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Adecuación Plan Forestal Andaluz 2008 - 2015 El suelo y la erosión

1.1.1 Caracaterización del suelo, erosión y desertificación............................. 1


1.1.1.1 Los suelos forestales ......................................................................... 1
1.1.1.2 Clasificación y distribución de los suelos forestales ........................... 3
1.1.1.3 Degradación de los suelos forestales, erosión ................................... 8
1.1.1.4 Degradación de los suelos forestales, desertificación ...................... 10

1.1.1 CARACTERIZACIÓN DEL SUELO, EROSIÓN Y DESERTIFICACIÓN

1.1.1.1 Los suelos forestales


El suelo, recurso natural básico tanto por su condición de soporte del medio biótico sobre el
que se desarrollan la mayoría de las actividades humanas, como en un sentido más biológico-
ambiental en el que destaca su condición activa como soporte de la vida, es a su vez uno de
los recursos más sensibles del medio natural. Este sistema, complejo y dinámico, combina
elementos vivos e inertes interrelacionados, que en la región andaluza se caracterizan por una
acusada fragilidad.
En la escala temporal del ser humano, el suelo debe contemplarse como un recurso no
renovable debido a los largos ciclos de tiempo necesarios para su formación.
Paradójicamente, la alta capacidad técnica desarrollada por el hombre le permite intervenir y
transformar este recurso, alterando los ciclos para su normal formación y desarrollo. Estas
intervenciones, sin una adecuada planificación, pueden provocar una aceleración de los
procesos de degradación del suelo llegando incluso a ocasionar la pérdida de éste al romperse
el delicado equilibrio suelo creado-suelo perdido.
Desde una aproximación al suelo como recurso edáfico, Andalucía es una región que se
caracteriza por su gran diversidad. Esta diversidad en los suelos se explica atendiendo a los
factores condicionantes de su formación, como son los materiales originarios o roca madre, el
clima y el tiempo, la materia viva y la fisiografía. En Andalucía predominan, como materiales
originarios, los suelos residuales desarrollados sobre materiales antiguos y que dominan casi
la totalidad de los suelos de Sierra Morena, Sierras Béticas, Campiñas y depresiones interiores.
El clima, actual y pasado, actúa sobre el suelo principalmente a través de la temperatura y la
humedad a lo largo del tiempo. Los cambios climáticos en Andalucía se han sucedido de forma
continuada, alternándose períodos cálidos y húmedos con otros fríos y lluviosos,
manteniéndose en la actualidad el carácter semi-árido del mismo. En relación a la materia viva
como factor formador de suelo, la vegetación es la principal suministradora de materia
orgánica. Debido a las características propias del bosque mediterráneo, con dominio de
especies esclerófilas y perennifolias, los contenidos en materia orgánica son bajos. Los valores
oscilan desde menos del 1% de contenido en materia orgánica en las tierras graníticas de
Sierra Morena, hasta el 4% en los suelos ácidos de estas serranías, llegando al 6% en los
suelos con alcornocales de las Sierras del Aljibe en Cádiz. En las serranías subbéticas se llega
a alcanzar hasta un 14% con buena cobertura de vegetación, aunque lo común sean valores
de 5-7%. Por último el relieve del terreno contribuye, con su morfología y su pendiente, al
desarrollo del recurso edáfico, localizándose en relieves planos y de suaves pendientes suelos
profundos frente a los más superficiales propios de las zonas montañosas y escarpadas.
Un análisis de la distribución superficial de las pendientes en Andalucía permite realizar una
caracterización del relieve a partir del cual se pueden reconocer las diferentes morfologías
tanto para el relieve en el conjunto de la región como para el relieve en el ámbito forestal.
Distribución de superficies según pendientes
Pendientes <3% 3 - 7% 7 - 15% 15 - 30% 30 - 45% > 45
Ámbito

Andalucía 23,01% 16,70% 26,00% 22,77% 8,04% 3,47%

Forestal 12,71% 11,74% 25,27% 31,09% 12,93% 6,26%


Fuente: Cobertura de relieve, CMA.

