APICULTURA (2011)
8° AÑO - EGB3
Profesores:
M.E.P.: Diego Lema Sarmento
A.T.P.: Patricia Moyano
COSECHA DE MIEL
Cuando las colmenas tienen varios marcos llenos de miel operculada es el momento
oportuno para realizar una cosecha. Claro que debemos tener presente que nosotros cosechamos
sólo la miel que le sobra a la colmena, por lo tanto antes de sacar un marco de miel debemos
asegurarnos de que en la colmena quedan suficientes reservas para el invierno. Se calcula que
una colmena necesita cerca de 15 Kg. de miel para poder alimentarse durante el periodo invernal,
esto es, unos 5 marcos llenos de miel.
El trabajo de la cosecha comienza en el apiario, retirando de las colmenas los marcos que
hemos decidido cosechar. Obviamente tendremos que sacar a las abejas de los marcos que
queremos cosechar, para ello utilizamos el cepillo desabejador mojado. Los marcos, ya libres de
abejas, tendremos que reunirlos en algunas alzas que tendrán que estar completamente cerradas
para evitar que vuelvan a ingresar abejas. Para cerrarlas podemos poner por encima una
entretapa ciega (sin agujero) y, por debajo, una bandeja (o en su defecto un techo) que pueda
recoger la miel que vaya chorreando de los marcos.
Una vez terminada la recolección de marcos en el apiario, trasladaremos las alzas que los
contienen hasta el laboratorio de extracción. Allí encontraremos las herramientas y maquinarias
necesarias para la extracción y que ya conocemos del año pasado: Cuchillo desoperculador,
Batea, Extractor centrífugo, Tanques decantadores. Los marcos pasarán por el proceso de
Desoperculado y Centrifugado. Luego la miel será sometida a un Filtrado para eliminar las
impurezas más grandes y, finalmente, a una Decantación, para terminar de separar las pequeñas
partículas de cera que pasaron a través del colador. La miel así tratada podrá ser fraccionada en
envases adecuados que, como sabemos, deben ser herméticos para evitar que la miel absorba
humedad del ambiente.
Durante todos estos procesos debemos tener ciertos cuidados con la miel. Principalmente
hay que evitar que la miel se caliente por encima de los 40ºC, pues a esa temperatura comienzan
a destruirse las enzimas y vitaminas que le dan a este alimento sus propiedades características.
Además se debe reducir al mínimo el contacto de la miel con metales oxidables, por lo que las
maquinarias e implementos deberían ser de Acero Inoxidable.
Por tratarse de un alimento debemos tener sumo cuidado en la higiene de todos los
procesos. Por esta razón el lugar donde se realice la extracción debería tener un piso y paredes
completamente lavables (superficies lisas e impermeables) y disponibilidad de agua caliente y
desagües adecuados para realizar una limpieza y desinfección profundas antes y después de la
extracción. Además todas las vías de ingreso al local deberían estar protegidas con tela
mosquitera para evitar la entrada de abejas y otros insectos.
Las obreras recogen el polen revolcándose en las flores y rozando contra las anteras para
que las partículas de polen se peguen a los pelitos que recubren todo su cuerpo. Luego se limpian
con una especie de cepillos y peines que tienen en las patas y forman pequeñas pelotitas
amasando el polen en sus mandíbulas y agregándole unas gotitas de néctar. Esas pelotitas las
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colocan en una especie de canastitas o cestillas que tienen en el tercer par de patas (patas
traseras) y de ese modo pueden transportar dos pelotitas desde la flor hasta la colmena en cada
viaje.
Una vez que llegan a la colmena el polen es depositado en celdas cercanas a las de cría.
Para poder conservarlo las abejas lo mezclan con miel, colocando en las celdas una capa de
polen, luego una de miel, otra de polen, otra de miel, etc. Las celdas que contienen polen
normalmente no son operculadas, sino que para que se conserve dejan como ―tapa‖ una capa de
miel. A esta mezcla de miel con polen se le da el nombre de Papilla Basta.
Debe ser almacenado cerca de la cría porque la mayor parte del polen es consumido por
las larvas. En efecto, las larvas más grandes se alimentan con Papilla Basta, y las más pequeñas
con Jalea Real, pero para producir Jalea Real, las obreras nodrizas deben consumir grandes
cantidades de polen. El polen aporta a la dieta de las abejas especialmente Proteínas, pero
también Minerales y Vitaminas.
