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Factores que intervienen en el vuelo de las buchonas....

FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL VUELO DE LAS BUCHONAS


14/05/2007 19:16

Número 72
Opinión sobre el comportamiento en el vuelo de las razas de buchonas españolas.

A continuación describiré mis modestas opiniones sobre el vuelo de los palomos de raza,
por si algún aficionado les fuera de provecho, como lo ha sido para mí.

Como criador del Buchón Granadino, sentía curiosidad por investigar objetivamente las
razones de la falta de vuelo en nuestros queridos palomos. Así que empecé a estudiar
primeramente la teoría física del vuelo, y una vez que tenía el conocimiento del porque
vuela un palomo me puse a recopilar información sobre los mismos sobre el terreno en
diferentes razas.

Con el objetivo que los palomos me enseñaran todo aquello que no aparecía en los
libros, que es todo el conjunto de factores que intervienen en el vuelo y la interacción
entre ellos de forma que supiera la causa o las causas por las que un palomo no volaba y
así poder corregirlas con los medios que fueran necesarios.

En primer lugar hay que tener claro que en un palomo el peso/volumen de su cuerpo es
primordial para el desarrollo del vuelo, que se basa en el Principio de Arquímedes: “Que
todo cuerpo sumergido en un fluido recibe de éste un empuje de abajo hacia arriba igual
al peso del volumen desalojado por dicho fluido.” Por consiguiente, cuanto mayor calidad
de pluma tenga un palomo será un conjunto en el aire más compacto y desalojará un
mayor volumen de de aire con menor peso que su cuerpo, con lo que flotará mejor.

Éste es el caso de los Marcheneros o Colillanos, que son extremos de este factor, que se
da también en otras razas, pero no de manera tan marcada. En consecuencia, todos los
órganos funcionales que intervienen en el vuelo tienen que estar directamente
relacionados y en justa proporción con el peso que tienen que mantener en el aire. Esta
justa proporción marca el equilibrio en el vuelo con el menor gasto de energía
confluyendo el empuje del vuelo desde el centro de gravedad del palomo, que es el
punto de equilibrio de todos los pesos sobre el cual parte la resultante de los órganos
que dan empuje (alas y cola). De aquí que, según el tamaño y proporciones del cuerpo,
la cola y las alas deben ser de un tamaño y proporción adecua-das para desarrollar un
tipo determinado de vuelo (lento, rápido, de larga distancia, media, de postura, etc.). En
nuestros palomos de raza suelen dar-se las proporciones ideales de ancho del cuerpo, la
mitad del largo total, tomado de la punta de la quilla al final de la cola, siendo la
proporción la mitad del cuerpo y la mitad de la cola, pudiendo ser en algunas razas la
cola ligeramente más larga que el cuerpo en 1 cm o 1,5 más, extremo éste que no está
puntualizado en ningún están-dar. La proporción del ala debe ser: las secundarias igual o
superior en 1 cm al tamaño del cuerpo, y las primarias de 2 a 3 cm, con lo cual éstas
formarán un escalón con respecto a las secundarias de 1 a 2 cm; toda medida inferior a
esto va en detrimento de la calidad de pluma en las alas. A su vez las coberteras deben
de ser anchas y lo más tupidas posible para conformar una buena pantalla, excepto en
las puntas de las tres últimas remeras, que, debido al movimiento de remo al avanzar
éstas contra el aire, es conveniente que tengan aireación entre ellas para dejar pasar el
aire que luego, al cerrar, les sirva como empuje.

Calidad extraordinaria de tamaño de las plumas primarias con respecto a las


secundarias, denotando un importante escalón entre ambas. (Foto: Pedro A. González)
El codillo es importante que tienda a ser ancho y sea pronunciada su concavidad en las
secundarias, detalle que se verá acentuado en las razas de vuelo lento, de postura, al
tener que mantener una mayor bolsa de aire bajo las alas. Esta característica ayudará a
impedir la pérdida de energía producida por remolinos de aire al salir del ala.

En cuanto al número de las secundarias, puede ser de 12 a 13, y mucho más importante
es que el número de las primarias sea de 11 a 12 anchas (si son 11 plumas finas ofrecen
un peor rendimiento que 10 anchas). Esto es debido a que el “momento” mayor
físicamente hablando se produce en las primarias, ya que “movimiento = fuerza x
distancia”, y éstas se encuentran a mayor distancia del cuerpo. También apreciaremos
con facilidad esta virtud en los meses de verano, cuando un palomo a igual peso será
diferente según el número de remeras que mude; el hueco es mayor en el de 10 plumas
que en el de 11 o 12, con lo que el primero apenas no podrá volar y los otros sí. Con
respecto a la cola, conviene que esté bien montada, sin dejar escalones ni huecos, con
plumas anchas y de 13 a 14, lo más proporcionadas en la simetría del palomo y en el
largo, siendo iguales al cuerpo o de 1 a 1,5 cm más. Con este equilibrio el palomo
gobernará el efecto timón de la cola sin vicios que le hagan perder energía en sus
cambios de dirección. El plumaje de cuerpo, en general, debe ser compacto, resbaladizo
y suave al tacto.

