible cómo había
penetrado el aparato ideológico. Te-
– Elisa Alvarenga – nía un lenguaje patriótico, fervoroso.
De casualidad yo me había quedado Le escribo sobre el 25 de Mayo que
con dos cartas en mi casa que toda- se iba a festejar muy especialmente
vía conservo. El resto lo devolví, y en el colegio. Era la época en que los
muchos compañeros devolvieron to- feriados se celebraban el mismo día,
das. Encima yo me quedé con cargo si caía domingo tenías que ir a la es-
de conciencia, porque me decía: “Ay, cuela igual. Ese 25 de mayo se hizo un
pobres, no van a saber lo que les está minuto de silencio en el acto, canta-
pasando a estos dos chicos: Ramón mos la marcha de las Malvinas. En las
Maidana y Carlos Franco”. No las iglesias también había oraciones es-

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

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Malvinas y escuela

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

peciales por los soldados. La música – Javier Fernández Mouján –


era toda música nacional, por eso en Había mucho de lo anti. Me acuerdo
un momento le escribo que nos gus- de la música, de León Gieco cantan-
ta la música progresiva. Ahí empeza- do “Sólo le pido a Dios”, que antes
mos a conocer canciones de Gieco, estaba prohibido y pasó a ser una fi-
Serú Girán, Miguel Mateos, todo lo gura popularísima. Yo me identifico
que viene después. A veces cuando la mucho con el rock británico y yanqui,
leo me da una mezcla de vergüenza, y entonces, no sé, hacía la división
por el lavado de cerebro, y de ternura, que uno tiene que hacer: una cosa
por la inocencia. Creíamos, en nues- son los ingleses como Estado y otra
tra inocencia, que esto les llegaba y es esto. Había datos chiquitos que a
que la realidad era distinta. uno lo ayudaban: The Clash tiene un
tema, “Should I stay or should I go”,
que habla de eso, y de un lado de an-
ti-guerra, de una contradicción: “¿voy
o no voy?” Y a mí me vino bárbaro.

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Malvinas y escuela

Mediados de junio

– Ezequiel Rodríguez – – Graciela Deni –


De golpe las historias empezaron a Acá en Buenos Aires el conflicto era
cambiar notablemente. No se habla- otro. Yo te puedo dar la lista de los
ba más de los “lagartos” (una suerte alumnos que se fueron con los pa-
de comandos indestructibles), sino dres al Mundial de España. Había una
del hundimiento del Belgrano, de la presencia de los medios de comuni-
diferencia de armas con balas que cación muy fuerte. Acá lo más que
buscaban el calor, de los “gurkas” hubo fue ATC con Pinky recogiendo
profesionales contra chicos con frío, oro 24 horas, todas las viejitas emo-
hambre y armas que no funcionaban. cionadas sacándose los anillos, y la
Galtieri parecía haber empezado a gente que tejía bufandas y juntaba
beber porque pasó de ser una mezcla chocolate y escribía cartas.
de Kempes y San Martín a un viejo
loco y borracho. – Sebastián Scigliano –
Ese año yo estaba en 4o grado, re-
cuerdo que prometimos a la bande-
ra y estuvo invitada en el colegio la
esposa del primer caído. Lo que le
dio a la circunstancia una suerte de
pomposidad. Había otros invitados,
algunos otros milicos que no re-
cuerdo. Iba a una escuela pública de
Caballito, la “Marcelo T. de Alvear”.
Una escuela de clase media, bastante
chota, que durante toda la dictadura
tuvo una directora que seleccionaba
a la gente..., tenía un filtro en función
de la extracción social, de los ante-
cedentes. Bueno, eso era más o me-
nos común. La escuela tenía como
una especie de lustre patriótico que
derivó en que no sé a partir de qué
contacto apareció esta mina en la
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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

promesa de la bandera. Me acuer- verdad es que no habían dado mues-


do de la mujer con anteojos negros tras de mucha confiabilidad. Los
grandes, con un tapado de piel y con medios estaban absolutamente cen-
cara de circunstancia. El colegio tenía trados en ATC y ellos no permitían la
un salón central (era uno de esos co- entrada de ningún otro periodismo,
legios que había hecho Cacciatore), y con lo cual todo era emotivo: vos ves
una sala de música que se abría hacia un pibe de 18 años muerto de frío y
el escenario, y arriba tenía una galería la guerra te conmueve, no te genera
y aulas. Esta mujer estaba arriba, no odio. Genera en todo caso preocupa-
en el hall, con otra gente, que supon- ción, dolor, pero como vos mandaste
go que eran milicos. No recuerdo si la bufanda y el chocolate, “ya lo va
estaban vestidos de militar. Pero sí a recibir y va a estar calentito”. Hay
eran claramente identificables, eran mucho pensamiento mágico en eso.
los invitados. El acto estaba revesti- Fijate que ante una situación de gue-
do de la pomposidad que le daba la rra, la solución era tejer bufandas.
presencia de esa mujer. Más allá de No había propuestas mucho más in-
que ese año, en sí mismo, también le teresantes que ésa. Qué hacías desde
daba un tinte patriótico. acá. Fue un duelo en la escuela, lo vi-
víamos muy amuchados, con mucha
– Graciela Deni – tristeza. Me acuerdo de los espacios
Del hundimiento del Belgrano nos donde nos juntábamos; estábamos
enteramos acá en la escuela, pero muy tristes.
ya veníamos mal. La sensación era
tétrica, porque fue “Uhhhhh, no era – Elisa Alvarenga –
de mentirita”. Porque mientras vas Tenía una profesora con un hijo en el
ganando, todo te suena a soldadito Crucero General Belgrano; se salvó,
de plomo, pero cuando te la man- pero se enteró tres meses y medio
dan a guardar te da la sensación de después. Me acuerdo que ella venía
“Ahh, es trampa. Fue pelota afuera”, igual a dar clases; no sé si estaba ca-
y ya estaba adentro. Lo primero que sada con un militar. Ella venía igual,
aparece es “Mirá qué tramposo que decía que venía a dar el ejemplo, por
sos”. Son los eternos piratas, pensar Malvinas. Teníamos una profesora de
que iban a jugar limpio en una gue- Geografía que nos hacía trabajar con
rra era absurdo. Ahí empezó a caer el las islas, todos muy compenetrados,
exitismo y entonces la sensación era había mucho debate. Estábamos to-
otra vez “¡Qué hijos de puta!”. Pero la dos de acuerdo, menos uno que es-

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Malvinas y escuela

taba en desacuerdo y decía: “No, va- si lo llamaban, estaba convencido de


mos a perder, ellos tienen más armas, que desertaba porque era una guerra
Estados Unidos se va a dar vuelta”. inútil.
Yo y muchos compañeros estábamos
convencidos de que era lo mejor que – Jorge Alberto Valussi –
nos podía pasar, es más, queríamos Como sólo contaba con seis años, no
ir. En el plantel de profesores pasaba tenía la debida conciencia para anali-
lo mismo, había mucho acuerdo, y zar los hechos históricos ni lo crudo
los que no, no decían nada. Mi ma- de una guerra que no era de película
rido, al que conocí después, es clase sino real y cercana. ¡Argentina estaba
´63 y él sí estaba claramente en des- en guerra! Por el momento sólo eran
acuerdo, había preparado su salida; imágenes e ilustraciones las que me