El polen no puede retirarse fácilmente de las celdas una vez que se ha preparado la Papilla
Basta, por esa razón nosotros lo obtenemos colocando en la entrada de la colmena una trampa
diseñada para que algunas de las pelotitas que traen las obreras a la colmena queden retenidas
en un cajoncito al que las abejas no pueden llegar. De ese cajoncito el apicultor puede retirar el
polen cuando quiera sin abrir la colmena. Es recomendable cosechar el polen a diario o a lo sumo
cada tres días para evitar que comience a echarse a perder en el cajoncito de la trampa.
Una vez cosechado el polen debe secarse para que no se pudra. Para hacerlo colocamos
el polen en bandejas bien ventiladas y lo dejamos a la sobra en un lugar seco. Si queremos
acelerar el proceso podemos hacer circular por encima de esas bandejas una corriente de aire
caliente pero con la precaución de que la temperatura nunca exceda los 40ºC. Tampoco debe
exponerse el polen a la acción directa del sol, ya que el calor excesivo o los rayos solares pueden
destruir enzimas y vitaminas que determinan su valor nutritivo.
El siguiente proceso es la limpieza, ya que junto con el polen caen en la trampa patas y
alas de abejas y algunas basuritas que las obreras quisieron sacar de la colmena. Esas basuritas
deben retirarse manualmente con una revisión cuidadosa o con un sistema de corrientes de aire
que permita separarlas del polen. Las impurezas más pequeñas y el polen desgranado se separan
de los granitos de polen utilizando un colador o cernidor.
Ya seco y limpio, el polen se puede poner en el envase definitivo (fraccionamiento), pero
para asegurar su conservación es preciso realizar un proceso más. Sucede que en el polen
siempre hay huevos de polillas que pueden pasar muchos meses en estado latente y eclosionar
cuando haya buena temperatura. De esos huevitos salen larvas que comienzan a comer el polen
contaminándolo con materia fecal y con los hilos de seda que van tejiendo al caminar. Para
destruir esos huevos tenemos que congelar el polen a menos de -8ºC durante 48 horas, pues al
congelarse se rompen.
Tras estos procesos (cosecha, secado, limpieza, fraccionamiento y congelación) el polen
está listo para ser comercializado y consumido. Por aportar una gran variedad de proteínas
(aminoácidos), vitaminas y minerales, el polen es un excelente complemento nutricional, ya que
muchos de los nutrientes que nos aporta habitualmente escasean en nuestra dieta. La principal
precaución que hay que tener es estar seguros de no ser alérgicos al polen antes de consumirlo.
Para evitar sorpresas lo recomendable es que quien no ha consumido polen anteriormente pruebe
disolviendo un par de granitos en la boca y viendo si aparece picazón, congestión nasal o algún
otro signo de alergia. Gradualmente puede acrecentar la dosis hasta llegar a una cucharada
diaria, que es la dosis recomendada para un adulto.
Habitualmente en otoño la cantidad de flores de que disponen las abejas para alimentarse
comienza a decrecer. En estas condiciones las exploradoras que buscan fuentes de alimento,
comienzan a recolectar cualquier sustancia dulce. Por esta razón podemos verlas intentando
entrar en fábricas de dulces, bodegas, camiones cargados con uva, etc. Pero también notaremos
que algunas abejas merodean otras colmenas, revoloteando a su alrededor y buscando una
entrada entre alza y alza o entre el techo y el alza. Estas abejas intentan robarle miel a otras
colmenas y se llaman ―pilladoras‖. Para que todas las colmenas puedan protegerse
adecuadamente del pillaje es que debemos asegurarnos de que las colmenas no tengan ninguna
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entrada posible fuera de la piquera. Además la piquera debe reducirse en esta época para que las
guardianas puedan detectar más fácilmente el ingreso de pilladoras y detenerlas.
Por otra parte, al disminuir la oferta de alimento, las obreras disminuyen la cantidad de
Jalea Real que le dan a la reina y ésta comienza a poner menos huevos. Esto significa que
comenzaremos a ver cada vez menos marcos de cría. Pero teniendo en cuenta que la población
de la colmena se está renovando permanentemente, si se reduce la cantidad de cría, en pocas
semanas comenzará a reducirse, también, la población adulta de la colmena.
