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Roj: SJM 67/2010


Id Cendoj: 28079470012010100001
Órgano: Juzgado de lo Mercantil
Sede: Madrid
Sección: 1
Nº de Recurso: 1070/2008
Nº de Resolución:
Procedimiento: Apelación, Propiedad industrial
Ponente: CARLOS NIETO DELGADO
Tipo de Resolución: Sentencia

JUZGADO DE LO MERCANTIL

NÚM. 1 DE MADRID

Procedimiento: juicio ordinario núm. 1070/2008

Demandante: RED UNIVERSAL DE MARKETING Y BOOKINGS ONLINE, S.A.

Procurador: D. MANUEL LANCHARES PERLADO

Demandado: RYANAIR LIMITED

Procurador: D. ANIBAL BORDALLO HUIDOBRO

S E N T E N C I A NÚM.

En Madrid, a 13 de septiembre de 2010.

Vistos por D. CARLOS NIETO DELGADO, Magistrado del Juzgado de lo Mercantil núm. 1 de esta
ciudad, los presentes autos de juicio ordinario registrados con el nº 1070/2008, seguidos a instancia de D.
MANUEL LANCHARES PERLADO, Procurador de los Tribunales y de la sociedad RED UNIVERSAL DE
MARKETING Y BOOKINGS ONLINE, S.A. contra RYANAIR LIMITED que comparece representada por el
Procurador de los Tribunales D. ANIBAL BORDALLO HUIDOBRO, sobre COMPETENCIA DESLEAL

I.- ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Que por la referida parte actora se dedujo demanda origen de los presentes autos, en
base a los hechos y fundamentos de derecho que estimaba de aplicación, suplicando que, se tuviera por
presentado dicho escrito con los documentos que acompañaba y previos los trámites legales dictara
sentencia por la que:

1. Se declare que RYANAIR ha cometido un acto de competencia desleal por denigración contra
RUMBO, en contravención de lo previsto en el artículo 9 de la Ley de Competencia Desleal ;

2. Se declare que RYANAIR ha cometido un acto de competencia desleal por discriminación en


materia de condiciones de venta, de los previstos en el artículo 16.1 de la Ley de Competencia Desleal

3. Se declare que RYANAIR ha cometido un acto de competencia desleal por obstaculización,


contrario a lo previsto en el art. 5 de la Ley de Competencia Desleal ;

4. Se ordene cesar a RYANAIR en las actuaciones constitutivas de los anteriores actos de


competencia desleal, así como a no reiterarlas, en particular ordene a RYANAIR:

(i) cesar y no reiterar la realización de amenazas de cancelación de las reservas de billetes de avión
realizadas por pasajeros que utilizan los servicios de RUMBO;

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(ii) cesar y no reiterar la cancelación de reservas de billetes de avión realizadas por pasajeros que
utilizan los servicios de RUMBO;

(iii) cesar y no reiterar la inclusión en las condiciones generales de su contrato de transporte de las
cláusulas identificadas en el hecho cuarto de este escrito y no invocar tales cláusulas u otras con distinto
redactado pero idéntica finalidad;

(iv) cesar y no reiterar la realización de manifestaciones denigratorias acerca de RUMBO y, en


general, de la actividad de las agencias de viajes online.

5. Se ordene a RYANAIR comunicar al público, a su costa y como medida de remoción de las


informaciones que indebidamente ha vertido en el mercado, el resultado de este procedimiento, mediante la
publicación íntegra de la Sentencia que en su día se dicte en las páginas de información económica de los
siguientes diarios de información general: LA VANGUARDIA, EL PAÍS, EL MUNDO así como en las páginas
de información sobre empresas de los siguientes diarios de información económica: EXPANSIÓN Y CINCO
DÍAS;

6. Se condene a RYANAIR a indemnizar a la demandante por los daños y perjuicios que su conducta
ha ocasionado a RUMBO en la cantidad que resulte de la prueba practicada.

SEGUNDO.- Admitida a trámite la demanda, se dio traslado de ella a la parte demandada, para que
en el plazo de veinte días compareciera y presentara contestación.

TERCERO.- Dentro de dicho plazo, la parte demandada compareció y presentó escrito de


contestación, solicitando la íntegra desestimación de la demanda. Por providencia se mandó convocar a
ambas partes a la celebración de la audiencia previa, en la que se la parte actora desistió de la acción
indemnizatoria ejercitada bajo el ordinal nº 6 del escrito rector, acordándose de conformidad según consta
en las actuaciones. Seguidamente ambas partes solicitaron el recibimiento del pleito a prueba, de la cual se
admitió la declarada útil y pertinente, y se señaló la fecha del juicio.

CUARTO.- En el acto del juicio se practicó toda la prueba admitida con el resultado que obra en
autos, concediéndose a las partes el correspondiente traslado para que formularan sus conclusiones sobre
los hechos controvertidos y sobre los argumentos jurídicos en apoyo de sus pretensiones.

