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AL FINAL DE LA JORNADA:

UNA CONDECORACIÓN

Llamó la atención la noticia del cambio del primer ministro y ministro de educación en
estos días de febril contienda electoral. El significado de este cambio nunca se sabrá. Un
primer ministro y ministro de educación que renuncie por motivos personales y la
aceptación presidencial inmediata lleva a muchas especulaciones. Nadie cree que el
primer ministro haya renunciado para poder postular al rectorado de la Universidad San
Martín de Porres que le pertenece.

Lamentablemente el ambiente no es propicio para este cambio de un ministro que el


presidente le llama “exitoso” antes de finalizar una gestión muy cuestionada por la opinión
pública y por los maestros de manera especial.

La falta de credibilidad en el gobierno y sus declaraciones mueve a otras sospechas.


¿Fueron las denuncias de las constantes irregularidades en las pruebas aplicadas a los
docentes las que llevaron a este relevo? ¿Fueron los reclamos de la comunidad y padres
de familia de la zona de Ica y Pisco por el retraso en la construcción de sus instituciones
educativas destruidas por el sismo de hace tres años? ¿Fueron los retrasos en los
cronogramas de reconstrucción de los colegios emblemáticos? ¿Fue la ineficacia en la
gestión del Ministerio de Educación? ¿Fue el retraso en la construcción de la nueva
infraestructura del Ministerio de Educación? ¿Fue la última compra de Kits de robótica
“We Do” con el fin de masificar la enseñanza de robótica educativa en la escuela pública?
¿Fue el poco protagonismo y liderazgo en el tema educativo? Muchas especulaciones. El
secreto será guardado, pero tarde o temprano se sabrá.

Una gestión exitosa, dice el presidente de su ministro, y por ello le ha otorgado la más alta
condecoración del Estado. Consideramos que no puede llamarse gestión exitosa aquella
que ha pisoteado derechos, compromisos y obligaciones de un Estado que en el sector
fue el lugar en donde el Presidente ponía la iniciativa, la creatividad, la voluntad de hacer
y no se enredaba –como si lo hizo el ex ministro- en dimes y diretes con el sindicato
haciendo creer que era el principal enemigo y obstaculizaba los cambios.

La gestión del ex ministro a nivel de política educativa deja mucho que desear. No es
posible que en casi cinco años podamos seguir pensando que el principal enemigo de la
educación peruana es el sindicato y no la política económica, ni la falta de voluntad
política para emprender un cambio en la forma y manera de gestionar el Ministerio de
Educación. No es posible que todo el interés por el Proyecto Educativo Nacional haya
sido recibirlo y guardarlo. ¿Por qué tanta mezquindad con el conocimiento pedagógico?
Nunca se sabrá. El Consejo Nacional de Educación –por el nombrado- ha hecho todo lo
necesario para darle soporte a la calidad pregonada, pero no ha tenido sino el eco que
tiene una ceremonia protocolar con palabras modosas, para la circunstancia, pero sin
trascendencia.

Soberbia, autoritarismo, falta de humildad para recibir y procesar las críticas, persistir en
medidas inequitativas con relación a los docentes, a la comunidad. Cierto despotismo
ilustrado, sin serlo. Todo lo contrario. Como tantos otros ministros que pasaron por el
sector sin pena ni gloria, su retrato quedará en la galería fría de un pasadizo en el que
nadie repara… pues es eso pasadizo que lleva a otras oficinas. Se dice que fue la gestión
que más obras hizo, pero eso es relativo pues hoy contamos con mucha influencia de los
medios para darle dimensión que no tiene aquello que es obligación del Estado.

Gestión que en lugar de convocar a los maestros les increpó sus deficiencias
profesionales sin hacer referencia que ellos son producto de la formación de los institutos
superiores pedagógicos y de las facultades de educación. A los primeros los ha
satanizado y casi aniquilado en provecho de las facultades de educación que se amparan
en la autonomía universitaria para seguir produciendo profesionales mediocres como se
ha podido comprobar en los exámenes para ingresar a la Carrera Pública Magisterial. Una
gestión pedagógica anodina que cree que se mejorará el rendimiento de la formación
docente elevando la nota para el ingreso de los postulantes: 14 puntos de 20. ¿En qué se
sustenta este cambio? En la voluntad y capricho de una autoridad que no escuchó ni
quiso entender que la educación nacional requiere de un manejo consensuado y
profesional y no la voluntad autócrata de un propietario de una universidad.

