Arriba, entrada a la Deer Cave (cueva del ciervo). En la otra página, pasaje de la cueva de Whiterock, dentro de la Clearwater Cave.

Las cuevas. de .,.

Mulu,
una experiencia uruca
Lagos interiores, pasadizos secretos, estalagmitas de perfiles estrambóticos, cascadas
sorprendentes y cientos de cuevas por donde el visitante aún no ha pasado. Tan solo lo
han hecho los científicos más experimentados. TEXTO: SON SOLES GONZÁLEZ. FOTOS: ELECTRIC UMBRELLA

En la remota isla de Borneo, en Malasia,
muy cerca de la frontera con Brunei, se extiende uno de los
lugares más increíbles del planeta: el Parque Nacional de Gu-
nung Mulu, en el estado de Sarawak. Durante milenios, el flu-
jo de agua de drenaje de las pistas de Mulu hacia el mar ha
cortado profundas quebradas de piedra caliza a través de las
montañas del parque, formando así, dentro de la misma roca,
una compleja e inmensa red de cuevas. 5us 52.864 hectáreas
albergan cerca de 3.500 especies de plantas, además de 109
especies de palmeras y 295 kilómetros de cavernas explora-
das, que son el hogar de millones de murciélagos. La edad de
sus bosques se calcula en unos 80 millones de años y es el
hábitat de 75 tipos de mamíferos y 250 especies de aves. Este
lugar único fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 2000. Un regalo para los sentidos.
Las primeras expediciones se remontan al año 1978, pero
apenas lograron explorar algunas de las cuevas más pequeñas.
El gran descubrimiento fue la asombrosa sala Sarawak, que ha-
llaron tres espeleólogos ingleses en enero de 1981 cuando se
encontraban trabajando en esta zona apartada del norte de la
isla de Borneo. Mientras exploraban unas cuevas descubiertas
unos años antes, Andy Eavis, Dave Checkley y Tony White,

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 N

A
• Cuevas
• Ríos

encontraron una entrada desconocida hasta entonces. Ante

ellos apareció una cámara tan descomunal que los haces de sus
linternas no lograban atravesar la densa oscuridad ni iluminar
el otro extremo de la cueva, bautizada más tarde como Gua
Nasib Bagus. Todavía no lo sabían, pero los tres exploradores
estaban caminando por el espacio natural cerrado más grande
del mundo, la llamada cámara Sarawak. Nada menos que 700
metros de longitud por 400 de ancho y 70 metros de altura.
Una gigantesca bóveda de piedra que podría albergar, según
los expertos, diez aviones Iurnbo puestos en fila.

Un laberinto de roca yagua. El Parque Nacional está domi-

nado por tres montañas: la más alta es Gunung Mulu, con
2.376 metros; a continuación se sitúa Gunung Api, con l.750
metros; y cierra el triángulo Benarat Gunung, con sus l.585
metros de altura. Y abajo, en las entrañas de la tierra, se ex-
tiende el sistema subterráneo Lubang Nasib Bagus, un con-
junto de cavidades a cual más hermosa e interesante. Como
la Deer Cave, con un techo de más de 100 metros de altura y
famosa por ser el hogar de tres millones de murciélagos.

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En el interior de la Deer Cave habitan casi tres millones de murciélagos que, cada tarde, salen de la cueva en busca de alimento.

