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MANUEL HERRANZ MONTERO

Septiembre 2010. Desde ‘Arian seis’ http://arian-seis.blogspot.com

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CLASES, OBREROS, CIUDADANOS, SUJETOS POLÍTICOS

Mi amigo Pepe, mantiene una polémica en ‘Red Verde’, de la que me presta alguna
opinión, que por su interés voy a reproducir, relacionada con el problema de las
clases y que viene en alguna de sus parcelas a colación de unos comentarios que
realizó mi colega Jesús de Bargas La Sagra hace pocos días, respecto a conceptos
como los de trabajador, u obrero. La polémica también tiene vínculos con lugares
como el de Javier Caso. Dice José M. Roca:

‘’Lo asumo, Sr. A: soy conservador, quizá a mi edad ya no pueda ser otra cosa en
ciertos asuntos que considero importantes, por ejemplo, en lo relativo a la lucha de
clases, término que tiene mala prensa: parece viejo, porque da la impresión de que,
en una sociedad de clases medias (ojo con el término), no hay clases ni lucha.

1º) porque a la derecha, de aquí y de fuera de aquí, siempre le ha interesado eludir


o vilipendiar este término que descubre las falacias de su discurso. Pero esto lo
doy por sabido.

2º) porque han pasado a primer plano otro tipo de luchas, culturales o identitarias,
que expresan otros desequilibrios sociales, otras desigualdades, a veces
magnificando pequeñas diferencias para establecer una identidad, en una era en
que se busca la identidad de manera compulsiva y donde la victimización y la
pertenencia a un grupo minoritario sirven muy bien a ese objetivo. No hay nada
mejor que declarar la pertenencia a una minoría, real o presuntamente oprimida,
para recibir apoyos de gente solidaria y, desde luego, para creer que se poseen la
verdad y la razón sin más discusión. No digo que todos, pero sí muchos de estos
discursos identitarios son discursos blindados.

3º) porque, para amplias capas de la población trabajadora, y sobre todo para las
clases subalternas, el ejercicio de la profesión (el oficio) ha perdido importancia en
la vida de los individuos. Antes, ser minero, metalúrgico, tipógrafo o ferroviario,
profesiones que pasaban de padres a hijos, eran afirmaciones de identidad, casi
títulos nobiliarios en el mundo del trabajo por todo lo que tenían detrás, producto,
naturalmente, de la lucha de clases. Hoy eso es impensable no sólo porque los
puestos de trabajo no se conservan tanto tiempo, sino porque la producción se ha
transformado (las cambios técnicos son muy rápidos) o simplemente ha

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desaparecido (seguramente habrá metalúrgicos o trabajadores de astilleros en
China, pero no en Avilés o en Sestao).

En el mismo sentido hay que indicar que, aunque ha mejorado la educación o la


instrucción de las clases subalternas, que ha mejorado la enseñanza, que muchos
hijos de obreros tienen estudios universitarios o cualificación profesional, ésta no
siempre coincide con el ejercicio de la correspondiente profesión. Cualificación
académica y ejercicio laboral profesional no coinciden. A muchos jóvenes tener
estudios no les evita tenerse que emplear de camareros, repartidores de pizzas,
reponedores o cajeros en un súper. Y a otros, tener que aceptar multitud de
trabajos diversos les impide adquirir la experiencia en una sola profesión que antes
se conseguía con la estabilidad en el empleo.

Así, muchos viven durante bastante tiempo de las presuntas ayudas a la formación
y ejercen de becarios en un sitio y otro, y a otros les ocurre lo mismo contrato
tras contrato (basura, of course), pero becario y precario no son profesiones
aunque sí estadios de la vida cada vez más largos. O parado (de larga duración,
¡vaya!). En el otro extremo, los que quieren definirse por la profesión y rentabilizar
la cualificación académica, los más preparados y afortunados se ven sometidos a un
reciclaje permanente a base de máster, cursos, seminarios e idiomas, para
mantenerse en la onda de los salarios altos, o medianamente altos, y los empleos
estables.

Pero con todo ello, las desigualdades sociales, las diferencias de renta y de lugar
en la jerarquía social (no sólo en el campo productivo) permanecen por debajo de
las profesiones o de la carencia de ellas. Desde los años setenta hacia acá, en las
sociedades avanzadas (EE.UU. Europa…), sociedades de clases medias, es donde las
clases medias han perdido importancia social y poder adquisitivo; se han acentuado
las diferencias entre los que tienen más y los que tienen menos y la polarización
económica ha debilitado los estratos medio y bajo de las clases medias, caso
notable en los EE.UU. La revolución conservadora y la aplicación práctica de las
doctrinas neoliberales tenían ese objetivo. Y las medidas para salir de la recesión
van a acentuar aún más las diferencias sociales. Lo cual no es casual. ’’

La lucha de clases

Vamos con ‘la lucha’. Dos no luchan si uno no quiere...y se deja pegar; lo cual no
quiere decir que el que quiere luchar renuncie a obtener lo que desea, pero sin
lucha. Si pide y se lo entregan sin resistencia, o con una resistencia testimonial,

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pues, estupendo. Eso es lo que ha estado ocurriendo en el mundo durante los
últimos 30 años, no sólo en el tercer mundo, también en el primero. Eso no es lucha
de clases, claro; es rapiña de clase, con argucias ideológicas y poca resistencia de
los que se han dejado expoliar.

Lo anterior no quiere decir que no haya oposiciones de clase, grupos sociales con
intereses no coincidentes, o aún antagónicos, sino que hay unos muy listos que se
las han arreglado muy bien para que los otros, la amplia mayoría de la población
laboral, haya ido renunciando, a partir de los años 80, a las mejoras obtenidas
desde el fin de la II guerra mundial (la llamada crisis del Estado del bienestar y su
corrección, que ha sido su merma) para satisfacer las ilimitadas expectativas de
los más afortunados. Los pobres tienen demasiado y los ricos demasiado poco,
decían Ronald Reagan, que expresaba muy bien el insaciable apetito de dinero de la
burguesía norteamericana más rapaz, representada entonces por el Partido
Republicano.

