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Periodismo I: Convergencia e integración de redacciones

Universidad Blas Pascal / Juan Carlos Simo

Integración, ¿la salvación? "El futuro de los medios de comunicación


actuales se juega en las redacciones. De su evolución depende el perfil del periodismo
y de los negocios de la información. Y esa evolución se llama hoy convergencia
periodística, la oportunidad para reconvertir la organización de las empresas
periodísticas del siglo XX en empresas informativas del siglo XXI".

Así se presentaba en 2009 el libro Periodismo Integrado, de Ramón Salaverría y


Samuel Negredo, en el fin del apogeo de un modelo de redacción -el de la integración-
con el que se había conseguido imaginar para las organizaciones periodísticas
vigentes un futuro más amplio. Sin embargo, esa apuesta por la convergencia o
integración (en el caso de los diarios, la de hacer confluir la redacción del diario
impreso con la de la versión digital) fue mostrando las grietas con el correr de los
años, porque no sólo hay dificultades para compatibilizar culturas distintas de los
periodistas de cada soporte sino también de compatibilizar los modelos de negocios y
los nuevos hábitos de los públicos.

Pero antes de pasar a las críticas veamos brevemente algunos conceptos centrales:
concentración, convergencia e integración.

Concentración. No sería posible imaginar las estrategias actuales de los


medios sin tener en cuenta cómo se configura hoy el mapa de los medios, tanto a nivel
local como global.

La propiedad de esos medios está agrupada en torno a pocos actores. Se conforman


así conglomerados de medios que actúan en distintos sectores: el audiovisual, el de
los diarios, el de Internet...

Convergencia. Como estos grupos son propietarios de medios en distintos


rubros de la comunicación y las telecomunicaciones, se da también el fenómeno de la
convergencia: la posibilidad de articular las actividades de esos distintos sectores. Así,
tenemos hoy empresas en las que convergen medios gráficos, audiovisuales, digitales
y actividades en la prestación de servicios de Internet y telefonía.

La articulación de estas industrias, como dice el especialista Martín Becerra, no es


sólo tecnológica sino que impacta en “las culturas de producción, las formas de
organización, las rutinas de trabajo, los circuitos de distribución y las lógicas de
consumo de los bienes y servicios info-comunicacionales”.

En el caso de los medios de comunicación, el concepto de convergencia abarca


también a la articulación de diferentes plataformas que hacen las empresas que
inicialmente se dedicaban a la prensa escrita y ahora, gracias a Internet, digitalizaron
su producto ampliando su alcance al soporte audiovisual.

En la organización de los diarios, por ejemplo, la convergencia digital ha sido asimilada


generalmente con diferentes modelos de convergencia de redacciones o, como
también se conoce este proceso, con la integración de redacciones.

Se trata generalmente de la articulación de la redacción tradicional -por ejemplo, la


redacción de un diario que sólo se dedica al producto de papel- con la redacción que
se montó para explorar Internet y que luego se consolidó para las producciones
multimedia. La integración supone que habrá una articulación de esfuerzos y la
posibilidad de diseñar de mejor modo la estrategia editorial, transformando la
producción de acuerdo a las audiencias y los lenguajes involucrados.

Distintas convergencias. El español Ramón Salaverría traza un mapa de


la convergencia de los medios de comunicación, con el propósito de evitar que el
estudio quede anclado “en la tecnología como el único parámetro que promueve los
procesos de convergencia y evoluciona con ellos, mientras se olvida o minusvalora
otros aspectos”.

El texto en el que se explaya al respecto se llama Convergencia de medios y fue


publicado en la revista Chasqui Nº 81 en el año 2003. El texto forma parte del material
obligatorio de este módulo.
Según Salaverría, cuando se estudia los cambios que ha producido la convergencia en
los medios de comunicación, el análisis debe involucrar:

-una dimensión empresarial, que “comprende el estudio de las dinámicas de


multiplicación de medios en el seno de un grupo de comunicación, así como los modos
en los que esos medios se coordinan entre sí en lo económico y en lo editorial”.

-una dimensión tecnológica, con la observación de la “reconfiguración profunda de las


tareas periodísticas” aparejadas en la convergencia.

-una dimensión comunicativa: “La revolución digital (...) ha planteado el reto de crear
una nueva retórica periodística multimedia”.

-una dimensión profesional: “Los nuevos entornos profesionales han hecho que los
periodistas, particularmente en los periódicos, vean cómo su trabajo se ha hecho más
exigente: ahora es preciso trabajar más deprisa (para ofrecer avances informativos
desde la edición en Internet), conocer nuevas técnicas de investigación para el uso de
las fuentes digitales, y dominar los códigos tanto textuales como audiovisuales para la
elaboración de contenidos multimedia".

La hora de las críticas. Aprovechar mejor recursos, reducir costos, no


duplicar tareas, potenciar el alcance del medio...tales eran los argumentos a favor de
la integración de redacciones en los medios.

Muchas empresas de comunicación optaron por estrategias en esta línea, aunque con
diferentes enfoques. La mayoría compartió la dificultad de combinar la cultura de los
periodistas de tradición impresa con los de las plataformas digitales. Y con el paso del
tiempo surgieron nuevos desafíos a esta apuesta.

Un muy reciente informe de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia,


Estados Unidos, llamado The Story So Far: What We Know About the Business of
Digital Journalism (La historia hasta ahora: lo que sabemos acerca del negocio del
periodismo digital), es muy crítico de las integraciones, aunque haciendo foco sobre
todo en la dimensión económica.

En un artículo publicado en The Guardian que lo comenta se afirma que "uno de los
hallazgos más importantes" de la investigación (realizada en Estados Unidos, claro) es
que "si bien hay pruebas de que algunas integraciones de las redacciones y de los
departamentos de ventas son efectivos, hay más evidencia de que el progreso es más
rápido cuando las [áreas] digitales se mantienen separadas".

"Las compañías más grandes deberían analizar el potencial de crear staff separados,
particularmente en el sector de negocios. Hemos encontrado de hecho compañías
exitosas con integraciones (...) pero otras demostraron que pueden competir más
efectivamente al desarrollar departamentos digitales exclusivos para adaptarse a
circunstancias cambiantes", se lee en el informe de la entidad universitaria.

En The Guardian se resume: "En los últimos 10 años muchas organizaciones


asumieron que la integración es el camino correcto -y para algunas puede que lo sea-
pero la evidencia muestra que muchas veces los requisitos de negocios
completamente diferentes están mejor atendidos con un solo punto de enfoque".
Y se agrega: "El muy costoso negocio de combinar fuerzas de trabajo o de crear
departamentos que hacen todo desde una línea de producción fue alguna vez el santo
grial de los negocios informativos. Ahora, como ocurre con tantos otros aspectos del
negocio, esto también necesita ser repensado".

Más críticas. En Argentina y en América Latina también surgen críticas a estas


apuestas por la convergencia o integración. "La integración de redacciones, las
reorganizaciones y refundaciones, en ese sentido, parecen cada vez más un pozo
ciego desde el que nadie puede ver cómo va a cambiar la rentabilidad de la empresa o
la calidad del producto", anotaba ya hace un par de años el periodista Pablo Mancini
en su blog Amphibia.

"El código fuente de las redacciones -online y offline- necesita actualizaciones, para
adquirir nuevas funcionalidades y reinventar la oferta. Porque como si se tratara del
software, en la industria del periodismo, tarde o temprano, por las buenas o por las
malas, vamos a tener que aceptar que ya no existen los productos cerrados, los
soportes inmortales ni las audiencias cautivas. Las fotos que tomamos al porvenir
siempre salen movidas, pero no es difícil saber que llevarán las de ganar aquellos que
logren rediseñar el modelo de organización periodística", agrega.

En el mundo hispano, un ejemplo que suele citarse a menudo es la des-integración del


diario español 20 Minutos: que primero compartió redacciones y luego volvió a un
esquema tradicional, separado. “No puedes tener una empresa para el papel y otra
para la Red y al mismo tiempo una Redacción unificada, no tiene sentido. La división
tiene que llegar hasta sus últimas consecuencias”, opinó Joan Domene, director de
20Minutos.es, en una entrevista cedida al blog de medios y periodismo 233 grados.

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