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República bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental
De los Llanos Centrales
“Romulo Gallego”
Área de Ciencia Salud
Año: 1º Sección: W
Asignatura: Antropología

COMPRENDER LOS PROCESOS QUE INVOLUCRAN


AL INDIVIDUO SANO, AL INDIVIDUO ENFERMO Y A
LA MUERTE DENTRO DE SU CONCREACION
HISTORICA

Prof.:

Nelson E. Romero M. Bachilleres:

1. Castro Loredana C.I 19947198

2. Colmenares Mayury C.I 19558404

3. Contreras Marianela C.I 20963899

4. Diaz Carelis C.I 22536331

5. Diaz Pahola C.I 20399455

6. Escalante Kimberlyn C.I 19472982

7. Espinosa Yuliany C.I 20246535

8. Espinosa Cinned C.I 23058935


9. Fernandez Freddy C.I 20414597

10. Fernandez Vincent C.I 20119261

OCTUBRE, 2010

Introducción:

El tema de la muerte es uno de los más difíciles de tratar en la Medicina y en


la vida. Es un tema interdisciplinario que rebasa con mucho el modelo médico y que
implica para su cabal comprensión abordajes filosóficos, religiosos, espirituales,
tanatológicos, artísticos, sociológicos, económicos, entre otros.

Nuestro tema está circunscrito a la conducta del Médico frente al paciente que
va a morir, sus familiares. Esto hace posible que podamos tratarlo en forma más
concreta y específica. Poco se ha escrito en la literatura médica con respecto a este
tópico. Quizá porque el contenido psicodinámico de la respuesta del Médico ante la
muerte sea en principio siempre negar la vulnerabilidad de la vida y la limitación de
esfuerzos ante la inminencia de la muerte inevitable. Se educa al médico desde el
primer año de la carrera en una filosofía que siempre tiende hacia la vida, a
promoverla y preservarla. Prácticamente nunca se les habla de la muerte y solo hasta
que tienen que vivirla con los enfermos o cuando les toca la experiencia en alguien
muy cercano es que llegan, después de un enorme esfuerzo de autocrítica, a
percatarse que es la muerte la que le da un sentido de existencia a la vida y nos
enseña a valorarla en una dimensión más objetiva: la de la finitud que nos hace
simplemente humanos.

La anterior reflexión es pertinente en los términos de la siempre presente


defensa omnipotente de los Médicos ante los retos enormes de la Enfermedad, la cual

2
es reforzada por la competitividad inherente a la estructura social y hospitalaria de las
carreras médicas.

La ambivalencia y la incertidumbre propias del tema de la muerte no tienen


cabida en las estadísticas de los Comités de morbi-mortalidad: sería muy interesante
el planteamiento de una metodología estadística para un comité de mortalidad digna,
por ejemplo.

A lo anterior es necesario agregar las contradicciones de nuestra sociedad


mercantil, dado que la Medicina es cada vez más una actividad profesional que se ve
afectada por costos progresivamente mayores. La forma de morir así considerada es
claramente diferencial: depende de la capacidad adquisitiva de cada cual, lo que pone
un serio dilema filosófico sobre el tema de la dignidad intrínseca de todos los seres
humanos.

Los Médicos debieran tener un papel definido con respecto a las anteriores
consideraciones. Muchos de los pacientes y sus familiares tienden a adoptar aquellos
patrones de conducta y creencias de un Médico en el momento de verse enfrentados a
la muerte: tal es el estado de indefensión y vulnerabilidad de esa experiencia.

Además de la alienación propia de la vida en nuestra sociedad mercantil, este


estado de crisis hace ávidos de orientación, apoyo y guía a estos individuos. Si la
persona no sabe del proceso de morir, si sus familiares se en cuentran llenos de
ambivalencia y culpa, el Médico debiera ser capaz de poderlo orientar y darle un
sentido a la experiencia, así como guiar a los familiares al manejo de sus propias
vivencias y para el apoyo del moribundo. Si son capaces de lo anterior para un
proceso de parto, debemos serlo también para un proceso de muerte, tal es la
amplitud de nuestro contacto con la realidad humana.

3
El momento del inicio de una vida humana o el momento del alta de un
paciente gravemente enfermo son situaciones felices en la práctica cotidiana. La
muerte digna de un paciente que ha sido adecuadamente conducido en su proceso es
una de las situaciones más nobles del quehacer médico.

Índice
Pág.

1. Introducción

2. Tema

2.1. El medico ante la muerte…………………………………………………… 5

2.2. Derecho del paciente en estado Terminal………………………………….. 8

2.3. Tratamiento y decisiones éticas en la atención del paciente terminal…….. 11

2.3.1. Decir la verdad…………………………………………………….. . 12

2.3.2. Alivio del dolor y sufrimiento: ……………………………………. 13

2.3.3. Calidad versus santidad de la vida…………………………………. 14

2.3.4. Eutanasia…………………………………………………………… 15

2.3.5. La familia…………………………………………………………… 16

2.3.6. El paciente…………………………………………………………...

17

2.4. El proceso salud – enfermedad en su dimensión histórica y social………... 18

2.4.1. El proceso salud – enfermedad…………………………………….. 18

2.4.2. Dimensión histórica y social……………………………………….. 19

2.5. Elementos que la conforman ……………………………………………… 23

4
3. Conclusión……………………………………………………………………… 24

4. Citas……..……………………………………………………………………… 26

5. Bibliografía………………………………………………………………………27

6. Reflexión…………………………………………………………………….. … 30

7. Dramatización…………………………………………………………………... 31

2.1. El medico ante la muerte

Son pocos los estudios que hay sobre la relación del médico con la muerte en
nuestra cultura actual occidental desde un punto de vista antropológico sobre
medicina urbana que se han realizado. La antropología médica se ha dedicado más a
estudiar médicos en comunidades rurales o al margen del proceso civilizatorio.

"Los antropólogos... han sido relegados a estudiar la fenomenología médica


no-urbana, sin que se les haya dado pie, particularmente en Europa, a estudiar las
condiciones en que se ejerce la práctica en su propio sistema social"(1).

A diferencia de los profesionales de salud mental (psiquiatras, psicoanalistas o


psicoterapeutas), que tienen que elaborar la angustia de la muerte con sus pacientes,
el médico tiene "un contacto permanente y siempre informulado con la muerte"(2).

Dentro del material escrito disponible, se ha podido ver que el médico y la


muerte entablan una lucha en la arena de la enfermedad, que tiene como portador al
paciente. A veces el médico gana la lucha curando la enfermedad, y otras, la muerte
lo derrota, llevando al paciente a sucumbir.

"En un sentido amplio, toda muerte es necesariamente triunfante puesto que


necesariamente termina por dar cuenta de nosotros"(3).