Llegados a este punto empecé a investigar razas y palomos en su vuelo. Comencé por el
Buchón Quebrado Murciano, porque era un palomo muy simétrico (mismo largo que alto,
y mitad de ancho) y muy volador, pero a la vez tenía mucha postura en el aire, con lo
cual pensé que me daría información valiosa y variada. Estudié alrededor de 100
palomos en exposición y palomares comprobando sus datos en el vuelo con sus
características físicas. De sus datos físicos establecí una tabla de medidas y peso.
Comprobé que sus aptitudes en cuanto al vuelo eran muy buenas, que tanto el palomo
que sacaba muchos puntos en las exposiciones como el que no todos volaban mucho,
pero sorprendentemente su calidad de pluma era pésima: hasta había palomos volando
con 9 remeras, y cuando mudaban continuaban volando. Entonces estudié los Morrilleros
Alicantinos y vi que con un peso un poco mayor tenían muchísima más calidad de pluma
general, pero en cambio es rarísimo ver a uno de estos palomos volando hoy en día.

Estudié al Laudino Sevillano, que curiosamente tiene el mayor abanico de tamaño


permitido en su estándar, y comprobé que había palomos grandes que volaban mucho o
poco y pequeños que, con poca cantidad de pluma, volaban mucho. Observé al Buchón
Granadino con quillas torcidas y grandes (550 g) que volaban hasta una hora sin parar, y
otros con mejores proporciones que no volaban.

De todos ellos pude extraer conclusiones sobre los factores que influyen en el vuelo, que
serían, con igualdad de importancia: el peso del palomo (a menor peso más facilidad de
vuelo, y si llega a pesar demasiado no volará aunque tenga buena calidad de pluma), el
instinto de vuelo y el entrenamiento desde pichón. En segundo lugar la calidad de pluma,
tres desequilibrios musculares en los pectorales por quillas torcidas, cuatro cañones
rajados o plumas medio roídas (defectos genéticos).

En el caso de los Quebrados Murcianos, aunque tenían mala calidad de pluma, volaban
porque tenían poco peso y se entrenaban desde pichones, y gracias a la poco
consanguinidad y a que se seleccionaban en vuelo y no tanto en exposiciones no habían
perdido su instinto de vuelo, pero en los Granadinos con las mismas características si
aumentamos el peso por encima de los 600 g dejaban de volar, porque en este caso al
aumentar el peso el factor de calidad de pluma debe de ser bueno y en general al
aumentar el peso el nivel de exigencia de perfección en los factores es mayor.
En el caso de los Morrilleros Alicantinos, tienen aparentemente todos los factores para el
vuelo muy desarrollados, pero no vuela principalmente porque la consanguinidad ha
adormecido el instinto volador y las exposiciones han hecho el resto, como en otras
razas orientadas a destruir las motivaciones del criador para volar sus palomos.

En el caso de los Laudinos Sevillanos, el que volaba con mala calidad de pluma era
pequeño (sobre 22 cm) y conforme veía palomos con más peso si no acompañaba
proporcionalmente la calidad de la pluma automáticamente los palomos volaban menos o
no volaban.

También había palomos que reunían todas las condiciones para volar pero no se les había
seleccionado haciendo hincapié en el instinto de vuelo, con lo cual no lo mostraban.
Tengo que decir frente a este instinto que la consanguinidad “adormece” el instinto
volador, como en el Marchenero o el Morrillero, pero es a base de años de
consanguinidad, no solamente con un cruce o dos.

También observé que volando al palomo en solitario desde pichón desarrollaba el 100%
de las aptitudes de vuelo, y conforme se le acompañaba con más palomos, a medida que
se aumentaba el número iba perdiendo facultades de vuelo, y además se iban
recortando unos a otros.

Pintura al óleo de Emilio Blasco.

Conclusión

Cuanto más pesa el palomo, mejor calidad deben de tener todos los factores, no
pudiéndose permitir el lujo de que falle alguno. No incluiría las proporciones que se dan
en nuestros estándares como factor determinante para mejorar el vuelo puesto que he
encontrado sobrados ejemplos de palomos más largos que el doble de su pecho en
varias razas, tanto pesadas como ligeras, y han volado exactamente tan bien como los
que las cumplían. Incluso diría que con el aumento del peso conviene que la cola y las
alas sean más desarrolladas proporcionalmente dentro del largo total de 1 a 1,5 cm más
que la mitad del pecho.

PEDRO A. GONZÁLEZ

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