QUINTO.- En la tramitación de este expediente se han observado todas las prescripciones legales.

II.- FUNDAMENTOS JURÍDICOS

PRIMERO.- Se consideran probados y así expresamente se declaran los siguientes hechos:

a) La demandante RED UNIVERSAL DE MARKETING Y BOOKINGS ONLINE, S.A. es una sociedad


mercantil con domicilio social en calle Proción 1 y 3 bajos de Madrid que fue constituida mediante escritura
otorgada en fecha 9 de marzo de 2000 ante el Notario de Madrid D. FRANCISCO ARRIOLA GARROTE y
figura inscrita en el Registro Mercantil de Madrid al tomo 15.225, folio 50, Sección 8ª, hoja número
M-254.895 siendo su actividad el comercio propio de agencia de viajes, mayorista o minorista, en especial a
través de Internet y en concreto del sitio web www.rumbo.es.

b) En el curso de su actividad ordinaria, la demandante pone a disposición de sus clientes una


herramienta informática, consistente en un motor de búsqueda de vuelos que permite obtener información
comparada de las diversas ofertas de billetes aéreos, incluyendo los de RYANAIR, percibiendo por los
servicios añadidos determinadas comisiones que identifica como "cargos de emisión".

c) A principios del mes de agosto de 2008, la demandada anunció en su sitio web que en fecha 11 de
agosto de 2008 introduciría nuevos procedimientos para cancelar todas las reservas de pasajeros
realizadas a través de sitios web que utilizasen motores de búsqueda del tipo empleado por la actora (lo que
se denomina "screescraping"), noticia que fue publicada en diversos periódicos españoles como El País,
Cinco Días y El Periódico.

d) A lo largo del mes de agosto, en diversos diarios de prensa escrita aparecieron informaciones
contradictorias anunciando y desmintiendo posibles cancelaciones por parte de RYANAIR de los billetes
aéreos adquiridos mediante sitios web de screenscraping. Asimismo, la prensa escrita publicó informaciones
facilitadas por RYANAIR a cuyo tenor la demandante y otras agencias de vuelo online podrían estar

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incrementando los precios de sus billetes más de un 100%.

e) La demandada utilizó y comunicó a la prensa en relación con la actividad de las agencias como la
de la demandante entre otras expresiones las que a continuación se citan: "venden los billetes ilegalmente";
"estamos en contra de que atraquen a los clientes", "parásitos del sector", "roban a los consumidores"; "son
un método moderno de robo al consumidor", "timan a los clientes", "están estafando a los clientes",
"bastardos que dañan a los clientes de Ryanair y venden más caro"

f) Igualmente desde agosto de 2008, la demandada incluye en sus condiciones generales una
cláusula a cuyo tenor se podrá denegar el embarque a todo pasajero que no haya reservado el vuelo
directamente en www.ryanair, com o a través de un centro de llamadas de Ryanair. Posteriormente, ha
sustituido dicha cláusula a cuyo tenor se señala: "Todas las reservas de vuelos Ryanair han de realizarse
directamente en www.ryanair.com o a través del centro de llamadas Ryanair. Cualquier reserva de vuelos
realizada a través de otras páginas web o agencias de viaje online se cancelarán sin previo aviso ni
reembolso.

Sobre los anteriores hechos existe plena conformidad de las partes (art. 281.3 LEC ), sin perjuicio de
la disconformidad sobre su calificación jurídica.

SEGUNDO.- Ejercita la parte actora las acciones declarativa de la deslealtad y de cesación previstas
respectivamente en los arts. 18.1 y 18.2 de la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal ,
actualmente arts. 32.1 y 32.2 tras la reforma operada por la Ley 29/2009, de 30 de diciembre , por la que se
modifica el régimen legal de la competencia desleal y de la publicidad para la mejora de la protección de los
consumidores y usuarios. Ratione temporis la presente reclamación debe sustanciarse conforme a la
normativa vigente en el momento de los hechos y no la resultante de la última reforma legal. Se alegan
como violados los arts. 9, 16.1 y 5 de la LCD.

TERCERO.- En relación con la primera de las infracciones, dispone el art. 9 de la LCD que "se
considera desleal la realización o difusión de manifestaciones sobre la actividad, las prestaciones, el
establecimiento o las relaciones mercantiles de un tercero que sean aptas para menoscabar su crédito en el
mercado, a no ser que sean exactas, verdaderas y pertinentes". Como señalan las Sentencias de la A.P. de
Barcelona de fecha 27 de mayo de 2005 y 26 de enero de 2000 , para mantener un sistema basado en la
transparencia que ofrece el imperio en el mercado de la regla de competencia basada en la eficiencia de las
prestaciones y, más en concreto, para proteger al competidor ante conductas que obstaculicen de modo
inadmisible su actividad y lesionen el prestigio ganado con ella, y al consumidor ante el empleo de una
influencia inaceptable en su decisión, el artículo 9 de la Ley 3/1991 describe como desleal los actos de
denigración, que consuma quien emite o difunde manifestaciones sobre la actividad, las prestaciones, el
establecimiento o las relaciones mercantiles de un tercero, con tal de que sean aptas. para menoscabar su
crédito en el mercado, a no ser que sean exactas, verdaderas y pertinentes.