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

llegaban. Eso cambió cuando apren- tiempo, desde que se anunció que
dí a leer y los titulares de las revistas el Papa venía; y el día que Argenti-
aparecen en mi memoria como pan- na presentó la rendición, la maestra
tallazos. Así me enteré de que había lo arrancó. “¡Por culpa de este tipo
otro enemigo en esa guerra: “El Ge- perdimos la guerra...!”, lo arrancó a
neral Invierno”; que nuestros aviado- los gritos. Hizo como una especie de
res hacían proezas al ras del mar, que performance y lo quitó. Le atribuyó
los ingleses nos veían con claridad en al Papa la responsabilidad de haber
la noche con sus visores nocturnos, perdido la guerra, vaya uno a saber
y un montón de cosas que comen- por qué delirio que tenía en la cabe-
zaba a comprender. Pero en mi casa za. Pero al mismo tiempo era una si-
no se hablaba mucho de la guerra. A tuación rara, porque la mujer era muy
diferencia del falso optimismo que se violenta, pero también generaba una
vendía por los medios, en mi familia especie de clima de “compinchería”
se vivenciaba cierto ambiente de tris- con algunos chicos.
teza y preocupación al mismo tiem- En mi casa no había malvinismo;
po. Sin embargo, mi mamá nos decía bueh, mis viejos eran militantes. Ha-
que rezáramos por todos esos chicos, bía más preocupación por el hijo de
mientras juntaba latitas de paté y de un vecino que había ido a la guerra
sardinas, y chocolate para enviar a los que por otra cosa. Volvió el pibe. Y
soldados. Por ese entonces trabajaba cuando volvió tuvo una relación bas-
de maestra en una escuela a pocas tante particular con mi viejo. Volvió
cuadras de mi casa, y un día sábado chiflado mal y con una gamba con
tuvo que ir a colaborar para cortar principio de congelamiento.
gasas, ya que uno de los miembros
de la cooperadora era médico y las – Mariano Foronda –
llevaba al Hospital Aeronáutico para Tengo una experiencia que me que-
esterilizarlas y enviarlas al sur. dó grabada. Estaba en 6o grado, era
el día de la rendición, o un día antes,
– Sebastián Scigliano – no me acuerdo bien. Recuerdo que
La maestra nos hizo pegar el póster estaban tres o cuatro maestras amu-
del Papa en la puerta del aula, por- chadas alrededor de una radio escu-
que vino ese año. La foto decía: “Juan chando las noticias que llegaban de
Pablo Segundo, te quiere todo el Malvinas. Estábamos en el aula, pero
mundo”. El póster lo pegaron todos, no estaban dando clase, sino escu-
yo no lo pegué. Estuvo ahí bastante chando la radio bien bajita. Nosotros

35
Malvinas y escuela

no escuchábamos nada y en eso veo a partir de allí, empezó a hablarse en


a mi maestra que se incorpora con mi núcleo familiar de los errores de
lágrimas en los ojos: nos habíamos los militares, y de una alternativa de-
rendido. mocrática.
Me quedó su cara grabada, sentí tris-
teza. A la distancia creo que el dolor – Sebastián Scigliano –
en ese momento, el de las maestras, En esa época San Lorenzo estaba en
el de todos, era por el resultado, no la “B”. Esta maestra era de San Lo-
por la guerra en sí, ni por los muer- renzo, y yo también; iba a la cancha
tos. La guerra se vivía como un par- todos los sábados. El fenómeno de
tido de fútbol donde ganás o perdés. San Lorenzo fue también como el fe-
Pero bueno, yo tenía 10 años, creo nómeno de masas de ese año. El as-
que se vivía así, en gran parte por censo de San Lorenzo a la Primera “A”
la propaganda oficial. Tal vez yo no terminó en una batalla campal con la
era consciente porque era chico, policía en Juan B. Justo, en noviem-
pero creo que en general nadie lo bre del ‘82. Fue una batalla campal,
era, muy parecido a lo que pasó con con la gente pegándoles a los caba-
los desaparecidos. Con el tiempo se llos, mal... También el fenómeno San
toma más conciencia, en la guerra Lorenzo estuvo teñido por Malvinas.
siempre se pierde, vidas, sueños..., El campeonato empezó durante la
te das cuenta de lo que pasaron los guerra y también hubo un proceso en
chicos..., de lo inútil que fue. el que los dos fenómenos se asocia-
ron. Había una liturgia vinculada con
– Ezequiel Rodríguez – Malvinas (se izaba la bandera en la
Y llegó la rendición. En casa escucha- cancha...) y todo empezó a decantar
mos el comunicado oficial y se lloró con la hinchada de San Lorenzo pu-
en familia. Recuerdo ir a la escuela teando a los milicos en Malvinas. Fue
con la ilusión de que en mi aula qui- como un escenario donde se puso en
zás siguieran los éxitos y las batallas evidencia todo ese proceso de eufo-
ganadas. La maestra confirmó la ren- ria primero y de bronca después. Me
dición y nos explicó que estábamos acuerdo de un partido con Almirante
muy atrasados con el programa de Brown en el que se izó la bandera. En
estudios. Así que no se hablaba más general, fue como un fenómeno de
del tema y a recuperar las clases. todas las hinchadas de fútbol el pu-
Mi visión de niño me hace recordar tear a los milicos, empezar a hacer
que a partir de ese momento, y sólo el rebote de cierto clima de moviliza-

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

ción, de la Multipartidaria, de la CGT, avanzaban los policías de la monta-


más por ese lado..., no tanto militan- da. Sentí temor..., nunca había teni-
te, sino por el lado del descontento do tan cerca a esos policías con los
popular. Además, en San Lorenzo se caballos. Después supe que venían
expresaba de modo muy particular de la Plaza de Mayo, donde un gru-
porque fue un fenómeno de masas po de personas había ido a protestar
de ese año, porque se había ido a la por la rendición de la guerra. Corri-
“B” en 1981 —esperemos que nun- mos y nos metimos por la 9 de julio
ca más— era una hinchada masiva, y entramos a una confitería. Conocí
grande. San Lorenzo fue un club muy los gases lacrimógenos; nunca antes
grande, muy masivo, durante las dé- los había sentido. Muchos entramos
cadas del ‘60 y del ‘70; era el club escapando de la montada. El dueño
de la clase media de la ciudad, tenía del bar cerró ante la prepotencia de la
una cancha para 50.000 personas a montada que quería entrar y colocó
más de diez cuadras de Av. La Plata la bandera argentina. Recuerdo que
y Rivadavia. Pero el declive de San lloré desconsoladamente sufriendo
Lorenzo hizo que perdiera hinchas. angustia y desesperación.
El fenómeno de masas fue que San
Lorenzo revivió yéndose a la “B”, que – Sebastián Scigliano –
supongo que tenía que ver también Ese año pasaron dos cosas: San Lo-
con cierto clima de época, con cier- renzo y el Mundial de Voley. El Mun-
ta necesidad de salir a participar de dial de Voley fue muy significativo
algún evento colectivo, construir una también; fue también durante la dic-
identidad colectiva, en la calle, en un tadura, en el invierno del ‘82. El Mun-
lugar público, sin temor. dial de Fútbol también fue muy fuerte
en la escuela, mirábamos los partidos
– Mónica Adriana Rosana – todos juntos. Pero el Mundial de Vo-
14 o 15 de junio. Ese día fuimos con ley se hizo en Argentina por primera
un grupo de amigos al cine. La pelí- vez, y al equipo de Argentina le fue
cula: Un agujero en la pared, de Alfre- muy bien. Generó también una es-
do Alcón. Fuimos por la tarde, había pecie de fenómeno de identificación
poca gente. Cuando termina, entra colectiva con un grupo. Incluso des-
un hombre apurado, nos pregunta pués de la derrota, yo recuerdo que
si la película era buena y se mete. había mucha felicidad con el Mundial
Al salir, creo recordar por la calle de Voley, era muy alegre. Se miraban
Lavalle, nos encontramos con que los partidos por la televisión, se co-

