Anda di halaman 1dari 14

Bogotá, 30 de enero de 2006

No.: 20060130CARD
(14 hojas)
Doctor
ÓSCAR FRANCO CHARRY
Director General de Impuestos
y Aduanas Nacionales, DIAN
Carrera 8 núm. 6 – 64 Piso 6
Ciudad

Asunto: Pensiones Voluntarias – Artículo 23 de la Constitución

Ref.: Sentencia C-1261 de 2005 (Corte Constitucional)

Estimado doctor Franco Charry:

Nuevamente me refiero a las pensiones voluntarias reconocidas por el Banco de la


República, en el intervalo comprendido entre el 1 de noviembre de 1993 y finales del
año de 2004 con motivo de un programa de retiro de naturaleza abierta que expuso a sus
empleados con miras a racionalizar su nómina, en exceso, en cumplimiento del mandato
de la Constitución Política, interpretada por la Ley 31 de 1992 en el capítulo referido a
la Banca Central (Capítulo 6 – De la Banca Central – C. Política).

Como es de conocimiento general, dichas pensiones voluntarias, cuyos beneficiarios


somos personas que no contamos con las edades para merecerlas en calidad de “vejez”,
fueron gravadas a partir del día 4 de enero de 2005 de conformidad con el concepto
tributario 089507 de 22 de noviembre de 2004, emitido por la Oficina Jurídica de la
dependencia a su buen encargo, el cual fue ratificado por el 026979 de 11 de mayo de
2005.

No sobra expresar que dichas pensiones voluntarias, disminuidas o “castigadas” en


relación con la base salarial para liquidación de pensiones de reglamento, fueron
acatadas por empleados que contábamos con más de 20 años de servicios a la entidad,
que no fueron solicitadas por nosotros, y que si se hace un balance económico, el mayor
beneficio, tanto administrativo como económico, lo recibió el Estado colombiano, ya
que esa Institución es de naturaleza estatal. Si hubiésemos perseverado al servicio de la
entidad pocos años más, hubiéramos salido jubilados por Reglamento Interno, con
pensiones no reducidas ni limitadas (damas, 50 años, varones, 55), y hoy en día
2
tendríamos ingresos de retiro muy superiores y así mismo exentos, de conformidad con
la interpretación de la Ley Tributaria por parte de la mencionada Oficina Jurídica.

En múltiples oportunidades me he referido, tanto en oficios de Derecho de Petición


dirigidos al Banco de la República como a ese organismo, manifestando que esa
interpretación no fue acertada, y expresando los motivos correspondientes. El Banco ha
sido enfático en expresar que no está obligado a solicitar aclaración alguna a la DIAN,
que los conceptos tributarios poseen la “presunción de legalidad”, que tal situación es
ajena a sus funciones, y que somos los afectados los llamados a solicitar las aclaraciones
pertinentes a la DIAN. De ahí deduzco que tampoco correspondía a la entidad defender
su programa de retiro, ajustado plenamente a la Ley, y contradicho en sus alcances por
esos conceptos, los cuales simplemente están haciendo una interpretación de una norma
tributaria vigente desde el 22 de diciembre de 1995; esto es, la Ley 223 de ese año, que
modificó el Estatuto Tributario, en su artículo 206 y a su vez lo complementó con un
parágrafo (el número 3) que especificó que la exención tributaria sólo era una garantía
para aquellas pensiones cuyos beneficiarios cumplían los requisitos emanados de la Ley
100 de 1993; en el caso de los pensionados voluntarios, sería la edad; esto es, 55 años,
damas, y 60 años, varones:

"Parágrafo 3º. Adicionado. Ley 223 de 1995, art. 96. Para tener derecho a la exención
consagrada en el numeral 5 de este artículo, el contribuyente debe cumplir los
requisitos necesarios para acceder a la pensión, de acuerdo con la Ley 100 de 1993".

Resulta preocupante, no sólo para los afectados sino, pienso yo, que para el mismo
Banco de la República, la supuesta moratoria en la aplicación de tal gravamen - más de
nueve (9) años – dada la implicación de una posible evasión fiscal sistemática durante
ese largo período de tiempo, consentida por el mismo Instituto Emisor, organismo éste
que ofreció, promovió, pagó y certificó tales pensiones con carácter de exentas, y
también luce desconcertante que haya sido empezado a aplicar luego de que el programa
de retiro llegó a su final porque se cumplieron las metas que le dieron origen. Me atrevo
a advertir que si dicho programa de retiro voluntario hubiese expresado que las
pensiones inherentes al mismo fuesen gravadas, la entidad no hubiera podido solucionar
su problema de sobrepoblación laboral a menos que hubiera modificado la base
pensional correspondiente (con un “castigo” menos severo) a fin de que los mayores
valores de tales pensiones enjugaran al menos el impuesto a cargo, pero también de esta
forma el Emisor hubiera remontado los topes “legales” que limitaron las más altas; o sea
15 salarios mínimos mensuales vigentes hasta fines de 1997, y 20 a partir de 1998.

