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Trastornos Conductuales en la Enfermedad de Alzheimer

Introducción

La enfermedad de Alzheimer es una es una enfermedad neurodegenerativa, que da lugar


a tres grupos de síntomas característicos: pérdida de memoria y otras alteraciones
cognitivas; síntomas no cognitivos (trastornos psicóticos y afectivos, alteraciones
conductuales) y síntomas neurológicos.

Dentro del segundo grupo de síntomas, encontramos los trastornos de la conducta, que
son un conjunto de alteraciones producidas en el comportamiento de las personas con la
enfermedad de Alzheimer debidas a dicha enfermedad. Algunos de estos trastornos
comienzan a presentarse en la fase inicial, pero es en la segunda fase o intermedia donde
se manifiestan con más intensidad. se encuentran con frecuencia en los pacientes de
Alzheimer (aproximadamente el 60% de los pacientes afectados muestran uno o más
síntomas conductuales). Además, resultan especialmente importantes ya que influyen de
manera determinante en la calidad de vida del enfermo y de sus familiares cuidadores.
Suponen uno de los principales motivos de institucionalización ya que provocan graves
alteraciones en las relaciones sociales y familiares de los pacientes afectados.

Los síntomas conductuales se definen como síntomas de alteración de la percepción, del


contenido del pensamiento, del estado de ánimo o la conducta que a menudo se
presentan en pacientes con demencia. Se identifican en la observación del enfermo,
comprenden manifestaciones variadas como por ejemplo: agresividad física, chillidos,
inquietud, agitación, deambulación errática, hiperactividad, conductas culturalmente
inapropiadas, desinhibición sexual, acoso, lenguaje inapropiado, seguimiento de otra
persona, etc

Los trastornos conductuales contribuyen a una institucionalización prematura, disminuyen


la calidad de vida del enfermo y cuidadores, aumentando el estrés de estos últimos y, en
definitiva, disminuyen el nivel de autonomía funcional de los enfermos.

Causas de los trastornos de comportamiento

¿Por qué se producen?

Los trastornos del comportamiento básicamente se deben a la progresiva degeneración y


muerte posterior de las neuronas, células del cerebro encargadas de las funciones
cognitivas, afectivas y motoras. Este deterioro es progresivo. Primero se altera el
pensamiento abstracto, la memoria reciente, el cálculo. Después el daño afecta a las
funciones motoras necesarias para el normal funcionamiento de las actividades de la vida
diaria (alimentarse, asearse, caminar) y por último, las zonas del cerebro relacionadas con
las emociones más básicas de la persona (los recuerdos infantiles, el amor a los padres,
el miedo a la oscuridad y a los extraños) así como los centros de las funciones vitales
(circulación, respiración...). Como el daño cerebral no es total, se conserva generalmente
una cierta consciencia de la enfermedad, lo que desencadena depresión y ansiedad,
sentimientos que también contribuyen a desencadenar los trastornos de conducta y que a
veces pueden llegar a constituir enfermedades mentales asociadas al Alzheimer que hay
que tratar. La frustración de sentirse enfermo y la impotencia para poder desenvolverse de
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forma independiente están en el origen de algunos de estos comportamientos alterados.

Además, hay que tener en cuenta que también ciertos medicamentos pueden producir
mareos, caídas, inquietud, apatía, irritabilidad, somnolencia o depresión, incontinencia
urinaria, somnolencia y pérdida de reflejos, disfunciones sexuales y cambio en la
conducta alimentaria. También hay enfermedades que pueden coincidir con la
enfermedad de Alzheimer y que producen o agravan los trastornos de conducta: la
pérdida de audición, la disminución de la visión, el temblor secundario al Parkinson, los
mareos y vértigos, las enfermedades del tiroides, la diabetes mal controlada, pueden
agravar el comportamiento anómalo del enfermo.