37
Malvinas y escuela

mentaban. Con esta maestra, los lu- blanco y negro (todavía no teníamos
nes había una media hora en la que televisor a color) y me acuerdo haber
se comentaba lo que había pasado escuchado, no sé exactamente, pero
el fin de semana. Y recuerdo que un algo así como: “Fue el cese de activi-
tema de ese año fue el voley. El Mun- dades...”, y me puse a llorar descon-
dial de Voley fue la primera alegría soladamente porque nos habíamos
colectiva después de Malvinas. Ten- rendido. Mi papá me decía que era lo
go esa sensación. mejor que podría haber pasado, pero
no hablaba mucho de eso con él. Lo
– Lucas Sablich – que me quedó grabado de Malvinas
Recuerdo los telecomunicados en el era que cuando me hacían rezar en
Telefunken blanco y negro. Cuando ve- la escuela le pedía a Dios que ganára-
nía el telecomunicado, no tenías que mos la guerra. Lo recuerdo patente.
hablar y me acuerdo haber escucha- Y cuando nos rendimos me parecía
do en vivo y en directo el comunicado que era una especie de vergüenza ha-
de rendición. Eso sí. Lo primero que berse rendido. ¿Cómo nos íbamos a
me pasó es que me puse a llorar. Era rendir?
la tarde, estaba adelante del televisor

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

III. Después de la Guerra

Y después de la guerra, nada

– Elisa Alvarenga – diatamente después: “¿Qué pasó con


Ésta es otra carta, de Carlos Franco. las Malvinas, que esos pibes ya no es-
Me escribe que es de Misiones. Cuan- tán?”. Yo lo canto... es muy loco esto,
do termina la guerra, seis o siete me- se cantaba en la colonia de Ferro. Du-
ses después, a este chico le mandé rante todos esos años fui a la colonia,
una carta, pero nunca me contestó. hasta que entré en el secundario. En
No sé si vive. De Maidana tampoco el verano posterior a Malvinas, en el
sé nada. Me fijé si estaba entre los ‘83, recuerdo haber cantado aquella
caídos, pero no lo encontré. Me ha- canción. La colonia era así: todos los
bían dicho que estaba internado en días ibas a Ferro, menos un día que
el Hospital Militar, como muchos se iba a Pontevedra, que era el campo
otros, pero escondidos, en un pabe- deportivo de Ferro, mucho más lejos,
llón aparte. Nunca pude saber si se al que ibas todo el día. Ése era el úni-
trataba del mismo Maidana. Incluso co momento en que vos viajabas con
llegué hasta ahí, pero me dijeron que todos los pibes y en el micro se can-
no, que algunos habían caído en es- taba. No me pregunten cómo, pero
tado de locura. cantábamos esa canción entera. Su-
pongo que algún hijo de militantes la
– Sebastián Scigliano – introdujo. Me acuerdo del pibe que lo
Después Malvinas desapareció. A hizo, uno que se llamaba Chipuleta,
Malvinas se lo comió la democracia. un pibe alto bien grandote. Él dirigía
Mi quinto grado es el año de la demo- la batuta. Los padres seguramente
cracia. En el [Nacional] Buenos Aires debían ser peronistas, tenía un her-
posiblemente haya aparecido, pero mano más grande, de veintipico. En
no recuerdo nada específico... Bue- el micro cantábamos eso y “La mar-
no, la presencia del pibe de enfrente cha de la bronca”... ¡Qué increíble!
era muy significativa; familiarmen- Ahora me estoy acordando. Pibitos
te se vivió con mucha compasión, de 11 años.
como un pibe que necesitaba que lo Además, el cantito de las Malvinas
bancaran. Después recuerdo un can- provenía de una melodía de un jingle
tito que se hizo muy popular inme- de la dictadura, uno del Operativo

39
Malvinas y escuela

Sol..., en el que se le cantaba a un pe- de junio, cuando volvimos a la escue-


rro que se llamaba Boby. Primero lo la, era como si alguien muy cercano
modifica la hinchada de San Lorenzo: se hubiese muerto, una sensación de
“cuervo, mi buen amigo....”. velorio.
Pero Malvinas desaparece. Se lo Fue lo que quedó de junio y julio, un
come la democracia, se lo come el mes y medio, lo que duró esa sensa-
Juicio a las Juntas, se lo come el de- ción, sobre todo porque nosotros ha-
bate con respecto a la transición, se bíamos tenido ese contacto a través
lo morfa el Nunca Más. Lo cierto es de las cartas. Después se nos pasó,
que hay una memoria generacional vinieron las elecciones, se dejó de
desmalvinizada. hablar. En lo que quedó de mi 4o y
5o año no pasó nada, ni siquiera se
– Elisa Alvarenga – festejó el 2 de abril. Nosotros estába-
Después de la guerra, Malvinas se mos enojados, porque no entendía-
borró. Me acuerdo que a medida mos cómo había habido tanto fervor
que vos ibas viendo que se nos ve- y después nada. Pasó desapercibido
nía la noche, teníamos la sensación porque después empezó todo el tema
de que algo estaba pasando pero de la vuelta a la democracia, estaban,
nadie quería decir nada. Estábamos estábamos, todos muy metidos en la
todos callados. No era ese fervor que transición, en el clima político, en las
teníamos un mes y medio atrás. Íba- campañas. Mi sensación de adulta es
mos con la radio para escuchar los que esa vorágine hizo que Malvinas
comunicados en el curso. Era una se olvidara. En la Universidad de Lu-
radio chiquitita, escuchábamos AM. ján tuve a un compañero ex comba-
Cuando había un comunicado, pará- tiente, pero tampoco se hablaba. Ese
bamos todo. Y la reacción ante los fervor, ese compromiso, eso que yo
comunicados era de fervor, de fes- sentí a los 17 años no lo volví a sentir
tejar; además decíamos: “Qué bien nunca más con nada que estuviera
que nos informan a cada instante lo pasando. Por eso me tocó tanto.
que está pasando”. Me acuerdo de
cuando vino el Papa: interrumpieron – Lucas Sablich –
la ceremonia para informar lo que Después del 14 de junio en la escue-
estaba pasando, ya era hacia el final la, nunca más se habló del tema. Eso
de la guerra, y decíamos: “Uy, che, si lo tengo absolutamente presente. No
interrumpen al Papa, es porque algo se hizo nada, no se habló del tema.
grave está pasando”. Después del 14 Se hacía mención los 2 de abril de los

40
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

años posteriores. Malvinas dejó de esquinas o arriba del colectivo a una


existir, excepto los 2 de abril. sociedad que de llamarlos “los chi-
cos de la guerra” prefirió marginar-
– Jorge Alberto Valussi – los y tratarlos como desequilibrados
Años después, durante el Mundial haciendo alusión a su estado mental
del ’86 un profesor nos dijo: “¿Vieron en la posguerra. Luego, la “desmalvi-
que ayer les ganamos a los ingleses?”. nización”.
¿Acaso era la revancha por haber per- Me quedan el álbum de Anteojito,
dido la guerra? ¿Un gol equivale a la las Billiken, las revistas de la época,
vida, la muerte, el miedo y el valor de algunos diarios de marzo y abril de
quienes estuvieron en el archipiélago? 1982 y un prendedor de la visita del
Haber vivenciado de chico aquel Papa. Me queda el recuerdo de una
acontecimiento, me motivó a des- guerra que se prefirió olvidar y de
cubrir, investigar e interiorizarze de unos soldados que regresaron escon-
todo lo que pudiera sobre Malvinas a didos, mientras otros descansan bajo
medida que iba creciendo. la turba malvinera o la profundidad
Tuve una vez la oportunidad de poder de nuestro mar. Esta sucesión de re-
conversar con un veterano de Malvi- cuerdos aparecen con frecuencia en
nas. Me pasó con él lo mismo que mi pensamiento haciéndome aflorar
noté en otros ex combatientes. Pue- desde lo más profundo de mí lo que
den contar, quienes se animan por siento por Malvinas.
supuesto, los horrores de la guerra, Cada vez que trabajo este tema con
el relato de los compañeros muertos, mis alumnitos de primero, siempre
las cartas de familiares y desconoci- llegan a la misma conclusión: “¿Y por
dos que les servían de consuelo y, tal qué ya que son dos islas, no las re-
vez, de compañía; el frío, el hambre. partimos y una que sea para nosotros
Pero éste se corta cuando cuentan su y la otra para ellos?”. ¿Acaso serán
regreso; se quiebran, se emocionan al ellos los diplomáticos del futuro?
hablar de su vuelta a casa de noche,
de madrugada, su reencuentro con
la familia. Esas lágrimas evidencian
el durante y el después de la guerra.
Un proceso con titulares triunfalis-
tas y un regreso fantasmal. Fueron a
una guerra a defender nuestras islas,
y volvieron pidiendo limosna en las

