No.: 20060130CARD
(14 hojas)
Doctor
ÓSCAR FRANCO CHARRY
Director General de Impuestos
y Aduanas Nacionales, DIAN
Carrera 8 núm. 6 – 64 Piso 6
Ciudad
"Parágrafo 3º. Adicionado. Ley 223 de 1995, art. 96. Para tener derecho a la exención
consagrada en el numeral 5 de este artículo, el contribuyente debe cumplir los
requisitos necesarios para acceder a la pensión, de acuerdo con la Ley 100 de 1993".
Resulta preocupante, no sólo para los afectados sino, pienso yo, que para el mismo
Banco de la República, la supuesta moratoria en la aplicación de tal gravamen - más de
nueve (9) años – dada la implicación de una posible evasión fiscal sistemática durante
ese largo período de tiempo, consentida por el mismo Instituto Emisor, organismo éste
que ofreció, promovió, pagó y certificó tales pensiones con carácter de exentas, y
también luce desconcertante que haya sido empezado a aplicar luego de que el programa
de retiro llegó a su final porque se cumplieron las metas que le dieron origen. Me atrevo
a advertir que si dicho programa de retiro voluntario hubiese expresado que las
pensiones inherentes al mismo fuesen gravadas, la entidad no hubiera podido solucionar
su problema de sobrepoblación laboral a menos que hubiera modificado la base
pensional correspondiente (con un “castigo” menos severo) a fin de que los mayores
valores de tales pensiones enjugaran al menos el impuesto a cargo, pero también de esta
forma el Emisor hubiera remontado los topes “legales” que limitaron las más altas; o sea
15 salarios mínimos mensuales vigentes hasta fines de 1997, y 20 a partir de 1998.
“Ahora bien, respecto del término "jubilación anticipada", tantas veces utilizados por el
consultante, se debe anotar que de acuerdo con la doctrina y jurisprudencia dicha
expresión tiene al menos cuatro acepciones diferentes, que inciden necesariamente en el
régimen tributario aplicable sobre las sumas percibidas por los beneficiarios:”
“- Una segunda acepción corresponde a aquellos eventos en los cuales la misma ley ha
previsto tratamientos exceptivos para el reconocimiento de la pensión por jubilación
teniendo en cuenta las actividades que realizan los trabajadores de determinados
sectores económicos, como es el caso de las personas que laboran en actividades de
alto riesgo. (v.g. Decreto Ley 2090 de 2003).”
“- Una tercera acepción corresponde a las llamadas pensiones extralegales, que según
el Decreto 758 de 1990, aprobatorio del Acuerdo 049 de 1990 - ISS, son aquellas
otorgadas por entidades públicas o privadas en virtud de convención colectiva, pacto
colectivo o laudo arbitral.”
“En estos casos, en tanto corresponden a las diversas posibilidades previstas en la ley
para acceder a la pensión, el tratamiento consagrado en el numeral 5º del artículo 206
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del Estatuto Tributario aplicaría, siempre y cuando se cumpla con los requisitos para
acceder a la pensión.” (Resaltado fuera del texto).
“- Una cuarta acepción se relaciona con planes de retiro de empleados mediante los
cuales se indemniza a quienes se acojan al ofrecimiento hecho por el empleador para
dar por terminado el contrato de trabajo y los pagos que se efectúen mientras las
entidades encargadas de la seguridad social en pensiones reconocen la prestación
correspondiente de que trata el Sistema General de Pensiones. Estos pagos o
"pensiones" provienen de la decisión unilateral del empleador.”
Como se pudo notar, la DIAN delimitó dos “universos” en el sub-grupo general de las
llamadas por él pensiones “anticipadas”.
Ahora bien, existen las pensiones voluntarias reconocidas por el Emisor, que pudieran
estar enmarcadas en dos de esas categorías en forma simultánea, dándole entero crédito
a la DIAN1, porque supuestamente cumplen con las condiciones estipuladas por cada
una de las mismas. Pero como el objeto de esta carta, no es precisamente darle la razón
sino controvertirla, me permito afirmar que esas pensiones sólo tienen cabida en la
tercera categoría citada, la cual conformó la Oficina Jurídica de la DIAN mediante la
combinación de textos legales que no deberían complementarse el uno al otro; a mi
modo de pensar el producto fue una especie de “Frankestein Legal”, y disculpe usted la
expresión pero no encontré otra mas apropiada.
La DIAN buscó enmarcar las llamadas pensiones voluntarias en la cuarta categoría, que
es la única que a su juicio las pudiera contener, con la finalidad de debilitarlas
jurídicamente y de esta forma poderlas someter a tributo, ya que existen serios indicios
de que el estudio que hizo ese organismo tuvo como meta gravar esas pensiones; es
decir, no determinar si eran exentas o gravadas sino buscar que sobre las mismas
1
Situación muy discutible, tanto desde los puntos de vista lógico como jurídico.
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recayera carga impositiva, y una vez procedió de esta manera contó con la plena
aquiescencia de los directivos del Banco Emisor encabezados por su Gerente General,
Representante Legal de la Institución.