A continuación trataré de hacer una exposición, ya advertida en mis escritos al Emisor y


a la DIAN, del motivo principal por el cual, a mi juicio, la Oficina Jurídica de este
organismo erró al gravar las pensiones voluntarias antes citadas:
3
El concepto 089507 de 22 de diciembre de 2004, definió cuatro categorías de pensiones,
a las cuales denominó “anticipadas”; de ellas, las enmarcadas por las tres primeras gozan
de exención tributaria, en tanto que las contenidas en la cuarta deben ser gravadas:

“Ahora bien, respecto del término "jubilación anticipada", tantas veces utilizados por el
consultante, se debe anotar que de acuerdo con la doctrina y jurisprudencia dicha
expresión tiene al menos cuatro acepciones diferentes, que inciden necesariamente en el
régimen tributario aplicable sobre las sumas percibidas por los beneficiarios:”

“- Se denomina como "jubilación anticipada" aquellas sumas percibidas por los


aportantes al régimen de ahorro individual con solidaridad del Sistema General de
Pensiones en Seguridad Social, según el cual, los afiliados al mismo tendrán derecho a
una pensión de vejez, a la edad que escojan, siempre y cuando cumplan con los
requisitos establecidos en el artículo 64 de la Ley 100 de 1993.”

“- Una segunda acepción corresponde a aquellos eventos en los cuales la misma ley ha
previsto tratamientos exceptivos para el reconocimiento de la pensión por jubilación
teniendo en cuenta las actividades que realizan los trabajadores de determinados
sectores económicos, como es el caso de las personas que laboran en actividades de
alto riesgo. (v.g. Decreto Ley 2090 de 2003).”

“- Una tercera acepción corresponde a las llamadas pensiones extralegales, que según
el Decreto 758 de 1990, aprobatorio del Acuerdo 049 de 1990 - ISS, son aquellas
otorgadas por entidades públicas o privadas en virtud de convención colectiva, pacto
colectivo o laudo arbitral.”

“En el caso de la pensión voluntaria, la reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema


de Justicia, adoptada por la jurisprudencia de la Corte constitucional, la ha definido
así:”

“"5.4. Así mismo, se admitió la existencia de la pensión de carácter voluntario, definida


por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala Laboral (sentencias de la
Sección Primera de abril 2 de 1986, septiembre 30 de 1987 y diciembre 5 de 1991, entre
otras) como aquella que puede reconocer el patrono al trabajador, cuando éste no tiene
los requisitos para la pensión legal, condicionada o no a la ocurrencia de un evento.
Evento que generalmente consiste en el reconocimiento por parte de la entidad de
seguridad social de la pensión de vejez". (Corte Constitucional Sentencia T - 466 de
Junio 16 de 1999)”

“En estos casos, en tanto corresponden a las diversas posibilidades previstas en la ley
para acceder a la pensión, el tratamiento consagrado en el numeral 5º del artículo 206
4
del Estatuto Tributario aplicaría, siempre y cuando se cumpla con los requisitos para
acceder a la pensión.” (Resaltado fuera del texto).

“- Una cuarta acepción se relaciona con planes de retiro de empleados mediante los
cuales se indemniza a quienes se acojan al ofrecimiento hecho por el empleador para
dar por terminado el contrato de trabajo y los pagos que se efectúen mientras las
entidades encargadas de la seguridad social en pensiones reconocen la prestación
correspondiente de que trata el Sistema General de Pensiones. Estos pagos o
"pensiones" provienen de la decisión unilateral del empleador.”

“Cuando se presenta esta última situación, se considera que no es procedente la


aplicación de la exención consagrada en el artículo 206, numeral 5º del Estatuto
Tributario, por cuanto se trata de pensiones no reconocidas en los términos de la Ley
100 de 1993, ni de los pactos, convenciones o laudos que la misma ley autoriza, en
concordancia con el parágrafo 3 del mismo artículo. Cabe anotar que si es del caso, el
empleador o la entidad pensional que haya asumido el pago de estas pensiones debe
actuar como agente de retención por concepto de pagos laborales sobre los valores
reconocidos y pagados, teniendo en cuenta los meses a que corresponde y el monto
exento.”

