NATURALEZA DE LA LUZ
Luz, forma de radiación electromagnética similar al calor radiante, las ondas de radio o
los rayos X. La luz corresponde a oscilaciones extremadamente rápidas de un campo
electromagnético, en un rango determinado de frecuencias que pueden ser detectadas
por el ojo humano. Las diferentes sensaciones de color corresponden a luz que vibra con
distintas frecuencias, que van desde aproximadamente 4 × 1014 vibraciones por
segundo en la luz roja hasta aproximadamente 7,5 × 1014 vibraciones por segundo en la
luz violeta. El espectro de la luz visible suele definirse por su longitud de onda, que es
más pequeña en el violeta (unas 40 millonésimas de centímetro) y máxima en el rojo
(75 millonésimas de centímetro). Las frecuencias mayores, que corresponden a
longitudes de onda más cortas, incluyen la radiación ultravioleta, y las frecuencias aún
más elevadas están asociadas con los rayos X. Las frecuencias menores, con longitudes
de onda más altas, se denominan rayos infrarrojos, y las frecuencias todavía más bajas
son características de las ondas de radio. La mayoría de la luz procede de electrones que
vibran a esas frecuencias al ser calentados a una temperatura elevada. Cuanto mayor es
la temperatura, mayor es la frecuencia de vibración y más azul es la luz producida.
Espectro de la luz blanca Muchas fuentes de luz, como el Sol, emiten luz blanca. Esta
luz es una mezcla de varios colores: cuando pasa por un prisma, se divide formando un
espectro. El prisma desvía (refracta) más o menos la luz de diferentes colores. La luz
roja es la menos refractada, y la violeta la más refractada.
La luz es emitida por sus fuentes en línea recta, y se difunde en una superficie cada vez
mayor a medida que avanza; la luz por unidad de área disminuye según el cuadrado de
la distancia. Cuando la luz incide sobre un objeto es absorbida o reflejada; la luz
reflejada por una superficie rugosa se difunde en todas direcciones. Algunas frecuencias
se reflejan más que otras, y esto da a los objetos su color característico. Las superficies
blancas difunden por igual todas las longitudes de onda, y las superficies negras
absorben casi toda la luz. Por otra parte, para que la reflexión forme imágenes es
necesaria una superficie muy pulida, como la de un espejo.
La definición de la naturaleza de la luz siempre ha sido un problema fundamental de la
física. El matemático y físico británico Isaac Newton describió la luz como una emisión
de partículas, y el astrónomo, matemático y físico holandés Christiaan Huygens
desarrolló la teoría de que la luz se desplaza con un movimiento ondulatorio.En la
actualidad se cree que estas dos teorías son complementarias, y el desarrollo de la teoría
cuántica ha llevado al reconocimiento de que en algunos experimentos la luz se
comporta como una corriente de partículas y en otros como una onda. En las situaciones
en que la luz presenta movimiento ondulatorio, la onda vibra perpendicular a la
dirección de propagación; por eso, la luz puede polarizarse en dos ondas
perpendiculares entre sí. La luz tiene un efecto importante en muchos compuestos
químicos. Las plantas, por ejemplo, emplean la luz solar para llevar a cabo la
fotosíntesis, y la exposición a la luz de determinados compuestos de plata hace que se
oscurezcan en presencia de otros compuestos químicos, característica empleada en la
fotografía
La energía radiante tiene una naturaleza dual, y obedece leyes que pueden explicarse a
partir de una corriente de partículas o paquetes de energía, los llamados fotones, o a
partir de un tren de ondas transversales. El concepto de fotón se emplea para explicar las
interacciones de la luz con la materia que producen un cambio en la forma de energía,
como ocurre con el efecto fotoeléctrico o la luminiscencia. El concepto de onda suele
emplearse para explicar la propagación de la luz y algunos de los fenómenos de
formación de imágenes. En las ondas de luz, como en todas las ondas
electromagnéticas, existen campos eléctricos y magnéticos en cada punto del espacio,
que fluctúan con rapidez. Como estos campos tienen, además de una magnitud, una
dirección determinada, son cantidades vectoriales. Los campos eléctrico y magnético
son perpendiculares entre sí y también perpendiculares a la dirección de propagación de
la onda. La onda luminosa más sencilla es una onda sinusoidal pura, llamada así porque
una gráfica de la intensidad del campo eléctrico o magnético trazada en cualquier
momento a lo largo de la dirección de propagación sería la gráfica de una función seno.
