DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Ricardo Penney
Jefe de Gobierno
Jorge Telerman
Ministra de Educación
Ana María Clement
Subsecretario de Educación
Luis Liberman
I. Antes de la Guerra 7
De islas, banderas y naciones
Mediados de junio 30
Reseñas biográficas 56
Testimonios para una crónica de las Islas en el aula.
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I. Antes de la Guerra
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bandera es para el mejor promedio, do. Una desde la escuela daba ese
pero no importa, está bien”. “Pero mensaje. Igual que la Antártida, que
no, no, señora de Cao, usted tiene si bien no era un territorio usurpado,
razón”. Lo llevo entonces al colegio y todos pensábamos que un pedazo
sale con la bandera. de la Antártida nos correspondía a
los argentinos. Y hoy también está en
– Diana González – discusión. Muchos maestros hoy en
En la época en la que fui a Malvinas día manejan la suposición de que un
yo era maestra. Tenía a cargo un se- pedazo de la Antártida es argentina.
gundo grado en una escuela pública Y yo trabajaba con los chicos desde
de La Matanza. Se presentó la opor- esa perspectiva, tenía en la cabeza
tunidad cuando el innombrable Ló- que esas islas eran algo que nos per-
pez Rega era ministro de Bienestar tenecía. Con esa idea viajé, partía ha-
Social: la Secretaría organizó los via- cia algo mío.
jes a la Antártida y a Malvinas. Me pa- El viaje del que participé fue el prime-
rece que estaba pensado –al menos ro y el último de los que fueron a Mal-
así dicen las leyendas de los afiches vinas. De esa serie sólo el primero lle-
que guardé de aquel viaje– como una gó a las islas. ¿Por qué? Porque cuan-
suerte de idea de “recuperación” de do vos llegabas a Malvinas el barco
espacios, de territorios que se consi- tenía que arriar la bandera argentina
deraban, en aquel momento, olvida- e izar la inglesa. Si no, no podías ba-
dos o perdidos. Incluso me acuerdo
la leyenda de un afiche que decía:
“Estamos llegando a la Argentina,
a toda nuestra Argentina. Cruceros
a Malvinas y a la Antártida”. Ahí fue
donde yo me enganché. No tengo
claro cuándo fue, pero creo que fue
en 1975. Después quedó como un
episodio en mi vida y ya.
En aquel momento una se enmarcaba
en esta declamación de que las Mal-
vinas son, eran, argentinas, ¿eran?,
¿son? Un territorio al que no se podía
acceder, del que no se sabía nada y
que supuestamente estaba usurpa-
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Principios de abril
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* (N. de E.) El 30 de marzo de 1982 –días antes del 2 de abril– se realizó una movilización
convocada por la Confederación General del Trabajo, CGT, contra la dictadura.
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yo dije que era ateo, y la maestra me sencia de esta mujer. Creo que lo que
dijo a los gritos que ateos eran los recuerdo es más cómo se vivió la gue-
animales. Mi vieja fue al colegio y rra acá, como una especie de Prode,
casi la mata. Además, lo raro era que y también por cómo construyeron los
la hermana de esa maestra era veci- medios la escena de la guerra: “Hoy
na nuestra y entonces había como les bajamos un barco....”. Me acuerdo
una especie de relación extra colegio. de haber comentado las particulari-
Eso fue cuando se estaba preparan- dades de los aviones ingleses, de los
do la visita. Y la otra vez fue cuando Sea Harrier, de cómo despegaban;
efectivamente fuimos a lo del padre era como un tema entre los chicos.
Lombardero, y afuera de la iglesia Me acuerdo que ese año hubo un ál-
nos quedamos yo, que era ateo, y una bum de figuritas bélicas muy bueno.
chica que era judía. Entraron todos a Era apaisado, con las figuritas tro-
la iglesia y nosotros dos no. Además, quelables, autoadhesivas (raro para
esta chica era judía y los padres eran esa época), eran como siluetas, eran
psiquiatras; no lo sé, pero supongo buenísimas. Igual tuvo muy poco
que venían de la izquierda o algo. éxito. Estaba el tema de los aviones.