Ese comportamiento de mera emisión, de difusión o divulgación de manifestaciones inexactas


absolutamente (no verdaderas) o relativamente, e impertinentes (en consideración a las circunstancias, a la
participación en el mercado de los afectados y a la adopción, por el destinatario, de conscientes decisiones
en el mercado), sobre las prestaciones, el establecimiento o relaciones mercantiles de un tercero, ha de ser
apto o adecuado, objetivamente, cualquiera que sea el propósito que anime al autor, para menoscabar el
crédito en el mercado del competidor, esto es, para lesionar su reputación o prestigio.

Completando la recta interpretación del precepto en relación con el conjunto o sistema se ha de


advertir además que:

a) Por más que el tipo pueda contribuir a la protección de la reputación del agente económico no
debe olvidarse que el bien jurídico protegido no es la reputación en sí misma considerada, sino la
competencia económica. Aquélla se protege en la medida que sea necesario para asegurar la racional
formación de las preferencias y toma de decisiones de mercado por parte de los consumidores.

b) Caen fuera del ámbito del precepto los meros juicios de valor u opiniones (expresiones de un
pensamiento que no resumen las valoraciones que merecen determinados hechos), amparados por la
garantía constitucional de la libertad de expresión (art. 20 CE ) e inhábiles para soportar el control de
veracidad (del que depende en todo caso la deslealtad de la conducta), a diferencia de aquellos otros que
están vinculados a datos o circunstancias de carácter fáctico. Estos últimos son los susceptibles del control
de deslealtad como manifestaciones denigratorias.

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c) Es tolerado por la norma el menoscabo del crédito en el mercado si está amparado por la exceptio
veritatis en términos de exactitud y veracidad, y además es pertinente (lo que se justifica por la tutela
constitucional del derecho a la información veraz, y por las exigencias mismas de la competencia económica
al ser presupuesto necesario para la racionalidad del comportamiento del consumidor en el mercado).

d) Desarrollando lo anterior, el acto que ocasiona el descrédito en el mercado sólo es desleal si se


sustenta en hechos que no son exactos y verdaderos. Exactitud entendida en el sentido de que la
información difundida se corresponda con la realidad de las cosas, y veracidad, que implica que en todo
caso provoque en sus destinatarios una representación fiel de la realidad de las cosas. No hay veracidad si
a la vista de los términos empleados, del contexto de la comunicación y de las circunstancias que las
rodean, son comprendidas de forma incorrecta por sus destinatarios, o proporcionan una representación
que no se corresponde enteramente con la realidad de las cosas.

e) Es preciso, además, que sean pertinentes para que queden fuera del reproche de ilicitud. Esto es,
que, en consideración a la naturaleza y características de las actividades, prestaciones, establecimientos
promocionados y a las particularidades del círculo de destinatarios de las manifestaciones, sean adecuadas
e idóneas para permitir la formación de sus preferencias y la adopción de decisiones conforme al principio
de competencia por méritos (basada en la eficiencia de las propias prestaciones propias). En sentido
contrario, no son pertinentes si se refieren a extremos que no son relevantes para la toma de decisiones en
el mercado, tampoco si no están justificadas o son desproporcionadas.

Por último, la norma configura la acción relevante como mera realización o difusión de
manifestaciones, por lo que es bastante para la apreciación del ilícito la simple puesta en conocimiento de
terceros, cualquiera que sea el alcance efectivo de la divulgación y el medio empleado.

Como ya indicábamos en el auto que este Juzgado dictó el pasado 26 de mayo de 2009 en el trámite
de oposición a las medidas cautelares adoptadas en este mismo procedimiento con fecha 3 de septiembre
de 2008, es difícil imaginar un caso más flagrante que el presente, de actos realizados en el mercado y con
fines concurrenciales que sean más idóneos para menoscabar el crédito de un competidor que los que han
quedado reseñados en el punto e) del Fundamento Jurídico 1º de la presente resolución.

Tildar a un competidor de "parásito", "ladrón", "estafador" o "inútil" (traducción más correcta de


"deadwood"), constituye indudablemente un grave acto de denigración subsumible, sin matiz alguno, en el
tipo que contempla el art. 9 LCD . La demandada alega en su defensa que tales actos se oponen o
contrarrestan otros hechos ilícitos desplegados por la parte demandante que a su vez podrían resultar
también subsumibles en otros tipos recogidos en la LCD y ha desplegado una extensa argumentación
encaminada a demostrar tal circunstancia. Dado que las pretensiones dirigidas a la declaración de la
deslealtad de los actos de la actora se han hecho valer (por ahora sin éxito) en otro procedimiento, no es
procedente aquí entrar a valorar si dicha calificación es o no acertada, ni mucho menos enjuiciar
genéricamente la inserción de la demandante en la comercialización por internet de billetes de transporte
aéreo careciendo de la autorización del demandante o el empleo de prácticas más concretas como el
"screenscraping".

