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Universidad Católica de

Instituto Colombiano de Salta


Derecho Procesal Facultad de Ciencias Jurídicas

XI Congreso Internacional para


estudiantes de Derecho Nivel Pregrado
Tema: “LA ORALIDAD EN EL PROCESO CIVIL”

Ponencia

Título:

“La Oralidad como camino a una mejor justicia. Los juzgados


de proximidad como camino a la oralidad”

 Alavila Casermeiro, Luis Adolfo


 Amaya Villafañe, Emiliano
 Barroso, Ivana Vanesa
 Carrera, Maria del Carmen Viviana
 Pons, Verónica Estefanía
 Salom, Matías Miguel
 Sanchez Genovese, Pablo
 Sulca, Daniela Natalia
 Teseyra, Néstor Roberto
 Torres, Fátima Virginia

Fecha: 30 de Junio de 2010


Contenido

RESUMEN/ABSTRACT _____________________________________________________________ 1

INTRODUCCIÓN_____________________________________________________________________ 2

TÍTULO I – PRINCIPIOS Y FINALIDADES DEL SISTEMA PROCESAL CIVIL __ 5

I. ¿Qué es el proceso? Función Social y de control. ___________________________________ 5

II. Acceso a la justicia ____________________________________________________________ 6

III. Integración _______________________________________________________________ 7

IV. Debido Proceso ____________________________________________________________ 7

TÍTULO II – ESTADO ACTUAL DE LA CUESTIÓN_______________________________ 11


Primera Parte: Análisis Sociológico y Cultural _______________________________________ 11

I. Problemas de la administración ________________________________________________ 11

II. Factores sociales: la globalización_______________________________________________ 11

III. Factores económicos ______________________________________________________ 12

a. Pobreza ____________________________________________________________________ 12

b. Infraestructura ______________________________________________________________ 12

IV. Factores Culturales: Falta de Confianza y Desconocimiento de la ley _______________ 12

V. Factores Geográficos: Ubicación centralizada de los tribunales _______________________ 13


Segunda Parte: El Proceso Civil en la Actualidad _____________________________________ 13

VI. Introducción _____________________________________________________________ 13

VII. Consecuencias positivas ____________________________________________________ 14

VIII. Consecuencias negativas:___________________________________________________ 14

TÍTULO III – ORALIDAD __________________________________________________________ 17

I. Conveniencia de implementar el sistema oral _____________________________________ 17

II. Consideraciones acerca de la implementación ____________________________________ 18

III. Obstáculos en la implementación de la oralidad ________________________________ 19

TÍTULO IV - LA JUSTICIA DE PROXIMIDAD COMO MEDIO PARA


IMPLEMENTAR EL PROCESO CIVIL POR AUDIENCIAS._______________________________ 21

I. Objetivos de un sistema de proximidad. _________________________________________ 22

II. Los juzgados de proximidad como camino ________________________________________ 23

CONCLUSIÓN _______________________________________________________________________ 26

BIBLIOGRAFÍA _____________________________________________________________________ 27
Resumen/Abstract

El presente trabajo sigue la siguiente estructura: En primera


instancia se observa sintéticamente aquellos fines a que aspiran los
ordenamientos procesales civiles en general. Se analiza
principalmente la importancia que reviste en un Estado de Derecho el
ejercicio de la acción y función Jurisdiccional, en especial la idea de
acceso a la justicia y de debido proceso. Se encuentra en estas
directivas los pilares fundamentales de la seguridad jurídica y se ve en
ellos una base para la integración regional.
A continuación los autores hacen un paneo por la situación
actual que enfrentan los sistemas judiciales en Latinoamerica con una
visión enfocada en la sociedad en general, y en la estructuración de
los procesos en particular. Es imprescindible tomar conocimiento del
estado actual de la cuestión sociológica relativa a los efectos de la
globalización y el impacto de las economías de mercado, los
problemas derivados del aumento de la brecha entre personas con
recursos y personas en situación de vulnerabilidad, las peculiaridades
culturales y lingüísticas de los pueblos originarios, entre otros.
De esta manera, hacia la mitad del trabajo se llega a la
conclusión de que existe una distancia colosal entre aquello que se
proclama debe ser el proceso civil y aquello que es en la actualidad. A
partir de esto, la segunda mitad busca, con una mirada activa, analizar
caminos de solución. Es la necesidad de una tutela efectiva de los
derechos sustantivos la que impele a la consideración y análisis del
sistema oral y cómo a través de ella se articulan y concretan principios
y herramientas destinados a la obtención de una sentencia justa.
En el estudio del sistema oral se descubre que, a pesar de sus
bondades y un acuerdo general sobre las mismas, este no ha
alcanzado a plasmarse en la realidad jurídica latinoamericana. Así, se
observan los obstáculos que han generado tal resultado y se resalta
entre ellos la resistencia al cambio en los operadores.
Finalmente, los autores llegan al núcleo de su propuesta: la
Justicia de Proximidad como medio para implementar el proceso por
audiencias. Se considera así a tal instituto como primer paso dentro
de una implementación gradual y se explica su capacidad para vencer
vicisitudes experimentadas por los diversos proyectos actuales y se
analizan sus ventajas en tal sentido. Entre ellas se destaca el menor
riesgo institucional de tal aplicación y la consecuente ventaja para
lograr consenso político; la posibilidad de probar en la experiencia de
tal ámbito las potencialidades de una futura reforma global y, en
especial; y, por último, el hecho de que los operadores de estos
sistemas tienden a ser jóvenes profesionales, más dispuestos a
adaptarse y abrazar nuevas tendencias y cambios en la práctica del
foro.
Los autores reúnen así dos institutos de larga data y sobre los
cuales mucho se ha escrito (oralidad y juzgados de proximidad) y los
combinan en busca de una respuesta concreta a los problemas
actuales de los procesos latinoamericanos.

1
Introduccióni

"Para alcanzar algo que nunca has tenido,


tendrás que hacer algo que nunca hiciste."

Anónimo

El trabajo diario de todos los operadores del sistema jurídico


implica un gran movimiento de recursos, tanto humanos como
materiales e inmateriales. Escribir este ensayo ha significado también
un complejo proceso en el cual todos sus autores han puesto trabajo
y dedicación. Ambas tareas, salvando las monumentales diferencias y
usando un lenguaje simple, representan un esfuerzo. Pero hay algo
curioso respecto de los esfuerzos: no importa cuán grandes sean,
pueden resultar absolutamente vanos si no son realizados de la
manera adecuada. Y es que toda actividad debe estar siempre
orientada a objetivos y principios, de la misma forma que cualquier
objetivo no orientado a realizarse en la práctica resulta
intrascendente.
Dentro de este marco descubrimos nosotros el rol fundamental
del jurista comprometido. Su trabajo teórico-científico es el que
permite conocer el terreno sobre el cual la tarea ha de desarrollarse; y
es su análisis de los instrumentos legales una herramienta esencial
para dilucidar los fines a que aspira el ordenamiento. El derecho no
debe representársenos como una mera construcción dogmática o
abstracta, sino como un producto humano dirigido a preservar la
convivencia social.
Este esquema ha sido el que definió la estructura del presente
trabajo, en especial los dos primeros títulos: así, comenzaremos por
emprender la tarea de encontrar y sintetizar aquellos valores
cardinales para el sistema jurídico en general y el procesal en
particular.
En el segundo apartado, intentaremos descubrir (de forma
general) las particularidades sociológicas y culturales
latinoamericanas. Así, habiendo analizado la sociedad en la cual
vienen a insertarse nuestros sistemas judiciales, continuaremos por
analizar cuáles son los rasgos principales de éstos en la actualidad,
así como cuáles son las fallas principales de que adolecen y cómo,
alejándose de su fin esencial, empieza a parecer una máquina de
Rube Goldbergii creada por el devenir histórico.
Estos dos puntos nos han de servir para dimensionar nuestro
actuar y planear una construcción de futuro. Así, “frente al
“presentismo” (…) la perspectiva contrarresta la urgencia de la
realidad inmediata con la profundidad de tiempos largos. Ella ayuda a
desacelerar el tiempo, estableciendo su anclaje en pasado y futuro.
(…). Fijar una perspectiva significa reconstruir su origen y establecer
su punto de fuga. Sólo así, poniendo el presente en perspectiva, se
descubren las alternativas posibles. Requiere, segundo, un punto de
vista. Toda perspectiva se construye a partir de una mirada
determinada. Del punto de vista depende qué tipo de objetivos se
2
vuelven visibles y qué posibilidades quedan descartadas. Dicha
óptica no es arbitraria; ella está condicionada por la memoria y por la
auto-imagen de nosotros que ella transmite. La perspectiva (…)
exige, tercero, una intencionalidad dirigida al futuro. No es una mirada
contemplativa, sino activa. Traza un horizonte de futuro con la
voluntad de abrirse camino en la dirección deseada.” (Lechner,
2002)iii. Dentro de esta imagen que aparecerá ante nuestros ojos,
descubriremos cómo la oralidad adquiere un singular relieve como
instrumento y puente hacia la realización de los ideales comunes.
Dejando hecha la salvedad respecto de que somos consientes
de que lo procesal ha de ser considerado como un sistema, y que por
ello cualquier análisis de reforma ha de involucrar necesariamente
una multiplicidad de elementos conexos con la oralidad, la tercera
parte de este trabajo le prestará a ella singular atención. Se verán sus
principales rasgos y características, las diferentes opciones que han
surgido y cómo puede este funcionar como base principal de los
futuros cambios de nuestros sistemas procesales. Tendremos que
hacer una referencia obligada a los obstáculos que la misma enfrenta
rumbo a su implementación y, si bien llegado el momento
mencionaremos varios, queremos en este título resaltar cómo, el rol e
importancia del Poder Judicial como Institución, hacen necesario que
cada reforma que afronte sea realizada con especial precaución. Así,
toda innovación ha de ser objeto de un profundo estudio previo, así
como de un amplio proceso de discusión en el que se involucre toda
la comunidad jurídica. Creemos que los juzgados de proximidad son
un elemento ideal en el cual empezar a trabajar el sistema oral, tanto
por los agentes jurídicos que allí intervienen como por el menor
volumen económico de las causas allí tramitadas, lo cual disminuye
los riesgos que asume el sistema judicial tanto en términos de imagen
como financieramente.
La cuarta parte de este trabajo profundizará en esta cuestión, y
cerrará planteando una posible respuesta a la pregunta inicial ¿cuál
puede ser el camino concreto a afrontar para un correcto y óptimo
aprovechamiento de los recursos humanos y materiales involucrados
en la justicia latinoamericana?
Creemos que la mayor dificultad de todas es, sin duda, la
oposición de ciertos sectores de doctrinarios y operadores, que
resulta mucho más de una simple resistencia al cambio que de la
elaboración de propuestas diferentes. Pero, sin embargo, la cuestión
de fondo que tratamos no es nueva. Es más que centenaria la
discusión relativa a si es mejor mantener las formas existentes o
cambiar las mismas en busca de proteger los derechos. Pero
creemos que “la mejor forma de refutar las críticas (…) es
demostrando que el sistema funciona” (Jiménez Asensio, 2006). Por
ello, acercándonos al final de este título, queremos dejar claro el
objetivo que nos hemos propuesto al enfrentar la tarea de escribir.
La frase que elegimos para iniciar no es casual: somos todos
hijos de un continente que ha tenido una cruenta historia, marcada
por las desigualdades y desavenenciasiv. Latinoamérica, a pesar de
su riqueza natural y humana, no ha conseguido aún la equidad que
proclaman sus constituciones y acuerdos, y ello se debe a que no
hemos sabido encontrar fórmulas que den una real respuesta a esa
3
situación. Perseverar en el camino de instituciones que no funcionan
sólo profundizará la crisis. Por ello, invitamos al lector a actuar y
colaborar en la construcción de una nueva justicia civil, más eficiente
y humana, desplazar el centro de atención de los operadores jurídicos
a quienes son los destinatarios del producto justicia. Existen gran
cantidad de ideas y proyectos de los que partir. Este trabajo no
pretende ser una respuesta definitiva, si no una invitación a pensar
nuevas respuestas a través de una propuesta concretav.
Indudablemente será necesario continuar mejorando y evaluando
constantemente los resultados, pero estamos convencidos de que
más que valer la pena, es necesario. Porque si queremos llegar a
donde nunca estuvimos, tendremos que hacer algo que nunca
hicimos.

