RESUMEN
ABSTRACT
ATTITUDES TOWARDS SPANISH
This article is based on some Venezuelan publications in order to highlight
three posible attitudes Spanish speakers show towards the use of their
language: i) a corrective and rigid attitude, always based on the model
proposed by the Real Academia Española; ii) a permissive attitude, spoused
by two very different groups: “careless speakers”, who disregard or ignore the
mechanisms of the language; and “rebel speakers”, who despite having a good
command of the mechanisms react against what they consider a rigid and
purist position assumed by grammarians; and iii) a neutral attitude, whereby
speakers approve of socially accepted deviations and rejects those which
constrain socially acceptable uses.
RÉSUMÉ
ATTITUDES À L’ÉGARD DE L´ESPAGNOL
L’étude porte sur trois attitudes possibles à l’égard de l’emploi de la langue
espagnole par les hispanophones: i) une attitude puriste, rigide et fidèle au
modèle proposé par la Real Academia Española; ii) une attitude permissive,
adoptée par deux groupes différents: d’un côté, les “insouciants”, qui
méconnaissent et nient les mécanismes de la langue et, de l’autre côté, les
“rebelles”, qui les connaissent et les maîtrisent, mais qui contestent la rigidité
et le purisme des grammaticiens; et iii) une attitude équilibrée, ouverte aux
déviations fonctionnelles de la communication acceptées par la société, et
fermée aux déviations qui nuisent à la clarté du message ou aux emplois de la
langue socialement acceptés.
RESUMO
ATITUDES FRENTE AO ESPANHOL
Este artigo está baseado em alguns materiais publicados na Venezuela com a
finalidade de abordar três possíveis atitudes no que se refere ao uso do spanhol
pelos hispanoparlantes: i) uma atitude corretiva, rígida e baseada sempre nas
regras estabelecidas pela Real Academia de la Lengua Española; ii) uma
atitude permissiva, adotada por dois grupos muito diferentes: os
“despreocupados”, que desconhecem ou negam os mecanismos da língua, e os
“rebeldes”, que conhecem bem as regras da mesma porém reagem contra a
rigidez ou o purismo dos gramáticos; iii) uma atitude equilibrada que aceita os
desvios comunicativamente funcionais e socialmente aceitos, e repudia
aqueles que se opõem à clareza da mensagem ou aos usos socialmente aceitos.
1. INTRODUCCIÓN*
En el presente artículo me baso en algunos materiales publicados en Venezuela
para reflexionar sobre las posibles actitudes ante el uso del español. Estas
actitudes, por prototípicas, parecerían darse no sólo en Venezuela sino
también, aunque en distintas proporciones, en los otros países de habla
hispana.
Antes de entrar en el tema, conviene recordar que el español, como las otras
lenguas, presenta en cada momento de su historia una serie de variedades o, lo
que es lo mismo, un conjunto de maneras sistemáticas de hablar o de escribir
que, aunque ofrecen grandes semejanzas entre sí, presentan también
considerables divergencias. El uso de estas variedades está condicionado por
*
Mi agradecimiento más sincero para los evaluadores de este artículo, que me ayudaron a
mejorarlo con sus atinadas observaciones. Está de más decir que los errores que aquí pueda
haber son de mi entera responsabilidad.
tres factores fundamentales: la zona geográfica, el nivel socioeconómico de los
hablantes, y el estilo empleado. No se habla lo mismo en Argentina que en
Venezuela, ni se expresa de igual manera un venezolano culto que uno
analfabeto. Yendo a lo individual, cabe señalar que cada persona dispone de
variadas posibilidades idiomáticas cuyo uso se rige por la situación particular
en la que se encuentra: dictando una conferencia, en la intimidad de la familia,
regateando en un mercado popular, etc. Es evidente que cuanto más amplio sea
el repertorio lingüístico de un individuo y cuanto más aguda su sensibilidad
social, tanto más fácil le será comunicarse con los otros y ser socialmente
aceptado, no importa el grupo social al que pertenezca.
1
Hay además dos gramáticas recientes, publicadas bajo los auspicios de la RAE: Gramática de la
lengua española (1994), de Emilio Alarcos Llorach, y Gramática descriptiva de la lengua española
(1999), dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte. Esta última obra, que refleja bastante bien
los usos reales del español, y que no se basa ya en ejemplos extraídos de autores del pasado, es
muy valiosa para los especialistas, pero quizá resulta de difícil consulta para los que no lo son.
de un cuarto de siglo, no ha sido reemplazado aún por una nueva y definitiva
“Gramática de la Academia” (Lázaro Carreter 1999, p. XIII).
Conviene señalar que todas las variedades del español, e incluso los modelos
propuestos por las gramáticas, evolucionan con el tiempo a causa de
necesidades y presiones de muy diversa naturaleza. En tal sentido, se
comportan como cualquier otro hábito social. Y, como ocurre con todos los
hábitos sociales, cada cambio genera actitudes muy variadas. Entre todas las
actitudes posibles, es fácil distinguir tres que podríamos considerar
prototípicas: i) una actitud represiva, correctista, que condena la variación y el
cambio, cualquiera que estos sean; ii) una actitud permisiva a ultranza, que los
acepta sin restricciones; y iii) una actitud equilibrada, valorativa, que rechaza
o acepta en función de sólidos argumentos. Analicemos en detalle estas tres
actitudes.
2. ACTITUD “CORRECTISTA”
2
El término antier sí aparece en el DRAE (1992), pero es considerado “familiar”.
