Cayó la noche y junto a ella una lluvia torrencial que generaba una armonía
arrulladora; el frío era intenso e imparable tanto que Leonardo corría para
llegar pronto a su casa. Leonardo estaba trabajando en las montañas, sus
labores eran eternas y extenuantes, su horario era inestable y su rutina
muy común. Su personalidad era exigente y en ocasiones descortés, pero
gracias a su honradez y valentía todos creían era una persona admirada.
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y el turbulento río, jugaban un rol de demonios y bestias temporales.
Leonardo impaciente y lleno de valentía se embarcó río abajo como si de
un deporte se tratara; los golpes y los fuertes remolinos eran padecimiento
y sacrificio. Al descender rápidamente, olvidó por completo que una gran
caída lo esperaba en el fin de la montaña; casi llegando a ella, Leonardo
escuchó con fuerza como el agua golpeaba las rocas con un gran eco –
¡La cascada! – gritó y recordó con temor; era casi imposible que su fuerza
le fuese útil para nadar corriente arriba, sin embargo, como si un milagro
se presentara, observó una gran rama que podía servirle de escape;
intentó agarrarla con agilidad pero la rama era frágil para la fuerza del
río en descenso y una gran roca impactó sin piedad su rostro. Nada pudo
detener la tragedia y nadie pudo evitar este suceso.
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su venganza – La vida es injusta con los que no lo merecen, por mi necedad
no pude proteger lo único que tenía – Susurraba Leonardo mientras iba
cortando todo árbol que se le atravesase. Nada es más trágico que no
aceptar la realidad, Leonardo estaba ciego y no tenía uso de razón, llego a
la cima con gestos de furia y señales de venganza en su interior, pero fue
un silencio divino quien lo recibió y apaciguó.
El diseño de la portada es de mi propia autoría (rigobcastro - leozero). Para más información visite http://leozerosty.deviantart.com/
Prohibida su reproducción total o parcial. Registrada en SafeCreative.org - Código: 1104249051775
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