Como se pudo notar, la DIAN delimitó dos “universos” en el sub-grupo general de las
llamadas por él pensiones “anticipadas”.

Ahora bien, existen las pensiones voluntarias reconocidas por el Emisor, que pudieran
estar enmarcadas en dos de esas categorías en forma simultánea, dándole entero crédito
a la DIAN1, porque supuestamente cumplen con las condiciones estipuladas por cada
una de las mismas. Pero como el objeto de esta carta, no es precisamente darle la razón
sino controvertirla, me permito afirmar que esas pensiones sólo tienen cabida en la
tercera categoría citada, la cual conformó la Oficina Jurídica de la DIAN mediante la
combinación de textos legales que no deberían complementarse el uno al otro; a mi
modo de pensar el producto fue una especie de “Frankestein Legal”, y disculpe usted la
expresión pero no encontré otra mas apropiada.

Veamos, por partes:

La DIAN buscó enmarcar las llamadas pensiones voluntarias en la cuarta categoría, que
es la única que a su juicio las pudiera contener, con la finalidad de debilitarlas
jurídicamente y de esta forma poderlas someter a tributo, ya que existen serios indicios
de que el estudio que hizo ese organismo tuvo como meta gravar esas pensiones; es
decir, no determinar si eran exentas o gravadas sino buscar que sobre las mismas

1
Situación muy discutible, tanto desde los puntos de vista lógico como jurídico.
5
recayera carga impositiva, y una vez procedió de esta manera contó con la plena
aquiescencia de los directivos del Banco Emisor encabezados por su Gerente General,
Representante Legal de la Institución.

Observemos nuevamente esa cuarta categoría de pensiones “anticipadas”, a juicio de la


DIAN:

“- Una cuarta acepción se relaciona con planes de retiro de empleados mediante los
cuales se indemniza a quienes se acojan al ofrecimiento hecho por el empleador para
dar por terminado el contrato de trabajo y los pagos que se efectúen mientras las
entidades encargadas de la seguridad social en pensiones reconocen la prestación
correspondiente de que trata el Sistema General de Pensiones. Estos pagos o
"pensiones" provienen de la decisión unilateral del empleador.” (Resaltados fuera del
texto).

“Cuando se presenta esta última situación, se considera que no es procedente la


aplicación de la exención consagrada en el artículo 206, numeral 5º del Estatuto
Tributario, por cuanto se trata de pensiones no reconocidas en los términos de la Ley
100 de 1993, ni de los pactos, convenciones o laudos que la misma ley autoriza, en
concordancia con el parágrafo 3 del mismo artículo. Cabe anotar que si es del caso, el
empleador o la entidad pensional que haya asumido el pago de estas pensiones debe
actuar como agente de retención por concepto de pagos laborales sobre los valores
reconocidos y pagados, teniendo en cuenta los meses a que corresponde y el monto
exento.”

En tales circunstancias, al acatar ese concepto, el Banco de la República le estaría dando


la razón a la DIAN en el sentido de que las pensiones voluntarias reconocidas por
aquella entidad son meras “indemnizaciones”, o “”pensiones”” (pensiones entre
comillas), o sea seudo-pensiones, que sólo provienen de la decisión unilateral del
Emisor. En otras palabras, el Señor Gerente General actual del Banco y los directivos
que dependen de él, y que han contestado mis cartas de Derecho de Petición, le dieron
un vuelco jurídico a las pensiones concedidas, y desconocieron las conciliaciones
judiciales respectivas. Al fin y al cabo el Banco nunca no ha querido tomar cartas en el
asunto.

De esa manera, el Emisor no reconocería que haya concedido pensiones con motivo del
plan de retiro voluntario ofrecido, sino que en esencia son “indemnizaciones”; tampoco
reconocería que durante más de 11 años tenían “las mismas garantías, condiciones y
limitaciones, que tienen todas las pensiones de jubilación reconocidas por el Banco de
la República, y se reajustará en los términos de la Ley”. Por eso también aceptaría sin
reparos que su pago proviene de la decisión unilateral de la entidad y con ello eludiría
que se deriva de una obligación suya emanada de unas conciliaciones judiciales
6
válidamente celebradas, que por definición precisaron del mutuo acuerdo entre las
partes.

Para concluir, el Señor Gerente General y los directivos subalternos del Banco, estarían
afirmando, al acatar el concepto tributario 089507, que los pensionados voluntarios no
somos pensionados sino despedidos de la entidad, a quienes nos concede unas especies
de “limosnas” en lugar de unas mesadas pensionales, y como son a título voluntario, o
por mera liberalidad, las podría dejar de pagar el día que se le antoje sin que nada le
sucediera.

