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Biomecánica de las Lesiones Articulares en el

Entrenamiento con Pesos


Hermes Romero.
http://www.sobreentrenamiento.com/PubliCE/Articulo.asp?ida=8&tp=s

INTRODUCCIÓN

Como cualquier actividad física, en el entrenamiento con pesos existe un grado de


riesgo de lesiones, sin embargo, los riesgos envueltos en este tipo de entrenamiento son
generalmente menores si se compara con otros tipos de actividades. La mayor cantidad
de riesgos de lesiones existe en los deportes de equipo, seguido de las carreras y los
aeróbicos y por último del ciclismo, las caminatas y el trabajo con pesos, este último
con un promedio de cuatro lesiones por cada 1000 horas de participación. A pesar del
bajo índice de riesgo de lesiones que caracteriza el entrenamiento con pesos, es
necesario que como especialistas en entrenamiento físico tomemos algunas medidas
para minimizarlo aún más.

LA ESPALDA

En contraste con los cuadrúpedos, en los que la columna vertebral soporta cada
estructura corporal cual cables de un puente de suspensión, el ser humano permanece
por lo general en una posición erguida, en la que las vértebras descansan unas sobre las
otras separadas por discos fibrocartilaginosos que hacen las veces de estructuras
amortiguantes. La ventaja de tal postura - el amplio y libre uso de brazos y manos- está
acompañada de una gran desventaja: El constante sometimiento de los antes
mencionados discos intervertebrales a grandes fuerzas compresivas, aún cuando
permanecemos sencillamente parados, caminando o sentados. Estas fuerzas aumentan
considerablemente cuando levantamos algún peso en posición erguida. Cuando
permanecemos en esta posición los esfuerzos hechos con la parte superior de nuestro
cuerpo son transmitidos a través de la espalda y las piernas hacia el suelo. En adición,
los músculos de la espalda baja poseen una gran desventaja biomecánica y deben
generar fuerzas mucho mayores que el verdadero peso levantado. Por esta razón la
espalda baja es una zona particularmente vulnerable a las lesiones.

Las lesiones de la espalda baja pueden ser extremadamente debilitantes, persistentes y


difíciles de remediar. Así pues cualquier esfuerzo debe ser realizado bajo estrictas
normas que eviten las lesiones. Esta región corporal posee la más alta cifra estadística
de hernias discales. Entre el 85% y el 90% de las hernias discales aparecen entre las dos
últimas vértebras lumbares (L4-L5), o entre la última lumbar y primera sacra (L5-S1).

Estas cifras no son de sorprender debido a las tremendísimas fuerzas compresivas a que
está sometida esta zona.

Cuando un peso es levantado sobre los hombros o brazos y el tronco es inclinado al


frente, se genera una gran fuerza de torque en los discos intervertebrales de la región
lumbosacra, esto debido a la gran distancia horizontal entre esta región (fulcro) y el
centro de masa del peso levantado. Los músculos erectores del tronco operan bajo una
pequeña ventaja mecánica ya que la distancia horizontal es mucho mayor que la
distancia perpendicular entre la línea de acción de los mismos y los discos. Como
resultado de lo expuesto, los músculos frecuentemente generan fuerzas 10 veces
mayores que el peso levantado, fuerzas que actúan con un efecto compresivo sobre los
cuerpos adyacentes de las vértebras (discos) y nos predispone a lesiones.

Para la realización de esfuerzos con pesos donde el tronco se incline al frente es


necesario adoptar una postura en la que la espalda baja se mantenga recta o mejor aún
arqueada, esta posición evitará en alto grado la compresión de los discos y la distensión
de ligamentos. A la protección de los discos se le suma el hecho de que los músculos
son capaces de generar mayores fuerzas con la espalda arqueada en esta región.

LA PRESIÓN INTRAABDOMINAL Y LOS CINTURONES O FAJAS


DE LEVANTAMIENTO

Cuando el diafragma y los músculos internos del torso se contraen se genera una
presión tóraco-abdominal. El tórax y el abdomen son cavidades compuestas
principalmente de fluidos, el tórax contiene gases que son virtualmente incompresibles
y el fluido abdominal aumenta la presión debido a la acción de la musculatura, por esto
algunos autores han denominado este fenómeno "bola de fluidos", por su ayuda al
soporte de la columna vertebral durante grandes esfuerzos, los cuales generan
compresión lateral de discos intervertebrales, evitando gran cantidad de lesiones. La
columna en este caso se recuesta literalmente en la bola de fluidos, tal como si fuera una
pelota inflable.

Muchos atletas que se identifican con grandes esfuerzos con pesos; en sentadillas
pesadas por ejemplo, utilizan en este sentido la conocida maniobra Valsalva,
descubierta e implementada en el siglo XVIII por el médico español Antonio Valsalva.
La glotis se mantiene cerrada durante el esfuerzo para no dejar escapar el aire de los
pulmones, la parrilla costal y los músculos abdominales se mantienen contraídos
creando así un compartimiento de fluido a presión en la cavidad abdominal y de aire en
la región torácica. Una ventaja de está maniobra es que incrementa la rigidez del tronco
completo haciendo más fácil el soporte de pesos grandes.

Es común encontrar el uso de esta maniobra en el levantamiento de grandes pesos, sin


embargo, a través de la realización de la misma se pueden experimentar considerables
efectos secundarios: La presión arterial tiende a aumentar hasta niveles muy altos,
dificultando la afluencia de sangre al cerebro, esto se debe a que debido al aumento de
las presiones intraabdominal e intratorácica que se generan en el curso de la maniobra,
la sangre de las zonas bajas ve su retorno al corazón imposibilitado desde el punto de
vista físico. Lo anterior puede desencadenar blackout o síncopa de apnea.

El diafragma y los músculos abdominales pueden contraerse sin cerrar la glotis, creando
así la llamada bola de fluidos sin elevar la presión intratorácica. Esta vía es la más
conveniente para asegurar la protección de la columna vertebral sin riesgo de estados
sincopales., por lo tanto debe ser el método recomendado a la hora de la preparación
con pesos y específicamente en el manejo de grandes cargas axiales sobre la columna
vertebral y/o los hombros.
Sólo los atletas experimentados en el manejo de grandes cargas, los cuales sepan
reconocer el umbral desde el cual el uso de la maniobra de Valsalva produce blackout,
deben utilizarla, aceptando sus riesgos y bajo su responsabilidad.