Ahora bien, suponiendo como mera hipótesis de razonamiento que efectivamente el modelo de
negocio de las agencias online pudiera ser a su vez calificado como un caso de "conducta parasitaria" o de
"aprovechamiento del esfuerzo ajeno", en ningún caso la normativa vigente en materia de competencia
desleal permite que la defensa frente a tales actos se lleve a cabo recurriendo a la autotutela, respondiendo
a la infracción sufrida con la comisión de otros actos denigratorios igualmente ilícitos bajo el imperio de la
ley del talión.

El propio ordenamiento ofrece mecanismos de defensa idóneos y suficientes frente a los actos
desleales de los competidores, siendo la vía judicial (incluyendo la cautelar) la única permitida para
oponerse a la ilicitud de los actos concurrenciales ilícitos. Parece absolutamente incompatible con el objeto
y fin de la LCD (proteger la competencia en interés de todos los que participan en el mercado: art. 1 ) admitir
la posibilidad de que los actos pretendidamente desleales de un competidor justifiquen la comisión de otros
actos denigratorios como los que aquí se someten a enjuiciamiento,. Es descabellado pensar que el
Legislador español pueda haber tolerado que la defensa frente a actos subjetivamente calificados como
desleales por cualquier interviniente en el mercado pueda llevarse a efecto, convirtiendo este último en un
zoco de improperios, incluyendo expresiones como las que antes hemos señalado ("ladrones",
"estafadores", "timadores", "bastardos", "inútiles"). En consecuencia la declaración de ilicitud de los insultos
indicados es de clara procedencia y así debe declararse.

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Con mayor cautela conviene examinar si concurren las condiciones de aplicabilidad del art. 9 de la
LCD para afirmar la deslealtad del acto en relación con las acusaciones dirigidas públicamente por la
demandada a la parte actora y a las agencias de viajes online en general, en las que se afirma la aplicación
al cliente final de comisiones y sobreprecios superiores al 100% del valor de los billetes adquiridos. No nos
hallamos aquí ante expresiones simplemente destinadas a ofender o menoscabar la fama ajena, por lo que
la demandada ha podido oponerse a la declaración de ilicitud de la conducta acreditando la exactitud,
veracidad y pertinencia de tales afirmaciones.

De entrada, el documento 3 acompañado por el demandado a su escrito de contestación no se


considera prueba idónea para demostrar la exactitud, veracidad y pertinencia de su afirmación. De entrada,
el sucesivo inicio de sesión en el sitio web de Ryanair y a continuación en el de Rumbo S.A. no parece
constituir una metodología absolutamente fiable, toda vez que el incremento de visitas al sitio web o de
sesiones respecto de un determinado vuelo podría ser determinante de variaciones en los precios. Por otra
parte, no podemos aceptar que haya quedado plenamente garantizada la suficiente fiabilidad de los
resultados que se reflejan en los "pantallazos" acompañados, pues ignoramos quién ha efectuado la
consulta, no se sabe si la misma se ha efectuado desde la misma dirección IP o desde una dirección distinta
y no conocemos siquiera si la ubicación geográfica de la que parte la petición de información es o no
idéntica, lo que nuevamente podría conllevar diferencias. La única prueba fiable de que tales sobreprecios
se aplican y en la cuantía que se afirma requeriría no una simple reserva, sino la consumación del proceso
de compra y en relación con el mismo billete, lo que obviamente no queda demostrado con las simples
imágenes acompañadas.

Problemas similares aparecen en el caso del documento núm. 14 (al que le falta la p. 2 en la copia
obrante en autos) y en el que se puede comprobar un precio distinto (y superior) para un mismo vuelo el
mismo día y a la misma hora según que el proceso de compra se lleve a cabo a través de la web de Rumbo
o de Ryanair. Ahora, bien la circunstancia de que las operadoras por internet puedan efectuar continuos
cambios en el precio de los billetes en función de la hora de la consulta, la IP de origen, la ubicación
geográfica del comprador, el número de visitantes al sitio web, y otros factores no permite alcanzar de
nuevo conclusiones totalmente fiables respecto del precio de un mismo billete adquirido en dos portales
distintos. Es cierto y debe tenerse por acreditado que el precio final tras la consulta en relación con un vuelo
entre Girona y Dublín para el día 10.9.2009 es distinto entre las impresiones de pantalla de Rumbo y
Ryanair, pero de ahí a colegir que la diferencia es atribuible a la aplicación de comisiones o sobreprecios
por parte de Rumbo dista mucho, siendo ello un hecho dudoso o incierto, que esta sentencia por imperativo
del art. 217 LEC no puede declarar probado.