El número de oscilaciones o vibraciones por segundo en un punto de la onda luminosa
se conoce como frecuencia. La longitud de onda es la distancia a lo largo de la dirección
de propagación entre dos puntos con la misma ‘fase’, es decir, puntos que ocupan
posiciones equivalentes en la onda. Por ejemplo, la longitud de onda es igual a la
distancia que va de un máximo de la onda sinusoidal a otro, o de un mínimo a otro. En
el espectro visible, las diferencias en longitud de onda se manifiestan como diferencias
de color. El rango visible va desde 350 nanómetros (violeta) hasta 750 nanómetros
(rojo), aproximadamente (un nanómetro, nm, es una milmillonésima de metro). La luz
blanca es una mezcla de todas las longitudes de onda visibles. No existen límites
definidos entre las diferentes longitudes de onda, pero puede considerarse que la
radiación ultravioleta va desde los 350 nm hasta los 10 nm. Los rayos infrarrojos, que
incluyen la energía calorífica radiante, abarcan las longitudes de onda situadas
aproximadamente entre 750 nm y 1 mm. La velocidad de una onda electromagnética es
el producto de su frecuencia y su longitud de onda. En el vacío, la velocidad es la
misma para todas las longitudes de onda. La velocidad de la luz en las sustancias
materiales es menor que en el vacío, y varía para las distintas longitudes de onda; este
efecto se denomina dispersión. La relación entre la velocidad de la luz en el vacío y la
velocidad de una longitud de onda determinada en una sustancia se conoce como índice
de refracción de la sustancia para dicha longitud de onda. El índice de refracción del
aire es 1,00029 y apenas varía con la longitud de onda. En la mayoría de las
aplicaciones resulta suficientemente preciso considerar que es igual a 1.
Velocidad de la luz
REFLEXIÓN: espejos
Las leyes de la reflexión afirman que el ángulo de incidencia es igual al ángulo de
reflexión, y que el rayo incidente, el rayo reflejado y la normal en el punto de
incidencia se encuentran en un mismo plano. Si la superficie del segundo medio es
lisa, puede actuar como un espejo y producir una imagen reflejada (figura 2). En la
figura 2, la fuente de luz es el objeto A; un punto de A emite rayos en todas las
direcciones. Los dos rayos que inciden sobre el espejo en B y C, por ejemplo, se
reflejan como rayos BD y CE. Para un observador situado delante del espejo, esos
rayos parecen venir del punto F que está detrás del espejo. De las leyes de reflexión se
deduce que CF y BF forman el mismo ángulo con la superficie del espejo que AC y
AB. En este caso, en el que el espejo es plano, la imagen del objeto parece situada
detrás del espejo y separada de él por la misma distancia que hay entre éste y el objeto
que está delante. Si la superficie del segundo medio es rugosa, las normales a los
distintos puntos de la superficie se encuentran en direcciones aleatorias. En ese caso,
los rayos que se encuentren en el mismo plano al salir de una fuente puntual de luz
tendrán un plano de incidencia, y por tanto de reflexión, aleatorio. Esto hace que se
dispersen y no puedan formar una imagen.
La mayor parte de la terminología tradicional de la óptica geométrica se desarrolló en
relación con superficies esféricas de reflexión y refracción. Sin embargo, a veces se
consideran superficies no esféricas o asféricas. El eje óptico es una línea de referencia
que constituye un eje de simetría, y pasa por el centro de una lente o espejo esféricos y
por su centro de curvatura. Si un haz de rayos estrecho que se propaga en la dirección
del eje óptico incide sobre la superficie esférica de un espejo o una lente delgada, los
rayos se reflejan o refractan de forma que se cortan, o parecen cortarse, en un punto
situado sobre el eje óptico. La distancia entre ese punto (llamado foco) y el espejo o
lente se denomina distancia focal. Cuando una lente es gruesa, los cálculos se realizan
refiriéndolos a unos planos denominados planos principales, y no a la superficie real
de la lente. Si las dos superficies de una lente no son iguales, ésta puede tener dos
distancias focales, según cuál sea la superficie sobre la que incide la luz. Cuando un
objeto está situado en el foco, los rayos que salen de él serán paralelos al eje óptico
después de ser reflejados o refractados. Si una lente o espejo hace converger los rayos
de forma que se corten delante de dicha lente o espejo, la imagen será real e invertida.