Debemos recordar que las obreras viven, durante el verano, 45 días aproximadamente.
Por esta razón sabemos que casi la totalidad de las abejas que vemos en nuestras revisiones
otoñales estarán muertas dentro de un mes y medio, cuando esté empezando el invierno. La
población que tendrá la colmena en ese momento serán las abejas que hoy constituyen la cría de
la colmena: los huevos, las larvas (cría abierta), las ninfas (cría operculada). Por esta razón al
calcular el espacio que necesitará una colmena para pasar el invierno debemos hacerlo en forma
proporcional a la cantidad de cría que tiene la colmena (recordar que un decímetro cuadrado de
panal tiene 425 celdas). Las crías que vemos en el otoño son las abejas que acompañarán a la
reina durante todo el invierno y se encargarán de criar a las primeras generaciones de obreras en
la próxima primavera. Estas abejas de invierno viven, claro está, más tiempo, pudiendo durar
hasta cinco meses si están sanas y bien alimentadas.
La única función de los zánganos es la fecundación de la reina en el vuelo nupcial. Para
que se realice el vuelo nupcial se necesita condiciones climáticas que raramente se darán durante
el invierno. Como los zánganos serían completamente inútiles en el invierno, las obreras les
impiden la entrada en la colmena al llegar los primeros fríos y ellos mueren de hambre y de frío
fuera de las colmenas. Durante la etapa invernal no encontraremos, pues, ni zánganos ni cría de
zánganos en la colmena.
Durante el invierno, mientras las temperaturas no superen los 10ºC, las abejas
permanecerán ―arracimadas‖. Esto significa que se mantendrán juntas formando una especie de
―racimo‖, paradas sobre los panales que contienen algo de cría o sobre marcos vacíos. Los
bordes del racimo tocarán los marcos con miel. Si una abeja se separa del racimo morirá de frío,
pues no puede producir el calor necesario para mantenerse viva, pero en el conjunto aprovecha el
calor de las demás y se protegen unas a otras. El centro del racimo tendrá la temperatura
adecuada para que la reina permanezca en perfectas condiciones: 35ºC. Incluso es posible que
en esa zona haya algo de cría durante todo el invierno. La parte exterior del racimo estará más
expuesta al frío y es por eso que las abejas irán rotando su posición para mantenerse vivas.
Precisamente porque las abejas no pueden separarse del racimo y porque el racimo no
abandonará la cría (si la tiene) es que es de suma importancia poner los marcos de miel lo más
cerca posible de los de cría al reducir. De esta forma el racimo estará en contacto con la miel. Las
abejas de la parte exterior del racimo comerán miel y se dirigirán al interior para alimentar a las
demás y recuperar algo de calor. Así es como las abejas van rotando su posición y distribuyendo
el alimento en todo el racimo.
Cuando las temperaturas superen los 10ºC algunas exploradoras saldrán a buscar flores y
lo más probable es que no las encuentren. Para hacer estos vuelos de reconocimiento habrán
consumido miel y volverán con el buche melario vacío. Cuando tenemos demasiados días
templados en el invierno este gasto de miel puede ser considerable y es posible que las reservas
que habíamos calculado no alcancen.
REVISIÓN OTOÑAL
Reciben este nombre las revisiones que realizamos en las colmenas con posterioridad a la
última cosecha de miel. La finalidad que tiene es preparar las colmenas para que puedan pasar el
invierno en las mejores condiciones posibles. Para hacerlo tendremos que realizar ciertas tareas:
Reducir las piqueras (pillaje - frío).
Fusionar las colmenas que sean demasiado débiles como para pasar el invierno.
Controlar que haya suficientes reservas de alimento para el invierno (Miel y Polen).
Ordenar la cámara de cría llevando toda la cría a las alzas inferiores y dejando los
marcos con polen cerca de la cría.
Reducir el espacio de la colmena retirando las alzas con marcos vacíos o separándolas
del resto de la colmena con una entretapa intermedia (con agujero, por supuesto).