Vicens Navarro señala en uno de sus escritos que la clase burguesa más poderosa
de la historia (la norteamericana) es una clase invisible, no porque haya renunciado
a perseguir sus intereses, sino porque lo consigue sin que se perciban sus
intenciones. Chomsky indica que esta clase ha logrado presentar sus particulares
intereses como los intereses generales de todo el país y hacer ver los intereses de
todos los demás (trabajadores, parados, emigrantes, enfermos, jubilados, etc.,)
como intereses particulares y, por tanto, contrarios al interés general, nacional,
cuya patriótica representación esa clase se arroga en exclusiva. Cosas de la
hegemonía, que diría Gramsci.

Esta clase, esta burguesía americana, junto con las de otros países, no ha cejado en
perseguir sus intereses y ha utilizado todas las instituciones nacionales e
internacionales para conseguirlo. Esta clase, que niega la lucha de clases, no ha
dejado de luchar como clase contra otros estratos sociales para conseguir lo que
desea.

La calificación de los conceptos, que no es inocente. Los conceptos pueden ser


antiguos pero no anticuados, sino plenamente válidos a pesar del tiempo
transcurrido desde que se formularon (¿Está anticuada la ley de la gravedad?,
¿Están anticuadas las leyes referidas a la energía cinética o las de Gay Lussac y de
Boyle sobre los gases, o las leyes de Mendel?). En este sentido encuentras
anticuado el concepto lucha de clases y equiparas marxista y tradicional (algo así

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como carlista y tradicional), por viejo e inútil. De lo cual no deduzcas que afirmo
que todo lo que lleve el marchamo de marxista tiene plena vigencia.

Comparto tu preocupación por los errores que puede cometer la izquierda al no


percibir que cambian los estados sociales, pero eso no implica aceptar que sea la
derecha la que dicte la caducidad de los conceptos que muestran u ocultan tales
cambios. Vivimos bajo la hegemonía de la burguesía más conservadora, que utiliza el
poder que tiene para imponer sus ideas, sus marcos de referencia (No pienses en
un elefante), sus conceptos, su agenda cultural, informativa y educativa, además de
política. No es casual que el término lucha de clases haya desaparecido del discurso
político general, porque las clases sociales también han desaparecido de los
mensajes de los partidos y de la prensa. No es de buen gusto aludir a ellas. Parece
anticuado, y utilizado por los resentidos.

La clase que es la gran beneficiaria de este orden social está muy interesada en
negar tal situación y elimina del campo académico, cultural y periodístico los
conceptos que puedan describir su privilegiada posición y ponerla en peligro (la
ignorancia siempre ha sido un arma de los dominadores). Pero no estamos en una
sociedad igualitaria, ni en una democracia plena y representativa, ni las rentas son
semejantes, ni se reparte el excedente social de forma equitativa, ni, por tanto,
pertenecemos todos a una gran clase media, tal como señalan los émulos de la
sociología norteamericana, donde las diferencias de renta se deban sólo a los
méritos personales; al mayor o menor interés, tesón o capacidad de los individuos
para moverse en la escala social, sin que existan obstáculos estructurales (de
clase) que lo impidan.

Las diferencias sociales en España son antiguas, muy grandes y estructurales;


estamos en una sociedad muy polarizada, tanto en renta como en cultura e
influencia política, con arraigados resabios estamentales, pero desde los años 80
las sociedades occidentales también se han polarizado al debilitarse el Estado del
bienestar (fruto de la revolución conservadora), que, a pesar de todo, sigue siendo
más extenso que en España.

Preguntas si hay que cambiar las personas o las ideas. Pues no sé; lo que sí sé es
que, en política, hay que conservar las ideas que sean útiles a las clases
subalternas, no las ideas útiles a la burguesía, a las burguesías. No hay que dejarse
llevar por la idea de cambiar constantemente; de que hay que renovarse, de que
hay que modernizarse, que debe tanto al estúpido mundo (submundo) de la moda y

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de la publicidad, como del periodismo, para el cual el valor dominante es lo nuevo,
pero en política lo nuevo no es necesariamente lo mejor, ni lo más útil.

Y si bien es cierto que cierta izquierda teóricamente ha envejecido, otra se ha


dejado llevar por esta tendencia moderna y ha asumido, sin un ápice de crítica, que
debe acomodarse a la más rabiosa actualidad aceptando nociones y tendencias
políticas, económicas y sociológicas, a veces, de lo más peregrino. Y una de estas
ideas, que tú asumes, es que la lucha de clases, y más aún la parte que asume la
parte trabajadora está desapareciendo.

Esa idea afortunada salió del informe que Michel Crozier y Samuel Huntington
prepararon en 1975 para la Comisión Trilateral (recién fundada por Rockefeller en
1973), como un anticipo de lo que había de venir, que era la revolución conservadora
(de nuevo me remito al libro, para no repetir); la gran reacción de la derecha,
primero americana y luego mundial, a las conquistas de la izquierda y del tercer
mundo en los años sesenta. Fue una especie de Congreso de Viena con sede en
Washington para quitarse de encima el susto del 68, como los convocados por
Metternich en 1815 quisieron acabar con el ejemplo de la Revolución francesa y
volver a colocar las cosas en su (injusto y regio) sitio.

Fue la rebelión de los ricos contra los pobres y los estratos bajos de las clases
medias, capitaneada por Reagan y Margaret Thatcher, mientras sus voceros
proclamaban que no existía la lucha de clases…y algunos en la izquierda se lo
creyeron.
José M. Roca

LAS IZQUIERDAS EN UN MUNDO ‘SIN PERDÓN’

En poco tiempo han coincidido en el mismo tema varios lugares y personas, ahora ha
sido el Sr. M. desde su ‘Ciudadano público’ y Javier Caso y Miguel Álvarez de Moral
y Política y Pedro de 'la suerte sonríe a los audaces' los que enriquecen la como de
costumbre buena y audaz presentación del Sr. M.

La polémica se desarrolla alrededor del tema de las clases sociales y para mayor
precisión, las diferencias se sitúan en torno a la conveniencia de mantener el
concepto proletariado, (obrero), como sujeto político, o sustituirlo por el concepto
de ciudadano, todo ello por supuesto en el mundo de las izquierdas. A veces detrás

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del concepto se esconden políticas diferentes y en ocasiones no. Mis apreciaciones
sobre el tema son:

1) El proletariado como sujeto político, hace años no tiene mucho uso y nadie, (me
refiero a grupo político de peso), se lo da en Occidente, al menos desde hace 50
años. Tiene sentido definir expresamente un nuevo sujeto político, sobre todo en
determinados ambientes izquierdistas, porque apostar por un sujeto u otro
modifica las pautas de actuación políticas, que insisto, ya estaban modificadas de
facto.

