Psicología Manuel Atero

TEMA 7: Psicología y género.

1. Los estereotipos de género.

Este conjunto de creencias compartidas socialmente sobre los hombres y mujeres, que
se suelen aplicar de manera indiscriminada a todos los miembros de cada uno de estros
grupos, es lo que conocemos como estereotipos de género. En la investigación sobre el
género lo relacionado con la dimensión femenina recibe el nombre de expresivo o
comunal y lo relacionado con la dimensión masculina se denomina instrumental o
agente.
Las investigaciones han demostrado la existencia de subtipos de hombres y mujeres.

La estereotipia de rasgos hace referencia a las características que se considera que

definen de manera diferente a hombres y mujeres. La estereotipia de rol incluye las
actividades que se consideran más apropiadas para hombres y mujeres.
Las ocupaciones también están estereotipadas.

En no pocas ocasiones cuando uno de los componentes del estereotipo no encaja con el
resto tendemos a pensar yo no me la/lo imagino así.

Los estereotipos de género tienen dos dimensiones con funciones diferenciadas. Cuando
nos referimos a las características que se adscriben a hombre y mujeres estamos
haciendo alusión a la dimensión descriptiva.
La segunda dimensión de los estereotipos de género denominada la dimensión
presciptiva , indica como deberían comportarse hombre y mujeres.

Burgués y Borgida, según el componente descriptivo de los estereotipos de género tiene

una función cognitiva: actúa organizando y estructurando el flujo de información sobre
hombres y mujeres.

El componente prescriptito de los estereotipos de género está relacionado con intereses

motivacionales. Puede servir para mantener, reforzar o justificar la estructura de poder
social.
Es la dimensión presciptiva la que cumple la función de justificación y mantenimiento
del estatus quo que los convierte en un elemento discriminatorio y de resistencia al
cambio.
Cumplen una función de mecanismo de control que determina lo que es normal, lo que
es aceptable y lo que se desvía de la norma.

Los aspectos descriptivos dan lugar a una forma de discriminación fría que no está tan
basada en los prejuicios de género como la que se deriva de los aspectos prescriptivos.
Los aspectos prescriptivos dan lugar a una discriminación intencional.
Se trata de un tipo de discriminación caliente.

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La discriminación procedente del componente presciptivo es más fácil de detectar que

la derivada del componente descriptivo.

2. Masculinidad y feminidad. La identidad de género y la naturaleza

multifactorial de los fenómenos relacionados con el género.

Las personas andróginas eran las que tendrían un mejor ajuste psicológico.
Spence defiende que la masculinidad y la feminidad son conceptos multidimensionales,
en los que intervienen rasgos de la personalidad, atributos físicos, capacidades e
intereses, deben considerarse cuatro dominios críticos:

a) La identidad de género.
b) Los rasgos de personalidad instrumentales y expresivos.
c) Los intereses relacionados con el género, conductas de rol y actitudes.
d) La orientación sexual.

3. Contextualizando el género.

Los componentes de modelo: el perceptor, el propio individuo y los factores

situacionales.
El perceptor hace referencia a las creencias que las personas mantienen sobre el género
y al modo en que estas creencias se convierten en acciones a través de las expectativas.
El modelo considera el target que también participa, la situación provoca que el género
sea más o menos saliente.

4. El sexismo.

El sexismo está basado en una creencia sobre la supuesta inferioridad de las mujeres
como grupo.
El sexismo moderno está caracterizado por una oposición a las demandas feministas
basada en la creencia de que las mujeres ya no son objeto de discriminación y las
políticas de acción afirmativa no son necesarias.

Neosexismo se refiere al conflicto que se experimenta entre los valores igualitarios

hacia las mujeres y los sentimientos negativos que aún existen hacia ellas.

5. Teoría de sexismo ambivalente.

Se basa que aunque en la actualidad los hombres continúan teniendo más poder
estructural que las mujeres, a su vez son dependientes de ellas para satisfacer sus
necesidades heterosexuales y afectivas.
En la actualidad coexisten dos formas de sexismo: el hostil y el benevolente.

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El sexismo hostil es el tradicional, prejuicio o discriminación hacia las mujeres por

considerarlas inferiores a los hombres.
El sexismo benevolente está basado en una visión estereotipada y limitada de la mujer,
deseo de los hombres de cuidar de las mujeres, adorarlas.
El sexismo hostil es una orientación subjetivamente negativa mientras que el sexismo
benevolente es todo lo contrario una orientación subjetivamente positiva.
1. El patriarcado o poder estructural masculino: la manifestación ideológica es
el paternalismo, tiene un lado hostil y un lado benévolo.
El paternalismo dominante consiste en la creencia de que los hombres deberían
tener más poder que las mujeres.
El paternalismo protector hace referencia a la percepción de que los hombres deben
proteger y mantener a las mujeres que dependen de ellos.

2. La diferenciación existente entre hombre y mujeres: tiene un componente

hostil y otro benévolo.
La diferenciación de género competitiva consiste en la creencia subyacente de que
como grupo las mujeres son inferiores a los hombres en dimensiones relacionadas
con la competencia.
La diferenciación de género complementaria se basa en que los roles convencionales
de las mujeres complementan y cooperan con los de los hombres.

3. Heterosexualidad: presenta un componente hostil y otro benévolo.

La hostilidad heterosexual: la creencia de que las mujeres son peligrosas y
manipuladoras para los hombres.
La intimidad heterosexual está basada en la complementariedad y cooperación entre
los hombres y las mujeres.

Click y cols: el sexismo benevolente está relacionado con evaluaciones positivas hacia
mujeres tradicionales, mientras que el sexismo hostil lo está con evaluaciones negativas
de mujeres que transgreden los roles de género tradicionales.

El sexismo benevolente es negativo por varias razones. Porque las evaluaciones

positivas a las que da lugar el sexismo benevolente están dirigidas selectivamente hacia
las mujeres que aceptan roles femeninos convencionales. En segundo lugar porque las
creencias de las propias mujeres favorecen que ellas mismas acepten los actos sexistas.
El sexismo benevolente contribuye al mantenimiento de las desigualdades sociales.