i
El Lector notará que esta introducción no se ajusta al de un trabajo jurídico tradicional.
Hemos querido utilizar algunas páginas para plantear nuestra forma de sentir lo jurídico,
para después escribir sobre el objeto del trabajo en sentido estricto.
ii
Esta expresión se utiliza para aquellos casos en que se lleva cabo algo “de una manera
redundante extremadamente compleja, que real o aparentemente podría ser hecho de
una manera simple”. El origen del vocablo se remonta a EEUU, alrededor de 1930,
cuando el dibujante Rube Goldberg publicó una serie de ilustraciones de "absurdas
máquinas conectadas" . Desde entonces, el significado de la expresión se ha ampliado
para denotar cualquier forma de sistema excesivamente confuso o complicado.
(Wikipedia). Esta analogía es utilizada por Gustavo Arballo en su artículo “Variaciones de
los Procesos Goldberg” (Arballo, 2008). También podríamos encontrar una gran relación
con la idea de proceso kafkiano, aquel en el que el proceso para ser un fin en sí mismo y
que se caracteriza por generar en el que lo sufre una profunda sensación de
inaccesibilidad a la justicia y a la ley (Wikipedia). Esta última palabra se encuentra incluso
consagrada en el diccionario de la Real Academia Española como atribuible a una
situación “absurda, angustiosa” (RAE).
iii
.Morello también insta a la paciencia y la reflexión de largo plazo: “Pronto queremos todo
y reclamamos resultados rapidísimos sin aguardar el debido (necesario) "proceso de
maduración", sin cuyo cómputo no llegan los resultados, porque el tiempo —al ser
violado por apresuramiento— luego se venga, impiadosamente.” (Morello, El Proceso
Justo - Segunda Edición, 2005)
iv
Al respecto resulta de máximo interés, por la cantidad de información que contiene y
por la franqueza de su prosa, el libro “Las venas abiertas de América Latina”. “”Para los
que conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina
no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre
que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del
subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del
capitalismo mundial” (Galeano, 1998).
v
“Aquí se encuentra la causa principal de que la mayoría de los hombres tope con el
fracaso, debido a su falta de perseverancia en la creación de nuevos planes para sustituir
los que no funcionan. (…). Un fracaso indica sólo que los planes no eran buenos. Haga
otros. Vuelva a empezar de nuevo” (Hill, 1991)

4
Título I – Principios y finalidades del Sistema
Procesal Civil

En el presente título se hará una rápida revisión de temas que,


aunque generales e infinitamente repetidos, han de ser tenidos
presentes a la hora de abordar cualquier cuestión dentro del Derecho
Procesal. La propuesta es recordar cuáles son las ideas y principios
que guiarán el análisis en este trabajo, en resumen, responder a la
pregunta fundamental: ¿A dónde se pretende llegar con los sistemas
procesales civiles?
La metodología a utilizar será desarrollar sucintamente cada una
de las ideas fuerza detrás del proceso, evitando citas directas o
enumeraciones, buscando hacer así honor a la brevedad, así como
también lograr un recorrido más ameno y fluido. Así, los lineamientos
se concentrarán en aquellos puntos en los que existe coincidencia
general en la mayoría de la doctrina e instrumentos legales, quedando
los mismos detallados en las notas al final de cada capítulo. La
importancia de estas fuentes se encuentra en que son las normas
cúspides de los ordenamientos latinoamericanos, lo cual hace
necesario y obligatorio que sus valores se proyecten en cada decisión
política y judicialvi.
La vigencia de un estado de derecho y la seguridad jurídica
están íntimamente ligadas con la función jurisdiccional y cómo esta es
ejercida (Albanese, 1997). El Poder Judicial en sus diversas
manifestaciones es el vértice de encuentro entre el estado, la sociedad
y el ser humano. Es, dicho en otros términos, el escenario para que el
estado acredite su moralidad y su utilidad (García Ramírez, 1996). Así,
el proceso civil no está exclusivamente relacionado con los derechos
individuales. Por el contrario, tiene la profunda vocación social que
tiene hace que sea necesario dotarlo de una estructura que le permita
colaborar en afianzar la justicia como procedimiento, lo cual tiene por
objetivo final “consagrar la instauración de una estructura durable y a
ordenar la solución de controversias políticas” (Morello, El Proceso
Justo - Segunda Edición, 2005).

I. ¿Qué es el proceso? Función Social y de control.


El Derecho es la búsqueda de “la vida en común de los hombres
según la estructura esencial de esta vida, que es la constitución de la
ciudad” vii. Dentro de tal idea es que surge el proceso judicial, cuyo
carácter instrumental y de garantía es importante mantener presenteviii.
Esto significa que no es un fin en sí mismo, si no que dentro de este
fin primario interviene siempre con una función particular: solucionar
conflictos jurídicos que se suscitan dentro de una sociedadix.
Un proceso es un conjunto de actividades o eventos
(coordinados u organizados) que se realizan o suceden (alternativa o
simultáneamente) con un fin determinado. Más estrictamente y desde
un punto de vista más técnico, Palacio define al proceso como “el
conjunto de actos recíprocamente coordinados entre sí de acuerdo
con reglas preestablecidas, que conducen a la creación de una norma
individual destinada a regir un determinado aspecto de la conducta del
sujeto o sujetos, ajenos al órgano, que han requerido la intervención
5
de éste en un caso concreto, así como la conducta del sujeto o
sujetos, también extraños al órgano, frente a quienes se ha requerido
esa intervención” (Palacio, 2008).
Este rol debe cumplirse tanto cuando los diferendos se
produzcan entre particulares como cuando se vea involucrado también
el Estado. De esta última consideración surge el papel de control que
tiene el Poder Judicial.
Todos los principios que se desarrollaran a continuación forman
parte de estos objetivos globales. La Democracia exige la seguridad
jurídica de los ciudadanos en el Estado, y en la base de la misma se
encuentra la necesidad de mecanismos efectivos para proteger los
derechosx.

II. Acceso a la justicia


Este derecho a solicitar la intervención del Estado, en particular
del Poder Judicial, constituye una variante del reconocido Derecho de
peticionar a las autoridadesxi. Dentro de este derecho, debe tenerse en
cuenta un doble aspecto: posibilidad formal de acercarse ante un
órgano jurisdiccional y también, “las disponibilidades reales (incluso
materiales, como el costo económico del proceso) con que cuenta el
justiciable” (Bidart Campos, 2003)xii.
Esto quiere decir que, como primera aproximación, se adhiere a
una nueva concepción del principio de igualdad ante la ley, que se
encarna en la igualdad en el acceso a la justicia, entendido como “el
que con arreglo a las normas jurídicas y a las condiciones que
prevalecen en la sociedad actual, contemple el garantizar en forma
eficiente el ejercicio del mayor número posible de derechos y
libertades de los individuos, así como que, ante las situaciones y
causales de desigualdad e inequidad, disponga la implementación de
los instrumentos (jurídicos u operativos) que modifiquen las relaciones
existentes, para crear otras nuevas en mejorados términos de igualdad
y equidad”. (Zapata Bello, 2001).
Esta idea buscar superar cualquier barrera de discriminación, es
decir que debe ser reconocido a todas las “las personas, sin distinción
de sexo, raza, identidad sexual, ideología política, o creencias
religiosas, a obtener una respuesta satisfactoria a sus necesidades
jurídicas” (PNUD P. d., 2005)xiii. De igual forma, se debe superar las
desigualdades generadas por circunstancias sociales y económicas,
contribuyendo a un desarrollo global, progresivo y respetuoso de los
pluralismos de situación y territoriales, con especial atención de las
comunidades aborígenes. Por ello, entre las garantías que comprende
se encuentra:
 La posibilidad de contar con los servicios de un profesional del
Derecho. Se encuentra muy relacionado con la idea del derecho de
defensa y ha sido señalada como el primer nivel de acceso a la justicia
(Cappelletti & Garth, 1996).
 Los costos para acceder al sistema judicial deben ser
razonables. Se puede incurrir en una denegación de justicia tanto en el
caso de costos desproporcionados, como especialmente cuando las
tasas de justicias resultan de una onerosidad tal que se hace

6
imposible para los sectores sociales desfavorecidos poder
solventarlaxiv.
 Ha de tener una duración razonable. El poder iniciar un proceso,
es tan sólo el inicio del acceso a la justicia. Debemos recordar que el
objetivo de tal instituto es el poder hacer valer los derechos del
justiciable y para ello es necesaria la resolución oportuna, sin
demoraxv. La razonabilidad está dada en la necesaria proporción que
ha de haber entre el plazo y la complejidad de los asuntos a resolver.
Pero, como se ha dicho, para que la justicia sea injusta no hace falta
que se equivoque; basta que no juzgue cuando debe juzgar
(Kemelmajer de Carlucci, 1993).

