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Este documento es parte de una recopilación -hecha por SOCHITRAN- de noticias, reportajes, artículos, cartas y editoriales aparecidas(os) en algunos

medios,
recogidas(os) desde un poco antes de la implementación del TRANSANTIAGO hasta fines de Diciembre de 2007 que están relacionadas(os) con el Plan. La
utilización de este documento para cualquier otro fin sólo puede ser autorizada por su fuente.

Decisiones sobre transporte

EL MERCURIO, 11.09.2007

Señor Director:

En la edición del domingo 9 de septiembre de "El Mercurio", bajo el título "Santiago saturado por
vías congestionadas", se hacen algunas afirmaciones que me gustaría comentar como especialista
en ingeniería de transporte.

Primero, la comparación de los lugares congestionados según el flujo total que circula por ellos no
aporta información en cuanto a la congestión que se experimenta en un lugar. Lo único que indica el
flujo es la demanda de tráfico. Pero falta su contrapartida: la capacidad u oferta vial en cada punto.
Es más, es el resultado de dividir el flujo por la capacidad, denominado "grado de saturación", lo
que indica qué tan congestionado está un dispositivo vial. Esto es porque del grado de saturación
dependen los impactos observables de la congestión: longitud de colas de vehículos, demoras
extras a sus ocupantes y detenciones involuntarias. Hablar de congestión sin hacer mención a la
magnitud de estos impactos es insustancial.

Segundo, las propuestas para paliar la congestión que hacen en dicho artículo algunas autoridades
centrales, como desnivelar intersecciones o nuevas inversiones en metro, no son, de acuerdo con
toda la experiencia y conocimiento acumulados, las más adecuadas. La velocidad promedio en el
centro de Londres, aún con tarificación vial, es de apenas 17 km/h. Y sin embargo, posee la red de
metro más vasta del planeta. Los Ángeles (California) tiene la mayor red de autopistas e
intersecciones a desnivel del mundo; todas ellas se congestionan en horas punta.

Ante los problemas de congestión en las ciudades existe una solución más eficiente en términos de
su costo y efectividad: construir un muy buen sistema de transporte público basado en buses. Es
decir, si hace 10 años se hubiesen invertido en un proyecto como Transantiago los mismos recursos
humanos y materiales que se pusieron en metro y autopistas, no estaríamos escribiendo esta carta
hoy. Esperemos que quienes tomen las decisiones sobre el transporte de Santiago para los
próximos 10 años no se equivoquen otra vez. Ya sabemos el precio que se paga.

Rodrigo Fernández A.
Profesor Investigador
Facultad de Ingeniería
Universidad de los Andes

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