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El río
Luis Fernando
F
Fernan do Peláez
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El río

Luis Fernando Peláez

< De la serie Bajo la luna.


Ensamblaje: objetos y resinas sobre placas metálicas. 2010.
El río Luis Fernando Peláez Montaje Directora Jurídica
Jaime Montoya Cristina Abad
Dirección Carlos Vélez
Lucía González Duque Director Financiero
Fredy Gómez
Curaduría Museo de Antioquia
Conrado Uribe Pereira Director de Operaciones
Directora
Juan Guillermo Bustamante
Imágenes Lucía González Duque
Carlos Tobón Directora de Relaciones
Director de Curaduría
Juan Pablo Buenavida Corporativas
Conrado Uribe Pereira
Conrado Uribe Pereira Eliana Uribe
Dirección de Comunicaciones
Museografía Director Comercial
María Isabel Zapata
Cristina Cardona
Coordinación y producción
María Alejandra Mercado
Byron Vélez
Directora de Gestión Humana
El río
Directora de Educación
Cristina Cardona Luz Marina Bravo
Piedad Posada
Juliana Cardona Director Plan Maestro
Curadora adjunta
Sala didáctica Gustavo Restrepo
Adriana Ríos
Luis Fernando Franco Asistente Administrativa Luis Fernando Peláez
Equipo de Curaduría y Coordinadora de Curaduría
Maryluz Agudelo
Educación, Museo de Antioquia Cristina Cardona
Secretaria de Curaduría
Plan didáctico y pedagógico Asistente de Curaduría
Julia Villegas
Equipo de guías del museo Juliana Cardona
Piedad Posada Asistente de Comunicaciones
Diseñadores
Mónica Arbeláez
Plan de comunicaciones Alejandro Zuleta
María Isabel Zapata Juan Fernando Velásquez
Publicación
María Alejandra Mercado Coordinación de Colecciones Un proyecto de
Textos
Dirección Comercial Catalina Pérez
Conrado Uribe Pereira
Byron Vélez Carlos Mario Espinosa
Luis Fernando Peláez
Coordinación Comercial Restauración y conservación María Iovino
Paula González Laura Corso
Dirección editorial
Natalia Estrada
Diseño Conrado Uribe Pereira
Alejandro Zuleta Subdirectora de Cultura
Claudia Velásquez
Diseño Con el apoyo de Salas adoptadas por
Lina Rada www.tragaluzeditores.com
Registro Directora de Proyectos
Impresión
Catalina Pérez Miriam Tamayo
Lito Brasil
Carlos Mario Espinosa
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Presentación
Lucía González Duque

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El agua en sus diferentes estados.
Una metáfora transversal a la obra
de Luis Fernando Peláez
Conrado Uribe Pereira

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Entrevista a Luis Fernando Peláez
Conrado Uribe Pereira

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Memoria
Luis Fernando Peláez

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Orígenes
María A. Iovino

< De la serie El río.


Canoa encontrada, resinas, objetos y telas. 2010.
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Presentación

El río, más que una exposición, es un homenaje que hacemos desde el Museo de
Antioquia a la obra y al aporte que ha hecho a nuestra historia del arte, el Maestro
Luis Fernando Peláez. Peláez, como lo llamamos los amigos, ha sido reconocido
como uno de los más destacados artistas en el panorama artístico nacional desde
la década de 1980, cuando tuvo un gran reconocimiento en el país al recibir el
primer premio del Salón Nacional de Artistas, distinción que compartió con Doris
Salcedo. Ambos escultores son hoy destacados representantes de las artes plásti-
cas colombianas tanto dentro como fuera del país.

El río de Luis Fernando Peláez se estructura a partir de un grupo de dos grandes


instalaciones puestas en escena en cada una de las salas temporales (norte y
sur) del Museo de Antioquia, complementadas con una cuidada selección de
piezas, todas en torno a un mismo asunto. No se trata pues de una exposición
retrospectiva o de la recopilación de obras hechas en un determinado período
de tiempo. La propuesta aquí consistió en hacer de la exposición un gran pen-
etrable, invitando a que los visitantes activaran las obras y el espacio al estar en
él, al recorrerlo. Es por eso que el número de piezas contenidas en el proyecto
buscó ser tan mesurado y justo en sus elementos constitutivos como lo es la
misma obra del artista.

< De la serie El río.