Como hemos visto, los trastornos de la conducta se relacionan con las alteraciones físicas
(corporales) del usuario, con su afectación mental y afectiva, pero tenemos que tener en
cuenta que también se relacionan con el ambiente social que le rodea, y con la historia
personal previa del enfermo y su relación con el cuidador.

Por otro lado, como sabrán hay "días malos" en los que resulta más difícil atender al
enfermo. Afortunadamente, no todos los días son malos. También podríamos decir que
nos encontramos con pacientes “especialmente difíciles”, nos referimos al usuario que
nos supone una carga más dificultosa de lo esperable para ser cuidado. Con frecuencia
anteriormente a la enfermedad ya manifestaba rasgos que hacían difícil la convivencia.
Los síntomas psicológicos y conductuales asociados a demencia (SPCD) son muy
variados pero, por suerte para el cuidador, no se presentan todos en cada enfermo,
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Clasificación y definición de los SCPD

Los síntomas conductuales y psicológicos de las demencias (SCPD) se clasifican en:

SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS

Psicóticos:

− Delirios: Creencias falsas basadas en interpretaciones incorrectas de la


realidad. Dichas creencias las mantiene el paciente a pesar de que se
evidencia lo contrario.

− Alucinaciones: Percepciones sensoriales que se producen sin que exista


un estímulo sensorial. Psíquicas (oír voces), o sensoriales (visuales,
auditivas, gustativas...)

− Errores de identificación: El enfermo de alzheimer suele cometer los


siguientes errores de identificación: “El huesped fantasma” (pènsar que
hay personas en su habitación), confundir su propia imagen (no se
reconoce en el espejo); errores al identificar otras personas, o errores de
acontecimientos (por ejemplo, ver imágenes en la televisión y pensar
que ocurren de verdad o cerca de él).
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− Afectivos:

− Depresión: En la fase inicial encontramos síntomas como disforia


(sentimientos de tristeza, pena, angustia, malestar psíquico acompañado
por sentimientos depresivos, tristeza, melancolía, pesimismo e
insustancialidad), agitación verbal, anorexia (pérdida del apetito), quejas
somáticas, ideas delirante de culpas, hipocondría, variaciones del humor.
En las fase más avanzadas encontramos una aparencia triste, apatía,
pérdida de interés, cambios psicomotores, agitación, anorexia, hiposexia,
etc.

− Ansiedad: puede darse ansiedad ante las demandas (reacciona al darse


cuenta de su incapacidad para realizar ciertas tareas), ansiedad ante
situaciones no familiares (reacciona ante cambios en su ambiente
habitual), ansiedad por aislamiento o por falta de vínculos, y ansiedad
por problemas médicos o por sensibilidad a los medicamentos. Suelen
mostrar una gran preocupación por su fturo, finanzas, o salud o por
situaciones que anteriormente no eran estresantes para ellos (viajes,
actos sociles, etc...). Puede manifestarse, por ejemplo en forma de
preguntas incesantes y repetitivas sobre un hecho venidero que le
preocupe (síndrome de Fodot); también puede manifestarse por el miedo
(fobia) a quedarse solos

− Apatía: pérdida de interés-motivación para realizar actividades habituales


que el paciente realiza con satisfacción.

− Cambios de personalidad: Los pacientes se muestran apáticos y


retraídos, pierden sus intereses previos y pueden volverse repetitivos,
tercos, imprudentes, suspicaces e irritables. Aún así, la personalidad
previa también va a marcar los cambios que se producen en los
pacientes: las personalidades más neuróticas tienden a desarrollar
síntomas más depresivos, mientras que las más fantasiosas tienden a
tener más riesgo de alucinaciones.

SÍNTOMAS CONDUCTUALES

− Inquietud, agresvidad y agitación: se da una actividad motora o verbal exagerada


provocada por e estrés interior que puede traducirse en comportamientos
agresivos, tanto verbales como físicos: empujones, gritos, golpes, insultos

− Trastornos del sueño: Fragmentación del descanso nocturno, aumento de


despertares; insomnio nocturno y somnolencia diurna.

