Cada uno de ellos resultó ser un importante determinante de la salud. Tanto que los
individuos no casados que tenían pocos amigos y no estaban vinculados con una iglesia
o un grupo comunitario tenían una tasa de mortalidad por todas las causas que era entre
dos y cinco veces superior a la de aquellos que tenían una red bien desarrollada de
amistades y relaciones.
La familia. Una de las formas más usuales en que se verifica la convivencia es la
familia. Unidad básica de la vida social o comunitaria.
En el pasado, y especialmente dentro de ciertas tradiciones de etnias occidentales, la
familia era un núcleo amplio, que no sólo abarcaba a marido y mujer, e hijos.
Comprendía también, en grado no poco frecuente, a los abuelos. A veces, algún otro
familiar.
Poco a poco, y a medida que nos acercamos al presente, la familia ha ido adoptando la
estructura nuclear, alimentada por los componentes esenciales de marido y mujer e
hijos.
En la actualidad, no es infrecuente que haya roces entre los progenitores y los hijos. Al
llegar a la pubertad, por razones psicofisiológicas, y fundamentalmente sociales, los
adolescentes entran en conflicto con la paternidad, en sentido amplio. Lo social alimenta
valores no siempre coincidentes con los que imperan en el núcleo familiar. En ese orden
pueden darse conflictos. El natural deseo de emancipación de la adolescencia está en los
tiempos actuales, y ya desde antes de la entrada en el siglo XXI, en choque a veces
continuo entre jóvenes y padres. Con frecuencia se hace necesaria la intervención de un
terapeuta familiar.
El otro gran problema de la familia, que se ha ido acentuando progresivamente, es el del
ajuste en la convivencia entre el marido y la mujer. Ejes de la familia. La creciente
intervención de la mujer en el mundo del trabajo, el cambio de los roles femeninos en el
ámbito social, la emancipación creciente de la mujer de su sujeción al hombre y de los
esquemas sexuales por la revolución sexual, han tornado cada vez más compleja la vida
en común. Se necesita de la convivencia por todo lo antedicho en este artículo, pero la
ejecución de la misma, en el marco de la familia, la ha tornado con frecuencia ríspida.
Los niveles de tolerancia ante las diferencias no fueron tal vez nunca fuertes, pero la
dependencia de la mujer en grupos patriarcales del pretérito, la llevaban a un
sometimiento y a un ajuste dependiente y forzado. Tal cosa hoy no se verifica, y la
disolución de parejas se ha ido incrementando.
Separaciones y divorcios son hoy un lugar común. Como también las infidelidades
sexuales por ambos cónyuges. Los pactos contractuales explícitos o tácitos que implica
un matrimonio, sea civil o religioso, ya no son respetados como antaño. Y ello conduce
a conflictos crecientes, a desencuentros, a pasivas tolerancias en donde el amor y el
profundo afecto ya no cuentan. Tolerancias que son movidas tan sólo por la costumbre o
la forzada aquiescencia mutua en razón de la presencia irrecusable de hijos.
De este modo, la terapia familiar, a la que no siempre se apela, ha sido una especialidad
de la psicología en progresivo auge. Como también lo ha sido la bibliografía psicológica
de autoayuda, en estas precisas cuestiones.
Como nunca, tal vez antes, el "arte de la convivencia" se ha hecho indispensable, para
que lo que conforma una necesidad del hombre sea compatible con los moldes socio-
históricos en que los individuos deben moverse y desarrollar sus vidas. Todo esto es
muy importante saber para así mismo darnos cuenta que clases de familia y amigos
tenemos y así mismo no confiar en ellos.
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O
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El hombre es una de las pocas especies que ataca y destruye a sus congéneres. Por eso el
ser humano debe aprender y debe ser enseñado a no agredir ni psicológica ni
físicamente a los otros miembros de su especie. La agresividad es natural en el hombre.
Pero el hombre puede y debe aprender a convertir la fuerza de la agresividad en fuerza
para el amor, y no para la muerte.
1) APRENDER A NO AGREDIR AL CONGENERE
Base de todo modelo de convivencia social.
El hombre es una de las pocas especies que ataca y destruye a sus congéneres. Por eso el
ser humano debe aprender y debe ser enseñado a no agredir ni psicológica ni
físicamente a los otros miembros de su especie.
Así permitimos que todas las personas o grupos puedan expresar sus mensajes en
igualdad de condiciones creando mejores condiciones para la convivencia.
3) APRENDER A INTERACTUAR
Base de los modelos de relación social.
5) APRENDER A CUIDARSE
Base de los modelos de salud y seguridad social