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En la otra página: la espeleóloga Syria Lejau en uno de los lagos interiores que alberga la Clearwater Cave. En esta página: el
espeleólogo británico Dave Nixon ante una formación cristalina en la cueva de Whiterock, que forma parte del sistema de Clearwater.
Cada tarde, sobre las cinco, vuelan en busca de comida y los
visitantes pueden presenciar la escena desde un anfiteatro
instalado para la ocasión.
Es todo un espectáculo. Los murciélagos, al verse atacados
por depredadores como el águila, utilizan ciertas estrategias
para abandonar la cueva: salen describiendo círculos en anillo
para protegerse mutuamente. El que se sale de la cadena aca-
ba siendo el aperitivo del día para el águila. El resultado es una
serie de cadenas giratorias de miles y miles de murciélagos
que se suceden sin pausa durante más de 30 minutos. Impre-
sionante. Justo enfrente se localiza la Langs Cave, que atesora
unas estalagmitas y estalactitas espléndidas, y lleva el nom-
bre del guía que lideró la expedición de 1978. Las formaciones
rocosas se hacen aún más atractivas a los ojos del visitante
gracias al posicionamiento estratégico de los focos, que resal-
tan toda su belleza. Para acceder al sistema de Clearwater
Cave hay que tomar un bote que surca las aguas del río Melinau
y que, antes de llegar, hace una parada en la Wind Cave, la
cueva del viento. En total, la excursión, ida y vuelta, dura de
tres a cuatro horas. Una vez se alcanza la cueva del Agua Clara,
la más larga de Asia, el porqué de su nombre queda más que
justificado: una fuente de agua cristalina domina el paisaje.
Esta cascada y sus 107 kilómetros de pasillos dejaron boquia-
biertos a los primeros espeleólogos que se adentraron en ella.
Pero la Clearwater Cave es más que una cueva; por sus dimen-
siones forma un sistema propio con varias cuevas muy intere-
santes que van sucediéndose en su largo recorrido. Entre esas
cuevas están la Black Rock Cave, con 24 kilómetros, que fue
descubierta en 1991, y la Whiterock Cave, que salió a la luz en
2003, al norte de la Black Rock Cave.
Viaje al centro de la Tierra. Desde su descubrimiento, han
sido numerosas las expediciones que se han adentrado en el
corazón de estos subterráneos para seguir explorando, metro
a metro, las peculiaridades de cada cueva. En 1978, la mayor
expedición científica organizada fuera del Reino Unido y co-
mandada por la Royal Geographical Society pasó 15 meses
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sobre el terreno, explorando unos 50 kilómetros de galerías.
Hasta llegar al pasado mes de febrero de 2011, cuando la ex-
pedición Mulu Caves Project volvió al Parque donde había tra-
bajado en años anteriores. Ya en noviembre de 1988, un equi-
po de seis científicos había visitado el lugar, trabajando en
estrecha colaboración con el personal del Parque Nacional.
Descubrieron 16 kilómetros de pasajes nuevos, que fueron
explorados durante cuatro semanas. Su primera tarea fue es-
tablecer un camino de acceso entre Clearwater Cave y la Wind
Cave, a tan sólo 40 metros una de otra, pero separadas por
una pared. Esto permitió aumentar la longitud total del siste-
ma a 58 kilómetros más.
Ahora, en 2011, y bajo la experta dirección de Tim Allen, la
expedición mantiene unos objetivos muy ambiciosos. Durante
las primeras dos semanas la base estuvo localizada cerca del
valle de Paku Melinau, el acceso más directo a la sala Sarawak.
Esta zona ya fue examinada con los métodos tradicionales en
el año de su descubrimiento, 1981, pero ahora la nueva expe-
dición dirigida por Allen espera dar un paso más. En declara-
ciones a los medios británicos, el jefe de la expedición ha
comentado: "El trabajo realizado por el equipo probablemen-
te no lo podré completar en mi vida; aquí hay tarea para dos o
tres generaciones venideras. Cada día se descubren nuevas
cuevas y pasadizos. La red de cuevas es inmensa y no se dejan
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de descubrir más partes. Es como una historia interminable".
Lo que es cierto es que a la expedición actual, las técnicas
más avanzadas, como el láser, le permitirá una exploración
completa de la cámara Sarawaky elaborar un modelo 3D muy
preciso, algo que nunca se ha intentado en una cueva grande
y remota como esta. Si el láser se aplica correctamente, se
podría comprobar cuántos aviones [urnbo caben realmente
en la cámara. Una vez completados estos objetivos, el equipo
se desplazará hasta el extremo norte de Gunung Api para con-
tinuar con la exploración de la cueva Whiterock. Cuando se
descubrió esta última, solo se exploró parcialmente, por lo
que un sinfín de pasajes desconocidos esperan a los espeleó-
lagos de la Mulu Caves Project. Su trabajo puede ayudar en el
descubrimiento de una entrada norte, que reduciría conside-
rablemente el viaje de 12 horas que supone alcanzar este ex-
tremo de la cueva.
Tramos nuevos, como la cueva de Black Hands, con sus ca-
racterísticas huellas prehistóricas y sus gigantescas piedras
calizas, suponen todo un reto para los espeleólogos del Mulu
Caves Project. Y es que, además de las pinturas rupestres, los
arqueólogos también encontraron restos de bacterias que vi-
vieron aquí durante la época prehistórica y una serie de esta-
lactitas rodeando lo que fue un cementerio humano. Todos
estos nuevos tramos están absolutamente vetados al turismo
En la otra página, dos espeleólogos pasan delante de unas estructuras de piedra caliza. Arriba, Tim Allen en Clearwater.