Si los rayos divergen después de la reflexión o refracción de modo que parecen venir
de un punto por el que no han pasado realmente, la imagen no está invertida y se
denomina imagen virtual. La relación entre la altura de la imagen y la altura del objeto
se denomina aumento lateral.
Si se consideran positivas las distancias medidas desde una lente o espejo en el
sentido en que se desplaza la luz, y negativas las medidas en sentido opuesto,
entonces, siendo u la distancia del objeto, v la distancia de la imagen y f la distancia
focal de un espejo o una lente delgada, los espejos esféricos cumplen la ecuación
Partiendo de una definición una fibra óptica es una fibra o varilla de vidrio —u otro
material transparente con un índice de refracción alto— que se emplea para transmitir
luz. Cuando la luz entra por uno de los extremos de la fibra, se transmite con muy pocas
pérdidas incluso aunque la fibra esté curvada.
El principio en que se basa la transmisión de luz por la fibra es la reflexión interna total;
la luz que viaja por el centro o núcleo de la fibra incide sobre la superficie externa con
un ángulo mayor que el ángulo crítico, de forma que toda la luz se refleja sin pérdidas
hacia el interior de la fibra. Así, la luz puede transmitirse a larga distancia reflejándose
miles de veces. Para evitar pérdidas por dispersión de luz debida a impurezas de la
superficie de la fibra, el núcleo de la fibra óptica está recubierto por una capa de vidrio
con un índice de refracción mucho menor; las reflexiones se producen en la superficie
que separa la fibra de vidrio y el recubrimiento.
La aplicación más sencilla de las fibras ópticas es la transmisión de luz a lugares que
serían difíciles de iluminar de otro modo, como la cavidad perforada por la turbina de
un dentista. También pueden emplearse para transmitir imágenes; en este caso se
utilizan haces de varios miles de fibras muy finas, situadas exactamente una al lado de
la otra y ópticamente pulidas en sus extremos. Cada punto de la imagen proyectada
sobre un extremo del haz se reproduce en el otro extremo, con lo que se reconstruye la
imagen, que puede ser observada a través de una lupa. La transmisión de imágenes se
utiliza mucho en instrumentos médicos para examinar el interior del cuerpo humano y
para efectuar cirugía con láser, en sistemas de reproducción mediante facsímil y
fotocomposición, en gráficos de ordenador o computadora y en muchas otras
aplicaciones.
Las fibras ópticas también se emplean en una amplia variedad de sensores, que van
desde termómetros hasta giroscopios. Su potencial de aplicación en este campo casi no
tiene límites, porque la luz transmitida a través de las fibras es sensible a numerosos
cambios ambientales, entre ellos la presión, las ondas de sonido y la deformación,
además del calor y el movimiento. Las fibras pueden resultar especialmente útiles
cuando los efectos eléctricos podrían hacer que un cable convencional resultara inútil,
impreciso o incluso peligroso. También se han desarrollado fibras que transmiten rayos
láser de alta potencia para cortar y taladrar materiales.
La fibra óptica se emplea cada vez más en la comunicación, debido a que las ondas de
luz tienen una frecuencia alta y la capacidad de una señal para transportar información
aumenta con la frecuencia. En las redes de comunicaciones se emplean sistemas de láser
con fibra óptica. Hoy funcionan muchas redes de fibra para comunicación a larga
distancia, que proporcionan conexiones transcontinentales y transoceánicas. Una ventaja
de los sistemas de fibra óptica es la gran distancia que puede recorrer una señal antes de
necesitar un repetidor para recuperar su intensidad. En la actualidad, los repetidores de
fibra óptica están separados entre sí unos 100 km, frente a aproximadamente 1,5 km en
los sistemas eléctricos. Los amplificadores de fibra óptica recientemente desarrollados
pueden aumentar todavía más esta distancia.
