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El reino vegetal y su rol terapéutico

Verde esperanza

El reino vegetal ha sido desde la creación del mundo un aliado indiscutible de la


vida, tanto animal como humana. Gracias a plantas y árboles se genera el oxígeno
necesario para que podamos vivir. A continuación repasamos la mejor manera de
estar en contacto con la naturaleza centrándonos en su rol terapéutico

Cada planta, cada árbol existente tiene una función específica. Todo en la naturaleza
obedece a un fin. La función hace al órgano, dicen los fisiólogos, y de la misma manera, la
función de cada ser vegetal en el conjunto del universo define y justifica su existencia. La
naturaleza, sabia hacedora del eterno equilibrio universal, necesita de cada especie para
recrear constantemente este equilibrio.
Los seres humanos avanzamos en nuestro proceso evolutivo como niños, descubriendo,
analizando, observando, experimentando. En el reino vegetal hay todo un mundo oculto aún
a nuestro conocimiento.
Vamos tomando conciencia de la pertenencia a un universo regido por un orden, aún cuando
muchas de las leyes que rigen este universo sean incomprensibles para nosotros todavía.
Muchos beneficios trae a nuestra vida el vivir de acuerdo a este orden sutil.

Principios activos

Los vegetales contienen sustancias llamadas principios activos. Se trata de elementos que
cumplen una función específica para la supervivencia de la planta. Al mismo tiempo, muchas
de ellas, ejercen en animales y humanos una función terapéutica.
Desde la antigüedad se han utilizado las plantas como medicinas; el hombre aprendió a
usarlas observando a los animales y viviendo en estrecho contacto con el mundo natural.
Toda la sabiduría popular referente a las hierbas conforma el legado enorme de aquellos que
nos han precedido.

La ciencia, apoyada en la investigación y el estudio de cada planta, halló que distintas partes
de las plantas contienen los mencionados principios activos, responsables de determinadas
acciones sobre la salud. La ciencia moderna aísla a los principios activos que mejoran una
determinada patología del resto de la planta, y lo sintetizan químicamente, a fin de que la
persona tome solo la parte del vegetal que le es útil en ese momento.

En la Fitoterapia, o medicina basada en el uso de las hierbas, hay toda una corriente de
pensamiento que considera que los elementos de la planta tienen una acción sinérgica entre
sí, por lo cual es posible que los distintos principios activos presentes en una planta se
potencien para lograr un mejor resultado.

De allí que sugieran el uso de la planta entera, o de la parte de la planta que presenta las
sustancias buscadas, sin separarla del resto. Ahora se está avanzando a grandes pasos en la
investigación de los alimentos; así, cada día sabemos más acerca de frutas y verduras, y
como utilizarlas para mejorar nuestra calidad de vida. De la misma manera, un fruto íntegro
va a actuar dentro del organismo humano de una manera diferente a como lo harían sus
distintos principios activos tomados separadamente.

La naturaleza nos sigue sorprendiendo, y estamos lejos de conocer sus múltiples


mecanismos que actuando en sinergia, operan ordenando en el organismo sistemas y
funciones, volviéndolos pausada e inteligentemente al equilibrio.
Veamos algunos principios activos presentes en el reino vegetal:

Aceites esenciales: son componentes líquidos y volátiles, con marcado aroma, presentes en
distintas partes de las plantas. Algunos ejemplos son las hojas del eucalipto, la corteza de la
canela, las flores de lavanda o clavos de olor, las hojas de la menta.
La canela nos ofrece a través de sus aceites esenciales propiedades antisépticas,
antiespasmódicas, antibacterianas. Es muy útil cuando hay candidiasis.

Los aceites esenciales presentes en las plantas nos brindan sus principios curativos también
a través de la aromaterapia. Por lo tanto sus deliciosos perfumes no solo cumplen la función
de hacernos agradable un ambiente, sino fundamentalmente, son herramientas que
favorecen el equilibrio y la sanación.

Aceites vegetales, como los de girasol, maíz, sésamo, etc. Con su aporte de ácidos grasos
esenciales para la salud, de los que hablaremos extensamente más adelante.

Aceites orgánicos: ácidos tartáricos, oxálico, cítrico, fumárico. Algunos ejemplos lo


constituyen la manzana, con abundante ácido málico, que es astringente y muy útil cuando
hay diarrea. O el ácido oxálico en la espinaca, con función diurética, y con el cual se debe
tener cuidado en caso de litiasis.

Alcaloides: como la morfina de la planta de opio, o otras plantas como el peyote, coca,
belladona, con importantes funciones terapéuticas.

Antibióticos vegetales: como la cebolla, el ajo, el enebro, que actúan eliminando parásitos,
bacterias y virus patógenos presentes en el intestino.

Resinas, que tienen funciones antibacterianas, antiparasitarias, expectorantes; de ellas se


obtienen los bálsamos utilizados en la cosmética.

Enzimas, necesarias en los procesos digestivos entre otras funciones. Entre ellas tenemos al
ananá, la papaya, el alcaucil, que nos aportan abundantes cantidades de enzimas que
facilitan la digestión. Todos los vegetales aportan enzimas, siendo éstas una de las razones
por las que es tan saludable comer diariamente vegetales y frutas crudas.

Glucósidos, entre los que hallamos a las saponinas, los cianogenéticos, las cumarinas, las
antraquinonas, los flavonoides, las antocianinas. Todos ellos tienen importantes funciones en
la salud. Podemos destacar, solo por mencionar algunos ejemplos, el rol antioxidante de las
antocianidinas, resveratrol y taninos presentes en las uvas. El resveratrol disminuye el
colesterol, la formación de coágulos o trombos, y mejora la salud del corazón; en las pepitas
y hollejos las uvas contienen antocianidinas, compuestos vasoactivos con función
antioxidante. En estas cualidades de la uva se basa la famosa paradoja francesa; en efecto,
los franceses presentan un riesgo muy disminuido de enfermedad cardiovascular comparado
con el resto de los países de occidente, especialmente EE UU, y se ha descubierto que la
causa se debe al consumo de buen vino tinto, hábito del pueblo francés.

Gracias al trabajo continuado primero de las culturas antiguas, y luego de la ciencia, no solo
hemos podido conocer muchas de las bondades que nos ofrece el reino vegetal, sino que
también se han podido identificar aquellas plantas que no son aconsejables para el uso
humano, y en cambio cumplen otras importantes funciones en el equilibrio natural.
Por lo tanto, es importante comprender que todo aquello que existe en el universo tiene una
razón de ser. Necesitamos tiempo para ir descubriendo el profundo sentido de la existencia
de cada ser, y los lazos que nos unen a ellos.
Preservar la naturaleza no es solo un ideal altruista, es fundamentalmente, una necesidad
para la evolución del ser humano y toda la creación. (Extracto del libro Dieta para una Vida
Sana, de Susana Zurschmitten. Editorial Paidos, año 2009.)

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