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Si se divide la región entre relieves llanos (pendientes inferiores al 7%), relieves acolinados
(entre el 7% y el 15%) y relieves abruptos y montañosos (pendientes superiores al 15%), en
Andalucía tienen cierta prevalencia las superficies llanas, en torno al 39,71% de su superficie,
seguida de las superficies abruptas y montañosas que suman un 34,28%. Las superficies
acolinadas, con un 26,00%, representan el valor más bajo dentro de esta división regional. En
el ámbito forestal los contrastes entre estas categorías del relieve están más marcados, las
superficies llanas forestales representan aproximadamente el 24,45% de este territorio frente al
50,28% que representan los relieves abruptos y montañosos. Los relieves acolinados, con un
25,27% de la superficie forestal, presentan valores de relieve similares a los de Andalucía en
su conjunto.

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1.1.1.2 Clasificación y distribución de los suelos forestales


La publicación por parte de la Consejería de Medio Ambiente del Mapa de Suelos 1:400.000 de
Andalucía en el año 2005, pone de manifiesto la conveniencia de realizar una revisión,
actualización y ampliación, de la descripción de los suelos recogida en el Plan Forestal
Andaluz, que incluya una valoración y cuantificación más aproximada de la representatividad
de los mismos en función de su distribución superficial y su relación con las formaciones
vegetales del citado plan.
Este reciente mapa de suelos es un trabajo de síntesis de otros muchos trabajos de cartografía
de suelos realizados en nuestra comunidad con anterioridad. El documento gráfico resultante
es un mapa de reconocimiento generalizado de los suelos de la Comunidad Autónoma, que por
sus características de escala y clasificación (sistema de clasificación de suelos F.A.O. 1974,
revisión 1998) se adapta al recogido en el PFA, pero que profundiza en las unidades y
asociaciones de suelos, lo que permite una mayor aproximación en el conocimiento de cómo
es la distribución de los suelos en los espacios forestales y su relación con las formaciones
vegetales presentes en las áreas forestales de nuestra comunidad.
Distribución superficial de grupos de suelos dominantes en Andalucía
Tipos de suelos Superficie (hectáreas) % regional
Fluvisoles 480.077 5,49
Litosoles 977.634 11,17
Regosoles 1.749.757 20,00
Arenosoles 37.628 0,43
Vertisoles 696.795 7,96
Solonchaks 175.349 2,00
Xerosoles 179.884 2,06
Cambisoles 2.903.515 33,18
Luvisoles 1.138.074 13,01
Planosoles 124.818 1,43
Histosoles 977 0,01
Rendzinas 128.136 1,46
Rankers 71.058 0,81
Gleysoles 12.472 0,14
Phaeozems 10.172 0,12
Áreas sin clasificar 64.049 0,73
Fuente: Mapa de Suelos 1:400.000, Consejería de Medio Ambiente

De entre los 15 grandes grupos de suelo que se recogen en esta cartografía (los 11
considerados como más importantes incluyen una completa descripción), cabe destacar la
incorporación de los vertisoles en la actual clasificación. Los vertisoles no estaban recogidos en
la descripción de los suelos del Plan Forestal. Los kastanozems, muy poco representativos en
Andalucía, y presentes entre los suelos descritos por el Plan Forestal, desaparecen en la nueva
revisión que se realiza para el mapa de suelos.
A continuación se realiza una síntesis de los 11 suelos descritos (sus características más
significativas), considerados como más importantes en Andalucía atendiendo a la descripción
que de ellos se hace en el mapa de suelos del “Atlas de Andalucía, 2005”.
Fluvisoles Son suelos profundos de depósitos aluviales recientes. Se forman en planicies de
inundación y sobre depósitos aluviales, se sitúan en terrenos inmediatos a los cursos fluviales,
(son los denominados suelos de vega). Se distribuyen en todas las zonas de inundación de las
cuencas de los ríos andaluces. Dentro de esta unidad de suelo se diferencian los fluvisoles
eútricos asociados con cambisoles eútricos y los fluvisoles calcáreos, estos últimos son, dentro
de los fluvisoles, los de mayor representación en el conjunto de la región. El conjunto de
unidades con fluvisoles como suelos dominantes ocupan más de un 5% del territorio.
Desde una perspectiva más forestal, los más representativos son los fluvisoles calcáreos
asociados a fluvisoles eútricos. Sobre estos tipos de suelos se encuentran principalmente las
unidades de vegetación denominadas en el Plan Forestal otros matorrales mediterráneos.
Estas formaciones, sobre fluvisoles calcáreos, están presentes en la depresión de Guadix y en
la Hoya de Baza, dentro de la provincia de Granada y en la provincia de Almería asociadas al
río Almanzora.