En resumidas cuentas, aunque existen ciertos indicios de prueba de que la demandante podría estar
facturando comisiones y sobreprecios por la venta de billetes, y que tales comisiones efectivamente podrían
superar en algunas ocasiones el 100% del precio de venta del billete a través de la página web de Ryanair,
las deficiencias técnicas y limitaciones del propio método empleado para contrastarlo impiden que tal
circunstancia pueda considerarse un hecho absolutamente indubitado, que esta sentencia pueda declarar
probado. En consecuencia, a falta de una acreditación fehaciente sobre la veracidad y exactitud de tales
acusaciones, debemos entender que las manifestaciones de Ryanair también aquí deben reputarse como
desleales.

CUARTO.- Pasamos ya a examinar los actos supuestamente desleales que la actora considera
subsumibles en el art. 16.1 LCD . Este precepto dispone que "el tratamiento discriminatorio del consumidor
en materia de precios y demás condiciones de venta, se reputará desleal, a no ser que medie causa
justificada". La exégesis de este precepto desde la perspectiva de los principios inspiradores de la normativa
sobre competencia desleal no resulta especialmente sencilla, pues como ha señalado la doctrina (J.
Masaguer, Comentario a la Ley de Competencia Desleal, Madrid:Civitas, 1999, p. 470) más bien parece
encaminado a tutelar los intereses de los consumidores que a salvaguardar su libertad de decisión y la
racionalidad económica de sus preferencias. La acción relevante en sede de este precepto es la no
aplicación de unas mismas condiciones comerciales a todos los consumidores, sea en materia de precios,
sea en otros aspectos, incluida la negativa de venta o contratación en su sentido más amplio.

Una primera cuestión controvertida en el debate entre las partes ha sido si el precepto restringe o no
la legitimación activa al consumidor discriminado. Al respecto, cita el demandado dos sentencias (S.A.P. de
Murcia de 14 de octubre de 1996 y SJM núm. 1 de Sevilla de 28 de julio de 2005 ) y se apoya en la
interpretación doctrinal de J.L. PORFIRIO CARPIO, La discriminación de consumidores como acto de
competencia desleal, Madrid:Marcial Pons, 2003, p. 164-165, para afirmar que el demandante no ostenta
dicha legitimación.

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La argumentación de la demandada en este punto no puede hallar favorable acogida. No se detecta


contradicción normativa alguna entre el art. 16.1 y el art. 19 de la LCD ni se advierte que el primero pueda
imponer ninguna restricción del segundo. Que el sujeto pasivo de la discriminación sea el consumidor y que
la norma aúne entre sus fines la protección de la competencia en interés de todos los que participan en el
mercado y la protección de los consumidores no autoriza a pensar que sólo estos últimos pueden reaccionar
frente a una conducta infractora del art. 16.1 LCD . No podemos acoger que la LCD imponga restricciones a
la legitimación activa distintas de los requisitos exigidos en el art. 19 LCD , que resulta incuestionable
concurren en la actora. La legitimación activa derivada de la participación en el mercado siendo titular de
intereses económicos que resultan directamente perjudicados o amenazados concurre o no para la actora
respecto de cualquier tipo de conducta desleal; y si la tiene para el resto de infracciones alegadas (como no
se ha controvertido), también la tendrá para la defensa frente a los actos de discriminación de
consumidores.

Afirmada la legitimación activa de la demandante y pasando ya al fondo del análisis de esta


infracción, no ha quedado efectivamente acreditado el desigual tratamiento entre consumidores alegado por
el demandante, salvo lo que a continuación se dirá respecto de las condiciones generales de Ryanair; por
otra parte, en caso de admitirse la desigualdad de trato, la demandada habría acreditado la concurrencia de
una justificación objetiva conforme exige el tipo legal.

En cuanto a la falta de prueba de la discriminación, la demandante alega sucintamente que Ryanair


"se niega a contratar con y prestar sus servicios a aquellos consumidores que pretentan contratarlos
asesorados por agencias de viajes on-line" y "se niega a embarcar a aquellos clientes que han contratado
ya sus servicios en la forma apenas descrita -y los han abonado ya y han recibido incluso la confirmación de
Ryanair-".

Este hecho, en sí, no ha quedado debidamente acreditado: la demandante no ha identificado a qué


consumidores les ha sido denegada la adquisición de billetes por el hecho de estar asesoradas por
agencias como la de la actora ni tampoco a cuáles (ni a cuántos) se les ha denegado el embarque por tal
circunstancia. Del mero hecho que la demandante se reserve en sus condiciones el derecho a no embarcar
no se desprende necesariamente que tal denegación de embarque se haya producido. En cuanto a la
negativa a contratar, si la demandante dispusiera de medios tecnológicos que simplemente le permitieran
negarse a contratar con los consumidores que adquieren su billete a través de las agencias de vuelo
on-line, no le sería necesario aplicar ninguna otra medida (como denegarles el embarque) y probablemente
este pleito jamás se habría producido. Esta imputación no sólo carece de base probatoria, sino que además
resulta contraria a la lógica.