“- Una cuarta acepción se relaciona con planes de retiro de empleados mediante los
cuales se indemniza a quienes se acojan al ofrecimiento hecho por el empleador para
dar por terminado el contrato de trabajo y los pagos que se efectúen mientras las
entidades encargadas de la seguridad social en pensiones reconocen la prestación
correspondiente de que trata el Sistema General de Pensiones. Estos pagos o
"pensiones" provienen de la decisión unilateral del empleador.” (Resaltados fuera del
texto).
De esa manera, el Emisor no reconocería que haya concedido pensiones con motivo del
plan de retiro voluntario ofrecido, sino que en esencia son “indemnizaciones”; tampoco
reconocería que durante más de 11 años tenían “las mismas garantías, condiciones y
limitaciones, que tienen todas las pensiones de jubilación reconocidas por el Banco de
la República, y se reajustará en los términos de la Ley”. Por eso también aceptaría sin
reparos que su pago proviene de la decisión unilateral de la entidad y con ello eludiría
que se deriva de una obligación suya emanada de unas conciliaciones judiciales
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válidamente celebradas, que por definición precisaron del mutuo acuerdo entre las
partes.
Para concluir, el Señor Gerente General y los directivos subalternos del Banco, estarían
afirmando, al acatar el concepto tributario 089507, que los pensionados voluntarios no
somos pensionados sino despedidos de la entidad, a quienes nos concede unas especies
de “limosnas” en lugar de unas mesadas pensionales, y como son a título voluntario, o
por mera liberalidad, las podría dejar de pagar el día que se le antoje sin que nada le
sucediera.
Pero la DIAN, de una manera muy hábil pero no fácilmente ocultable, obstruye el
ingreso de esas pensiones voluntarias a la categoría tercera; es decir donde se hallan
enmarcadas las pensiones exentas, al dar a entender que la ley no lo permite:
“En estos casos, en tanto corresponden a las diversas posibilidades previstas en la ley
para acceder a la pensión, el tratamiento consagrado en el numeral 5º del artículo 206
del Estatuto Tributario aplicaría, siempre y cuando se cumpla con los requisitos para
acceder a la pensión.” (Resaltado fuera del texto).
En tales circunstancias, la DIAN acoge un texto legal que corresponde a la parte motiva
de la Sentencia T-466 de 1999 (Corte Constitucional), y que por ese hecho podría ser o
no vinculante, con el fin de generar un marco legal para esas pensiones “anticipadas”,
como las define, pero se abstiene de hacer mención de la siguiente parte del citado
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numeral 5.4, quizás porque no conviene a su objetivo, cual es el de gravar unas
pensiones voluntarias; en otras palabras, simplemente mutila ese numeral, lo cual me ha
ocasionado mucha sorpresa desde fines del mes de febrero de 2005, porque a mi juicio,
si se le da validez a la primera parte de ese párrafo legal, también se le tendría que dar
validez a la segunda, que como antes manifesté, fue mutilada.
En términos generales, y a mi manera de ver las cosas, la DIAN lo que hizo fue encajar
dos fragmentos legales sacados del contexto de dos diferentes sentencias o textos
legales, una especie de “Frankestein legal”, para cerrarles el paso a nuestras pensiones
voluntarias a fin de que no quedaran alojadas en esa tercera categoría, la cual las haría
exentas de impuesto sobre la renta, de haber homologado la Corte Constitucional el
texto genuino del numeral 5.4 (T-466 de 1999) antes aludido:
Pero lo que más me llama la atención es que ni el Banco de la República ni la DIAN han
dado respuesta sobre el significado de esa expresión, ya que el primer organismo se
resistió sistemáticamente a pedir aclaración a la DIAN, y ésta deja vencer el término
legal para contestar al menos un oficio2 de la Asociación de Pensionados del Banco,
suscrita por uno de sus directivos, que le solicitó pronunciarse sobre tal novedad, el cual
fue radicado el día 3 de junio de 2005.
Sin embargo en la realidad ese paralelo o comparación no es válido para las pensiones
voluntarias atadas al plan de retiro del Banco de la República, puesto que sí existen
diferencias sustanciales entre un salario de empleado activo y una mesada inherente a
una pensión voluntaria de esa entidad, atendiendo también a los términos en que fue
obtenida por el beneficiario, no como una indemnización sino como una verdadera
pensión transada entre las partes; esto es, conciliada ante la autoridad judicial laboral, y
de manera alguna impuesta por el empleador al trabajador o empleado.
Para ello tenemos que partir de la base de que un salario posee una serie de prestaciones
con las cuales no cuenta esa pensión, como sería, por ejemplo una cesantía, y para no ir
muy lejos, tal pensión posee un descuento correspondiente a la salud del beneficiario
que está a su entero cargo, en tanto que un empleado activo tiene una cuota asignada por
ese concepto compartida por la entidad empleadora, en proporción 1:2, razón por la cual
en años anteriores, cuando el Honorable Congreso de la República fue requerido por el
Ejecutivo para la aprobación de la ley que incrementó dicho aporte al 12% del ingreso
mensual, el Senador Angarita Baracaldo, defensor en ese entonces de los pensionados,
aceptó esa ponencia siempre y cuando las pensiones no fueran sometidas a otro
gravamen, ya que tal aporte parafiscal tiene la connotación de un “tributo”.