III. Integraciónxvi
La Integración regional “constituye un imperativo histórico del
mundo actual, casi una necesidad para la supervivencia” (IIDP, 2008).
Se trata de procesos progresivos tendientes a la cooperación y
desarrollo conjunto, teniendo en cuenta que “la organización jurídica
es una condición necesaria para la seguridad y la paz y que la paz se
funda en la justicia y el orden moral y, por lo tanto en la protección y el
reconocimiento internacionales de los derechos y libertades de la
persona humana, en el bienestar indispensable de los pueblos y en la
efectividad de la democracia, para la realización de la justicia y la
seguridad” (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, 1947).
Dentro de esta perspectiva es que se persigue “la reunión de los
principios fundamentales y reglas generales inherentes a la
jurisdicción transnacional que, con las adaptaciones necesarias a cada
Estado, sean pasibles de aplicación en todos los sistemas jurídicos
que consagren un Estado de Derecho” (Código modelo de
cooperación interjurisdiccional para Iberoamérica, Exposición de
motivos, 2008).

IV. Debido Procesoxvii


Sumariamente, incluimos los siguientes principios:
 Juez Natural: La competencia del tribunal que intervenga debe
estar fijada por ley con anterioridad a los hechos y basada en hechos
genéricos, como ser la materia o distribución territorial. Implica a su
vez proscripción de todo tribunal que no cumpla con estas pautas, es
decir, los excepcionales, ad hoc o especiales (Almirón).
 Defensa en juicio: “Debe asegurarse a las partes en todo
momento (…) oportunidad razonable de ser oídas por un tribunal
competente (…), de pronunciarse respecto de las pretensiones de la
parte contraria, de aportar pruebas lícitas relacionadas con el objeto
del proceso y de contradecir las aportadas por la contraparte, de hacer
uso de de los medios de impugnación consagrados por la ley contra
resoluciones judiciales (…) de tal manera que las personas puedan
defender efectivamente sus derechos”xviii
 Sentencia Fundada: es necesario que “todo pronunciamiento
explicite las razones que representan la motivación que guía cierta
orientación. Es menester representar ese desarrollo mental,
suministrando en los considerandos (…) las pruebas que se
consideran verificadas y subsunción efectuada en el orden normativo”
7
(Gozaini, 1994) Además, se debe procurar que la misma esté
redactada de forma tal que resulte accesible a las partes y a la
comunidad en generalxix.
 Publicidad: La palabra hace referencia a algo que es “manifiesto,
visto o sabido por todos” (RAE). Dentro los sistemas jurídicos la idea
ha sido introducida por el principio republicano y el objetivo de que la
sociedad pueda controlar el actuar de los tribunales. Ahora bien,
Existen dos tipos de publicidad: publicidad para las partes y publicidad
para terceros. La segunda es la que debe asegurarse en los procesos
judiciales (Palomo Vélez, 2004)xx.

Como se ha visto a lo largo del presente título, la labor en el


campo de a qué se aspira con el proceso es riquísima y frondosa. Sin
embargo, intentaremos reunir todos esos pensamientos en una frase o
párrafo para que quede para el lector y para los autores como idea
fuerza a la hora de afrontar los próximos títulos.
Así, empezamos por descartar cualquier tipo de acepción
nominal, formal o igualitaristaxxi de la garantía jurisdiccional. Por eso, lo
que han de procurar los sistemas judiciales civiles es: garantizar el real
acceso a la justicia a todos los hombres; ser un medio para la
realización y tutela, eficaz y en un plazo razonable, de los Derechos;
atender a las diversas situaciones humanas (tanto económicas como
geográficas y culturales) al mismo tiempo que respetar las garantías
del debido proceso y, manteniendo un papel instrumental, contribuir a
una mayor igualdad social y unidad regionalxxii.

vi
Es decir, consideramos que son operativos y obligan al Estado. Es lo establecido por el
art. 75 inc. 23 de la Constitución Nacional Argentina (Argentina, 2008). De allí surge la
noción de Inconstitucionalidad por omisión (Bidart Campos, 2003). También es lo
sostenido por el caso “Capurro Daniel R. y otros”. – 11/12/1986 – citado en el prefacio de
“El Proceso Justo” (Morello, El Proceso Justo - Segunda Edición, 2005). En lo referente a
la obligación del Estado de suministrar al juez los medios para desempeñar sus tareas
encontramos el art. 14 del Estatuto Universal del Juez, así como la responsabilidad estatal
en caso de incumplimiento está expresamente contemplada en el art. 7 del Estatuto
Iberoamericano del Juez. Graña y Bielsa dedican un apartado a este tema y en él llegan a
igual conclusión: el Estado asume la obligación de brindar justicia y, siguiendo lo
establecido por la Corte Suprema en “Ferrocarril Oeste”, “quien contrae la obligación de
prestar un servicio es responsable por los perjuicios que causare su incumplimiento o su
irregular ejecución” (Bielsa & Graña, 1995). “Afirmar ciertos derechos, que por su
naturaleza son inviolables y no poner a disposición del justiciable un proceso realmente
preventivo, es lo mismo que apenas proclamar estos derechos, con un objetivo
meramente demagógico y mistificador.” (Marinoni L. G.)
vii
Eric Weil, citado en “La ciencia política” (Prélot, 2006).
viii
Se ha discutido sobre si se trata de un derecho o una garantía. Seguimos a Morello
quien se inclina por esta segunda opción y cita así a Fix Zamudio: “Son numerosos los
constitucionalistas que consideran que la verdadera garantía de los derechos de la
persona humana consiste precisamente en su protección procesal (…)”, en la nota
menciona que tal postura se encuentra apoyada por Hitters, Sagües, Pérez González, etc.
(Morello, El Proceso Justo - Segunda Edición, 2005). En igual sentido se pronuncia Salas
Céspedes, magistrado del supremo tribunal panameño (Salas Céspedes).
“Resultados útiles, eficaces (…) no se han de lograr si se hacen prevalecer los medios
(los trámites) sobre los fines (la sustancia) (…)” (Morello, El Proceso Justo - Segunda
Edición, 2005). De igual manera y como norma de interpretación de la ley procesal el art.
14 del Código General del Proceso Uruguayo.
ix
Esta es una de las nociones básicas del estudio del derecho procesal civil y caracteriza
a la función jurisdiccional en sentido estricto. El maestro Palacio lo marca así: “La
disciplina que tradicionalmente se conoce bajo la denominación de derecho procesal,