El uso de cinturones o fajas de seguridad durante el entrenamiento con pesos ha sido


hasta hoy uno de los medios o métodos aconsejados para la protección de la columna
vertebral. Es ampliamente reconocido que este medio proporciona un aumento de la
presión intraabdominal por compresión de la zona y por ende crea el efecto de la bola de
fluidos que se desea. Sin embargo, ha sido aconsejado como parte del
acondicionamiento físico de los atletas, que se evite su uso y se reserve sólo a intentos
muy pesados o pesados en extremo, en otras palabras, que no se haga del cinturón o faja
un hábito o uso indiscriminado. El uso indiscriminado del mismo puede imposibilitar
que los músculos abdominales se estimulen lo suficiente para cubrir tales necesidades
de protección, haciéndolo particularmente riesgoso al realizar grandes esfuerzos en
algún momento determinado sin tener presente el cinturón o faja de seguridad. De todo
lo anterior se desprenden entonces las siguientes recomendaciones:

• No es necesario el uso de un cinturón o faja de levantamiento para ejercicios que


no afecten directamente la espalda baja.
• En ejercicios donde se vea afectada directamente la espalda baja, resérvese el
uso de cinturones o fajas sólo en los levantamientos submáximos o máximos. De
esta manera estaremos permitiendo el estímulo de los músculos encargados de la
bola de fluidos para la protección de la espalda en los levantamientos más
ligeros.
• Los atletas pueden escoger consciente e individualmente no usar en ninguna
circunstancia el cinturón o faja de levantamiento, teniendo la seguridad de estar
lo suficientemente entrenados a tal fin. Muchos levantadores olímpicos jamás lo
usan.

LOS HOMBROS
Los hombros son particularmente propensos a lesionarse durante los entrenamientos con
pesos, debido a dos factores importantes e interrelacionados: sus estructuras anatómicas
y las fuerzas a que están sujetos durante los levantamientos. Igual que las caderas,
(articulación coxofemoral) los hombros poseen tres grados de libertad de movimiento,
siendo capaces de permitir amplios movimientos de rotación y giros en todos los planos
y ejes. Ambas son articulaciones clasificadas como enartrósicas triaxiales o de perfecto
encaje, sin embargo la cadera se diferencia -pudiera decirse- "sustancialmente" del
hombro desde el punto de vista kinesiológico. Mientras que la cadera es una
articulación de perfecto acople cabeza-cavidad, el hombro tiene una desventaja
mecánica. Entre la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea no se establece una
verdadera conexión física, más bien la conexión es garantizada por otros factores, que a
pesar de todo permiten el más alto rango de movimientos del cuerpo humano. Detrás de
esa ventaja se esconde una desventaja que puede ser un factor de alto riesgo. Sólo una
pequeña porción de la cabeza humeral se relaciona directamente con la cavidad
glenoidea, la interrelación se establece gracias a la existencia de una estructura
fibrocartilaginosa llamada lábrum, la cual rodea los extremos superiores de la glenoides
para profundizarla en algunas direcciones y así poder establecer una conexión más
amplia entre los extremos articulares.
Unido a esto la cápsula articular que rodea la articulación es un importante factor de
soporte, el cual junto al líquido sinovial ejercen una fuerza que atrae constantemente al
húmero sobre la cavidad. Entre los antes mencionados factores y la acción de los
ligamentos se garantiza la posición del húmero respecto a la glenoides, se le suma la
acción postural que ejercen los músculos del manguito rotador (supraespinoso,
infraespinoso, subescapular, y redondo menor) y los pectorales. La desventaja consiste
en que como todas las estructuras que soportan la articulación son tan vulnerables a los
amplísimos movimientos a los que está sometido nuestro hombro la posibilidad de
lesión está siempre tocando nuestras puertas.
Por una parte, los movimientos amplios y violentos pueden desencadenar desgarros
músculo- tendinosos de los antes mencionados músculos y/o sus respectivos tendones,
arrastrando tras sí toda una amplia sintomatología. Por otra parte, el uso indiscriminado
de un incorrecto programa de entrenamiento con pesos puede desencadenar problemas
mecánico-posturales en la articulación, pudiéndose asociar a bursitis compresiva y/o
tendinitis del supraespinoso o del tendón bicipital.
Lo recomendado al hombro en estos casos es lo siguiente:

• Es necesario realizar un buen calentamiento específico antes del entrenamiento


con pesos, que incluya de dos a tres series con pesos ligeros de cada uno de los
ejercicios a realizar.
• Es más recomendable realizar las repeticiones de cada serie a una velocidad
constante y controlada en todo el recorrido que realizar transiciones rápidas o
explosivas de la fase excéntrica a la concéntrica o viceversa.

LAS RODILLAS
La propensión a lesiones que posee la articulación de la rodilla se debe en primer lugar a
su localización entre las dos palancas más largas de nuestro cuerpo (el fémur y la tibia).
En segundo lugar, la presentación estructural de la articulación de la rodilla, que la pone
en desventaja frente a su gran responsabilidad motriz. La rodilla articulación diartrósica
tróclear; posee fundamentalmente un grado de libertad de movimiento, en el eje
transversal, esto le permite los movimientos de flexión extensión. Muchos autores
coinciden en que la rodilla es capaz de realizar rotaciones internas y externas desde una
flexión de noventa grados. Ese grado está aún en discusión, no obstante, no tiene
ninguna importancia en ningún movimiento o técnica deportiva, por lo tanto queda
descartado su análisis.
Lo más importante por discutir respecto a la más compleja articulación del cuerpo
humano es lo relacionado con su propensión de causas físico-anatómicas a sufrir una
amplia gama de lesiones diversas. Las estructuras limitantes que posee la rodilla, para
reducir su acción a un grado de libertad de movimientos (flexión-extensión), son
prácticamente los ligamentos por si solos. Los colaterales, que evitan inflexiones en el
plano frontal y los cruzados que evitan las posibles torceduras en cualquier dirección,
además, la masa corporal recae directamente sobre los meniscos que son estructuras
fibrocartilaginosas de amortiguación, los que deben soportar en ocasiones el peso de
todo nuestro cuerpo multiplicado varias veces: en aterrizajes después de saltos de
voleibol o baloncesto por ejemplo. De este pequeño análisis podemos imaginar el
extremo peligro a que están sometidas nuestras rodillas.
Todo el peso desde las rodillas hacia arriba y las fuerzas externas relacionadas a él en su
efecto dinámico recaen directamente sobre las estructuras que se expusieron
anteriormente, sobre todo las fuerzas rotacionales generadas en la mayoría de los
complejos movimientos deportivos.
Estas fuerzas no van a estresar otra área más contundentemente que la relacionada al
soporte de la articulación de las rodillas, en otras palabras: los ligamentos y estructuras
de sostén de las rodillas están constantemente expuestos a grandes cargas estresantes.
Desde el punto de vista mecánico la rótula o patela ocupa un lugar y cumple una
función muy importante dentro de los movimientos de la rodilla. Debido a la gran
desventaja mecánica que poseen nuestras rodillas desde el punto de vista anatómico, en
lo relacionado con el punto de inserción del tendón de la rótula (punto de aplicación de
la fuerza) en la tibia (palanca de la fuerza), el cual está muy cerca del eje de la palanca,
la rótula tiene la función de alejar un tanto más el tendón de dicho eje, suavizando así
el trabajo y ganando de algún modo un poco de ventaja mecánica en los movimientos de
extensión. Cada desventaja mecánica que posee la conformación de nuestro sistema
esquelético posee de algún modo una compensa, pero esto conlleva pagar en ocasiones
precios demasiado elevados, cuando nos sometemos a situaciones extremas como son
las situaciones deportivas. En el caso específico de la rótula, como compensa de la
desventaja de inserción del tendón rotuliano en la tibia, debemos pagar con la elevada
propensión a las lesiones de la zona, como son las tendinitis, rupturas tendinosas o
desincersiones y en los casos más delicados, rupturas de la propia rótula, lo cual
podemos sufrir en los levantamientos muy pesados.
USO DE RODILLERAS O BANDAS PROTECTORAS DE RODILLA
Es frecuente encontrar muchos atletas usando bandas elásticas de cualquier tipo en las
rodillas, mientras se entrenan con pesos en sus sesiones de ejercicios para las piernas.
Son tan diversas estás bandas como comunes o populares son los lugares donde pueden
ser adquiridas. Desde farmacias hasta tiendas especializadas en artículos deportivos.
Muchísimas investigaciones han dirigido sus metodologías a investigar la eficacia de
dichos medios de protección, pero todavía no se concluye con confiables datos que
determinen la validez o no de los mismos. Lo cierto es que muchos atletas sienten
protegidas sus rodillas con el uso de bandas mientras que un número determinado de
entendidos profesionales del entrenamiento deportivo han reportado en sus informes la
aparición de algunos efectos colaterales al uso de dichas bandas, tales como daños
diversos en la piel de la zona, hasta condromalacia patelar o degeneración del cartílago
de recubrimiento de la cara interior de la rótula.
Debido a la falta de evidencia científica de si el uso de las bandas en las rodillas protege
o no, o si tal uso puede mejorar el desempeño atlético de quien las lleva, es preciso
minimizar su uso o ser cuidadosos al hacerlo. Esta recomendación se debe a algunos
resultados que han arrojado investigaciones al respecto, en tal sentido es importante
dejarle un voto a la duda.
CONCLUSIONES
En este espacio se darán algunas recomendaciones para un correcto trabajo con pesos y
la reducción de la posibilidad de lesionarse en la incursión de los mismos.