− Trastornos de la conducta alimentaria: Cambio en preferencia por comidas dulces;


aumento o disminución de la ingesta; ingestión de sustancias no comestibles.
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− Deambulación errática o vagabundeo: El usuario puede caminar sin rumbo fijo,


caminar de noche, intentar escaparse, seguir constantemente al cuidador o
caminar hacia un lugar inapropiado.

− Reacciones catastróficas: respuestas emocionales explosivas, con intensa


repercusión emocional, física o psíquica desencadenadas a veces por motivos
nimios o por síntomas no cognitivos como los errores de percepción, las
alucinaciones o las ideas delirantes.

− Quejas: los pacientes con demencia suelen estar quejándose continuamente o se


convierten en “acusadores” lo que lleva a discusiones carentes de sentido.

− Desinhibición: Comportamiento impulsivo e inapropiado, motor o verbal. Se asocia


al llanto, euforia o agresividad verbal, conducta autodestructiva, desinhibición
sexual. Se da por una inestabilidad emocional y una escasa capacidad de juicio
crítico.

− Intrusividad: reacciones de impaciencia, de entrometimiento en situaciones donde


no ha sido invitado, apropiaci´`on de objetos propiedad de otros.

− Negativismo: rechazo a hacer las cosas o resistencia a recibir toda clase de


cuidados.

− Delirium: Síndrome Confusional Agudo, consiste en un cuadro clínico de comienzo


agudo que se caracteriza por la alteración de la conciencia, cambios en las
funciones cognitivas (memoria, lenguaje, pensamiento, etc.) y alteraciones
perceptivas

Consejos para casos concretos

Repetición de preguntas y actos

Ante preguntas reiteradas responda de forma clara y breve. Si él insiste en la pregunta, no


pierda la paciencia, no se irrite ni se enfade, no le prohíba hablar.
También se puede indagar la posibilidad de una preocupación real y justificada del
enfermo. A veces, puede responder con "mentiras piadosas" si comprueba que no le
perjudican y le calman, ya que en ocasiones, la repetición de palabras y preguntas puede
traducir inquietud y ansiedad. Pruebe a desviar su atención hacia otra actividad, hablando
de otro tema o pidiéndole que le ayude en alguna cosa fácil.

Idas y venidas (Deambulación errante)

No le inmovilice ni le cierre el paso. Es importante tener accesibilidad a los lugares por los
que deambula. Retire de su zona de paseo los obstáculos posibles y evite barreras
arquitectónicas. Un calzado cómodo y silencioso evitará también que los paseos
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molesten al resto de usuarios. Cuidar que el entorno del usuario afectado no sea
estresante: luz, temperatura, música adecuada.
Hay que tener en cuenta que este trastorno de conducta permite al enfermo liberar su
energía y ansiedad (y por consiguiente dormir mejor).

Errores de identificación

Hay que actuar dándole explicaciones adecuadas, si no las entiende nos esforzaremos en
aclarar la situación.
En ocasiones los errores de identificación se relacionan con la pérdida de objetos; ya que
el enfermo “acusa” a otras personas del robo de sus objetos desaparecidos. En ese caso,
conviene explicarle a las personas del entorno (familiares, otros usuarios) la situación,
para que no le den importancia ni entren en discusiones.

Desaparición y pérdida de objetos

Pueden ser debidas a fallos en la memoria, aunque en algunas ocasiones también se


producen por el recelo y desconfianza del enfermo motivadas por la enfermedad (el
usuario afectado piensa que los objetos se los han robado, y las culpas suelen recaer
sobre las personas más cercanas). Sea comprensivo y cariñoso. No deje a su alcance
objetos importantes, guarde los objetos de valor y tenga copias de los mismos. Su entorno
deberá estar en orden y en la medida de lo posible, se deberán reducir los posibles
“escondites”. Para las llaves se puede utilizar un detector acústico. Revise siempre el
cubo de basura o téngalo inaccesible para su usuario. Una los objetos pequeños a otros
más grandes y llamativos; o utilice carteles grandes y visibles. No preguntar al enfermo de
forma repetitiva dónde ha puesto el objeto. Nunca culparlo, responder con tranquilidad y
decirle que le ayudaremos a encontrar el objeto.