Mi recuerdo más firme del ‘82 es la Tengo también el recuerdo de hablar
presencia de esa maestra. Supongo de la velocidad de los aviones en re-
que la marcialidad del acto de la pro- lación con la barrera del sonido sin
mesa a la bandera, calculo que era tener la más mínima idea de lo que
igual en todos lados, y debió seguir significaba. Yo decía: “Porque ése
siendo igual durante mucho tiempo, vence la barrera del sonido”, y no me
con eso de los soldaditos con guar- podía imaginar qué era eso. Me cues-
dapolvo, esa cosa firme, mirar la ban- ta imaginármelo ahora; más cuando
dera perfilado, porque la ubicación tenía 10 años. Me acuerdo de eso, de
de la bandera es a un costado y en la presencia de cierto discurso tecno-
el momento de la promesa tenés que lógico asociado con lo bélico.
girar 45 grados y gritar “Sí, prome-
to”, o alguna fórmula que no recuer- – Javier Fernández Mouján –
do, pero me imagino que apela a la Después me pasaban cosas que me
lealtad y no sé cuánto... Pero ese año hacían sentir como una contradic-
estuvo revestido por la presencia de ción caminando. Yo iba por la calle y
aquella mujer. me encontraba con un tipo que era
La guerra se seguía en el marco del profesor de Literatura de una de mis
aula, pero siempre teñido por la pre- hermanas más grandes y yo le ha-
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co que nos pidieron, que les agradez- las cartas. Supongo que el objetivo
camos, que ellos se iban a sentir bien era desaparecer toda prueba, porque
con eso. en los medios te decían que estaban
No recuerdo bien lo que puse, pero bien.
no pasaba las ocho o diez líneas. No
se ponían en sobres, eran unas ho- – Mariela Budiño –
jas de carpeta; venía el soldado y se Para nosotros la guerra fue muy
las llevaba, aunque ahora no recuer- fuerte por dos cosas. En mi caso
do si se las dimos en realidad a los particular, tenía un amigo que iba al
preceptores. Esto fue a principios de colegio conmigo, Mario Almonacid,
abril o principios de mayo, no recuer- su hermano fue uno de los primeros
do bien la fecha. Tiempo después a reservistas que murió en Malvinas,
mí me contestan. A cada alumno le estaba haciendo el servicio militar
contestaron entre quince y veinte sol- obligatorio y murió el segundo o el
dados promedio por carta. Nosotros tercer día de la toma de Malvinas.
chochos, porque venían con unas Con lo cual, con mis compañeros
bolsas grandes por curso y por ejem- rápidamente pasamos de la euforia
plo nos decían: “Alvarenga te llegó a entender que moría gente, porque
esto, esto...” Y nos daban las cartas eso no era lo que te comunicaban.
que estaban en sobres cerrados. Me Nosotros veíamos los helicópteros
las llevé y las leí en mi casa. A mí bajar todo el tiempo. El asunto del
me llegaron veinte cartas. Gran sor- hospital fue muy extraño, porque
presa la nuestra cuando en ellas nos nosotros sabíamos que el hospital
cuentan lo que en realidad les estaba estaba ahí, sabíamos que venían he-
pasando: que tenían frío, que tenían ridos, pero por alguna razón no había
hambre, que los torturaban, que los un sentido de la tragedia, ni de que
estaqueaban, que se mojaban, que había vida y muerte en juego. Eran
tenían miedo, cosas terribles. Claro, helicópteros que bajaban y nosotros
se les escapó, creo yo. A los pocos teníamos toda el aula decorada con
días, viene un grupo de militares y la guerra, porque nos dedicábamos a
nos pide las cartas, porque –según escribir cosas, todo el mundo hacía
ellos– de esa forma se podían dar dibujos alusivos y los pegábamos en
cuenta de lo que les estaba pasando las paredes. Me acuerdo de uno don-
a los soldados para poder ayudarlos. de estaba Ronald Reagan sentado en
Nos hicieron la psicológica, porque el inodoro que decía: “Yo me cago en
no es que nos ordenaron devolver el Tiar”, que era el tratado que ellos
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llegaban. Eso cambió cuando apren- tiempo, desde que se anunció que
dí a leer y los titulares de las revistas el Papa venía; y el día que Argenti-
aparecen en mi memoria como pan- na presentó la rendición, la maestra
tallazos. Así me enteré de que había lo arrancó. “¡Por culpa de este tipo
otro enemigo en esa guerra: “El Ge- perdimos la guerra...!”, lo arrancó a
neral Invierno”; que nuestros aviado- los gritos. Hizo como una especie de
res hacían proezas al ras del mar, que performance y lo quitó. Le atribuyó
los ingleses nos veían con claridad en al Papa la responsabilidad de haber
la noche con sus visores nocturnos, perdido la guerra, vaya uno a saber
y un montón de cosas que comen- por qué delirio que tenía en la cabe-
zaba a comprender. Pero en mi casa za. Pero al mismo tiempo era una si-
no se hablaba mucho de la guerra. A tuación rara, porque la mujer era muy
diferencia del falso optimismo que se violenta, pero también generaba una
vendía por los medios, en mi familia especie de clima de “compinchería”
se vivenciaba cierto ambiente de tris- con algunos chicos.