Lo que sí ha hecho Ryanair ha sido: a) anunciar que adoptaría tales medidas (cancelación de billetes
adquiridos via internet de las agencias de vuelo on-line); y b) incorporar en sus condiciones generales una
reserva del derecho a denegar tal embarque si el pasajero no ha adquirido el billete directamente a través
del sitio web de Ryanair o su centro de llamadas. Nos centraremos por ahora en la deslealtad de esta
segunda medida, toda vez que la segunda sólo podría enjuiciarse bajo el prisma del art. 16.1 LCD si
realmente se hubiera materializado (como mera amenaza, será objeto de examen desde la perspectiva de
la cláusula general de deslealtad del art. 5 LCD en el fundamento jurídico siguiente.

En relación con la inclusión de las cláusulas controvertidas como acto discriminatorio, hemos de
advertir de entrada que no compartimos la tesis de la demandada de que la aplicabilidad de las condiciones
generales de la compañía a todos los clientes sin distinción (discriminación "ante" las condiciones) impida
hablar de discriminación; contrariamente a dicha interpretación, entendemos que es teóricamente posible
incurrir en trato discriminatorio también "en" las propias condiciones.

En el presente caso, las condiciones ciertamente discriminan entre consumidores, al dispensar a


estos últimos un trato distinto en función de la vía de compra de sus billetes aéreos. Concurre por tanto una
desigualdad afectante a los consumidores en materia de condiciones de venta. Ahora bien, no podemos
aceptar que dicha discriminación "carezca de justificación objetiva" como exige el precepto.

En efecto, entre los ejemplos examinados por la doctrina para afirmar que la discriminación podría
considerarse justificada, se ha aludido al pago al contado o la contratación de servicios conexos de
mantenimiento (véase nuevamente J. Masaguer, op. cit. p. 473). En el caso enjuiciado, consideramos que la
discriminación está también objetivamente justificada, ya que la compañía aérea se reserva el derecho a
denegar el embarque atendiendo a si el billete se ha comprado o no a través de su sistema de distribución
autorizado (en este caso, venta directa a través de la web). Ciertamente la situación del comprador de un
billete aéreo al margen del sistema de distribución autorizado por la compañía demandada no es idéntico al

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del comprador a través del sistema autorizado. Del mismo modo que no puede equipararse (ni de hecho se
equipara) al adquiriente de cualquier producto al margen del canal de distribución de un fabricante y el
adquirido en el distribuidor autorizado (en el caso de los llamados "productos grises" o "importaciones
paralelas") entendemos que tampoco aquí se impone la equiparación de ambas categorías de
consumidores. Si bien se mira, las prácticas de reacción frente a una elusión del sistema de distribución
exclusivo tienen de hecho incluso reconocimiento legal, como así resulta por ejemplo del art. 2 del
Reglamento comunitario 123/1985, relativo a la aplicación del apartado 3 del artículo 85 del Tratado CEE a
determinadas categorías de acuerdos de distribución y de servicio de venta y de postventa de vehículos
automóviles, que expresamente alude al compromiso de un abastecedor de no garantizar el servicio de
determinados productos en un territorio convenido.

Del mismo modo que no puede considerarse que la discriminación entre consumidores carezca de
una justificación razonable cuando el fabricante del producto adquirido rechaza la garantía del mismo por
haber sido adquirido fuera del canal de distribución autorizado (y es un hecho notorio que así acostumbra a
reflejarse en muchas condiciones generales: por ejemplo en el ámbito de la electrónica de consumo),
tampoco puede negarse que concurra una justificación objetiva cuando la compañía aérea se reserva el
derecho a embarcar a los pasajeros que hayan adquirido sus billetes eludiendo el único sistema de
distribución autorizado (en este caso, la venta directa). Por consiguiente y a la luz de todo lo expuesto
llegamos a la conclusión de que, en relación con el art. 16.1 LCD , el tipo de la infracción no concurre.

QUINTO.- Resta por último examinar si la conducta de la demandada podría haber infringido
adicionalmente la cláusula general del art. 5 de la LCD , a cuyo tenor y como es sabido, se reputa desleal
todo comportamiento que resulte objetivamente contrario a las exigencias de la buena fe. La demandante
pretende que la conducta de Ryanair constituye un acto de obstaculización y argumenta extensamente
sobre la jurisprudencia relativa a la inclusión de tales comportamientos en la cláusula general del art. 5 de la
LCD .