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Regosoles
La gran diversidad de materiales no consolidados (margas, calizas margosas, margas con
yeso, conglomerados y rocas en general poco cementadas) sobre los que se han formado
estos suelos determina su variedad, distinguiéndose en Andalucía los regosoles calcáreos, los
regosoles eútricos y los regosoles dístricos. Los regosoles representan el segundo grupo de
suelos en importancia del territorio, aproximadamente un 20%.
Los regosoles calcáreos se encuentran asociados principalmente con cambisoles cálcicos. Los
regosoles eútricos, asociados con litosoles y cambisoles eútricos, son el segundo grupo de
regosoles más extendido.
En el ámbito forestal este predominio se invierte en favor de los regosoles eútricos. Es en la
provincia de Huelva donde destacan dando soporte principalmente a los eucaliptos y
matorrales mediterráneos del Andévalo y Sierra Morena. En Despeñaperros (Jaén), los
regosoles eútricos sustentan los pinares de Pinus pinaster y de Pinus pinea. En Córdoba y
Sevilla, se extienden bajo los matorrales mediterráneos y el encinar de la Sierra Morena
Occidental. Los regosoles calcáreos asociados con cambisoles cálcicos, con menor presencia
que los eútricos, están presentes principalmente, dentro de la provincia de Granada, en la Hoya
de Baza, en la Sierra de Arana y en la Vega de Granada.
Litosoles
Se presentan sobre calizas, dolomías y rocas metamórficas de las sierras más accidentadas de
Andalucía (Sierra Morena y Sierras Subbéticas), en formaciones superficiales que no han
sufrido ningún proceso edáfico y que por los procesos de erosión a los que están sometidos
por la topografía están en permanente renovación.
Se presentan principalmente asociados con luvisoles crómicos y rensinas, en las Serranías de
la Penibética por encima de los 2.000 m y con pendientes de más del 30%. El grupo de los
litosoles alcanza algo más del 11% del territorio andaluz.
En los terrenos forestales este dominio de la asociación de litosoles con luvisoles crómicos y
rensinas se mantiene para dar soporte casi exclusivamente a matorrales mediterráneos,
matorral mediterráneo noble y de alta montaña como el de las Sierras de Castril-La Sagra
en las provincias de Jaén y Granada y, en menor medida, a los pinares de Pinus halepensis,
Pinus sylvestris o Pinus nigra de Sierra Mágina y Sierra de Cazorla y Segura en Jaén.
Arenosoles
Este suelo se desarrolla sobre materiales no consolidados de textura gruesa, en Andalucía se
presentan como una arena suelta, gruesa con una estructura de granos individuales, su
representación a nivel regional no llega al 0,5%. Se distribuyen por las zonas costeras de la
región, principalmente en Huelva y Cádiz. Se presentan como arenosoles álbicos asociados
con cambisoles húmicos y gleysoles distritos.
Da soporte principalmente, dentro del ámbito forestal, a pinares de Pinus pinea y a matorral
mediterráneo, localizados en las áreas de influencia litoral de la provincia de Huelva.
Vertisoles
Suelos de elevado contenido en arcillas, ocupan aproximadamente el 8% del territorio. Están
presentes en áreas bajas de colinas y cerros, y en superficies más o menos planas sobre
materiales sedimentarios (depresión del Guadalquivir), margas, margocalizas y calizas
margosas del terciario. Dentro de esta unidad de suelo se distinguen vertisoles pélicos y
vertisoles crómicos, con predominio de estos últimos.
Este grupo de suelos, en el ámbito forestal, es mucho menos representativo que a nivel
regional. Los vertisoles pélicos casi desaparecen en este ámbito mientras que los vertisoles
crómicos se localizan básicamente en la provincia de Cádiz, en Los Alcornocales y en las
Sierras del Estrecho, y algo en la provincia de Málaga donde da sustento a vegetación de
matorral noble mediterráneo.

