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SEBAD

TRABAJO DE:
HERMENÉUTICA

REALIZADO POR:
DANIEL MAZA S.

PROFESOR:
Ps. EDUARDO CÁRCAMO

AÑO
2011
INTERPRETACION DEL ANTIGUO TESTAMENTO

TEXTOS PROFÉTICOS.-
Por su extensión y por lo significativo de su contenido, los textos proféticos exigen un
estudio especial que nos permita interpretarlos con un mínimo de objetividad.
En primer lugar se impone un conocimiento adecuado del profetismo en el A.T.
Como afirma William S. LaSor: Cualquier intento de discutir sobre la profecía sin una
cabal comprensión del movimiento profético en Israel es abrir las puertas a toda clase de
subjetividad.

NATURALEZA Y Y LUGAR DEL PROFETIZMO ISRAELITA


La palabra más usual en el A.T. para designar al profeta es nabi aunque su etimología
es incierta, la estrecha relación con el término acadio nabú, que significa llamar o
proclamar, ha conducido a la hipótesis generalizada de que el profeta es aquel que llama
o que es llamado y que anuncia algo, lo que coincide con el carácter y función del
profeta llamado por Dios para ser un porta voz.

En cuanto al modo de los profetas israelitas recibían las comunicaciones divinas, no es


mucho lo que nos dice en el A. T.,en algunos casos el medio fue el sueño o la visión
( Nm.12:6; 1S. 28:6, 15 ; Je r. 31:26; Zac. 1-6) en otros sería una clarísima percepción
de la palabra de Dios que venía al profeta por la acción de algún mecanismo psicológico
que no se nos explica. Esta experiencia es atestiguada innumerables veces. Pero en
todos los casos la profecía tenía su origen en el Espíritu de Dios.
(R.22:24; Os.9:7; J.2:28-29; Mi.3:8; Zac.7: 12; Neh.9:30)
Aunque se incluye entre los profetas a las figuras como Abraham Gn.20:5, Moisés
Dt..34:10, Aarón Ex.7:1, y María Ex.15:20. No son estas las personas más
representativas del movimiento profético.

Este aparece con rasgos distintos y con carácter más o menos permanente en días de
Samuel. A partir de ese momento se manifestó en formas diversas.

PROFETISMO EXTATICO
Presenta algunos puntos de paralelismo con fenómenos similares registrados en la
historia religiosa de otros pueblos antiguos.
El culto cananeo a Baal, por ejemplo contaba con esta clase de profetas,
1Reyes18:19-40.
La característica de este fenómeno era su manifestación en grupos que en individuos y
su asociación a determinados preparativos ambientales como era la música y la danza.

COMUNIDADES PROFETICAS
Otra forma colectiva del profetismo encontramos en tiempos de la monarquía israelita
en las escuelas o grupos que se formaban entorno a destacadas figuras como Elías y
Eliseo (2R. 2:3 y ss; 4:38; 6:1) y se mantenían viviendo comunitariamente. Son
presentados por lo general, en conexión en un santuario.
Sin duda el representante más distinguido de estas comunidades fue Elías quien ocupa
un lugar encumbrado entre todos los profetas israelitas. El y el movimiento por él
iniciado constituye un nexo entre el profetismo extático en días de Samuel y el clásico,
iniciado un siglo después con Oseas y Amós.

PROFETISMO INSTITUCIONALIZADO
Encontramos en el A.T. dos modalidades de actividad profética que casi desde el
principio de la monarquía gozaron de reconocimiento oficial:
- La de los profetas que podríamos denominar cortesanos
- La de los culticos.
Los primeros eran muy próximos al rey a quien aconsejaban comunicándole el mensaje
de Dios que en determinadas circunstancias le era dado, entre ellos se contaban a Gad,
Hemán y Natán en días de David ( S. 24:11; 1Cr. 21:9 ; 25:5; 29:29; 2Cr. 29 25)
Todo da ha entender que esta modalidad profética degeneró hasta extremos vergonzosos
y que muchos de sus adeptos ejercían su ministerio pensando más en el beneficio del
rey que en la fiel transmisión de la palabra de Dios.

Los llamados profetas culticos eran considerados como oficiales del santuario y
ocupaban un lugar de junto a los sacerdotes y líderes religiosos. Podemos mencionar a
Jahaziel como ejemplo sobre el cuál vino el espíritu de Dios en medio de la asamblea
para poner en sus labios un mensaje de aliento (2Cr. 20:14)
En esta ocasión la acción profética está estrechamente relacionada con un gran culto de
oración.

No hay razones serias para negar tal profecía. Un buen número de especialistas,
encabezados por S Mowinckel, admite y fijan su origen en los días de Samuel.

PROFETISMO CLASICO
Se distingue estos profetas por una serie de rasgos comunes, su ministerio no surge de
su asociación a un grupo o de un cargo oficial. Es el resultado de un poderoso
llamamiento de Dios.
Esta vocación alimentada por la palabra divina dará sentido incomparable de misión a
la vida del nabi, pero la misión podrá cumplirse en total sumisión al Dios que ha
llamado ahí radica la grandiosidad de los profetas, un temor santo se apodera de ellos y
mientras así Dios lo disponga ellos permanecerán a su escucha prestos a decir o hacer
lo que el Espíritu de Dios les indique.

Los elementos de la actividad profética son de tal entidad que exige un cuidadoso
análisis y una exposición por breve que sea.

