Número 43

Sábado, 30
de abril
de 2011
El perseguidor
6/7 8
EL VUELO DE ÍCARO ENSAYOS DE UN CRIMEN
Homenaje a Odysseas Elytis en el No hay bestia tan feroz: Edward
centenario de su nacimiento Bunker
por
MARIO DOMÍNGUEZ PARRA por
(TRADUCCIÓN Y NOTAS) EDUARDO GARCÍA ROJAS

¿EL NUEVO BOOM DE LA

NOVELACANARIA?
La antología Generación 21: Nuevos novelistas canarios reúne
relatos de doce de los más leídos escritores de las islas nacidos
entre 1960 y 1970 2, 3, 4 y 5
2 El perseguidor
ÁNGHEL MORALES /
Doce autores, doce novelistas que no tienen nada en común salvo su amor por la literatura y formar parte de una generación que el escritor y
editor Ánghel Morales llama 21 son los responsables del que probablemente ya es el fenómeno literario del año en Canarias, el volumen
Generación 21: Nuevos novelistas canarios, libro que incluye relatos de Víctor Álamo de la Rosa, Víctor Conde; José Luis Correa; David
Galloway; Santiago Gil; Cristo Hernández; Javier Hernández Velázquez; Álvaro Marcos Arvelo; Pablo Martín Carbajal; Nicolás Melini, Alexis
Ravelo y Anelio Rodríguez Concepción, y que fue presentado ayer, viernes, en un acto que reunió en la capital tinerfeña a este singular grupo
de escritores que ha roto moldes: La novela de género ya no es tabú en Canarias.
“REIVINDICO CON ESTE LIBRO
A UNA DE LAS GENERACIONES
MÁS POTENTES DE LA
LITERATURA CANARIA”
EDUARDO GARCÍA ROJAS
- ¿Por qué Generación 21: nuevos novelistas
canarios?
- Pues porque el boom de la novela de
los setenta ha terminado y ahora ocupa su
relevo una nueva generación que ha
puesto las cartas sobre la mesa y ha dicho
“aquí estamos”. Todos ellos cuentan ya
con una numerosa producción literaria a
sus espaldas y en algunos casos incluso
sus textos se han traducido a otros idio-
mas y ha obtenido premios no solo en las
islas. Se trata de un grupo de escritores
que trabaja la novela y este trabajo tiene
además continuidad.
- ¿Por qué escogió a estos doce y no a
otros doce novelistas canarios?
- Los escogí porque al margen de que soy
editor y llevó desde los años ochenta en
esta historia, creo que son los mejores. De
todas formas no se trata de un coto
cerrado y como explico en la Introducción
del libro, escritores como Bruno Mesa,
Carlos Cruz, J Ramallo, también podrían
haber estado. En cuanto a los selecciona-
dos solo puedo decir que la mayoría de
ellos ni los he editado por lo que nadie me
puede acusar de apostar por los míos- Lo
que pretendo es reivindicar una de las
generaciones más potentes de la literatura
canaria y reto a cualquiera que haya hecho
antologías a que sea capaz de llevarme la
contraria. Los escritores que forman parte
de Generación 21 incluyen un arco que va
desde David Galloway, el más veterano, a
Editor de Generación 21: Nuevos novelistas canarios
Víctor Conde, el más joven por una necesi-
dad en la que poder moverme.
- ¿Qué le hace decir que se trata de una de
las generaciones más potentes de la litera-
tura canaria?
En cuanto a los Pues que entre todos ellos suman más
de cincuenta títulos publicados. Y todos
seleccionados solo sin contar con apoyos institucionales ni
una crítica literaria que avalara sus pro-
puedo decir que la puestas. Estamos ante una generación de
escritores que se han abierto camino prác-
mayoría de ellos ni los ticamente solos y cuyos miembros apenas
he editado por lo que mantienen relación entre sí, son raras los
casos en los que uno y otro tienen cone-
nadie me puede xión. Y lo más destacable es que vistos
desde fuera, si todos coinciden en algo es
acusar de apostar por que se trata de un grupo que forma muy
buena gente y que no alimenta ridículas
los míos- Lo que rivalidades como creo que sí caracterizó a
los integrantes de la llamada generación
pretendo es de los setenta.
- Una de las críticas en contra que más se
reivindicar una de las ha vertido en la red en demérito de su anto-
logía es la ausencia de mujeres.
generaciones más - Es que no contamos con ninguna que
tenga una obra tan potente como la de los
potentes de la doce escritores que aparecen en el libro. Y
sabiendo que es un asunto delicado, creo
literatura canaria y que las escritoras no se arriesgan como
reto a cualquiera que ellos. Por poner un ejemplo, cuando pre-
parábamos la antología Trece gramos de
haya hecho antologías gofio estelar propuse a más de diez narra-
doras que me escribieran un relato de
a que sea capaz de ciencia ficción pero solo una de ellas fue la
que me entregó una historia. Por el con-
llevarme la contraria trario, escritores veteranos como Víctor
Sábado, 30
de abril de 2011
Ramírez, Agustín Díaz Pacheco y José
Rivero Vivas respondieron de inmediato.
No hay ninguna intención extraña de
todas formas en que solo haya escogido
narradores masculinos.
-Llama la variedad de géneros que tantean
los doce escritores de Generación 21: Nue-
vos novelistas canarios.
- Esa es una de las claves por la que la
considero una de las más potentes genera-
ciones de la literatura canaria. Por primera
vez en nuestra literatura se escribe litera-
tura de género. Hay variedad y se tratan
de cuentos y novelas para exportar, que
lleguen a cualquier mercado. Víctor
Álamo de la Rosa nos cuenta historia de El
Hierro que van más allá de El Hierro; Ale-
xis Ravelo Pedro Javier Hernández Veláz-
quez cultivan con aplomo el género policí-
aco. Álvaro Marcos Arvelo escribe de
manera admirable, y lo mismo pasa con el
resto. Lo curioso del caso es que nadie,
salvo unos pocos, se ha percatado que aquí
se está haciendo novela. Muy buena
novela y que todos estos autores son pro-
fesionales de la literatura.
- ¿Y su papel como editor?
- Mi papel como editor es promoverlo. Y
siendo sincero, a mi me hubiera encan-
tado que este libro lo hubiera confeccio-
nado otra persona y limitarme solo a
publicarlo y no asumir también las funcio-
nes de seleccionador y prologuista. La
idea, para que quede clara, es que arriesgo
mi dinero y cuanto menos quiero recupe-
rarlo. Esto es un negocio como otro cual-

Sábado, 30
de abril de 2011
OBJETIVOS
Lo que este libro pretende es crear una
plataforma en la que se incorporen otras
voces como las de Moisés Cabello, Elena
Morales, entre escritores. Un novelista, a mi
juicio, tiene que ser un profesional y como
profesional escribir todos los días y publicar
porque si no escribe ni publica carece de
continuidad, no existe. ¿Qué puede salir de
esta antología? La verdad es que no lo sé. El
libro quiere ser en todo caso un toque de
atención. Un aviso de que aquí contamos con
muy buena gente que sabe escribir. Y escribir
novela variada, que tantea todos los géneros.