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REDUCCIÓN DE COLMENAS
FUSIÓN DE COLMENAS
Al realizar la revisión otoñal en ocasiones nos encontramos con colmenas que por distintas
razones no tienen un tamaño adecuado para pasar el invierno. Puede tratarse de núcleos que no
alcanzaron a desarrollarse o de colmenas con reinas muy viejas que ya han empezado a perder
su capacidad de postura. Una de las opciones que tenemos con estas colmenas es precisamente
la fusión, que es una técnica para unir (o fusionar) dos colmenas en una sola. Para hacerlo, por
supuesto, habrá que eliminar una de las reinas.
Normalmente no es lo más recomendable fusionar dos colmenas débiles pues es probable
que la suma de ambas siga siendo insuficiente para formar una colmena con un tamaño adecuado
para pasar el invierno. Además si el problema que ambas tenían era el deficiente trabajo de la
reina no mejoraremos nada con darle a esa reina más obreras. Lo más conveniente es aprovechar
las abejas de estas colmenas para reforzar colmenas fuertes.
Antes de realizar la fusión debemos asegurarnos de que las colmenas a fusionar tengan un
buen estado sanitario para no contagiar enfermedades al fusionarlas.
Si no matáramos una de las reinas al fusionar, ellas pelearían y quedaría una. Sin embargo
es posible que en la lucha ambas terminen dañadas o que sobreviva la menos eficiente. Por esta
razón es que nosotros preferimos matar una de las reinas antes de la fusión, obviamente la de la
colmena más débil.
Para fusionarlas, sacaremos el techo y la entretapa de la colmena más fuerte,
ahumaremos un poco para que bajen las abejas de los cabezales y pondremos una hoja de papel
de diario que cubra completamente los cabezales de los marcos y sobresalga del alza. Luego, con
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LAS OBRERAS
Las obreras son responsables de la mayor parte de las tareas necesarias para la
subsistencia de la colmena. Si bien al nacer su cuerpo se encuentra completamente formado y
listo para realizar la mayor parte de los trabajos que le corresponden, hay ciertos órganos que no
se desarrollarán hasta que la obrera alcance cierta edad. Por esta razón hay algunas tareas que
las obreras más jóvenes no pueden realizar hasta haber alcanzado la edad adecuada. Fuera de
esta limitación, la distribución de los trabajos se realiza en la colmena de acuerdo con las
necesidades de la familia: cuando una abeja se desocupa, inmediatamente comienza a recorrer la
colmena para ver dónde es más necesaria su ayuda.
Cada obrera pasa la primera mitad de su vida (que dura en total unos 45 días en
primavera-verano) realizando tareas dentro de la colmena (abejas domésticas) y la otra mitad
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transportando néctar, polen, propóleos y agua desde el campo hacia la colmena (abejas
pecoreadoras).
Normalmente el primer trabajo que realizan es el de limpiar las celdas de las que acaban
de nacer otras abejas y dejarlas listas para que la reina ponga huevos nuevamente. Para realizar
esta tarea aprovechan sus mandíbulas y su lengua. Poco después pueden comenzar a ocuparse
en la alimentación de la cría, y entonces reciben el nombre de nodrizas. Estas nodrizas, al
principio, pueden suministrar papilla basta (miel + polen) a las larvas más grandes. Pero,
aproximadamente cuando la obrera cumple 6 días de edad, terminan de desarrollarse las
glándulas que les permiten producir jalea real (glándulas hipofaríngeas), y entonces comienzan
a alimentar a las larvas más pequeñas y a la reina.
Cuando tienen aproximadamente 12 días de edad, completan su desarrollo unas glándulas
que se encuentran en la parte inferior de su abdomen y que les sirven para producir cera
(glándulas cereras). Para estimular estas glándulas necesitan consumir grandes cantidades de
miel: se calcula que para producir 1 Kg. de cera las obreras consumen unos 10 Kg. de miel.
A partir de ese momento pueden dedicarse a producir cera; también pueden comenzar a
opercular celdas y a construir panales de acuerdo con las necesidades de espacio de la colmena.
Las obreras cereras, después de haberse saciado de miel, se cuelgan unas de otras formando
―guirnaldas‖ en el lugar en que van a construir el panal, y esperan a que salgan de sus glándulas
las pequeñísimas gotitas de cera que, en contacto con el aire, se solidifican formando ―escamas‖.
Utilizando las patas que tienen libres toman esas escamitas y se las van pasando unas a otras
hasta llegar a las constructoras que utilizan sus mandíbulas para amasar la cera e ir formando el
panal.