Canoa encontrada, resinas, objetos y telas. 2010.
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El trabajo plástico de Luis Fernando Peláez está cargado de una alta dosis de
poesía. En sus objetos, ensamblajes e instalaciones, todo es un gesto poético,
todo parece estar sugerido, contenido y reflejado en todo. Sus piezas están llenas
de asociaciones y correspondencias, vínculos y simetrías: el arte parece aquí una
suerte de estrategia que sirve para develar los íntimos secretos de las cosas, atra-
par sentimientos, detener las emociones y evocar así distintos estados del ánimo.
No es posible dejar de conmoverse con sus obras, pues consigue movilizar memo-
rias que están ancladas tanto en el ámbito de lo individual como en los imaginarios
colectivos. Es quizás por eso que en la obra de Peláez siempre queda algo en el
territorio de lo inefable.

Agradezco a Conrado Uribe, curador, la entrega, pasión y profesionalismo en el


abordaje de esta tarea. A todo el equipo del Museo por su apoyo. Y a Colinversio-
nes por apoyarnos y acompañarnos con la publicación de ese otro gran libro que
tenemos el honor de presentar junto a esta exposición.

Lucía González Duque


Directora del Museo de Antioquia

> De la serie El río.


Canoa encontrada, resinas, objetos y telas. 2010.
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> De la serie Vidrio y niebla.


Fotografía intervenida y objetos sobre placas metálicas. 2010.
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el agua en sus diferentes estados


Una metáfora transversal a la obra de Luis Fernando Peláez

Es posible descubrir en estas poéticas del tiempo y la memoria una reflexión


más amplia acerca de la cultura y de la historia…

Carlos Arturo Fernández

En 1996 Luis Fernando Peláez realizó la exposición Lluvia en las salas del Museo del
Antioquia, ubicada para la sazón en lo que hoy se conoce como Casa del Encuentro
o antigua sede del Museo; es decir, en la otrora Casa de la Moneda de la ciudad
de Medellín, al lado de la Iglesia Veracruz. En ese momento yo era todavía un es-
tudiante que flirteaba con las artes visuales, la música y el cine. Con certeza puedo
afirmar que no recuerdo exactamente las obras que componían la exposición, pero
lo que sí dejó una impronta memorable en mí fue la gran capacidad de evocación
que tenían aquellas piezas: ¡eran el paisaje –y no el retrato– de un estado de
ánimo! Pero hecho sin dramatismos, excesos o muecas innecesarias. Todo en esos
objetos escultóricos e instalaciones era preciso y contenido. Aunque se llamaban
Lluvia, los chaparrones ya se habían ido. Las casas y los objetos parecían deteni-
dos y suspendidos en ese momento en el que deja de llover, reflejando el silencio

> De la serie El río.


Ensamblaje: metal, acrílicos, maletas, resinas (detalle). 2010.
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y el brillo que adquiere el paisaje –rural o urbano– cuando se ha ido la tormenta soporte) en pequeñas franjas diagonales lineales. Pese a que se observan un par
o, a lo sumo, caen todavía algunas lloviznas. Y es que la lluvia, el río, las nieblas de campesinos que parecen buscar refugio y un grupo de vacunos, la verdadera
y, casi que podríamos afirmar, el agua en sus múltiples estados, han ejercido una protagonista en la escena es la naturaleza ingobernable; y su elemento más no-
fascinación permanente en Luis Fernando Peláez. table es el agua venteada que cae, el cual es, como se dijo, una ausencia pictórica.
Son quizás todas estas características, sumadas a la atmósfera generada por las
Uno de los artistas locales que logró rep- nubes grises y pesadas sobre el horizonte, la luz opaca, la impresión de ambiente
resentar con maestría el momento mismo húmedo y frío que consiguió el artista, las que tal vez hicieron que Luis Fernando
del temporal fue Pedro Nel Gómez (1899- Peláez se fijara en esta pintura hasta asumirla como un referente.
1984). Más conocido por sus murales
públicos –como la serie realizada para el El actor principal de ambas obras, el agua, está ausente. En ellas, como quizás
antiguo Palacio Municipal de Medellín y sea la norma en muchas de las grandes piezas del arte, pudiera ser más impor-
hoy sede del Museo de Antioquia–, Gó- tante lo que se sugiere y lo que no está. Los objetos con los que se hacen esas
mez fue un artista que hizo destacados afirmaciones inmateriales, son, para el caso de Peláez, medios poderosos con
aportes en la acuarela, técnica considera- los que se alude a realidades atávicas y colectivas, profundas y compartidas.
da como menor a comienzos del siglo XX. Constituyen un lenguaje formal que, al apropiar cosas encontradas, desgastadas,
En una de ellas representa, justamente, olvidadas o en desuso, provenientes en muchos casos de lugares y tiempos otros,
Pedro Nel Gómez un paisaje borrascoso: Lluvia en la repre- operan en las poéticas del recuerdo y la memoria. En su proceso, el artista presta
Lluvia en la represa de miraflores.1967 sa de Miraflores de 1967, o El aguacero “una atención casi mística a las alusiones contenidas en las cosas”2. Al trabajar
Acuarela sobre papel, 53 x 72 cm. al decir de algunos. Considerada por los de este modo, parece citar indirectamente a Miguel Ángel Buonarroti cuando este
Colección Casa Museo Pedro Nel Gómez.
investigadores de su trabajo como una de afirmaba que la figura ya estaba contenida en la materia, en el bloque de piedra
sus mejores obras realizadas en esta téc- escogido para sus esculturas. En Peláez, sin embargo, no hay ya figuras por sacar
nica, en ella el artista “logra la síntesis de elementos y sensaciones que explora de la materia prima natural (mármol), sino sentidos que extraerle a los objetos
en otros trabajos”1, sobresaliendo el recurso empleado para representar un fenó- culturales: ausencias, fugacidades, soledades y silencio; pero también viento y
meno natural como la lluvia, por medio de la ausencia de pigmento (reserva del geografía, viajes y éxodos.