Lo anterior lo ha desmentido rotunda y repetidamente el Ministerio de la Protección


Social, tanto verbalmente como en forma escrita, manifestando que nuestras pensiones
voluntarias están enmarcadas por el Sistema General de Pensiones.

Pero la DIAN, de una manera muy hábil pero no fácilmente ocultable, obstruye el
ingreso de esas pensiones voluntarias a la categoría tercera; es decir donde se hallan
enmarcadas las pensiones exentas, al dar a entender que la ley no lo permite:

“En el caso de la pensión voluntaria, la reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema


de Justicia, adoptada por la jurisprudencia de la Corte constitucional, la ha definido
así:”

“"5.4. Así mismo, se admitió la existencia de la pensión de carácter voluntario, definida


por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala Laboral (sentencias de la
Sección Primera de abril 2 de 1986, septiembre 30 de 1987 y diciembre 5 de 1991, entre
otras) como aquella que puede reconocer el patrono al trabajador, cuando éste no tiene
los requisitos para la pensión legal, condicionada o no a la ocurrencia de un evento.
Evento que generalmente consiste en el reconocimiento por parte de la entidad de
seguridad social de la pensión de vejez". (Corte Constitucional Sentencia T - 466 de
Junio 16 de 1999)”

Y concatena dicho texto legal con otro que no sigue el contexto:

“En estos casos, en tanto corresponden a las diversas posibilidades previstas en la ley
para acceder a la pensión, el tratamiento consagrado en el numeral 5º del artículo 206
del Estatuto Tributario aplicaría, siempre y cuando se cumpla con los requisitos para
acceder a la pensión.” (Resaltado fuera del texto).

En tales circunstancias, la DIAN acoge un texto legal que corresponde a la parte motiva
de la Sentencia T-466 de 1999 (Corte Constitucional), y que por ese hecho podría ser o
no vinculante, con el fin de generar un marco legal para esas pensiones “anticipadas”,
como las define, pero se abstiene de hacer mención de la siguiente parte del citado
7
numeral 5.4, quizás porque no conviene a su objetivo, cual es el de gravar unas
pensiones voluntarias; en otras palabras, simplemente mutila ese numeral, lo cual me ha
ocasionado mucha sorpresa desde fines del mes de febrero de 2005, porque a mi juicio,
si se le da validez a la primera parte de ese párrafo legal, también se le tendría que dar
validez a la segunda, que como antes manifesté, fue mutilada.

En términos generales, y a mi manera de ver las cosas, la DIAN lo que hizo fue encajar
dos fragmentos legales sacados del contexto de dos diferentes sentencias o textos
legales, una especie de “Frankestein legal”, para cerrarles el paso a nuestras pensiones
voluntarias a fin de que no quedaran alojadas en esa tercera categoría, la cual las haría
exentas de impuesto sobre la renta, de haber homologado la Corte Constitucional el
texto genuino del numeral 5.4 (T-466 de 1999) antes aludido:

“5.4. Así mismo, se admitió la existencia de la pensión de carácter voluntario, definida


por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala Laboral (sentencias de la
Sección Primera de abril 2 de 1986, septiembre 30 de 1987 y diciembre 5 de 1991, entre
otras) como aquella que puede reconocer el patrono al trabajador, cuando éste no tiene
los requisitos para la pensión legal, condicionada o no a la ocurrencia de un evento.
Evento que generalmente consiste en el reconocimiento por parte de la entidad de
seguridad social de la pensión de vejez. Pensión voluntaria que, en términos de la
mencionada jurisprudencia, merece las mismas garantías que una pensión de
jubilación o vejez. “. (Resaltado fuera del texto: parte mutilada en el concepto tributario
089507 de 2004)

Pero lo que más me llama la atención es que ni el Banco de la República ni la DIAN han
dado respuesta sobre el significado de esa expresión, ya que el primer organismo se
resistió sistemáticamente a pedir aclaración a la DIAN, y ésta deja vencer el término
legal para contestar al menos un oficio2 de la Asociación de Pensionados del Banco,
suscrita por uno de sus directivos, que le solicitó pronunciarse sobre tal novedad, el cual
fue radicado el día 3 de junio de 2005.