Alteraciones del sueño: Insomnio nocturno y somnolencia diurna

Este trastorno frecuente en el Alzheimer también se presenta en enfermedades crónicas


que requieren permanecer mucho tiempo en cama. Está relacionado con la
desorientación temporal y espacial y con el deterioro del reloj interno cerebral que regula
las órdenes del sueño y del despertar. También puede ser debido a ansiedad o depresión,
o por medicinas inadecuadas o a dosis o pautas incorrectas.
Pautas a tener en cuenta:
* Mantener un horario regular para acostarse y levantarse.
*Intentar que no duerma de día.
*Es bueno que haga ejercicio regular durante el día.
*Antes de irse a la cama, no debe beber demasiados líquidos, ni cenar en exceso, pero
tampoco irse con sensación de hambre.
*El dormitorio, siempre que sea posible debe utilizarlo exclusivamente para dormir, y debe
ser un entorno adecuado para el descanso (luz tenue, silencio al acostarse y durante la
noche, temperatura agradable)
*Tener un ritual para antes de dormir
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Quejas y enfados. Hostilidad

A veces se producen por un carácter difícil previo pero se agravan por el deterioro
cerebral y por los sentimientos de impotencia y frustración. No debemos sentirnos
aludidos cuando esto ocurre. Buscar lo que desencadena sus quejas o mal humor.
Comprobar si la hostilidad del enfermo va hacia todos o sólo hacia nosotros. En el
segundo caso, intentar modificar nuestro comportamiento con él, mejorando la relación si
es posible. Buscar situaciones alternativas a aquellas que provocan quejas. A veces el
cambio de cuidador mejora la situación. Recordar que detrás de su mal humor hay una
persona frágil que necesita ser querida.

Agitación, Nerviosismo e inquietud psicomotora

Son debidos a la falta de control fino de los movimientos, y a estados de ansiedad,


agravados por la conciencia de la enfermedad. En ocasiones estos trastornos son debidos
a otras enfermedades, a medicinas que ya estaba tomando previamente o bien a la
supresión de algún fármaco, que le ha provocado un síndrome de abstinencia. Indague
para averiguar la causa de la inquietud, y así podrá evitar una posible reacción
catastrófica.
Evite hablar de él ante terceros como si no estuviera presente, cuidar que el entorno no
sea estresante (sin música elevada, ruidos estridentes, luces intensas, o espejos cuando
éstos le provoquen inquietud). Nada de programas de TV violentos o inquietantes,
tampoco sobrecargarle de estímulos sobretodo cuando aparecen de forma simultánea
(TV, radio, ruido de la calle). Las visitas excesivas agobian, así como los niños. Aleje los
objetos que le produzcan fobia y si no los puede suprimir, ocúltelos. Si le impresionaban
las tormentas, evite que las presencie. Suprima tratamientos dolorosos y curas agresivas.
El esfuerzo mental y físico excesivos también pueden excitarle. No le sobrecargue con
tareas excesivas o paseos muy largos. Evitarle frustraciones y contrariedades. Le viene
bien una vida ordenada y rutinaria, con actividades físicas moderadas que le permitan
liberar energía y ansiedad.
Si sufre nerviosismo y ansiedad, buscar el contacto visual, cogerle de las mano a la altura
de las muñecas con una suave presión que le trasnmita tranquilidad. Acariciarle y hablarle
de forma cariñosa, tranquilizándole y desviando su atención a una actividad placentera, o
cambiando de ambiente y actividad. Los enfermos de Alzheimer tienden a imitar
determinadas conductas, para tranquilizarle, podemos emular su respiración para
enlentecerla poco a poco tratando que él también la modifique. Si sufre nerviosismo
excesivo, o bien tiene crisis de ansiedad o comportamientos fóbicos muy frecuentes,
comunicárselo al médico.