8
estudia por un lado el conjunto de actividades que tienen lugar cuando se somete a la
decisión de un órgano judicial o arbitral la solución de cierta categoría de conflictos
jurídicos suscitados entre dos o más personas (partes), o cuando se requiere la
intervención de un órgano judicial para que constituya, integre o acuerde eficacia a
determinada relación o situación jurídica” (Palacio, 2008). Creemos, sin embargo, que de
las dos actividades mencionadas, sólo la primera es exclusiva del Poder Judicial, mientras
que la segunda es un actividad general del Estado que se atribuye al Poder Judicial o a
los otros de acuerdo al supuesto de hecho y por razones de conveniencia.
x
(Morello, El Proceso Justo - Segunda Edición, 2005); el objetivo es que “sirva para la
gente, para el que concurre a los tribunales con la esperanza de lograr una solución a sus
conflictos (…)” (Arazi). El centro de consideración ha de ponerse en el fin social, es decir,
en el “efectivo acceso a la justicia, que hoy se reclama insistentemente…” (Marín Boscán,
2006). La función de abogados y jueces no es tramitar expedientes sino solucionar
conflictos, aquellos que “se suscitan real y cotidianamente en el seno de la sociedad”
(Bielsa & Graña, 1995) .Muñoz, citado en “El Proceso Justo”, en lo que a este cambio de
óptica respecta dice: “No es difícil constatar que cuando se destapa el tema del llamado
'acceso a la justicia' y se intenta develar sus variables económicas, son los
planteamientos dogmáticos de la legitimación los que no pocas veces se destacan por
su mayor resistencia a facilitar respuestas operativas” (Morello, El Proceso Justo -
Segunda Edición, 2005). Se suma finalmente la voz de Falcón quien prioriza la
simplificación del sistema en miras “al común de la gente”, para lograr justicia real y
paz social y que los ciudadanos puedan disponer de tiempo “para sus actividades
creadoras y de satisfacción personal y no estar absorbidos por batallas permanentes”
(Falcón, 2006).
xi
El derecho a la jurisdicción “es el de peticionar de una forma procesalmente articulada”
(Bidart Campos, 2003). En las diferentes constituciones aparece de la siguiente forma:
Argentina –art. 14. De la misma forma: La Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre - Art. XVIII; Art. XXV. Declaración Universal de Derechos Humanos
- arts. 8 y 10, ya que recepta la plena igualdad en el derecho de recurrir ante los tribunales
(en el primero) y de ser oído ante la justicia (en el segundo).
xii
El incapie está no en la existencia formal, si no en “ la capacidad de las personas de
hacer uso de mecanismos que les permitan mediar, y solicitar reparación en materia de
controversias legales” (Cole, 2002).
xiii
En igual sentido: Constitución Nacional Argentina - art. 14 hace referencia a que han de
gozar los derechos constitucionales (entre ellos peticionar a las autoridades) “todos los
habitantes de la Nación”, a idea de igualdad vuelve a aparecer en el art. 16 al desechar
los fueros personales; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos - Arts. 2 y 3;
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
Racial – 5 Inc. A (“el derecho a la igualdad de tratamiento en los tribunales y todos los
demás órganos que administran justicia”); Convención sobre Discriminación de la Mujer -
Arts. 2 Inc. C y 15 Inc. 2. La Convención de los Derechos del Niño, recepta implícitamente
su no discriminación, al disponer en el Art. 12 Inc. 2 que ellos deben ser oídos en todo
proceso judicial que los afecte.
xiv
En este sentido se expresó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en O.C. 11
del 10 de agosto de 1990. También la exposición de motivos del Código modelo de
cooperación interjurisdiccional para Iberoamérica. Es indudable que lo que busca el
justiciable es una solución a su conflicto, y no un problema mayor lo cual se da con la
magnificación onerosa de las causas, originada en los gastos de la administración de
justicia.
xv
Lo representa perfectamente la frase de Marcel Schawb: “Sé justo en el momento
preciso. Toda justicia que tarda es injusticia”. También puede observarse el caso “Rolón
Zappa, Víctor F”. – 25/08/1988. En él, la palabra que usa la corte es “rápida” decisión
judicial, pero nosotros la reemplazamos, por entender de mayor precisión la terminología,
por “plazo razonable”. Esto de conformidad con el Estatuto Internacional Del Juez (arts. 1
y 6), la Constitución Española (art. 24.2), Convenio para la protección de los Derechos
Humanos y Libertades Políticas (art. 6.1) y Convención Americana sobre Derechos
humanos (arts. 7, 8.1 y 25). Igual termino utiliza Bidart Campos al explicar el art. 18 de
nuestra carta magna (Bidart Campos, 2003)
El Tribunal Constitucional de España tiene una prolífica jurisprudencia sobre la cuestión
del plazo razonable. Por la extensión que pretende tener este trabajo nos limitamos a
resaltar que se trata de un concepto abierto que debe ser determinado de acuerdo a la
naturaleza del caso y tomando en cuenta (especialmente) los siguientes factores:
complejidad y carácter del asunto, consecuencias del retraso, comportamiento de los
litigantes y conducta de las autoridades (Revenga Sánchez, 1992).
xvi
Cabe destacar la importancia del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal cuya
labor se efectiviza en la redacción de los códigos modelos. Es una de las asociaciones
que brega por la llamada integración jurídica. Fue la primera en nuclear a los
9
procesalistas de Iberoamérica. Fue creado en las "Primeras Jornadas Latino Americanas
de Derecho Procesal", celebradas en Montevideo en 1957, a la memoria del Prof.
Eduardo J. Couture al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento.
xvii
A pesar de considerar que se trata de una cuestión ya superada en doctrina, los
autores manifiestan su adhesión a la tesis que sostiene que las garantías que se
establecen para el proceso penal en los diferentes ordenamientos tienen idéntico valor
para el civil, siendo siempre aplicables mutatis mutandi. Esta idea sustenta la obra “El
Proceso Justo” (Morello, El Proceso Justo - Segunda Edición, 2005), es también la pauta
marcada por el Tribunal Constitucional español (Revenga Sánchez, 1992), el tribunal
europeo de derechos humanos (caso König), el Supremo tribunal de panamá (Salas
Céspedes), Estatuto universal del juez art. 1 y Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos Art. 14 Inc. 1. La CIDH, en su informe “El acceso a la justicia como garantía de
los derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados por el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos” incluso establece la necesidad de
extender las garantías del debido proceso a lo administrativo. (CIDH: Nuevo Informe
sobre acceso a la justicia, 2007)
xviii
Hernandez Terán. “El debido proceso en la Doctrina” (en www.Dlh.lahora.com.ec).
Esta cita ha sido extraida de un trabajo publicado por la Escuela Nacional de la Judicatura
de República Dominicana (Las Garantías del Derecho de Defensa en el Proceso Civil),
donde se realiza un análisis pormenorizado del tema. También resulta de interés el
trabajo: “El derecho de defensa en juicio como Derecho Humano Fundamental”
(Martínez). Este derecho se encuentra consagrado en diversos tratados internacionales,
como ser: Declaración. Universal de los Derechos Humanos – Art. 11.1; Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos – 14.3 ap. b y d; Convención Americana
sobre Derechos Humanos – art. 37.d y 40.b. (Font, 2007)
xix
Esta última idea está íntimamente a la de publicidad de los actos procesales. En tal
sentido se expidió la Dra. Garros Martinez, jueza de la Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Salta dijo: “Una vez dictada la sentencia, no debe hacer falta explicarla. Se
debe utilizar un lenguaje sencillo. Antes era muy común utilizar el latín. Hay muchas
frases en latín que la universidad nos enseña y que se ponían en los fallos. Pero entiendo
que tienen que ser de lectura accesible para los abogados, para las partes y también para
el resto de la comunidad” ("Los jueces no deben seguir hablando por sus sentencias",
2010).
xx
Claro que existen excepciones. Así, por ejemplo cuando las audiencias se refieran a un
divorcio, nulidad de matrimonio y las demás en que, a juicio del tribunal convenga que
sean secretas (Rigalt).
xxi
Tomamos aquí las palabras de Guillermo Cartasso, profesor de Derecho Civil de la
UCA, al referirse a que igualdad es dar a cada uno lo suyo, mientras que igualitarismo es
dar a todos lo mismo sin diferenciar las características o situaciones personales. Nos
parece claro que no puede darse igual tratamiento a personas en situaciones fácticas
diferentes. Fuente: Clase Magistral del día jueves 06 de Mayo dentro del Curso de
Formación de Lideres Sociales, dictado en la UCASAL (Cartasso, 2010).
xxii
Volviendo a tomar las palabras del Dr. Cartasso, recordamos que unidad es “comunión
en lo esencial” y es claramente diferenciable de uniformidad, que se refiere a las cosas
iguales en todos sus aspectos.

10
Título II – Estado Actual de la Cuestión

Primera Parte: Análisis Sociológico y Cultural


La falta de acceso a la justicia es uno de los problemas más
graves de nuestro continente, pues frustra el ejercicio real de la
ciudadanía, y por lo tanto, debilita el estado democrático de derecho
en nuestras naciones.
A la hora de afrontar cambios, para obtener resultados rentables
deberá atenerse a criterios objetivos que prioricen los datos de la
realidad por encima de los puros esquemas teóricos. Aunque no
pareciera necesario, debe aclararse que los temas sociales no pueden
ni deben ser excluidos, por el contrario es de primera necesidad su
tratamiento, pero una visión sesgada y/o excluyente en su tratamiento
redundará en perjuicio de una visión más amplia del tema.xxiii

I. Problemas de la administración
Hablar de igualdad de acceso a la jurisdicción es hoy una idea
que nos escapa, debido a que existen distintas barreras que limitan el
acceso a la justicia para la población, en particular para los grupos
más vulnerables. En efecto, podemos mencionar:
a) Barreras culturales y lingüísticas: 1-Externas: desconfianza del
sistema judicial, la discriminación étnica y cultural que afecta a los
Pueblos Originarios; 2-Internas: resistencia al cambio en los
operadores, indiferencia hacia las nuevas tecnologías.
b) Barreras económicas: el costo que entrañan los procesos
para personas que viven en situación de vulnerabilidad y la ausencia o
déficit en muchos países de defensores públicos o asistencia legal
gratuita, sumado a la carencia de juzgados que atienda casos de
menor entidad.

II. Factores sociales: la globalización


La influencia de la globalización y de las economías de mercado,
ha ampliado aun más la brecha entre quienes cuentan con los
recursos para acceder a la justicia, y quienes por carecer de los
mismos, ven cada vez más lejanas sus posibilidades de hacer valer
sus derechos. El mercado ejerce un importante efecto y seguramente,
como resultado de la privatización de la economía, crece de manera
notoria la litigación. Hay evidencia de que en las sociedades
latinoamericanas se litiga en mayor cantidad y de manera más
heterogénea hoy día que hace veinte años.xxiv Es probable que la
privatización de la economía, el deterioro de los grupos primarios
(familia y comunidades) y otras formas de control social espontáneo,
esté incidiendo en el fenómeno de la explosión del litigio xxv

11
III. Factores económicos

a. Pobreza
Es innegable que un amplio sector de la población no puede
acudir a la justicia por falta de recursos económicos. El nivel de
pobreza en América Latina pasó del 42.5% de la población total en el
año 2000 al 44.2% en el año 2003, lo que equivale a decir que hoy en
día hay mas de 224 millones de personas que viven en América Latina
y el Caribe con menos de dos dólares al día (umbral de pobreza). De
éstas, unos 98 millones de personas (19,4% de la población) se
encuentran en situación de pobreza extrema o indigencia, es decir,
viven con menos de un dólar al día. (PNUD C. I., 2003).
“El pobre, caracterizado como quien tiene sus necesidades
básicas insatisfechas o como quien se encuentra por debajo de la
línea de pobreza, concreta en sí mismo toda la privación: es el
emblema de los derechos fundamentales mancillados.” (Cappelletti &
Garth, 1996)
El mayor de los obstáculos del ejercicio del derecho a la justicia
es el relativo al asesoramiento jurídico de aquellas personas que
carecen de recursos económicos para conseguir la orientación y la
asesoría de un abogado particular. Sin duda el principal costo en un
procedimiento judicial son los honorarios del abogado. Es asimismo
una constatación sociológica que “en las economías de mercado… es
indudable el hecho de que sin una compensación adecuada, los
servicios jurídicos a los pobres suelen ser de mala calidad. Pocos
abogados prestan dichos servicios y quienes lo hacen suelen hacerlo
por debajo de su nivel” (Cappelletti & Garth, 1996)

b. Infraestructura
Surge como una realidad indiscutible la falta de capacidad y de
recursos por parte de los poderes Judiciales latinoamericanos, para
resolver todos los conflictos que se les presentan. La función
jurisdiccional se ve gravemente afectada por la falta de medios
económicos y humanos adecuados y proporcionados para la solución
de cada caso. Teniendo en cuenta la importancia del asunto, denota la
falta de inversión estatal en capacitación, tecnologías e
infraestructuras para quienes han de ejercer la función
jurisdiccionalxxvi.