• Realice una o más series de calentamiento con pocos pesos, particularmente para
aquellos ejercicios que incorporen generalmente a los hombros y/o las rodillas.
Esto estimulará la circulación sanguínea local hacía los músculos implicados,
incrementando su temperatura y la elasticidad de los ligamentos, tendones y
otras estructuras. El masaje de calentamiento puede proveer muy buenos
beneficios como complemento.
• Realice ejercicios básicos con amplio recorrido articular, realice los ejercicios
suplementarios especializados con rangos limitados de movimientos.
• Use relativos pesos ligeros cuando realice ejercicios nuevos o haya dejado de
entrenarse con los conocidos por más de dos semanas.
• No ignore jamás el dolor alrededor de las articulaciones. El trabajo con dolor
puede desencadenar lesión crónica. En estos casos no se debe abandonar el
entrenamiento. Primeramente se deben probar pesos más ligeros, si el dolor
persiste deben intentarse otros ejercicios y si aún persiste deben suspenderse los
ejercicios que causen el dolor y complementar el entrenamiento con los
ejercicios indiferentes al mismo.
• Nunca intente máximos levantamientos sin estar suficientemente preparados, lo
cual incluye instrucción técnica adecuada y un mínimo de entrenamiento de
adaptación a las técnicas de cada ejercicio por algunas semanas.
• Después del trabajo de pesos máximos el uso de hielo alrededor de las
articulaciones implicadas puede evitar lesiones y recuperar la zona.
• Es preciso emplear ejercicios suplementarios en el entrenamiento, esto
promueve la estabilización articular y el balance de los grupos musculares. Por
ejemplo, Las sentadillas o cuclillas pesadas pueden complementarse con
extensiones en banco para cuadriceps y flexiones para los flexores del muslo. La
pérdida del balance muscular entre los grupos musculares antagonistas es una de
las causas más frecuentes de lesiones deportivas.
• Evite los rebotes en el fondo de las sentadillas o cuclillas. Las fuerzas
excéntricas en esta fase pueden generar grandes lesiones.
• Tome cuidado el incorporar trabajos pliométricos en el entrenamiento. Los
atletas que incorporen trabajo pliométrico para las piernas deben estar
suficientemente fuertes de antemano en las cuclillas o sentadillas. Además, el
trabajo pliométrico no debe realizarse durante todo el año.
• Durante las sentadillas o cuclillas la desviación de las rodillas en el plano
vertical puede potencialmente generar torques innecesarios y peligrosos que
deben evitarse.
• Use con cuidado las bandas elásticas para rodillas y codos, limítelo si puede a
los levantamientos más pesados. Recuerde siempre que las bandas fuertes o muy
apretadas causan lesiones serias, si las usa quíteselas inmediatamente después de
cada levantamiento.
• Realice un gran número de variantes de cada ejercicio o combinaciones de cada
movimiento, esto resultará en un desarrollo más armónico de la musculatura.
• No realice ejercicios explosivos tales como arranques, fuerza de envión o
semienvión sin previa instrucción calificada, cualquier desliz en la técnica de
estos acarreará lesiones muy serias.
• Consulte en todo caso a un especialista calificado para la realización de
ejercicios con pesos o cualquier otro ejercicio físico.

Variables Biomecánicas
Luis D. Antoniazzi1.

C.I.A.F. Centro Integral de Aptitud Física, Córdoba. Argentina.

A la hora de aumentar la dificultad de un ejercicio, normalmente los entrenadores


utilizan el recurso de la carga (sobrecarga) o la velocidad de ejecución. Ambos
estímulos en relación inversamente proporcional; es decir, a mayor carga menor
velocidad y viceversa.
Si bien esto es acertado desde un punto de vista neurofisiológico, si se cuenta solamente
con estas variables, no se tardará en llegar a un límite en la posibilidad de incrementar la
intensidad de un ejercicio.

Para no llegar a esta última instancia, es importante conocer que existen otras
alternativas que también posibilitan aumentar o disminuir la intensidad de un estímulo,
sin la necesidad de recurrir a la sobrecarga o a la velocidad. Me refiero a una serie de
variables enfocadas desde una perspectiva eminentemente biomecánica.

Al hablar de perspectiva biomecánica, es necesario recordar algunos conceptos


pertinentes como palancas del cuerpo humano, momentos de fuerza, punto crítico y
ventaja mecánica, entre otros.

PALANCAS DEL CUERPO HUMANO

En el cuerpo humano la Biomecánica está representada por un "sistema de palancas",


que consta de los segmentos óseos (como palancas), las articulaciones (como apoyos),
los músculos agonistas (como las fuerzas de potencia), y la sobrecarga (como las
fuerzas de resistencias). Según la ubicación de estos elementos, se pueden distinguir tres
tipos de géneros de palancas:

• Primer Género o Interapoyo, considerada palanca de equilibrio, donde el apoyo


se encuentra entre las fuerzas potencia y resistencia.
• Segundo Género o Interresistencia, como palanca de fuerza, donde la fuerza
resistencia se sitúa entre la fuerza potencia y el apoyo.
• Tercer Género o Interpotencia, considerada palanca de velocidad, donde la
fuerza potencia se encuentra entre la fuerza resistencia y el apoyo.