Comportamientos violentos: amenazas verbales, agitación, agresiones físicas, auto


agresiones

Constituyen los trastornos de conducta más peligrosos, difíciles de manejar y los que más
estrés generan para el cuidador. Son las llamadas reacciones catastróficas, que a veces
son la causa o consecuencia de otros trastornos de conducta. No debemos darnos por
aludidos, sino considerarlas como un mensaje con el que el enfermo quiere comunicar
algo, aunque la forma no sea la adecuada. Buscar la causa desencadenante (=situación
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gatillo) y así podrá en el futuro evitar nuevas explosiones de ira. A veces se trata de
cansancio, dolores y enfermedades, insomnio, supresión de medicinas necesarias, o
efectos secundarios de otras, visitas de varios familiares, alboroto alrededor del enfermo,
cambios de entorno.
¿Cómo actuar?
*No perder la calma ni reñirle
*No enfrentarnos, ni pedir explicaciones, ni gritar o elevar el tono de voz, ni sujetar o
provocar al enfermo.
*No ofendernos si nos acusa a nosotros.
*Mantener la calma, hablarle en un tono suave. Demostrarle nuestro afecto y que estamos
a su lado para que se sienta protegido y atendido.
*Buscar el contacto visual, facilitando el acercamiento progresivo, preguntarle qué le pasa,
y si le podemos ayudar. Nunca realizar gestos bruscos ni tocarle de forma inesperada de
manera que le causemos sorpresa.
*Anticiparse al cuadro de agresividad
*Procurar desviar su atención y tratar de que piense en otras cosas.
*Si el usuario está muy agresivo, retirarnos de su alcance y retirar objetos “potencialmente
peligrosos”. En casos excepcionales se puede recurrir a la contención física para evitar
que el enfermo se dañe a sí mismo o a otras personas. Esta sujeción debe realizarse
solamente en el momento de la agitación, y nunca utilizarla como castigo o represalia.

Ideas delirantes

Hay que tener en cuenta que los los enfermos que presetan delirios tienden a tener un
deterioro rápido y a tener mayores problemas de orientación, así como un
comportamiento más agresivo, lo que resulta mucho más difícil para el cuidador. Suelen
referirse refieren a celos infundados, la creencia de ser víctima de un robo, la creencia de
sentirse perjudicado y la idea falsa de ser abandonado. Pueden ser la causa o la
consecuencia de una reacción catastrófica. Pueden producirse por defectos de los
sentidos, por el deterioro cerebral, por depresión y/o ansiedad y por otras enfermedades
que coincidan con el Alzheimer.
* Facilitar la ubicación del paciente en un espacio conocido y familiar
* Nunca seguirles la corriente dándoles la razón, pero tampoco discutir con ellos si su idea
delirante es cierta o no
* Mantener conversaciones sobre ideas coherentes, reforzándolas y favoreciendo o
premiando ese tipo de discurso.
* Hay que desviar la atención del enfermo hacia actividades que le hayan resultado
agradables antes de caer enfermo, e intentar que piense en otras cosas
* Si se desorienta, actuar con tranquilidad sin dejarle solo
* Corregir las deficiencias visuales y auditivas, por ejemplo, si los delirios aparecen por la
ncohe, dejar una luz encendida.
* Si no entiende bien lo que ve o escucha, repetirle la información cuantas veces sea
necesario; si se trata de enfermos muy suspicaces, evitar hablar en voz baja en su
presenciaron
* No ofendernos si nos acusa a nosotros
* Mantener la calma, hablarle en un tono suave. Demostrarle afecto y que estamos a su
lado para que se sienta atendido y protegido.
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Alucinaciones

* No alarmarnos , reaccionar con tranquilidad para no aumentar el nerviosismo del usuario