Y todos ellos coinciden por su alto nivel. Su
obra está ahí, han sido traducidos, han
recibido premios.
quiera y lo dice alguien que siempre ha
sido enemigo de las subvenciones. Lo que
pido es que si se hacen buenos libros las
instituciones los compren para distribuir-
los en bibliotecas e institutos.
- ¿Aprecia características comunes en los
doce escritores seleccionados en esta anto-
logía?
- Todos coinciden en que son excelentes
personas. Parecen, además, que están
hechos de la misma pasta. Se caracterizan
por su humanidad y las ganas de trabajar
y publicar y continuar creciendo como
escritores. Aprenden, no están endiosa-
dos, lo que si pasó con algunos narradores
de los de los setenta. La Generación 21
quiere seguir avanzando y yo solo pre-
tendo reivindicar lo que ya está ahí.
- Si la antología resulta un éxito, ¿aparece-
rán nuevos volúmenes con autores que no
aparecen en la primera?
- Lo que este libro pretende es crear una
plataforma en la que se incorporen otras
voces como las de Moisés Cabello, Elena
Morales, entre otros. Un novelista tiene
que ser un profesional y tiene que escribir
porque si no tienes continuidad no existe.
¿Qué puede salir de aquí? No lo sé. El libro
es un toque de atención que avisa que en
Canarias contamos con muy buena gente
que sabe escribir. Y escribir novela
variada, de género. Y que todos coinciden
por su alto nivel. Su obra está ahí, y alguna
de ellas incluso ha sido traducida a otros
idiomas y recibido premios.
- Generación 21: Nuevos novelistas cana-
rios mantiene, además, un notable equilibrio
regional.
- Es la primera vez que me lo dicen. No
Por primera vez en lo busqué, es lo que hay.
- Y como lector, ¿qué le exige a una novela?
nuestra literatura se - Una novela tiene que enganchar, con
escribe literatura de independencia de su género. El lector no
quiere aburrirse.
género. Hay variedad - ¿Y qué género cree que se acopla mejor a
la realidad de Canarias?
y se tratan de cuentos - El género policíaco lo maneja muy bien
José Luis Correa pero la ciencia ficción
y novelas para también es una buena lectura para estos
tiempos de crisis que vivimos.
exportar, que lleguen - Muchos de los escritores que aparecen
en Generación 21 han publicado obra no solo
a cualquier en Canarias sino también en la península.
- Ellos mismos han enviado sus manus-
mercado. Víctor critos, se han pateado las editoriales, se
han abierto camino individualmente.
Álamo de la Rosa nos - Esto demuestra que ya no es una losa
escribir en Canarias para trascender fuera
cuenta historia de El de nuestras fronteras insulares.
Hierro que van más - Efectivamente. Resulta triste que escri-
tores como Rafael Arozarena e Isaac de
allá de El Hierro; Vega apenas trascendieran fuera de Cana-
rias. Resulta igual de triste que un escritor
Alexis Ravelo Pedro como José Rivero Vivas, que ha ganado
tantos premios dentro como fuera de las
Javier Hernández islas, continúe siendo para muchos un
desconocido.
Velázquez cultivan - ¿Por qué?
- José Rivero Vivas es uno de los escrito-
con aplomo el género res a los que más injustamente se tratado
en esta tierra. La generación de los setenta
policíaco ni los incluyó, como tampoco incluyó a
El perseguidor 3
Víctor Ramírez, cuando son de los mejo-
res narradores de aquel grupo pero como
no pertenecían al gremio universitario
que se imponía entonces se les dio un poco
de lado y ni aparecen en sus antologías.
Rivero Vivas recibió premios fuera y den-
tro de las islas pero aquí se le ha ignorado.
¿Por qué?, ¿por torpeza, por revan-
chismo?, no lo sé. La realidad es que es un
autor reconocido y que obtiene galardo-
nes y aquí ni nos enteramos.
- Puede que la razón sea por la falta de
debate en nuestra sociedad.
- El problema es que cuando hay que
hacer recortes siempre cae primero la cul-
tura. Aquí lo que hace falta es promoción y
mayor seguimiento de los medios de
comunicación. No hay espacios culturales
en la televisión ni en la radio.
- Y Patrimonio absorbe la Dirección Gene-
ral del Libro.
- Se recorta siempre por cultura. Al libro
y a la cultura hay que darle el prestigio y
las posibilidades que tiene. Y habría que
ayudar más a los autores que a las propias
editoriales porque crear cuesta. Llenar
folios no es fácil y darles coherencia
mucho menos. Hay que estimular a los
creadores que, el caso del libro son los que
peor salen parados ya que un 25 por ciento
va al librero, otro 25 por ciento para el dis-
tribuidor, un diez por ciento para el autor -
-una miseria-- y el 40 por ciento restante
para pagar la imprenta y obtener benefi-
cios que algunos casos obtienes y en otros
pierdes.
4 El perseguidor
LOS AUTORES RESPONDEN
DAVID GALLOWAY
Santa Cruz de Tenerife, 1960) ha publicado, entre
otros libros, las novelas Testigo (Premio de Novela
Corta Canaria en 1985), Agua de arroz y flores
(1992) y La cueva de las mil momias (2010).
“Ante todo supone una reivindicación hace
tiempo necesaria, y no me extiendo en
detalles al respecto porque ya lo hace en la
introducción del libro Ángel Morales. No
obstante, considero que posee otros valo-
res, entre ellos el de posibilitar que una
serie de autores que en algunos casos sólo
nos conocíamos de oídas y, en el mejor de
los casos, de leernos, tomemos ahora con-
ciencia de la necesidad de estrechar lazos
para que nuestras obras disfruten de
mayor difusión, que buena falta les hace. Y
a lo ya señalado, añadir que quizá aún más
interesante resulta que Generación 21 nace
impulsada por una inequívoca voluntad
de ser un grupo abierto que seguirá
nutriéndose de nuevos escritor@s, a ver si
así, en Canarias, de una vez por todas y
pese a quien pese, conseguimos reivindi-
car una voz lo más diversificada posible:
claro síntoma de salud.”
JOSÉ LUIS CORREA
(Las Palmas de Gran Canaria, 1962). En su produc-
ción destacan novelas de género policiaco como
las tituladas Un rastro de sirenas (2009), Una can-
ción para Carla (2008) o Me mataron tan mal
(2002). También tiene publicados varios libros de
relatos.
“Generación 21 va a suponer una revisión
necesaria a la historia y la crítica literarias
en las Islas. Hasta ahora los estudios críti-
cos han naufragado siempre en los autores
posteriores a 1990. No sabían (y cito a una
de las más importantes estudiosas de la
Literatura Canaria) qué hacer con nos-
otros, dónde meternos, cómo analizar
nuestra obra. Ánghel Morales se ha atre-
vido a hacerlo con los riesgos que ello
implica. Podrán recriminarle que no están
todos los que son, que falta alguna voz
femenina, que ha olvidado algún nombre
relevante, alguna isla, etc. Pero el análisis
que hace en su estudio es impecable. Y des-
pués de cuatro décadas de vacío ya era
hora de que alguien se arriesgara a hacer
una obra como ésta. En Generación 21 los
futuros investigadores tendrán una fuente
magnífica de la que beber. Y lo más impor-
tante: los lectores tendrán conocimiento
de los narradores canarios del cambio de
siglo. Ellos son soberanos y ahora tienen la
voz y la palabra.”