Cuando se acerca la mitad de su vida las obreras comienzan a realizar vuelos de
reconocimiento para ubicarse en el entorno de la colmena y prepararse para realizar vuelos más
largos. También pueden dedicarse a cuidar la piquera de la colmena (guardianas) para alejar a los
enemigos y evitar que entren abejas de otras colmenas. Para cumplir esta función con eficacia
cuentan con un aguijón y sus correspondientes glándulas de veneno que producen en el
atacante un dolor intenso por algunos minutos. Este aguijón está diseñado de tal modo que queda
clavado en el enemigo y continúa penetrando en la piel e inyectando veneno hasta que es
retirado. El aguijón clavado libera, además, un olor que atrae a las otras guardianas para
indicarles dónde está el enemigo. Lamentablemente, junto con el aguijón, la obrera pierde parte
de su aparato digestivo y pocas horas después muere. Por esta razón debemos tener claro que
una obrera sólo pica cuando siente que están amenazadas su familia o su especie: jamás pica
para defenderse a sí misma, pues si lo hace de todas formas morirá. La reina también posee un
aguijón, pero a diferencia del de la obrera éste puede retirarse fácilmente y ser utilizado en varias
ocasiones. Sin embargo la reina sólo lo utiliza para enfrentarse a otras reinas o para matarlas
antes de que nazcan.
Hay muchas otras tareas que se realizan dentro de la colmena y que las obreras de
cualquier edad pueden realizar en cualquier momento de acuerdo con las necesidades de la
familia. Así, por ejemplo, pueden colaborar en la limpieza del piso y la piquera de la colmena
retirando restos de opérculos y basuritas que caen desde los panales (limpiadoras), pueden recibir
el néctar que traen las pecoreadoras y transportarlo hasta las celdas de almacenamiento
(recibidoras, almacenadoras), pueden retirar los cadáveres de larvas o abejas muertas por alguna
enfermedad, distribuir el propóleos que traen las pecoreadoras en los lugares en que haga falta
(propolizadoras).
Una de las tareas más importantes durante todo el año y en la que participan todas la
obreras es la de mantener la temperatura de la colmena estable alrededor de los 35ºC. En
invierno será necesario calefaccionar la colmena. Para hacerlo las abejas se amontonan en unos
pocos panales manteniéndose bien apretadas unas contra otras (racimo invernal) y realizan
movimientos musculares para producir calor.
Durante el verano, en cambio, es necesario ventilar. Las obreras ventiladoras se ubican en
la piquera en dos grupos: unas mirando hacia afuera y otras hacia adentro. Luego se agarran al
piso y comienzan a batir sus alas. De este modo, mientras unas introducen en la colmena aire
fresco y seco, las otras sacan el aire caliente y húmedo. Con este procedimiento se evapora
también la humedad excesiva que contiene el néctar y que es necesario eliminar para
transformarlo en miel. Si las temperaturas exteriores son muy altas algunas obreras irán a buscar
agua para pulverizarla dentro de la colmena mientras ventilan y ayudar así a refrigerar.
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LA REINA
La reina es la encargada de poner los huevos de los que nacerán los demás habitantes de
la colmena (obreras, zánganos y, excepcionalmente, otras reinas). Puesto que esa es casi su
única función, tiene una lengua más corta que la de las obreras, y no tiene ni cestillas de polen, ni
buche melario, ni glándulas cereras o hipofaríngeas. Su abdomen es mucho más grande que el de
las obreras y está ocupado en su mayor parte por los ovarios que pueden llegar a producir cerca
de 2000 óvulos diarios durante las épocas de mayor ingreso de alimento (primavera-verano).
Cada uno de esos óvulos se convertirá en un huevo de zángano (si no es fecundado) o de obrera
(si es fecundado). Las obreras también tienen unos pequeños ovarios prácticamente atrofiados
pero que en condiciones normales nunca producirán óvulos. Además de estos ovarios
completamente desarrollados la reina tiene un órgano muy especial llamado espermateca que le
sirve para guardar y conservar vivos durante el resto de su vida los espermatozoides que recibe
de los zánganos durante el vuelo nupcial. Cuando la reina quiere poner un huevo de hembra,
fecunda el óvulo con un poco de los espermatozoides guardados en su espermateca. Las obreras
no poseen espermateca ni tienen una vagina que les permita acoplarse con los zánganos, por lo
que aunque quisieran cruzarse con los zánganos no podrían hacerlo.