5
El médico es muchas veces el mediador entre la muerte y el paciente, es el
portador de la mala noticia, el que le dirá al paciente que la lucha de ambos contra la
enfermedad está siendo vencida y que el fin llega.

Esta tarea es ser el anunciador de la muerte, fue asignada los médicos por los
papas en el período histórico como modernidad, o sea a fines del siglo XVIII y
principios del XIX. Hasta el siglo XX prácticamente, los médicos no se encargaban
de curar, sino más bien de ayudar a que la persona tuviera una "buena muerte", siendo
una especie de apoyo espiritual para el enfermo.

"En las novelas de Balzac, el médico juega un papel social y moral


considerables...Cuida un poco, pero no cura, ayuda a morir. O bien prevé un curso
natural que no le corresponde a él modificar"(4).

Para los médicos actuales que intentan la cura, admitir la muerte del paciente
es enfrentarse con su incapacidad para curar, es admitir que hay cosas que escapan a
su universo de conocimientos, admitir la impotencia de su conocimiento científico
frente al avance de microorganismos que provocan procesos perversos que no puede
detener.

"La aceptación de la muerte significa admitir que algo es, aunque trascienda
nuestra comprensión. Para esto es necesario renunciar a gran parte de la propia
omnipotencia"(5).

Cuando la enfermedad avanza, lo máximo que el médico consigue hacer es


retardar el momento de la muerte o ayudar a que el paciente tenga, dentro de lo
posible, una muerte mejor.

6
El retardo del momento de la muerte es causa y consecuencia de la
hospitalización del moribundo, que pasó a ser práctico corriente solo después de la
segunda guerra mundial.

Esta posibilidad reciente da un nuevo rol protagónico al médico, que pasa a


tener poder de decisión sobre la vida de la persona. Una vez en el hospital el paciente
y su familia quedan subordinadas a la decisión del cuerpo médico y muchas veces la
justicia interviene impidiendo que una máquina sea desligada y permita que el
paciente muera como sería su deseo o el de su familia, una vez que estaría teniendo
vida vegetativa.

Surge aquí una de las discusiones de la medicina contemporánea. ¿Hasta


dónde y hasta cuándo el médico puede decidir mantener vivo al paciente?

De acuerdo con algunas versiones críticas, habría una tendencia en la


medicina institucional a mantener un equilibrio en la situación de enfermedad como
una forma de justificar la propia existencia del sistema médico.

Curar no es el instrumento para llegar al objetivo utópico de la salud, sino el


medio para seguir curando y mantener así este equilibrio en la enfermedad que genere
la reproducción del circuito ritual médico"(6).

La afirmación de los autores nos remite a los casos en que se prolonga la vida
de un paciente como forma de mantener el sistema funcionando en torno de él, casos
en los cuales el médico es el que toma la decisión de cuando el paciente debe morir,
lo que, en muchos casos puede estar subordinado a intereses económicos.

"La muerte ha dejado de ser admitida como un fenómeno natural necesario. Es


un fracaso, un business lost. Cuando la muerte llega, se considera como un accidente,
como un signo de impotencia y de torpeza, que es preciso olvidar"(7).

7
Dos cuestionamientos pueden ser levantados ante esta afirmación. En primer
lugar, el hecho de que esta postura exista, no la transforma, en pasible de
generalizaciones. En segundo lugar, su existencia no la transforma automáticamente,
en una postura correcta.

Si bien existe una definición antropológica que asocia lo moral a lo normal


dentro de una sociedad, la razón debe primar en el discernimiento de lo que es un
comportamiento ético con base a los valores humanistas del agente de la acción.

"Lo moral es, pues, aquello que es normal en un cierto tipo de sociedad y en
una fase determinada de su evolución. Corresponde entonces a la razón modelar el
comportamiento mediante un corte práctico de la ética, derivado de un estudio
científico de la vida social"(8).

En otras palabras, la persona deberá decidir, de acuerdo con sus valores, lo


que es correcto hacer, aunque lo normal en la sociedad no sea exactamente eso.

Dentro de este marco, existe otra relación posible del médico con la muerte
que es la de ayudar al paciente a tener una muerte tranquila, como lo fuera en siglos
anteriores, revitalizando un viejo axioma que dice: curar, paliar, acompañar.

Cuando el médico no puede curar, debe encontrar paliativos para el


sufrimiento del paciente, y cuando esto tampoco es posible, solo resta acompañarlo
para que tenga una muerte lo más digna posible.

En este sentido, en la década pasada, era considerado pionero en este tipo de


servicio el "hospicio" (con comillas en el original) Saint Chistophe, en los suburbios
de Londres, pensado no como un hospital para curar sino para que los enfermos
terminales vayan a morir, (9)
"hospitales especializados en muerte dulce y en su

8
preparación"(10) en los cuales los pacientes desahuciados tendrán el derecho a decidir
morir cuando así lo desearen.

Y surge aquí otras de las discusiones, ¿cómo determinar el momento de darse


por vencido y entregarle un paciente a la muerte?

2.2. Derechos del paciente en estado terminal

Desde los tiempos más antiguos, la actitud del médico ha sido paternalista, es
decir, siempre decidiendo por sus enfermos y dando poca oportunidad a los mismos
de decidir y ejercer los principios de autonomía y libertad, correspondiendo a la
medicina hipocrática. Algunos autores la han llamado tiranía paternalista o
paternalismo tiránico. Aristóteles cita que la enfermedad hace que el enfermo sea un
sujeto incapaz de prudencia, con juicio moral perturbado, disminuido o nulo.

En los estados socialistas no se considera distinción entre los derechos


individuales y los sociales. El socialismo considera la sociedad sobre el individuo,
siendo el responsable de otros derechos llamados derechos sociales tales como
vivienda, educación, trabajo, asistencia social y sanitaria, etc. Fueron planteados en el
siglo XIX y son los derechos de la segunda generación o derechos sociales,
económicos y culturales. Fueron enunciados por la Asamblea General de la ONU en
1948. Posterior a la Segunda Guerra Mundial, los derechos sociales habían sido
incluidos en la mayoría de las Constituciones de los países desarrollados y de
aquellos países que firmaron el documento. Posteriormente surgieron los derechos de
tercera generación llamados ecológicos o de las futuras generaciones.

Las fases de la relación médico paciente han evolucionado a través de la


historia, pasando por la fase monárquica (cuando el médico actúa como quien
monopoliza el poder siendo los pacientes sumisos, similares a súbditos), luego la fase
liberal (principio de autonomía), la fase social (principio de beneficencia) y la fase

9
"democrática" en la cual se establece una relación médico-paciente más auténtica,
donde el paciente está informado y toma decisiones. Todos estos cambios se van
sucediendo en otros países especialmente en Estados Unidos. Entre los criterios de
autonomía y de beneficencia surge un criterio muy importante que es el de justicia,
según el cual nosotros juzgamos situaciones con un criterio regulador. La justicia es
el término medio (11).