ANELIO RODRÍGUEZ
CONCEPCIÓN
(Santa Cruz de La Palma, 1963), además de libros
de poesía y relatos, ha publicado la novela La
abuela de Caperucita (2008).
“No tengo ni la más remota idea. Lo que sí
sé es que, en cualquier caso, la literatura
canaria, ese fenómeno tan inasible, tan
inextricable, no se deja encauzar así como
así con la publicación de una sola antolo-
gía. Por otra parte, este experimento edito-
rial del G21, concebido como una manio-
bra difusora de reafirmación, demuestra
que siempre hay necesidad de buscar
¿QUÉ PUEDE SUPONER
GENERACIÓN 21 PARA LA
LITERATURA CANARIA?
Los doce novelistas de la antología analizan las
expectativas de su trabajo y la novedosa línea de
trabajo que abren en la literatura del archipiélago
nexos, si no complicidades, entre los narra-
dores coetáneos. Y ahora, por lo menos
aquí, y por extraño que suene, somos
muchos, y prolíficos, y a pesar del viento
en contra no tenemos miedo a nada, ni
siquiera al clima de anonadamiento en que
se apelmaza la sociedad canaria. Cada uno
ha ido por su lado, sí, y haciendo uso de
sus propias armas, pero no se puede obviar
que compartimos demasiadas cosas bajo
el mismo sol.”
ÁLVARO MARCOS
ARVELO
(Santa Cruz de Tenerife,1965) es autor de las nove-
las El pasaje (1995) y Al sueño polar de golondri-
nas (2010), entre otros libros.
“Aunque cierta arritmia fraternal nos
puede llevar a creer que existimos, no con-
viene engañarse: somos los otros. No solo
porque escuchemos ruidos extraños, y nos
muevan el piso, y oigamos voces como si
llegaran de afuera. No importa que alguno
caiga seducido por este ruido y quiera lle-
gar como sea al otro lado, buscando un exi-
lio para acabar regresando como Ulises
con el botín de lo vivido.
Si pudiéramos quedarnos en eso que
George Steiner llama la condición de hués-
ped, si pudiera bastar con ser ese huésped
que está de paso por el lugar, pero que deja
la casa que se ha visitado un poco mejor de
como la encontró. Pero somos los otros,
aquellos que no buscan parecerse a ellos
mismos, ni hablar de la raíz, ni mirarse el
ombligo, ni llorar afuera y adentro el aisla-
miento, ni proclamar la sombra del almen-
dro. Solo somos los otros, y resulta que
teníamos piernas y, sin saberlo, ya caminá-
bamos lentamente -bueno alguno de nos-
otros corría- pero como en la paradoja de
Aquiles y la tortuga todos íbamos llegando
por nuestros medios a este punto donde ya
nos importan un carajo los ruidos al otro
lado, o lo que fuera que nos movieran el
piso bajo los pies, porque sabíamos que no
hay otra libertad mayor que aquella que la
novela gana por su voluntad de lenguaje.
Teníamos piernas, luego había que cami-
nar para dejar atrás ese otro mito de la tie-
rra baldía. Domingo Pérez Minik ya nos
había prevenido, al final de sus días, sobre
“la necesidad de estar atentos a lo que ocu-
rre a nuestro alrededor para no dejarnos ir
por los fáciles caminos de los parroquia-
nismos consagrados y todas las mitologías
ditirámbicas dispuestas en cadena para su
sacralización”. Por eso nos quedamos en
esto que somos: seres perplejos de una sola
certeza: la palabra. La palabra como tierra
última de libertad, y una cierta vocación
de náufragos para hacer que resplan-
dezca.”
SANTIAGO GIL
(Guía, Gran Canaria, 1967) ha publicado las nove-
las Por si amanece y no me encuentras (2005),
Los años baldíos (2004), Un hombre solo y sin
sombra (2007), Cómo ganarse la vida con la litera-
tura (2008), Las derrotas cotidianas (2009), Los
suplentes (2011), El motín de Arucas (2011) y Sen-
tados (2011), entre otras obras
“De momento ha logrado que nos conoz-
camos y que podamos compartir experien-
cias algunos escritores que no teníamos el
más mínimo contacto. También propiciará
que se hable de narrativa y que poco a poco
puedan darse a conocer otros narradores y
otras narradoras. Puede derribar muchos
estereotipos unidos a la literatura que se
escribe en Canarias, entre otros esa
supuesta carencia de novelistas que es tan
falaz como incierta: lo que ha habido
durante muchos años es una dificultad tre-
menda para publicar narrativa, pero
nunca se ha dejado de escribir.
Además, no debemos olvidar que vivimos
y escribimos en unas islas con un idéntico,
generalizado y vergonzante desprecio
político a la cultura.
Creo que todos nosotros, aun teniendo
voces y referencias muy distintas, coincidi-
mos en lo esencial.”
Sábado, 30
de abril de 2011
PEDRO JAVIER
HERNÁNDEZ
VELÁZQUEZ
(Santa Cruz de Tenerife, 1968), entre otros libros,
ha publicado las novelas La identidad fragmen-
tada (2007) y Factotum (2005). En breve apare-
cerá El fondo de los charcos (Baile del sol).
“¿Qué puede suponer G 21 para la litera-
tura canaria?
La voz en off es ventajista y hace dos pre-
guntas por el precio de una. La primera es
la interesante, la que vale la pena respon-
der: ¿qué puede suponer G 21? Ni más ni
menos que la presentación en sociedad de
una colección de outsiders que dedican una
parte importante de su existencia a una
literatura en la que creen. Doce escritores
que han carecido hasta hoy del altavoz
mediático y los medios para dar a conocer
su obra, y que se han abierto camino a tra-
vés del boca a boca de los lectores.
La segunda pregunta: ¿literatura cana-
ria? Sería un error entender este fenómeno
como un asunto para consumo interno. Lo
que se pretende es abrir horizontes y decir
fuera: “tomad y leed, en Canarias se acabó
el tiempo de silencio.”
CRISTO HERNÁNDEZ
MORALES
(La Laguna, Tenerife, 1968) es autor de las novelas
Recuerdos consentidos (2000), El Jardín de las
especies (2001), La mirada de Gioconda (2002) y
Los Hermenautas y el código de Apolo (2005),
entre otras obras.
“Generación 21 dará a conocer a un grupo
de novelistas cuya obra abre de par en par
las puertas a otras temáticas de las que
hasta ahora estaba huérfana nuestra lite-
ratura o de las que al menos no se tenía
noticia. Pienso que los autores que incluye

Sábado, 30
de abril de 2011
la antología proponen nuevos universos
literarios, huyendo de los manidos localis-
mos, reinventando los espacios que habi-
tan de una forma original o simplemente
mostrando nuevas realidades. Por otra
parte, se propone de facto un grupo gene-
racional que reivindica su lugar en la lite-
ratura canaria, cuestión inaudita hasta la
fecha y que, sin duda, molestará a muchos
que puedan sentirse relegados o que sim-
plemente vean en esta iniciativa genera-
cional una mera intención mediática. A
todos ellos sugiero la lectura de las más de
50 obras que avalan a Generación 21, antes
de constituirse en facción diletante.”