41
Malvinas y escuela

– Elisa Alvarenga – creo les dije: “Miren, chicos, quiero


Este año hice un ejercicio con mis leerles algo que guardo hace mucho
alumnos de quinto año del Pellegrini. tiempo”. ¿Pueden creer que sólo uno
Las cartas las tengo guardadas bajo se acercó? Se arrimó y me pidió si
siete llaves. En la escuela no hay ni un podía sacarles copias a las cartas,
cartel, no se recuerda, no sé por qué porque nunca le habían hablado
pasa eso. Se recuerdan tantas cosas así de Malvinas. De treinta y cuatro
y no hay ni un cartelito que diga: “En alumnos sólo uno se acercó, todos
memoria de...” o “Por los caídos...”. los demás salieron volando cuando
En algunas escuelas empezaron aho- tocó el timbre. Cuando se las leí, les
ra a conmemorar, pero son pocas. dije: “Muchos de estos chicos tenían
Aproveché que tenía las cartas y se la edad de ustedes, y quizás tuvieron
las leí. Cinco minutos antes del re- que dejar la escuela para ir a la gue-

42
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

rra”, pero igual nada. Claro, para ellos La trama secreta y Los pichiciegos** a
el servicio militar no existe, son de la partir de distintas consignas. En ge-
generación posterior a Carrasco*. Me neral se notaba que los pibes se en-
acuerdo que yo, cuando tuve a mi hijo contraban con una ausencia dentro
varón, lo primero que pensé fue en el de su recorrido institucional, educa-
servicio militar, y cuando lo sacaron, tivo; una ausencia de Malvinas muy
respiré. grande, tanto en la escuela secunda-
Los militares la hicieron bien. Para ria como en los primeros años de su
mí quisieron lograr que Malvinas se carrera. En general reponían el tema
olvidara, no querían que la derrota se muy convencionalmente: entrevistas
supiera. Un vecino nuestro que estu- a los ex combatientes y otras formas
vo allá volvió y lo escondieron como similares. Caían en la convención:
a una rata. “Milicos hijos de puta, las Malvinas
son nuestras, los soldados eran po-
– Sebastián Scigliano – bres pibes”. Incluso a pesar de Los pi-
Ahora no lo hago más, debería vol- chiciegos, que uno bien podría pen-
ver a hacerlo, pero yo trabajé el tema sar que podía generar por lo menos
Malvinas en la Facultad, en un Taller alguna búsqueda más pícara.
de Comunicación. Trabajábamos con

* (N. de E.) “En 1994, en el cuartel de Zapala, Neuquén, un oficial y dos ayudantes asesinaron
al conscripto Omar Carrasco. El crimen fue repudiado por la sociedad. El juicio reveló la cruel-
dad de los castigos y la red de encubrimientos. Se condenó a los culpables y Menem decreto el
fin del servicio militar”. Diario Clarín, 28 de agosto de 2005.

**Cardoso, Oscar R., Ricardo Kirschbaum y Eduardo Van del Kooy: Malvinas, la trama secreta,
Buenos Aires: Editorial Planeta, 1983; y Fogwill, Rodolfo: Los pichiciegos. Buenos Aires: De la
Flor, 1982.

43
Malvinas y escuela

Malvina y Soledad fueron a la escuela.

– Delmira de Cao – estaba muy resentido con la guerra.


Yo creo que fue parte del destino que Mi otro hijo, Roberto, me incitaba a
haya tenido que morir… Incluso tenía que fuera a la Comisión*, a que me
compañeros cuyas mujeres también pusiera con los veteranos de guerra,
estaban embarazadas y los manda- que hiciera algo por mí. Me ayuda-
ron de vuelta, y a él le tocó quedar- ron mucho los veteranos, iba a todos
se, porque su mujer estaba de poco lados con ellos. Iba a las escuelas, a
tiempo, de cuatro o cinco meses. Y charlar con los chicos y así trabajé
como él no era de pedir... Tenía que muchos años por Malvinas. Me hizo
ir, de alguna manera quería estar allá bien, porque era tan grande el dolor
y volver para contarles a sus alumnos. que tenía... La guerra fue un desastre,
No creo que pensara que iba a morir, destrozó mi familia y Julio era un sol-
pensaba que podía volver y traer la dadito que estaba casado, estaba por
verdadera historia para sus alumnos. nacer su hija.
Ésos eran sus objetivos. Yo siempre digo que mi hijo no fue
Lo que siempre tengo en la cabeza es por los militares, él fue porque tenía
que, claro, yo también lo incité a eso. valores: la patria, la tierra, las Malvi-
Con el asunto de la bandera y los va- nas eran argentinas, eran un pedazo
lores.. Era otra época. Los valores que de tierra que sabíamos que desde
nos dicen, por ejemplo, que la patria siempre estaban usurpadas. El 2 de
existe. Por supuesto que la patria es abril él dio el discurso en su escuela,
el trabajo también, yo lo comprendo, le tocó hablar de la recuperación de
no solamente la patria es la tierra. El Malvinas antes de partir.
trabajar, el luchar, el vivir en ella. No- No era guerrero, era pacifista, amaba
sotros empezamos de abajo… a Gandhi. Con 15 o 16 años enseñaba
Recién cuando muere mi marido en en las villas de emergencia. La villa
el ‘90 yo empiezo a luchar por Mal- frente a la cancha de San Lorenzo, la
vinas. Antes no, porque mi marido del padre Mujica. Por muy poco no se

*Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

44
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

lo llevaron los militares. Le avisaron ca, cuando no te pasa muy pegadito


que no fuera más. a vos, lo vivís, pero no con la trascen-
A mi hijo yo lo quiero ver en las es- dencia con la que le toca a uno, con
cuelas, caminando en las escuelas. esa magnitud.
Que lo recuerden como maestro y no Si bien no tenía miedo, tenía una an-
como soldado. gustia parcial. Me sentía mal, acon-
gojada, pero no tenía miedo a la
– Cristina Lacalle – muerte, el miedo a la ausencia defini-
La vinculación entre educación y Mal- tiva de mi hermano. Sentía dos cosas
vinas fue un proceso que se fue ma- distintas. Por un lado, una sensación
durando adentro mío con los años. Si marcada por lo esperanzador que hay
bien cuando mi hermano fue a Mal- siempre adentro mío; creo que los
vinas yo ya era maestra, había poca educadores debemos ser esperan-
recepción social de lo que estaba zadores, si no, no podemos ser edu-
pasando allí. Había otras cosas que cadores. Por otro lado, la necesidad
estaban chupando la atención. Pero de convertirme a la distancia en la
para mí era prioritario porque yo tenía hermana mayor, debía mantener en
un hermano en las islas. Dentro de territorio argentino la entereza, sobre
las dos instituciones donde trabajaba todo frente a mi mamá, mi papá, mi
el tema no era para nada central. Las hijo. Eso me hizo madurar. En una de
instituciones eran privadas. La situa- las cartas el mandato aparecía claro.
ción corría demasiado por el costado. A mamá y a papá les escribía light, y
Era un asunto acerca del cual uno po- a mí con la contundencia de lo que
día leer en el diario, pero nadie se in- puede oír la hermana mayor. El man-
volucraba. Sí los directamente afecta- dato era que nada hiciera que nuestra
dos, los que teníamos familiares. En familia se modificara, más allá de los
nosotros había un sentimiento más resultados de esta guerra.
profundo, más marcado. Mientras duró el conflicto siempre
Al pensarlo socialmente lo recuerdo lo viví de manera muy solitaria y la
como un momento solitario. Durante vuelta fue más solitaria aún, para las
el conflicto, yo lo viví de una manera familias, pero mucho más para los
muy solitaria en la institución. A quie- que volvieron. Hace poco escuché
nes no estaban pegados por alguna que alguien dijo que la sociedad no
situación especial no les importaba, estuvo a la altura de las circunstan-
y creo que eso no se ha modificado; cias, y coincido. Un país exitista, que
cuando no te toca, cuando no te mar- pensaba “ganamos, ganamos, gana-