teza y preocupación al mismo tiem- En mi casa no había malvinismo;
po. Sin embargo, mi mamá nos decía bueh, mis viejos eran militantes. Ha-
que rezáramos por todos esos chicos, bía más preocupación por el hijo de
mientras juntaba latitas de paté y de un vecino que había ido a la guerra
sardinas, y chocolate para enviar a los que por otra cosa. Volvió el pibe. Y
soldados. Por ese entonces trabajaba cuando volvió tuvo una relación bas-
de maestra en una escuela a pocas tante particular con mi viejo. Volvió
cuadras de mi casa, y un día sábado chiflado mal y con una gamba con
tuvo que ir a colaborar para cortar principio de congelamiento.
gasas, ya que uno de los miembros
de la cooperadora era médico y las – Mariano Foronda –
llevaba al Hospital Aeronáutico para Tengo una experiencia que me que-
esterilizarlas y enviarlas al sur. dó grabada. Estaba en 6o grado, era
el día de la rendición, o un día antes,
– Sebastián Scigliano – no me acuerdo bien. Recuerdo que
La maestra nos hizo pegar el póster estaban tres o cuatro maestras amu-
del Papa en la puerta del aula, por- chadas alrededor de una radio escu-
que vino ese año. La foto decía: “Juan chando las noticias que llegaban de
Pablo Segundo, te quiere todo el Malvinas. Estábamos en el aula, pero
mundo”. El póster lo pegaron todos, no estaban dando clase, sino escu-
yo no lo pegué. Estuvo ahí bastante chando la radio bien bajita. Nosotros
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mentaban. Con esta maestra, los lu- blanco y negro (todavía no teníamos
nes había una media hora en la que televisor a color) y me acuerdo haber
se comentaba lo que había pasado escuchado, no sé exactamente, pero
el fin de semana. Y recuerdo que un algo así como: “Fue el cese de activi-
tema de ese año fue el voley. El Mun- dades...”, y me puse a llorar descon-
dial de Voley fue la primera alegría soladamente porque nos habíamos
colectiva después de Malvinas. Ten- rendido. Mi papá me decía que era lo
go esa sensación. mejor que podría haber pasado, pero
no hablaba mucho de eso con él. Lo
– Lucas Sablich – que me quedó grabado de Malvinas
Recuerdo los telecomunicados en el era que cuando me hacían rezar en
Telefunken blanco y negro. Cuando ve- la escuela le pedía a Dios que ganára-
nía el telecomunicado, no tenías que mos la guerra. Lo recuerdo patente.
hablar y me acuerdo haber escucha- Y cuando nos rendimos me parecía
do en vivo y en directo el comunicado que era una especie de vergüenza ha-
de rendición. Eso sí. Lo primero que berse rendido. ¿Cómo nos íbamos a
me pasó es que me puse a llorar. Era rendir?
la tarde, estaba adelante del televisor
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rra”, pero igual nada. Claro, para ellos La trama secreta y Los pichiciegos** a
el servicio militar no existe, son de la partir de distintas consignas. En ge-
generación posterior a Carrasco*. Me neral se notaba que los pibes se en-
acuerdo que yo, cuando tuve a mi hijo contraban con una ausencia dentro
varón, lo primero que pensé fue en el de su recorrido institucional, educa-
servicio militar, y cuando lo sacaron, tivo; una ausencia de Malvinas muy
respiré. grande, tanto en la escuela secunda-
Los militares la hicieron bien. Para ria como en los primeros años de su
mí quisieron lograr que Malvinas se carrera. En general reponían el tema
olvidara, no querían que la derrota se muy convencionalmente: entrevistas
supiera. Un vecino nuestro que estu- a los ex combatientes y otras formas
vo allá volvió y lo escondieron como similares. Caían en la convención:
a una rata. “Milicos hijos de puta, las Malvinas
son nuestras, los soldados eran po-
– Sebastián Scigliano – bres pibes”. Incluso a pesar de Los pi-
Ahora no lo hago más, debería vol- chiciegos, que uno bien podría pen-
ver a hacerlo, pero yo trabajé el tema sar que podía generar por lo menos
Malvinas en la Facultad, en un Taller alguna búsqueda más pícara.