En el cuerpo humano abundan las palancas de tercer género pues favorecen la


resistencia y por consiguiente la velocidad de los movimientos. Como ejemplos de los
tres géneros de palancas en el cuerpo humano encontramos:

• 1º Género: articulación occipitoatloidea (apoyo); músculos extensores del


cuello (potencia); y peso de la cabeza (resistencia).
• 2º Género: articulación tibiotarsiana (apoyo); músculos extensores del tobillo
(potencia); y peso del cuerpo (resistencia).
• 3º Género: articulación del codo (apoyo); músculos flexores del codo
(potencia); y peso del antebrazo y la mano (resistencia)
Gráfico 1. Palanca de 1º género: Articulación occipitoatloidea en donde F: Apoyo, E: Potencia, y R:
Resistencia. Palanca de 2º Género: Articulación tibiotarsiana en donde F: Apoyo, E: Potencia, y R:
Resistencia. Palanca de 3º Género: Articulación del Codo en donde F: Apoyo, E: Potencia, y R:
Resistencia.
Cabe aclarar que según la posición en el espacio del sistema involucrado en el
movimiento, una misma articulación puede presentar más de un género. Por ej. el codo:
flexión (2°gen.) y extensión (1°gen.)
Sobre la palanca del sistema conviene destacar dos elementos muy importantes para el
análisis biomecánico. Encontramos el BRAZO DE POTENCIA como la distancia
perpendicular entre el apoyo y la línea de acción muscular, determinada entre sus
tendones. Y por otro lado el BRAZO DE RESISTENCIA como la distancia horizontal
entre el apoyo y el punto de aplicación de la resistencia.
MOMENTOS DE FUERZA
Para provocar el movimiento de algún segmento corporal el músculo agonista debe
realizar una tracción ósea a partir de su inserción móvil. Esta inserción se encuentra a
una determinada distancia de la articulación eje del movimiento. La línea de acción de
un músculo, presenta con el eje mecánico del hueso movilizado un ángulo denominado
alfa.
Para determinar el valor de la fuerza que realiza el músculo, en los distintos ángulos de
excursión articular, es necesario calcularlo a través del "Momento de Fuerza", que
equivale al producto de la Fuerza por el Brazo de Palanca por el seno de alfa:
MOMENTO DE FUERZA = fuerza x brazo de palanca x seno de alfa
Cuando la posición articular se corresponde a la longitud media del músculo, donde el
seno de alfa es igual a 1, el momento de fuerza muscular es máximo. Antes y después
de esa posición, los valores de alfa son menores y la eficacia del momento de fuerza se
reduce.
PUNTO CRÍTICO
Los brazos de potencia pueden modificarse en situaciones especiales en donde algunos
tendones se curvan sobre superficies de deslizamiento que se comportan como poleas de
reflexión. Existen dos tipos de poleas de reflexión. Una sobre la concavidad de la
articulación. Ej. Ligamento frondiforme para los flexores dorsales del tobillo. La otra
polea, sobre la convexidad de la articulación. Ej. Corredera ósea para el peroneo lateral
largo. Estos sistemas de poleas, muy escasos en el cuerpo, tienen por consecuencia la
reducción de las variaciones de los brazos de palanca musculares durante el
movimiento.
Con respecto a las articulaciones sin poleas de reflexión el mayor momento de fuerza
muscular se conoce como PUNTO CRITICO. El punto crítico se define como el
momento del recorrido articular donde el músculo agonista encuentra su máxima
resistencia a vencer. En el caso del trabajo con pesos libres corresponderá siempre a la
posición en la cual el segmento óseo movilizado se encuentre paralelo al suelo.
VENTAJA MECÁNICA
Durante un movimiento, la tensión generada por las fibras musculares agonistas varía,
dependiendo de la variaciones que sufre la longitud de ambos brazos de palanca
(potencia y resistencia).
Con una misma resistencia pueden presentarse dos situaciones mecánicas diferentes de
acuerdo a la situación en que se encuentren los brazos de palanca:
a) Cuando el brazo de potencia aumenta y el brazo de resistencia disminuye, es una
situación de VENTAJA MECANICA.
b) Cuando el brazo de potencia disminuye y el brazo de resistencia aumenta, es una
situación de DESVENTAJA MECANICA.
De esto puede deducirse una relación inversamente proporcional entre el brazo de
potencia y el brazo de resistencia.

Cuando ambos brazos de palanca llegan a su máxima expresión (punto crítico) se


produce una situación de EQUILIBRIO MECÁNICO.
Habiendo recordado todos estos conceptos, ahora es más fácil poder interpretar las
variables biomecánicas tendientes a modificar la intensidad del estímulo aplicado:
VARIABLES BIOMECÁNICAS
Modificar los planos de ejecución
Esto puede provocar dos situaciones. Una es la variación del punto crítico. La otra, es la
desaparición de dicho punto crítico. Un ejemplo claro se da con el ejercicio de
abdominales sobre un plano invertido, para la primera situación, y un plano inclinado
para la segunda.
Invertir punto fijo y punto móvil
Al hacer esto sucede que aquellos músculos que tenían inserciones cercanas a la
articulación agonista, pasan a tenerlas alejadas y entonces su accionar muscular se
modifica según sea el caso. Un ejemplo con los flexores del codo se presenta con los
ejercicios "flexión de codos con pesos libres" y "flexiones de brazos suspendido en una
barra, con toma supina"
Modificar los brazos de resistencia
Con esta variable se logra, por un lado, una aplicación de fuerza energéticamente más
económica; es decir, reclutar menor cantidad de fibras musculares, reduciendo el brazo
de resistencia para la ejecución de un determinado ejercicio o al menos de un segmento
parcial del recorrido articular total de dicho movimiento. A la inversa, si se aumenta el
brazo de resistencia se puede aumentar la cantidad de fibras musculares agonistas y
hacer un trabajo que genere un mayor catabolismo energético. Son ejemplos claros las
diferentes posiciones de los miembros superiores para el ejercicio de abdominales.
Resulta claro que con estas variables biomecánicas se amplia mucho más el abanico de
posibilidades de variación a la hora de modificar la resistencia a vencer en cualquier
ejercicio con el peso del propio cuerpo o con la utilización de pesos libres.
Seguramente existen otras posibilidades más con las cuales lograr estas variaciones; no
obstante, en las citadas se resumen las más prácticas y operativas para utilizar en el
ámbito de la gimnasia y en entrenamiento.

Aspectos Mecánicos de la Carrera y la


Velocidad
Pekka Luhtanen.
Senior Researcher, KIHU Research Institute for Olympic Sports.

INTRODUCCION

El campo de la biomecánica en el fútbol implica el estudio de diferentes patrones de


movimiento tanto durante el juego como durante la práctica. Los entrenadores,
reconozcan la biomecánica o no, están interesados en los efectos de las fuerzas que
producen o interactúan sobre el jugador. Su habilidad de enseñar las técnicas básicas del
fútbol dependen en gran medida de su apreciación de los efectos que están tratando de
producir y de las fuerzas que los causan. Los videos y las filmaciones facilitan el
análisis mas detallado de la carrera y de las otras destrezas del fútbol.