Otra aplicación cada vez más extendida de la fibra óptica son las redes de área local. Al
contrario que las comunicaciones de larga distancia, estos sistemas conectan a una serie
de abonados locales con equipos centralizados como ordenadores (computadoras) o
impresoras. Este sistema aumenta el rendimiento de los equipos y permite fácilmente la
incorporación a la red de nuevos usuarios. El desarrollo de nuevos componentes
electroópticos y de óptica integrada aumentará aún más la capacidad de los sistemas de
fibra.
REFRACCIÓN: prismas
Reflexión en un espejo plano Los rayos de luz reflejados llegan al ojo como si
procedieran directamente del objeto (en este caso, un balón) situado detrás del espejo.
Éste es el motivo por el cual vemos la imagen en el espejo.
Cuando la luz atraviesa un prisma —un objeto transparente con superficies planas y
pulidas no paralelas—, el rayo de salida ya no es paralelo al rayo incidente. Como el
índice de refracción de una sustancia varía según la longitud de onda, un prisma puede
separar las diferentes longitudes de onda contenidas en un haz incidente y formar un
espectro. En la figura 5, el ángulo CBD entre la trayectoria del rayo incidente y la
trayectoria del rayo emergente es el ángulo de desviación. Puede demostrarse que
cuando el ángulo de incidencia es igual al ángulo formado por el rayo emergente, la
desviación es mínima. El índice de refracción de un prisma puede calcularse midiendo
el ángulo de desviación mínima y el ángulo que forman las caras del prisma.
Angulo Crítico
Puesto que los rayos se alejan de la normal cuando entran en un medio menos denso, y
la desviación de la normal aumenta a medida que aumenta el ángulo de incidencia, hay
un determinado ángulo de incidencia, denominado ángulo crítico o ángulo límite, para
el que el rayo refractado forma un ángulo de 90º con la normal, por lo que avanza justo
a lo largo de la superficie de separación entre ambos medios. Si el ángulo de incidencia
se hace mayor que el ángulo crítico, los rayos de luz serán totalmente reflejados. La
reflexión total no puede producirse cuando la luz pasa de un medio menos denso a otro
más denso. Las tres ilustraciones de la figura 6 muestran la refracción ordinaria, la
refracción en el ángulo crítico y la reflexión total.
Ley de Snell
Esta importante ley, llamada así en honor del matemático holandés Willebrord van
Roijen Snell, afirma que el producto del índice de refracción del primer medio y el seno
del ángulo de incidencia de un rayo es igual al producto del índice de refracción del
segundo medio y el seno del ángulo de refracción. El rayo incidente, el rayo refractado
y la normal a la superficie de separación de los medios en el punto de incidencia están
en un mismo plano. En general, el índice de refracción de una sustancia transparente
más densa es mayor que el de un material menos denso, es decir, la velocidad de la luz
es menor en la sustancia de mayor densidad. Por tanto, si un rayo incide de forma
oblicua sobre un medio con un índice de refracción mayor, se desviará hacia la normal,
mientras que si incide sobre un medio con un índice de refracción menor, se desviará
alejándose de ella. Los rayos que inciden en la dirección de la normal son reflejados y
refractados en esa misma dirección.
n1 . sen θ 1 = n2 . sen θ 2
Color, fenómeno físico de la luz o de la visión, asociado con las diferentes longitudes de
onda en la zona visible del espectro electromagnético. Como sensación experimentada
por los seres humanos y determinados animales, la percepción del color es un proceso
neurofisiológico muy complejo. Los métodos utilizados actualmente para la
especificación del color se encuadran en la especialidad llamada colorimetría, y
consisten en medidas científicas precisas basadas en las longitudes de onda de tres
colores primarios.
El color de la luz con una única longitud de onda o una banda estrecha de longitudes de
onda se conoce como color puro. De estos colores puros se dice que están saturados, y
no suelen existir fuera del laboratorio. Una excepción es la luz de las lámparas de vapor
de sodio empleadas en ocasiones para la iluminación de calles y carreteras, que es de un
amarillo espectral casi completamente saturado. La amplia variedad de colores que se
ven todos los días son colores de menor saturación, es decir, mezclas de luces de
distintas longitudes de onda.