* No discutir con él sobre la alucinación. Para él la percepción es totalmente real, y si
intentamos combatir con la lógica, sólo provocaremos irritación o agresividad.
* No insistir en que lo que ve o escucha no es realizarse
* El contacto físico puede ser tranquilizador, pero debemos acercarnos siempre dentro de
su campo visual, identificándonos y dicéndole quienes somos. Si no se siguen estos
consejos, el contacto físico puede incrementar la agresividad.
* Es necesario buscar el motivo que ha desencadenado la alucinación (momento del día,
fármacos que está tomando, etc)
* Tratar de desviar su atención y que piense en otra cosa
* Si las alucinaciones no son peligrosas (pueden ser incluso placenteras) debemos dejarle
tranquilo.

Trastornos de la conducta sexual

La sexualidad está presente en todas las etapas de la vida. En la enfermedad de


Alzheimer lo más habitual es que se inhiba la conducta sexual, pero en ocasiones, con
más frecuencia en los varones, se incrementan los comportamientos sexuales con un
lenguaje obsceno, tocamientos, acoso sexual, exhibicionismo, masturbación... La
enfermedad deteriora el control consciente de la conducta, y se olvida la identidad sexual
(no sabe si es hombre o mujer), a la vez que falla la identificación de las personas (no
reconoce a los familiares como tal). ¿Cómo actuar en estos casos?
* No reaccionar de forma alarmante, ni castigarles ya que podríamos producir una fijación
en el enfermo puesto que él no comprende si la situación es adecuada o no
*Favorezca el contacto físico; mostrándole afecto le tranquilizaremos
*Si el paciente se desnuda, podemos cubrirle con una bata o ayudar a ponérsela.
* Debemos actuar CON LA MAYOR NATURALIDAD POSIBLE
* Para evitar que se quite la ropa con facilidad, podemos ponerle ropa difícil de quitar
(pantalones sin bragueta, blusas que se pongan por la cabeza o con cremallera por la
espalda)
* Respetar en lo posible su comportamiento sexual normal con su pareja mientras esté
preservado
* Si se masturba en público evitar confrontaciones. Llevarlo, con delicadeza, a un lugar
privado. No darle excesiva importancia.

Problemas de comunicación derivados de la enfermedad (mutismo)

Si la comunicación verbal falla o es escasa, es conveniente reforzar la comunicación no


verbal, que se conserva hasta fases muy avanzadas de la enfermedad. Son útiles los
mimos, las caricias, acunarle, mecerle, cantarle, bailar con él, lo que le relajará y le
tranquilizará frente a su sentimiento de soledad y aislamiento. Aproximar nuestro rostro al
suyo, transmíitirle gestos afectuosos, hablarle con voz cálida, darle caricias con las
manos. Hacerle sentir protegido por nosotros Ensayar a hablar con él, intente que
pronuncie palabras y frases cortas. Si tiene dificultad, pruebe a jugar con sílabas y a
repetir sonidos. Sin cansarle, forzarle, ni obligarle más allá de lo que él pueda hacer.
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Consejos sencillos para prevenir los trastornos de conducta

- Intente acercarse y comprender las necesidades básicas del enfermo. Aunque él no sea
capaz de expresarse con palabras, la relación afectiva que haya entre ambos facilita el
conocer dichas necesidades, que pueden ser de compañía, seguridad, cariño... Identifique
qué situaciones desencadenan los trastornos de conducta. Es útil preguntar a personas
que presenciaron anteriores episodios, para así conocer todo aquello que excita y altera al
usuario afectado.

- Imagine soluciones para evitar las situaciones que provocan los trastornos de conducta.
Hay que pensar distintas opciones que no supongan frustración para el enfermo. Ayude al
usuario a que reconozca y exprese sus pensamientos y sentimientos siempre que sea
posible. No reprima sus sentimientos. Permita que se exprese con palabras, con gestos o
con comportamientos.