45
Malvinas y escuela

mos en el fútbol y ganamos la gue- que era una persona conocida y des-
rra”, como si ambas cosas tuvieran el pertaba mucha curiosidad.
mismo status.
– Roberto Lacalle –
– Patricia Sarquis – La guerra no es un cumpleaños de
Hasta el acto por los 20 años sólo quince, no vas a divertirte. La guerra
había una mención. En realidad no es una cosa muy conmocionante, es
formaba parte del calendario escolar, algo espantoso. Las peores miserias
y ésta es una cuestión vital. Se pue- las encontrás en la guerra. Pero tam-
de celebrar en diferentes formatos, bién dentro de la guerra encontrás
desde que la escuela se fundó siem- los mayores actos de compañerismo,
pre lo habíamos hecho con talleres de amistad y de heroísmo. Los actos
internos, sin presencia de padres, más grandes de compañerismo yo
sin liturgia… No es que no estuviera los viví en la guerra, no afuera. Den-
permitido, no existía en el calendario, tro de las miserias más absolutas uno
pero para nosotros era un tema con- encuentra esas cosas. Conseguías un
vocante porque nuestro fundador es chocolate y éramos ocho, y nadie se
un veterano de guerra. encanutaba el chocolate, lo repartía-
Se nos conjugaban dos cosas: no mos entre todos.
existía en el calendario y, además, Por eso se nos ocurrió instaurar en el
teníamos un jardín; abordar el tema acto en nuestra escuela que la entre-
de Malvinas con chicos de 3 y 2 años, ga de la medalla al mejor compañe-
porque había que instalar el tema en ro fuera realizada por los veteranos.
la comunidad, no era poca cosa. Lo Creo que es una buena idea, no por-
bueno era la presencia de Roberto en que sea linda la guerra, sino porque
la escuela, y también hubo otro padre dentro de esa situación hubo actos
veterano… Lo que hacíamos era tra- paradigmáticos de compañerismo.
tar de desalmidonar el tema, de hu-
manizar la cuestión y de trabajar des- – Patricia Sarquis –
de los saberes previos que los chicos Para los chicos Malvinas era única-
pudieran construir en relación con lo mente la guerra, no tenían concien-
que significaba la guerra y la paz… cia de que Malvinas también es un
Tomábamos este aspecto y general- territorio, que hay gente, con planti-
mente los primeros dos o tres años tas, que hay animales, únicamente
la actividad era charlar con Roberto*, hacían la asociación directa con la

*(N. de E.) Se refiere a Roberto Lacalle, veterano de Malvinas.

46
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

guerra. A medida que fueron crecien- en la comunidad educativa. No está


do pudimos ir haciendo actividades construida como categoría histórica.
más complejas, pero siempre bajo Así y todo a nosotros nos pasó algo
un formato muy escolar. Cuando por muy particular, las dos celebraciones
primera vez se instala en el calenda- importantes que hicimos se llenaron
rio escolar, el cambio del 10 de Junio, de gente; el último acto que hicimos,
que es el Día de la Soberanía, por el donde entre otras cosas estuvieron
2 de Abril, que es el homenaje a los colgadas las cartas de Julio Cao, su-
caídos de Malvinas, nosotros deci- peró ampliamente nuestras expec-
dimos hacer el primer acto grande, tativas, son celebraciones convocan-
que coincidió con los 20 años. Fue tes, por alguna razón convoca rápida-
grande, sencillo, cálido, pero con un mente la presencia de la gente.
formato muy de escuela. A partir de
ahí se sostuvo al año siguiente como – Roberto Lacalle –
efeméride, y ahí tuvimos un formato Había mucha gente, fue todo el acto
de acto tradicional con presencia de muy emotivo, se aplaudió mucho
papás. todo, pero el momento de mayor
Es una fiesta muy complicada, está a ovación –donde la gente se paró para
principio de año, con toda la adrenali- aplaudir– fue cuando los veteranos
na del comienzo; no hay maestra que entregaron las medallas al mejor
quiera tomar el acto del 2 de Abril, compañero.
porque lo tienen ahí nomás y porque
no saben. Hay un nivel de desinfor- – Cristina Lacalle –
mación importante. Está profunda- Cuando algunos dicen que no valió
mente vinculado con el tema de la la pena la guerra de Malvinas, yo ni
violencia, de la guerra, de la usurpa- siquiera puedo concebirlo, desde el
ción, y se hace muy difícil sacarlo de momento en que han muerto tantos
ese lugar. Un dato llamativo es que jóvenes de nuestra sociedad. Seguro
toda efeméride tiene un nombre y si no tuvo los resultados esperados,
vos le preguntás a cualquier maestro: pero pensar que esas muertes no va-
“¿Cuál es el homenaje o la celebración lieron la pena, me parece terrible. Me
del 2 de Abril?”, te contestan: ”Malvi- parece que es injusto, y sobre todo
nas”. Sí, bueno, pero Malvinas ¿qué? para los que dieron la vida.
Y no te lo pueden decir. Una efemé- Una vez una nena le preguntó a Ro-
ride se define por su nombre y el 2 berto, fue un latigazo: “¿Sentís que
de abril no tiene un nombre instalado fue inútil?”. Y Roberto dijo: “No lo

47
Malvinas y escuela

48
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

puedo pensar de ninguna manera, gún modo Malvinas y el tema edu-


haber pasado días de juventud, haber cativo. Yo estuve veinte o veintiún
visto lo que vi, vivido lo que viví, no años sin hablar del tema y alejado
me puede parecer inútil”. En un pun- totalmente de Malvinas. Veía a algún
to esto es un buen aprendizaje para compañero casualmente, esporádi-
los chicos: muchas veces lo que los camente; no los buscaba. Al CECIM*
grandes hacemos no tiene los resul- iba poco. Una de las veces que fui por
tados que esperamos. un conflicto laboral para ver si me
Por otro lado, quedó también muy conseguían un abogado, no encontré
pegado a una circunstancia social nada. Volví cuando había entrado en
vinculada a la dictadura militar. Du- las escuelas. Me había enterado que
rante mucho tiempo tuve la sensa- había un subsidio para ex combatien-
ción de que la guerra de Malvinas era tes y no sabía cómo se cobraba. Des-
como un apéndice. Y si bien devino pués volví a desaparecer.
por una dictadura, o por una decisión Cuando entré en la escuela no lo
de una dictadura, esto fue una ges- mencionaba; en ningún trabajo lo
ta en sí misma, por lo tanto tiene un mencionaba, me parecía que no era
valor histórico que no merece estar bueno, que no era un buen antece-
pegado. No soporto cuando dicen: dente, que me podían tildar de loco
“Esto fue la locura de un alcohólico”. de la guerra, de enfermo psiquiátri-
Particularmente no lo soporto, no lo co. Después empecé a contárselo a
resisto. algunos compañeros, después de un
tiempo. Cuando comenzaron a saber,
– Néstor Sáenz – me consideraban para el tema de los
La docencia siempre me gustó, siem- actos, para los discursos, me iban te-
pre fui buen alumno y me gustaba niendo en cuenta de alguna manera.
trabajar en grupo y ayudar a mis Pero esto fue en los últimos años,
compañeros. La idea de la docencia supongo que por el prejuicio que yo
siempre estuvo. En el año ´94 escu- tenía. Cuando me empecé a acercar
ché algunos comentarios, y todos más al CECIM, entre el 2001 y el 2002,
me decían que me anotara. Empecé cambió la cosa. Entré por un compa-
como suplente en una Técnica, en la ñero que había estado también en el
materia Estática Gráfica. Regimiento VII. Antes, en el CECIM,
En ese momento no vinculé de nin- había mucha política, política parti-

*(N. de E.) Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas, fundado entre diciembre de 1982 y
marzo de 1983.