1 Arango Gómez, Diego León y Fernández Uribe, Carlos Arturo. Pedro Nel Gómez acuarelista.
Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 2006, p. 76. 2 Ospina, William. Azar. Medellín: EAFIT, 2006, s. p.
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En esas constantes alusiones, el agua, siempre el agua, aparece en simultáneo y exhiben las inscripciones que éste ha dejado en sus carcasas; que denuncian
como un actor omnipresente y tácito que humedece, moja, oxida, desgasta, corroe, su avanzada inexorable. “Voy tras la leve huella que el tiempo escribe, para que
hunde, inunda, sumerge y arrastra. Neblinas, lluvias, arroyos y ríos que tuvieron nuestra historia –pasajera como las nubes– no se olvide”6.
lugar en el pasado de un individuo y resuenan en los recuerdos de tantos otros.
Elemento que es uno solo y muchos en sus múltiples estados; tan indispensable Las cosas son, pero comienzan a existir cuando se integran a la red de significados
para la vida como mortífera; sutil y poderosa “como las aguas que bañan la super- construidos por los individuos para cargar de sentido su propia vida. El de Peláez
ficie de las piedras, luego las transforma en arena, y después desaparecen, pero es un poético existencialismo, puesto que escudriña en las angustias que suscita la
quedan los surcos, en un lugar más allá del tiempo (…)”3. idea de trascendencia en el ser humano, reflexiones que toman cuerpo en objetos
escultóricos con soluciones diversas en los que pueden aparecer perros y toros
Pero, ¿qué se pone en escena con esa constante y recurrente referencia al agua? semihundidos que cruzan un territorio acuoso o son arrastrados por él; árboles
Sin duda un conjunto de alusiones múltiples, cambiantes y cíclicas como sus golpeados fuertemente por los elementos naturales; grandes canoas en cuyo inte-
propias manifestaciones. Por una parte, hay una evocación a su natal suroeste rior anegan casitas arquetípicas; maletas arrastradas por el flujo y elementos que
antioqueño o “la memoria misma de la tierra”4. Esos paisajes evocan lo que él de- se resisten tercamente a él. Las realidades fabricadas por el artista son firmes e
nomina “las zonas de la infancia”, metáfora que emplea para referirse a esa edad imprecisas, contradictorias e inquietantes.
temprana en la que ciertas impresiones se fijan dejando huellas y marcas hondas
en los individuos: “Siempre he estado de regreso a la región de la infancia con 14 años después, la Lluvia se volvió Río. Es apenas lógico: el agua cae y se encauza
el recuerdo de la oculta cordillera, y tras ella, la luna, los arroyos y la niebla”5. para continuar en su condición de permanente inestabilidad y transformación. Un
Por otro lado, el agua en su eterno fluir, es símbolo de lo incontenible, de lo pas- río es siempre igual y a la vez diferente como lo expresó Heráclito. Ningún
ajero, del tránsito. Es paisaje como se ha dicho, pero también es tiempo. En sus ejemplo permite explicar mejor la tensión permanente entre la persistencia y el
trabajos el agua pasa de fluido a vapor y viceversa, sin embargo, aparece siempre cambio, la estabilidad y las variaciones. Aunque tal vez el arte lo consiga, no
solidificada, detenida, eternizada. Como si el artista quisiera contener el paso del sin desafiar en el camino ideas racionales que pueden ver en esto el peor de
tiempo y evitar lo inevitable: una pérdida de la memoria, pero reconociendo que los errores: hacer siempre lo mismo, pero a la vez distinto.
el intento es sólo posible trabajando con objetos que están inscritos en el tiempo
Conrado Uribe
Director de Curaduría del Museo de Antioquia.
3 Peláez, Luis Fernando. Escrito inédito leído en un homenaje hecho al artista en Jericó en 2008. Curador de la exposición El río
4 Ibídem.
5 Ibídem. 6 Ibídem.
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> De la serie Bajo la luna.