Pienso yo que a la DIAN le correspondía al menos consultarle a la Corte Constitucional


qué había querido decir al incorporar ese numeral 5.4 en su Sentencia T-466 de 1999, si
tenía fuerza de ley – o era vinculante o “parcialmente vinculante”, si es que
jurídicamente se acepta ese fenómeno, donde una parte de un contexto obliga porque es
legal y la otra no porque “es ilegal” – y si una garantía de las pensiones de vejez era la
exención tributaria, antes de publicar en el Diario Oficial el concepto 089507 de 2004.
También al Banco de la República, sin duda alguna, le correspondía solicitar esa
aclaración antes de acatar el concepto, ya que en el hecho señalado ciertamente podía
2
Realmente fueron dos, ya que el suscrito envió a la DIAN un Derecho de Petición similar el pasado 29 de julio, el cual me
fue respondido mediante oficio de fecha 14 de septiembre, donde me comunicó que perdió competencia para contestar de
conformidad con el artículo 71 del Código Contencioso Administrativo.
8
haber un vicio jurídico grave, y a un directivo cabal no le obligaba acatar un instrumento
vicioso o posiblemente ilegal. Lo que para mí siempre ha habido en ese concepto es
“presunción de ilegalidad”, por lo mencionado.

En varias oportunidades he manifestado por escrito que el Banco de la República y la


DIAN han actuado en contra de los pensionados voluntarios afectados con ese tributo
como si fueran una sola entidad, lo cual me llevó a preguntarle en un oficio al Señor
Gerente General si quien estaba orquestando ese anómalo e ilícito comportamiento, en
una cuestión de índole interna y del resorte administrativo del Emisor, era el Señor
Ministro de Hacienda, ex funcionario de la Institución, superior directo de él cuando éste
se desempeñaba como Gerente Técnico, hoy Presidente de la Junta Directiva de la
entidad, y jefe natural de la DIAN, organismo que está adscrito a su Cartera; obviamente
el Señor Gerente General negó esa posibilidad, puesto que de no haberlo hecho
estaríamos ante lo peor que le pudiera suceder a la entidad Emisora: que en los últimos
años se hubiese perdido su “autonomía administrativa”, (“… patrimonial y técnica,
sujeto a un régimen legal propio…”), como lo ordena la Carta Política de los
colombianos, puesto que el Señor Ministro de Hacienda, como integrante del Poder
Ejecutivo, no deberá tomar parte en su administración ni tiene cabida en su órgano de
dirección interno, que es el Consejo de Administración de la entidad, lo cual se podría
constituir en una falta grave, quizás de orden disciplinario.

Luego de analizar la Sentencia C-1261 de 2005, de la Corte Constitucional, cuyo


ponente fue el Honorable Magistrado Manuel José Cepeda Espinosa, no me cabe duda
de que su sentido descalifica implícitamente los conceptos tributarios 086507 de 2004 y
026979 de 2005, en relación con nuestras pensiones voluntarias, no obstante que se ha
dicho que su desarrollo es en abstracto extremo, con lo cual no estoy muy de acuerdo;
allí analiza a la luz de la Constitución Política los alcances del parágrafo 3 del artículo
206 del Estatuto Tributario, y lo declara exequible. Discrepo de algunas observaciones
hechas particularmente por la delegada conjunta del Ministerio de Hacienda y de la
DIAN, la profesional del Derecho Esperanza Luque Rusinque, quien fue comisionada
por ambas entidades para defender la constitucionalidad de la norma, si en su
intervención se refirió a las pensiones voluntarias reconocidas por el Banco.

Manifiesta la abogada Luque Rusinque que de conformidad con el Artículo 13 de la


Carta Política no podría ser de buen recibo, en defensa de la garantía de igualdad
constitucional, que las llamadas pensiones “anticipadas” fueran exentas y en
simultaneidad los salarios fueran gravables:

“(…) si se aceptara que la mal llamada pensión anticipada, no estuviera sujeta a


retención en la fuente, estaríamos otorgando exenciones que no trae la ley, se violaría
además el artículo 13 de la CP pero no por los motivos aducidos (…) sino porque a los
asalariados que tampoco reúnen los requisitos para la pensión, pero que están en uso
9
de sus funciones y desempeñando los cargos, se les haga retención, en tanto que a otros
que gozaron de un privilegio, como es el de conseguir que le cancelen un salario
mensual sin trabajar en la citada entidad, con incrementos anuales, servicios y
reconocimientos convencionales hasta que cumpla los requisitos para pensión, se
estaría dando un trato desigual, inequitativo e injusto.”

Al respecto, me permito expresar que la delegada, abogada Luque Rusinque pudiera


tener razón (yo no lo sé) en su apreciación si se refiere a las mencionadas “pensiones”
abarcadas por esa cuarta categoría definida por la DIAN en su concepto 089507 de
2004, ratificado mediante el 026979 de 2005, puesto que tales no son en esencia
pensiones sino indemnizaciones continuadas por despido, que fue donde enmarcó
nuestras pensiones voluntarias ese organismo, con la complacencia del Emisor, como ya
antes lo anoté.