IV. Factores Culturales: Falta de Confianza y


Desconocimiento de la ley
El principio de que la ley se presume conocida por todos ha
merecido sendas críticas ya que de la observación de los problemas
sociológicos se revela la ingente inconsciencia de las normas jurídicas
de parte de los sectores sociales excluidos, lo cual conduce a afirmar
que quedan invisibles pero formidables barreras culturales
particularmente la ignorancia del derecho y de los mecanismos
judiciales.
El desconocimiento del derecho es una de las barreras
culturales que impiden el acceso al sistema de impartición de justicia,
12
y no solamente esto, sino que también el desconocimiento del derecho
como un sistema de convivencia u orden social ha provocado, en gran
medida, conceptos e imágenes radicalmente erróneas y desvirtuadas
de la justicia y del papel de los jueces y abogados.
La desprotección en la defensa de los derechos pasa muchas
veces por la propia ignorancia de las prerrogativas legales y la
desconfianza en el sistema de justicia y de sus operadores, generada
casi siempre por el exacerbado formalismo y la sacralización de los
procedimientos.xxvii Muchas veces, existen los procedimientos
administrativos o judiciales adecuados y son desconocidos por los que
deberían recurrir a ellos.xxviii

V. Factores Geográficos: Ubicación centralizada de los


tribunales
La localización de los tribunales es un factor que también
redunda en la imposibilidad de acceder a la justicia y en la
consecuente violación del derecho a las garantías judiciales.xxix
Los datos muestran cómo los establecimientos de justicia se
asientan dentro del área metropolitana de los países dificultándose el
acceso a un gran número de personas que viven en áreas rurales
(Portal de la Cepal). Las personas que viven en zonas alejadas se
encuentran imposibilitadas de realizar traslados desde sus sitios de
origen e iniciar o sostener un proceso judicial completo.

Los obstáculos hasta aquí mencionados no son los únicos, dada


la complejidad y multiplicidad de las problemáticas sociales, sin
embargo, constituyen los más palpables y los que principalmente
contribuyen a generar situaciones de sistemática vulneración y
exclusión de ciertos sectores de la población en relación al derecho de
acceso a la justicia.

Segunda Parte: El Proceso Civil en la Actualidad

VI. Introducción
Una vez analizados los problemas que afectan la administración
de la justicia en general, se procederá a hacer una breve mención de
las características del proceso civil en particular.
El proceso, como ya se ha planteado, está constituido por una
serie de actos; los modos de realización de éstos constituyen las
formas procesales.
Las dos formas tradicionales del proceso son la palabra hablada
y la escrita. La forma oral se ha generalizado en el proceso penal y la
escrita predomina en el proceso civil, pero indudablemente ningún
proceso puede ser absolutamente oral ni exclusivamente escrito,
combinándose casi siempre ambas formas. La denominación de
escrita u oral está en dependencia del predominio de una u otra forma.

13
En el procedimiento escrito las partes no se dirigen verbalmente
al juez sino por medios de escritos y diligencias, también escritas, y
todo debe constar detalladamente en el expediente.
En Latinoamérica, la mayoría de los códigos procesales de los
distintos países prevén un proceso civil predominantemente escritoxxx.
Todas y cada una de las fases del enjuiciamiento están gobernadas
por la forma escrita. La gran mayoría de los actos y actuaciones
procesales se traducen en sendos escritos o documentos que van
dando forma al expediente, posibilitando que la escritura genere aún
más escritura. El juez de la causa dicta la sentencia basándose en los
actos realizados por escrito.xxxi
De este sistema de procesos escritos derivan determinadas
consecuencias, algunas son positivas, otras negativas. Las más
importantes son:

VII. Consecuencias positivas


 Los escritos siempre permanecen disponibles para su consulta
por quien lo desee;
 Se facilita mucho el trabajo sobre varios asuntos a la vez ya que
no se requiere de una dedicación exclusiva;
 Favorece también el tratamiento de asuntos particularmente
complejos, como ocurre actualmente con los conflictos civiles;
 Permite en el juez una reflexión más reposada y tranquila a la
hora de fallar;
 Facilita la revisión del juicio por parte del tribunal superior
conociendo de la apelación.

VIII. Consecuencias negativas:


 Falta de inmediación
El proceso civil escrito no se caracteriza por respetar este
principio. Los jueces y tribunales de justicia pocas veces participan
en las actuaciones judiciales esenciales del proceso, lo que les
impide seguir o conocer cada asunto que se plantea en un juicio
desde su inicio. Esto genera la idea de un juez lejano o distante
cuya actividad solo resalta en la etapa final del proceso.
El principal efecto de esta falta de inmediación puede
observarse en la actividad probatoria. En la mayoría de los
casos el encargado de recibir la prueba no es el propio
juez sino algún intermediario o delegado (por ejemplo un
Secretario), el cual luego la incorpora por escrito al
expediente. Esto crea un gran problema, porque la persona
que recibe la prueba no es la misma persona que dicta la
sentencia. Se genera el “paradigma del juez lector y
sentenciador” xxxii, que básicamente consiste en que el juez
sólo se limita a leer las actuaciones incorporadas al
expediente y a dictar la sentencia teniendo en cuenta
únicamente lo que consta en dicho expediente.
Es importante destacar que esta actitud de los jueces,
en la mayoría de los casos, no se debe a una actitud pasiva o
un comportamiento negligente en el desempeño de la función

14
judicial, sino que también influyen la desconcentración de los
actos que integran el proceso y la lentitud que esto genera.
Esto es así porque aquél juez que en un determinado proceso
ha prescindido de intermediarios y se ha tomado el trabajo de
asistir y presenciar la práctica de la prueba seguramente
habrá debido fallar, entre el momento de la prueba y el de la
sentencia, otros casos de variada complejidad, razón por la
cual la mayoría de las veces se habrá olvidado de lo que ha
presenciado y escuchado en persona, quedando constreñido
a la constancia escrita que figura en las actas.
 Falta de concentración
La forma escrita lleva necesariamente a la dispersión en el
tiempo de los actos procesales. Cada acto procesal es
independiente y, generalmente, la realización de uno se produce
mucho tiempo después que el anterior. La dispersión implica,
fomenta y reproduce la lentitud, como se sabe, uno de los mayores
problemas de la justicia civil.
 Falta de celeridad:
La lentitud que caracteriza al proceso civil actual reconoce
varias causas. Además de la ya mencionada desconcentración de
los actos procesales, se puede citar el tiempo que exige la
reducción a escritos de todos los actos procesales y su lectura, y la
pesada substanciación de cada uno de ellos, debido al continuo
traslado de escritos de las partes al tribunal y de aquéllas entre sí,
para respetar el principio de contradicción.
Estos factores, entre otros, naturalmente hacen de éste tipo
de procesos un trayecto lento y cansador, atentando contra las
exigencias propias de una tutela judicial realmente efectiva, que
exige un plazo razonable en la solución de los conflictos.
 Excesivo formalismo
La escritura puede en algunos casos llegar a darle mucha
importancia a las formas de los actos procesales, en menoscabo de
la averiguación de la verdad real y la solución justa de los
conflictos. Se produce un excesivo apego a las formas por las
formas mismas, una especie de “sacralización” del expediente,
afirmándose que lo que no consta por escrito en él es totalmente
irrelevante y no debe ser tenido en cuenta por el juez, haciéndose
efectivo el principio romano “quod non est in actis non est in
mundo”.

Es necesario aclarar que muchos de los defectos mencionados


precedentemente no son atribuibles exclusivamente al sistema de
procesos escritos. La escritura en sí no es buena ni mala, sino que las
fallas derivan de la forma en que ésta se encuentra instrumentada.

xxiii
Se ha puesto énfasis en la necesidad de que los Estados inicien procesos de reforma
de los sistemas judiciales en los que se analicen y solucionen los obstáculos de acceso a
la justicia que afectan a los ciudadanos de cada región. Asimismo, conviene señalar que
en los últimos años, diversos organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo, la CEPAL, el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo, instituciones especializadas en la materia como el CEJA, así como las
15
Defensorías del Pueblo o Comisiones de Derechos Humanos, numerosas redes y
alianzas de organizaciones no gubernamentales y en el ámbito de la propia organización
de los Estados Americanos, propugnan un cambio dirigido a acercar la Justicia a la
sociedad en su conjunto.
xxiv
El importante peso de la justicia civil respecto del total de causas que procesan los
sistemas judiciales se explica en buena medida debido a que generalmente ella ha sido
instituida como competencia residual. En los países de la región, su peso respecto del
total de causas ingresadas, oscila entre el 9% y el 54%. En 2005, los países que
reportaron un mayor peso fueron Puerto Rico (54%), Argentina (47%), Ecuador (47%) y
Chile (47%). Aquellos que reportaron un menor peso fueron El Salvador (9%), Guatemala
(9%) y Costa Rica (13%) (CEJA).
xxv
El acceso a la justicia no se limita a la “actividad judicial”, debiendo considerarse las
profundas desigualdades económicas, sociales y culturales. Se presentaron una serie de
diez principios con el objetivo de orientar la forma en que el CIJ debería abordar el tema
del acceso a la justicia. Entre estos diez principios, se tocan distintos temas importantes,
como el carácter de derecho social del derecho de acceso a la justicia, la independencia
judicial, la cultura jurídica, la ética judicial, políticas públicas, etc. Sin embargo, en este
punto queremos resaltar el quinto principio: “la democratización del sistema judicial no se
contrae al acceso igualitario. Implica, además, una mayor participación social en su
manejo. El monopolio de la justicia legítima por parte del Estado no es incompatible con
formas de autocomposición social o comunitaria” (Castillo Castellanos, 2008).
xxvi
Sin embargo, Falcone ha dicho que “Más preocupante que la falta de jueces es la falta
de jueces con compromisos.” (Komarovsky, 2010)
xxvii
“Percepción pública sobre los sistemas de justicia para las Américas”. (Galindo); el
relevamiento efectuado acerca del nivel de confianza en la Justicia en Latinoamérica
exhibe que un 71% de la población la percibe como mala o ineficaz, contra un 25% que
opina lo contrario.
xxviii
En Québec, Canadá, se llevó a cabo una campaña denominada “Minuto jurídico”.
Fueron elaborados cien textos de un minuto dirigidos al público medio y preparados por
especialistas; se difundieron durante un año, los más populares fueron presentados 36
semanas por populares artistas de televisión. Finalmente fueron distribuidos gratuitamente
cerca de 500.000 textos (Ferreira da Silva, 1980).
xxix
“Debe existir disponibilidad institucional del estado para todos y todas, no importa cuál
sea su condición social, económica, de género o étnica y cultural y en qué lugar se
encuentren dentro del territorio de un estado”, cita de Villarán, Susana (Lovatón, 2007)
xxx
Creemos correcto el análisis que respecto de que en el derecho procesal
latinoamericano hay múltiples institutos que, más que a criterios de oportunidad o utilidad
responden simplemente a vestigios históricos (principalmente de la ley de enjuiciamiento
española) (Palomo Vélez, 2004).
xxxi
Como excepción podemos encontrar el caso de Uruguay, en el cual la reforma de 1989
implico el pasaje de un régimen de procesos escritos a un sistema de procesos por
audiencias.
xxxii
Estas son las palabras utilizadas en “Hacia el Procedimiento Civil Oral” (Barrientos
Sotomayor).