En nuestro país todavía distamos mucho de tener una relación médico-


paciente democrática debido a que en muchos casos el médico actúa de manera
monárquica, asumiendo la responsabilidad general en el tratamiento de los enfermos;
en otros casos el paciente expresa su incapacidad para entender o querer entender lo
que le sucede y delega en el mismo médico la responsabilidad de su tratamiento; la
mayoría de las veces no se utiliza el recurso del consentimiento informado, ni
siquiera verbal, a pesar de estar consagrado en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela(12). Sin embargo, en cada caso en los tiempos actuales,
tenemos la obligación de aceptar que el paciente tiene derecho a ejercer su libertad y
su autonomía en la atención médica.

2.2.1 Los derechos del paciente

1. Todo paciente tiene derecho a la atención médica y de salud; sin discriminación


alguna fundamentada en raza, credo, sexo, religión, nacionalidad, etc.
2. Todo paciente tiene derecho a una atención médica integral; ofrecida por personal
profesional médico, idóneo, capacitado y actualizado dentro de los criterios
científicos prevalecientes.
3. Todo paciente tiene derecho a un consentimiento legítimamente declarado. Para
ello el médico se encuentra en la obligación de informar a su paciente, de una forma
oportuna y veraz, en términos comprensibles para su desarrollo, de todo lo relativo a
su padecimiento, las alternativas diagnósticas y/o terapéuticas, riesgos.

10
4. El derecho del paciente a conocer la identidad del profesional que se encarga de su
atención médica.
5. Todo paciente tiene el derecho a una historia clínica elaborada por el médico y/o
médicos a su cargo. El paciente tiene derecho a que su médico tratante le entregue un
resumen certificado de su historia clínica en el cual se mencionen los aspectos de
importancia relacionados a su motivo de consulta, ingreso, procedimientos
diagnósticos y terapéuticos, evolución, causa y estado de egreso.
6. Todo paciente tiene derecho a que se respete su dignidad, privacidad,
confidencialidad.
7. Todo paciente tiene derecho a una segunda opinión médica
8. Todo paciente tiene derecho de propiedad sobre los exámenes paraclínicos que se
haya realizado a su costo; por tanto, el médico está en la obligación de, previa copia y
certificación en su propia historia clínica del paciente, devolverle a éste todos los
exámenes.
9. Todo paciente tiene derecho a la confidencialidad de todo lo conocido por el
médico con motivo de su atención profesional. El secreto profesional debe respetarse
aún después de fallecido el paciente.
10. Todo paciente tiene derecho al alivio del sufrimiento y del dolor. El médico debe
mantenerse al día en los procedimientos terapéuticos tendientes al alivio y control del
dolor.
11. El paciente tiene el derecho a la autonomía y libre autodeterminación. Este
principio involucra el derecho a la elección del médico y la institución; a no ser
sometido a procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos sin su consentimiento;
derecho a negarse a medidas extraordinarias de prolongación de vida.

2.3. Tratamiento y decisiones éticas en la atención del paciente


terminal

11
La palabra terminal es imprecisa y ambigua y los enfermos en esta condición
son ubicados en una situación de inferioridad, con muy poca o sin capacidad de
decisión(13). Los enfermos terminales tienen en cierto modo pérdida de su humanidad
y aparece el miedo a la muerte, miedo al dolor, pérdida de la capacidad de ordenar su
vida; por tanto se vuelven dependientes, vulnerables y pueden ser explotables.

El paciente terminal se ha considerado como aquel paciente quien se


encuentra críticamente enfermo, cuya muerte será inevitable en fecha cercana, a pesar
de todos los esfuerzos a nuestro alcance para mejorar su salud(14). En estos pacientes,
se discuten conceptos de calidad y santidad de la vida, alivio del dolor, tratamientos
paliativos, eutanasia, apoyo tanto al paciente como a la familia entre otros. Los
médicos tienen que considerar siempre los derechos de los pacientes terminales: el
derecho a vivir hasta su último momento con sus máximos potenciales personales, el
derecho a vivir independientemente y en alerta, el derecho a tener alivio de sus
sufrimientos, el derecho a tener una adecuada información o rehusar a ella, sobre su
enfermedad, el derecho a ser atendido por profesionales que conozcan y sean
competentes en el manejo de estas etapas terminales, el derecho a ser el eje principal
de las decisiones a tomar en su etapa final de vida, el derecho a que no se mantenga el
sufrimiento indefinidamente para sostener sus funciones vitales, el derecho a hacer el
mejor uso de su tiempo, el derecho a que sus familiares sean tenidos en cuenta antes y
después de su muerte, el derecho a morir con dignidad, tan confortable y apacible
como sea posible(15).

El paciente terminal plantea gran cantidad de situaciones muy difíciles,


inquietantes, debido a que las decisiones a tomar por parte del médico deben ser
individualizadas. En la actualidad se dispone de recursos paliativos para prolongar la
vida útil de muchos pacientes, mientras que en otros la posibilidad de una buena
calidad de vida resulta prácticamente inalcanzable. El médico piensa en la muerte
como su enemigo natural, se le ha formado para "curar", entre lo que se le enseña está

12
en primer lugar curar, luego aliviar y por último ayudar a buen morir. Se considerarán
sólo algunos aspectos de este tema tan extenso, los cuales generan permanentemente
inquietud y dudas.

2.3.1. Decir la verdad: ¿Cuál es la verdad? La función del médico en relación


con el paciente terminal comprende aspectos éticos, morales, humanitarios. Una
primera situación es aquella que se presenta cuando se enfrenta el dilema de decir la
verdad o no al paciente. En algunos casos el médico no está seguro sobre que es la
verdad con plena seguridad y a corto plazo. Decir toda la verdad es hipotético puesto
que el médico no siempre sabe exactamente la demarcación entre verdadero y falso.

El Dr. León en su libro sobre Ética en Medicina menciona que "la verdad es
aquello que el médico espera va a suceder, en base a un análisis honesto de su propia
experiencia y de la de otras personas calificadas, a las cuales debe consultar en lo
tocante a la situación específica del paciente"(16). En estos casos la actitud del médico
tiene que ser individualizando y considerando la capacidad del paciente para conocer
la verdad y sus posibilidades de adaptarse a esta nueva realidad. En algunas ocasiones
el paciente requiere que se le informe la situación y el médico debe hacerlo, más aun
cuando se trata de un paciente médico, con cáncer, situación terriblemente compleja,
pero en la que el médico debe sin duda informar de la enfermedad, pues de otra
manera no se podrían justificar ante el paciente, medidas terapéuticas necesarias en el
tratamiento paliativo de la misma.