Ensamblaje: objeto, hierro y resinas en marco metálico. 2010.
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Una entrevista con Luis Fernando Peláez7

Conrado Uribe (CU): En las obras que conforman el actual proyecto, aparece el
agua como eje aglutinante. No en vano el título de la exposición es El río. Sin
embargo, considero que el agua también representa algo así como el hilo del
tiempo y, en esa medida, serviría también como una metáfora de la historia.
¿Cuáles son las nociones que a usted le interesan con respecto a la historia?

Luis Fernando Peláez (LFP): La historia indudablemente nos induce para hablar de
la idea del tiempo. Pienso que éste puede desglosarse en varios períodos o ciclos.
Por un lado está el tiempo natural, que es el de la lluvia, el que comporta el agua,
el que está presente en los ciclos de la naturaleza. A partir de ese tiempo natural
sucede, aparece o se deriva el tiempo histórico. Pero más allá de ese aspecto
histórico está el de la evocación, que sucede a través y para el espectador, y es allí
donde el observador interpreta o completa su propia versión.

CU: Me interesa la idea de pensar el paso de un tiempo natural a uno con-


struido, registrado, porque finalmente la historia no es otra cosa que un
conjunto de relatos, es decir, una construcción del hombre y su cultura. La
contemporaneidad nos convoca a tomar consciencia crítica de las narrativas

7 Artista plástico. Docente de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

< De la serie Crónicas de viaje.


Metales, papeles, vidrios, objetos. 1990.
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históricas –las cuales nunca son inocentes– y a hacerles preguntas como: LFP: La evocación fácilmente puede confundirse con la idea del recuerdo. Su real
¿qué es lo que se cuenta?, ¿quién la escribe?, ¿cómo se narra?, ¿desde dónde importancia está en que activa ese pasado trayéndolo a las zonas del presente. Y
se escribe? y ¿cuáles son sus objetivos? En síntesis, se ha complejizado la es en ese cruce de tiempos donde la memoria deja de ser una cosa que pasó y se
comprensión de la historia, y ésta ha dejado de entenderse como un relato convierte en cosas que pasan o pasarán. De otro lado, sí, la memoria es un punto
monolítico, lineal, situación que nos pone ante una nueva serie de retos. de partida que me permite proponer o sugerir, a partir de un sentimiento individual,
algo que corresponde a un sentimiento colectivo.
LFP: Es precisamente por estas nuevas inflexiones que asume la historia que debemos
preguntarnos qué clase de historia es la que nos corresponde, entendida ésta como CU: Evocar también se refiere a la capacidad de provocar la imaginación. En ese sen-
presente, pasado y futuro. La idea de la evocación que mencionaba antes, junto a la tido, sus obras conforman una propuesta que en vez de ofrecer una historia cerrada,
interpretación, permiten que aparezca una zona para explorar que indudablemente se limitada y finita, abren múltiples posibilidades interpretativas pues resuenan con las
aleja de aquella construcción lineal tradicional de la historia y consulta otros ámbitos, experiencias propias de cada espectador permitiéndole construir distintas historias.
otros lugares, otros relatos. La historia de los hechos arquitectónicos, por ejemplo,
permite la construcción de los hechos urbanos a través de ciertos arquetipos. Del LFP: Tomo como punto de partida lo que denomino las zonas de la infancia. Pero no
mismo modo, la historia de la fotografía podría cruzarse con la de la escultura, lo me refiero a los recuerdos personales de un sujeto en particular. Ésta es más bien
que permitiría reunir nociones alusivas tanto a lo pasajero como a lo permanente. La una metáfora de la edad temprana de ciertos grupos humanos, los cuales empleo
historia es la suma de muchas historias y cada una de ellas puede ser trabajada por el como símbolos: los que transitan y navegan los ríos; los que cruzan los puentes y el
arte. Ahora, ¿hasta dónde puede dar cuenta el arte de aquellos abismos, de aquellas migrante; la diáspora y la navegación; el encuentro y el desencuentro.
zonas perdidas (en la historia tradicional) donde lo que se reconoce no es un paisaje
de niebla, sino una niebla en la historia que todos hemos vivido de alguna manera? CU: ¿Corresponden esas zonas de la infancia a las nieblas en la historia que usted
mencionaba antes?
CU: Si el tiempo histórico, entendido como una construcción humana, es una
deriva del tiempo natural, ¿podría afirmarse que la evocación es el compo- LFP: Alguna vez, durante un trabajo en el laboratorio de fotografía, no pude evitar
nente primordial de lo que pudiéramos denominar como el tiempo del arte? asombrarme por la manera en la que aparecía la imagen y se fijaba sobre el soporte.
Y si por evocar se entiende “traer algo a la memoria”, ¿qué lugar ocupa la Y cuando se fijaba, lo hacía para siempre. Creo que esto mismo sucede con los pro-
memoria dentro de su producción artística? A mi juicio, es un punto de partida cesos que, en una edad temprana o anterior, fijan para siempre las geografías, los
fundamental en su trabajo. recorridos, los trazos, los aromas; lo que definitivamente tiende a perderse y lo que
posiblemente sea contado más adelante.
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> Océano. Metal, vidrio, papel y objetos. 2001.