16
Título III – Oralidad

Se sostiene que el procedimiento civil inexorablemente va


camino a la oralidad, en un campo tradicionalmente dominado por la
forma escrita. Pero cuando se habla de oralidad puede ser de dos
maneras distintas: algunos lo entienden como un “principio”; los
autores, en cambio, consideran más adecuado el término “sistema”,
resaltando que más que una directriz general, es una forma o regla
técnica y que como tal no puede perder su carácter accidental,
relacionado a la conveniencia de su aplicaciónxxxiii. El concepto hace
referencia a una de las formas humanas de transmisión de
significados, en particular aquella realizada por medio de la palabra
habladaxxxiv. Profundizando un poco más, podríamos mencionar la idea
símbolo de la oralidadxxxv.
Se debe tener en cuenta que al hablar de proceso oral no es
sentido absoluto sino que, como bien afirma Véscovi, existe una
mixtura con el sistema de la escritura, la expresión más acorde sería
“Procesos por Audiencias”, ya que en ésta es donde se realiza la parte
sustancial del juicio xxxvi.

I. Conveniencia de implementar el sistema oral


El sistema por audiencias posee ventajas innegables, pero no se
debe caer en el error de sostener que la oralidad es la solución a los
males del proceso civil.
A continuación se citará las características más significativas,
siguiendo aquella idea de que “la estructura oral de un proceso
depende de la vigencia de la concentración y la inmediación
procesales, como principios fundamentales, los cuales forman los “tres
términos de un trinomio único” (Marín Boscán, 2006):

 Facilita la comunicación
La palabra hablada es la manifestación natural y originaria del
pensamiento humano (Vélez Mariconde, 1986).

 Garantiza la inmediación
El sistema por audiencias permite el contacto directo del magistrado
con las partes y el material fáctico-probatorio del proceso, porque
exige la intervención personal del juez en los actos esenciales del
proceso. De esta manera, cada asunto puede ser mejor conocido por
desde su inicio, cuestión especialmente relevante en lo que se vincula
con la práctica y valoración de la prueba. Además, se genera la idea
de un juez activo y comprometido con el proceso que domina con
mayor vigor y eficacia el pleito, en contraste con la concepción del juez
distante y alejado que se tiene en la actualidad. El hecho de que las
personas vean al juez cara a cara trae también como consecuencia
que las mismas se sientan atendidas de forma personal, abriéndose
así a una mayor comprensión de lo que sucede en el proceso. En
resumen, “el contacto con las partes y testigos, humaniza el proceso y
permite una mejor evaluación de los valores en juego” (Sagüés)

17
El sistema de procesos por audiencias promueve la celeridad en
la realización de cada uno de los actos procesales, porque los plazos
establecidos en la actualidad para la substanciación de dichos actos
son absorbidos en la misma audiencia. Una parte puede realizar
determinado acto procesal, la otra puede formular las objeciones que
considere pertinentes y el juez puede resolver inmediatamentexxxvii. La
consecuencia lógica de esta rapidez en la producción de cada acto es
la reducción de la duración general del proceso a un plazo razonable,
lo que permite una tutela judicial realmente efectiva.

 Facilita la concentración
Como consecuencia de la celeridad en la realización de los actos
procesales, este sistema permite la acumulación de la mayoría de
dichos actos en la menor cantidad de audienciasxxxviii. La principal
ventaja de la concentración radica en el poco período de tiempo que
transcurre entre la producción de la prueba y el dictado de la
sentencia, porque de esta manera el juez puede tener más presentes
los elementos probatorios que han de formar su convicción.
Evita el exagerado formalismo
En el sistema de procesos por audiencias los actos procesales se
producen verbalmente. Esto libera a las partes de tener que sujetarse
a determinadas solemnidades en el momento de realizar dichos actos,
de manera que se evita el peligro de darle mayor importancia a las
formas que al contenido esencial de determinado acto procesal.

Todas las ventajas consideradas precedentemente son de


indudable importancia práctica. La adecuada implantación del sistema
de procesos por audiencias permitirá cambiar lo negativo de las
circunstancias actuales para así recuperar la credibilidad del público
en la administración de justicia, junto al rol que ha de tener la misma
en un Estado democrático de Derecho.

II. Consideraciones acerca de la implementación


El sistema por audiencias origina la necesidad de promulgar una
especial capacitación debido a que en la actualidad los profesionales
carecen de formación adecuada para manejo de este tipo de
procedimientos. Oralidad no es lo mismo que oratoria, pero el foro
necesitaría adecuarse a las nuevas condiciones expositivas y el
dinamismo propio de la oralidadxxxix. Así también, debería cambiar la
estructura de la oficina judicial y las funciones de sus miembros, así
como la forma de trabajoxl. Lo recomendable es consolidar este
cambio, acompañándolo con un alto grado de informatización y
capacitación (Sagüés).
Es necesario brindar información adecuada a las partes antes y
durante el proceso, tendiente a hacerlos participes, comprendiendo
tanto su desarrollo como su finalización, con un lenguaje simple,
librándose de formalismos que no tienen razón de ser. Las sentencias
deben ser redactadas en un lenguaje sencillo sin necesidad de una
explicación posterior, “tienen que ser de lectura accesible para los
abogados, para las partes y también para el resto de la comunidad”
("Los jueces no deben seguir hablando por sus sentencias", 2010).
18
Es necesario hacer creíble el proceso judicial, debido a que
existe la sensación popular que la justicia es un proceso lento,
excesivamente formalista y que favorece más a ciertos sectores
(Marinoni L. G.). También Ulises Canosa citando a Calamandrei
sostiene que “La impresión que tienen las personas de los procesos
judiciales no puede ser más repugnante, pues los consideran como
pasatiempo de desocupados o trampa para incautos” (Canosa).
Por otra parte el sistema oral implica un cambio en las formas de
aportar información a las causas. Es menester brindar a las partes las
herramientas necesarias para el control de dicho caudal de
información. Así, por ejemplo, durante las audiencias se le debería
permitir a las contrapartes realizar preguntas sugestivas a los testigos
siendo las mismas formuladas directamente, es decir sin
intermediación (Duce, Marin, & Riegopág, 2008).

III. Obstáculos en la implementación de la oralidad


Si bien existe un acuerdo general en la doctrina sobre las
bondades del sistema oral desde hace ya varias décadas, el mismo ha
tenido una casi nula consagración en la realidad. Esto genera una
pregunta: ¿por qué? A continuación, se intentará descubrir cuáles son
los factores que dificultan esta implementación.
Creemos, junto a Morello, que la principal causa está en los
operadores, que “el enfrentamiento no ha cesado – ni cesará – entre
los que quieren cambiar y hacer y los epígonos del inmovilismo airoso
casi siempre atrincherado en la ‘máquina de impedir’…” (Morello, La
justicia, de frente a la realidad, 2002). Las razones de dicha resistencia
son la simple inercia, el tener que volver a estudiar y perder las
ventajas que dan los años de práctica de un sistema frente a otro que
no se conoce, que no sólo afecta a los abogados sino también a los
jueces, especialmente en lo que hace a la posibilidad de delegar (de
los Santos, 2007).
También se observa que “(…) con frecuencia los abogados
prefieren escribir y no hablar: por escrito se pueden presentar, sin
rubor, tesis que no se tendría el valor de sostener delante de un juez:
el papel no se sonroja” (Calamandrei). Con esta reflexión queremos
expresar la formación que se le da al profesional en la actualidad, no
solamente practicando una abogacía entrepeneur, sino también
tendiente a la escritura y al sedentarismo judicial, como si el sistema
judicial fuese un mercado. El abogado se vuelve un empresario y a su
estudio una empresa, perdiéndose muchas veces de vista el objetivo
social de la administración de justicia.
El otro argumento que se suele aducir es la implicancia
económica que este cambio presupone, es decir, se haría
imprescindible la creación de más juzgados, con un consecuente
aumento presupuestario.

xxxiii
"(los principios) están cruzados por un factor de necesariedad que exige, no propone
ni sugiere, que la construcción del proceso civil se realice a partir de determinados
fundamentos que sirven de punto de partida esencial al diseño procesal civil consecuente.
Pues bien, esta necesariedad no está presente, por mucha importancia que se les asigne
por la doctrina, cuando de la oralidad o la escrituración hablamos. (...) Se trata entonces
de simples reglas procesales, que pueden o no estar presentes en la concreta