Los médicos además están en la obligación de informar a los familiares


cercanos al paciente acerca de su padecimiento. Hay autores que en algún momento
apoyan la teoría del "no decir", especialmente a la familia, para evitar las reacciones
emocionales de los familiares con el enfermo, pero si consideramos al enfermo como
persona humana y para que pueda tener libertad para decidir sobre su futuro, es
necesario muchas veces "decir". Algunas veces la verdad se le informa a la familia,

13
muy común en los pacientes con cáncer, y es ella la que decide sobre la incapacidad
del paciente para asumir el diagnóstico. Cuando el médico acepta esta opción, se
produce el aislamiento y sufrimiento en soledad del paciente. La verdad no implica
situaciones de conversaciones frías, técnicas o demasiado concisas, sino más bien
compasión y estimulación de la esperanza. Nuevamente el médico se enfrenta a su
propia naturaleza y a sus creencias y experiencias, pero definitivamente debe apelar a
sus principios de ética médica para cumplir con su obligación.

2.3.2. Alivio del dolor y sufrimiento: este debe ser el objetivo fundamental
del tratamiento de un enfermo en una condición terminal. El médico tiene la
responsabilidad fundamental de aliviar el sufrimiento del paciente utilizando los
medios a su alcance, especialmente cuando se conoce que el desenlace será fatal a
corto plazo. El problema es que el médico también en esa situación se enfrenta a su
propia conciencia, a sus creencias religiosas, a su formación y a la presión de los
familiares cercanos del paciente. En estos casos se plantean innumerables preguntas
en la mente del médico: ¿Estaré prolongando un sufrimiento, en vez de aliviar una
agonía? ¿Es adecuado administrar tratamientos vigorosos sabiendo que no van a ser
efectivos? En estos casos existen obligaciones morales de tomar cuidados
proporcionados o medidas paliativas necesarias, pero no necesariamente cuidados
desproporcionados. Siempre se ha de tener presente el derecho del paciente a rehusar
el tratamiento. En los últimos momentos de la vida del paciente, al entrar en agonía se
plantea el dilema de la sedación porque esto influirá en la disminución de la
conciencia del paciente. En este momento el paciente no puede decidir y la familia se
encuentra en una situación emocional que le impide tomar decisiones. El paciente
debe morir con dignidad, lo cual implica tranquilidad del paciente y control
emocional de los familiares, capaces de identificarlo como la persona de siempre.

2.3.3. Calidad versus santidad de la vida: este es uno de los aspectos de más
difícil solución cuando el médico se encuentra ante la disyuntiva de prolongar o

14
terminar la vida. Existen dos principios que entran en oposición cuando se discuten
situaciones vitales. Uno establece que se debe estimar formalmente el balance entre
sufrimiento y felicidad cuando se tomará una decisión de vida o muerte. El segundo
establece que la vida es santa, dedicada o consagrada a Dios. En nuestro país el
concepto de la santidad de la vida está muy arraigado, debido a la creencia religiosa
predominantemente católica, donde se cree que la supervivencia del hombre es
designio de Dios y sólo Él puede terminar con una vida humana. Esta creencia de la
santidad de la vida impide al individuo ejercer un control racional o irracional sobre
su existencia o la de otros. Cuando se pierden facultades y la vida pierde su calidad
humana, ¿conserva aún su santidad? La pregunta es similar a aquella en relación a si
el huevo producto de la fecundación es una vida humana santa. La iglesia no acepta el
control de los hombres sobre su vida, pero aprueba como algo distinto la ayuda que se
presta al moribundo para mitigar sus dolores según el principio del doble efecto
(efectos indeseables cuando no se intentan directamente y conduzcan a un bien, o en
el caso del paciente terminal, una muerte menos tardía y con menores sufrimientos).
El Papa Pío XII declaró en 1957 que está permitido utilizar con moderación
narcóticos que calmarán al moribundo sus sufrimientos, pero que también acarrearán
una muerte más rápida. Los médicos no están en la obligación de continuar el uso de
medidas extraordinarias para mantener con vida al paciente terminal (17). Siguiendo el
humanitarismo, tenemos la obligación de aliviar y evitar el sufrimiento. La santidad y
la calidad de vida son parte del ethos médico pero entran en conflicto cuando por
mantener el valor de la santidad de la vida, se prolonga el sufrimiento.

2.3.4. Eutanasia: la definición etimológica expresa Eu (buena), thanatos


(muerte). Se atribuye la creación del término euthanasia a Francis Bacon, pero según
Gracia(18), el término se ha utilizado desde los tiempos del emperador Augusto, se
prefiere definirla como "muerte tranquila y sin sufrimiento físico, provocada
voluntariamente, con el fin de evitar a los enfermos desahuciados, fuertes dolores y
una agonía lenta y penosa, a condición de que sea solicitada expresamente por el

15
enfermo en estado terminal y que sea un médico quien atienda esta demanda".
Significa muerte suave, indolora, sin agonía; muerte provocada sin sufrimientos por
medio de agentes adecuados.

La discusión acerca de la eutanasia se mantiene abierta desde hace muchos


años. Los que están a favor de la misma señalan que permite poner fin a un
sufrimiento exagerado en un enfermo que no tiene esperanzas de recuperación o que
padece una enfermedad incapacitante incurable, con casi nula calidad de vida, es
decir, se realizaría básicamente por compasión. A esto se opone el concepto emitido
anteriormente de la santidad de la vida, tan arraigado en nuestra población, como lo
demuestra la opinión de Luis Razetti(19) en contra de la eutanasia, la misma no debe
confundirse con caridad, como dicen algunos que creen que el médico debe estar
autorizado para acabar con la vida de un moribundo o enfermo terminal. Aún ahora,
el debate continúa debido a las diferencias de opinión de los diferentes médicos y
particularmente de su arraigo religioso. En nuestra legislación la eutanasia no está
permitida y el suicidio asistido es pena criminal. Sin embargo, en otras sociedades ha
sido aceptada tales como en Holanda y Bélgica. Algunas personas piensan que el
comportamiento hacia el enfermo terminal debe basarse en el derecho a la vida y a la
dignidad de la persona, utilizando tratamientos proporcionados sin llegar al
"encarnizamiento terapéutico", conociendo la voluntad del paciente(20).

