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Hinojosa Valencia, Leonith*.

“Microcrédito en el macrosur peruano Conclusiones del


seminario-taller”. En: Boletín COINCIDE, No. 30 (1999)

* COINCIDE

El tema del microcrédito, como instrumento de promoción del desarrollo en áreas rurales y
urbanas, viene siendo tratado en diversos eventos impulsados desde COINCIDE, en
coordinación con diversas instituciones de la región y el país igualmente interesadas en
discutir las posibilidades de generar mercados financieros en aquellos sectores de nuestra
economía que, hasta ahora, están excluidos de la banca formal. En este sentido, en junio del
año pasado se realizó en Cusco el Seminario-taller “Microcrédito en el Macrosur Peruano”,
que da continuidad al II Seminario Internacional sobre crédito y desarrollo en América
Latina “Construcción de instituciones financieras para la población rural de menores
recursos”.

El seminario abordó cuatro de los principales temas relacionados a la cuestión del


microcrédito: La demanda, las tecnologías, el marco institucional y la relación entre
microcrédito y desarrollo. Las conclusiones a las que se llegaron se presentan a
continuación:

Tema 1: Demanda de microcrédito en los ámbitos de trabajo de las instituciones del


Macrosur Peruano

Partimos del principio que la dinámica económica de la población no es controlable por una
institución, que ella depende de una serie de factores, dentro de los cuales el principal es el
grado de desarrollo de su mercado interno y de las relaciones de intercambio con otros
mercados.

La población meta o segmento de demanda por servicios de microcréditos provienen de una


población con las siguientes características:

Sectores de escasos recursos ligados al mercado pero que no acceden al sistema financiero
formal. Los más dinámicos dentro de su zona.

Con nulo (analfabetos) o bajos niveles de escolaridad.

Con acceso a grupos de población organizado o con potencial organizativo.

Ubicados dentro de zonas urbano-marginales y ámbitos rurales.

En las zonas urbano-marginales demandan el crédito para: comercio servicios, manufactura,


en ese orden, siendo su actividad principal en los sectores migrantes y una actividad
complementaria en los sectores asalariados de bajos ingresos.
En las zonas rurales demandan el crédito para engorde de ganado, artesanía, comercio y
algunos productos de panllevar, actividades complementarias a la actividad agrícola
principal.

Desde la perspectiva de la institución que ofrece servicios crediticios se puede establecer


una diferenciación del prestatario como cliente y como beneficiario.
Cliente: si el crédito es concebido como un servicio que adquiere valor por la eficiencia,
oportunidad y perspectiva de permanencia con el que se presta a quien realmente lo
demanda.

Beneficiario: cuando el crédito es utilizado como un instrumento directo de la mejora de los


ingresos de quien los percibe.

La demanda potencial es concebida como una demanda de servicios financieros, dentro de


los cuales el crédito es el más importante. Usualmente la demanda potencial se calcula en
base de estudios que usan información secundaria y que generalmente dan cuenta de un
exceso de demanda. Las instituciones que ya cuentan con cartera, a lo anterior le añaden
proyecciones establecidas en función de la propia experiencia en la zona. Sin embargo, se
observa la necesidad de tener un mayor acercamiento de la demanda sobre la base de
estudios socioeconómicos con levantamiento de información primaria, que permitan
establecer en cada zona de trabajo el tipo de actividades económicas de real potencial y la
cantidad de población con capacidad para desarrollarlas.

La cultura crediticia constituye un factor muy importante para el desarrollo de las


microfinanzas, tanto desde el ámbito de la demanda como en el de las instituciones que
proveen microfinanciamiento. Este último concepto hace referencia a las señales erróneas
de mercado emitidas por instituciones estatales y de asistencia al otorgar créditos con tasas
subsidiadas. En los sectores urbanos hay una mayor cultura del no pago que en los rurales,
sin embargo en estos últimos las acciones populistas de gobiernos anteriores y del actual
gobierno, así como de instituciones asistencialistas, refuerzan la cultura del incumplimiento
y de la condonación.

Tema 2: Análisis de las principales tecnologías de crédito orientadas a facilitar el acceso


al microfinanciamiento de la población en situación de pobreza y extrema pobreza

La tecnología de mayor uso para acceder a los sectores de menores recursos es la de


créditos individuales con avales grupales, esto es, la tecnología de grupos solidarios. Ello
no excluye la realización de créditos individuales para prestatarios cuya calificación lo
amerite.

Alrededor de dicha tecnología se producen algunas variantes, como por ejemplo


incorporación de la recomendación o aval comunal, capacitación previa como condición o
mecanismo de selección, créditos escalonados, graduación y renovación automática del
crédito como incentivo al buen pagador.
La buena aplicación de dicha tecnología supone de parte de la institución, no relajar los
mecanismos propios de calificación (capacidad y voluntad de pago), verificación de
garantías declaradas y seguimiento crediticio.