19
configuración que se haga de un determinado proceso civil." (Palomo Vélez, 2004)El autor
realiza un exhaustivo análisis del tema entre los parágrafos 46 a 59 de su trabajo.
xxxiv
Las definiciones de la RAE dicen: “Oral”: “Que se manifiesta o produce con la boca o
mediante la palabra hablada” y Audiencia “1.Acto de oír las personas de alta jerarquía u
otras autoridades, previa concesión, a quienes exponen, reclaman o solicitan algo./ 2.
Ocasión para aducir razones o pruebas que se ofrece a un interesado en juicio o en
expediente.” (RAE)
xxxv
El Dr. Eduardo Oteiza, profesor de Derecho Procesal en la Universidad de La Plata
(Argentina), recuerda al eminente maestro MAURO CAPELLETTI en una ponencia
realizada con ocasión del VIII Congreso Internacional de Derecho Comparado (Pescara
del 29 de Agosto al 5 de Septiembre de 1970), donde éste último explica el concepto de la
IDEA SIMBOLO DE LA ORALIDAD como un concepto que excede en gran cuantía el
estudio sobre las proporciones de actuaciones orales o escritas de cada ordenamiento ya
que ese ideal se refiere mas bien a la forma de concebir el proceso y la relación entre el
juez y las partes; de allí que Oteiza haciendo una interpretación extensiva de éste
concepto concluye que “la idea símbolo de la escritura convive mejor con el absolutismo o
con sus formas modernas de autocracia que un proceso tributario de la idea símbolo de la
oralidad”.
xxxvi
Marín Boscán prefiere este término al de oral por entender que marca más claramente
su tesitura mixta, incorporando elementos escritos y orales. El autor, además, afirma que
todo proceso será necesariamente mixto y cita a Chiovenda, Vescovi y Couture en apoyo.
(Marín Boscán, 2006)
xxxvii
La oralidad exige que las resoluciones interlocutorias que se dictan en el transcurso
del pleito sean inapelables. (…) “Esto es que el fallo del incidente no sea recurrible
separadamente del fondo” (…) (Palomo Vélez, 2004).
xxxviii
Cumpliendo así con el principio de economía procesal, que resulta ser comprensivo
de todas aquellas previsiones que tienden a la abreviación y simplificación del proceso
(Palacio, 2008).
xxxix
La actual formación universitaria crea en el alumnado una mentalidad adversarial que
resulta perjudicial para el funcionamiento armónico del sistema, con la excusa de
prepararnos para el cruel ejercicio de “nuestra profesión”. Lo cierto es que no se logra ni
lo uno ni lo otro ya que por tendencia innata nos orientamos al choque o la confrontación
incluso, a veces inventando pruebas de donde no las hay para demostrar en un magnífico
escrito “nuestra verdad”, lo cual sería un tanto más difícil si en vez de pensar
calculadamente esos hechos inexistentes, con el consecuente tiempo que ello insume,
debiéramos preocuparnos por decir la verdad por miedo a que el juzgador pudiera
descubrir en nosotros un ápice de falsedad. Falta además una formación en los recursos
y métodos propios de la Oralidad, así como en la explotación de las posibilidades que
genera (uso de infografías, por ejemplo) (Flammá, Penna, & Bovino, 2009).
xl
El proceso oral requiere para su correcta implementación, una capacitación adecuada,
no solo inicial, sino también continua, que abarque a todos los partícipes del
procedimiento judicial.

20
Título IV - La Justicia de Proximidad como
medio para implementar el Proceso Civil por
Audiencias.

Como se ha expresado ya en otro punto de éste trabajo, el


Derecho Procesal Latinoamericano se caracterizó por adoptar la forma
escritaxli. Ese ritualismo vino a configurar un sistema judicial
caracterizado por la falta de inmediación, la delegación de funciones,
expedientes difíciles de leer debido a su construcción fracturada y de
origen diverso y, finalmente, un bajo nivel de eficiencia en la
resoluciones alcanzadas, ya sea por la evidente desvinculación del
juzgador con las demás partes del proceso o por la falta de un “plazo
razonable en la resolución del conflicto”xlii. Con tal panorama no es de
asombrar el alto grado de insatisfacción de la sociedad en general con
respecto al funcionamiento de la justicia.
La función jurisdiccional, primordial en el Estado democrático,
consiste en impartir justicia y proveer de acceso a la misma. Esto
comprende causas de mayor y menor cuantía, no siendo estas últimas
de menos importancia a pesar de su inferior monto. Todas merecen
hacer valer su derecho y recibir una resolución a su conflicto en
procesos cortos y ágiles.
El evidente desgaste de los axiomas que deberían iluminar el
derecho procesal lleva al planteo de la necesidad de un cambio. Se ha
hablado, así sobre las virtudes de los denominados sistemas por
audiencias y la potencialidad de esta para solucionar los problemas
que aquejan el presente de la función judicial latinoamericana.
También hemos visto que a pesar de ello, por diversas causas, no se
ha conseguido progresar en tal sentido.
El mundo que nos toca vivir hoy en día, caracterizado por la gran
reducción de las distancias y la globalización, ha obligado a los países
a salir de su hermetismo tradicional, realzando el hecho de que dentro
de una misma región los problemas son similares. De ahí que los
sistemas que se proyectan para un área determinada puedan ser
también aplicables a otros estados. Sobre este punto en particular
creemos que nada es mejor que una discusión seria y razonada entre
los distintos países Latinoamericanos y del mundo en general sobre la
mejor forma de hacer efectivos los principios, derechos y garantías
que formalmente reconocen sus respectivos ordenamientos jurídicos.
Los autores consideran que, si bien el objetivo final siempre ha
de ser reformar la totalidad del sistema para optimizar su rendimiento,
puede resultar oportuno en ocasiones proceder gradualmente. Ésta es
una de ellas: los embates, cuestionamientos y dificultades que entraña
la implementación de un sistema oral en todas las instancias de un
Poder Judicial hacen recomendable pensar alguna manera en qué se
pueda empezar a introducir tal forma de procedimiento en la práctica,
sin correr grandes riesgos institucionales u económicos, al mismo
tiempo que sin despertar nuevamente los enconados conflictos
políticos a su alrededor.
La oralización del proceso civil y los Juzgados de proximidad son
dos ideas que han hecho eco en las voces de la mas autorizada

21
doctrina procesalista internacional. Sobre ambos temas hay
innumerables proyectos tanto en la Argentina como en el resto de los
países del mundo. A raíz de la investigación realizada por los autores,
se halló una conexión entre ambos institutos, y la utilidad en que
deriva el hecho de instrumentar los Juzgados Proximidad como la
primera etapa de un plan de reforma integral del sistema que nos
permita llevar la Oralidad al Proceso Civil.
Se cree que un renacer de la justicia de proximidad puede ser
fundamental en tal sentido, dadas las peculiaridades de este sistema,
que analizaremos a continuaciónxliii. Antes de comenzar, es de gran
relevancia comprender qué consideramos por justicia de proximidad,
la misma consiste en una opción para el justiciable para la resolución
de controversias cotidianas de poca cuantía, a través de un
procedimiento sencillo, poco formal, de bajo costo y con cercanía
geográfica.

I. Objetivos de un sistema de proximidadxliv.


El primer objetivo será, siempre, lograr un sentencia rápida, útil y
acorde a la realidad. Para ello, y con el objetivo de no encarecer o
retrasar el proceso, será necesario un sistema basado en un trámite
sencillo, como el que se describe brevemente a continuación:
a) Actos Iniciales: el actor se presentaría (con asistencia letrada
obligatoriaxlv) y formalizaría su reclamo en una demanda
(preferentemente instrumentada en formulariosxlvi). Se corre
traslado para que el demandado conteste de la misma forma.
b) Audiencia probatoria (si hubieren hechos controvertidos): se fija una
única audiencia para producir la prueba, la cual se presenta
oralmente al igual que los alegatos. Podría prolongarse por todas
las audiencias consecutivas y seguidas que fueran estrictamente
necesarias para llegar a la sentencia.
c) Sentencia: finalmente el juez emite su pronunciamiento
jurisdiccional con base en el criterio de sana crítica racional para
evaluar los hechos alegados y probados por las partes.
Como el lector podrá advertir se trata de un sistema básico en el
que la dilaciones son estrictamente excepcionales. En un proceso
como este caracterizado por la informalidad, es necesario dotar a juez
de amplias facultades de dirección para que, controlados por los
letrados que intervengan como asesores o representantes de las
partes, éste se desarrolle de la forma más efectiva posible.
Como segunda característica, se encuentra la amplitud territorial,
es decir, que la distribución de los centros de justicia abarque,
descentralizando la administración, la integridad geográfica y
demográfica del territorio. De esta forma, los juzgados de proximidad
permiten acortar las distancias, tiempos y costos para el justiciable. La
extensión de nuestro continente hace especialmente necesaria esta
formulación.
Simultáneamente, como consecuencia de la descentralización
territorial y con el objetivo de comprender la integridad y diversidad
social, deberían contemplarse intérpretes para aquellos juzgados que
se sitúen en la cercanía de comunidades originarias, así como también
tasas de justicia accesibles al común de la población. Este mismo
22
objetivo hará necesario colocar centros descentralizados dentro de los
mismos centros urbanos, para atender a aquellos casos que por su
monto no llegan a acceder a los actuales tribunales ordinariosxlvii.

II. Los juzgados de proximidad como camino


Este trabajo se ha iniciado bajo la premisa de tener una
propuesta concreta: que el sistema de juzgados de proximidad puede
ser el punto de inflexión para un cambio entre el actual sistema escrito
y uno oral. Las razones de las que partimos para tal afirmación son
básicamente cuatro:
1- El sistema de juzgados de paz o de distrito, ha sido
históricamente oral. Esto quiere decir que no se va a discutir
la aplicación de tal forma en el mismo.
2- En la práctica, las causas de menor entidad, así como
aquellas lejanas a los grandes centros urbanos son
desdeñadas por los grandes estudios y atendidas por los
abogados más jóvenes. Esto puede resultar extremadamente
favorable ya que ellos están, normalmente, más
predispuestos al cambio y a probar nuevas estructurasxlviii.
3- El riesgo institucional para la justicia es menor, al mismo
tiempo que el económico.
a. Por su potencialidad descongestionante de las oficinas
centrales, al mismo tiempo que por el mejoramiento de
la imagen de seguridad jurídica a nivel interno y externo,
resulta una inversión (de los Santos, 2007).
b. El momento histórico hace además más sencillo
abaratar en insumos, mediante el uso de nuevas
tecnologíasxlix.
4- Por esta misma razón, resulta más sencillo lograr consenso
político para descentralizaciones de este tipo, que para
reformas radicales en la estructura judiciall.