Sin embargo en la realidad ese paralelo o comparación no es válido para las pensiones
voluntarias atadas al plan de retiro del Banco de la República, puesto que sí existen
diferencias sustanciales entre un salario de empleado activo y una mesada inherente a
una pensión voluntaria de esa entidad, atendiendo también a los términos en que fue
obtenida por el beneficiario, no como una indemnización sino como una verdadera
pensión transada entre las partes; esto es, conciliada ante la autoridad judicial laboral, y
de manera alguna impuesta por el empleador al trabajador o empleado.

Para ello tenemos que partir de la base de que un salario posee una serie de prestaciones
con las cuales no cuenta esa pensión, como sería, por ejemplo una cesantía, y para no ir
muy lejos, tal pensión posee un descuento correspondiente a la salud del beneficiario
que está a su entero cargo, en tanto que un empleado activo tiene una cuota asignada por
ese concepto compartida por la entidad empleadora, en proporción 1:2, razón por la cual
en años anteriores, cuando el Honorable Congreso de la República fue requerido por el
Ejecutivo para la aprobación de la ley que incrementó dicho aporte al 12% del ingreso
mensual, el Senador Angarita Baracaldo, defensor en ese entonces de los pensionados,
aceptó esa ponencia siempre y cuando las pensiones no fueran sometidas a otro
gravamen, ya que tal aporte parafiscal tiene la connotación de un “tributo”.

De otro lado, tengo que traer a colación nuevamente el hecho ya narrado, para lo cual lo
traslado a continuación:

“Que dichas pensiones voluntarias, disminuidas o “castigadas” en relación con la base


salarial para liquidación de pensiones de reglamento, fueron acatadas por empleados
que contábamos con más de 20 años de servicios a la entidad, que no fueron solicitadas
por nosotros, y que si se hace un balance económico, el mayor beneficio, tanto
administrativo como económico, lo recibió el Estado colombiano, ya que esa
Institución es de naturaleza estatal. Si hubiésemos perseverado al servicio de la
10
entidad pocos años más, hubiéramos salido jubilados por Reglamento Interno, con
pensiones no reducidas ni limitadas (damas, 50 años, varones, 55), y hoy en día
tendríamos ingresos de retiro muy superiores y así mismo exentos, de conformidad
con la interpretación de la Ley Tributaria por parte de la mencionada Oficina
Jurídica.” (Resaltados fuera del texto).

Ahí puede observar usted que la intervención de la DIAN y el Ministerio no fue acertada
en su interpretación del Artículo 13 de la Constitución en relación con nuestras
pensiones voluntarias, haciendo un paralelo entre éstas y salarios, puesto que ellas
tendrían que ser revisadas o comparadas con los salarios correspondientes que
tuviéramos de haber perseverado en el Banco de la República hasta tener el derecho a
una pensión de reglamento o más tarde, a una de vejez. Por esa razón califico esa
intervención ante la Corte como una exposición argumental sin valor si se le quiere
aplicar a las pensiones voluntarias del Emisor, ya que se trata de una composición
sofística en ese caso.

También es importante anotar que desde cuando entró en vigencia la Ley 100 de 1993,
ninguna pensión se puede otorgar por fuera de la misma, o sea del Sistema
correspondiente.

Baste recalcar que la Ley 100 de 1993 creó el Sistema de Seguridad Social Integral al
cual, sin lugar a dudas, porque es de obligatorio cumplimiento, quedaron afiliados los
empleados del Banco Emisor, cuyo régimen laboral fue definido por la Ley 31 de 1992,
o “Ley Orgánica del Banco de la República”, en su Capítulo V, Sección Primera,
Régimen Laboral, Artículos 38 y 39:

“Artículo 38. Naturaleza de los empleados del Banco. Las personas que bajo
condiciones de exclusividad o subordinación laboral desempeñan labores propias del
Banco de la República, u otras funciones que al mismo le atribuyen las leyes, decretos y
contratos vigentes, son trabajadores al servicio de dicha entidad, clasificados en dos
categorías, como enseguida se indica:

(…)

“b) Los demás trabajadores del Banco continuarán sometidos al régimen laboral propio
consagrado en esta Ley, en los Estatutos del Banco, en el reglamento interno de trabajo,
en la Convención Colectiva, en los contratos de trabajo y en general a las disposiciones
del Código Sustantivo del Trabajo que no contradigan las normas especiales de la
presente Ley.”