La tecnología de grupos solidarios está basada en lo que se denomina garantías sociales, es


decir, en los mecanismos de incentivos que les significa pertenecer a un grupo del cual
obtiene beneficios tangibles e intangibles y los de coerción de los que puede ser capaz dicho
grupo. A lo anterior se añade los avales cruzados entre los miembros del grupo con
declaración de activos. En muy pocos casos se establecen garantías prendarias y reales
inmobiliarias.

Un riesgo de este tipo de tecnologías está dado por la probabilidad de que el grupo solidario
se constituya en un grupo de colusión para el no pago. Una manera de disminuir dicho
riesgo es mediante un afinamiento de los criterios de conformación de los grupos, de la
adecuada promoción de dichos criterios y del seguimiento de la cohesión grupo al alrededor
del objetivo de acceso al crédito.

La expansión es una condición para alcanzar mejores niveles de eficiencia operativa y


financiera para una institución de microcrédito. En tal sentido deben desarrollarse
estrategias para ampliar su cobertura tanto en términos de nuevos servicios, como de
nuevos mercados. Entre esta estrategias tenemos:

1. Identificación de nuevas demandas de servicios financieros y diseño y desarrollo de


nuevos productos financieros.
2. Acercamiento a la demanda potencial identificada a partir de las organizaciones y
gremios a los que pertenecen.
3. Establecimiento de alianzas estratégicas con otras ONGs que brindan apoyo o
servicios no financieros en las zonas identificadas.
4. Articulación de mercados.
5. Diversificación de sector (urbano, rural), de ámbito geográfico (dentro del ámbito de
acción establecido), de tipo de actividades (comercio, servicios, producción).
6. Uso adecuado de la publicidad.
7. Fortalecimiento institucional y transformación o participación en empresas
financieras.

Las alianzas estratégicas con ONGs que brindan apoyo o servicios no financieros, no sólo
constituyen un mecanismos para expandir los servicios financieros, sino también para
consolidarlos, pues dichos servicios permitirán mejorar la gestión, tecnología y
relacionamiento de mercados de los prestatarios, de manera que su productividad aumente y
también su acceso a más y mejores oportunidades de inversión.

Dado que hemos señalado la importancia de la cultura crediticia, las instituciones de


microfinanzas deben realizar acciones que propendan a su desarrollo. Entre ellas proponen:

Transparencia y claridad en las condiciones contractuales de los servicios que se ofrecen.


Capacitación directa y a través de medios de comunicación.

Adecuada selección de prestatarios.

Relaciones de confianza y cercanía al prestatario.

Tema 3: Generación de marcos institucionales viables y sostenibles orientados al manejo


el microcrédito

El marco institucional en el que se desenvuelven las ONGs que brindan servicios de


microcrédito, es el de personas jurídicas reconocidas por ley, que realizan una actividad
para la que no existe prohibición legal. En tanto ello ni son informales, ni ilegales en el
ejercicio de sus actividades.

La ONG, al no cumplir con los requisitos o no haber iniciado el procedimiento para


constituirse en una empresa financiera reconocida por la ley de bancos, no puede acceder a
los beneficios tributarios, acceso a las líneas de crédito de COFIDE y otros que desde el
Estado y la cooperación multilateral tienen las empresas financieras que otorgan servicios
financieros a la población de menores recursos.

Adicionalmente a los beneficios señalados, el ser sujeto de supervisión implica el


introducirse dentro de una disciplina organizacional y financiera necesaria para el desarrollo
de este tipo de instituciones y para la construcción de una imagen que permita captar nuevas
fuentes de financiamiento y recursos de inversión, así como para la captación de nuevos
clientes y el afianzamiento de los existentes.

Si bien existe incentivos para transformarse o ser partícipes de una institución financiera
regulada especializada en microfinanciamiento, lo cierto es que también se incurre en
costos, entre los que tenemos los costos de adecuación al régimen legal, de formulación de
estudios, de instalación de infraestructura y equipo, de sistemas de información, etc. En
otras palabras, el monto de la inversión inicial es alto para los estándares que manejan las
ONGs.

Asimismo, si no se inició con una escala de operaciones adecuada y mientras no se arribe a


ellas, se incurrirá en costos fijos altos, los que presionarán sobre los costos operativos y por
ende sobre las tasas de interés, con la consiguiente pérdida de competitividad.

El capital social necesario (no el mínimo legal) para la constitución de una empresa
financiera factible es una barrera que desalienta a muchas ONGs que no se encuentran en la
capacidad de constituirlo.