El propósito de esta presentación es hacer una revisión de la biomecánica de la carrera y


del desarrollo de la destreza de carrera en jugadores de fútbol juveniles e indicar como
esta información podría ser aplicada al entrenamiento del fútbol. La destreza de la
carrera no es un elemento singular que pueda ser definida en términos concluyentes, de
hecho, está en continuo desarrollo. No existe una única forma de correr que sea válida
universalmente para todas las personas. Sin embargo, hay algunas reglas básicas que el
entrenador debería seguir. Para el entrenador lo importante es poder percibir las
cualidades técnicas de cada jugador y las formas para su posterior desarrollo. Los
jugadores más dotados son capaces de aprender más destrezas y más rápido que los
jugadores ordinarios.

Los entrenadores tienen que entender la estructura biomecánica de los jugadores, como
funcionan en conjunto todos los segmentos corporales y las características básicas de su
estructura: masa corporal, talla, centro de gravedad y momento de inercia, así como
también funciones biomecánicas adicionales de los jugadores tales como las fuerzas que
actúan sobre ellos y sobre el ambiente; el peso o la fuerza gravitacional, las fuerzas de
reacción, la fricción, la producción de fuerza muscular, las fuerzas elásticas y la
resistencia al aire. Además el entrenador puede sacar ventaja, si es capaz de evaluar o
medir la estructura básica y las funciones de sus jugadores.

Velocidad en Situación de Juego

La velocidad en situaciones de juego en el fútbol depende de la anticipación, de la


reacción, de la velocidad de reacción y del tiempo de movimiento, de la posición inicial
y de las velocidades iniciales, de la velocidad máxima y de las fases finales. Los
jugadores experimentados son capaces de leer el desarrollo del partido.
Figura 1. Factores que influencian la velocidad en situación de juego en el fútbol.

La carrera y las velocidades máximas en el fútbol dependen de la producción de fuerza


muscular, de la reacción y de la masa del jugador. En diferentes fases de la carrera es
importante analizar los cambios en la velocidad (incremento o reducción) y pensar
acerca de las razones de estos cambios desde un punto de vista biomecánico. La
longitud y la frecuencia de zancada en la carrera pueden ser divididas en diferentes
partes como puede observarse en la figura 2.

Figura 2. Un modelo analítico para evaluar la velocidad de carrera en el fútbol

El tiempo de contacto puede dividirse en tiempos de apoyos simples y apoyos dobles; y


de acuerdo a la función muscular en la fase de impacto (excéntrico), estática y en la fase
de empuje (concéntrico).
Los factores principales que influencian la velocidad de carrera son una alta frecuencia
de zancada y la longitud de la zancada. En la mayoría de los grupos la frecuencia de
zancada tiene un rol determinante, especialmente al inicio de la carrera. En la práctica la
frecuencia de zancada significa fases de apoyo cortas, especialmente fases cortas de
doble apoyo y movimientos rápidos de recuperación de la pierna bajo el tronco, sin
realizar movimientos adelantados respecto del centro de gravedad del cuerpo. Todas las
fuerzas de resistencia y de desaceleración deben ser minimizadas.
El inicio de los sprints en el fútbol incluyen tanto la reacción como el tiempo de
movimiento. Para el jugador es importante hallar el estímulo válido para la acción en su
campo visual. Este proceso de recolección de información y puesta en acción consiste
de la reacción y de la velocidad de decisión, los cuales son factores importantes para
jugadores de fútbol de elite. Una rápida reacción y cortos tiempos de reacción son
factores importantes que hacen al jugador de fútbol de elite.

Para tener una carrera económica en el fútbol es importante tener en cuenta los siguiente
factores:

• Distancia horizontal del centro de gravedad, ya que el punto de contacto del pie
durante el impacto debería ser lo mas corto posible.
• El ángulo de la zancada en relación al nivel del piso durante el impacto debería
ser de aproximadamente 90º.
• Contacto con la punta de los pies en lugar de contacto con el talón
• La oscilación del centro de gravedad debería ser pequeña
• La acción de recuperación de la pierna en la fase de impacto debería ser
acelerada
• Durante la fase de impacto debería haber un empuje activo de la articulación del
tobillo
• La cooperación de las piernas y los brazos debería ser armoniosa.

Salida, Cambio de Dirección y Giros


Para una salida rápida en una buena posición inicial; la línea vertical del centro de
gravedad debe estar lo mas cerca posible del borde del área de apoyo en la dirección del
movimiento. La inclinación del cuerpo causa desaceleración. Por lo tanto la línea del
centro de gravedad se tomara tan lejos como la fricción de apoyo lo permita, desde el
borde en la dirección del movimiento.
Un principio apropiado para el tipo de carrera, y las situaciones de aceleración y
desaceleración lineal es el que sigue: para maximizar la estabilidad del movimiento, se
debe incrementar la base de apoyo en la dirección del momento y en la dirección en que
se intenta acelerar o desacelerar. Cuanto mayor sea el momento, mayor deberá ser la
base de apoyo en esa dirección. Cuanto mayor sea la aceleración o desaceleración,
mayor deberá ser la base de apoyo en esa dirección.
Cualquier cambio en la dirección de carrera y en el momento linear es causado por un
impulso externo en la dirección del cambio de dirección. Cuanto mayor es el cambio en
la dirección de movimiento, mayor deberá ser el empuje y la fuerza de reacción contra
el suelo. En los cambios abruptos de dirección, las fuerzas de fricción del pie contra el
piso deben ser lo suficientemente altas como para evitar los resbalones en el momento
en que el pie está empujando. Cuando el piso esta húmedo, debido a la disminución en
las fuerzas de fricción, los jugadores no podrán cambiar rápidamente de dirección,
acelerar o desacelerar o mantener el equilibrio.
Cuando se gira 180º sobre el eje longitudinal del jugador, es importante mantener la
distribución de la masa lo más cerca posible de este eje ya que el momento de inercia
será menor y el giro será más rápido. Deben evitarse los pasos extras durante los giros.

Presión en el Compartimento Tibial Anterior


Antes, Durante y Después del Ejercicio en
Corredores de Larga Distancia
Panagiotis Baltopoulos, Eugenia Papadakou, Maria Tsironi, Panagiotis Karagounis,
George Prionas.
Department of Functional Anatomy & Sports Medicine, University of Athens, Greece.

RESUMEN

El propósito del presente estudio fue valorar las presiones en el compartimento tibial
anterior antes, durante y después del ejercicio en corredores de larga distancia
asintomáticos (5000 m) y en atletas recreacionales. Cuarenta y ocho participantes (n =
48, 24 mujeres y 24 hombres) llevaron a cabo los procedimientos experimentales. Los
participantes fueron asignados a 4 grupos de 12 voluntarios. Las mediciones de la
presión intracompartimental fueron registradas un minuto antes, al primer minuto luego
del comienzo del ejercicio y por último a los 5 minutos luego de la finalización del
ejercicio en cinta ergométrica. La técnica de catéter con mecha (wick catheter
technique) fue el método de elección para medir los valores de la presión
intracompartimental. Los análisis post hoc de la interacción entre grupos y mediciones
indicó que todas las comparaciones apareadas de las medidas pre test (1 minuto antes
del ejercicio), intra test (1er minuto de ejercicio) y post test (5 min después del
ejercicio) fueron estadísticamente significativas para los hombres del grupo control
(p<0.001), para los hombres atletas (p<0.001), para las mujeres del grupo control
(p<0.001) y para las mujeres atletas (p<0.001). Los resultados confirman la existencia
de una relación entre la participación en carreras de larga distancia y el incrementado
riesgo de desarrollar el síndrome compartimental crónico de esfuerzo (CECS).

