¿Cuáles fueron las consecuencias políticas, ideológicas y económicas? La reflexión parte de la hipótesis
de que el proyecto político del 52 despliega su dominio político y provoca la generación de una cierta
hegemonía ideológica desde el departamento de Santa Cruz a partir de su vinculación con los actores
locales, las instituciones políticas departamentales y la estructura económica regional.
Para realizar un estudio sobre el despliegue político y económico del Proyecto Político del 52
en el departamento de Santa Cruz y de la consecuente germinación ideológica contenida en
ciertos actores locales como modo resistencia al carácter popular del emergente proyecto,
amerita reconocer ciertos factores objetivos que permitieron la vinculación entre lo que vino a
constituirse como el Estado nacional revolucionario con las Regiones.
Desde la perspectiva gramsciana, lo anterior implica la vinculación dialéctica del nivel
estructural con el superestructural del bloque histórico; mejor dicho, la relación del nivel político
con el económico en un momento dado, empezando por el contexto externo o internacional.
El contexto externo
Entre los años 1955 y 1975, a decir de Samir Amin, “es la era de Bandung porque es la del
triunfo de la ideología del desarrollo que se basaba en un conjunto de certezas aparentes,
propias de cada una de las regiones del mundo, pero también profundamente afianzadas en
las ideas dominantes: el keynesianismo, el mito del alcance por el socialismo estatal soviético y
el mito del alcance dentro de la interdependencia en el tercer mundo”. “Presuponía un
esquema de modernización de corte nacionalista y burgués encaminado a lograr el
establecimiento de economías nacionales relativamente endocéntricas e industriales en un
marco interno de interdependencia controlada a escala mundial, justamente lo opuesto al
modelo soviético de desvinculación”. Es decir, la finalización de la segunda guerra mundial, por
un lado marca el nacimiento, sobre las ruinas del viejo sistema europeo, del sistema mundial
de los estados fundado sobre el predominio de Estados Unidos y la Unión Soviética3 con sus
respectivas concepciones político-ideológicas y, por otra parte, el tema del desarrollo
económico que comenzó a ganar difusión en diversos ámbitos politizados de las sociedades
latinoamericanas, donde la teoría cepalina desempeño un papel relevante en el plano
doctrinario y de planeación del desarrollo de la región.
En este sentido, los gobiernos latinoamericanos, comenzaron a presionar al de los Estados
Unidos para que se comprometiera en un plan de asistencia económica que tuviera una
significación similar al que alcanzara el Plan Marshall de reconstrucción de Europa. En este
sentido, J. F. Kennedy a inicios de los años 60, con su formula „Alianza para el Progreso‟
propone el desarrollo económico planificado y la reforma social de la región.
El despliegue político y económico del MNR en Santa Cruz
Si Gramsci enfoca a la sociedad clasista, para reconocer y diferenciar la dominación política
de la hegemonía ideológica, es posible convenir que la supremacía de una clase social se
ejerce siempre mediante las modalidades complementarias del dominio y la hegemonía. Es
decir, la primera modalidad, la dominación política, se hace valer sobre los grupos
antagonistas mediante los aparatos coercitivos de la sociedad política, la segunda modalidad,
la hegemonía ideológica, se ejerce sobre los grupos sociales aliados o neutrales a través de los
aparatos hegemónicos de la sociedad civil. Más aún, si la hegemonía es ético-política no puede
dejar de ser también económica, y no puede menos que estar basada en la función decisiva
que el grupo dirigente ejerce en el núcleo rector de la actividad económica. En este marco, una
clase dirige la sociedad por el consenso que obtiene gracias al control de la sociedad civil;
control que se caracteriza por la difusión de su „concepción del mundo‟ entre los grupos
sociales.
Conclusiones
En cuanto a lo económico, en Santa Cruz se da paso a la dotación de tierras, al aumento de la
fuerza laboral como efecto de las migraciones, a la inversión de capitales públicos y privados
en el área hidrocarburífera con el consecuente desarrollo de la agroindustria y la banca,
además de la permisividad estatal sobre el contrabando y el reparto de tierras urbanas a los
grupos y clases sociales de escasos recursos. Es decir: un marco de inversiones públicas y
privadas que se despliega de forma particular en Santa Cruz, con el objetivo de generar una
burguesía nacional. Por ello el capital invertido en el rubro agrícola, principalmente. No
obstante, esto se puede interpretar como un fallido intento de creación de dicha burguesía
nacional, pues no poseían la preparación ideológica y cultural como para direccionar un
proceso que abarque todo el espacio estatal.
En cuanto a lo político, podemos ver que la coerción política fue ejercida por grupos que
detentaban el poder del Estado mediante la represión y la violencia de las armas porque era
necesario neutralizar la acción política opositora; pues, era la época del nacionalismo
revolucionario donde el caudillo local con sus comandos zonales y grupos de choque se
sobreponía al orden democrático.
En cuanto al aspecto ideológico encontramos la germinación de una hegemonía ideológica o
direccionamiento cultural de grupos elitarios articulados al Comité Pro-Santa Cruz que si bien
fortalecen su poder económico gracias a las fuertes inversiones económicas, la migración-
fuerza de trabajo y la disponibilidad de tierras como efecto de la revolución. No obstante,
presentan resistencia hacia ésta misma revolución ante la negativa del gobierno central de
otorgar las regalías correspondientes y, además, por el carácter popular de la revolución. Es
así que se constituye una forma de pensamiento pro-regional que marcará un imperativo
ideológico en función de intereses privados legitimados con el discurso „del interés general de
la cruceñidad‟.
Es así que desde mediados del siglo XX Santa Cruz se empieza a constituir en un espacio
estratégico que contiene estructura económica, demografía potencial y elites económicas que
gravitarán en la posteridad -de maneras diversas- en el escenario político nacional. M