2.3.5. La familia: es crucial la comunicación efectiva del médico con la


familia y con el paciente terminal o del moribundo. En ocasiones la familia
permanece de cierta forma a un lado y solo algunos de sus miembros son informados
de la situación. Quedan pendientes respuestas a preguntas: el aceptar o rechazar
medidas extraordinarias que no influirán en la recuperación del paciente sino que más
bien podrían prolongar el sufrimiento, llevando a una calidad de vida pobre. La
decisión se hará de acuerdo a principios morales y religiosos en la mayor parte de los

16
casos. Muchas veces los miembros de la familia son heterogéneos en sus creencias en
tanto que son seres humanos únicos.

¿Qué hacer cuando se desea agotar todos los recursos disponibles porque no
se desea morir, especialmente en los casos en los cuales las facultades intelectuales
del paciente están deterioradas, pero desea vivir con dignidad y no ser objeto de
lástima? ¿Cómo solventar las diferencias cuándo un miembro familiar muy cercano
niega la posibilidad de la muerte inminente del paciente mientras el resto de la familia
acepta el hecho? Estas preguntas quedarán sin respuestas generalizables porque cada
caso es único y aun cuando se trate de respetar la autonomía y la libertad de decisión
del paciente, esta última existirá en cuanto el enfermo mantenga sus capacidades
intelectuales adecuadas para poder elegir. En último término, queda la soledad de la
familia y el temor de la misma ante la proximidad de la ausencia del ser querido, que
la mayoría de las veces no forma parte de la actitud médica comprensiva y
compasiva.

2.3.6. El paciente: a partir del momento que se siente enferma, la persona


humana inicia su calvario. Si se trata de una enfermedad terminal aún más. No se
siente él mismo, considera sus posibilidades. Entra en contradicciones y en ocasiones
se aferra insistentemente a la vida o se deprime y deja de luchar. Siente la lástima
inevitable de las personas que le rodean. Es decir, siente la soledad del moribundo. Es
en estos momentos cuando la familia debe rodearlo, apoyarlo, demostrarle su amor.

Quizás la dicha del paciente en estos momentos sea morir en la tranquilidad


de su hogar. Sin embargo, no sucede así en los pacientes que se encuentran en los
hospitales, especialmente en las frías unidades de cuidados intensivos, separados de
sus seres queridos, entre personas extrañas y distantes. Tampoco en aquellos en las
salas de hospitalización donde se restringen las visitas, las rondas de los médicos
(aterrados por la muerte inminente) y las enfermeras disminuyen…

17
La comunicación efectiva en los casos de los cuidados paliativos es crucial
entre el paciente, los familiares y el equipo multidisciplinario. Implica no sólo la
transmisión de la información sino también el escuchar activamente, además del
compromiso para comprender y compartir las necesidades y emociones del
paciente(21). Los cuidados paliativos son aquellos destinados a las personas con
enfermedad terminal, donde el control del dolor y otros síntomas, así como los
aspectos psicosociales y espirituales son de gran importancia (22).

Los pacientes terminales son los más vulnerables de nuestros pacientes.


Insistir en formarnos todos, tanto los estudiantes del área de la salud como los
profesionales, conociendo los aspectos difíciles del manejo de estos enfermos, de la
familia y de nosotros mismos como seres finitos que somos, nos permitirá una
relación más sana y real con la vida y la muerte.

2.4. El proceso salud – enfermedad en su dimensión histórica y


social

2.4.1 Proceso salud - enfermedad

Prescindiendo de las limitaciones de carácter social que tiene la definición de


salud de la OMS (Organización Mundial de la Salud), puede afirmarse que es
correcto considerar al proceso salud-enfermedad como resultante de un conjunto de
factores o necesidades no satisfechas y algunas veces no percibidas, los cuales
reflejan, en términos generales, las condiciones de vida de la población dependiendo
en última instancia de la estructura económica y de la organización social del país.

Para aproximarnos al tema de calidad de vida debemos hacer algunas


definiciones como calidad y satisfacción de vida, salud proceso salud-enfermedad,
necesidades de salud y sistema de salud.

18
La calidad de vida incluye el grado de adecuación del individuo a su entorno,
principalmente al entorno físico (condiciones de vida como se mencionó
anteriormente), y a la opinión que éste tiene respecto al mismo.

La satisfacción de vida se refiere a la evaluación subjetiva de la condición de


un individuo, comparada con algún estándar externo de referencia o bien con sus
propias expectativas.

La salud-enfermedad es el equivalente a la vida del ser humano en todos sus


aspectos, siendo preciso el concepto de ser un proceso continuo de salud-enfermedad
que en el lado positivo debería dar un sujeto bien integrado en su estructura física
como en su fisiología y funciones sociológicas. Este proceso adapta y mantiene en
equilibrio al individuo tanto con el medio físico como al social.

2.4.2 Dimensión histórica y social

El concepto de cultura no debe ser confundido con otros conceptos


aglutinadores de grupos humanos, tal como nacionalidad, por ejemplo. Puede, dentro
de un mismo país, de una misma nación, haber diferentes culturas, de acuerdo con la
población nativa de cada región o de las condicionantes de suelo y clima de los
locales, por ejemplos.

La cultura no es única ni universal, es, al contrario, bastante restricta en


amplitud geográfica y subordinada a peculiaridades del proceso histórico y
económico.

La relación de las personas con su muerte y con la muerte en general varía


también dentro de la misma cultura en períodos diferentes. Por ejemplo, en la cultura
griega, antecedente directo de nuestra actual cultura "occidental y cristiana" durante

19
el período helénico, se creía en una cierta vida después de la muerte y por ello los
muertos eran objetos de atenciones durante los primeros días sucesivos a su deceso.

“En la antigua Grecia, los fantasmas tenían derecho a tres días de presencia en
la ciudad,... Todo el mundo se sentía mal en esos días. Al tercero, se invitaba a todos
los espíritus a entrar en las casas, se les servía entonces una comida preparada a
propósito; después, cuando se consideraba que su apetito estaba saciado, se les decía
con firmeza”

"Espíritus amados, ya habéis comido y bebido; ahora marcharos"(23).

En la actualidad, coexisten en el mundo diferentes formas de relacionarse con


la muerte. Entre los esquimales, por ejemplo, la muerte enseguida del nacimiento es
el destino de la mayoría de las primogénitas, y los viejos eligen el momento de morir,
retirándose a los hielos donde mueren de frío e inanición. Partir para a reencontrarse
con sus ancestros también es una práctica en algunas tribus africanas(24).

Algunas tribus indígenas de la amazonia no dejan a los niños nacidos con


algún tipo de discapacidad.

Dentro de las culturas orientales, predominantemente en la hindú, la china y


gran parte de la japonesa, la muerte no es vista como un fin de la vida sino como el
ingreso a ella.

Se festeja la muerte y el muerto no se llora.

