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Armand Mattelart: La sociedad

global de la información es un mito


Enviado por admin1 o Mér, 07/07/2004 - 10:31

Armand Mattelart: La sociedad global de la información es un mito

El reconocido especialista en comunicación, Armand Mattelart, dictó una


conferencia en la Escuela de Ciencias de la Información de la UNC, sobre "La
sociedad de la información" y brindó algunas claves para comprender el nuevo
orden internacional de la comunicación.

Con una clase magistral, en la que lució su experiencia intelectual en el terreno


de la comunicación, este investigador de la Universidad París-VIII disertó en el
coloquio "Democracia y ciudadanía en la sociedad de la información"
organizado por la Escuela de Ciencias de la Información (ECI), y auspiciado
por la Embajada de Francia, la Alianza Francesa y la Agencia Córdoba Ciencia.

En la conferencia, abordó los alcances del controvertido concepto de "sociedad


de la información" y relató algunos aspectos de su experiencia actual como
presidente del Observatorio de Medios de Francia y miembro del consejo
científico de la organización Attac France.

La realidad latinoamericana no es ajena a las reflexiones de Mattelart, quien


desde los años sesenta trabaja en la región, con una importante labor en Chile.
Precisamente, debió emigrar de ese país en 1973, cuando el golpe militar de
Augusto Pinochet derrocó al gobierno del presidente Salvador Allende.

También reconocido por su libro "Para leer al Pato Donald" - escrito junto a
Ariel Dorfman-, Mattelart cuenta con una vasta trayectoria en investigación,
reflejada en sus obras: "La mundialización de la comunicación" (1998), "Historia
de las teorías de la comunicación" (1997) y la más reciente "Historia de la
sociedad de la información" (2002). Además, en 1983 realizó un importante
trabajo junto al investigador y docente de la UNC, Héctor Schmucler,
denominado "América Latina en la encrucijada telemática".

La sociedad global de la información

Luego de hacer un recorrido por los orígenes de la noción de "sociedad de la


información", el profesor belga abordó las implicancias que tuvo la caída del
Muro de Berlín y el auge de internet en la emergencia de una "nueva doctrina
estratégica" de la comunicación. A partir de ese momento, "la hegemonía de la
hiperpotencia se da a través del 'softpower', el poder blando. Esto significa
pensar que se puede atraer a la gente fijando la agenda", señaló.
Justamente, cuando Mattelart critica el concepto hegemónico de "información",
se refiere a una perspectiva instrumental y estadística que deja de lado la
"memoria y cultura de los pueblos y se interesa solamente por el canal". Esta
idea que sustenta el paradigma del futuro postindustrial, de igual modo, se
encuentra asociada a la tesis del "fin de las ideologías".

En los años 90, esta concepción, junto a lo que el comunicador denominó la


"tecnoutopía", encontró su etapa de máximo esplendor. Estas ideas fueron
claramente expresadas en diferentes documentos emitidos por organismos
internacionales, y concretamente tomó cuerpo a partir de que el G-7 (el grupo
de los siete países más industrializados del mundo) ratificó su apoyo a esta
noción, a la vez que decidió acelerar la liberalización de los mercados de
telecomunicaciones.

Crisis del paradigma tecnológico

"A partir del 2000, el panorama tecnoutópico se va a complicar", afirmó el


investigador, al tiempo que puso de manifiesto que el atentado a las Torres
Gemelas en Estados Unidos marcó el principal punto de inflexión. "Primero,
porque es un desmentido al 'todo-tecnológico' (no se pudo detener un
atentado); pero, lo más importante es que con los sucedido el 11 de septiembre
vuelve la cara oculta de la sociedad de la información. Es decir, la sociedad de
control", subrayó.

Asimismo, Mattelart hizo referencia a la reciente guerra en Irak como un factor


crucial para la destrucción del mito de la sociedad de la información, tal como
se lo entendía hasta ese momento. "El conflicto, en efecto, ha vuelto a poner de
relevancia los retos geopolíticos a largo plazo vinculados al control del
aprovisionamiento energético", explicó. Según el profesor, junto con la guerra
en Medio Oriente también se disolvió la tesis del "fin de las ideologías", a partir
del surgimiento del mesianismo religioso. En último lugar, resaltó el derrumbe
de la pretensión de Estados Unidos de "representar un polo cultural que puede
irradiar a través del mundo". "La inercia de las fuerzas armadas frente al
saqueo de los museos y la quema de bibliotecas en Bagdad, en contraste con
la custodia de los pozos de petróleo, ha puesto de relieve el valor que la
doctrina de la 'Global War' -la guerra contra el terrorismo- atribuye a la historia,
la cultura y la memoria de los pueblos", argumentó.

Nuevos actores

Ante esta situación, Mattelart destacó la aparición de nuevos actores, con


miradas diferentes a la hegemónica, que se introdujeron en el debate sobre los
proyectos para la sociedad del futuro. "La noción general de información -
admitió- ha movilizado a muchos sectores en sentido crítico para plantear
alternativas". Las nuevas posturas, básicamente, se oponen a las propuestas
de modernización de los gobiernos que aspiran sólo a generar el "ambiente
propicio" para que las grandes empresas inviertan y acaparen el apetitoso
mercado de las comunicaciones.