VÍCTOR ÁLAMO DE LA
ROSA
(Santa Cruz de Tenerife, 1969) ha publicado las
novelas El humilladero, El año de la seca, Campiro
que, Terramores y La cueva de los leprosos, entre
otros libros.
“La idea de Generación 21 es dar visibili-
dad a un esfuerzo creativo realmente des-
comunal que están llevando a cabo
muchos escritores canarios. Hemos encon-
trado el apoyo de un editor, Ánghel Mora-
les, que ha querido reivindicar ese trabajo
y darle continuidad, porque aunque en el
libro así titulado solo se recogen doce auto-
res, ya se han ido sumando nuevos autores
a esta iniciativa que, en el fondo, quiere
poner a la literatura que se hace en Cana-
rias en su sitio. Si se repasa la trayectoria
de todos estos escritores causa asombro,
por la cantidad y calidad de sus títulos, por
los premios cosechados, por las traduccio-
nes y publicaciones en muchos países y en
editoriales de gran importancia. Es algo
nunca visto hasta ahora en la historia de la
literatura canaria. Además, Generación 21
será sin duda la generación de escritores
canarios que por fin ha espabilado, ya para
siempre, la creación de novelas de género
en Canarias.”
NICOLÁS MELINI
(La Palma, 1969) ha publicado las novelas El fut-
bolista asesino (2000) y La sangre, la luz, el vio-
loncelo (2005), además de varios libros de relatos.
“Creo que hay una idea en esta antología
que es cierta: la literatura escrita en las
islas ha cambiado en los últimos 10 años
respecto de la realizada por los autores del
boom de los 70 (y por muchos autores pos-
teriores, en los 80 y parte de los 90). Eso
no significa que el cambio sea ni a mejor ni
a peor, pero cómo ha cambiado y por qué
merecería un buen análisis. En cualquier
caso, tengo la sensación de que, en lo per-
sonal, la batalla de ese cambio la libré hace
mucho, cuando escribí El futbolista
asesino, en 1995. Y qué decir del resto de
mis libros posteriores. Ahora siento que
todo esto me queda un poco atrás. ¿Tal vez
este libro venga a publicitar algo que se
empezó a producir hace mucho y ahora
sólo se constata? En cualquier caso, lo que
me ocupa ahora, cuando escribo, no tiene
nada que ver con este dilema.”
PABLO MARTÍN
CARBAJAL
(Algeciras, 1969). Tiene publicadas las novelas Tú
eres azul cobalto (2005) y La ciudad de las mira-
das (2010).
“Yo creo que sobre todo puede suponer
mayor visibilidad para la literatura cana-
ria, en un mundo donde hacerte ver es tan
difícil, en donde existe una oferta de auto-
res y novedades descomunal, en donde es
tan complicado hacerte un hueco en las
El perseguidor 5
librerías, estas iniciativas ayudan a que la
literatura canaria tenga mayor repercu-
sión. Creo que también ayuda a que tenga-
mos conciencia de que no estamos solos,
de que podemos ser un grupo, donde
conocernos, compartir sobre literatura,
trabajar juntos por promover lo que nos
interesa, mostrar que se hace buena litera-
tura en Canarias y que eso sea valorado
por los lectores, pero también por los libre-
ros, los distribuidores, la prensa, la crítica.
También animar a la creación, tener la
conciencia de que esto no es un grupo
cerrado, sino que cuantos más seamos
mejor.”
ALEXIS RAVELO
(Las Palmas de Gran Canaria, 1971), además de
varios libros de relatos, tiene publicada las nove-
las: Tres funerales para Eladio Monroy, La noche
de piedra. La iniquidad I, Solo los muertos (2008),
La iniquidad II (2009) y Los tipos duros no leen
poesía (2011).
“Para el lector medio (que, personal-
mente, es quien me importa), supone la
reunión en un formato breve, de pequeñas
muestras de algunos autores de quienes
ha oído hablar y a quienes, probable-
mente, aún no ha leído; la posibilidad de
encontrarse con ellos y averiguar si le ape-
tece conocer más. De cara al establishment,
esta antología supone, sencillamente,
decir: "Estos autores están ahí", esto es, la
mera constatación de la existencia de una
serie de nuevos novelistas que emergieron
entre finales de los noventa y los últimos
años, marcados, precisamente, por una
tendencia a lo no gregario, a partir de la
interesante "Generación del silencio" (la
cual, por cierto, continúa pidiendo una
revisión crítica minuciosa, pese a su impor-
tancia). Y, en este sentido, representa una
muestra de los recientes cambios de signo
que se han dado en la evolución de la
narrativa en Canarias. Por supuesto, segu-
ramente hay muchos más autores y, ahora
mismo, surgen incesantemente nuevas
voces, así que, como toda antología útil, se
revelará (esperémoslo así) insuficiente e
incompleta dentro de pocos años.
VÍCTOR CONDE
Pseudónimo literario de Alfredo Moreno Santana
(Santa Cruz de Tenerife, 1973). Ha obtenido varios
premios nacionales de literatura de ciencia ficción
y fantástica. Entre sus novelas figuran El tercer
nombre del emperador (2002), El dragón estelar
(2007), El teatro secreto (2008), Naturaleza
muerta (2009) y Crónicas del multiverso (2010),
título por el que obtuvo el año pasado el Premio
Minotauro.
“No sé qué supondrá para la literatura
canaria, ya que sólo el tiempo puede deci-
dir tales cosas, pero te diré que para mí
supone una oportunidad magnífica para
conocer a mis compañeros de profesión.
Es increíble lo separados que estamos, a
pesar de ser todos artistas que medramos
en las mismas coordenadas del arte. Tal
vez sea cosa de la insularidad, que tam-
bién nos salpica a nosotros como perso-
nas. Estas antologías son fantásticas para
poner textos en común y conocernos un
poquito más, tanto a nivel artístico como a
nivel personal. Estoy muy contento.”
6 El perseguidor
EL VUELO DE ÍCARO /
ODYSSEAS ELYTIS. DOS
TEXTOS SOBRE E. TÉRIADE
TRADUCCIÓN Y NOTAS: MARIO
DOMÍNGUEZ PARRA
I. EL VERANO GRIEGO SEGÚN E.
TÉRIADE (1)
La nuez, gota a gota, concentra en su inte-
rior la oscura humedad. El ciprés lo
arruina todo a su alrededor y permanece
espeso, soberano. Lo mismo que el plá-
tano. Protectores espectrales de los cam-
pos de la Argólida y de la Arcadia.
La higuera crucifica sus miembros páli-
dos, se extiende en su pellejo reluciente y
suave; al final, en algún momento, se arre-
buja en su misma fragancia.
Las rosas se encienden como los gallos.
El olivo, sin pensarlo mucho, se entrega
al sol, al viento, a todas los elementos que
devastan su cuerpo.
Los oleandros, que desprenden una
fragancia de almendra amarga, se mue-
ven, igual que el agua, profundamente en
los lechos de los ríos secos.