Las normas de aclaración sobre el IGV, primero, y de incentivos para el ingreso al sistema
financiero, después, han generado un aceleramiento del proceso de transformación que
muchas ONGs venían realizando, lo que puede generar frustración en el caso del rechazo de
la solicitud por la SBS, o en caso de aprobación, empresas financieras poco maduras para
soportar la disciplina financiera que exige el buen funcionamiento de estas instituciones.

Por otro lado las mencionadas normas han introducido un elemento de discriminación
contra ONGs que con muchas dificultades y esfuerzos vienen canalizando crédito hacia
sectores de menos recursos a los que el sistema financiero no llega y tampoco llegará, al
menos en un plazo bastante largo. En muchos casos en los que -debido a la confusa norma
del IGV- ONGs no consideraron el pago del tributo, podrían verse ante la disyuntiva de
pagarlo o quebrarlo y entrar en el campo de la ilegalidad.

En resumen, la transformación o participación en una institución financiera no es el único


camino para ofrecer servicios de microfinanzas, en todo caso es la opción que se le presenta
a ONGs que han alcanzado un cierto grado de especialización y una capacidad de inversión,
y que supone un camino de cambios, con costos iniciales altos y beneficios esperados
importantes. Una transformación que supondrá nuevos retos a instituciones que nacieron y
que fundamentan su acción en términos del impacto social incorporado como misión.

Tema 4: Relación entre el microcrédito y las propuestas de desarrollo de las ONGs

El crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo, sin embargo podemos afirmar que


sin crecimiento económico no hay desarrollo. Cuando hablamos de desarrollo nos estamos
refiriendo al espacio social en el que interactúan el conjunto de seres humanos del planeta
que aspiran a la consecución de mejores condiciones de vida. Hay una serie de aspiraciones
de las personas que no se encuentran relacionadas directamente a sus ingresos económicos,
como por ejemplo acceso a una educación de calidad, a la salud, a que se respeten sus
derechos humanos, a la participación en la toma de decisiones de las distintas instancias de
gobierno, a un entorno de seguridad y estabilidad, etc.

El microcrédito actúa fundamentalmente en el espacio económico de la vida de las


personas, su relación con los demás espacios en el mejor de los casos será indirecta. El
microcrédito, en la medida que pueda ser ofrecido con eficiencia, oportunidad y
permanencia, contribuye también al desarrollo de la autoestima de las personas en situación
de pobreza que lo demandan.

Durante el taller se ha podido ver cómo es posible trabajar con pobres de distintos estratos
sin que existan mayores riesgos de no pago. El problema del microcrédito para los pobres
no está en los pobres, sino en la posibilidad de que se construyan instituciones eficientes y
autosostenibles que puedan orientar una oferta de microcrédito que se adecuen a los
distintos estratos de la pobreza existente.

Necesariamente el trabajo con los pobres supondrá acciones de instituciones públicas y


privadas que intervengan con criterios de inversión social, pues la capacidad de
acumulación de los más pobres es escasa y no es suficiente para dinamizar un mercado.
Los riesgos del microcrédito para pobres que se han descrito durante el taller han estado
concentrados en dos perspectivas. En la oferta tenemos: violencia, manipulación política,
escasa capacidad de capitalización, problemas de asimetría en la información, tecnologías
inadecuadas, saturación del mercado, tasas de morosidad, etc. Desde la perspectiva de los
demandantes tenemos: generación de deudas que ponen en riesgo su reproducción familiar
debido a la aplicación de políticas o tecnologías inadecuadas a la naturaleza de la demanda,
generación de conflictos interpersonales, interfamiliares y/o comunales, generación de
expectativas de resolución de problemas ajenos al de su demanda, etc.

Las ONGs observan que no basta tener la misión y construir en su nombre programas de
microcrédito, sea con la perspectiva del microcrédito como componente de una
intervención integral o especializada, en cualquiera de los casos, la condición de una acción
del microcrédito a favor del desarrollo pasa por un esfuerzo de las instituciones en mejorar
la eficiencia del servicio.

Este taller percibe que hay la necesidad de tratar los siguientes temas, los que no han sido
tratados adecuadamente o no han sido tocados, en la perspectiva de la acción del
microcrédito en la lucha contra la pobreza y por el desarrollo:
- El ahorro.
- La relación entre el crédito y los servicios no financieros.
- Riesgos del microcrédito en ámbitos de pobreza.
- Políticas de manejo de los distintos riesgos que confronta el microcrédito.
- Sostenibilidad operativa y financiera de las instituciones de microcrédito.
- La transformación de la ONGs en instituciones financieras.
- Estrategias de previsión y acción frente a la mora.
Sistemas de información para las ONGs e instituciones financieras.
- Centrales de riesgo y manejo de recursos humanos.

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