2) Que proletariado (Descrito como Dickens, y Engels), no tenga sentido como


‘sujeto político’ no significa que no exista como clase o grupo social en el planeta, a
expensas de ponernos de acuerdo en el contenido que demos al concepto.

3) Muchos apostamos por el concepto ‘ciudadano’, como sujeto político que


implícitamente es reconocido de forma masiva en las democracias occidentales. Las
razones para optar por ‘este sujeto’ suelen ser: a) por su carácter más global,
caben en él todos los colores de una sociedad compleja y diversa; b) menos
excluyente, a nadie se le recortan leyes por razón de clase, ideología, tarea,
extracción o posición social: y c) mas integrador, de todos los grupos de población,
independientemente de que existan, crezcan o disminuyan clases, sectores
sociales, segmentos o grupos de población. Ciudadanos con los mismos derechos
son; mujeres, obreros y capataces, empleados, autónomos y empresarios, jóvenes y
ancianos, proletarios y burgueses, comunistas y democristianos, rojos, verdes,
malvas y azules, gais, parados, estudiantes, militares, deportistas, artistas, etc.

4) Existe coincidencia en grupos mayoritarios de europeos para considerar vitales


la ‘renta básica’, el ‘salario social’, el desarrollo de prestaciones que permitan, la
distribución de la riqueza y la cohesión social con libertad, igualdad, justicia. Tanta
coincidencia existe como para desarrollar políticas que han logrado implantarlos en
mayor o menor medida en parte de Europa, fundamentalmente.

5) El pleno empleo, tiene más de concepto político que económico, o es un concepto


económico sometido al tiempo, lugar y relaciones de poder, (léase, correlación de
fuerzas, lucha de clases…). Con un paro del 5%, aquí podía considerarse pleno
empleo en el pasado, pero la sociedad consideraba tener pleno empleo en los años
2000 y teníamos un paro del 10%.

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6) El pleno empleo no solo es un objetivo económico, nunca fue solamente eso,
también fue un objetivo político, para desarrollar un elemento de integración
social, sin el cual, en el pasado, podía peligrar la estabilidad de un país o región que
impidiera o dificultara la acumulación de riqueza y la vida de los más pudientes y
poderosos, las capas altas de la burguesía.

7) Un problema para los análisis y conclusiones de muchas cuestiones actuales es


olvidar los puntos de referencia, con qué espacio y tiempo son confrontados los
argumentos. A veces tomamos nuestra experiencia local, continental u occidental,
para sacar conclusiones generalizables al planeta, sin tener en consideración la
realidad del mundo globalizado, de esos otros 170 países.

8) Que haya disminuido el número de obreros industriales, dependerá de en donde


y con respecto a qué momento, se realice la comparación. Habrá que estudiar en
cada caso, país o región, época, si se ha producido o no.

9) A priori, me parece que el número de fábricas y obreros industriales a escala


mundo, podría ser el mayor de la historia.

10) En España ¿han disminuido o aumentado los obreros industriales? respecto a


qué momento. En 1.982 había 2.512.000 asalariados industriales, en 1.997 bajaron a
2.341.000 y en 2.003 encontramos 2.838.000, (publicado en mis cuadros
estadísticos). Además, trabajadores en la construcción en 1.982 había 758.000
pasando a ser 1.709.600 en el 2.003.

11) Sin entrar a discutir demasiado sobre conceptos como los de obrero,
trabajador, etc. a escala planetaria el número de trabajadores, entendido como
personas que trabajan sin ser propietarios, ni tener control sobre sus medios de
producción y procesos de trabajo, no ha hecho más que aumentar hasta hoy,
mirando el medio y largo plazo. A corto, hoy, están disminuyendo por la crisis (a
sumar a los 200 millones de parados mundiales) unos 30 millones más de personas
respecto a hace 5 años. (La mitad de ellos generados en EEUU y España).

12) Desciende en las zonas desarrolladas del planeta el número de campesinos


respecto de otros sectores a los que son expulsados, la gente vinculada a la
producción agraria en el campo, no a la industria alimentaria.
(1ª edición, primeros 70)

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13) Hace muchos años que algunos dejamos de mirar directamente los métodos de
la Organización Científica del Trabajo, taylorismo, fordismo, etc. que eran
utilizados en fábricas españolas, (en el mundo occidental) pero creo que siguen
practicándose iguales o similares métodos aquí y en las fábricas del mundo. Ítem
mas, en sectores de servicios se practican métodos similares adaptados a los
diferentes trabajos del sector, como parcelación de tareas, estudio de tiempos, de
atención a clientes, de objetivos numéricos por tiempos, movimientos tiempos y
respuestas estudiados en puestos de trabajo de grandes cadenas comerciales,
bancos y seguros, call center, etc.

14) Comparto la idea de que existe un exceso de capacidad productiva instalada, en


el mundo occidental, en algunos sectores productivos, pero no puedo afirmar que
ello sea extensivo para el conjunto del planeta.

15) Uno de los elementos fundamentales de la crisis es mostrar la inexistencia de


trabajo para todos en la forma conocida en estos últimos 50 años,
fundamentalmente en el mundo occidental, con corrimientos del proceso a otras
partes del planeta.

16) En España la inexistencia de trabajo para todos, ha sido históricamente y es en


la actualidad el mayor problema que tenemos. Formas de lucha anteriores siguen
siendo válidas, menos horas de trabajo para más gente, trabajos temporales,
contra las horas extras y largas jornadas, etc. Pero es evidente que este es el
talón de Aquiles y gran debate nacional pendiente.

17) La desaparición del trabajo, entendido como se entendía desde la 2ª guerra


mundial, afecta de manera clara al mundo occidental, y menos al resto del planeta,
que precisamente agrava el problema con sus millones de obreros incorporados a la
industria mundial y por sus desplazamientos migratorios, que por menores costes
que los occidentales compiten con ellos.

18) La existencia de maquinaria, técnicas, organización, mano de obra, etc. con


capacidad de sobre producir es fundamentalmente un problema occidental. Pero
tengo dudas de que pueda generalizarse a escala mundo.

19) Durante toda la historia de la humanidad han coincidido la escoba con los chips,
en sus equivalentes, siempre convive lo nuevo con lo viejo, aunque sea lo nuevo lo
que capta mayor atención y entra mas por los ojos, y lo que marca pautas de futuro.