- Vamos a intentar dentro de lo posible “educarlo” para facilitarle el cumplimiento de sus


actividades en la vida cotidiana. Reformando algunos actos si son difíciles o imposibles
para él, simplificando entonces dichas actividades. Es bueno proporcionarles una rutina
diaria que sea variada (para que su mundo no sea monótono y le desmotive), pero que
sea estructurada y organizada, para no fomentar su desorientación. También mantenerlo
ocupado en actividades que satisfagan sus necesidades, y sean capaces de liberar el
exceso de energía y ansiedad.

- Intentemos, siempre que sea posible, permitirle “elegir su camino”, darle capacidad de
decisión. Al permitirle más autonomía, se verá más respetado. No le agobie con un control
excesivo. Cree un ambiente que sea tranquilo, confortable, no bullicioso, seguro y
acogedor. Este ambiente tranquiliza al usuario afectado y le permite estar más relajado.
Fomente las habilidades para establecer una buena comunicación. A parte del lenguaje
con las palabras, es posible comunicarse con gestos acercando tu cara a la suya, con
caricias, con canciones y movimientos corporales... este tipo de comunicación se llama
comunicación no verbal, y es muy importante saber entenderlo y expresarse así en dicha
enfermedad. Mantenga con ellos una relación cariñosa y de confianza.

- El ambiente social y su forma de vida anterior a la enfermedad nos pueden ayudar a


entender en ocasiones la aparición de los trastornos de conducta. El Alzheimer a veces
acentúa los rasgos de carácter y de personalidad previos. Si la relación del enfermo con
su cuidador era conflictiva ya antes de la enfermedad, el cuidado y la atención pueden ser
ahora aún más difíciles. Todo conflicto genera en el enfermo un sentimiento de frustración
que puede ser el desencadenante de un trastorno de conducta: comportamiento
depresivo, o bien infantil y regresivo, o aún más difícil de afrontar, conducta agresiva para
sí mismo, o para el cuidador o resto de los usuarios.
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Conclusiones

Es importante reconocer que el usuario afectado tiene un mundo mental propio, alterado y
regresivo que hay que respetar. Los trastornos de conducta son la consecuencia de un
fallo en sus capacidades de pensar, sentir y actuar. Son síntomas de su enfermedad. El
enfermo no lo hace para fastidiar al cuidador. La frustración e impotencia generan
reacciones mentales simples, no adaptadas, repetitivas, regresivas, y traducen el
deterioro cerebral. Por eso, póngase en el lugar de su usuario enfermo, identifíquese con
él y con su historia personal previa. Así le entenderá mejor, y será menos posible
frustrarle, y por tanto, dar lugar a la posible aparición de los trastornos de conducta.

En conclusión, algunos de los consejos a la hora de tratar con enfermos de alzheimer que
presentan trastornos de la donucta son: Conservar la calma y no gritar, ya que
aumentaríamos la frustración del enfermo. No discutir jamás con el enfermo, ni tampoco
regañarle, ya que esto agravaría la situación. Dejarle tiempo para reponerse, porque su
funcionamiento mental suele estar enlentecido. Intentar siempre reslolver la situación con
cariño y tranquilidad, mediante un tono suave de voz y caricias (detrás de una persona
agresiva hay un ser frustrado y asustado que profundamente necesita sentirse querido).
Perseverar, ser constante y ofrecerle cariño.

Bibliografía

Castellón A., Gómez M.A., Martos A. Alteraciones conductuales en la enfermedad de


Alzheimer. SEMERGEN 2005; 31(11): 541-545.

Selmes, J., Casquero Ruiz, J. Como entender, actuar y resolver los trastornos de
conducta de su familia. Guía practica del cuidador de Alzheimer.

Tobaruela J.L.. Manejo farmacológico de los síntomas psicológicos y conductuales


asociados a la demencia. Alzheimer. Real Invest Demenc. 2007; 36: 21-29

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