En este sentido, el autor de "Para leer al Pato Donald" resaltó los aportes que
están realizando las organizaciones de la sociedad civil, especialmente con
miras a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que se
celebrará en el 2005 en Túnez. Si bien, desde su experiencia en la
organización Attac France, reconoció que "no es fácil ir más allá del análisis e
incorporar en un proyecto político toda la crítica de la sociedad", consideró esta
instancia como un punto importante para la elaboración de propuestas. "Creo
que la parte más interesante de la declaración de la sociedad civil organizada
es la que se refiere a la diversidad, no en términos de tener medios alternativos
comunitarios sino de pensar el sistema comunicativo a partir de la noción de
servicio público", sintetizó.

Desde esta óptica, el fenómeno de la concentración de los medios pone en


evidencia, para toda la población, la problemática de la diversidad cultural.
Mattelart alertó en este aspecto sobre lo que ocurrió recientemente en Francia,
cuando dos empresas de armamentos adquirieron "el 80 por ciento de los
medios de prensa".

Como resultado de las presiones que ejercen las organizaciones no


gubernamentales y demás organismos de derechos humanos, el profesor
comentó que el Parlamento Europeo acaba de emitir una resolución incitando a
la Comisión Europea y a la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información a
incluir la noción de servicio público y plantear la necesidad de luchar contra la
concentración.

Observatorio Mundial de Medios

Para el investigador, uno de los aspectos más sobresalientes en la discusión


actual es la posibilidad de reflexionar sobre la función de los medios de
comunicación, en una perspectiva diferente a la planteada en décadas
pasadas. Si bien aclaró que el aporte de los estudios sobre la recepción fue
importante para avanzar en los aspectos teóricos, hoy es necesario oponer una
respuesta concreta a los mecanismos de hegemonía cultural que permita
"revertir la brutal asimetría entre los receptores y las empresas mediáticas". En
este sentido, recalcó: "La libertad del consumidor o del usuario se construye a
través de contrapoderes. No se qué forma va a adoptar, pero históricamente
creo que el momento ha llegado para pensar la organización de la sociedad
civil frente a este campo".

En este marco, hizo referencia al lanzamiento del Observatorio Internacional de


Medios de Comunicación (Media Watch Global) en el Foro Social Mundial de
2003, por iniciativa del periódico "Le Monde Diplomatique", periodistas
latinoamericanos y otras asociaciones civiles.

A diferencia de las posturas que predominaban en la década del 60 -donde el


intelectual aparecía como un lector privilegiado de los medios y que tenía "la
luz para aclarar a los receptores lo que veían"- Mattelart señaló que
actualmente el Observatorio se compone de tres tipos de representantes:
investigadores, periodistas y usuarios. "Esto es importante porque me parece
que lo que dificulta la reflexión sobre los medios son los encasillamientos
recíprocos", dijo. Los desafíos, en consecuencia, son aun mayores para el
profesor, porque de acuerdo con su experiencia en el Observatorio de Medios
de Francia, se plantean numerosas dificultades para llegar a acuerdos
consensuados entre las distintas posiciones.

A la hora de arriesgar conclusiones determinantes fue cauteloso y advirtió que


existe "una distancia entre la toma de conciencia de los ciudadanos sobre la
importancia de los medios de comunicación y el deseo de participar en
acciones de este tipo". De igual modo, consideró que muchas veces los
usuarios tienen "representaciones radicalizadas de los medios" como
manipuladores de la realidad y es difícil pasar del terreno de la crítica al de la
elaboración de propuestas.

No obstante, para Mattelart la iniciativa es valiosa y, a largo plazo, aspira a


construir una alternativa en términos de sistema de comunicación y de lucha
contra la concentración mediática.

Nuevo orden informacional

"Lo que constituye la originalidad del momento actual, a nivel de sistema


comunicacional, es que hay varios frentes abiertos y todos convergen hacia la
construcción de un nuevo orden informacional", afirmó. De esta manera, los
nuevos proyectos, de acuerdo con las apreciaciones del comunicador, no
pueden dejar al margen el debate sobre el rol de las culturas.

Un ejemplo positivo que citó Mattelart durante la charla fue la reciente


incorporación, por parte de la UNESCO, del término "sociedades del saber y
del conocimiento". "No puede haber sociedad global de la información. Es un
mito. Puede haber sociedades del conocimiento porque cada país se introduce
en el universo tecnológico a partir de su cultura, su historia y la especificidad de
sus instituciones", adujo.

Contrariamente a la postura instrumental de la Organización Mundial del


Comercio, que pretende clasificar la "cultura" como uno más de sus servicios,
Mattelart reivindicó una nueva filosofía del desarrollo y de la humanidad, que
defienda la diversidad cultural.

"Si nos peleamos para crear un instrumento jurídico que proteja la diversidad
cultural es porque tenemos en las manos una filosofía de los bienes públicos
comunes", sostuvo.

Para diferenciarse de las prerrogativas del Banco Mundial con respecto a este
último concepto, se refirió a la definición que ofrece el movimiento social: "Los
bienes públicos mundiales son cosas a las cuales los pueblos tienen derecho.
Son producidas y repartidas en las condiciones de equidad y libertad,
cualquiera sea el estatuto de las empresas que desarrollan esta misión. Los
derechos universales humanos y ecológicos son su regla; la democracia, la
exigencia permanente; y el movimiento social, la fuente".

Finalmente, recordó que los principios que defienden las organizaciones civiles
están consignados desde 1948 en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y en la Convención Internacional sobre los Derechos Cívicos y
Políticos que fue adoptada en 1967 y que han ratificado alrededor de 150
países. "Esto quiere decir que nada es nuevo, muchas veces hay
acumulaciones que se olvidan. La vuelta a la historia, es también el respeto por
todos quienes lucharon en su momento por más democracia", concluyó.

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