y las imágenes que nos llegan de ellos son a través de los de Malasia, que comenzó a extraer oro negro en 1910. Tras
trabajos de los científicos que las han explorado hasta el un vuelo de 30 minutos, se llega a las puertas de las cuevas
momento. Gracias a estas imágenes inéditas que han tomado de Mulu. Dentro del área protegida hay alojamientos con
los expertos con cámaras muy especializadas, podemos aven- todas las comodidades occidentales. Otra posibilidad es
turarnos en este mundo maravilloso y oculto. La materia que alojarse fuera del Parque, en una casa de huéspedes con
vive y que ha permanecido ajena al mundo durante siglos una familia nativa. Son básicas, pero a cambio, resulta inte-
emerge ahora de la mano de expertos espeleólogos, la mayo- resante convivir con la gente del lugar. Otra opción es el
ría británicos, que están haciendo un gran esfuerzo por estu- barco, aunque el viaje puede durar dos días. Es más incómo-
diar y sacar los datos más relevantes, avanzando así en la re- do, pero ofrece la oportunidad de recorrer paisajes aislados,
copilación de un trocito más de la historia de la humanidad. absolutamente increíbles. El primer trayecto se realiza des-
de Kuala Baram hasta Long Terawan, y luego hay que cam-
biar de barco en el río Tutoh hasta alcanzar Mulu.
Para los viajeros más intrépidos. Llegar hasta las cuevas de La ruta por las cuevas es guiada, a través de pasillos de
Mulu no es sencillo para un visitante normal. Hay que to- madera instalados a lo largo del recorrido. No todos los tra-
márselo con mucha filosofía. Para empezar, no existen ca- mos están abiertos al público, pues en la gran mayoría están
rreteras de acceso al Parque Nacional de Gunnung Mulu y la trabajando los equipos de investigación, como es el caso de
mejor forma de llegar es en avión. Desde Kuala Lumpur, ca- muchas de las cavidades que conforman el sistema de
pital de Malasia, hay vuelos directos a Miri, la ciudad más Clearwater, donde el agua, con sus chorros transparentes,
cercana al Parque y centro petrolífero del país. Aquí convie- es el protagonista absoluto. Y en el exterior, el agua tam-
ne hacer una parada para visitar el Museo del Petróleo, el bién manda. A primera hora de la tarde suelen caer intensos
templo chino y el curioso mercado de verduras y pescado. chubascos, tras los cuales se respira un aire fresco y puro.
Precisamente, frente al edificio del museo se encuentra la Así, el maravilloso paisaje de Mulu, tras la lluvia, resulta aún
conocida como Grand Old Lady, el primer pozo petrolífero más espectacular si cabe. r www.mulucaves.org

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