Palabras Clave: síndrome compartimental, atletas, catéter con mecha, presión


intracompartimental, corredores.

INTRODUCCION

El síndrome compartimental es una condición caracterizada por un incremento en la


presión intracompartimental dentro de la fascia que rodea los compartimentos
musculares (Hargens and Mubarak, 1998; Kostopoulos et al., 2004; Rorabeck et al.,
1988). Durante la realización de ejercicios vigorosos, puede producirse un aumento de
hasta el 20% en el volumen y en el peso muscular debido al incremento en el flujo
sanguíneo y a la aparición de edemas (Bong et al., 2005; Mohler et al., 1997). Las
adaptaciones musculares al ejercicio crónico de carrera que derivan en la hipertrofia
local, reducen la distensibilidad del volumen disponible dentro del compartimento de la
fascia (Hutchinson and Ireland, 1994; Tzortziou et al., 2006; Winston et al., 2004). Si
bien el compartimento definido por la fascia puede alojar el incremento en el volumen
muscular que se produce debido al ejercicio vigoroso, en el síndrome compartimental
crónico de esfuerzo (CECS) la no distensibilidad del compartimento deriva en una
presión anormal de los tejidos (Blackman, 2000).

La fisiopatología del CECS no se comprende en su totalidad pero en general se acuerda


en que la elevación anormal de las presiones compartimentales durante el ejercicio
derivan en la oclusión vascular, en dolor isquémico y posiblemente en el daño muscular
(Birtles et al., 2002; Dayton et al., 1990). Esto puede ocurrir durante o luego del
ejercicio y pude durar desde minutos a horas luego de la finalización del ejercicio. El
diagnostico positivo del síndrome compartimental en las piernas se establece utilizando
valores patológicos de los tejidos compartimentales que resultan en CECS: (1) una
presión pre – ejercicio ≥15 mmHg, y/o (2) una presión registrada 1 minuto post –
ejercicio ≥ 30 mmHg, y/o (3) una presión registrada 5 min post ejercicio ≥ 20 mmHg
(Pedowitz et al., 1990). Cabe señalar que los registros radiográficos son generalmente
normales en casos de CECS crónico (Blackman et al., 2000).

Episodios repetidos de CECS pueden derivar en el engrosamiento del compartimento


dentro de la fascia y en la concomitante fibrosis, lo cual afecta progresivamente la
capacidad del tejido de volver a su estado normal (Birtles et al., 2002; Bong et al.,
2005). El propósito del presente estudio fue valorar las presiones del compartimento
tibial anterior en corredores de fondo asintomáticos (5000 m) y en atletas
recreacionales, mediante la utilización de ejercicio en cinta ergométrica a una velocidad
e inclinación predeterminada para cada participante en forma individual.

METODOS

Cuarenta y ocho participantes (n = 48, 24 mujeres y 24 hombres) llevaron a cabo los


procedimientos experimentales. La edad media de los sujetos fue de 27.5 años (rango de
edad, 19.5 a 33.5 años). Todos los participantes fueron familiarizados con los
procedimientos de evaluación. Esto último incluyó la participación de los sujetos en dos
sesiones de práctica en las cuales practicaron las carreras en la cinta ergométrica hasta
sentirse seguros con el dispositivo. Los participantes también fueron familiarizados con
el protocolo de recolección de muestras de aire espirado. Todos los procedimientos
descritos en este estudio fueron llevados a cabo luego de haber obtenido la aprobación
del Comité de Ética de la Facultad de Ciencias de la Salud y Cuidados Sociales y luego
de que los participantes fueran informados acerca de los procedimientos y potenciales
riesgos asociados con su participación en el estudio. Ninguno de los participantes había
sufrido cirugías en los pies o en los tobillos. Además, en el año previo al comienzo del
estudio, ninguno de los sujetos había sufrido lesiones en los pies o tobillos. Ninguno de
los participantes era fumador, presentó problemas de salud ni se encontraba
consumiendo medicamentos durante el período del estudio.

Los sujetos fueron asignados a 4 grupos de 12 voluntarios por grupo. El grupo A1


consistió de atletas recreacionales varones (grupo de hombres de control) que
participaban en actividades deportivas (fútbol, basquetbol, tenis, pedestrismo) 1-3 veces
por semana. El grupo A2 incluyó corredores de fondo (5000 m) varones entrenados
(grupo de hombres atletas) que competían a nivel nacional e internacional (6 sesiones de
entrenamiento por semana). El grupo W1 consistió de mujeres atletas recreacionales
(grupo de mujeres de control) que participaban en actividades deportivas (tenis,
pedestrismo, jogging) 1-3 veces por semana y el grupo W2 consistió de mujeres
corredoras de fondo entrenadas (5000 m) (grupo de mujeres atletas) con el mismo nivel
deportivo y que realizaban la misma frecuencia de entrenamiento que los hombres del
grupo A2.

Las mediciones de las presiones intracompartimentales del compartimento tibial


anterior fueron registradas 1 minuto antes, al 1er minuto de ejercicio y a los 5 minutos
después de finalizado el ejercicio en cinta ergométrica.

La técnica del catéter con mecha (Barnes, 1997) fue el método de elección para todos
los procedimientos de evaluación. De la mecha de nylon del catéter, con un diámetro
externo de 1 mm y un diámetro interno de 0.6 mm, sobresalen fibras de sutura Dexon.
Antes de insertar el catéter, el mismo fue llenado con solución salina estéril
heparinizada [se hicieron circular 0.3 cm3 de solución salina normal (0.9%) a través del
catéter] realizando la calibración a cerco con fluido hidrostático. El catéter fue
conectado, a través de una válvula de 3 vías, a un transductor y a un grabador de cinta
magnética, y fue introducido en el compartimento tibial anterior de los participantes
utilizando una aguja calibre 16. El transductor de presión fue recubierto con una
almohadilla de goma espuma para evitar el impacto y se aseguró a la pierna al nivel en
que se insertó el catéter. Todas las mediciones de la presión fueron llevadas a cabo con
los participantes en posición supina, con los pies en el mismo plano horizontal (Brennan
and Kane, 2003). Los tobillos y los pies se mantuvieron en posición neutral (90º). Todos
los participantes utilizaron el mismo tipo de calzado deportivo.

Para definir la intensidad de ejercicio, se llevaron a cabo dos tests preliminares para
determinar: (a) la relación entre el consumo de oxígeno y la velocidad de carrera y (b) el
consumo máximo de oxígeno (VO2máx). El test para la determinación del consumo de
oxígeno tuvo una duración de 16 minutos con los sujetos corriendo en forma continua a
una intensidad submáxima. La velocidad inicial fue de entre 2.5 y 3.5 m/s, dependiendo
del nivel de entrenamiento de cada sujeto, y la misma se incrementó cada cuatro
minutos en 0.4-0.5 m/s también dependiendo del nivel de aptitud física de cada sujeto.
La frecuencia cardíaca fue monitoreada a lo largo de todo el test. Se obtuvo una
ecuación de regresión que relacionaba el consumo de oxígeno con la velocidad de
carrera y para la estimación de la velocidad de carrera que provocaría el 80% del
VO2máx. Para la determinación del consumo máximo de oxígeno (VO2máx) se utilizó
un test progresivo máximo hasta el agotamiento en cinta ergométrica con inclinación
(Baumgartl, 1990). La velocidad fue mantenida constante a través de todo el test,
mientras que la inclinación de la cinta se incremento en 2.5% cada tres minutos desde
una inclinación inicial del 3.0%. A través de todo el test se recolectaron muestras de aire
espirado. Durante este test, se estimuló verbalmente a los sujetos. El valor pico de VO 2
en un minuto fue considerado como el valor del VO2máx del sujeto.