49
Malvinas y escuela

daria. Luego empecé a acercarme, a tener la memoria de los caídos en la


participar de las actividades. guerra. La recepción fue muy buena,
Se empezó a elaborar un proyecto con altibajos, dependía de la prepa-
educativo; se reflotó un viejo taller ración que las autoridades y los pro-
de Malvinas en las escuelas y por el fesores de cada escuela hicieran con
conocimiento que yo tenía del tema los chicos.
educativo empezamos a adecuarlo,
porque yo hacía poco había estudia- – Alberto Tarsitano –
do los diseños curriculares. No había Estoy absolutamente convencido de
casi nada de Malvinas en la currícula que tenemos que seguir luchando
de Ciencias Sociales: muy poco en por Malvinas. Que quede claro que
segundo ciclo y otro poquito en el esa lucha implica no violencia: educa-
tercer ciclo. Era ínfimo y aparte no ción. En 1994 empecé a dar charlas en
se daba, porque hablando con los los colegios de Olavarría. Al principio
profesores te decían que no tenían me di cuenta de que costaba bastan-
material. Todo era demasiado fácti- te porque lo primero que movilizás
co y sintético. Nos dimos cuenta de son sentimientos, y no es fácil. Pero
que había un vacío y que había que tuvimos la suerte de darnos cuenta
llenarlo de alguna manera. Empecé de qué era lo que necesitábamos. Lo
a leer el tema histórico, de derecho, que más necesitábamos era hablar.
de geografía, y empezamos a prepa- Esa oportunidad no la habíamos te-
rar con Tarsitano el taller. Al principio nido y encontramos una buena vía en
eran unas pocas escuelas primarias, esto, en la charla con los chicos. Yo
secundarias, luego llegamos a coor- metía mi experiencia de vida. Me di
dinarlo en la universidad. cuenta de que era muy lindo, era bár-
Al principio, sólo eran charlas, con al- baro, pero quedaba en la anécdota de
gún mapa; y luego lo fuimos hacien- lo que vos contabas y nada más. Con
do más sofisticado. Nuestro objetivo el tiempo, para lo que uno pretendía
era que supieran lo que vivimos real- eso sólo no alcanzaba. Servía, pero
mente nosotros, la experiencia del no alcanzaba. Lo que pretendíamos
conscripto, sin descalificar a nadie, era transmitirles el sentimiento de
simplemente nuestras vivencias per- pertenencia sobre Malvinas. Así, nos
sonales. Y después crear conciencia dimos cuenta de que teníamos que ir
de la causa Malvinas, del tema de la un poquito más lejos.
soberanía, que los chicos empiecen a La verdad es que nos cuesta convo-
tener conciencia de ese tema. Man- car por la causa Malvinas; la gente

50
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

para sufrir tiene la vida, si vos encima – Rodolfo Carrizo –


le metés nuestra historia, qué les im- Hay que empezar a pensar Malvinas
porta; lamentablemente es así. No- no solamente con una mirada hacia
sotros jamás nos pusimos en papel el pasado, sino también con una mi-
de víctimas, porque de esa manera es rada hacia el futuro. Cómo se integra
más difícil transmitir lo que querés. Malvinas al punto de vista que tienen
Nosotros no queremos transmitir los países dependientes, pobres, o
nuestro dolor, porque nuestro dolor empobrecidos, que tiene que ver con
es la anécdota. Por eso sirve el valor la defensa de sus recursos naturales.
agregado, jamás nos pusimos en la Malvinas nos llevó a investigar eso, a
vereda de las víctimas, jamás pedi- entender el tema de la Antártida, la
mos nada. Sin juzgar a nadie, cada riqueza ictícola de la región, el pro-
uno cuando volvió de Malvinas so- blema del agua. Nos llevó a entender
brevivió como pudo. Nosotros elegi- que Argentina es un país muy exten-
mos esta tarea. Esto es lo bueno que so, con bolsones de riqueza, con ci-
tiene el CECIM de La Plata, se formó fras contradictorias: un país rico con
con esa idea, no con la idea de salir a gente empobrecida.
pedir. Sí hacemos los reclamos ante Fuimos a la guerra en el ‘82; eso nos
el Estado, ante quien lo tenemos que generó una gran preocupación y soli-
hacer; nosotros sabemos perfecta- daridad con la gente que estuvo allí,
mente que el que está en deuda con pero también nos permitió abrir puer-
nosotros es el Estado, no la gente. tas a otros conflictos, entender el co-
Eso lo tenemos bien claro. Si la so- lonialismo, entre otras cosas. Quie-
ciedad tiene una deuda es porque la nes hacemos trabajo de educación
historia de nuestro país la llevó a eso, o política de educación, tratamos de
te llevaba a eso; veníamos de siete entender este movimiento, mirar a
años de “Algo habrán hecho”, “No te Malvinas no de un modo estático,
metás”, tenías miedo, si vos salías a sino con esta proyección, porque si
defender algo que los militares que- no, nos quedaríamos sin entender el
rían tapar, vos tenías miedo. Lo que presente. ¿Cómo entender Malvinas
yo puedo reprochar es que no nos ha- sin entender Irak? Comprender que
yan escuchado; en mi caso personal, nosotros somos algo más dentro
tuve que esperar veintiún años para de este planeta, donde los recursos
que me hicieran la pregunta que que- son para todos los seres humanos.
ría que me hicieran: “¿Cómo estás?”. Malvinas nos estimula a investigar, a
relacionar la historia con el presente,

51
Malvinas y escuela

y el presente con el futuro. Nosotros sidad Nacional de La Plata, y la idea


podemos hacer una reflexión colec- es que podamos no solamente ana-
tiva porque estamos en cátedras, lizar Malvinas, sino conflictos simi-
colaboramos en las charlas en los lares, que podamos ver las raíces de
colegios, en las que tratamos de a- estos conflictos y ver también cómo
ggiornar el discurso de Malvinas a los se comunican, cómo se cuentan. Nos
tiempos que corren y no quedarnos parece de real trascendencia poder
con el resentimiento de lo que nos tener un conocimiento muy fuerte
pasó, agotado en sí mismo. Esto nos de lo que pasó en Malvinas para po-
da la posibilidad de explicarles a los der plantear las cosas que pasan en
pibes cómo fue el pasado, contarles la guerra. No sólo lo que pasó des-
desde el dolor, explicarles lo que es de el lado del dolor humano, si bien
una guerra, para que no suceda. para nosotros esto también es esen-
Creo que en ese sentido Malvinas es cial, sino contarlo desde el punto de
como una escuela. Pero como toda vista del análisis estratégico, militar,
escuela no hay que verla como un edi- desde la historia, desde el punto de
ficio sacrosanto, sino como un edifi- vista jurídico. La cátedra tiene esta
cio donde la gente se mueve adentro, ambición. Hay muchas cosas sor-
donde hay pensamiento, y nosotros prendentes, porque hay un sinfín de
lo que tratamos es de poner estas expresiones que van contando la his-
ideas en discusión, poder aprender toria de distintas maneras, hay mu-
con otras corrientes de pensamiento, cha gente que ha expresado el asunto
poder polemizar también, y tratar de Malvinas en la poética, en la pintura,
hacer un proceso de síntesis, pero en la gráfica, en los filmes. Malvinas
cuyo vector sea éste: una Argentina en general es muy estimulante, por-
con soberanía, con independencia, que, a diferencia de otras temáticas,
con integración. Los que estamos genera un compromiso de afecto por
haciendo investigación creemos que identificación con quienes estuvieron
Malvinas siempre será parte del terri- en la guerra; no es muy común que
torio argentino, independientemente gente de 18 o 19 años vaya a una gue-
de su estatuto jurídico. rra, y esto con los jóvenes genera un
Tenemos un seminario que está den- vínculo muy fuerte. Los que están in-
tro de una cátedra “Malvinas, comu- gresando a la facultad se dan cuenta
nicación y nación”. Lo damos en la de que tienen la misma edad de los
Facultad de Periodismo de la Univer- que fueron a Malvinas.