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CU: En algunas de las conversaciones que hemos tenido en el proceso de LFP: El agua en sus recorridos y transformaciones evidencia una condición
trabajo que nos condujo a El río, usted ha mencionado que la profundidad fundamental: la falta de bordes y la ausencia de límites. Esto es un punto de
se convierte en espejo y el espejo se convierte en lo etéreo. Me gustaría que partida para formular preguntas acerca del adentro y el afuera, del interior y del
profundizara un poco en esa metáfora, ya que asumo que es un recurso poé- exterior, y, más allá, del paisaje interiorizado. La nueva metrópoli, las nuevas
tico presente en su trabajo. tecnologías, y en consecuencia la mirada, son avocados en la contemporaneidad
a revertir todo este asunto de los límites geográficos, mentales y paisajísticos. De
LFP: Hay unos versos de Gregorio Gutiérrez González titulado ¿Por qué no canto?, todo esto surge una revisión, una idea que propone asumir, construir un nuevo
en el que habla del cocuyo como la luz misma: “y huyendo de la luz, la luz llevando lenguaje plástico y visual. Todas estas vueltas y peripecias del agua, de la lluvia,
/ sigue alumbrando / las mismas sombras que buscando va”. A mí me conmueve el de la casa, del naufragio, del viajero, son puntos de amarre desde los cuales
hecho de las cosas efímeras. Hay algo allí que aparece y desaparece. La luz no es formulo y construyo un lenguaje visual. En ese sentido, he tratado de ser muy
realmente la que construye o rodea los objetos, sino el hecho de la pintura: en la consciente de la historia del arte. Considero que es tan importante su tratamiento
pintura es la luz la que invade. En la fotografía se captura la luz. En la arquitectura en Rembrandt como las situaciones poéticas que propone Bill Viola. Un recorrido
está el origen de las sombras y la definición de los volúmenes. Entonces pienso por la historia del arte y una búsqueda de cómo construir un lenguaje con voz
que así como el agua es un elemento que habla del movimiento, de lo irrepetible, propia a partir de aquellos hechos, nos enseña que lo contemporáneo necesita
la luz es otro de los componentes que está en todos y cada uno de estos objetos. indudablemente expandirse hacia otras zonas o disciplinas: Lejos de encerrarse
Si recogiéramos algunas de las ideas que he mencionado, tenemos el agua, la luz, en sí misma, es a través de las propias revisiones que la obra va generando
y como consecuencia de cada una de ellas, el tiempo y la atmósfera. nuevas miradas. El ejercicio del mirar se acerca al de contemplar, y éste último
estado permite acercarnos de una manera casi religiosa a un mundo que cambia
CU: El filósofo griego Heráclito habló del río como una metáfora de la fluidez, constantemente, que se viste con atuendos misteriosos, y en ese proceso
de la permanencia del cambio: “nadie entra dos veces en un mismo río (…) Un incesante nos transforma.
río, siempre igual y a la vez diferente, es un ejemplo natural que permite ex-
plicar las mutaciones, el permanente juego entre el cambio y la persistencia; CU: ¿Cómo entender ese paisaje interiorizado al que usted hace mención?
la estabilidad y las variaciones”. El agua está siempre presente en su trabajo de
una manera tácita o evidente: resinas que evocan la lluvia y la humedad; brumas LFP: Cito a Aurelio Arturo cuando habla de “Las hojas, las bandadas de hojas,
y nieblas que aparecen en sus pinturas y objetos; barcas como medios de trans- / al borde del azul, a la orilla del vuelo”. Este es un ejemplo de una atmósfera
porte que están hechos para el agua, pero que “hacen agua” al interior mientras (paisaje) exterior visto desde adentro.
en él se hunden casas o animales. ¿Podría referirse al agua en términos formales?