1. La autoridad y la fuerza de la palabra de Dios.


La frase “así dice Jehová” es mucho más que una estereotipada fórmula
introductoria al mensaje del profeta. No es pronunciada mecánicamente a la
ligera. Es indicación que la declaración que va a seguir tiene su origen no en la
mente del propio profeta sino en Dios, La palabra que se va a pronuncias no es
fruto de reflexión personal sino de una revelación de nuestro Señor.
( Jer. 20:8,9)
2. Denuncia del pecado.
Aquí los profetas realizaban de manera directa e insiciva mostrando todas las
agravantes de la rebelión espiritual del pueblo contra Dios. Esta rebelión
equivalía al rechazo de todo lo que implicaba la elección y el pacto establecido
por Dios con Israel. (Is. 1:2; Os. 11)
3. Proclamación del Juicio divino
Su juicio era una necesidad moral, el juicio tiene por objeto vindicar la justicia
enderezando lo que la injusticia había torcido, condenando y abatiendo lo que
los hombres habían ensalzado y ensalzando lo que los hombres habían
conculcado. ( Jer. 13;19; 27; Ez. 4-5;12; Os. 1-3).
4. Anuncio de Salvación
El juicio no invalida la compasión de Dios, su ira es temporal, su amor es eterno.
Por eso los anuncios de catástrofes se une la proclamación de la intervención
restauradora de Dios. El final que se acerca no será un final definitivo, le
seguirá un nuevo principio con horizontes teñidos de tonos gloriosos.
(Is. 40:1-2; 54;7, 10).

TEXTOS POETICOS.-
La poesía ocupa un lugar de primer orden en el A.T. no solamente los libros de Salmos,
Proverbios, Job y Cantar de los cantares son poéticos, lo son también numerosos pasajes
de los profetas. Entre ellos encontramos extensos fragmentos de Isaías y Jeremías, parte
de Ezequiel, casi la totalidad de Oseas, Joél y Amós, y la totalidad de Abdías, Miqueas,
Nahúm, Habacuc y Sofonías, así como el libro de las lamentaciones.
Aún en el Pentateuco y en los libros históricos encontramos porciones que son pura
poesía tales como los cánticos de Moisés, Débora y Ana a las elegías de David por Saúl
y Jonatán.

Peculiaridades de la poesía hebrea:


• Ausencia de rima, En el hebreo al igual que en el acadio, el egipcio y el chino, la
rima no existe. El ritmo se manifiesta en las ideas y halla su expresión en la
formulación de frases paralelas.
• Ausencia de métrica, ausencia de la estructura de los versos (némero de sílabas y
lugar de los acentos)
• Paralelismo, Si en ésta hay una armonía fonética, en el paralelo poético hebreo
hay una armonía o correspondencia de pensamiento. La unidad conceptual se
expresa en dos partes: la primera de las cuales es paralela a la segunda.
Generalmente se acepta la clasificación de paralelos hecha por LOCOTH, según él
el paralelismo puede ser:
a. Sinónimo
b. Antitético
c. Sintético o Constructivo
d. Emblemático
e. Escalonado
f. Introvertido

LIBROS SAPIENSALES.-
El género sapiencial aparece en el A.T. entre lazado con la poesía y constituye lo
esencial de tres libros: Job, Proverbios y Eclesiastés, bien, que en otros hallamos pasajes
del mismo carácter en forma de máximas, refranes, acertijos, parábolas etc.
( Jue. 9:8-15; 14:14; 1S. 24:13; 2S. 12:1-6, e n t r e o t r o s ) .
El movimiento de la sabiduría en su triple dimensión, intelectual moral y religiosa in
fluyó poderosamente en el pueblo. Su principal finalidad era orientar la vida práctica de
en consonancia de la fe aplicando a las mil y una situaciones de la existencia humana las
enseñanzas de la ley de Dios de modo que se asegure una vida dichosa y digna de ser
vivida.

En la sabiduría israelita, a diferencia de la de otros pueblos orientales, se combina el


conocimiento adquirido por la experiencia con la revelación. Es una cualidad natural
que se cultiva mediante la instrucción, pero también es un don de Dios ( Job 11:6,
Pro 2:6 y ss.; Ec. 2: 26), fruto de la acción inspiradora del Espíritu ( Job 32:8)
Se advierten paralelos entre la literatura sapiencial del A. T. Y testo de la misma clase
en la literatura egipcia y en la caldea. Podemos mencionar como ejemplo el Job
Babilónic, las Máximas de Ptah – Hotep, las enseñanzas de Merikaré y las palabras de
Ajicar, los tres últimos presentan numerosos puntos de semejanza con el libro de
Proverbios, pero estas composiciones se limitan a recoger las opiniones, las normas
morales y los dichos del pueblo respectivo, en todo lo cual se mezcla lo noble y lo
pueril juntamente con claros elementos politeístas.
La sabiduría de Dios ha sido depurada por la palabra de Dios, como hace notar Derek
Kidner en Israel arde una luz má fuerte y firme.
No hay una desconcertante pluralidad de dioses y demonios, ni influencia de la magia
ni licenciosa inmoralidad cautiva que como en Babilonia y Canaán sofoquen la voz de
la conciencia.
El aprecio de esta sabiduría se remonta a los tiempos más antiguos ( Gn. 41. : 39; . 01.
34,:9)
Pero el momento culminante del movimiento sapiencial está situado en los días de
Salomón, a quién la escritura presenta como su representante más significativo
( 1R. 4:29-34).
.

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