De otro lado, tengo que traer a colación nuevamente el hecho ya narrado, para lo cual lo
traslado a continuación:
Ahí puede observar usted que la intervención de la DIAN y el Ministerio no fue acertada
en su interpretación del Artículo 13 de la Constitución en relación con nuestras
pensiones voluntarias, haciendo un paralelo entre éstas y salarios, puesto que ellas
tendrían que ser revisadas o comparadas con los salarios correspondientes que
tuviéramos de haber perseverado en el Banco de la República hasta tener el derecho a
una pensión de reglamento o más tarde, a una de vejez. Por esa razón califico esa
intervención ante la Corte como una exposición argumental sin valor si se le quiere
aplicar a las pensiones voluntarias del Emisor, ya que se trata de una composición
sofística en ese caso.
También es importante anotar que desde cuando entró en vigencia la Ley 100 de 1993,
ninguna pensión se puede otorgar por fuera de la misma, o sea del Sistema
correspondiente.
Baste recalcar que la Ley 100 de 1993 creó el Sistema de Seguridad Social Integral al
cual, sin lugar a dudas, porque es de obligatorio cumplimiento, quedaron afiliados los
empleados del Banco Emisor, cuyo régimen laboral fue definido por la Ley 31 de 1992,
o “Ley Orgánica del Banco de la República”, en su Capítulo V, Sección Primera,
Régimen Laboral, Artículos 38 y 39:
“Artículo 38. Naturaleza de los empleados del Banco. Las personas que bajo
condiciones de exclusividad o subordinación laboral desempeñan labores propias del
Banco de la República, u otras funciones que al mismo le atribuyen las leyes, decretos y
contratos vigentes, son trabajadores al servicio de dicha entidad, clasificados en dos
categorías, como enseguida se indica:
(…)
“b) Los demás trabajadores del Banco continuarán sometidos al régimen laboral propio
consagrado en esta Ley, en los Estatutos del Banco, en el reglamento interno de trabajo,
en la Convención Colectiva, en los contratos de trabajo y en general a las disposiciones
del Código Sustantivo del Trabajo que no contradigan las normas especiales de la
presente Ley.”
De acuerdo con los textos legales arriba trascritos, los trabajadores de la entidad,
actualmente pensionados voluntarios afectados con un gravamen, a mi juicio ilícito, a
nuestras mesadas pensionales, estuvimos enmarcados en el régimen común laboral
colombiano, y nuestros aportes para pensión y salud continuaron haciéndose
principalmente en el I.S.S., incorporado, de conformidad con la Ley 100 de 1993, en el
citado Sistema de Seguridad Social Integral, el cual está compuesto por el Sistema
General de Pensiones y por el Sistema General de Seguridad Social en Salud. De otro
lado, el régimen salarial y prestacional del Banco de la República, necesariamente tuvo
que estar acogido por la misma Ley 100 de 1993, ya que consignó expresamente que
seguiría reconociendo los derechos de los trabajadores o empleados que los tuvieran
antes de la promulgación de la misma, y en efecto la Ley 31 de 1992, o “Ley Orgánica”
del Banco Emisor es anterior, y en esta se consignaron esos privilegios para quienes
éramos empleados del Instituto.
No se hace justicia con nosotros cuando desde hace algo más de tres años los altos
funcionarios del Estado nos muestran en público en su oratoria populista como una
especie de “holgazanes”, como unas cargas sociales, con pensiones “multimillonarias” y
con “juventud” para seguir desempeñándonos en el campo laboral. Fuimos muchos
quienes también atraídos por esas expectativas acatamos el retiro ofrecido, a cambio de
unas pensiones reducidas, ofrecidas por un ente estatal y no pedidas por nosotros, y
pronto sufrimos las más penosas decepciones porque en el mercado laboral de un país
empobrecido cada día más éramos ya unos “ancianos”. Quienes hoy nos critican y nos
desacreditan son quizás los responsables de que estemos en esta situación. La gran
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mayoría de los integrantes de esta comunidad vivimos sólo de nuestras pensiones
voluntarias, hoy en día gravadas sin ningún argumento legal válido.
Para no continuar con este proceso argumental, que realmente no es el objetivo del
presente escrito, sólo me queda expresar dos ideas:
1. Que en el transcurso del pasado año, y desde finales del mes de febrero de 2005,
tanto el Ministerio de la Seguridad Social como el I.S.S. han expresado y
expedido constancias, en el sentido de que las pensiones voluntarias de los
afectados por ese gravamen, en acatamiento de los conceptos tributarios muchas
veces mencionados, expedidos por la DIAN, se encuentran enmarcadas en el
Sistema General de Pensiones.
Atentamente,