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CU: El tema de las paradojas que usted menciona me interesa mucho. Jus- de Medellín 2007); ese es un ejemplo de cómo a partir de un objeto diminuto se
tamente usted ha indicado que sus obras son unas ventanas hacia nada y puede proponer una visión casi cósmica de la realidad8.
hacia todo: elementos teatrales paradójicos. Pero de otro lado está el tema
inevitable de la historia del arte y la cultura, lo que me conduce a pensar en CU: Siempre he considerado que su obra tiene eso: la precisión y la justeza,
sus referentes, tanto plásticos como poéticos. ¿Cuáles son? la pausa y el silencio de la buena poesía. Si la conversación, la discusión y la
retórica otorgan agilidad mental, la lectura entrega capacidad argumentativa
LFP: He tenido la fortuna de vivir una relación muy cercana con el mundo de la por las ideas y conceptos que aporta. Pero sólo la escritura exige tal nivel de
palabra. He oído durante noches enteras a Porfirio Barba Jacob, y a poetas como precisión en las palabras. En ese sentido, los escritores refieren constante-
Manuel Mejía Vallejo recitar algunas de sus obras. Pero también Aurelio Arturo, mente –al hablar de su trabajo– la dificultad que les puede dar encontrar esa
Fernando Pessoa, Jorge Luis Borges (y todos a sus alrededores). Y este mundo de palabra apropiada que exprese una determinada idea o describa con la mayor
la palabra siempre lo traduzco a imágenes, y creo que, en el sentido inverso, las eficacia un pasaje. Diría que en su obra también se da eso. No me refiero a
imágenes vueltas palabras constituyen la propuesta de los escritores. Yo no sep- la dificultad, sino al hecho de que formalmente su trabajo exhibe una cierta
aro lo uno de lo otro. Considero mi trabajo plástico como arte para los sentidos, puntualidad, exactitud y escrupulosidad en el tipo de materiales empleados
no sólo para ser visto sino también para ser escuchado. Sin embargo, la poesía y en el número de los elementos que constituyen una determinada pieza. Allí
es terriblemente exigente: demanda precisión no sólo en lo que dice sino tam- no sobra nada. El espectador atento puede encontrar casi una métrica que
bién en lo que calla, en sus pausas y silencios. Sólo de ese modo aquello que es se pone de manifiesto en esa manera particular –ese lenguaje– que usted ha
nombrado adquiere así la resonancia adecuada para que alguno de los habitantes encontrado para comunicar ciertas ideas o evocar situaciones.
del mundo, del universo, escuche sus llamados. Así mismo hay artistas visuales
que me interesan pues trabajan la extrañeza de los lugares: Baltazar Balthus LFP: He buscado muchas fuentes. Pienso que lo visual es mucho más de lo que
por ejemplo. Sus dibujos tienen aquellas inexplicables y misteriosas atmósferas normalmente vemos. Hay allí una manera particular de escuchar a través de las
que relata Borges. Liliana Porter, por otro lado, tiene un manejo del espacio que imágenes. Creo que ahondar en eso de escuchar otras imágenes es un punto que
acoge la ilusión y la sombra. Encuentro también esa extrañeza en el cine de Mi- puede aclararnos este proceso. Cuando escucho una canción mexicana que dice:
chelangelo Antonioni, quien es capaz de realizar escenas en las que, por ejemplo, Quise escribir en el aire / quise escribir en el agua / tu nombre / no más tu nombre9,
hay una cámara que recorre y penetra el césped de una manera en la que no se recuerdo una obra de Richard Long (artista inglés) que en uno de sus viajes realizó
dice nada pero se mira todo. Hace poco tuvimos en el Museo de Antioquia otra
forma de extrañeza en la exposición de Cildo Meireles (Encuentro Internacional 8 Se refiere a la obra Cruzeiro do Sul (Cruz del sur, 1969-1970).
9 Fragmento de la canción La barca de oro de Cuco Sánchez.
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> De la serie El río.