52
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

53
Malvinas y escuela

– Alberto Tarsitano – trada no lo veía tampoco como una


Una cosa que resultó importante guerra, después tomé conciencia.
para mí y para mis compañeros fue Si hice poco o nada en la guerra no es
aprender a sentirnos orgullosos. An- el tema, sino el hecho de haber esta-
tes me sentía culpable. La guerra lo do. Recién en el año 2003 tuvimos acá
primero que te deja es bronca, impo- en La Plata el primer gran reconoci-
tencia, un reniegue total contra todo, miento (por obra del propio CECIM),
mucho miedo, todas cosas negativas nos nombraron ciudadanos ilustres a
que te deja de entrada y uno absorbe. todos los ex combatientes de La Plata
¿Cómo hace uno para exteriorizar- y héroes post mortem a todos los caí-
lo cuando vuelve después de haber dos de Malvinas; fue un principio de
estado bombardeando y tirando? Yo reconocimiento muy demorado, pero
siempre digo que lo más difícil de una enormemente esperado. Fue muy im-
guerra es tomar la decisión de matar. portante para todos nosotros y para
Cuando uno vuelve tiene que seguir nuestras familias, porque también,
conviviendo con eso. Los prime- por mi propia actitud, mi familia no
ros años son una mierda. Después, le daba valor al tema.
cuando uno empieza a ver las cosas
realmente como fueron, como son, te – Rodolfo Carrizo –
das cuenta de que lo que uno hizo no Agradezco mi experiencia en las
fue tan poquito. Estuvimos sesenta charlas, porque hay mucha gente que
y dos días, para muchos una guerra nunca se sacó Malvinas de adentro.
breve. Para nosotros… toda una vida. En esta experiencia siempre noté la
avidez y el respeto, quizás hasta de-
– Néstor Sáenz – masiado, porque es muy candoroso,
Recuerdo un acto en la [Escuela] Téc- porque esa mirada tiene una cuota de
nica [No] 5; hice un discurso bastante compasión. A veces nos hemos esfor-
fuerte que, creo yo, impactó a mis zado para que no haya esa mirada de
compañeros y a los alumnos. Fue compasión, pero, bueno, son cosas
en el 2002 o en el 2003. Lo hice dos que tienen que ver con cómo se sien-
veces; fue sobre la base del mismo te cada uno, porque esta guerra nos
texto. Fue impactante porque traté afectó a todos. En realidad, la culpa
de ser gráfico sobre lo que habíamos viene porque la gente en alguna me-
vivido. Por ahí muchos no pensaban dida se confundió, o no se “leyó” bien
que había sido así, no lo veían como la plaza de Galtieri, porque yo estoy
una guerra realmente, claro, yo de en- convencido de que mucha gente que

54
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

estuvo ahí no fue a vivar al general las relaciones político-sociales, his-


victorioso de la dictadura; sin embar- tórico-culturales, que lo va viendo de
go, el hecho objetivo es que era Gal- otra manera; probablemente el pro-
tieri el que estaba en el balcón, el que ceso comience ahora, cuando se está
dijo: “Si quieren venir que vengan, les en un mejor estadío.
presentaremos batalla”. Es muy difí- Para los ex combatientes, la educa-
cil frente a eso separar, disociar. ción es en general una gran experien-
Esto se vincula con el modo en que cia. No sé cómo ha sido en otros la-
a nosotros nos ha costado atraer, dos. Una vez hablé con los rusos, y en
por lo menos desde el discurso, la general se van por una tangente muy
comprensión del movimiento de los testimonial. Pero nosotros, desde la
derechos humanos sobre el conflicto cátedra, no hablamos solamente de
Malvinas. Estos movimientos en ge- nosotros mismos, tratamos de tomar
neral aceptan la categoría formal de cierta distancia. Si uno se queda en la
los “pobres chicos”, hay una tenden- experiencia personal, el tema se ago-
cia a victimizarnos muy rápidamen- ta en sí mismo. Son muy interesantes
te, pero sin la convicción de que los las cosas que están sucediendo hoy,
muertos en Malvinas fueron a pelear con la posibilidad que tienen los ex
en una guerra antiimperialista. Por combatientes de volver a las islas.
más que vos estabas en un ejército Porque abre la posibilidad de ver qué
que era parte de una dictadura, que pasa con Malvinas hoy, ver cuántas
había violentado a 30.000 almas cosas han cambiado, cuántas han
transformadoras de la sociedad, ese sido sepultadas por el tiempo. Mal-
mismo ejército se estaba enfrentan- vinas se militarizó, muchas cosas de-
do al imperio británico y contra los penden hoy de la base militar.
Estados Unidos. Esto al movimiento
de los derechos humanos siempre le – Néstor Sáenz –
costó asimilarlo, y de hecho la inte- Está bien que aparezcan distintos pun-
gración nunca existió, es muy difícil. tos de vista. Un ciudadano cualquiera
Tuvo que pasar y tendrá que pasar con el conocimiento de Malvinas es
mucho tiempo, porque hay muchas un ciudadano más completo, más
cosas que van cayendo con el paso formado, que puede decidir mejor
de los años. Hay una generación que muchas cosas, que puede participar, y
no lo aceptó y nunca lo va aceptar y que puede estar mejor preparado que
hay una nueva generación que se va el que no tiene esa información.
insertando en el entendimiento de Malvinas es una causa, espero que

55
Malvinas y escuela

sea una causa nacional, como llegó de la educación, y que si no se hacía


a serlo un poquito en esos días de la algo macro, había que empezar con
guerra, creo yo, pero que se usó mal, lo micro. Ahí empecé a trabajar con
se descalificó. Tiene que estar en la esto de contar la experiencia de vida.
conciencia, en la mente de todos los La realidad es que cuando uno cuen-
argentinos, para que de una manera ta desde el lugar de la experiencia los
diplomática, pacífica, con el consen- alumnos abren los ojos grandes, y me
so internacional, se obligue a nego- parece que éste es el mayor valor que
ciar, de algún modo que no afecte a tiene el contar la historia, narrada por
los isleños, por supuesto, porque yo los protagonistas o por los que estuvi-
creo que hay que respetarlos, hay que mos cerca, que también fuimos prota-
dialogar. Yo pienso en los isleños, gonistas sociales de lo que pasó. Creo
quiero discutir con ellos. Tuve opor- que ahí pude empezar a “cosechar”.
tunidad de hablar con ellos una vez, Los alumnos se interesan mucho más
aunque sabemos que la mayoría es de lo que pudo haberse interesado la
muy intransigente. sociedad en ese momento.
Malvinas es un sentimiento para mu- Ahí empecé a trabajar también en la
cha gente, más para los que estuvimos construcción de la efeméride a nivel
ahí. Antes de ir a las islas, era una no- escolar. Empecé fuertemente hace
ción, un conocimiento, yo lo recuerdo quince años, porque tuve la oportu-
de la escuela primaria, las maestras nidad en una escuela de generar un
se ocupaban en aquella época, en los espacio donde esto pudiera hacer-
años ‘60, de inculcarnos el tema, se se. Empecé a trabajar con los chicos
hacían los dibujitos en los mapas, se no desde el recuerdo —el mapa de
calcaban los mapitas, Malvinas esta- las islas Malvinas— sino de las islas
ba. Era un conocimiento vago, así, de como territorio nuestro, porque eran
unas islitas, las “hermanitas perdi- territorio nuestro no desde el discur-
das”, era un sentimiento también, de so, sino desde la geografía y desde la
otra manera, pero estaba. Primero un historia. Sumado a esto siempre apa-
sentimiento lejano, infantil; luego, un recía la experiencia de vida, aparecía
sentimiento más adulto, más razona- la guerra como una construcción no
do, más evaluado. desde el dolor, desde la tristeza, sino
desde la esperanza de una sociedad
– Cristina Lacalle – distinta y una Argentina distinta. Ahí
Con los años empecé a pensar que empecé a preparar muestras. Mues-
esa instancia no podía quedar afuera tras que tenían que ver con la recopi-