En base a los hallazgos de los tests preliminares, la intensidad de ejercicio para las
pruebas experimentales fue establecida al 80% del VO2máx en forma individual para
cada participante, quienes corrieron a esta intensidad durante 16 minutos. La inclinación
de la cinta fue del 3% durante todo el test. Entre los tests preliminares y la prueba
experimental se estableció un período de siete (7) días para evitar los efectos residuales
del ejercicio previo. En los días de evaluación, los participantes no realizaron ninguna
otra actividad deportiva antes de realizar los procedimientos experimentales. Los datos
somatométricos de los sujetos y los valores del VO2máx se presentan en la Tabla 1.
Tabla 1. Valores del VO2máx y características somatométricas de los participantes. Los valores son
medias (± DE). *p<0.05 en comparación con los atletas.

El diseño experimental utilizado para analizar las presiones intracompartimentales fue


de 4 × 3 (grupos x mediciones) con medidas repetidas en el último factor. Se evaluaron
todas las presunciones asociadas con el diseño mencionado (Keppel, 1991).

RESULTADOS

El nivel de significancia fue establecido a 0.05 para todos los análisis estadísticos y se
realizaron comparaciones post hoc utilizando el test de Scheffe. Estos datos se presentan
en la Tabla 2.

Tabla 2. Valores medios (desviaciones estándar) de las presiones intracompartimentales (mmHg) para
los atletas y los grupos de control. Los superíndices indican diferencias significativas (p<0.05) entre las
ocasiones. *Indica p<0.5 entre los controles y los atletas, # indica p<0.05 entre los hombres y las
mujeres. Los números indican los diferentes períodos del estudio.

Todos los sujetos completaron los procedimientos para la recolección de datos y no se


registró ningún abandono. Los resultados revelaron que un minuto antes del ejercicio se
registraron valores normales de la presión intracompartimental, aunque el grupo de
atletas hombres presentó valores mayores en comparación con los otros grupos. Al
primer minuto de ejercicio, seis participantes (12.5%), un (1) hombre del grupo control,
tres (3) hombres atletas y dos (2) mujeres atletas, presentaron valores patológicos de
presión intracompartimental. A los cinco minutos de finalizado el ejercicio, se
observaron valores patológicos de presión intracompartimental en dos (2) atletas
hombres y en una atleta mujer.

El análisis de varianza indicó efectos principales significativos para los grupos (F3,44=
25.33, p < 0.001), las mediciones (F2,88 = 561.61, p < 0.0001) e interacciones
significativas entre grupos y mediciones (F6,88 = 8.99, p < 0.001). Las comparaciones
post hoc con el test de Scheffe respecto del efecto principal para los grupos indició que:
(a) los hombres del grupo control (M = 16.42, DE = 1.37) tuvieron presiones
intracompartimentales menores que los hombres atletas (M = 18.91, DE = 1.37) y
mayores que las registradas en las mujeres del grupo control (M = 14.13, DE = 0.88),
(b) que los hombres atletas tuvieron una mayor presión intracompartimental que los
controles y que las mujeres atletas y (c) que las mujeres del grupo control tuvieron una
presión intracompartimental menor que las mujeres atletas.
Las comparaciones post hoc (test de Scheffe) respecto de los efectos principales para las
mediciones revelaron que la presión comparimental total difirió significativamente entre
las mediciones. Todos los participantes tuvieron una menor presión intracompartimental
un minuto antes de comenzar con el ejercicio (M = 8.30, DE = 2.11) y exhibieron el
mayor valor al primer minuto de iniciado el ejercicio (M = 23.36, DE = 4.73), volviendo
a disminuir (M = 17.39, DE = 1.47) luego de transcurridos cinco minutos de la
finalización del ejercicio.

Las comparaciones post hoc respecto de la interacción entre grupos y mediciones


indicaron que todas las comparaciones apareadas entre las mediciones pre test (1 minuto
antes del inicio del ejercicio), intra test (1er minuto de ejercicio) y post test (5 minutos
después del ejercicio) fueron estadísticamente significativas para los hombres del grupo
control (p<0.001), los hombres atletas (p<0.001), las mujeres del grupo control
(p<0.001) y para las mujeres atletas (p<0.001). Además, los hombres del grupo control
(M = 6.72, DE = 0.90), un minuto antes del ejercicio, tuvieron una presión
intracompartimental más baja que los hombres atletas (M = 11.05, DE = 1.23) que las
mujeres atletas (M = 8.57, DE = 0.85), los hombres atletas tuvieron una presión
intracompartimental mayor que todos los sujetos del grupo control (M = 6.87, DE =
1.23) y que las mujeres atletas (M = 8.57, DE = 0.85), y las mujeres del grupo control
tuvieron una presión intracompartimental más baja que las mujeres atletas. Un minuto
después del comienzo del ejercicio, los hombres del grupo control (M = 24.73, DE =
3.31) tuvieron una presión intracompartimental significativamente mayor que la
exhibida por las mujeres del grupo control (M = 18.80, DE = 2.32) y los hombres atletas
(M = 27.81, DE = 2.74) tuvieron una presión intracompartimental mayor que la
exhibida por todos los sujetos del grupo control y por las mujeres atletas (M = 22.10,
DE = 4.86). A los cinco minutos de finalizado el test y el resto de las comparaciones
apareadas no alcanzaron significancia estadística.

DISCUSION

La incidencia de CECS en la población general es poco clara, sin embargo, en un


estudio de pacientes con dolor de piernas no diagnosticado (Qvarfordt et al., 1983), la
incidencia de CECS fue del 14%. Por otra parte, en un estudio con dolor crónico en la
región anterior de la pierna inducido por el ejercicio, la incidencia de CECS fue del
27% (Styf, 1988). La sintomatología inicial del CECS no es clara y se incrementa
gradualmente (García-Mata et al., 2001). La herramienta diagnóstico distintiva para
confirmar el CECS parece ser la valoración de la presión intracompartimental. Los
criterios objetivos para el diagnóstico del síndrome compartimental crónico de esfuerzo
en las piernas fueron definidos por Pedowitz et al, luego de revisar 131 estudios de
presión en pacientes con dolor crónico en las piernas (Pedowitz et al., 1990).