Poco a poco, en pleno verano, la luz des-
cubre Grecia. Acaricia las islas, neutraliza
los mares, inutiliza los cielos. Ya ni siquiera
puedes ver montañas, ni árboles, ni ciuda-
des, ni arena ni agua. Todo invisible.
Luz bebida —sólo una sombra
negra— el ser humano. Una sombra que
crece, protegida en desmesura de su
mismo sacrificio.
La resistencia a semejante luz: ése es el
significado más profundo de la arquitec-
tura griega.
En la transparencia, el Partenón, más
transparente todavía, más blanco, justi-
fica misteriosamente su existencia a la
hora en que el mediodía ático llega a su
mayor intensidad y en que solo las nerei-
das merodean por el espacio deslum-
brante.
Grecia inexistente en los mapas.
Diríase que la gente halló su bienaven-
turado objetivo en esta igualdad absoluta.
Y sin embargo, el ocaso sitúa esta misma
luz, relampagueante, tormentosa, persis-
tente, que anula Grecia en los mediodías,
de nuevo bajo los fantasmagóricos fuegos
NÚMERO:CXXVIII
artificiales de la tarde, y después bajo la
encantadora presencia de la Luna.
Entonces Grecia reencuentra su ser.
Vuelve a ser aquello que es realmente.
Retoma en los mapas la posición que
merece. Me refiero a la posición de los sue-
ños.
NOTA DEL TRADUCTOR A MODO DE VASO
COMUNICANTE
Evstratios Elevzeriadis, más conocido como E.
Tériade (Variá, isla de Mytilini, 1897-París, 1983),
coleccionista, editor y crítico de arte griego, vivía y
trabajaba en París. Odysseas Elytis (1911-1996)
escribió en su ensayo «Alusión a Andreas Embiri-
kos»: «Algo sabía el Buda de París —me refiero a E.
Tériade— cuando dijo que la libertad es una flor
vulnerable que prospera por excelencia en la
putrefacción, utilizando el término “putrefacción”
a propósito del sentido convencional que consi-
guió conferir a la amplitud de opiniones de una
sociedad muy conocida por la dureza de los
suyos» (EN LEVKO, Atenas, Íkaros, 1995, p. 125).
En el epílogo de su libro O zografos Theófilos (El
pintor Theófilos, en ANIJTÁ JARTIÁ, Athina, Íka-
ros, 1987, 3ª edición, pp. 314-316), Elytis narra los
acontecimientos que condujeron a la creación del
Museo Tériade en Variá
(http://www.ct.aegean.gr/projects/teriade/muse
um.htm).
II. EPÍLOGO
Al regresar de América, en junio de
1961, hice una parada en el camino, en
Coordinación: Coriolano González Montañez
París, durante unos pocos días. Y mientras
salía a perderme por las calles, la primera
cosa que vi fue, en el escaparate de una
librería, a la que en otro tiempo tenía cos-
tumbre de ir, el gran «cartel» de la Exposi-
ción de Theófilos (2) que se había inaugu-
rado, justo aquella semana, en las salas
del Louvre. Mi corazón comenzó a latir
con fuerza. Ah, por fin, sí, había justicia en
este mundo. De nuevo comencé a cami-
nar, despacio, y a meditar involuntaria-
mente sobre cómo había comenzado esta
historia. Los indecisos primeros pasos, las
gestiones de cinco o seis amigos, los artí-
culos de Spiros Melás (3) bajo el clamor
general de los «cultivados». Después, las
dos publicaciones en revistas extranjeras,
una en Voyage en Grèce (4) y la otra en Arts
et Métiers Graphiques (5). Más tarde, la
primera exposición oficial en el «Instituto
Británico» de Atenas (6). Y ahora…
Por supuesto, había detrás de todo esto
un hombre. Respetuoso y silencioso, como
todos los que en este lugar hacen, en
alguna ocasión y a pesar de nuestro deseo,
el bien. Que amaba la buena pintura y que
amaba su patria chica con la santidad de
los sentidos — el suculento color, el sucu-
lento fruto — que tienen los griegos jus-
tos, cuando se proponen seguir siendo jus-
tos — qué extraño — lejos de su lugar de
origen. Hablo de E. Tériade, que con su
criterio sereno y su espíritu abierto man-
tuvo desde la capital francesa las riendas
de la vida artística que el arte moderno
merecía recorrer, en toda su extensión,
casi desde comienzos de siglo hasta nues-
tros días. El azar me posibilitó estar cerca
Sábado, 30
de abril de 2011
EVSTRATIOS ELEVZERIADIS.
de él por un largo tiempo y observar con
qué pericia sabía sostener la balanza entre
lo humilde y lo grande — bastaba con que
ambos tuviesen el sello de la autenticidad.
Entre una «torre» medio destruida de
Variá y un palacio ducal de Turenne, entre
un huerto de Yera y una rosaleda de la
Costa Azul. Y en resumidas cuentas: entre
un Theófilos y un Bonnard. La buena pin-
tura, como las buenas relaciones huma-
nas, no tiene otro criterio que la calidad.
Una noche inolvidable, durante mi estan-
cia en París, nos llamó a Alberto Giaco-
metti y a mí para que fuésemos a su casa, y
nos mostró unas pocas obras de Theófilos,
de entre las que había traído consigo.
Cuánta devoción, cuánto cuidado por no
mostrar la más mínima condescendencia.
Era algo, por otra parte, que rara vez
hacía, cuando la razón lo requería, y sin
cansar en exceso al espectador, sin adjun-
tar comentarios a una obra que hablaba
por sí misma. Fue necesario encontrár-
melo en otras ocasiones más proclives a
que me proporcionara algunos de los deta-
lles que me interesaban.
Fue en el taller de Yorgos Gunarópu-
los (7), me dijo, donde se había enterado
de la existencia de Theófilos. El artista
griego había guardado la obra del pintor
popular y había traído a París dos peque-
ñas fotografías de paisajes suyos. Pasaron
bastantes años sin que se dijera una pala-
bra de ello, sin que se recordara ya el caso.
Pero en alguna ocasión, un verano,
Tériade vino a Mytilini a pasar sus vaca-
ciones. Y allí, en una excursión que hizo al
interior de la isla, por azar vio una pared
pintada por Theófilos. Reconoció ense-
guida su técnica. Preguntó aquí y allá, fue
hasta Karini, lugar donde le dijeron que
había un café con las pinturas más hermo-
sas, confió una vez más en su valor y dejó
un aviso, que dondequiera que se encon-
traran con el pintor que lo enviaran inme-
diatamente a casa de su padre. Así, una
tarde, en Variá, donde se hallaba la casa
paterna, lo vio aparecer de improviso,
exactamente como se lo habían descrito:
con la típica falda de los euzones (8),
sucia, el rostro sin afeitar, pero también
con aquel extraño resplandor en los ojos,
que traicionaba desde lejos su pasión.
Hablaron largo tiempo de su obra. De nin-
guna manera quería molestarle, darle ins-

Sábado, 30
de abril de 2011
trucciones, darle consejos. Solamente
cerró un acuerdo con él: que pintara lo
que se le pasara por la mente, lo que le
viniera en gana, y que lo entregara a
cuenta suya en casa de su padre.