56
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

lación de los diarios de la época, de lar la guerra de Malvinas con el arte.


revistas… Trabajé mucho armando Y todas las muestras que empecé a
líneas de tiempo con los chicos, he- armar tienen un nombre (que viene
chas con las primeras planas de los conmigo) que se llama: “Después
diarios de ese momento. No hay li- de la guerra, el arte de reconstruir
bros de historia, o por lo menos es- la vida”. La realidad es que el arte
colares, que te cuenten la guerra de es una forma esperanzadora de re-
las Malvinas. Y en ese momento me- construcción. A partir de una guerra,
nos. Entonces me di cuenta de que me ocupé de averiguar que existen
había que construir la efeméride. Me muchas explosiones artísticas, hay
molesta profundamente que se con- muchos ex combatientes que pintan,
memore el 2 de Abril y no se sepa ni que escriben, que hacen canciones.
siquiera el nombre de la efeméride. Algunos nos gustarán más, otros
Si no la construimos nosotros que menos; estarán más o menos en lí-
somos maestros, no hay otra posibi- nea con lo que uno piensa… Pero me
lidad social de construcción. parece que poder plasmar dentro del
No me parece demasiado justo que arte y poder apuntar a la vida y no a la
tengan que ser los ex combatientes muerte toda esta gesta es una buena
quienes se ocupen de esto. Me pa- construcción. Ahí empecé a vincu-
rece piola e interesante que ellos se larme de otra manera con el tema.
muevan para construir este lugar Curiosamente creo que este año fue
social, pero me parece que ellos hi- el momento en que más hablamos
cieron lo que tenían que hacer, es la sobre Malvinas con mi hermano.
sociedad la que les está debiendo
la construcción de este espacio. Lo – Alberto Tarsitano –
fuerte es pensar que uno tenga que Una de las experiencias que más
hacer, estar, pelear, morir y además recuerdo es cuando un chico de no-
construir para que otros entiendan lo veno me hizo una pregunta que me
que uno hizo. Si tenemos la posibili- dejó estupefacto. La respuesta que
dad de construir la efeméride, sería le di me impactó de igual manera:
bueno meternos de patas a construir- “¿Qué significa para vos venir a la
la de verdad. San Martín, Belgrano, el escuela a contarnos esto?”. Sin pen-
12 de Octubre vienen ya “enlatados”. sarlo mucho, le dije: “Para mí esto es
Cuando decidí que esta línea era la empezar a recuperar Malvinas. Para
que iba a seguir trabajando mien- mí, hoy estoy volviendo a poner un
tras fuera docente, empecé a vincu- pie en Monte Longdon”.

57
Malvinas y escuela

Reseñas biográficas

Delmira de Cao Miguel Vitagliano


Su hijo, Julio Cao, era maestro. Murió En el momento de la guerra estaba
en Malvinas. Es integrante de la “Co- en la universidad. Es novelista y do-
misión de Familiares de Caídos en cente universitario.
Malvinas e Islas del Atlántico Sur”.
Marta Kogan
Diana González Durante la guerra era profesora de ni-
Era maestra de grado en los `70. Ac- vel superior de Psicología Evolutiva, y
tualmente trabaja como capacitadora responsable del gabinete psicopeda-
docente en CePA. gógico en la escuela Secundaria No
4, DE 16. Hoy es profesora de Resi-
Edit Zanata dencia y Práctica docente del Institu-
Durante el conflicto era ya una do- to 103.
cente experimentada.
Javier Fernández Moujan
Sebastián Scigliano Es profesor de Psicología y Filosofía
En el año `83 estaba en cuarto grado. en la Escuela del Sol. En el año ’82
Es licenciado en Ciencias de la Co- había terminado su colegio secunda-
municación. rio y estaba decidiendo qué hacer con
su vida.
Elisa Alvarenga
Es profesora de Economía en el Co- Ezequiel Rodríguez
legio Nacional de Comercio Carlos Es profesor de Educación Física.
Pellegrini. En 1982 cursaba tercer año Cuando fue la guerra tenía nueve
en la Escuela Nacional de Comercio años.
de San Miguel
Mariela Budiño
Lucas Sablich Durante el conflicto tenía catorce
En 1982 cursaba su primer grado en años e iba a la ENET No 1 de Como-
la Escuela “Malvinas Argentinas” de doro Rivadavia
Becar.

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Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.

Jorge Alberto Valussi Capital Federal.


Tenía 6 años en el `82, cursaba pri-
mer grado. Actualmente es docente. Néstor Sáenz
Ex.combatiente de Malvinas. Es
Valeria Vega miembro del CECIM (Centro de Ex
En el momento de la guerra estaba en Combatientes Islas Malvinas-La Pla-
segundo grado del colegio Nuestra ta), donde fue secretario de Acción
Señora de Montegrande en Ezeiza. Social en el período 2004-2005. Es
ingeniero y después de la guerra se
Graciela Deni dedicó a la docencia.
Es vicedirectora de la Escuela del Sol.
En el año `82 era maestra de grado Alberto Tarsitano
en la misma escuela. Ex combatiente de Malvinas. Miem-
bro del CECIM (Centro de Ex comba-
Mariano Foronda tientes Islas Malvinas- La Plata), don-
En el año ’82 estaba en sexto grado. de se desempeña como secretario de
Cultura.
Mónica Adriana Rosana
Es docente de nivel primario en la Rodolfo Carrizo
Escuela No 6 DE 12 “Dr. Alfredo Pa- Ex combatiente de Malvinas. Miem-
lacios”. bro del CECIM (Centro de Ex Com-
batientes Islas Malvinas-La Plata).
Cristina Lacalle: Organiza la Cátedra de Malvinas, Co-
Es docente, y ya lo era en aquel mo- municación y Nación en la Facultad
mento. Su hermano Roberto estuvo de Periodismo de la Universidad de
en Malvinas. Actualmente es vicedi- La Plata.
rectora del colegio E.F.E.D.I.

Patricia Sarquis
Es licenciada en Ciencias de la Edu-
cación, actualmente es directora del
colegio E.F.E.D.I. de Capital Federal.

Roberto Lacalle
Combatió en Malvinas. Es represen-
tante legal del colegio E.F.E.D.I. de

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Colección Materiales para la capacitación
• Enseñar Geometría en el primer y segundo
ciclo.
• Leer para aprender, Ciencias Sociales en el
primer ciclo. De sin límites a limitados.
• De sin límites a limitados.
• Enseñar a pensar el país en el segundo
ciclo.
• Conocimiento del Mundo. Acerca de un
trabajo conjunto entre Educación
Tecnológica y Ciencias Sociales.

Colección Acerca de la capacitación


• CePA en la escuela / Propuesta de
formación para docentes de Nivel Primario.
• CePA en la escuela / Matemática.
L • os proyectos de transformación y las
escuelas.
• El arte de dirigir. Conversaciones con
directores.
• Leer con bebés.
• El postítulo de literatura infatil y juvenil.
• Pasar la posta, tomar la posta. Relatos de
directores, maestros y supervisores.
• Testimonio para Pasar la posta.

Archivo Fílmico Pedagógico


• Eje Autoridad.
• Eje Violencia.
• Eje Adolescentes y jóvenes.
• Eje Autoridades que construyen infancias.

Serie Documentos de Memoria


• Primer Documento: Carta Abierta a la Junta
Militar de Rodolfo Walsh.

OTRAS PUBLICACIONES
• Media revista: Publicación periódica para
docentes de nivel medio.

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