Najmanovich
EL BOOMERANG DE LA OBJETIVIDAD
En el fin de siglo XX comenzó a hacerse evidente que el mejoramiento que
presentaba la idea de progreso y evolución no era absoluta.
Ya a fines del siglo XIX, se produce otra gran ruptura: Freud sostiene que el
hombre no puede dar total cuenta de sus actos. La noción moderna de
objetividad está enmarca en el PARADIGMA DE LA SIMPLICIDAD, dentro del
cual, el saber se organiza en ideologías y teorías, en leyes de carácter general,
se seleccionan datos a través de procesos de recorte, disyunción y abstracción,
centralizando la información y ordenándola de una única manera.
Una forma alternativa es situarse desde la COMPLEJIDAD, la cual es una mirada
por fuera de los paradigmas que implica profundizar, trabajar con
representaciones, en una dimensión de tiempo, que incorpora lo subjetivo,
trabajando desde adentro con una perspectiva intersubjetiva y múltiple, que no
puede reducirse a una ley. Llega a la verdad contextualizada, no existe
verificación u objetividad absoluta.
El BOOMERANG lanzado por la modernidad, aquel que había dejado al sujeto
en el camino, que sostenía la existencia de una verdad universal, a la que se
arriba a través del método científico que preferentemente involucra la
medición, que postulaba la idea de homogeneización, perfectibilidad y
progreso indefinido; regresa con un sujeto sobredimensionado, complejo, con
una verdad que no es absoluta, objetiva, rompiendo así el paradigma de la
simplicidad, unidimensionalidad y criterios absolutos.
El criterio posmoderno y relativista pasó a un nuevo criterio de autoridad o una
nueva forma de validación donde cada uno tiene su propia verdad
(SUBJETIVIDAD ABSOLUTA).
Sin embargo, existe una alternativa para concebir el conocimiento: la
INTERSUBJETIVIDAD, es decir, situarse desde la complejidad. Esto implica una
convención entre los distintos puntos de vista teniendo en cuenta que no se
llega a una verdad absoluta sino contextualizada. Supone un acuerdo mestizo,
polifónico y complejo, construir el conocimiento en el diálogo y el acuerdo.
¿Y SI EL OTRO NO ESTUVIERA AHÍ? (Carlos Skliar)
Toda cultura es, por si misma, originariamente colonial. El aparato colonial es,
sobre todo un aparto de conocimientos que parece pertenecer originariamente
solo al colonizador; se trata de su saber, de su ciencia, de su verdad y, por lo
tanto, del conjunto de procedimientos que le son útiles para instalar y
mantener el proceso de alterización del otro. Pero luego, ese saber, ese
conocimiento, se trasplanta de un modo lento y violentamente, también hacia
el interior del colonizado como si se tratara de un propio saber, de un
conocimiento que, justamente, también le resulte apropiado, le sea natural.
Los MECANISMOS DE CONSTRUCCIÓN DE LA OTREDAD son:
LOS CAUDILLOS: los caudillos fueron los conductores de las masas populares
de las provincias. Tenían una adhesión que residía en la afinidad entre los
caudillos y las masas populares: participaban del mismo tipo de vida y
rechazaban las formas evolucionadas de convivencia que se le quisieron
imponer.
Su autoridad se basaba en las virtudes personales de hombre de combate y
hombre de campo y en la consideración de os caudillos como dotados de
poderes insólitos. Había una convicción de que el caudillo defendía los
intereses de la colectividad regional.
Las masas populares proporcionaron a los caudillos la fuerza material, quienes
perpetuaron a su manera el sentimiento republicano.
La autoridad de los caudillos fue siempre de hecho y su política siempre
autoritaria.
EVA PERÓN
Eva Perón es una figura- símbolo en la historia argentina. El discurso de Evita
es similar a de Perón pero añade a simplificación de las formas y la
brusquedad de las expresiones. Evita afirmara su no- distanciación con
respecto al campo social así como su condición de mediadora entre Perón y el
Pueblo.
Ella era, sencillamente, uno de ellos, pero que al mismo tiempo había elegido
“estar al costado del pueblo”.
El antagonismo mayor es construido en torno a esta figura: o se es leal a la
causa del pueblo, que es la causa de Perón, o sólo es posible la traición.
En el lenguaje de Evita se aprecian las conclusiones del discurso peronista;
todo es uno : el Pueblo, perón y la Patria.
Evita distinguió también entre enemigo interno y externo. Eva Perón se
constituyo así en el símbolo de este “exceso” de legitimación que se asoció a
la nueva entrada de la barbarie como expresión de un sentimiento
antidemocrático e irracional del pueblo argentino.