En occidente, la actitud para con la muerte tuvo cambios radicales en la edad


media y a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Los pueblos que vivieron en siglos anteriores, veían la muerte como algo
natural, que hace parte de la vida. Esto puede ser visto tanto en los griegos, como en

20
la edad media, o en el siglo XIX entre los campesinos rusos o entre los pioneros que
fueron a poblar los Estados Unidos.

"Encontramos de Homero a Tolstoi la expresión constante de una misma


actitud global ante la muerte... está a la vez próxima, familiar, disminuida,
insensibilizada"(25).

Tanto la literatura de ficción como los relatos de viaje muestran que la muerte
era algo natural, que no se escondía, que no se revestía de gran dramaticidad. Había
inclusive una reticencia a dar nombre a los niños al nacer, se esperaba un tiempo
prudencial hasta ver bien si iban a sobrevivir.

Esta actitud de resignación antela muerte de los niños como un hecho posible
puede observarse también entre comunidades pobres (mismo que pertenezcan a
países ricos) dentro de las cuales la lucha por la sobre vivencia es grande y la muerte
una de las posibilidades cotidianas. No es raro escuchar con total naturalidad a un
padre o una madre de familia decir que tuvieron un cierto número de hijos de los
cuales sobrevivió otro cierto número.

La actitud frente a la muerte también varía de acuerdo con la posición social y


económica de las personas. Para las clases abastadas de Francia y Europa occidental,
entre los siglos XII y XV la actitud ante la muerte dejó de ser de resignación para ser
de aversión, pues se dieron cuenta, entre otras cosas, que dejaban el mundo de los
bienes.

"La muerte no ha sido solamente una conclusión del ser, sino una separación
del haber: hay que dejar casas, huertos y jardines"(26).

Hubo después una etapa en que la muerte se tiñó de carácter romántico, así
como la agonía largamente acompañada por amigos y parientes que no solo honraban

21
al moribundo con su presencia sino que vivían la posibilidad de acompañarlo en su
lecho de muerte como una distinción.

Y hacia el siglo IXI la muerte va a pasar a acompañarse de los rituales


públicos fúnebres, el velorio y el entierro con toda la pompa que aún hoy se conserva
en muchos lugares, rituales estos que, dentro del esquema cultural, tienen sus reglas y
su simbología para demostrar, por un lado, que lugar ocupó el muerto en la escala
social y, por otro, dan espacio para que los que quedan demuestren lo que el muerto
significó para ellos.

Relación con la muerte hoy en occidente: asepsia, mediatización, canalización

En esta Trabajo nos ocuparemos de profundizar apenas en lo que atañe al


Occidente contemporáneo, donde se puede decir que se está viviendo una relación
particular con la muerte en términos históricos: Nunca la muerte fue tan
despersonalizada y tan banalizada como en la actualidad en nuestra cultura.

La muerte aséptica, institucionalizada (en hospitales, sanatorios o asilos) ha


sido rodeada de un despliegue tecnológico que impide, muchas veces, que la persona
que va a morir pase sus últimos momentos junto a sus seres queridos, lo que fue, en
otras épocas, considerado una condición necesaria para una "buena muerte". Pero al
mismo tiempo, la muerte aséptica es la muerte mas aceptada, por ser limpia, cuidada,
asistida.

Por otra parte, debido a la creciente penetración de los medios de


comunicación en la vida cotidiana, la muerte en sus varias formas ha pasado a ser un
objeto de consumo, así como los rituales funerarios o la información de la muerte en
circunstancias trágicas (violencia urbana en sus varias formas, violencia política, etc.)

22
"la muerte participa de la mayoría de las formas de la comunicación/espectáculo:
filmes, piezas teatrales, emisiones televisivas, canciones, novelas, la muerte entra en
el circuito de tipo informacional: avisos fúnebres, relatos de asesinatos o accidentes
mortales... la muerte información, como la muerte espectáculo, se venden bien"(27).

Se llega a consumir la agonía de las personas con consentimiento de estas(28).

Al mismo tiempo, el cine y al televisión, a través de sus respectivos productos,


las películas y series, han ido progresivamente llevando a una canalización cada vez
mayor de la muerte, a través de escenas de creciente violencia que buscan el impacto
en la platea. La espectacularización de la muerte viene aumentando en cantidad y
calidad con efectos sociales aún no estudiados suficientemente(29).

Hay algunos estudios de carácter periodístico que han intentado establecer una
relación entre el tamaño de las ciudades y la indiferencia de los habitantes frente a la
muerte un transeúnte, mostrando que en los grandes centros urbanos la indiferencia es
casi total al mismo tiempo, la ocultación de la muerte o el silencio sobre ella también
hacen parte de la cultura urbana actual, sobre todo en lo que se refiere a los niños, a
los cuales muchas veces no se les lleva siquiera al entierro de sus padres o parientes.

Mientras que la espectacularización de la muerte a través de los medios de


comunicación o del arte puede ser considerada un intento de exorcizarla o de hacer
con que sea menos temida, el silencio respecto a ella sería una forma de negar su
indiscutible existencia.

"La negación,...duelo patológico que se rehusa a creer en la muerte del


otro...la simplificación (escamoteo de los funerales y del duelo...) y el silencio
(negativa de hablar de la muerte...) caracterizan al Occidente de hoy"(30).

23
Elementos que conforman este procedimiento

♦ Comprender y analizar las distintas definiciones de salud y enfermedad


♦ Analizar las ventajas y limitaciones de la definición de salud y enfermedad de
la OMS
♦ Conocer la evolución del concepto salud enfermedad a través de la historia

Conclusión

La relación del médico con la muerte es compleja. Ante la muerte en general y


ante la de sus pacientes en particular, el médico precisa realizar un doble proceso de
elaboración: elaborar la muerte del otro, de su paciente, que puede o no haberse
transformado en un ser querido; y, al tiempo, elaborar su derrota profesional en esa
batalla en particular.

Por otra parte el médico, como ser humano mortal, cada vez que se enfrenta a
la muerte potencial o consumada de un paciente lo hace con su potencial muerte y
con los consiguientes miedos que ella le provoca. Puede surgir de allí la aparente
frialdad con que muchas veces los médicos encaran la muerte próxima del paciente,
tanto en el momento de dar la noticia cuanto en el momento en que se produce. Es
posible que en este momento jueguen en el médico todos los mecanismos de defensa
y de negación de su propia muerte como fenómeno inevitable.

Quizás ello sea una componente de los esfuerzos desmedidos que se hacen por
mantener una persona viva, más allá de las implicaciones económicas que pueda
haber en algunos casos.

Visto desde otra óptica, se puede pensar que la lucha que entabla el médico
con la muerte y para la cual se sirve de todo el arsenal de la tecnología hospitalaria, es
una lucha para encontrar el camino de la inmortalidad que parece también ser la

24
búsqueda del hombre a través de los siglos, desde los alquimistas a nuestros días con
las experiencias de clonación.