Las reinas, ya lo sabemos, nacen de unas celdas especiales que sobresalen del panal en
forma de maní y que contienen larvas hembras que han sido alimentadas exclusivamente con
jalea real. Lo primero que hará una reina tras haber salido de su celda y tomar algo de alimento
será buscar otras celdas reales en la colmena para matar a sus rivales antes de que nazcan. Para
ello utilizará su aguijón que, a diferencia del de las obreras, no queda enganchado y puede ser
utilizado varias veces. En ocasiones, sin embargo, pueden nacer dos reinas al mismo tiempo. En
ese caso ambas luchan valiéndose de sus patas, mandíbulas y aguijón hasta que una muestra ser
más fuerte que la otra: en ese momento, y antes de que ambas terminen dañadas, las obreras
intervienen para retirar a la reina más débil y expulsarla de la colmena para que muera.
Entre el 5º y 8º día de edad la reina alcanza su madurez sexual y está lista para cruzarse
con los zánganos. Este cruzamiento se produce fuera de la colmena, en vuelo y a gran altura, en
ciertos lugares que los zánganos de todas las colmenas de la zona eligen para reunirse y esperar
a las reinas. De esta forma la naturaleza disminuye la probabilidad de que se produzcan
cruzamientos consanguíneos (entre hermanos o parientes cercanos). Si la reina es fecundada por
zánganos familiarmente cercanos gran parte de los huevos que ponga serán descartados por las
obreras para evitar problemas genéticos. La reina se cruzará con varios zánganos (de 8 a 14)
hasta reunir suficiente semen como para llenar la espermateca. Este vuelo de fecundación se
produce por única vez y no puede repetirse una vez que la reina comience a poner huevos, por
esa razón la reina necesita reunir suficientes espermatozoides como para poder fecundar todos
los huevos de hembras que ponga por el resto de su vida.
Al regresar de su vuelo nupcial, la reina necesita un par de días para acomodar el semen
recibido en la espermateca y para que comiencen a funcionar adecuadamente sus ovarios.
Cuando esto suceda comenzará a poner huevos de acuerdo con las necesidades de la colmena.
De la cantidad de jalea real que las obreras (nodrizas) le den como alimento depende la cantidad
de óvulos que sus ovarios producen diariamente; cuando no se necesita que ponga huevos la
alimentan con miel y polen.
con ella. Esta sustancia real cumple varias funciones: atrae a los zánganos durante el vuelo de
fecundación, mantiene unidas a las abejas de la familia (especialmente durante la enjambrazón) y
evita que las obreras críen nuevas reinas.
Precisamente cuando por alguna razón desaparezca o sea escasa la sustancia real es
cuando las obreras construirán celdas reales. Esto puede suceder cuando la reina ha muerto
repentinamente (emergencia): sin reina no hay sustancia real, al no haber sustancia real las
obreras comienzan a alimentar algunas larvas hembra con jalea real para convertirlas en reinas.
Pero si la reina está vieja o enferma seguramente producirá poca sustancia real y algunas obreras
que no llegan a sentir ese "olor" de la reina comenzarán a construir celdas reales para reemplazar
a la reina antes de que muera (reemplazo). Hay un tercer caso en que pueden aparecer celdas
reales en la colmena: cuando la población ha crecido demasiado y la sustancia real no le llega a
todas las obreras algunas comienzan a criar reinas para formar una nueva familia (enjambrazón).
En este último caso, cuando la nueva reina esté por nacer la vieja se irá con la mitad de las
obreras a buscar un nuevo lugar en donde instalarse y formar así dos familias separadas.
LOS ZÁNGANOS
Los zánganos tienen como única función la de fecundar a las reinas durante el vuelo
nupcial. Todo su cuerpo está adaptado para cumplir con esta importantísima tarea: sus ojos son
más grandes que los de las obreras para poder perseguir a las reinas en vuelo, sus antenas son
más largas y más sensibles para poder percibir con mayor facilidad la sustancia real, sus alas son
más grandes y más fuertes sus músculos alares para poder alcanzar a las reinas.