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Solonchaks.
Los materiales sobre los que se encuentran son limos de marismas mareales, margas yesíferas
del Mioceno y margas yesíferas triásicas. Esta unidad de suelo incluye tanto los takyricos y
gleicos como algunos cálcicos. Se presenta sobre topografías de llanura que facilitan su
formación. Se localizan en un 2% del territorio, en las marismas de los ríos Guadalete,
Barbate, Tinto y Odiel, Piedras y Guadiana. Si bien su representación regional no es elevada la
mayor parte de los suelos solonchaks se encuentran en terrenos forestales, en las marismas
de Sevilla y Huelva y en el litoral occidental onubense.
Xerosoles
El grupo de xerosoles, que representan un 2% de los suelos de la comunidad andaluza, tienen
un régimen de humedad árido y se localizan en las zonas andaluzas más áridas de la provincia
de Almería, entre los 400 y 800 metros de altitud. Dentro del grupo de suelos, destacan por su
mayor representatividad territorial los xerosoles cálcicos, los xerosoles cálcicos asociados con
fluvisoles calcáreos y los asociados con regosoles calcáreos. Están presentes sobre laderas
con pendientes moderadas, sobre conglomerados, arenas, areniscas, limos, margas,
sedimentos aluviales pleistocénicos, sedimentos fluviales terciarios y cuaternarios.
En cualquiera de las posibles asociaciones de estos xerosoles cálcicos, o con fluvisoles
calcáreos y regosoles calcáreos, dentro del espacio forestal, la cubierta vegetal predominante
se compone exclusivamente de matorrales mediterráneos, localizándose estos en los
Campos de Nijar, de Tabernas y de Huercal-Overa en la provincia de Almería.
Cambisoles
Estos son los suelos más frecuentes de Andalucía debido a la climatología de la región y al tipo
de rocas existentes. Los cambisoles, como suelos dominantes, ocupan algo más del 33% del
territorio. Dentro del conjunto de cambisoles destacan por su extensión los eútricos, un 19% del
territorio. Los cambisoles cálcicos, los vérticos y los dístricos representan un 11, un 3 y un 0,5%
del territorio respectivamente.
Los cambisoles eútricos se extienden por zonas de topografía accidentada estando sometidos
a intensos fenómenos de erosión desde la zona sur de Sierra Nevada hasta el Mediterráneo.
Son también abundantes en la sierra de Filabres y en amplias zonas de Sierra Morena en las
provincias de Huelva, Córdoba y Jaén donde las pendientes son pequeñas y la erosión escasa.
En la orla de relieve montañoso del sur de las provincias de Málaga, Granada y Almería
también están presentes.
Los cambisoles cálcicos, asociados con regosoles calcáreos y litosoles son los más
representativos de entre los cambisoles cálcicos, se extiende por una gran parte de las
Penibéticas.
Los cambisoles vérticos, aparecen asociados a vertisoles crómicos y cambisoles cálcicos en
zonas bajas de las Subbéticas.
Los cambisoles dístricos se encuentran en una toposecuencia de suelos de Sierra Nevada
entre los 2.000 y los 2.650 m, sobre derrubios glaciares, son suelos muy pedregosos de una
gran rocosidad sobre un relieve de fuertes pendientes.
Los cambisoles son también la gran unidad de suelos del ámbito forestal, su distribución se
localiza prácticamente por todo el espacio forestal de la región. De entre las asociaciones de
cambisoles más representativas se pueden destacar, los cambisoles eútricos con luvisoles
crómicos y luvisoles órticos de los Pedroches, en Córdoba, con una vegetación de mezcla de
Quercus y otras frondosas, atendiendo a las unidades del Plan Forestal, o el alcornocal en
Cádiz. Los matorrales mediterráneos de las Sierras de Baza y Filabres, en Almería, se
desarrollan sobre cambisoles eútricos asociados a regosoles eútricos y luvisoles crómicos, al
igual que ocurre en Sierra Bermeja y en la Sierra de la Contraviesa en las provincias de Málaga
y Granada, respectivamente. En las Sierras de Cazorla y Segura, en Jaén, se encuentran
sobre cambisoles cálcicos asociados a regosoles calcáreos y litosoles, pinares de Pinus
sylvestris o Pinus nigra.