El ojo humano no funciona como una máquina de análisis espectral, y puede producirse
la misma sensación de color con estímulos físicos diferentes. Así, una mezcla de luces
roja y verde de intensidades apropiadas parece exactamente igual a una luz amarilla
espectral, aunque no contiene luz de las longitudes de onda asociadas al amarillo. Puede
reproducirse cualquier sensación de color mezclando aditivamente diversas cantidades
de luces roja, azul y verde. Por eso se conocen estos colores como colores aditivos
primarios. Si se mezclan luces de estos colores primarios con intensidades
aproximadamente iguales se produce la sensación de luz blanca. También existen
parejas de colores espectrales puros, que si se mezclan aditivamente, producen la misma
sensación que la luz blanca, por lo que se denominan colores complementarios. Entre
esos pares figuran determinados amarillos y azules, o rojos y verdes azulados.
Todos los objetos tienen la propiedad de absorber y reflejar ciertas radiaciones
electromagnéticas. La mayoría de los colores que experimentamos normalmente son
mezclas de longitudes de onda que provienen de la absorción parcial de la luz blanca.
Casi todos los objetos deben su color a los filtros, pigmentos o pinturas, que absorben
determinadas longitudes de onda de la luz blanca y reflejan o transmiten las demás;
estas longitudes de onda reflejadas o transmitidas son las que producen la sensación de
color, que se conoce como color pigmento.
Los colores pigmento que absorben la luz de los colores aditivos primarios se llaman
colores sustractivos primarios. Son el magenta —que absorbe el verde—, el amarillo —
que absorbe el azul— y el cyan (azul verdoso), que absorbe el rojo. Por ejemplo, si se
proyecta una luz verde sobre un pigmento magenta, apenas se refleja luz, y el ojo
percibe una zona negra. Los colores sustractivos primarios pueden mezclarse en
proporciones diferentes para crear casi cualquier tonalidad; los tonos así obtenidos se
llaman sustractivos. Si se mezclan los tres en cantidades aproximadamente iguales,
producen una tonalidad muy oscura, aunque nunca completamente negra. Los primarios
sustractivos se utilizan en la fotografía en color: para las diapositivas y negativos en
color se emplean tintes de color magenta, cyan y amarillo; en las fotografías en color
sobre papel se emplean tintas de estos mismos colores; también se usa tinta negra para
reforzar el tono casi negro producido al mezclar los tres colores primarios.
Nuestra percepción del color de las partes de una escena no sólo depende de la cantidad
de luz de las diferentes longitudes de onda que nos llega de ellas. Cuando sacamos un
objeto iluminado con luz artificial —que contiene mucha luz rojiza de altas longitudes
de onda— a la luz del día —que contiene más luz azulada de longitudes de onda cortas
— la composición de la luz reflejada por el objeto cambia mucho. Sin embargo, no
solemos percibir ningún cambio en el color del objeto. Esta constancia del color se debe
a la capacidad del sistema formado por el ojo y el cerebro para comparar la información
sobre longitudes de onda procedente de todas las partes de una escena. Edwin Herbert
Land, físico estadounidense e inventor del sistema de fotografía instantánea Polaroid
Land, demostró los cálculos enormemente complejos que lleva a cabo el ‘retinex’
(como llamó Land al sistema formado por la retina del ojo y el córtex cerebral) para
lograr la constancia de color.
El ojo y el cerebro también pueden reconstruir los colores a partir de una información
muy limitada. Land realizó dos diapositivas (transparencias) en blanco y negro de una
misma escena, una vez con iluminación roja para las longitudes de onda largas y otra
con iluminación verde para las longitudes de onda cortas. Cuando ambas se proyectaron
en la misma pantalla, usando luz roja en uno de los proyectores y luz verde en el otro,
apareció una reproducción con todos los colores. El mismo fenómeno tenía lugar
incluso si se empleaba luz blanca en uno de los proyectores. Si se invertían los colores
de los proyectores, la escena aparecía en sus colores complementarios.
