A los once años, edad a la que niños como el de Ana Obregón juegan
a los pokemon, el todavía mocoso Juan José ya robaba coches y los
conducía sentado sobre un cojín para poder ver la carretera (y según
las crónicas policiales no era malo el chaval al volante). Con doce
años había robado su primera pistola a un vigilante y era un experto
dando tirones desde el coche en marcha, lo que accidentalmente le
costó la vida a una de sus víctimas que cayó bajo las ruedas del
coche durante el forcejeo que mantuvieron agresor y agredida por
quedarse con el bolso. Fue con doce años cuando fue detenido por
primera vez junto a un compañero de fatigas: Ángel Fernández, "el
Trompetilla", un chico poco lanzado según el propio Vaquilla pero
del que hablaremos más adelante debido a su importancia en esta
historia que estamos contando.
Sus amigos y sus hermanos iban muriendo uno tras otro. La heroína,
el SIDA o tiroteos con la policía. Su hermano Antonio murió en un
tiroteo con la Guardia Urbana de Girona después de atracar una
joyería, pero no fue esta la única muerte trágica de la familia. Otro
hermano, Julián, moría al intentar escaparse por la ventana de la
habitación del hospital en el que estaba custodiado junto a otro
preso, y un tercer hermano, Miguel, el preferido del Vaquilla, se
mató al estrellarse en el coche con el que escapaba de la policía.