Una vez que hemos detectado que algo diferente sucede con el
desarrollo de nuestro hijo, tendremos que tomar una serie de decisiones
de suma importancia: ¿hacia dónde me dirijo?....aquí las opciones
dependerán entre otras cosas, principalmente de dos aspectos, nuevamente, de la
información que tenga a la mano sobre el tipo de especialista o institución que
brinde este servicio y por otro lado el de la capacidad económica, es decir si la
familia cuenta con algún servicio médico o si tendrá la posibilidad de recurrir a
particulares. Sin embargo una y otra se incluyen. Nos queda claro que si no cuenta
los recursos para pagar un neurólogo, tiene la opción de acercarse al DIF, por
ejemplo, pero sabrá que en ésta institución le pueden brindar ayuda?
Nosotros nos debemos asegurar que la intervención que reciba nuestro hijo sea
integral, es decir que esté conformada por un equipo de profesionales que
comprende al neurólogo, psicólogo, psiquiatra, homeópata por un lado, pero por
otro lado debe integrarse con su escuela, maestro, terapeuta de lenguaje,
terapeuta neuromotor y familia; es un verdadero trabajo de equipo, donde cada
una de las partes le aporta al niño en armonía con las demás las mejores
herramientas y estrategias de desarrollo.