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20) Producir prescindiendo de mano de obra humana no deja de ser un futurible,
porque la existencia de medios de producción, máquinas con capacidad de producir,
fueron construidos y serán mantenidos con trabajo humano. Un robot no deja de
ser trabajo humano condensado.

21) En otros momentos de la historia la lucha entre el hombre y la máquina que los
desplazaba ya se produjo, para convivir a continuación en nuevas fases ambas,
máquinas y fuerza de trabajo humanas.

Sigue escribiendo José M. Roca en relación con las clases. Y supongo que no habrá
que insistir demasiado en que son sus opiniones, no las mías, algunas de las cuales
son coincidentes y otras no, pero eso sí abren puntos de vista sobre el tema.

Las clases sociales no han desaparecido, pero se han transformado. Por lo que a
España respecta, el numeroso proletariado industrial, al que aludes, resultado
inevitable del desarrollo de los años sesenta, se ha transformado, en gran parte, en
el extenso colectivo de los trabajadores de servicios. Lo anticuado es dirigir a
estos trabajadores dispersos el mensaje con los mismos objetivos que a los
trabajadores concentrados en fábricas, cuyas condiciones de trabajo son muy
diferentes, pero ¿es que los trabajadores de servicios son propietarios de las
empresas donde trabajan? Evidentemente, no. Y están afectados, igual que los
obreros industriales, por el marco jurídico general que prescribe las relaciones
entre el capital y el trabajo y por las decisiones de sus patronos referidas a las
condiciones laborales de empleo, salarios, contratos, horario, paro, etc.

Es decir, en sus condiciones de vida y de trabajo están sometidos a las decisiones


del capital en su conjunto, tanto desde el punto de vista de la producción como del
consumo. Lo que la izquierda tiene que hacer es adecuar también su mensaje, su
estrategia, a estos trabajadores, pero no asimilar sus intereses con los de sus
empleadores. La dificultad reside en convertir a los trabajadores como clase
objetiva, sociológicamente definida, en clase política, subjetiva. O como expresaba
Marx, hacer de los trabajadores una clase para sí, una clase que luche por sus
necesidades, aspiraciones e intereses, como no deja de hacerlo la burguesía, las
burguesías.

El primer obstáculo está en hacer visibles esas diferencias sociales; ahora la


recesión económica lo hace más fácil y muestra que los ricos siguen luchando
contra los pobres y la clase media. No es menor la dificultad derivada de la noción
que los trabajadores tengan de sí mismos como colectivo, facilitada, en parte, por

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los procedimientos demoscópicos utilizados. En la mayoría de las encuestas no se
suele preguntar al encuestado si se considera trabajador por cuenta ajena (nunca
proletario), empresario, profesional liberal, autónomo o rentista, sino si pertenece
a la clase alta, media o baja, y la respuesta de la mayoría de los trabajadores es
que pertenecen a la clase media.

La pregunta contiene un sesgo asentado en prejuicios sociales. Para mucha gente


que trabaja, la clase alta es fácil de identificar: los ricos, los políticos, los jefes,
los empresarios, los millonarios, los pijos, etc.; es una clase denostada. Y la clase
baja (término peyorativo), también: los mendigos, los gitanos, los inmigrantes, etc.
Lo más fácil es identificarse como clase media, y si la encuesta pregunta con qué
estrato -alto, medio o bajo de la clase media- la tónica de la respuesta sigue siendo
mayoritariamente la de estrato medio de la clase media.

Esta percepción es la dominante, la que impregna el discurso de los políticos y de


los periodistas, pero está ocultando grandes diferencias sociales y con ello,
sacando de la discusión pública asuntos que afectan a las clases subalternas. Los
mensajes de los políticos, de los diarios, de los informativos de radio y tv aluden a
los problemas de la idealizada clase media, lo cual viene facilitado además por los
promedios de los estudios estadísticos (el consumidor medio, el ciudadano medio, el
votante medio, el contribuyente medio, la mujer media, el hombre medio, el joven
medio, etc., etc.).
José M. Roca

SI NOS ENREDAMOS EN LAS PALABRAS BUSQUEMOS EN LAS IDEAS

Durante un tiempo, el marxismo, (los partidos comunistas) consideró al


proletariado como sujeto político revolucionario, este hecho implicaba de cara a la
acción política que esa clase social era la directora, líder, del resto de la sociedad
en las transformaciones a realizar, que suponía que el proletariado encabezaría. Lo
cual implicaba que el resto de clases pasaran a ser subalternas en derechos y
obligaciones.

Evidentemente esa teorización comportaba una situación de guerra abierta entre


las clases, hasta la consecución del poder por el proletariado.
Las dificultades que aquella teorización expresaba para ser aplicadas en las
sociedades actuales son:

a) La definición de clase, y la definición de proletariado. Será interesante


determinar quiénes son esos individuos que forman la clase de sujetos políticos

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revolucionarios, y en base a qué atributos, experiencias, o prácticas actuales
pueden ser considerados así.

b) Pero de mayor importancia sería conocer quiénes serán los individuos que
dictaminen ese carácter de liderazgo y superioridad de unos sobre los demás,
quienes son los que pueden a elegir a los buenos y los malos.

c) Que hacemos con el resto de clases, sectores, segmentos, grupos sociales,


individuos, que no pertenecen al colectivo del sujeto político revolucionario, los
eliminamos?, los sojuzgamos? los represaliamos?, encarcelamos, perseguimos, los
echamos al mar, en definitiva restamos derechos respecto al proletariado.

d) Lo anterior, mas derechos para unos que para otros, era una de las
consecuencias de la dictadura del proletariado, ¿queremos eso? cuantos lo quieren?
Mayoría o minorías, y el resto de la sociedad se va a dejar, lo van a permitir, o
lucharán por impedirlo. Si luchan si se oponen, que hacemos?

e) Supongamos que ganan en esa lucha los que no están de acuerdo con la dictadura
del proletariado, que hace el supuesto sujeto político revolucionario, el
proletariado? sacar las armas hasta conseguir derrotar a la mayoría, quedarse de
brazos cruzados, o aceptar una situación de equilibrio de derechos.

f) Es en este sentido en el que el concepto de ciudadano puede ser una formula en


donde quepamos mas adecuadamente todos o la inmensa mayoría de la sociedad,
porque refleja mas certeramente la realidad social actual, al menos en el mundo
occidental.

DATOS, DATOS, Y MAS DATOS,… Y RELACIONES

Hoy publico un cuadro elaborado por mí, en la línea de otros que he publicado en
ocasiones anteriores, se trata de una actualización a fecha de 2008, con datos
recogidos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y fundamentalmente de la
Encuesta de Población Activa (EPA).

La polémica sobre las clases parece que nos da alas y mejor es disponer de datos
concretos. En el cuadro que no pretendo analizar ahora, aparecen datos de parados
y ocupados, además de inactivos. Aparecen datos globales de la población española
en grupos de edad y sexo, trabajadores y empresarios, por sectores productivos y

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por sectores económicos, privado y público.

Naturalmente si lo hubiera llevado al 2009 las cifras hubieran variado, el paro


habría aumentado considerablemente y sectores como la construcción verían
modificados sus números, pero en mi cabeza los elementos de comparación
prefiero tenerlos tal como los he creado desde anteriores cuadros, comienzos del
primer gobierno PSOE, gobierno PP, y gobierno ZP.

Enlazar algunas cifras ha resultado complicado porque las series han variado en el
INE, sus criterios cambian de vez en cuando, además por los redondeos a veces no
cuadran sumas, y también puede que exista algún error mío. En cualquier caso dan
una visión amplia de la complejidad de la sociedad española y los cambios
producidos en 30 años.

Conviene anotar dos opiniones recurrentes en este tipo de cuestiones. Dicen


algunas personas que:

a) El problema de los datos es que esconden la realidad de las personas que se


encuentran tras ellos. Debemos considerar que nos movemos en niveles diferentes
de realidad, los datos facilitan el análisis socialmente, lo cual no hace el
conocimiento de las penalidades de nuestros familiares o amigos, (siempre habrá
alguien en cualquiera de las situaciones que queramos contemplar), pero ello no nos
permitirá comprender cuál es la realidad global de 46 millones de habitantes,
aunque sí la de nuestra gente cercana. Los familiares, los cercanos pueden
distorsionar enormemente la realidad social que no tendría por qué parecerse.

b) Las estadísticas, están manipuladas y son mentira. Afirmación que tendría que
demostrar quien la mantenga, porque en el fondo quiere decir que solo es verdad lo
que él diga, porque sí, sin pruebas. El que las estadísticas sean diferentes en unos
casos y en otros, que un sondeo realizado sobre intención de votos, sea diferente a
un recuento de sujetos, que las técnicas y profesionalidad de los realizadores en la
elección de muestras, de datos a buscar, en su estudio y preparación del trabajo,
puedan ser mejores o peores, que contengan errores, que sean interpretables y un
largo etc. no las invalida como método para utilizar en los análisis.

c) Y si conocen algo mejor, lo usaremos. Pero mejor no es el conocimiento directo


de la realidad, el que su madre murió y por tanto su padre quedó viudo, no
demuestra que haya menos viudas que viudos en España.

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Población, activa, inactiva, ocupada, sectores productivos

DATOS DE POBLACION: TOTAL, ACTIVA E INACTIVA, OCUPADA Y PARADA Y SECTORES PRODUCTIVOS ( 1997, ( 2003 - 2008 ) . ETAPA DE GOBIERNO PSOE-ZAPATERO
Elaboración propia a partir de los datos publicados por :I.N.E., E.P.A. 1.997 2.003 2008
M
H Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres Total
POBLACION TOTAL (1+10) 39.761.000 21.220,800 20.532,200 41.753,000 22.917,100 22.411,600 45.328,700

1 POBLACION D 16 Y + AÑOS (2+7) 32.422.000 18.040,800 17.174,600 35.215,400 19.455,700 18.752,100 38.207,800

2 POBLACION ACTIVA (3+4) 16.731.000 7.908,900 11.629,200 19.538,100 9.816,500 13.031,700 22.848,200

3 PARADOS 3.472.000 1.265,800 976,400 2.242,200 1.279,600 1.311,000 2.590,600


4 OCUPADOS (5+6) 13.259.000 6.643,100 10.652,900 17.296,000 17.295,900 8.536,900 11.720,700 20.257,600
5 No asalariados 3.125.000 969,700 2.198,800 3.168,500 3.576,400
Empresarios 690.000 926,500 1.165,400
Autónomos 1.922.000 1.852,300 2.125,100
Cooperativistas 98.000 94,800 65,500
Ayuda familiar 387.000 274,100 208,100
Otros 28.000 20,800 12,300
6 Asalariados 10.134.000 5.673,400 8.454,000 14.127,400 7.401,800 9.279,400 16.681,200
Por Ramas productivas: Total Ocupados Asalariados No asalariados Total Ocupados Otros Asalariados No asalariadosTotal Ocupados
Agricult,ganad y pesca 1.070.000 464,300 526,700 991,000 3,400 424,900 390,600 818,900
Industria 2.687.000 2.838,200 362,500 3.200,700 0,900 2.832,000 366,000 3.198,900
Construcción 1.300.000 1.709,600 392,100 2.101,700 0,300 1.927,300 525,800 2.453,400
Servicios 8.202.000 9.115,300 1.887,200 11.002,500 7,700 11.497,000 2.281,700 13.786,400
Sumas 13.259.000 14.127,400 3.168,500 17.295,900 12,300 16.681,200 3.564,100 20.257,600
Asalariados Por Sectores:
Asalariados Sector Privado 7.785.000 11.419,700 13.722,600
Asalariados Sector Público 2.349.000 2.707,700 2.958,600
AAPP Central 637.000 511,200 521,400
Seguridad Social 388.000 305,300 45,500
CCAA 604.000 1.110,900 1.600,700
Admón Local y otras 439.000 558,600 631,600
Empresas Públicas 281.000 201,700 145,400
Otros 20,000 14,100
7 POBLACION INACTIVA 15.545.000 10.131,800 5.545,300 15.677,100 9.639,200 5.720,400 15.359,600
Estudiantes 3.101.100 2.714,000 2.224,200
Jubilados y prejubilados 4.258.100 4.600,100 5.206,800
Labores del hogar 5.434.000 5.162,500 4.743,200
Incapacitados 663.100 856,700 1.081,900
Pensionistas no jubilados 1.780.600 1.813,100 1.725,100
Otros 420.700 530,700 378,300
10 POBLACION MENOR DE 16 AÑOS 6.210.000 3.180,100 3.357,700 6.537,800 3.461,450 3.659,450 7.120,900
MAYORES DE 65 AÑOS 6.375.000 3.984,700 2.947,600 6.932,300 4.244,200 3.170,100 7.414,400

Fuente: Elaboración propia con datos del I.N.E.

ANALISIS DE CLASES. DATOS DE POBLACION

Datos, datos y más datos. Cada cifra del cuadro no es un simple número, es un
dato, un conjunto de información condensada en poco espacio, que si además lo
ponemos en relación con otros datos, la información suministrada aumenta
considerablemente. Veamos unos ejemplos:

1) Si la población activa (ocupados+parados) en 1.981 eran 12.853.000 y en el año


2.008 son 22.848.000, nos está expresando un crecimiento de 10 millones de
personas, cerca de un 80% en 30 años, lo cual implicará necesariamente enormes
transformaciones económicas en el país. Hoy debería parecerse muy poco al de
finales de la UCD.

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2) Si las tareas del trabajo doméstico entonces las desarrollaban 7.218.700
personas, fundamentalmente mujeres y hoy lo hacen 4.743.200 personas, querrá
decir que casi 3 millones de mujeres se han incorporado a las relaciones laborales,
por tanto salen de casa y se relacionan socialmente de otra manera, aumentando su
autonomía.

3) En 1997, comienzos de gobierno PP, había en España 6.375.000 mayores de 65


años y en el 2008 eran 7.414.000, más de un millón que entonces. Los niños y
jóvenes menores de 16 años, pasaron a finales del gobierno de UCD de ser más de
11 millones a disminuir hasta 7.120.900 en el 2.008. Ello contempla un fuerte
descenso y ligero aumento posterior teniendo en cuenta la llegada de 5 millones de
emigrantes que hicieron aumentar las tasas de natalidad.

Son alguno de los ejemplos que pueden ponerse para demostrar que tras un dato
podemos encontrar mucha información para conocer la sociedad en la que vivimos y
lógicamente con mayor información será sencillo comprender los problemas y
alternativas posibles. No digo que con información se consiga, pero afirmo
rotundamente que sin ella es imposible. Así que será condición necesaria, aunque no
suficiente.

LOS CIUDADANOS, COMO CONCEPTO

Mas madera, decía sin palabras Buster Keaton para echar a la caldera de la
máquina, y la prota le daba una astillita. Me voy a apoyar en un texto de José M.
Roca en el que define el concepto de ciudadanos, que ya ampliaremos en otros
momentos.

Seguiremos con el tema, porque me parece que se confunden los conceptos para
definir colectivos, con las políticas concretas realizadas por los gobiernos, amén de
considerar la pertenencia de clase basada en el dinero que se gana, lo cual al
margen de que sea o no erróneo, nos conduciría a situaciones cuanto menos un poco
pintorescas de cara a continuar analizando la sociedad basados exclusivamente en
esos conceptos.

Los obreros industriales salarialmente están por encima de muchos otros sectores,
así que serían no se sabe qué, comparados con los millones de mileuristas
trabajadores en el sector servicios, camareros, repartidores, reponedores, o con

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los parados de larga duración o con las cientos de miles de personas que realizan
trabajo doméstico, con el personal sanitario y con muchos autónomos, o con los
miles de trabajadores situados en la economía sumergida, con la mayoría de los
jubilados y viudas, o con los dependientes, muchos emigrantes legales,
trabajadores de limpieza, etc. Escribe Roca:

‘’La noción de ciudadano es muy moderna, y desde el punto de vista político


representa una vinculación abstracta con los otros, con los cuales no tenemos lazos
de parentesco o una fidelidad de tipo emocional. El ciudadano surge de y contra el
régimen estamental del Antiguo Régimen, que ata de por vida a un estrato social y
profesional, marcando unas distancias casi insalvables entre estamentos.

El ciudadano es el sujeto dotado de derechos, es soberano para decidir sobre su


profesión y sobre su vida (en teoría, claro, pero el principio es ese); vive en
sociedad, no en la comunidad, lo cual le permite participar en lo general a través de
la actividad política y moverse y orientar su vida en función de aspiraciones e
intereses con posibilidad de realizarse.

En este aspecto, el ciudadano es la figura opuesta al siervo, pero también al


miembro del clan, de la tribu, de la secta, de la iglesia o de la nación racial
(comunidades más o menos estrictas con sujetos sujetados por la sangre, la fe o la
etnia); por ello, es una figura muy difícil de asumir, no sólo por los obstáculos
provenientes de las clases o estratos privilegiados de la sociedad moderna -que
conciben una ciudadanía pasiva, sumisa, que trabaja, paga y calla-, sino por la
dificultad de asumir esa vinculación abstracta en fines y medios políticos y
jurídicos, que reemplace las fidelidades familiares, personales (reyes o líderes
carismáticos) o religiosas, que, aún en sociedades modernas como la nuestra, siguen
siendo muy fuertes.

Por eso creo que el papel o la función de los ciudadanos no sólo no se ha perdido,
sino peor: había que construirla -las dictaduras no educan en eso- y no se ha hecho;
o se ha hecho mal, a ratos, creyendo que eso caía del cielo, como un anexo del
régimen democrático.

Gobernar ciudadanos (con frecuencia molestos porque exigen) supone un esfuerzo


pedagógico en ese sentido y eso no se ha hecho (a la derecha no le interesa y la
izquierda, en gran parte, ha olvidado esa labor, pero ese es otro tema), lo cual
tiene que ver con la falta de preocupación actual por lo público y aquí meto desde
los intereses más altos (democráticos o económicos) hasta lo público como espacios
temporales y territoriales compartidos cada día. En eso hemos avanzado poco, o

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mejor, hemos retrocedido: la llamada desafección de los votantes tiene que ver con
eso (y en cómo se ha conducido la llamada clase política).

Otra vertiente tiene que ver con la izquierda, en particular con la izquierda más
radical o revolucionaria, pues señala una contradicción que expreso en pocas
palabras (con el riesgo que conlleva). La izquierda revolucionaria lo es porque es
muy crítica con el orden presente, que aspira a transformar de manera drástica y
urgente y a implantar otro. Está volcada al futuro, no se ata al presente, que le
asquea, porque piensa en un orden social mejor (a veces perfecto e inmutable). Vive
de cara al futuro o ya en el futuro (el caso de los abertzales es paradigmático), por
lo tanto el presente no es más que una plataforma, que, como en las rampas de
lanzamiento, sirve para despegar pero luego se destruye porque lo que importa es
la trayectoria del cohete.