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Menos representativos que los tipos de suelos anteriores, los cambisoles dístricos, asociados a
phaeozems háplicos, rankers y cambisoles húmicos también son soporte de matorrales
mediterráneos en Sierra Nevada y en las Alpujarras granadinas. En la Subbética sevillana,
cambisoles vérticos, asociados a vertisoles crómicos y cambisoles cálcicos, encuentran su
mayor representación dentro del ámbito forestal.
Luvisoles
Estos suelos representan aproximadamente el 13,01% del territorio andaluz. Se extienden
tanto en las cotas bajas (menos de 20 m) de algunas zonas en las provincias de Málaga,
Granada y Sevilla, como en alturas moderadas (de 100 a 200 m) de la depresión del
Guadalquivir y en áreas elevadas (más de 1.000 m) de algunas sierras de las provincias de
Málaga, Granada, Almería y Sevilla.
Los tipos de luvisoles presentes, por relevancia, son los luvisoles cálcicos, los crómicos y en
menor medida los luvisoles órticos y los gleicos. Los más representativos son los luvisoles
cálcicos asociados con cambisoles cálcicos y con luvisoles crómicos sobre materiales calizos
más o menos consolidados, constituidos principalmente por calizas, dolomías, calcarenitas y
conglomerados localizados en la cuenca del Guadalquivir. En Sierra Morena, sobre rocas
metamórficas, en zonas de relieve montañoso con fuertes pendientes y abundante
pedregosidad se encuentran luvisoles crómicos asociados con litosoles, regosoles eútricos y
nitosoles dístricos.
Si se atiende a la representatividad y distribución de este tipo de suelos en terrenos forestales,
la presencia de luvisoles es relativamente escasa por lo que su mayor proporción se da en las
áreas no forestales de la región. No obstante, en aquellas áreas marcadas por lo forestal, se
observa que no son los luvisoles cálcicos sino los luvisoles crómicos asociados a regosoles
eútricos y litosoles la asociación dominante dentro de este tipo suelo. Un claro ejemplo se
encuentra en Sierra Bermeja, en Málaga, donde la presencia de matorrales mediterráneos y
de pinares de Pinus pinaster hallan su soporte edáfico en la asociación de luvisoles crómicos
anteriormente mencionada. Se dan también asociaciones de este suelo con litosoles en los
Pedroches y Peñarroya (en la provincia de Córdoba) y en Sierra Morena Oriental (Jaén), se
encuentran sobre estos la denominada mezcla de Quercus y otras frondosas.
Planosoles
Estos suelos se forman en zonas de suaves pendientes, planas o casi planas, se localizan en
grandes extensiones limítrofes con las estribaciones suroeste de Sierra Morena y en la llanura
costera de Huelva. Se forman sobre terrenos con arenas, gravas, arcillas y areniscas calcáreas
del Pleistoceno. De los planosoles, los más representativos en extensión son los planosoles
eútricos en asociación con luvisoles eútricos y luvisoles plínticos. Los planosoles móllicos,
mucho menos extendidos, se presentan asociados con vertisoles pélicos y phaozems
calcáreos. Se extienden por menos del 2% del territorio. En el caso de los planosoles en
terrenos forestales su presencia está limita a los planosoles eútricos asociados con luvisoles
gleicos, los cuales se localizan mayoritariamente en la provincia de Huelva y sobre los que se
pueden encontrar principalmente formaciones de pinares de Pinus pinea y eucaliptos.
Histosoles
Son el tipo de suelos conocidos como turberas, que se localizan en Mazagón (Huelva) y en
Padul (Granada). Muy poco representativos por su extensión se presentan como consociación
de histosoles eútricos/sápricos. Se diferencian de todos los demás suelos en que se forman
sobre material orgánico. Esta mínima presencia a escala regional se refleja por tanto en su
presencia, testimonial, en el ámbito forestal dentro de la provincia de Huelva.

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Fuente: Mapa de Suelos de Andalucía 1:400.000, Consejería de Medio Ambiente

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1.1.1.3 Degradación de los suelos forestales, erosión