Al año siguiente, Tériade no pudo
venir a Grecia, aunque tenía intención de
hacerlo. Sin embargo, Theófilos trabajaba
cada vez más, y sus obras, una tras otra,
habían comenzado a amontonarse en
Variá. Así, en el verano de 1934, cuando
regresó a la isla, su benefactor se encontró
frente a un auténtico pequeño tesoro. Solo
que su creador ya no existía. Algunos
meses antes Theófilos había muerto. De
aquí en adelante, comenzaría otra histo-
ria, que conduciría a las exposiciones de
Zúrich, Ámsterdam y París.
En las grandes salas del Louvre, al
deambular en aquel momento y contem-
plar de nuevo estas obras, sentía próxima
la emoción del orgullo, lo confieso, y otra
emoción, la del desarraigo, algo similar a
lo que había sentido en el Museo Británico
de Londres con los mármoles del Parte-
nón. Algún día, inevitablemente, pensaba,
la mayoría de estas obras se dispersarían
por las colecciones de Europa o de Amé-
rica. Y la noche siguiente, mientras cenaba
con Tériade, se lo confesé. Su mirada se
tornó extraña, me miró a los ojos, y en
lugar de responderme, me preguntó si
tenía planeado, ahora que regresaba a
Grecia, ir a Mytilini. Me dijo que tendría
que hacerme una petición cordial: recabar
información y escribirle sobre si, entre
Jora y Variá, habría algún terreno idóneo
para un Museo. «¿Museo?», pregunté sor-
prendido. «Sí, para el Museo Theófilos»,
me contestó con tranquilidad.
Le envié, recuerdo, numerosos planos
topográficos, pero no le satisficieron. El
verano siguiente, llegó a Atenas y me llevó
con él a la isla. Hermosos días durante los
que ascendíamos y descendíamos por las
colinas bajas que rodeaban la ciudad y dis-
cutíamos todas las posibilidades. Le envi-
diaba por tener la nobleza de ofrecer un
regalo semejante a su patria chica, que lo
ignoraba. Y una vez más admiré su buen
juicio, cuando vi que prefería, en lugar de
la vistosa situación de Akledios, la que yo
recomendaba, los humildes olivares de
Variá, frente a la casa paterna, inundados
por una luz tranquila y dulce. Los veranos
siguientes vinimos de nuevo, en aquellas
ocasiones con Yannis Tsarujis (9), que se
convirtió en un valioso asistente, y con el
excepcional arquitecto Yiannulelis (10).
Todos trabajamos con la alegría de la
generosidad y cada uno como podía. Y
teníamos mucho que hacer. Primero que
nada, desde el punto de vista de las reglas
arquitectónicas, teníamos que dar con una
construcción que se encarnara fisiológica-
mente en el lugar y que respondiera a la
simplicidad de la fisionomía de Theófilos.
Después, teníamos que elegir los materia-
les. Teníamos que prever el aforo de las
salas y su iluminación. E incluso tenía que
construirse la carretera, que llegar la luz
eléctrica, las autoridades locales tenían
que interesarse por todo esto.
Un día, era julio del 65, nosotros mis-
mos nos extrañamos de que todo hubiese
terminado. Veías las paredes, de arriba
abajo, vestidas con los mismos colores
que, tras las ventanas abiertas, existían y
se extendían y vivían realmente, en los oli-
vos, en las rosas, en los tejados, en el cielo,
un panegírico digno del alma de aquél que
nos había reunido allí. Llamamos a un
sacerdote de la pequeña iglesia vecina de
Ayía Paraskeví para que oficiara misa. Era
un espacio reducido cubierto de asfalto,
abierto por un lado, conectado con el exte-
rior. Los mimbres y el espliego perfuma-
ban el aire. Un niño pequeño entonaba un
himno con mucha claridad. Algunas
niñas, vestidas de blanco, que sostenían
plantas, se habían quedado en el umbral y
observaban. A la derecha del altar mayor,
corría el agua de algún manantial oculto y
llenaba un pequeño aljibe de piedra. Per-
manecíamos sin hablar, con las manos
cruzadas por delante, como si viajásemos,
como si el tiempo se escapara a derecha e
izquierda en invisibles olas. La historia de
un hombre había terminado para nosotros
y comenzó para los otros — y para los
siglos.
1967 –
Notas
(1) Vid. EN LEVKÓ, «Ta mikrá épsilon», «Las
pequeñas es», pp. 214-216.
(2) Theófilos Hayi-Mijaíl (1870-1934),
conocido como Theófilos, es uno de los pin-
tores más importantes de Grecia, adscrito al
arte popular.
(3) Spyros Melás (1882-1966), narrador,
dramaturgo y ensayista griego. Escribió dos
artículos, «El pintor Theófilos» (utilizando el
pseudónimo «Fortunio», en el periódico Eleu-
theron Vima, 21 de septiembre de 1935) y
«¿Quiénes descubrieron a Theófilos?» (en el
periódico Athinaiká Nea, 22 de septiembre
de 1935).
En el primer artículo, Melás comienza
con una reflexión sobre artistas conscientes
e inconscientes, e incluye a Theófilos entre
los segundos. Melás consideraba que Theófi-
los tenía dos maestras: la tradición griega y la
naturaleza, y en este sentido lo parangona
con el gran prosista Aléxandros Papadiaman-
tis (1851-1911). Melás relata el momento en
que Tériade, en una habitación del Esplendid,
le mostró los cuadros de Theófilos, justo
antes de que el crítico de arte partiera hacia
París. Melás lo describió como jardín mágico,
que se recorre por vez primera. «Ningún pin-
EVSTRATIOS ELEVZERIADIS, MÁS
CONOCIDO COMO E. TÉRIADE
(VARIÁ, ISLA DE MYTILINI, 1897-
PARÍS, 1983).
tor griego, entre los no autodidactas, había
penetrado tan profundamente en el signifi-
cado de la naturaleza y la tradición griegas,
en la gran enseñanza de la pintura bizantina,
y a la vez ninguno era tan moderno. La inex-
presable alegría de la luz griega inunda sus
lugares; la escasa flora griega, el olivo de
hojas plateadas, el ciprés, el plátano, se con-
vierten en canción, una fresca canción, con la
cristalina lucidez de los cantos de la alondra;
los blancos muros de las casas y sus tejados
rojos están llenos de la alegre devoción. La
pintura de Théofilos se hermana con nuestra
poesía popular más pura. Y al mismo tiempo
cada uno de sus fragmentos recuerda los
audaces esfuerzos de los mayores maestros
contemporáneos del pincel: Utrillo, Matisse,
Rousseau el Aduanero». Melás llamaba a su
arte «Mitología absoluta de los colores y las
formas» y lo posicionó entre los primitifs, los
maestros del arte espontáneo y popular.Vivió
y murió casi en el anonimato artístico,
excepto por unos pocos que conocían su
obra. Meliás lo describe como un hombre
bien vestido, con apariencia de Bismarck,
refinada por el aura de la delicadeza medite-
rránea. Pintaba obras maestras sobre las
paredes de los cafés y las tiendas, que sus
dueños borraban cuando querían pintarlas
de blanco.