El ciudadano, al contrario, se compromete con el tiempo presente; interesado con


la sociedad que le ha tocado vivir, comprometido con su marcha y su gestión;
interesado en mejorarla, no en sustituirla, al menos de golpe. Y no sé muy bien
cómo se conjugan las presiones procedentes de estos dos polos -el esfuerzo con el
presente o dirigido hacia el futuro-, teniendo en cuenta que la sociedad presente
es manifiestamente mejorable, y por supuesto empeorable (hay quien trabaja
desde hace años para que así sea), y que los intentos de la izquierda de implantar
sociedades perfectas, o casi perfectas, se han saldado con notorios fracasos,
matizables, por supuesto, pero han ofrecido modelos altamente cuestionables
precisamente desde el punto de vista de los derechos de los ciudadanos. ‘’

EL PROBLEMA ES LA ACTUACION POLITICA

El problema que nos afecta a todos es el de la actuación política, las medidas que
toma o debe tomar el gobierno de turno, las propuestas de acciones de los
partidos, y sobre quienes recaerán, así el tema del sujeto político o las clases tiene
valor en cuanto nos permita influir mejor en la realidad social, tanto para
comprenderla como para actuar sobre ella.

La defensa del proletariado como sujeto político, conlleva, como indicaba días
atrás, la defensa de políticas prioritarias para él y restrictivas de derechos para
otras clases y sectores sociales, ese era el sentido clásico de la utilidad del
concepto, dado que representaba a la mayoría de la población (junto con el
campesinado que era más numeroso en muchas ocasiones) pero el proletariado tenía
capacidades transformadoras, decía la teoría.

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Así un concepto pensado para la segunda mitad del siglo XIX utilizado ahora de la
misma forma que antaño puede no solo resultarnos inútil, sino además ‘erróneo e
inadecuado políticamente’, y por el contrario requiramos de otros conceptos que
resulten de mayor utilidad. Este es el asunto que pretendo demostrar, la utilidad
del concepto ciudadano como sujeto político y no el de obrero, trabajador o
proletario, para la acción política actual, sin poner en discusión la conveniencia o no
de utilizar conceptos de clase, para otros análisis.

Decía en post anteriores que con los conceptos de clase se pierden muchos
aspectos y sectores sociales, que no encajan en dichos conceptos. ‘Polémica, clases,
sujetos, sin perdón’

De acuerdo con los datos del cuadro publicado podemos apreciar que existen
5.207.000 jubilados, más otros 1.726.000 pensionistas, y más de 1 millón de
incapacitados, difícilmente encuadrables en una rúbrica de clase, resulta, al menos,
inadecuado plantearse políticas de clase que pudieran proyectarse hacia esos 8
millones de personas.

Del mismo cuadro destacamos que existen algo más de 7 millones de niños y
jóvenes menores de 16 años, en su mayoría estudiantes, y otros 2.225.000
estudiantes mayores de 16 años. Además destacamos 4.743.200 personas
dedicadas a trabajo doméstico. Alguien es capaz de afirmar que se pueda hacer
una política de clase sobre estos 14 millones de personas sin atentar contra unos
mínimos de libertad.

En 2008, tenemos 2.600.000 parados (hoy 4 millones y medio), muchos son


emigrantes, (1 millón), otros muchos, jóvenes menores de 30 años
ochocientoseuristas que no han conocido un trabajo estable mas allá de seis meses,
difícilmente vinculables a profesión o trabajo, otro grupo dividido en dos serán
parados de larga duración que solo han trabajado unos meses en su vida, o aquellos
trabajadores mayores que trabajaron pero a su edad, mayores de 45 ya no
encuentran nada.

Así que aquí tenemos 20.257.600 individuos ocupados, entre asalariados y no


asalariados para precisar los análisis de clase.

En la rúbrica de los ‘no asalariados’, unos 3.564.100, entre los cuales estarán
empresarios grandes y medianos, desde luego, pero encontraremos también más de

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2 millones y medio de autónomos, cooperativistas y trabajadores de ayuda familiar
y 2.281.700 en servicios que pueden comprender algunas grandes empresas, pero
muchas pequeñas, por ejemplo, bares, alimentación, tiendas ropa, de mercancías de
todo tipo.

En el grupo de ocupados asalariados tenemos 16.681.200, de los cuales 2.832.000


son obreros industriales (y administrativos y jefes, capataces) y cerca de 2
millones vinculados a la construcción y unos 425.000 vinculados al campo y la pesca,
de los cuales hay 390.600 no asalariados, que supondremos son en su mayoría
curritos no asalariados, pero no grandes empresarios. Una precisión aquí,
salarialmente el grupo de obreros industriales puede ser de los privilegiados de
todos los colectivos citados, excluidos empresarios.

Luego aparece la gran cifra de cerca de 11 millones y medio de trabajadores del


sector servicios. Aquí tenemos desde ocio, turismo, restauración, tiendas, a
personal de sanidad, educación, policías y militares, funcionarios administrativos,
jardineros, limpieza, etc. Claro que entre ellos podemos encontrar a muchos jefes,
encargados y directivos, gerentes y alto personal administrativo y profesionales
liberales de altura, a bote pronto 1 millón.

En serio pensamos que algún grupo político en occidente defendería políticas de


clase sobre estos colectivos citados y podría obtener votos suficientes como para
obtener representación parlamentaria y por consiguiente poderlas aplicar?

Este era el fondo de la discusión y debate de estos días, el sujeto político que
algunos izquierdistas siguen manteniendo en el proletariado es un error, que poca
gente y menos grupos políticos mantienen, porque las propuestas de gobierno y
acción política deben dirigirse a un nuevo sujeto político, el ciudadano, por
‘a) su carácter más global, caben en él todos los colores de una sociedad compleja y
diversa; b) menos excluyente, a nadie se le recortan leyes por razón de clase,
ideología, tarea, extracción o posición social: y c) más integrador, de todos los
grupos de población.’