La cuestión es conseguir el equilibrio entre la lucha y el bienestar del paciente.

El paciente tiene derecho a saber sobre su enfermedad y el médico el deber de


informarlo sobre todas las posibilidades. El paciente tiene el derecho a decidir de qué
forma quiere morir si es que ese será el desenlace. En oncología, particularmente, hay
casos en que el paciente morirá, y puede hacerlo con medicamentos o sin ellos, con
quimioterapia y sus consecuencias, o sin ella.

Prolongar indefinidamente la vida de una persona no tiene sentido, cuando esa


persona ya no tiene más expectativas de una vida de buena calidad.

Al mismo tiempo la experiencia va haciendo con que el auto imagen de


omnipotencia se atenúe al cabo de los años y el médico se ve ante sorpresas, ante
pacientes con poca expectativa de vida, que, por razones inexplicables a primera
vista, sobreviven durante mucho más tiempo que el previsto.

El gran desafío del médico ante la muerte es conseguir manejar los síntomas
con la suficiente idoneidad como para conseguir darle a su paciente una buena calidad
de vida tanto tiempo como sea posible mantenerla en ese estado, y saber cuando ha
llegado el momento en que la calidad de vida que el paciente pueda tener no
justifique continuar la lucha. Esa calidad de vida implica el menor sufrimiento y la
mayor lucidez posibles para el paciente.

Para dificultar aún más la situación, en general, además del paciente en pauta,
juegan los intereses y deseos de sus familiares más próximos, que normalmente
delegan en el médico la responsabilidad de decidir sobre el enfermo, pero que a veces
piden o exigen que el médico tome una medida para prolongar, o no, la vida del
doliente.

El papel del médico en estas circunstancias se torna aún más complejo ya que,
por un lado, sus evaluaciones sobre el estado de los síntomas se pueden ver afectadas
por la presión de los parientes y por el otro, la necesidad de respetar la voluntad de
estos y del paciente puede interferir en sus decisiones sobre lo que sería mejor para el
afectado.

Así, el médico, ante la muerte de un paciente, debe encontrar el equilibrio


entre el respeto por los deseos del paciente y su familia, y aquello que él entiende,
como científico, que es lo mejor para el bienestar (o bien morir) de su paciente, lo que
no es tarea fácil.

25
La actitud del médico ante la muerte debe ser la de aquella madre que, cuando
Salomón propuso que se cortara la niña en disputa al medio, prefirió abdicar de su
hija a favor de la otra postulante.

Cuando el médico ve que su paciente quedará dilacerado por el sufrimiento


provocado por la enfermedad, o dejará de ser humano para transformarse en vegetal,
lo más humano es entregarlo a lo que puede ser, nadie lo sabe, una "mejor vida".

El desafío es saber inferir, a partir de los síntomas, cuando es el momento


correcto de hacerlo y allí reside la mayor dificultad para el ejercicio serio y humanista
de la profesión.

Citas

1
J.PRAT, J.PUJADAS y J: COMELLES.- Sobre el contexto social del enfermar,
in M.KENNY y J.M.

MIGUEL- La antropología médica en España, Barcelona, Anagrama, 1980, p. 57


2
L.V.THOMAS, op. Cit., p. 347
3
L.V.THOMAS, op. Cit., p. 383
4
Ph. ARIES, op. Cit., p. 469
5
G.S. de DELLAROSSA, op. Cit., p. 42
6
J. PRAT, op. Cit., p. 52
7
Ph. ARIES, op. Cit., p. 486
8
E.EVANS-PRITCHARD.- Antropología Social, Buenos Aires, Nueva Visión, Col.
Fichas, No. 9, 1982, p. 129
9
Esto no está aludiendo a la práctica de la eutanasia.

26
10
Ph. ARIES, op. Cit., p. 485
11
Gracia D. Los derechos de los enfermos. En: Gafo J, editor. Dilemas éticos de la
medicina actual. Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid. 1986.
12
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: Artículo 46, numeral 3.
Edición Definitiva Corregida según Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 5453 del 24 de
marzo de 2000.
13
Sorokin P. Aproximación conceptual a cuestiones humanas: todos somos
terminales. 1996. URL: http://www.cuadernos.bioética.org/comentarios4.htm
14
León A. La muerte y el morir. Caracas: Lagoven, S.A; 1980.
15
Sánchez C. El paciente terminal y el VIH positivo. Rev Col Psiq. 1996; 25:177-
185.
16
León A. Actitud ante el paciente incurable y el paciente moribundo. Ética en
Medicina. Barcelona: Editorial Científico-Médica; 1973.
17
León A. La muerte y el morir. Caracas: Lagoven, S.A; 1980.
18
Gracia D. Historia de la eutanasia. En: Gafo J, editor. La eutanasia y el arte de
morir. Madrid: UPCO; 1993.p.23.
19
RAZETTI L. Obras Completas. I. Deontología Médica. Publicación del Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social. Caracas, Venezuela, 1963.
20
El respeto a la dignidad del moribundo. URL:http://www.edufam.com/doc5.asp?
Id=521 & Pg=Los abuelos y los ancianos & N2=La familia
21
FRANCO, M. La comunicación con el paciente terminal y su familia. 2002. PAHO.
URL: http://www.paho.org/Spanish/AD/DPC/NC/palliative-care-03.pdf
22
Levin, R. Cuidados paliativos: Principios generales. 2001. PAHO.
http://www.paho.org/Spanish/AD/DPC/NC/palliative-care-01.pdf
23
L.V.THOMAS, op. Cit. P. 39
24
ver para más detalles, ver H. RUESCH.- País de las sombras largas, Buenos Aires,
Emecé, 1962 y L.V.

27
THOMAS, op. Cit., p. 397
25
Ph. ARIES, op. Cit., p. 32
26
Ph. ARIES, op. Cit., p. 122
27
L.V.THOMAS, op.cit., pp. 377-379
28
Como el caso del programa Dying (Muriendo) producido por una emisora de TV
de Estados Unidos, en la década de 1980, que acompañaba los últimos momentos de
vida de cuatro personas diferentes, las reacciones desde el momento de recibir la
noticia, el deterioro físico y psíquico, del enfermo y de las familias (citado por Ph.
ARIES, pp. 489)
29
Tampoco ha sido objeto de suficientes estudios el efecto en el imaginario de las
personas, sobre todo de los niños- de la reaparición física, en otra serie o película, del
actor que murió como personaje en la anterior.
30
L.V.THOMAS, op. Cit., p. 373