En el segundo artículo, Melás prosigue
su narración del descubrimiento de Theófilos
en Grecia y en el extranjero. El escultor Mijalis
Tombros (1889-1974) cuenta a Melás una
conversación con el pintor Yorgos Gunarópu-
los: el descubrimiento al regresar éste de un
viaje a Volos, en 1927, de «un pintor, vendedor
ambulante, cuya obra, como fenómeno crea-
dor y compositivo de colores, de exuberante
destreza, es extraordinaria». Fue unos años
más tarde cuando Tériade regresó de París y
conoció a Theófilos en Mytilini. De esta
manera, un reducido círculo de escritores y
artistas tuvo acceso a la obra de un pintor
que seguía viviendo en la isla. Tombros
recuerda los contactos con el político y fun-
dador del Museo Benakis de Atenas, Antonis
Benakis (1873-1954) para que la obra de The-
ófilos se conociera tanto en Grecia como en
el extranjero, informando a los profesores
Sotiríu y Evanguelidis, de las universidades
de Atenas y Salónica respectivamente.
Tériade se llevó consigo una parte de la obra
de Theófilos a París, pero fue Gunarópulos (al
que Melás considera una especie de Cristó-
bal Colón) el que descubrió la obra del pintor
popular, gracias a lo cual dejó de pintar sobre
las paredes de las casas y comenzó a pintar
sobre tela. Vid. archivo de T. Spiteri:
http://www.tf.auth.gr/teloglion/default.asp
x ? l a n g = e l -
GR&loc=1&&page=556&item=28920
(4) La revista turística Voyage en Grèce
publicó un texto sobre Theófilos (primavera
de 1936, p. 16). El director era un amigo de
Tériade, Andreas Ioannidis. El periódico
griego Kathimeriní publicó un homenaje al
pintor a los sesenta años de su muerte, el
domingo 20 de marzo de 1994, del que he
extraído estos datos. Se puede consultar en:
http://wwk.kathimerini.gr/kath/7days/199
4/03/20031994.pdf, pp. 12-13.
(5) El artículo de Maurice Raynal, «Theofi-
los peintre paysan grec», «Theófilos, pintor
campesino griego», se publicó en la revista
francesa Ars et Metiers Graphiques, (15 de
abril de 1936). Raynal desgrana algunas de
El perseguidor 7
las características de su pintura: «…comu-
nica a sus modelos las actitudes hieráticas
que hacen de esos humildes campesinos
personajes casi históricos o religiosos, como
esa deliciosa Mujer con Niño que tiene toda
la majestad de una virgen bizantina o rena-
centista. Se diría que una misteriosa reminis-
cencia de la Odisea inspiró sus exquisitas
visiones pastorales en las que canta a los tra-
bajos de la tierra y a la transparencia de los
olivos». Las maravillosas cualidades pictóri-
cas del artista griego residen en «aquello que
llevó a cabo de manera espontánea a través
de las oscuras indicaciones de su sensibili-
dad de poeta de la luz y del color». Raynal
considera que, como todos los autodidactas,
Theófilos reinventó la pintura.Su única maes-
tra: la luz de Grecia. Son los hallazgos de un
niño excepcional, aunque no precoz. Como
todos los primitifs,Theófilos pintó magnífica-
mente el cielo.
Vid. archivo de T. Spiteri:
http://www.tf.auth.gr/teloglion/default.asp
x ? l a n g = e l -
GR&loc=1&&page=556&item=28920
(6) Me gustaría destacar, de entre los artí-
culos del suplemento que cito en la nota 4, el
de Aléxandros Xydis, crítico de arte: «El des-
cubrimiento de Theófilos». En él, Xydis relata
la ceguera, en relación con la obra del pintor
popular, del dictador griego Ioannis Metaxás,
que ordenó en 1939 a los habitantes de Pilio,
en la región de Magnisía (donde el pintor vivió
durante treinta años, hasta 1927) que cubrie-
ran sus magníficos murales con pintura
blanca, en nombre del turismo. Xydis men-
ciona el paso del ultraje que sufrió la obra del
pintor popular a la exposición en el Instituto
Británico, que tuvo lugar en mayo de 1947, y a
la que asistieron, entre otros, los poetas
Odysseas Elytis, Yorgos Seferis, Andreas
Embirikos y el pintor y escritor Nikos Hayiky-
riakos-Guikas. Xydis cita en una nota el
«Segundo diálogo o monólogo sobre la poe-
sía» de Seferis, en el que éste lamentaba el
estado de «la obra del gran, e imperdonable-
mente desconocido para nosotros, Théofi-
los». Este diálogo se publicó en la revista Nea
Grámmata en 1939.Xydis, además, escribe lo
siguiente: «Los herederos de los policías cola-
boradores de la dictadura, que coaccionaron
a los habitantes de Pilio para que cubrieran
de blanco los murales de Theófilos, vinieron
para llamar “farsantes”, “mafia griega”,
“greco-judíos de París”, y otros calificativos
similares, a los organizadores de la exposi-
ción y a todos los que “osaron” prestarles
obras».
Vid.
ttp://wwk.kathimerini.gr/kath/7days/19
94/03/20031994.pdf, pp. 12-13.
(7) Yorgos Gunarópulos (1889-1977), pin-
tor griego.
(8) Soldado de la Guardia Presidencial
griega o «tsoliás». Así llamaban a Theófilos
por su forma de vestir.
(9) Tsarujis (1910-1989), pintor griego.
(10) Yorgos Yiannulelis, arquitecto griego
(suyo es el proyecto del Museo Theófilos),
autor de los libros El pintor Theófilos (Vasiló-
pulos Stéfanos, 1986, que incluye además
textos sobre Tériade y el Museo Theófilos,
que está en el mismo edificio que el Museo
Tériade) y (junto con María Zagorisíu) Arqui-
tectura tradicional de Lesbos (Tejnikó Epi-
melitirio Eladas, 1995).
8 El perseguidor Sábado, 30
de abril de 2011

EL POETA NORTEAME-
RICANO ROBERT
DUNCAN.

Primer libro de
Robert Duncan en
España
RAFA CEDRÉS
Bartleby Editores presenta
Tensar el arco y otros poemas
(antología 1937-1987), primer
libro del poeta norteamericano
Robert Duncan que se traduce
al español, y considerado uno
de los escritores más influyentes
de la segunda mitad del siglo
XX en Estados Unidos. Tensar el
arco y otros poemas es una
edición bilingüe español-inglés
que ha sido realizada por la
poeta y narradora Marta López-
Luce, profesora de literatura
española y latinoamericana en
Montclair State University
desde el año 1998.
El autor, Robert Duncan, es
conocido como el poeta
marginado y exiliado, un perfil
que él mismo creó y promovió.
La poesía, tal como él la
entendía, es una celebración del
poder del arte: a través del
lenguaje simbólico, se propuso
recrear arquitecturas capaces de
revelar otras realidades del ser.
De este modo, los cambios de
registro, a veces repentinos,
exigen un lector especializado,
dedicado al estudio de la poesía
y sus diferentes campos de
referencia. Su propuesta es
altamente ambiciosa: para
Duncan, el mito se instituye en
el conocimiento ancestral que el
poeta contemporáneo debe
traducir a su versión actual,
para permitirnos así regresar al
origen. A través de una red de
metáforas y símbolos, crea un
universo verbal en el que se
entretejen los mitos más
diversos, desde la filosofía
helenística y los textos
gnósticos, a las obras de
Shakespeare, o las citas de
Alicia en el país de las maravillas.