de Comunicación. Trabajábamos con
* (N. de E.) “En 1994, en el cuartel de Zapala, Neuquén, un oficial y dos ayudantes asesinaron
al conscripto Omar Carrasco. El crimen fue repudiado por la sociedad. El juicio reveló la cruel-
dad de los castigos y la red de encubrimientos. Se condenó a los culpables y Menem decreto el
fin del servicio militar”. Diario Clarín, 28 de agosto de 2005.
**Cardoso, Oscar R., Ricardo Kirschbaum y Eduardo Van del Kooy: Malvinas, la trama secreta,
Buenos Aires: Editorial Planeta, 1983; y Fogwill, Rodolfo: Los pichiciegos. Buenos Aires: De la
Flor, 1982.
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mos en el fútbol y ganamos la gue- que era una persona conocida y des-
rra”, como si ambas cosas tuvieran el pertaba mucha curiosidad.
mismo status.
– Roberto Lacalle –
– Patricia Sarquis – La guerra no es un cumpleaños de
Hasta el acto por los 20 años sólo quince, no vas a divertirte. La guerra
había una mención. En realidad no es una cosa muy conmocionante, es
formaba parte del calendario escolar, algo espantoso. Las peores miserias
y ésta es una cuestión vital. Se pue- las encontrás en la guerra. Pero tam-
de celebrar en diferentes formatos, bién dentro de la guerra encontrás
desde que la escuela se fundó siem- los mayores actos de compañerismo,
pre lo habíamos hecho con talleres de amistad y de heroísmo. Los actos
internos, sin presencia de padres, más grandes de compañerismo yo
sin liturgia… No es que no estuviera los viví en la guerra, no afuera. Den-
permitido, no existía en el calendario, tro de las miserias más absolutas uno
pero para nosotros era un tema con- encuentra esas cosas. Conseguías un
vocante porque nuestro fundador es chocolate y éramos ocho, y nadie se
un veterano de guerra. encanutaba el chocolate, lo repartía-
Se nos conjugaban dos cosas: no mos entre todos.
existía en el calendario y, además, Por eso se nos ocurrió instaurar en el
teníamos un jardín; abordar el tema acto en nuestra escuela que la entre-
de Malvinas con chicos de 3 y 2 años, ga de la medalla al mejor compañe-
porque había que instalar el tema en ro fuera realizada por los veteranos.
la comunidad, no era poca cosa. Lo Creo que es una buena idea, no por-
bueno era la presencia de Roberto en que sea linda la guerra, sino porque
la escuela, y también hubo otro padre dentro de esa situación hubo actos
veterano… Lo que hacíamos era tra- paradigmáticos de compañerismo.
tar de desalmidonar el tema, de hu-
manizar la cuestión y de trabajar des- – Patricia Sarquis –
de los saberes previos que los chicos Para los chicos Malvinas era única-
pudieran construir en relación con lo mente la guerra, no tenían concien-
que significaba la guerra y la paz… cia de que Malvinas también es un
Tomábamos este aspecto y general- territorio, que hay gente, con planti-
mente los primeros dos o tres años tas, que hay animales, únicamente
la actividad era charlar con Roberto*, hacían la asociación directa con la
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*(N. de E.) Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas, fundado entre diciembre de 1982 y
marzo de 1983.
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Reseñas biográficas
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Patricia Sarquis
Es licenciada en Ciencias de la Edu-
cación, actualmente es directora del
colegio E.F.E.D.I. de Capital Federal.
Roberto Lacalle
Combatió en Malvinas. Es represen-
tante legal del colegio E.F.E.D.I. de
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Colección Materiales para la capacitación
• Enseñar Geometría en el primer y segundo
ciclo.
• Leer para aprender, Ciencias Sociales en el
primer ciclo. De sin límites a limitados.
• De sin límites a limitados.
• Enseñar a pensar el país en el segundo
ciclo.
• Conocimiento del Mundo. Acerca de un
trabajo conjunto entre Educación
Tecnológica y Ciencias Sociales.
OTRAS PUBLICACIONES
• Media revista: Publicación periódica para
docentes de nivel medio.