Podría seguirse enumerando las faltas y atropellos del ex ministro, pero sería perder el
tiempo cuando se tiene un gobierno ciego, sordo y mudo cuando le conviene que las
cosas no sean transparentes. Los maestros y padres de familia de la capital y del interior
del país tienen muy presentes los casos.

Quedan una serie de interrogantes a futuro en educación, obra de la indolencia de una


gestión que tuvo todo y no supo aprovecharlo. ¿Seguirá la experiencia del Colegio Mayor
Secundario? ¿Qué medidas se han tomado para su sostenibilidad? ¿Seguirán creándose
otros colegios, cuando este año desconocieron la promesas que sostuvieron en discursos
que otros dos colegios mayores secundarios serían fundados? ¿Por qué no se hizo? ¿Se
evaluará el diseño del Colegio Mayor Secundario actual? ¿Se ha tomado en cuenta las
observaciones del rector de la UNI referente a los estudiantes que postularon a dicha
universidad? ¿Qué ocurrirá con el proyecto una laptop un niño? Está hecha la inversión y
habrá que pagarla, pero ¿qué sostenibilidad tendrá el proyecto? ¿No ocurrirá lo mismo
que sucedió con el proyecto Huascarán? ¿Qué ocurrirá con los institutos superiores
pedagógicos públicos y privados? ¿Seguirán formando docentes o serán reestructurados
para qué? ¿Y qué de la educación intercultural? Un capítulo pendiente en donde se
invirtió pero no se pueden mostrar resultados. Todo lo contrario.

No basta tener un ministro ni equipo de funcionarios durante tanto tiempo, para realizar
algunas pinceladas de la llamada reforma educativa, cuando se ha tenido los elementos
necesarios para el cambio y no se han dado los pasos que se requieren. Sin duda pocos
ministros teniendo todo han realizado una gestión mediocre centrada en la complacencia
del ego presidencial y no en la transformación de un sector que demanda cambios
profundos y una mirada en prospectiva.

¿Qué educación requiere nuestro país hoy al empezar la segunda década del siglo XXI?
¿Qué generación de nuevos profesionales de la educación es fruto de la política de
formación docente?

Muchas sugerencias se han dado desde la política y la academia. Pero el silencio sindical
ha sido extraño. Es decir quienes deben hacer oír su voz, no lo hacen. ¿Por qué cultivar
desde la organización sindical un discurso sólo reivindicativo y no de propuestas de
política educativa del frente que representan? ¿Y las demás organizaciones de la
sociedad? ¿Sólo los empresarios pueden decir su palabra y están en capacidad de
proponer para contar con una educación que concuerde con sus intereses y tendencias?
¿Alguien ha planteado la recuperación de la escuela pública peruana? Los maestros no
podemos ser espectadores y meros seguidores de decisiones y discursos de quienes
tienen el poder. Todo lo contrario. Es un derecho ciudadano y profesional que nos asiste.

La última oportunidad que se le vio al ex ministro y premier fue con motivo de la denuncia
sobre los libros de texto. Como siempre derivó el tema a otras instancias y siguió
suponemos, haciendo maletas, hasta que nos enteramos que había presentado su
renuncia. Que pobre fin de quien dice el presidente fue su mejor ministro. Triste destino
del país donde la mendacidad se premia y la honestidad se oculta.

Asistimos al cambio de una gestión cuestionada por los docentes y quienes tenemos que
ver con la educación nacional. Hemos visto cómo el presidente lo condecora y casi lo
presenta como el mejor ministro. ¿Alguien se acuerda por qué pidió permiso de sus
funciones de primer ministro? Dijo entonces –no hace mucho- que eran para poder
impulsar algunas cosas en el Ministerio. Nunca se supo qué cosas. Ahora sabemos que
era para preparar su renuncia al sector y al premierato. No importó la crisis del gabinete,
ni que dentro de un mes el Congreso tendrá que aprobar la nueva propuesta de la premier
designada. Todo fríamente calculado. Los intereses individuales, personales antes que los
nacionales. ¿Así se inculcan valores?

Sorprende la nula la reacción de la comunidad frente a esta renuncia. Eso puede dar la
dimensión de la importancia que tiene la educación en la sociedad. Interesa en tanto en
cuanto pueda tener un rédito político, personal, profesional, individual, económico. Lo
demás queda en el discurso y en lo que han llamado “buenas maneras”. Por ello estamos
en educación en manos de oportunistas y aventureros, inconsecuentes con sus promesas
y discursos. (26.03.11)

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