La erosión es un proceso natural, en gran medida responsable del modelado actual de
nuestro entorno. La erosión operando de manera natural, sin verse alterada por la intervención
del hombre, actúa a velocidades que permiten que se mantenga el equilibrio en la relación
perdida-creación de suelo. Cuando la acción del hombre provoca cambios sobre el medio
natural, fundamentalmente sobre el más importante de los factores protectores del suelo, como
es la cubierta vegetal, estos procesos pueden verse alterados, acelerados, y su equilibrio
natural roto, desembocando en un empobrecimiento en la calidad biológica del suelo, que lleva
a la pérdida del suelo incluso en áreas forestales. Si las condiciones climáticas de la región
son, además, de carácter árido o semiárido el fenómeno erosivo derivará en un proceso de
desertificación del territorio.
La erosión hídrica (capacidad de la lluvia para provocar erosión) es, de los procesos que
intervienen en la degradación del suelo, el que mayor incidencia tiene en Andalucía, debido en
parte al modo en que se producen las lluvias en la región, con cierto régimen de torrencialidad
en las precipitaciones y una alta sequía estival.
En los orígenes del Plan Forestal Andaluz el conocimiento sobre la erosión de los suelos se
basaba principalmente en análisis sobre la degradación específica de las cuencas a partir del
estudio hidrológico de las mismas, los resultados daban una idea de la erosión en cuencas de
varios kilómetros cuadrados. Se carecía de unas bases para la aplicación de métodos más
precisos como la denominada ecuación universal de pérdida de suelos que recoge los
principales parámetros físicos causantes de la erosión hídrica, pero que necesita de una gran
información sobre los procesos erosivos para su aplicación.
Conscientes de esta realidad, desde la Consejería Medio Ambiente se ha venido adquiriendo la
información ambiental que ha permitido crear la base de datos necesaria con la que aplicar y
perfeccionar, desde 1991 y de forma continuada, los modelos de evaluación que permiten
realizar un verdadero seguimiento y cuantificación de esta problemática. Los resultados de
estos modelos, de tipo paramétrico, para cuantificar la erosión, y cualitativos, para su
gradación, deben ser contemplados como un indicador ambiental sin plena expresión
cuantitativa.
Aplicados estos modelos y obtenidos sus resultados para todo el conjunto de Andalucía a lo
largo de los últimos 12 años, se ha podido obtener una cartografía base (Mapa de Erosión) que
recoge la distribución de los valores medios de pérdidas de suelos por erosión hídrica en la
Comunidad.
Pérdidas de suelo medias en Andalucía y en el ámbito forestal, 1992-2004 (porcentajes sobre la superficie)
Ámbitos Bajas Moderadas Altas Muy altas
Andalucía 66,3 21,0 6,7 6,0
Ámbito no forestal 61,5 22,0 8,5 8,0
Ámbito forestal 69,8 20,3 5,3 4,6
Ámbito forestal, terrenos arbolados 76,5 16,5 3,7 3,3
Ámbito forestal, terrenos desarbolados 61,0 25,3 7,2 6,5
Fuente: IMA 2006 y Mapa de erosión 1:200.000, serie datos 1992-2004, CMA
Elaboración propia

Una lectura de los registros obtenidos para el conjunto de Andalucía muestra que
aproximadamente en un 87,3% de la superficie, las pérdidas de suelo medias están en niveles
bajos y moderados, frente al 12,7% de la superficie donde las pérdidas pueden considerarse
altas o muy altas.
Si se diferencia, en un análisis posterior de estos registros, entre la superficie de Andalucía
considerada como forestal de la que no tiene esa consideración, se puede observar como las
superficies afectadas por pérdidas de suelo medias en niveles bajos y moderados alcanzan el
90,1% de la superficie en el caso forestal frente al 83,5% de la superficie no forestal.
Un nuevo análisis, limitado al ámbito forestal, en el que se diferencian terrenos arbolados de
terrenos desarbolados, muestran como en un 93% de las superficies en terrenos arbolados las
pérdidas de suelo medias están en niveles bajos y moderados, mientras que en los terrenos

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desarbolados estas superficies representan un 86,3% para estos mismos valores. En el caso
de las pérdidas de suelo medias valoradas como altas y muy altas, los registros dan, un
13,7% de la superficie en los terrenos desarbolados frente al 7% en los terrenos arbolados.
Es por tanto en el ámbito no forestal donde se da el mayor porcentaje superficial de pérdidas
de suelo medias calificadas como muy altas y, en el otro extremo, las superficies con perdidas
de suelo medias bajas, se dan en los terrenos arbolados del ámbito forestal.
Conociendo sobre el terreno forestal como es, por un lado, la distribución de estas pérdidas de
suelo medias y de otro la distribución de las formaciones vegetales, se puede establecer una
valoración que nos aproxime a como es la relación entre estos dos elementos.
Superficies de las formaciones vegetales afectadas por erosión (% respecto de la formación específica)
Pérdidas de suelo
Formaciones vegetales Bajas Moderadas Altas Muy altas
< 12 Tm/Ha/Año 12-50 Tm/Ha/Año 50-100 Tm/Ha/Año > 100 Tm/Ha/Año
Acebuchal 44,3 31,8 12,1 11,8
Alcornocal 65,8 23,1 5,4 5,7
Castañar 46,0 25,6 9,9 18,6
Chopera 69,1 15,8 6,6 8,6
Encinar 74,6 18,7 3,7 3,0
Formaciones herbáceas 69,0 20,4 5,6 5,0
Matorral mediterráneo noble y de
58,7 27,4 7,2 6,8
alta montaña
Melojares 61,6 19,4 8,7 10,4
Mezcla de Pinus y Quercus 73,5 19,7 3,7 3,0
Mezcla de Quercus y otras
83,2 12,0 2,5 2,3
frondosas
Otras coníferas 45,3 31,3 10,6 12,8
Otros matorrales mediterráneos 57,0 27,7 8,1 7,2
Pinar 78,4 16,2 3,2 2,3
Pinus halepensis 71,1 20,2 4,8 3,9
Pinus pinaster 75,4 17,3 4,1 3,3
Pinus pinea 89,6 8,4 1,3 0,6
Pinus sylvestris o P. nigra 81,3 14,9 2,5 1,3
Playas, dunas y arenales 93,3 5,0 1,1 0,7
Vegetación ripícola 74,4 15,1 5,2 5,2
Zonas con escasa vegetación 73,2 18,0 4,8 4,1
Zonas húmedas 98,8 0,6 0,3 0,3
Fuente: Mapa de erosión 1:200.000, serie 1992-2004, CMA
Elaboración propia