En las fibras ópticas (fibras que pueden transportar señales, y por tanto información, en
forma de pulsos luminosos), la dispersión supone un problema. Cada pulso luminoso se
compone de un intervalo de frecuencias, que avanzan por la fibra con velocidades
ligeramente distintas. Esto aumenta la duración del pulso de llegada, haciendo más
difícil separarlo de los pulsos siguientes.
Un arco iris se forma cuando las gotas de lluvia descomponen la luz solar blanca en su
espectro. Cuando la luz atraviesa una gota de agua, primero se desvía y luego se refleja
hacia el ojo del observador. La desviación, conocida como refracción, es distinta para la
luz de distintos colores. La luz roja es la que menos se desvía y la violeta la que más.
Aquí, un arco iris primario atraviesa el cielo después de una tormenta. Un arco iris
primario es rojo en el lado exterior; los colores de un arco iris secundario están
invertidosArco iris, arco luminoso que muestra los colores del espectro dispuestos
ordenadamente; está causado por gotas de agua que caen por el aire. Suele verse en el
cielo en la dirección opuesta al Sol, cerca de lluvia o de agua pulverizada en las
cascadas. En el arco más brillante, el primario, que muchas veces es el único visible, los
colores se disponen con el rojo en el lado externo. Sobre este arco perfecto hay otro
secundario donde los colores están en orden inverso; este arco es más apagado porque
se produce tras una reflexión doble en el interior de las gotas.
Cuando un rayo de Sol penetra en una gota de lluvia se refracta (o desvía) en ella y se
refleja en su interior de tal forma que aparece un espectro de colores. Sin embargo, sólo
pueden verse cuando el ángulo de reflexión entre el Sol, la gota de agua y la línea de
visión del observador se sitúa entre 40° y 42°.
Cuando el Sol está bajo en el cielo, el arco iris aparece alto; al ascender el Sol, el arco
iris parece descender manteniendo el ángulo crítico entre 40° y 42º. A más de 42° sobre
el horizonte, no se puede ver el arco iris porque el ángulo requerido pasa por encima de
la cabeza del observador
Espectro
Espectro, serie de colores semejante a un arco iris —por este orden: violeta, azul, verde,
amarillo, anaranjado y rojo— que se produce al dividir una luz compuesta como la luz
blanca en sus colores constituyentes. El arco iris es un espectro natural producido por
fenómenos meteorológicos. Puede lograrse un efecto similar haciendo pasar luz solar a
través de un prisma de vidrio. La primera explicación correcta de este fenómeno la dio
en 1666 el matemático y físico británico Isaac Newton.
Cuando un rayo de luz pasa de un medio transparente como el aire a otro medio
transparente, por ejemplo vidrio o agua, el rayo se desvía; al volver a salir al aire vuelve
a desviarse. Esta desviación se denomina refracción; la magnitud de la refracción
depende de la longitud de onda de la luz. La luz violeta, por ejemplo, se desvía más que
la luz roja al pasar del aire al vidrio o del vidrio al aire. Así, una mezcla de luces roja y
violeta se dispersa al pasar por un prisma en forma de cuña y se divide en dos colores.
Véase Óptica.
Los aparatos para observar visualmente un espectro se denominan espectroscopios; los
que sirven para observar y registrar un espectro fotográficamente se llaman
espectrógrafos; los empleados para medir la intensidad de las diferentes partes del
espectro se denominan espectrofotómetros. La ciencia que utiliza los espectroscopios,
espectrógrafos y espectrofotómetros para estudiar los espectros se conoce como
espectroscopia. Para medidas espectroscópicas extremadamente precisas se emplean
interferómetros. En el siglo XIX, los científicos descubrieron que más allá del extremo
violeta del espectro podía detectarse una radiación invisible para el ojo humano pero
con una marcada acción fotoquímica; se la denominó radiación ultravioleta. Igualmente,
más allá del extremo rojo del espectro se detectó radiación infrarroja que aunque era
invisible transmitía energía, como demostraba su capacidad para hacer subir un
termómetro. Como consecuencia, se redefinió el término espectro para que abarcara
esas radiaciones invisibles, y desde entonces se ha ampliado para incluir las ondas de
radio más allá del infrarrojo y los rayos X y rayos gamma más allá del ultravioleta.