De entrada, debemos advertir que la Ley de Competencia Desleal no contempla una genérica
prohibición de los actos de obstaculización, como sí hace con otras categorías de actos (engaño, imitación,
confusión, denigración...). Ello quiere decir por un lado que los actos de obstaculización carecen de
autonomía propia en el marco normativo regulador de la competencia desleal; pero al mismo tiempo que no
pueden calificarse automáticamente como desleales por el simple expediente de identificarlos sin más con
la infracción general de la buena fe. Debe mantenerse la aproximación casuística siempre en la aplicación
de dicha cláusula general, sin que parezca apropiado separarse de su naturaleza, objeto y fin "creando" un
subtipo de infracción que, dicho sea de paso el Legislador, pudiendo hacerlo, no incluyó expresamente ni en
este precepto ni en ningún otro de la Ley.

Así, no toda lesión de la posición concurrencial de un competidor, que frustra o dificulta el inicio o
continuidad regular de su actividad como se afirma en la demanda, puede considerarse contrario a la buena
fe. De ser ello cierto, debería calificarse como desleal que una entidad bancaria se negase a financiar a otra
entidad que pretende dedicarse a la prestación de servicios igualmente bancarios. Trasladándonos a los
hechos que aquí se enjuician, la reacción de la demandada (cuya única voluntad es vender de forma directa
al consumidor final, frente a la comercialización inconsentida de dichos billetes al margen tal sistema),
consistente en anunciar la cancelación de los vuelos que hayan sido adquiridos a través de las agencias de
vuelo on-line puede ser compatible con las reglas de la buena fe, siempre y cuando Ryanair haga constar
de forma expresa y con meridiana claridad que la medida en ningún caso afectará a los billetes que hayan
sido adquiridos con anterioridad a su anuncio, sino sólo a los que se adquieran a partir de una determinada
fecha futura.

Por desgracia, y a pesar de lo pretendido por la demandada, ello no fue lo que aconteció aquí: según
se desprende del documento núm. 13 bis del escrito de demanda (no impugnado por la demandada),
Howard Millar de Ryanair expresamente declaró que "Ryanair introducirá el próximo lunes (11 de agosto)
nuevos procedimientos para cancelar todas las reservas de pasajeros hechas a través de webs de
screenscraping". La referencia a "todas las reservas" y no sólo a "las reservas que se realicen con
posterioridad a dicha fecha" convierte en claramente desleal la práctica de Ryanair. La gravedad del acto se
ve además potenciada por el hecho de que el anuncio se produjo inmediatamente antes del mes vacacional
por excelencia (agosto), lo que indudablemente fue susceptible de generar una auténtica situación de
psicosis entre los pasajeros con billetes adquiridos bajo amenaza de cancelación, entrañando gravísimos
perjuicios para el crédito e imagen de la actora.

Recapitulando todo lo dicho, consideramos que el modo en que la buena fe exige que se desarrollen
las relaciones comerciales entre Ryanair y las agencias de vuelo on-line podría resumirse en que, mientras

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Ryanair no sea capaz a nivel tecnológico de impedir que terceros intervengan en Internet como
intermediarios no autorizados (probablemente mandatarios) de terceros en la compra de billetes aéreos, su
reacción consistente en anunciar la cancelación de billetes se ajustará a Derecho desde la perspectiva de la
prohibición de deslealtad por conculcación de la buena fe únicamente si afecta a los que en el futuro puedan
adquirirse a través de una determinada fecha. De ese modo, la demandada no podrá sembrar el pánico en
un modo claramente contrario a las exigencias mínimas de dicha buena fe entre aquellos consumidores que
hayan venido adquiriendo sus billetes en el pasado en tales agencias. Ahora bien, tampoco podrán las
agencias de vuelos on-line "forzar" a Ryanair a mantener sus compromisos contractuales adquiridos
respecto de vuelos adquiridos con su intermediación bajo el imperativo de la buena fe concurrencial, si
continúan comercializando vuelos con posterioridad a la fecha que la compañía aérea pueda fijar.

En un mercado en el que el propio sistema de venta que antes hemos criticado (una especie de
subasta sin publicidad ni posibilidad de comparación de precios, aplicaciones informáticas que sortean los
controles que impone un sitio web de una compañía que sólo desea contratar con consumidores finales,
etc.) propicia situaciones como la presente, entretanto el Legislador o nuestros Tribunales no prohíban la
práctica del screescraping parece que deberán poder coexistir las actividades de la compañía aérea y la de
las agencias on-line, de tal modo que los consumidores que recurran a estas últimas puedan saber de
antemano cuáles son los riesgos exactos de los servicios de transporte que están adquiriendo. Ello no
ocurre si inopinadamente y sin previo aviso la compañía aérea cancela los billetes que ya han sido vendidos
por las agencias de viajes on-line. Si lo hace respecto a los que puedan venderse en el futuro, será el
consumidor el que deberá decidir si opta por poder comparar el precio de los billetes de las compañías que
sí acceden a comercializar sus billetes a través de las agencias on-line o bien directamente a Ryanair, que
se marginará por propia decisión del mismo.