Alcanzan la madurez sexual aproximadamente a los 14 días de edad y en ese momento
comienzan a salir de la colmena para reunirse en los lugares en que esperan a las reinas jóvenes.
Como no pueden alimentarse de las flores siempre vuelven a alimentarse a alguna colmena, pero
no necesitan volver a la suya pues son aceptados sin problemas en cualquier colmena (a
diferencia de las obreras).
Para salir de la colmena necesitan que haya buena temperatura (más de 20ºC) y ausencia
de vientos fuerte o tormentas. Esto vale también para las reinas: para que se produzca el vuelo
nupcial necesitamos buen tiempo climático. En el invierno normalmente no nacen nuevas reinas, y
aunque nacieran sería muy poco probable que encontraran condiciones adecuadas para hacer su
vuelo de fecundación. Por esta razón los zánganos resultan completamente inútiles durante el
invierno y serán expulsados de la colmena en otoño como una forma de aprovechar del mejor
modo posible las reservas de alimento con que cuentan para el invierno. Como los zánganos no
pueden alimentarse de las flores (ni hay en esa época muchas flores) terminan muriéndose de
hambre y de frío en las proximidades de las piqueras esperando, inútilmente, que los dejen entrar.
ENJAMBRAZÓN
zánganos. Una vez que vuelve a la colmena fecundada la familia tiene una nueva reina capaz de
asegurar su supervivencia.
Por lo tanto, la enjambrazón es la división natural de la colmena por el instinto de
conservar la especie. Siendo así, es natural que ocurra cuando las condiciones se combinan de
manera que el instinto se desate.
Una colmena puede dividirse más de una vez durante la temporada, según la calidad de la
reina y su capacidad para poner huevos y también según la cantidad de alimento que el medio les
ofrezca.
DIVISION DE COLMENAS
Al apicultor no le conviene que la enjambrazón ocurra, pues pierde la mitad de sus obreras
y la posibilidad de tener dos colmenas en lugar de una, entonces, atento al comportamiento de las
abejas, espera que las condiciones se presenten, y antes de que ellas intenten irse, él las divide.
De eso se trata la apicultura racional: si las abejas quieren formar una nueva familia, el
apicultor tratará de cumplir con todas las condiciones necesarias para que lo hagan pero sin
perder las colmenas ni su producción.
Puede partir en dos la colmena dejando la mitad del alimento y la mitad de la cría en una
caja y la otra mitad con la reina en otra colmena que trasladará a un lugar diferente, imitando lo
que hacen las abejas. ¿Cuál deja y cuál se lleva? Puede ser conveniente actuar tal como lo hacen
las abejas: la mitad que tiene a la reina es trasladada del lugar y la que no tiene reina se queda,
como si hubiesen enjambrado. En la mitad huérfana, debe existir la posibilidad de que las abejas
hagan una nueva reina: debe haber larvas menores de 3 días o huevos. También se puede
injertar una celda real sacada de otra colmena o introducir una reina con algunos cuidados
previos que luego explicaremos.
NUCLEOS
pues esas son las crías que todavía pueden llegar a ser reinas. A este tipo de núcleos los
llamamos núcleos ciegos o huérfanos.
Si, en cambio, planeamos introducir en el núcleo una reina o una celda real compradas,
será mejor tratar de que en el núcleo no haya cría abierta para que las abejas no hagan sus
propias celdas reales. También es conveniente armar el núcleo un par de días antes y
asegurarnos de romper las celdas reales que las abejas hayan construido justo antes de introducir
la reina o la celda real que hemos adquirido.
La celda real que hemos comprado debe colocarse en algún sector del panal en que las
abejas puedan darle la temperatura adecuada hasta que la reina nazca. Si se trata de una reina
fecundada, lo que hacemos es introducirla en el núcleo en una pequeña jaulita que evita que las
abejas puedan dañarla, que es lo que intentarán hacer al principio por desconocerla. Poco a poco
el olor de la reina enjaulada va pasando a las obreras del núcleo y comienzan a aceptarla. Las
jaulitas de introducción de reinas tienen un orificio por el que la reina puede salir, pero que se
encuentra sellado con alimento (una especie de caramelo). Una vez que las obreras han aceptado
a la reina pueden liberarla comiendo ese alimento y ella comenzará a poner huevos rápidamente.
COLMENAS ZANGANERAS