Anda di halaman 1dari 4

Amo Tu Rostro y No Tu Mascara

Todo lo bello y lo bueno del Espíritu está dentro de Ti,


esperando el momento en que le permitas salir.
Todos, de verdad a veces solemos usar máscaras para aparentar
lo que deseamos ante los demás:
riqueza, belleza, sabiduría, poder, espiritualidad, fama; en
fin, todo lo que deseamos proyectar por miedo a que nos vean
en realidad.

Y hemos olvidado algo importantísimo: Lo que somos en


realidad es mucho más glorioso que todo aquello que jugamos a
ser.
Nos ponemos todas esas máscaras y pronto nos vemos presa de
nuestras propias creaciones.
Te invito amigo, te invito amiga… Espíritu, a que
recuerdes tu rostro, a que te quites la máscara que lo cubre.
Ya, mucho tiempo has esperado para mostrarte, y sin embargo
te has sentido todo el tiempo; te has acompañado todo el
tiempo.
Así, comprendes cuando te digo que lo que eres está
aprisionado por lo que piensas.
No es nuevo para ti, porque lo has sentido hace ya mucho
tiempo.
Sólo te pido que lo reconozcas y que actúes en consecuencia.

Redímete
Abandona tus miedos como a una costra. Sánate, y ya no serán
necesarios.
Sí, lo sé. Hay muchas cosas que has hecho que te gustaría no
haber hecho jamás. Es probable que incluso las sigas
haciendo, aún en contra de tu voluntad.
Y todo esto para permitirte sentir algo
auténtico, aunque sea remordimiento.

Dentro de Ti hay cosas mucho más dignas de lo que me has


mostrado hasta ahora. Lo sabes:
Cosas más dignas de hacerse.
Cosas más dignas de decirse.
Cosas más dignas de pensarse.
Cosas que harían cantar tu corazón. Y el mío.

Porque ERES digno.

Sólo recuerda tu origen.


¿Y qué hay de todas las culpas que te acosan? Abandónalas,
porque ya no te sirven.

En su momento las utilizaste para recordarte que quieres


dejar de hacer algo que ni siquiera te gusta, pero a lo que
te has aferrado.

Ahora recuerdas que Eres digno. No eres alguien esperando que


el agua pura venga a quitarle el lodo con el que se ha
ensuciado.
Eres el agua pura que tanto esperas.
Nada te tocó jamás.
Nunca nada te ensució.

Sólo escogiste convertirte en lodo.


Recuerda ahora quien eres, y conviértete en Eso.

Perdónate por lo que pertenece al pasado. Por muy difícil que


sea, permanece firme en la decisión de perdonarte.

Te voy a decir algo que quizás te sorprenda: “Lo que pasó, ya


pasó”. No alimentes con el rumiar de tu pensamiento aquellas
cosas que quieres dejar atrás. Dices que han quedado atrás y
sin embargo te deleitas en sufrir porque ayer elegiste sufrir
cuando podías escoger la felicidad. Déjalo ya.

Hazte responsable de tu vida y de todo lo que en ella depende


de ti.
Pero perdónate.
Eres un hijo de Ti mismo.
Eres Uno con Dios, si lo recuerdas bien.

No elijas sufrir, porque tus lágrimas las llora Dios.

¿Qué hacemos entonces cuando una adicción nos mantiene


esclavizados al sufrimiento? ¿Qué hacemos cuando nuestras
humanas limitaciones nos hacen repetir una y otra vez aquello
que queremos evitar? Sentir.

Ponernos en contacto con lo que el Espíritu nos dice dentro


de nosotros, y no con lo que nuestro pensamiento nos dice que
debemos y no debemos hacer para poder acercarnos al Espíritu.

Lo que sientes en este momento es, ni más ni menos, lo que


necesitas para acercarte a Dios, independientemente de lo que
te hayan enseñado a pensar.
Sólo contactarte atentamente con Aquella parte de Ti que
siempre se ha mantenido en contacto contigo.
Si prestas atención.
Si sientes sin miedo, te darás cuenta de que aquello que
sientes te indica claramente lo que es benéfico para ti y lo
que es perjudicial.

Sin dudas.
Sin pensamientos.

¿A quién engañarías diciendo que no deseas la sustancia a la


que eres adicto cuando tu cuerpo te la pide fervientemente?

¿Cómo ocultarte a ti mismo que hierves en deseo de cometer


aquella acción que bien sabes que es perjudicial para Ti?

No serán suficientes todos los pensamientos del mundo para


desaparecer lo que sientes tan vívidamente. Aunque sean
pensamientos acerca de lo Sagrado. Porque el Espíritu está
hecho para vivirse y no para pensarse.

Así que no es la negación el camino que nos conviene.

Seamos honestos.

¿Cómo ocultaríamos el hecho de que sufrimos cuando actuamos


en contra de los demás o de nosotros mismos?

¿Serían suficientes todas las excusas para cambiar la


realidad del sufrimiento después de una acción equivocada?

No puedes fingir, ni negar lo que sientes. Así, es sintiendo


como conoceré mi realidad interior.

Porque no es tan difícil: Si te quema, suéltalo.

Esto es en mi opinión lo que debe hacerse:

Ver, en lugar de cerrar los ojos.

Tomar lo que beneficia.


Soltar lo que daña.

Y sintamos lo que sintamos, recordemos que en todo momento


podemos
“Elegir”.

Tal vez sientas ganas de perjudicar. Tal vez hayas


perjudicado muchas veces en el pasado.

Pero ahora puedes Elegir algo distinto. Porque tienes ese


derecho.

El derecho de recordarte. El derecho de ser feliz. El derecho


de ser Tú.
El derecho de Ser lo que Eres…y dejar de ser lo que fuiste.

Amo tu rostro y no tu máscara.

Porque puedo ver a Dios en tu mirada, y sentirme acompañado


por tus palabras.
Porque Eres mucho mejor de lo que crees que eres.
Porque te duele cuando actúas sin dignidad. Porque anhelas la
Felicidad.

Que obtengas la Felicidad que buscas.

Que nos bendigas con Tu Felicidad.

Gracias.

Atte.El Loco

Anda mungkin juga menyukai