La mejor forma de lograr un cambio radical que implique no sólo


mayor grado de oralidad e inmediación sino también una
modernización del sistema en general, es a través de una transición
“gradual y moderada”, y un proceso que implique aprendizaje para las
partes, los abogados, el tribunal y la sociedad en general. La
gradualidad tiende a disminuir la resistencia al cambio al mismo
tiempo que demuestra la posibilidad del mismo y su utilidad. Los
operadores involucrados y sus características transformarían al
sistema de juzgados de proximidad en la base para la formación de las
nuevas generaciones de juristas, que realizarían sus primeras
prácticas y labores en un entorno oral.
Claro que este cambio sólo debería ser una serie de objetivos
concretos y estratégicamente pensados para que con pequeños y
progresivos aciertos lleguemos a grandes éxitosli. Esto iría
acompañado por la experiencia y conocimiento adquirido por

23
legisladores y doctrinarios, que estarían más preparados para el
estudio del desarrollo del plan.
En esta progresión será necesario eventualmente instrumentar
un cambio global, que habrá de incluir la modificación de la
infraestructura del poder judicial, un cambio esencial en la legislación y
además la reestructuración del capital humano creando nuevos cargos
de jueces y reduciendo la cantidad de operarios que dependen de él,
entre muchos otros aspectoslii. Evidentemente la complejidad será
creciente en cada etapa. Pero todo esto tiene carácter secundario, ya
que, lo importante es dar seguros el primer paso.

xli
En palabras de Couture, el nuestro es un proceso “desesperadamente escrito”, que
insume un tiempo desmesurado. Las formas se han transformado en un fin en sí mismas
y no son ya un instrumento al servicio de los derechos sustanciales. Debemos mirar la
realidad con consciencia y advertiremos que el expediente es hoy más importante que el
propio objeto del litigio.
xlii
(Morello, La justicia, de frente a la realidad, 2002). También el art. 8 de la Convención
Americana de Derechos Humanos utiliza este término.
xliii
Utilizamos esta palabra por entender que la misma se identifica con lo que hace no
mucho tiempo se denominaba “”justicia de paz”, si bien con un cierto aggiornamiento
producto de la evolución doctrinaria y el devenir histórico. Sobre ambos temas existe una
gran cantidad de escritos. Evitaremos entrar en la caracterización puntual y reglamentaria
del tema, limitándonos a indicar aquellos puntos que muestran cómo estos pueden
funcionar como primer paso en el avance de la oralidad.
xliv
(Falcón, 2006). Brasil tiene una experiencia positiva en tal sentido. En contra: Hazard y
Taruffo al analizar el sistema en los Estados Unidos observan que “ideal perseguido por el
procedimiento para los small claims no se ha realizado nunca”. Los motivos que
encuentran para esto tienen fuertes connotaciones culturales, especialmente en cuanto a
que los ciudadanos comunes huyen al conflicto directo para defender de sus derechos.
(Hazzard, Taruffo, & Inchausti, 2006). Sin embargo, el factor que ellos encuentran
preponderante en este resultado está en ciertos rasgos socio-culturales que son
diferentes en nuestro país: Argentina sí tiene instituciones tradicionales afianzadas (y
mucho) en la sociedad.
xlv
Creemos conveniente la asistencia letrada por las siguientes ventajas: 1)Mayor control
de la actividad judicial puesto que sólo quien conoce el derecho es capaz de asegurar el
imperio de la legalidad y la efectividad de la garantía del debido proceso (Hazzard,
Taruffo, & Inchausti, 2006)Evidentemente si le damos mayores facultades a los jueces es
necesario que instrumentemos un mayor control de ese activismo judicial. 2) Las partes
normalmente desconocen el encuadre jurídico, lenguaje técnico y muchos otros aspectos
del proceso. Las problemáticas de este resulta incomprensible para un ciudadano común,
lo cual tiende a generar en ellos una sensación de insatisfacción.
xlvi
Tal como se instrumentó en Europa, Brasil y en Argentina se halla vigente para el
procedimiento de defensa del consumidor.
xlvii
“Los procesos judiciales están pensados para las grandes causas” - Ricardo Luís
Lorenzetti, actual presidente de nuestra Corte Suprema viene impulsando desde hace
tiempo una reforma integral del Sistema Judicial Argentino. En éste punto sobre Justicia
de Proximidad ha dejado sentado el criterio de que es necesaria la actuación conjunta de
los tres poderes del estado en aras de lograr el tan ansiado objetivo de que los jueces
resuelvan más rápidamente las cuestiones sencillas y que el justiciable no deba esperar
años para obtener una respuesta a su pretensión.
xlviii
Esto se aplica tanto al abogado litigante como al que busca realizar una carrera dentro
del Poder Judicial. Así, la magistratura en juzgados de proximidad sería el punto de
entrada.
xlix
En Europa se utilizan las videoconferencias y se implementó el envió por e-mails en el
proyecto de Juzgados de Escasa Cuantía (Silvosa Tallón) y (Reglamento CE 861/2007)
En Brasil los Juzgados Especiales Federales funcionan íntegramente por medios
electrónicos, dispensando al máximo el uso de papel; es más la justicia brasileña creó y
desarrolló un sistema específico, llamado “e-proc” para explotar al máximo los tiempos
del tribunal. Este proceso electrónico permite anexar archivos digitales de MP3 (formato
de audio) y también de MP4 (audio y video). Las audiencias pueden ser totalmente
gravadas en este formato digital, permitiéndose a las partes y a los jueces de segunda
instancia ver los que ocurrió en la primera etapa (Marinoni L. G.). Si bien los fines son
diferentes, al igual que las realidades sociales y económicas, creemos necesario tener
especial atención a las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías.

24
l
Queremos resaltar con esto la necesidad de que las reformas no sean simple producto
de la iniciativa de un sector social o poder del Estado. Creemos que el proceso entre la
planificación y sanción de una reforma es tan importante como el que se produce desde
esta última hacia el futuro. El caso de Uruguay marca con claridad la necesidad de lograr
consenso entre la triada de poderes del Estado para la implementación de este tipo de
reformas, así como la necesidad de planearlas cuidadosamente (Por ej.: en este país se
creó la Escuela Judicial dos años antes de implementar la reforma, con el objetivo de
capacitar a los operadores). La provincia de Rio Negro tuvo también una experiencia
valiosa en este sentido (Lutz). En cambio, el intento de reforma en la provincia de
Corrientes, fracasó justamente debido a la falta de consenso de los operadores, en
particular de los abogados litigantes, lo cual llevó a la suspensión de la misma por decreto
24/2000 (de los Santos, 2007)
li
En efecto, debemos considerar el éxito obtenido por nuestra hermana República Oriental
del Uruguay como el mejor ejemplo a seguir en materia de estrategia para la concreción
de un Reforma Integral del Sistema de Justicia, ya que la situación del proceso civil
uruguayo antes de su reforma no era muy distinta a la que actualmente existe en la
mayoría de los países latinoamericanos. Hasta la entrada en vigor del Código General del
Proceso en 1989, el proceso civil en Uruguay padeció de todos los males del proceso
heredado de la época colonial.
La trascendencia de la reforma uruguaya se debe a su vez a que, en éste país, rige casi
sin modificaciones el modelo propuesto por el Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal, lo que nos permite conocer cómo ha venido funcionando en la realidad esta
propuesta. Esta conclusión la extraemos de las palabras de Santiago Pereira Campos ya
que en realidad “no se trata de un modelo “uruguayo”, sino de la implantación en Uruguay
de un modelo construido aprobado por la más destacada doctrina procesal internacional,
al que se le respetaron todos sus principios y estructuras fundamentales, incorporándole
tan solo algunos cambios para adaptarlo a la realidad nacional”.
lii
Indudablemente, los magistrados han de recibir para el funcionamiento de un sistema
oral y de proximidad una formación diferente a la que reciben en la actualidad. Habrá que
valorar los conocimientos que tenga el juez de la comunidad en qué se inserta, sus
habilidades comunicacionales y enfáticas, su conocimiento de lenguaje corporal,
implementación de métodos de solución alternativa de conflictos. También creemos que
se debería analizar la capacidad de liderazgo y otorgar a los jueces herramientas y
personal especializado para la solución y optimización de los recursos materiales y
humanos (Lic. en Recursos humanos, comunicólogos, etc.). Las Escuelas Judiciales han
demostrado ser muy útiles en este sentido, colaborando con la formación y
perfeccionamiento de funcionarios, empleados y aspirantes. Uruguay tiene una
experiencia muy positiva y en igual sentido se han expedido los miembros de la Unión de
las Naciones Sudamericanas (UNASUR).

25
Conclusión

La intención de estas líneas no ha sido dar una respuesta


definitiva a las cuestiones que nos aquejan como sociedad en general
y como juristas en particular. Todo lo contrario: es una invitación.
Creemos que lo más importante en estos trabajos y actividades no es
la propuesta final a que se arriba, si no el proceso hasta ella.
En la medida en que mantengamos claro el objetivo primordial:
construir un futuro prospero para toda nuestra comunidad y las
próximas generaciones, la solución habrá siempre de surgir del debate
y la contraposición, de la diversidad de ideas y puntos de vista
El presente escrito ha sido producto de tal evolución en el seno
de nuestro semillero, dentro del cual arribamos a las siguientes
conclusiones:
1- Es necesario tomar conciencia de la diferencia
sustancial que existe entre garantías formales y reales,
así como del abismo que separa lo declarado en
nuestros textos legales de las realidades vividas por
nuestros coterráneos.
2- La oralidad aparece como un buen paso para achicar
tales distancia, pero resulta imposible e inconveniente
un cambio repentino y brusco de sistema.
3- Dadas las circunstancias actuales, los juzgados de
proximidad son el mejor escenario para iniciar un
cambio gradual y moderado.
Nos interesa que el debate continúe alrededor de estas ideas, de
los caminos a los sueños comunes. Creemos en este planteo pero
también en nuestras grandes limitaciones y estamos convencidos de
que la comunidad, en cambio, no las tiene. Por ello y aunque
ciertamente el sendero será arduo, vemos al cambio y la evolución
como una posibilidad y probabilidad. Por ello, y si tomamos conciencia
de todo aquello que está involucrado, no dudaremos jamás que la
realidad, más que un freno, es sólo un desafío.

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