Esta actitud se basa en la creencia de que solo hay una variedad aceptable: la
que sigue de cerca el modelo gramatical y léxico propuesto por la RAE.
Adoptan esa actitud –es triste reconocerlo– algunos gramáticos y maestros, y
también, ciertas personas que se consideran “muy leídas” pero que, en el
fondo, parecen leer mucho y asimilar poco. Los correctistas se apoyan en el
conocimiento –real o imaginario– del modelo RAE para despreciar los usos
que divergen de dicho modelo. Al adoptar esa actitud, persiguen un doble
objetivo: tener acceso a un nivel socio-cultural superior, y desvalorizar a las
personas que emplean variedades de habla consideradas poco prestigiosas. 3 Lo
curioso es que, a pesar de todos sus esfuerzos, los correctistas no logran ser
aceptados por nadie. Por un lado, usan un lenguaje tan abundante en formas
obsolescentes y en hipercorrecciones que las personas verdaderamente cultas
no dudan en calificarlos de artificiales. Por otro lado, su lenguaje está tan
alejado del que emplea el hablante común que éste, o se burla de ellos o dice
admirarlos pero “de lejitos”, para usar una expresión muy venezolana. En
cualquier caso, el resultado final es siempre el aislamiento social de estos
“maestros del idioma”.
3
Como saben muy bien los psicólogos, la desvalorización de las cualidades ajenas es una forma
común, aunque muy mezquina, de enaltecimiento propio.
Academia Española, en la edición de 1984, muchos años después de que ese
término y la correspondiente bebida circularan ampliamente en nuestro medio.
2. ACTITUD PERMISIVA
Esta actitud representa la aceptación de los más variados usos del idioma.
Dentro de los hispanohablantes que adoptan una actitud permisiva, habría que
distinguir, a su vez, dos grupos muy diferentes entre sí.
3. ACTITUD EQUILIBRADA
Puesto que toda lengua es un sistema de signos que los hablantes comparten,
resulta evidente que cualquier desviación del código es en principio peligrosa,
pues podría alterar la comprensión del mensaje. Sin embargo, hay
desviaciones permisibles y hasta convenientes: aquellas que, sin desvirtuar la
comunicación, redundan en una mayor economía o en una mayor
4
Pensemos, por ejemplo, en lo poco comprensible que resultaría una construcción como niño el lo
sabe en lugar de el niño lo sabe.
expresividad. Pensemos por ejemplo en el llamado “que galicado”, tan
criticado por los gramáticos y, sin embargo, tan útil en determinados
contextos. Observemos al respecto estas dos expresiones: fue a partir de ese
momento CUANDO me sentí mejor y fue a partir de ese momento QUE me
sentí mejor.5 De las dos, la segunda, que contiene un “que galicado”, es más
económica que la primera (mientras CUANDO tiene dos sílabas, QUE tiene
una sola) y, además, no ofrece ningún tipo de ambigüedad. ¿Por qué no usarla
entonces? De hecho, eso es lo que están haciendo la mayoría de los
hispanohablantes, entre ellos sus más afamados escritores.6 No admitir que
“desviaciones” como la que acabo de ilustrar son altamente justificables es
oponerse a la natural evolución del idioma.7
5
Esta última oración es empleada por Benedetti (1980:109).
6
Sobre los usos actuales del “que galicado”, pueden consultarse, por ejemplo, Sedano (1998 y
1999), y Bentivoglio, De Stefano y Sedano (1999).
7
Esto no significa, desde luego, que se esté estimulando el abandono de todos los relativos del
español por la partícula que. Evidentemente hay contextos donde resulta necesaria la repetición de
esa partícula para evitar la ambigüedad, etc.; sin embargo, en otros contextos, como sucede en el
ejemplo de “que galicado” expuesto más arriba, el uso de que es ventajoso, lo cual justifica su
expansión en el español actual.
conozcan a cabalidad la variedad estándar de su comunidad; 8 esa variedad no
es, desde luego, la única que podrán emplear en su vida, pero sí es la única
que les permitirá el manejo del código amplio, en el sentido empleado por
Bernstein (1974), así como el acceso a ciertos medios culturales y sociales.
Olvidarse de la importancia del lenguaje es peligroso y puede resultar
altamente inconveniente.
Las sociedades cambian, sus normas también. Hay normas que eran
verdaderamente impositivas hace cien años y que ahora no lo son. Igual ocurre
con la lengua. Ahora bien, hay varias formas de innovación –o si queremos, de
desviación– dentro de una lengua:
De las tres actitudes que se han analizado, la tercera es la más sutil, pues su
puesta en práctica exige dominio del código y una profunda sensibilidad
lingüística y social. Sin embargo, es la actitud más recomendable. La
posición reflexiva que conlleva, así como su sana y bien fundamentada
capacidad crítica, son las bases para que el idioma se diversifique y cambie
pero dentro de los límites permisibles.
Cabe concluir diciendo que las actitudes a las que se ha hecho referencia en
este trabajo emergen de una reflexión basada en el estudio de lo que sucede en
Venezuela. Es obvio, sin embargo, que dichas actitudes se darán también,
aunque con distintas características, en los otros países de habla hispana.
Esclarecer estas actitudes, profundizar en el tema y estimular la actitud más
conveniente ante los cambios del idioma son tareas para los lingüistas,
comunicadores y educadores no sólo de Venezuela sino de todos los países en
los que se habla español.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS