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ARTE COLONIAL..

Educación Artística 8º A III lapso

Llamamos arte colonial al efectuado en América bajo el dominio de


España durante los siglos XVI, XVII y XVIII.

De raíz medieval, lo traen desde España al Nuevo Mundo numerosos


artistas que forman talleres en las principales ciudades americanas, donde
enseñan a criollos, indios y mestizos. Sus temas religiosos y didácticos tratan
diferentes episodios de la vida de Jesús, de la Virgen y de los santos más
populares.

Los talleres siguen en manos americanas cuando desaparecen los


maestros europeos, expresando con mayor o menor grado la cultura nativa y
logrando un arte propio de gran expresividad, buscando especialmente dar
gloria a Dios. Se mantienen las técnicas y los modelos europeos en temas
religiosos que atacan las normas de la Iglesia Católica y su fin evangelizador.
La iglesia católica es quien patrocina el desarrollo de todas las artes, por lo que
el arte civil casi carece de importancia, salvo en lo que se refiere a la
arquitectura. Bajo la dirección de los frailes se elevan conventos y monasterios.

En nuestro país, las dos culturas que se fusionaron en la Colonia


poseían un profundo sentido religioso en el que se mezclaron ritos, leyendas y
antiguas creencias que desembocaron en una nueva concepción. El indígena
aún no se recuperaba de la sorpresa causada por la ruda invasión, cuando ya
se encontraba trabajando arduamente en la construcción de templos y edificios.

Arquitectura

La disposición de los asentimientos por lo regular siguió dos estructuras


básicas: una era la retícula en forma de damero que aunque su uso era común
en las ciudades europeas de la época, era una solución adoptada por muchos
pueblos debido a su sencillez, aunque no hay que olvidar que la distribución de
las ciudades indígenas se debía más bien a una configuración espacial
estrechamente ligada a su visión cosmológica del mundo y del universo.

La otra estructura fue la de los asentimientos que debieron adaptarse a


los accidentes geográficos del terreno; en tales casos la traza seguía las
irregularidades topográficas adecuando las calles y plazas a su entorno. Las
fisonomías urbanas de carácter minero dispuestas muy cerca de los
yacimientos y vetas de los minerales a veces coincidieron con las viejas
ciudades españolas de origen moro.
En los albores de la época colonial, muchos de los templos y conventos
levantados por las órdenes mendicantes que llegaron a la Nueva España
(franciscanos, dominicos y agustinos), fueron concebidos con imponentes
formas que semejaban fortalezas. Muchas de las fundaciones organizadas por
estos frailes constructores, estaban dispuestas en la forma arriba descrita y las
calles principales desembocaban en el templo, cuyos aspectos decorativos a
nivel estético respondían al Barroco, Salomónico, Churrigueresco y
Ultrabarroco.

Barroco

Surgió como una evolución gradual del estilo renacentista y su periodo de


duración comprendió aproximadamente los primeros años del siglo XVII hasta
los últimos del XVIII, aunque con sus propias etapas de desarrollo sistemático
en la búsqueda de nuevas formas y líneas decorativas. El estilo alcanzó
también a las obras de pintura y escultura realizadas durante la época.

Barroco sobrio o de transición

Tuvo un periodo de duración aproximadamente corto, probablemente de 1580


a 1630. Se caracterizó por el empleo de decoración vegetal en las enjutas de
puertas y arcos, columnas divididas en tres secciones decoradas con estrías
dispuestas de manera vertical, horizontal o en forma de grecas en zigzag y
cornisas sobresalientes con modulaciones y retenimientos.

Barroco salomónico

La etapa de duración de esta fase del barroco se sitúa entre 1630 y 1730. Su
introducción en el ámbito europeo se debió al arquitecto italiano Bernini, quien
copió una columna que los árabes encontraron en un lugar en el que se
suponía estuvo el templo de Salomón. El estilo incorporó el uso de estas
columnas de formas helicoidales a la decoración general de fachadas de
templos y edificios, retornando aspectos de la modalidad anterior y
enriqueciéndolo con algunos motivos propios.

Barroco estípite o estilo churrigueresco

Se empleó como forma decorativa entre los años de 1736 y 1775


aproximadamente. Se desarrolló a partir de la re-interpretación hecha por
arquitectos europeos, de columnas griegas que consistían en pedestales de
forma piramidal invertida, coronados con bustos o efigies de dioses. Es
introducido en España por el arquitecto José Benito de Churriguera tuvo su
apogeo en México. Jerónimo de Balbás fue quien lo introdujo al país. Aunque
se ha dicho que el estilo retomó cierta herencia del plateresco, su especial
gusto por la recargada ornamentación lo llevó al extremo de creaciones
cuajadas de guirnaldas, jarrones y angelitos que recubrían fachadas enteras.
Ultrabarroco

Es un recargo ilimitado de los aspectos decorativos del churrigueresco, que


crea transformaciones y deformaciones de elementos arquitectónicos clásicos,
barrocos y churriguerescos dando como resultado tortuosos elementos
ornamentales que exaltan las proporciones. El estilo alcanzó gran perfección
técnica en el modelado del estuco y el tallado de la madera.

Escultura

En escultura, la influencia de los Sevillanos, especialmente Juan


Martínez Montañés, evoluciona a un arte dulce en las intimidades cristianas,
como son los nacimientos, las figuras del Niño Dios y de los ángeles niños. Las
mascarillas permiten la fabricación rápida de rostros y los bastidores o
armazones de madera que reemplazan las tallas de bulto.

Se tallaron gigantescos retablos en madera, la que se cubrió con hoja de


oro, ornada con imágenes manieristas estofadas, combinadas con pinturas al
óleo sobre tabla, salidas de los pinceles de Simón Pereyns, Andrés de la
Concha, Juan de Arrué, los Baltazar Echave y otros, que crearon obras de
sabor medieval, con características flamencas o italianas.

Literatura

En la lírica independiente se señalan dos grupos: el sevillano, con


Francisco de Rioja, poeta de las flores y de los tópicos, Rodrigo Caro, y el
Capitán Fernández de Andrada, y el grupo aragonés, con los hermanos
Leonardo Argensola y Esteban Manuel de Villegas.

Francisco de Rioja Es un poeta de tono menor, de elegancia verbal,


portador de todos los motivos de la tristeza y del desengaño barrocos. Su lírica,
con gran sentimiento de la naturaleza, se detiene emocionada ante la valía o lo
representativo de lo pequeño, asombrada ante su misma fugacidad. Consigue
excelentes efectos de expresión con varios adjetivos.

En la escuela culterana destaca la figura de don Luis de Góngora y


Argote, que nació en Córdoba en 1561 y allí residió después de estudiar
Derecho Canónico en Salamanca. En su ciudad natal desempeñó un cargo en
la Catedral, aunque sus preferencias estaban más inclinadas hacia actividades
profanas. De temperamento sarcástico y burlón, se atrajo pronto la enemistad
de Quevedo y Lope. Tras ser nombrado Capellán del Rey, su deficiente salud
le obliga a volver a Córdoba, donde muere en 1627. Su obra poética es un
excelente muestrario de virtuosismo lírico dentro del estilo culterano. Estudios
recientes sobre su poesía le han sacado de la injusta incomprensión de que
había sido objeto.
Dejando de lado la clasificación de dos épocas poéticas, sus obras
forman dos grandes grupos:

Pequeños poemas, que comprenden sonetos, romances y letrinas. Grandes


poemas. Son obras de minorías: las Soledades y la Fábula de Polifemo y
Galatea. Entre los recursos estilísticos que utiliza podemos citar: abundantes
cultismos; hipérbatos, a imitación latina; atrevidas metáforas... También son
características de su poesía la musicalidad de sus versos y la sensación de
color. Fue enemigo literario y personal de Quevedo.

En la escuela conceptista el autor más destacado fue Francisco de


Quevedo y Villegas. Tanto en la poesía como en la prosa, Quevedo ofrece una
gran variedad de temas y tratamientos. Por lo general, se aprecian dos
orientaciones, una de carácter elevado, doctrinal o político, que en prosa se
manifiesta en La política de Dios, La cuna y la sepultura, Vida de Marco Bruto y
en poesía se refleja en poemas como Miré los muros de la patria mía o la
Epístola satírico-censoria al Conde-Duque de Olivares y en otras poesías de
tono ascético y reflexivo. Otra buena parte de sus obras tiene una intención
crítica, burlesca y satírica: El caballero de la Tenaza, el Buscón y Los sueños,
en prosa; y en verso un gran número de composiciones, romances, letrinas y
sonetos, tomando como base cualquier hecho trivial y deformándolo hasta la
caricatura. Dentro de las composiciones poéticas dedica gran parte de ellas a
temas amorosos.

Su estilo se caracteriza por: los aciertos del lenguaje; la combinación de


palabras y el juego de sus significados; los rompimientos sintácticos; la
abundancia de metáforas. Hay que destacar que tanto Góngora como Quevedo
fueron autores que, en ocasiones, escribían en el estilo correspondiente a la
escuela a que no pertenecían.

También en verso, aunque no lírica, es la Poesía épica, en la que


destacan Lope de Vega, con la Gatomaquia; Balbuena, con el Roncesvalles, y
Alonso de Hojeda con la Cristiada.

Pintura

En pintura conservan el claroscuro y se aprecia la influencia de pintores


españoles, italianos y flamencos. Sobresalen las series o conjuntos de cuadros
que además de adoctrinar, sirven para decorar claustros y refectorios. Son
obras colectivas dirigidas por un maestro, donde intervienen varios ayudantes.
El siglo XVII es el siglo de oro de la pintura española. Esto se refleja en la
pintura de su colonia, la Nueva España. Una parte importante de este
movimiento artístico es su lucha contra el manierismo. Se destaca la influencia
del tenebroso de Caravaggio. En la colonia se encuentra una abundancia de
artistas, que se dedicaban a hacer cuadros casi exclusivamente para la iglesia
y nobles. Esta es la época de auge del Óleo sobre lienzo. Los cuadros son de
tamaños descomunales. Y en ellas se pacta una escasez de burguesía

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