Lo anterior sucede en general, pero no es óbice para que las rémoras del pasado
ataquen el presente de vez en cuando. En España desde hace tiempo tenemos una
precariedad y un paro juvenil ESPELUZNANTES, en algunos tramos de edad está
por encima del 60%, por favor que nadie defienda políticas de clase sin antes
actuar a fondo en este asunto. Y sí, los sindicatos se han relajado con este tema
por aplicar una política de clase. Tenían más en cuenta a los trabajadores que a los

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parados, mas a los fijos que a los precarios. (Problema sindical y político 26 de
febrero de 2010)

'Moral y política' en sus comentarios después de la defensa de los términos de


clase, reconocía políticas progresistas necesarias en torno a la mujer y en torno a
las minorías gais y lesbianas, las cuales se encuentran fuera de esa óptica de clase.
Por supuesto, con ello Miguel reconocía explícitamente, la existencia de temas
trasversales, progresistas, que disminuyen la utilidad de los conceptos como
proletariado o burguesía, temas que deberían impulsar políticas no clasistas pero
comprometidas con el progreso en los terrenos de la igualdad, de sexos, de
religiones y laicidad, de sostenibilidad, que no solo implica medio ambiente

POLÍTICAS A IMPULSAR, PARA LA CIUDADANIA

Empiezo con el final del post anterior sobre el tema de las clases, y sujetos
políticos, en el cual se aceptaban como necesarias políticas de progreso en el
terreno de la igualdad de sexos, feminismo, y de igualdad de opciones sexuales,
gais y lesbianas, políticas que poco tenían que ver con opciones de clase, pero sí de
progreso.

Con los datos estadísticos del cuadro y los comentarios al mismo queda claro que
las personas que no encajan en el concepto de clase obrera, son una mayoría social
en la España actual, pero al mismo tiempo, de ese grupo son mayoría los que en
general tienen iguales o peores condiciones de vida que ellos.

Lo importante, son las cosas que hay que hacer, las políticas a impulsar, y gran
parte de las necesarias, no veo que puedan etiquetarse como políticas de clase,
pero son progresistas para beneficiar a los menos favorecidos y a los ciudadanos
en su conjunto, consiguiendo una sociedad más libre, justa e igualitaria.

1) Es necesaria mayor democracia interna en los partidos, para poder extenderla


por la sociedad. Tenemos que poder decidir dentro, para determinar las políticas y
las personas de los órganos de poder.

2) Hay que modificar la ley electoral para dar mayor proporcionalidad a la


representación de los votos y mayor libertad para los electores de elegir dentro de
cada lista.

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3) Hay que priorizar economías productivas competitivas, por encima de las de
casino y suprimir privilegios a grandes empresas, como las energéticas y
constructoras…

4) Hay que terminar con las profesiones de números clausus, con clientes cautivos
de sus privilegios, notarios, jueces, registradores, controladores aéreos, pilotos…
miles de nuevos puestos de trabajo esperarían a jóvenes preparados y lograríamos
mayor eficacia y competitividad social.

5) Rediseñar las inversiones públicas en función de rentabilidad económica y social


ciudadana y no de las grandes empresas constructoras encargadas de realizarlas y
de sus intermediarios. Políticas de transporte eficientes y servidoras del tejido
social.

6) Reformar la justicia, dotándola y organizándola para conseguir rapidez y justicia


en sus actuaciones, modificando la elección de sus órganos de gobierno.

7) Reestructurar las administraciones públicas, sus derroches y duplicidades, en


todas ellas, autonómicas, locales y general del Estado. Fuera tantísimo asesor y
empresas y grupos mamando de ellas.

8) Acabar con la masiva asistencia a consejos de administración de políticos, donde


encontramos demasiadas veces una docena de pertenencias a empresas públicas o
semipúblicas.

9) Hay que comprometer a todas las fuerzas sociales en un gran plan urgente para
el empleo, suficientemente distante de la reforma laboral, para que sea efectivo.

10) Hay que rediseñar una política fiscal, que haga efectiva la realidad de la
Constitución y un estado moderno.

11) Definir un modelo energético para largo plazo, sostenible, menos dependiente y
barato y aceptado por la mayoría.

12) Hay que lograr una sociedad segura, luchar contra el delito, de propiedad,
ecológico, contra la corrupción, contra las mafias que se instalan aquí, contra el
crimen.

13) Conseguir una sociedad más laica, donde todos quepamos en condiciones
similares. Pederastas a la cárcel, ningún privilegio a las iglesias y religiones. Fuera
la X de la declaración de la renta, todos debemos pagar impuestos al Estado y sus
autoridades elegidas por todos distribuirlos.

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14) Defender lo público, lo de todos, por eficacia, rentabilidad y sostenibilidad,
permitir reglas de juego similares para todos, menos privilegiados mamando de las
ubres del estado.

15) Dedicar mayores esfuerzos a la I+D+i, a la educación a la sostenibilidad, mayor


Formación Profesional.

16) Contra la enfermedad, por la salud, contra la ignorancia, por la educación, por la
asistencia a los impedidos. Nadie desamparado socialmente.

Como podemos apreciar la lista puede agrandarse todo lo que se quiera, (falta la
cuestión nacional) y hacerse más precisa en sus actuaciones y ninguna de ellas es
una política de clase, pero sí son progresistas, favorecen a los ciudadanos por
encima de los privilegiados de turno que acechan en cada rincón de los citados.

Resulta difícil aceptar que las políticas que pongan como sujeto principal a la clase
obrera, consigan agrupar fuerzas para ser realizadas, pero sobre todo, no es
sencillo aceptar que sean más progresistas, justas y necesarias, que las acciones
políticas que favorezcan a la ciudadanía en su conjunto. Como ejemplo y ejercicio
teórico pueden proponerse, en positivo y no a la contra, acciones a desarrollar en
los siguientes terrenos: Sanidad y Salud; Educación y Formación, I+D+i; Seguridad;
Dependencia; Pensiones; Transportes, comunicaciones y obras públicas;
Equipamientos sociales; Gobernanza, instituciones, democracia y representación
ciudadana; Administración pública, Justicia, Igualdad de sexos, credos, razas, etc.
etc.

En el ejemplo anterior y en todos los campos de actuación es complicadísimo


imaginar políticas que no consideraran derechos universales los anteriores y que
favorezcan SOLO O PRINCIPALMENTE a la clase obrera, dejando al resto de la
ciudadanía al margen o fuera de esos derechos, eso y no otra cosa sería una
política que considera como sujeto político fundamental a la clase obrera.

Manuhermon, Septbre 2010. Desde ‘Arian seis’ http://arian-seis.blogspot.com

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