En el presente estudio, todos los participantes, hombres atletas y de control, mujeres


atletas y de control, eran asintomáticos. La utilización de la técnica de catéter con
mecha reveló valores normales de presión intracompartimental en el minuto previo al
inicio del ejercicio. Todos los sujetos exhibieron los menores valores de presión
intracompartimental en la medición llevada a cabo un minuto antes del comienzo del
ejercicio mientras que exhibieron los mayores valores en la medición realizada al primer
minuto de ejercicio. Este hallazgo concuerda con lo observado en un estudio previo
(McDermott et al., 1982), respaldando la hipótesis de que los cambios inducidos por el
ejercicio en la presión intracompartimental se producen rápidamente al comienzo del
ejercicio, mientras que Logan et al (1983) indica que tanto la presión promedio como la
presión pico medidas durante el ejercicio son mayores que las registradas en reposo y
que las presiones intracompartimentales se incrementan con el incremento en la
velocidad.

A pesar del incremento en los valores de la presión intracompartimental durante y luego


del ejercicio, ningún participante reportó síntomas de afección o deseos de finalizar con
el ejercicio. Al primer minuto de ejercicio, seis participantes, un atleta varón, tres
hombres de control, y dos mujeres del grupo control exhibieron valores patológicos
aunque no reportaron síntomas. Este hallazgo concuerda con los resultados de Padhiar y
King (1996), quienes reportaron que el CECS se produce como resultado de una serie
de eventos, caracterizados por un incremento en el volumen muscular causado por el
incremento en el flujo sanguíneo asociado con el ejercicio.

De hecho y aunque el incremento en los valores de la presión intracompartimental se


utilizan como procedimiento de diagnóstico, parece que no son la única causa de los
síntomas del CECS (Barnes, 1997). En efecto, como se menciona en un estudio en el
que se realizaron series operativas en 100 pacientes (Detmer et al., 1985), no existe una
correlación definitva entre la presión intramuscular y la severidad de la sintomatología o
la tasa de incidencia de CECS. Además, Hargens y Mubarak (1998) afirman que luego
la realización de ejercicios los síntomas son comúnmente ligeros, pero reaparecen a la
misma intensidad y en el mismo intervalo de tiempo, e incluso antes y con síntomas
más fuertes, en la siguiente sesión de entrenamiento (Potteiger et al., 2002).

Este hallazgo requiere de la atención de los médicos y fisioterapeutas, ya que


comúnmente se subestiman los valores patológicos de la presión intracompartimental
incluso en sujetos asintomáticos lo que puede resultar en el daño irreversible de los
tejidos, derivando en definitiva en la necesidad de tratamiento quirúrgico (Brennan and
Kane, 2003; Fronek et al., 1987; Howard et al., 2000).

Como se ha sugerido previamente (Barnes, 1997), el incremento en los valores de la


presión intracompartimental se relacionan con una fascia menos flexible, lo cual hace
que el incremento normal en el tamaño muscular durante el ejercicio derive en un
incremento de la presión intramuscular. En referencia a los subgrupos del presente
estudio, en el minuto previo al comienzo del ejercicio, los hombres del grupo control
exhibieron los menores valores de presión intracompartimental que los hombres y
mujeres atletas, y las mujeres atletas exhibieron un mayor valor de presión
intracompartimental que las mujeres del grupo control, lo cual provee evidencia de una
correlación entre la participación en carreras de fondo y el incremento en riesgo de
padecer síndrome compartimental crónico de esfuerzo (CECS). Esto concuerda con los
observado por Kostopoulos et al (2004) quienes hallaron que los sujetos no atletas
presentaron menores valores de presión intracompartimental en reposo que los
jugadores de básquetbol.

A medida que más mujeres participan en deportes competitivos, parece que la


incidencia de CECS en hombres y mujeres es similar (Qvarfordt et al., 1983, Pedowitz
et al., 1990). Sin embargo, se debería señalar que en este estudio ninguna de las mujeres
atletas mostró valores de presión intracompartimental más allá de los límites normales
antes del ejercicio. Debido a que el CECS es producido por el ejercicio, es más útil
examinar las presiones del compartimento tibial anterior durante y después de la
realización de ejercicios vigorosos. La comparación adicional de los subgrupos de
hombres y mujeres indicó que al primer minuto de ejercicio los hombres del grupo
control exhibieron una mayor presión intracompartimental que las mujeres del grupo de
control y que los hombres atletas exhibieron una mayor presión intracompartimental
que las mujeres atletas. Este hallazgo podría ser indicativo de diferencias sexuales, lo
cual posiblemente podría explicarse por una limitación en la circulación en las mujeres,
que tienen menores dimensiones del compartimento tibial anterior, y esto podría hacer
que las mujeres atletas sean especialmente susceptibles de sufrir CECS ya que no
pueden alojar el incremento del 20% en la masa muscular que ocurre con la realización
de ejercicios de alta intensidad (Schissel and Godwin, 1999).

El CECS de las extremidades inferiores con frecuencia no cuenta con un buen


diagnóstico, requiriendo de repetidas visitas al médico con el subsiguiente retraso en el
tratamiento definitivo. Por lo tanto, suponer en forma temprana la aparición de esta
condición podría ser de gran importancia debido a que el tratamiento definitivo es la
fasciotomía.

Los médicos de familia y los profesionales médicos en general que atienen a personas y
atletas sanos deberían conocer este síndrome de manera los sujetos que presenten este
potencial problema sean referidos a una evaluación ortopédica y no se retrase el
tratamiento definitivo.

CONCLUSIONES

La sintomatología inicial del CECS no es clara y se incrementa gradualmente (García-


Mata et al., 2001). Si bien la mayoría de los cirujanos confirma el diagnostico de CECS
a través de la medición de la presión intracompartimental (ICP) (Tzortziou et al., 2006),
los médicos no pueden asegurar que durante o después del ejercicio no se desarrollen
valores patológicos de presión intracompartimental.

Se requieren estudios adicionales acerca de los factores que pueden predisponer al


CECS, tales como el incremento en los valores de la presión intracompartimental en
poblaciones asintomáticas, para establecer el diagnóstico en un tiempo apropiado. El
desarrollo de técnicas no invasivas para la medición de la presión intracompartimental,
con sensibilidad clínica equivalente a las técnicas invasivas (Van den Brand JG et al.,
2005) pueden permitir el diagnostico temprano del CECS y evitar el tratamiento
quirúrgico.

Puntos Clave

• El síndrome compartimental crónico es una condición caracterizada por el


incremento de la presión intracompartimental dentro de la fascia poco flexible
que rodea el compartimento muscular
• La sintomatología inicial del CECS no es clara y se incrementa gradualmente
• Todos los participantes del presente estudio exhibieron los valores más bajos de
presión intracompartimental en el minuto previo al comienzo del ejercicio (en
reposo) y los valores más altos al primer minuto de ejercicio
• Los sujetos del grupo control tuvieron menores valores de presión
intracompartimental que los corredores profesionales
• Un minuto después del comienzo del ejercicio los hombres del grupo control y
los hombres atletas mostraron mayores valores de presión intracompartimental
que las mujeres del grupo control y que las mujeres atletas, indicando una
probable diferencia sexual tanto entre los controles como entre los atletas
• Se requieren estudios adicionales acerca de los factores que pueden predisponer
al CECS, tal como el incremento de la presión intracompartimental en
poblaciones asintomáticas, para establecer el diagnóstico en el tiempo apropiado

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