Ensamblaje: metal, acrílicos, maletas, resinas. 2010.
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un dibujo circular sobre la superficie del lago Titicaca alrededor del reflejo de la con aquellas zonas que hemos denominado tempranas o de la infancia. Contar con
luna. Mire que ahí se unió el gesto, la palabra, la contemplación, el respeto por aquel intangible puede generar una verdadera comunión con los paisajes que ha
la naturaleza, el amor por lo de arriba y lo de abajo. Es una manera de unir y atar construido un grupo, una generación, en el territorio.
cosas, visibles y no visibles, porque tanto importa la materialización de las cosas
(el hecho matérico, tangible y real) como su desmaterialización. Es por eso que CU: Estas nociones tienen que ver directamente con el proyecto El río, ya
aquí ocurren unos planos vacíos donde se pudiera pensar que el vacío está lleno o que la exposición se plantea como un penetrable: queremos ofrecerle a los
puede llenarse, algo trabajado por el escultor vasco Jorge Oteiza. Del mismo modo, visitantes la oportunidad de entrar y de estar en una obra suya.
esta situación se ha conseguido con muchas de las obras que son consideradas
penetrables10. Yo quisiera proponer obras que se penetran no sólo en el espacio LFP: La idea misma de río no sólo implica el cauce de una corriente de agua: éste
físico, sino en la construcción acompañada de estos espacios con el otro, con los tiene raudales, precipitaciones, zonas quebradas y tranquilas. Recorrer la insta-
otros: experiencias penetrables. Si esto no es un acto de comunicación, si no logra lación es una nueva manera de penetrar en la obra, y al mismo tiempo permitir
conmover otras fibras sensoriales, psíquicas, mentales y perceptivas, no se cumple que ella penetre en uno.
el rito completo.
CU: Aparte de las poéticas, considero que estas observaciones, aparte de
CU: Usted ha hablado en diversas oportunidades de las experiencias penetra- poéticas, son muy pertinentes para entender su trabajo. A propósito, me gus-
bles, y ha propuesto una metáfora adicional: la de los penetrables ideológi- taría que hablara de esa serie de obras que son recurrentes en su producción
cos. Quisiera que ampliara esta idea porque según lo que usted plantea el y en la cual se identifica una clara referencia a la obra Perro semihundido de
penetrable no se puede entender únicamente desde el punto de vista físico. Francisco de Goya y Lucientes11, ese mural extraordinario del pintor español
en el que sólo se ve la cabeza de un can que se hunde, flota o sale de una
LFP: Se trata de la suma que produce penetrar en las ideas del otro, de los otros. superficie, y todo en medio de un espacio muy abstracto. ¿Cuál ha sido la
Le he escuchado a Antoni Tapiés una idea que me interesa mucho: él cuenta con influencia de esa pieza en su proceso?
el acerbo cultural de los demás, pues todos sabemos, presentimos o imaginamos,
lo que es un muro, una puerta, un umbral, una noche, una guerra, un encuentro LFP: Sobre ese perro, le puedo decir que es una visita a la historia del arte. El
arte se nutre del arte mismo. Allí fue donde encontré esa pintura maravillosa. Sin
10 Penetrable: Construcción espacial con elementos (vallas, cintas, columnas, hilos de agua) embargo, importa tanto el perro de Goya como cualquier perro, es decir, las ex-
que generalmente suspendidos, invitan a ser penetrados por el espectador y que al ser recorridos,
suscitan una activación del espacio y/o una vibración cromática. Tomado de Estrada, Leonel. Arte
actual. Diccionario de términos, conceptos y tendencias. L. Vieco e Hijas, Medellín, 2004, p. 256. 11 La obra está fechada entre 1819 y 1823, y se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.
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periencias personales directas que hayamos tenido con los animales. Es el mismo
perro, pero echado, la cual es una expresión coloquial nuestra que habla de cómo
hay una cantidad de cosas que aparentan ser diferentes, pero son, en el fondo, la
misma. También es una mirada sobre la condición humana y sobre un sentido de
la historia distinto: así como un perro es igual que otro, puede ser una alusión a
Goya, a Long o Rembrandt. Entonces estas historias no son ellas en sí mismas, sólo
son referentes que me sirven para hablar de experiencias personales.