No sobra advertir que esos pensionados voluntarios pertenecíamos todos a la categoría


definida en el literal “b)” antes trascrito, cuando éramos empleados activos, puesto que
11
el plan de retiro sólo nos contemplaba. Además la citada Ley 31 de 1992 también
definió el Régimen Prestacional en dicho Capítulo V, Sección Segunda, donde, entre
otros, expresa lo siguiente:

“Artículo 41. Conciliación. Cualquier diferencia que se presente entre un trabajador o


ex trabajador del Banco y la entidad como empleador, siempre y cuando se refiera a
derechos inciertos y discutibles, podrá solucionarse por medio de la conciliación
laboral.”

De acuerdo con los textos legales arriba trascritos, los trabajadores de la entidad,
actualmente pensionados voluntarios afectados con un gravamen, a mi juicio ilícito, a
nuestras mesadas pensionales, estuvimos enmarcados en el régimen común laboral
colombiano, y nuestros aportes para pensión y salud continuaron haciéndose
principalmente en el I.S.S., incorporado, de conformidad con la Ley 100 de 1993, en el
citado Sistema de Seguridad Social Integral, el cual está compuesto por el Sistema
General de Pensiones y por el Sistema General de Seguridad Social en Salud. De otro
lado, el régimen salarial y prestacional del Banco de la República, necesariamente tuvo
que estar acogido por la misma Ley 100 de 1993, ya que consignó expresamente que
seguiría reconociendo los derechos de los trabajadores o empleados que los tuvieran
antes de la promulgación de la misma, y en efecto la Ley 31 de 1992, o “Ley Orgánica”
del Banco Emisor es anterior, y en esta se consignaron esos privilegios para quienes
éramos empleados del Instituto.

No entiendo la posición de la DIAN, cuando, además de lo ya referido, genera una tesis


errada basada en argumentos fácilmente descalificables; traducida esa tesis a mi estilo
narrativo sería algo así como: “que las pensiones voluntarias reconocidas por el Banco
de la República, en vista de que no corresponden al Sistema de Seguridad Social
Integral, están gravadas por mandato de la Ley 223 de 1995, que modificó el Estatuto
Tributario”. De haber sido así, esas pensiones voluntarias debieron ser gravadas desde el
22 de diciembre de 1995, fecha en la cual se inició la vigencia de dicha Ley, y no desde
el mes de enero de 2005, quizás un mes después de que el mencionado Plan de Retiro
Voluntario del Banco de la República logró su objetivo.

No se hace justicia con nosotros cuando desde hace algo más de tres años los altos
funcionarios del Estado nos muestran en público en su oratoria populista como una
especie de “holgazanes”, como unas cargas sociales, con pensiones “multimillonarias” y
con “juventud” para seguir desempeñándonos en el campo laboral. Fuimos muchos
quienes también atraídos por esas expectativas acatamos el retiro ofrecido, a cambio de
unas pensiones reducidas, ofrecidas por un ente estatal y no pedidas por nosotros, y
pronto sufrimos las más penosas decepciones porque en el mercado laboral de un país
empobrecido cada día más éramos ya unos “ancianos”. Quienes hoy nos critican y nos
desacreditan son quizás los responsables de que estemos en esta situación. La gran
12
mayoría de los integrantes de esta comunidad vivimos sólo de nuestras pensiones
voluntarias, hoy en día gravadas sin ningún argumento legal válido.

Para no continuar con este proceso argumental, que realmente no es el objetivo del
presente escrito, sólo me queda expresar dos ideas:

1. Que en el transcurso del pasado año, y desde finales del mes de febrero de 2005,
tanto el Ministerio de la Seguridad Social como el I.S.S. han expresado y
expedido constancias, en el sentido de que las pensiones voluntarias de los
afectados por ese gravamen, en acatamiento de los conceptos tributarios muchas
veces mencionados, expedidos por la DIAN, se encuentran enmarcadas en el
Sistema General de Pensiones.

2. Que una pensión voluntaria reglamentaria, o sea de Reglamento Interno, o


convencional, y una pensión voluntaria atada al Plan de Retiro del Banco de la
República, de acuerdo con las conciliaciones judiciales suscritas de común
acuerdo entre sus trabajadores y la entidad, lo cual pareciera desconocer el actual
Gerente General del Banco, tienen las mismas garantías, condiciones y
limitaciones; es más, un pensionado “joven” por Convención y un pensionado
“joven” retirado por su voluntad de acuerdo al Plan de Retiro, en nada se
diferencian: tienen a cargo el mismo porcentaje de su mesada para sus aportes por
salud (Sistema de Seguridad Social Integral), el Banco asumió sus aportes por
Invalidez, Vejez y Muerte hasta tanto cumplan las edades para merecer pensiones
de vejez, y el alcance de las certificaciones de esas pensiones, expedidas por el
Ministerio de la Seguridad Social, es el mismo: ambas pensiones están
incorporadas en el Sistema General de Pensiones.