Resulta indudablemente contrario a la buena fe beneficiarse primero de dicho sistema de


comparación gracias a una política de precios bajos y luego generar inseguridad sobre la actividad del
competidor, anunciando cancelaciones de billetes respecto de los cuales, en la fecha de compra, no se
había realizado ninguna advertencia previa. Dicha inseguridad conviene advertir que no sólo es susceptible
de perjudicar la venta por la actora de billetes de Ryanair, sino la venta de los billetes de cualquier otra
compañía aquiescente con dicha venta. Y ello porque nada induce a pensar al consumidor medio que, de
admitirse tal conducta (cancelación "retroactiva" de billetes), el ejemplo no pudiera ser seguido en cualquier
momento por cualquier otra compañía (igualmente respecto de vuelos ya vendidos), lo que desaconsejaría
definitivamente el recurso a los servicios que presta la actora. Esta última debe poder seguir
comercializando pacíficamente los vuelos de aquellas otras compañías que en la actualidad sí aceptan la
actividad de las agencias on-line, pero que podrían seguir el ejemplo de Ryanair en cualquier momento, en
todo caso bajo los parámetros que aquí acabamos de señalar.

SEXTO.- En cuanto a la publicación íntegra de la Sentencia que se solicita, el art. 18.5 de la LCD la
incluía únicamente en el marco de la acción de resarcimiento. Si bien la normativa al respecto ha cambiado
con motivo de la reciente reforma de la L. 3/1991 operada por la L. Ley 29/2009, de 30 de diciembre , por la
que se modifica el régimen legal de la competencia desleal y de la publicidad para la mejora de la protección
de los consumidores y usuarios, y ahora el art. 32.2 de la LCD , haciéndose eco de las críticas doctrinales
(véase F. Martínez Sanz (dir), Comentario práctico a la Ley de Competencia Desleal, Madrid:Tecnos, 2009,
p. 317), contempla la publicación de la sentencia como un pedimento dotado de autonomía propia, lo cierto
es que dichas previsiones no son ratione temporis aplicables a la presente litis. En consecuencia, dado que
la actora desistió en el acto de la audiencia previa de su acción resarcitoria inicialmente ejercitada, la cual
no ha sido por tanto aquí sustanciada, no es procedente ordenar la publicación de la sentencia conforme se
solicita.

SEXTO.- Siendo la estimación de la presente demanda parcial, cada parte sufragará las costas
devengadas a su instancia y las comunes por mitad (art. 394 LEC )

Vistos los preceptos legales invocados y demás de general y pertinente aplicación,

FALLO

Que debo ESTIMAR Y ESTIMO en parte la demanda interpuesta por RED UNIVERSAL DE
MARKETING Y BOOKINGS ONLINE, S.A. contra RYANAIR LIMITED por lo que:

1. Debo DECLARAR Y DECLARO que RYANAIR ha cometido un acto de competencia desleal por
denigración contra RUMBO, en contravención de lo previsto en el artículo 9 de la Ley de Competencia
Desleal ;

8
Centro de Documentación Judicial

2. Debo DECLARAR Y DECLARO que RYANAIR ha cometido un acto de competencia desleal por
obstaculización, contrario a lo previsto en el art. 5 de la Ley de Competencia Desleal ;

3. Debo ORDENAR Y ORDENO cesar a RYANAIR en las actuaciones constitutivas de los anteriores
actos de competencia desleal, así como a no reiterarlas; en particular ordeno a RYANAIR:

(i) cesar y no reiterar la realización de amenazas de cancelación de billetes de avión que hayan sido
adquiridos con anterioridad a fecha del anuncio por pasajeros que utilizan los servicios de RUMBO;

(ii) cesar y no reiterar la realización de manifestaciones denigratorias acerca de RUMBO y, en


general, de la actividad de las agencias de viajes online.

Todo ello sin expreso pronunciamiento en cuanto a las costas causadas en esta instancia.

Notifíquese la presente Sentencia en legal forma a las partes comparecidas enterándoles que la
misma no es firme y que cabe interponer RECURSO DE APELACIÓN en el plazo de CINCO DÍAS según lo
previsto en los artículos 457 y 458 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil .

En el escrito de recurso deberá acreditar el recurrente haber consignado en la cuenta de este


Juzgado núm. 2227 0000 01 1070 08 la cantidad de CINCUENTA EUROS (50 EUR) conforme a lo
dispuesto por la Dª. 15ª de la LOPJ en la redacción dada por la L.O. 1/2009 , siendo este requisito necesario
para su admisión a trámite.

Llévese la presente resolución al libro de Sentencias del Juzgado quedando testimoniada en las
presentes actuaciones y tómese oportuna nota en los libros de este Juzgado.

Así por esta mi Sentencia a cuya publicación en forma, se procederá, definitivamente juzgando en
primera instancia, lo pronuncio, mando y firmo.

PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la anterior Sentencia en el día de la fecha por el


Magistrado-Juez que la dictó estando en Audiencia Pública y presente yo el Secretario de lo que doy fe.

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