Los datos obtenidos han de ser valorados no como una pérdida de suelos absoluta, para lo
cual sería necesario realizar un proceso de calibración experimental en campo del modelo
utilizado, sino como un indicador ambiental.

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1.1.1.4 Degradación de los suelos forestales, desertificación


La desertificación es la degradación de los suelos de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas
secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades
humanas adversas y que en última instancia puede conducir a condiciones de desierto. Los
factores que intervienen en estos procesos son de dos tipos: factores naturales, relacionados
fundamentalmente con la climatología y la geomorfología, y factores humanos, derivados de
un incorrecto uso del recurso suelo y de los recursos hídricos, tanto superficiales como
subterráneos.
Desde principios de los años ochenta se vienen desarrollando en España diferentes acciones
encaminadas a promover estudios y trabajos que permitan conocer la situación real de las
áreas afectadas por la desertificación. En esa fecha se inicia, por parte del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, el “Proyecto de Lucha contra la Desertificación en el
Mediterráneo” (LUCDEME) que atiende a las directrices del Plan de Acción contra la
Desertificación de las Naciones Unidas (DESCON).
En una primera fase, con relación a Andalucía, el proyecto incluyó la provincia de Almería y la
vertiente mediterránea de Granada, así como las cuencas de los ríos Almanzora, Adra, Albuñol
y Guadalfeo. En una segunda fase, a partir de 1990, se amplió el ámbito geográfico del
proyecto a toda la vertiente mediterránea. Este proyecto está actualmente vigente y es
desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente a través de la Dirección General para la
Biodiversidad. Los objetivos específicos del proyecto LUCDEME continúan hoy siendo
plenamente vigentes, conocer los factores que condicionan la desertificación y las técnicas más
adecuadas para contrarrestarla.
De las actuaciones que surgen en este contexto cabe destacar las encaminadas al
mantenimiento y conservación de las superficies forestales en las áreas afectadas por la
desertificación. Una primera actuación va destinada a la elaboración de un manual técnico para
micorrizar plantas cultivadas en viveros forestales del sudeste español y determinar las más
favorables para las repoblaciones. Otra de las actuaciones destacables, en relación al ámbito
forestal, estudia el método de repoblación más eficaz para la retención de agua de lluvia, en
las cuencas vertientes afectadas por lluvias torrenciales.
En Andalucía, por sus características climáticas, los suelos se ven especialmente sometidos a
procesos de desertificación, que se acentúan además por su relieve accidentado, característico
de las áreas forestales y por el histórico e intenso uso y aprovechamiento de su territorio tanto
desde un punto de vista agrícola como forestal.
La necesidad de alcanzar un conocimiento más profundo sobre los mecanismos
desencadenantes de la desertificación en Andalucía, ha servido para cooperar y desarrollar el
proyecto DESERNET (en la actualidad en su segunda fase, DESERNET II), desde la
Consejería de Medio Ambiente, durante los años 2004 y 2005, entre regiones mediterráneas
afectadas por la misma problemática, en el marco del programa de la Unión Europea Interreg
III B, y profundizar, en el contexto de este proyecto, en los objetivos definidos en el Plan de
Control de la Desertificación en Andalucía que plantea un reconocimiento espacial de las zonas
desérticas naturales (también denominada como desertificación heredada la cual se considera
de alto valor ecológico y donde la desertificación es irreversible) y las zonas de desertificación
activa o actual (donde la recuperación aún es posible con medidas correctoras apropiadas). Un
tercer objetivo de conocimiento ha sido la determinación de los riesgos de desertificación a los
que está sometido el territorio.
Una aproximación a los resultados obtenidos, aplicados a los espacios forestales, con especial
atención a la desertificación activa o actual, muestra como un 72,66% de las áreas forestales
están evaluadas como áreas alejadas o muy alejadas en relación al indicador de
desertificación actual, valor que se sitúa en el 65,59% en el ámbito no forestal. La
desertificación actual se evalúa atendiendo a factores como el clima, la vegetación, las
geoformas y los suelos.