En tales circunstancias, al ser gravadas las pensiones voluntarias del Banco de la


República, por mandato de los conceptos tributarios tantas veces mencionados, los
cuales el ente Emisor acató, a mi juicio de lego en el Derecho, sin mayor detenimiento, y
así mismo manifestó que sus expertos abogados tributarios externos ya dieron sus
dictámenes en el sentido de que el gravamen era inobjetable y que por tal razón el Banco
ya agotó todos los recursos disponibles para tener la certeza de la aplicación de la
retención en la fuente a esas mesadas, no me queda otro consejo que recomendar que el
Emisor demande a tales profesionales ante la instancia de control correspondiente,
porque si se analiza la situación, lo que hizo la DIAN, con el beneplácito del Banco, en
relación con nuestras pensiones, ha sido discriminarlas en forma arbitraria, o sin razón
válida, cuyo efecto es el mismo que crear un impuesto para ellas, función que según la
cortedad de mis conocimiento sobre esta materia es del Honorable Congreso de la
República y no del organismo que está bajo la jurisdicción de la Rama Ejecutiva del
Poder Público.
13
Por todo lo anterior concluyo que mi posición frente a este lamentable caso no ha
variado desde el día 20 de febrero de 2005, en el sentido de que mi pensión y las de mis
compañeros pensionados voluntarios que tampoco tienen cumplidas las edades para que
sus pensiones sean consideradas de vejez, son exentas de impuestos, y que de acuerdo
con las atinadas precisiones del Magistrado Ponente Manuel José Cepeda Espinosa en la
Sentencia C-1261 de 2005, aprobada por unanimidad, se sitúan en el “primer universo”
definido por él, dado que en esencia son pensiones que pertenecen al Sistema General de
Pensiones, parte integral de la Ley 100 de 1993; si no fuera así estaríamos ante una muy
amarga realidad; esto es, que el plan de retiro del Banco de la República fue ilegal, lo
cual me niego a creer dada la estrictez de la anterior administración del ente Emisor, ya
que, lo repito: ninguna pensión puede ser reconocida por fuera del Sistema.

En consideración a lo anterior, le ruego proceder de conformidad, a la mayor brevedad,


puesto que el procedimiento, ordenado por la DIAN al Banco de la República, de
efectuar retención en la fuente a nuestras pensiones voluntarias se ha constituido, según
mi manera de pensar, en un acto ilícito continuado en contra de nosotros, los
beneficiarios de las mismas y de nuestras familias, que no contamos con otro medio de
subsistencia, y en esta comunidad hay casos lamentables en los cuales dicha carga
tributaria ha llegado a derivar en inmensas privaciones en esos hogares, en
endeudamiento, en angustia, y quizás en enfermedad física y psíquica, e incluso muerte,
luego de casi un año de habernos visto abocados a asumirla y a contratar profesionales
de la Jurisprudencia para que nos defendieran nuestros derechos violados; muchos de
nuestros compañeros no tuvieron los recursos económicos para contar con dicha
defensa. La mayoría de nosotros podemos prever que durante los años que nos quedan
para llegar a las edades que nos hagan merecer las pensiones en calidad de vejez,
habremos perdido la mayoría de los bienes que hemos obtenido como fruto exclusivo
del cumplimiento de nuestros deberes laborales y de ciudadanos, de manera honesta, y
con el esfuerzo de toda la vida, y ya ancianos jamás podremos recuperarlos.

Atentamente,

CARLOS ALBERTO RAMÍREZ DOMÍNGUEZ


C. C. 8.315.023 de Medellín
Carrera 28 núm. 135 – 21 Bogotá
Teléfono: 2587793
14
Copias:

Honorable Corte Constitucional


Doctor Edgardo José Maya Villazón, Procurador General de la Nación
Doctor Antonio Hernández Gamarra, Contraloría General de la República
Doctor Alberto Carrasquilla Barrera, Ministro de Hacienda
Consejo de Administración del Banco de la República
Doctor José Darío Uribe Escobar, Gerente General, Banco de la República
Doctor Francisco Yezid Triana Mejía, Abogado Laboralista
Asociación de Pensionados del Banco de la República
Pensionados voluntarios del Banco de la República, afectados con el
gravamen

Anda mungkin juga menyukai