El libro Tensar el arco y otros
poemas es la primera de las
obras de Robert Duncan que se
publica en España y recoge una
amplísima selección de sus
trabajos poéticos.
Robert Duncan (Oakland, 1919
– San Francisco, 1988) está
considerado uno de poetas
estadounidenses más
influyentes del siglo XX.
Perteneció al mítico Black
Mountain College y su obra, en
diálogo con la de Robert
Creeley, Charles Olson y Denise
Levertov, ahonda en la
prolongación natural de una
línea de la poesía
norteamericana que aglutina
nombres de autores tan
destacados como los de Emily
Dickinson, William Carlos
Williams, Gertrude Stein, Louis
Zukofsky, George Oppen y
Charles Reznikoff.
Entre sus obras publicadas
destacan: The Opening of the
Field (1960), National Book
Award for Poetry en 1961, Roots
and Branches (1964), Bending
the Bow (1968), Ground Work:
Before the War (1984), Premio
Pulitzer de Poesía en 2005, y
Ground Work II: In the Dark
(1987).

ENSAYOS DE UN CRIMEN/ Eduardo García Rojas

NO HAY BESTIA TAN educación de un ladrón fue la segunda

novela de su autor que cayó en mis manos
y solo pensaba en una cosa: quiero más
Bunker.
PERRO COME PERRO (1995).- Es otro

FEROZ: EDWARD BUNKER de los grandes títulos de este gigantesco

narrador norteamericano. En esta ocasión
cuenta la historia de tres delincuentes que
se han hecho amigos en el reformatorio y
que ya adultos planean el golpe de su vida:
robar a un traficante de cocaína.
EL ESCRITOR NORTEAMERICANO EDWARD BUNKER. La descripción que hace de los barrios

A
tracador de bancos, traficante
de drogas, extorsionador,
robo a mano armada, falsifi-
cador… El currículum de deli-
tos de Edward Bunker proba-
blemente sea tan grande, intenso y vívido
como el de las siete novelas que nos legó.
Todas ellas historias crudas, feroces, mar-
cadas por el código funesto de la delin-
cuencia, experiencia de la que se fue dis-
tanciado cuando la esposa del productor
de Hollywood, Hal Wallis, lo contrató
como chófer y guardaespaldas y le regaló
una máquina de escribir.
Así que pensó Bunker: “La cosa es
ponerse a teclear”.
Y a recrear sus recuerdos en una serie
de títulos que, si no me equivoco, se han
traducido hasta la fecha cuatro al español.
La primera gran obra que leí de Bunker
fue La educación de un ladrón (Alba Edito-
rial) testimonio donde desgrana sus
recuerdos como hombre para todo de la
señora Wallis. Es un título voluminoso, de
unas quinientas páginas, que se lee con
una inquietante sonrisa en los labios.
El gran escritor William Styron, autor
del prólogo de esta edición, dice: “Al prin-
cipio de su vida, Edward Bunker recibió
una mala mano de cartas y durante sus
primeros años vivió como víctima de las
instituciones embrutecedoras de la socie-
dad. Que no haya salido de esas mazmo-
rras como un bruto sino como un artista
con una voz única e impresionante es un
tributo a su invencible voluntad, además
de constituir la dulce victoria de una
artista sobre la sociedad y sobre el despre-
cio de ésta por los inadaptados. En su
obra, el lector descubrirá, de la mano de
un escritor vigoroso e importante, verda-
des emocionantes sobre el crimen y el cas-
tigo y, por ello, sobre nuestro interés fun-
damental por la libertad”.
Bunker, íntimo amigo de otro pedazo de
carne de cárcel llamado Danny Trejo, hoy
actor de relativo éxito, además de ser un
interesante y desarmante escritor, tuvo
también una pequeña pero muy intensa
carrera cinematográfica como actor con
apenas línea de diálogo en filmes como
Forajidos de leyenda y Reservoir Dogs (es el
señor Azul que no abre la boca), así como
guionista de varias de sus novelas como
Libertad condicional y Animal Factory
(Steve Buscemi, 2000) y coguionista de
títulos claves de los ochenta como El tren
del infierno (Andrei Konchalovsky, 1985)
en la que también intervino con un
pequeño papel.
Sajalín Editores ha
publicado hasta la
fecha tres de sus nove-
las más importantes.
Paso a continuación a
reseñarlas.
NO HAY BESTIA TAN
FEROZ (1973).- Este
título dio origen a la
película Libertad con-
dicional (1977), un
estimable filme del rei-
vindicable Ulu Gros-
bard e interpretado
por Dustin Hoffman,
actor que también
tuvo una infancia conflictiva.
La novela se inicia con la cita: “No hay
bestia tan feroz / que no conozca algo de
piedad, de Ricardo III y cuenta la historia
de Max Dembo, quien tras pasar ocho
años entre rejas regresa a la ciudad de Los
Ángeles con la intención de reintegrarse
en la sociedad. Sin embargo y como era de
esperar, las circunstancias parecen que
conspiran para que no lo haga. Y el propio
Dembo pone algo de su parte porque el
que nace ladrón… A mi juicio es una de
las mejores novelas de Bunker, un retrato
bastante duro que desarticula cualquier
esperanza de redención que abrigue el lec-
tor. Es como si Max Dembo fuera un exis-
tencialista nato, y como tal haber llegado
a la conclusión de que, efectivamente, el
hombre está condenado a ser libre.
El final de No hay bestia tan feroz es de
una ironía brutal, y termina por engan-
charte a la obra de Bunker. Es más, tras La
bajos de L.A. como territorio hostil es de
una genialidad inquietante. Todo ello
recurriendo a frases cortas, sin piruetas
literarias. La descripción de los tres prota-
gonistas es también otro de los grandes
logros de esta novela.
Se tratan de un demente violento que
responde al nombre de Mad Dog; Charles
Diesel Carson, un grandullón que des-
aprueba el carácter de su compañero, y
Troy, por el que ambos comparten una
adoración casi religiosa.
Paralelamente, Bunker retrata la reali-
dad de una ciudad, Los Ángeles, cuyos
barrios bajos se han ido transformando
con el paso del tiempo en auténticos ester-
coleros, habitados por bandas callejeras
que operan sin ningún código de honor.
Perro come perro es una obra maestra
del género negro criminal pero también es
un título que trasciende sus límites para
convertirse en solo excelente literatura.
STARK (2006).- La novela se descubrió
tras la muerte de Bunker, en 2005, y sin
ser uno de sus mejores títulos se lee muy
fácilmente. En esta ocasión su protago-
nista, el tal Stark que da nombre a la obra,
es un estafador de poca monta que trabaja
como confidente de un policía que parece
igual de delincuente solo que éste hace
que trabaja al lado de la ley.
Es una novelita ligera pero que respira
cierto aroma Bunker en algunos momen-
tos. En especial porque el escritor tiene la
insólita capacidad de hacer cotidianas
escenas bastante incómodas. A su manera,
Stark es una historia de amor.
Claro que una historia de amor Bunker.