Bibliografía

Fuente de Libros

 GÓMEZ, Sancho, M., Grupo Aran Ediciones, 227 páginas


 ARIÉS, Philipe.- El hombre ante la muerte, Madrid, Taurus Humanidades,
1987

 DELLAROSA, G.S. de.- El concepto de la muerte y la estructuración del


yo, Separata de la Revista de Psicoanálisis del Tomo XXII, No. 1-2, En/Jun.,
1965

 EVANS-PRITCHARD, E.- Antropología Social, Buenos Aires, Nueva


Visión, Col. Fichas, No. 9, 1982

 GEERTZ, Clifford.- La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa,


1990

28
 NEUFELD, M.R.- Crisis y vigencia de un concepto: La cultura en la óptica de
la antropología, in LISCHETTI,M.- Antropología, Buenos Aires, Eudeba,
1995

 PRAT, Joan; Pujadas, Joan y COMELLES, Joseph.- Sobre el contexto social


del enfermar, in KENNY, M, MIGUEL, J.M.- La antropología médica en
España. Barcelona. Anagrama, 1980

 RUESCH, Hans.- País de las sombras largas, Buenos Aires, Emecé, 1962

 Thomas, Louis-Vincent.- Antropología de la Muerte, México, FCE, 1983

Fuente de Revista

 SILVA, Marisela. El paciente terminal: Reflexiones éticas del médico y la


familia. Revista de la Facultad de Medicina UCV, jun. 2006, vol.29, no.1,
p.49-53. ISSN 0798-0469.

Fuentes de Internet

 www.google.com, consultado el 16 de octubre de 2010


 Rafael Aguiar Guevara. Tratado de Derecho Médico 2001
http://www.ragaso.com/, consultado: el 17 de octubre de 2010

29
Reflexión

"El concepto de muerte adecuada implica la extinción gradual de la vida


humana en forma tal que la declinación biológica es relativamente
armoniosa, y el equilibrio psicológico y la dignidad personal se
mantienen, lográndose el consenso entre médico, paciente y familia, de
que todo lo posible ha sido hecho en beneficio del enfermo, pero la
muerte luce inevitable...es un ideal al cual todos aspiramos, pero que
muy pocos logramos.

Verwoerdt

30
Dramatización

Esta dramatización trata de una paciente que fue diagnosticada de enfermedad


oncológica pero pasa a una etapa termina por un gran descuido es una señora con Cáncer
de ceno.

La Sra. Mayury Colmenares fue al medico de rutina cuando esta en el


ginecólogo la Dra. Contreras Marianela le hace el examen del tacto y la doctora siente un
pequeño nódulo en el ceno izquierdo la doctora ella no dice nada y continua con la
citología, al terminar la paciente se viste y la doctora en el escritorio le dice que sintió un
pequeño nódulo en el ceno izquierdo le manda hacer una serie de exámenes como una
mamografía y una biopsia para ver que clase de tumor es y ponerla en tratamiento de
inmediato. La Sra. Mayury no le dijo a su familia y por miedo dejo pasar el tiempo.

31
A los 3 meses ella siente que esa pelotita esta mas grande, va al medico pero
hacerse la mamografía y la biopsia.
Fue a donde la Dra. Carelis Diaz le hace la mamografía le apareció que tenia
un gran tumor espero los resultados de la bioanalista Cinned que le aplico la biopsia y le
salio que era maligno.

Fue a su ginecóloga la doctora la regaño porque cuando se lo diagnostico


tenia solución todavía la tiene pero habrá que extirparle el ceno porque esta habiendo
metástasis y la refirió para donde el Doctor Freddy Fernandez, ella se puso a llorar y se
retiro.

Fue para su casa llorando y reunió a su esposo y su hija y ella les dijo que
tenia una mala noticia que le diagnosticaron cáncer de ceno su esposo y su hija no lo
podían creer y ella les dijo que le van a extirpar el ceno y que iva a quedar mutilada por
un largo tiempo.

Llego el día de la operación. La operaron ella quedo un poco débil le dieron


de alta a las 24 horas. Paso sus día de reposo luego fue al medico en compañía de su
esposo y le mandaron hacer unas placas para ver si el cáncer no volvía hacer metástasis.

Las placa se las aplica la Radióloga Carelis Diaz arrogaron positivo estaba
haciendo metástasis la doctora comienza con las quimioterapias a la Sra. Mayury se le
comienza a caer el cabello, las quimio no le están haciendo efecto ya el cáncer ha
avanzado mucho en el hospital donde le hacen la quimioterapia el médico Freddy Diaz
decide mandarle medicamentos paliativo para aliviar el dolor, mejorar el bienestar
emocional, mental y espiritual.

Ella cae en cama. Una noche se empeoro y su familia la llevo al hospital


donde la hospitalizaron, pero los médicos entre ellos dicen que no aguantara mucho

32
tiempo que hay que avisarles su familia que no le queda mucho tiempo pero no sabe
quien de los doctores ira a decirle porque es una dura información bueno uno de los
médicos decide ir, el Dr. Freddy Fernandez por ser el medico que la trato, pero el siente
mal por ser el que dirá esa mala noticia.

Llega a la sala de espera y su esposo y su hija esperanzados de que ella salga


bien, el esposo le pregunta al doctor: ¿como esta mi esposa? El le dice: que le tiene una
mala noticia, su esposa le queda poco tiempo de vida peo quiero pedirles que traten que
en este momento sea feliz para ella porque pasara a mejor vida y no tenga miedo de
morir, antes que pacen a estar con ella los médicos van hablar con ella.

Llega el medico y le dice a la Sra. .Mayury que esta en su etapa terminal pero
que tratara que su muerte sea digna lo cual ella se siente tranquila solo pide que su
familia este con ella y el medico le dice que esta bien que estarán hasta el ultimo
momento.

El medico sale y se queda en el pasillo pensando que es fuerte ver que una de
sus pacientes esta en su etapa terminal. Se dirige hacia los familiares de la paciente y les
dice que ya pueden pasar. El Dr. Freddy Fernandez trata de hacer Eustasia para que su
paciente no sufra.

Ella al siguiente día ve por ultima vez a su esposo ya su hija y les dice que
esta cansada y les da las gracias por hacerla tan feliz y cierra los ojos, al cerrarlos los
monitor indica que no tiene signos vitales, llegan los doctores y doctores y le dicen que lo
lamentan por la perdida, el viudo les dice que gracias por hacer lo que hicieron
humanamente posible y que su esposa no sufriera en su muerte.

Pasaron los días y el doctor estuvo un poco decaído pero siguió con su
profesión y aprendiendo nuevas experiencias cada día.

33
Películas

1. El milagro de las cartas


2. Medidas Extremas
3. Manos Mágicas
4. Invictus
5. Ahora o Nunca
6. La decisión mas difícil
7. Bajo Anestesia
8. Camino
9. Embosca de la felicidad
10. Quisiera ser millonario

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