> De la serie Crónicas de viaje.


Madera, papel y objetos. 1987.
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Memoria

“De vidrio y niebla era el recuerdo de la casa. El


rastro de sus calles blancas se mezclaba con las
herrumbres y todo era tiempo sumergido en la
morada. Al sur.

Allí penetraban las aguas y todo parecía vol-


verse humedad, los tonos oscuros anunciaron
la noche en que disueltos los azules, apareció
una luz macilenta sobre los techos que luego
dejaron caer sus despojos color malva. La casa
se disolvía como el último y frágil trozo de la
infancia para volverse un objeto a la deriva,
sin peso, sin sombra. Eran las lluvias de mis
trece años; de aquellos días, de aquel puerto,
regresan estas líneas fugaces...”.

Luis Fernando Peláez

< De la serie Vidrio y niebla.


Fotografía intervenida y objetos sobre placas metálicas. 2010.
> De la serie Ciudad, ciudad.
Ensamblaje: objetos encontrados en demolición,
acrílicos, resinas y objetos. 2010.
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> De la serie El río.


Ensamblaje: metal, acrílicos, objetos, resinas. 2010.
orígenes

En principio quise comprender el espacio físico y me encontré con el tiempo natural.


Entonces, en la luz, como portadora del tiempo, basé una reflexión poética.

Luis Fernando Peláez

Debido a su formación como arquitecto, es natural que el espacio haya constituido


un interrogante básico en las indagaciones de Luis Fernando Peláez, como es lógico
también, que ese factor se hubiera disuelto progresivamente en calidades atmos-
féricas en la medida en que las posibles respuestas a sus cuestionamientos las ha
proporcionado el universo de la poesía, en distintos momentos y aspectos.

La imagen que identifica el proyecto de este artista ha madurado entre un complejo


de referentes, entre los que se encuentran el cine, la pintura, la fotografía, la es-
cultura, la literatura, la música y por supuesto la arquitectura, proposiciones que
han pasado a través del tamiz del paisaje y de la naturaleza. Estas siguen siendo
fuerzas determinantes de toda concepción humana y social en su lugar de origen,
aún a pesar de que Antioquia sea una de las regiones con procesos líderes en la
industrialización y en la empresa en Colombia. El desarrollo de esta zona estuvo
(y se mantiene así en importante proporción) vinculado a la abundante fertilidad y
diversidad de la tierra, que por demás, por sus variaciones entre la cordillera, invita
a la contemplación, generando, de esa forma, ricas expresiones de identidad.
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Es bajo esa premisa de lo natural que Luis Fernando Peláez ha descompuesto que lo pueden expresar. Por ello, cada presencia en la obra de Luis Fernando Peláez
cada sujeto de su observación e investigación visual hasta encontrar en ellos los lleva atada una idea de lo incierto y se siente extraviada sin remedio en su camino.
elementos básicos a través de los cuales se expresa lo palpitante, lo permanente y
lo transitorio. En esa medida es que la transparencia y la potencia de la luz y del El de Luis Fernando Peláez es un mundo delicado, a pesar de que también asume
agua han llegado a ser fuerzas claves de su alfabeto o arquetipos informes de su giros tormentosos. No sólo toma en cuenta lo apacible y sereno del paisaje sino
comprensión del mundo. la fuerza esencial que lo arraiga y muta, en la que se codifica la memoria como
principio de continuidad y como secreto indescifrable.
Por esa razón, la insistencia de la ciudad en la obra de Luis Fernando Peláez es,
antes que edificación y proyecto, un escenario de fugas y cruces de destinos que Sólo a través de esas potencias el artista habla de lo humano, a pesar de que
no concluyen jamás, que se encuentran mientras atraviesan las más diversas direc- en ocasiones una sombra fotográfica o un indicio permitan reconocer un mundo
ciones, sin que esas confluencias puedan ofrecer explicaciones suficientes o defini- poblado en sus trazados. En ese sentido, la obra de Luis Fernando Peláez también
tivas. En la ciudad, lo que interesa al artista, antes que una representación, es una encarna, sin ninguna literalidad, una reflexión sobre las problemáticas de violen-
auscultación de latido a través de los movimientos que percata de igual manera en cia que protagoniza su país. Las enfrenta como movimientos constitutivos de un
el vapor y en la densidad. drama de contrastes y de búsquedas agitadas, en el que también, entre el castigo y
la adversidad lo único que se mantiene es la vida, su misterio y el eterno comenzar.
La ciudad para este artista es un lugar recurrente en confrontación con el paisaje y
a ella transfiere en tanto el sentimiento existencial, al admitirla como una imagen María A. Iovino
Curadora e investigadora
más del vagar, del propósito perpetuo de erigir y reconstruir, y por lo mismo, del
cambio continuo, que también representan en su imaginario las nubes, la niebla o
el río. Pero el cambio en su obra se anuncia mientras se baña en la lluvia constante
para recomenzar purificado su tránsito interminable.

Toda noción de orden o estabilidad heredada de la estructura musical, o arquitec-


tónica como de cualquier precepto de la construcción plástica, se desvanece en
este trabajo ante el anuncio de la inobjetable verdad de la reinvención continua de
la realidad. Son los elementos esenciales los que permanecen transformados, los
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> De la serie Bajo la luna.


Ensamblaje: objeto, hierro y resinas
en marco metálica (detalle). 2010.
Esta obra editada por Tragaluz Editores para
el Museo de Antioquia, se terminó de imprimir
en Medellín, noviembre de 2010.

Printed in Medellín, Colombia

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