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Adecuación Plan Forestal Andaluz 2008 - 2015 El suelo y la erosión

Desertificación actual
Áreas Andalucía Ámbito forestal Ámbito no forestal
No evaluado 2,52% 0,54% 4,71%
Áreas muy alejadas 17,42% 24,43% 9,66%
Áreas alejadas 51,89% 48,23% 55,93%
Áreas potencialmente
17,37% 16,84% 17,96%
cercanas
Áreas muy cercanas y/o
10,80% 9,96% 11,74%
desertificadas
Fuente: Diagnóstico de la desertificación en Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, 2005
Elaboración propia

Fuente: Diagnóstico de la desertificación en Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, 2005


Elaboración propia

Para la determinación de los riesgos de desertificación, esta metodología distingue inicialmente


tres áreas: áreas no desertificadas, áreas potencialmente desertificables, y áreas muy cercanas
y/o desertificadas. Sobre estás áreas se determina el nivel de riesgo de desertificación en base
a índices que miden la calidad del suelo, del clima, de la gestión y de la vegetación.
Se obtiene para todo el territorio una valoración cualitativa de los riesgos de desertificación que
van desde los niveles más bajos, sin procesos activos, niveles medios, con riesgo alto y
niveles superiores, con riesgo fuerte. Por último, para aquellas áreas consideradas muy
cercanas a la desertificación o ya desertificadas se obtiene una valoración del estado de
actividad de estos procesos, distinguiéndose si en el territorio hay procesos activos,
procesos muy activos o áreas de desertificación heredada.
Riesgo de desertificación
Ámbito Ámbito
Áreas Nivel de riesgo Andalucía
forestal no forestal
No evaluado No evaluado 3,12% 0,85% 5,62%
Sin procesos activos 10,79% 19,14% 1,56%
Áreas no desertificadas Con riesgo alto 27,97% 36,20% 18,86%
Con fuerte riesgo 30,23% 17,12% 44,73%

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Adecuación Plan Forestal Andaluz 2008 - 2015 El suelo y la erosión

Riesgo de desertificación
Ámbito Ámbito
Áreas Nivel de riesgo Andalucía
forestal no forestal
Áreas potencialmente Con riesgo alto 5,66% 7,40% 3,74%
desertificables Sometidas a fuerte riesgo 11,53% 9,37% 13,92%
Con procesos activos 0,63% 0,55% 0,75%
Áreas muy cercanas y/o
Con procesos muy activos 5,92% 3,52% 8,56%
desertificadas
Áreas de desertificación heredada 4,14% 5,86% 2,25%
Fuente: Diagnóstico de la desertificación en Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, 2005
Elaboración propia

Dentro de ámbito forestal, en las áreas no desertificadas y en las áreas potencialmente


desertificables del ámbito forestal, el nivel de “riesgo alto” y de “fuerte riesgo” a la
desertificación afecta a un 70,09% de la superficie. En los ámbitos no forestales en las áreas
no desertificadas y en las áreas potencialmente desertificables el nivel de “riesgo alto” y de
“fuerte riesgo” a la desertificación afecta al 81,25% de la superficie. Como muestran los datos
el riesgo a la desertificación es más acentuado en los ámbitos no forestales tanto en la
intensidad del proceso (riesgo fuerte) como en el porcentaje de superficie a la que afecta.
Riesgo de desertificación en ámbitos forestales
Áreas no desertificadas o potencialmente Áreas muy cercanas a la desertificación
desertificadas

Fuente: Diagnóstico de la desertificación en Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, 2005


Elaboración propia

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