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El 2 de abril de 1857 nació su hermana Isola Francesca, que murió cuando tenía
nueve años a causa de una severa fiebre.
En honor a su difunta hermana, varios años después escribiría el primer poema
Requiescat, en el cual expresaba su desconsuelo por aquella perdida. Como tenía
una gran habilidad para traducir obas del griego al lati, en 1870 ganó el premio
Capemte de griego y en 1871 recibió una beca para estudiar en el Trinity College
de Dublín, la universidad más prestigiosa de Irlanda.
Wilde residió en Oxford desde los últimos meses de 1874 hasta el verano de 1878,
logo una reputación en el ámbito universitario, por sus pintorescos gustos. En los
que ya se vislumbraban sus preferencias estéticas e, incluso, sus tendencias
sexuales.
Osca mandaba poemas a las actrices de teatro más prestigiosas ensalzando sus
atributos y hermosura.
Wilde creció como artista y en junio de 1881 publico su primer libro de poemas.
En mayo de 1895 osca Wilde fue condenado a dos años de cárcel por cometer
actos sumamente indecentes con otras personas de sexo masculino, y fue
liberado el 19 de mayo de 1897 tras cumplir íntegramente su condena. Murió en
parís en 1900 en un mísero hotel.
Prisión de Reading
Querido Bosie:
Tras una espera prolongada e inútil quise ser yo quien te escriba para tu interés
como para el mío pues he pasado dos años interminables en la cárcel sin haber
recibido de ti una sola línea, ni noticias ni siquiera un mensaje, como no sean los
que tanto me apesadumbraron.
En esta carta escribo respecto a tu vida y la mía, sobre nuestro pasado y futuro,
de cosas dulces que se han convertido en amargura, habrá muchas cosas que
habrán de sangrar tu vanidad hasta lo más profundo. Si resulta de esta manera,
lee esta carta una vez y otra hasta que destruya tu vanidad totalmente.
Si descubres una culpa injustamente recuerda que debemos agradecer que exista
una falta cuya culpa recaiga sobre nosotros sin que la hayamos cometido. Y si
algún párrafo logra sacar lágrimas de tus ojos, llora como lloramos aquí en la
cárcel ya que el día al igual qué la noche están reservados para ese menester.
Es lo único que puede salvarte. Pero si vas a quejarte con tu madre para que te
mime y te arrulle, que te tranquilice y te devuelva a tu nube habitual, estas perdido.
Si tienes una excusa que te ayude en ese momento volverás a ser absolutamente
el mismo de antes.
Debes leer esta carta desde el comienzo hasta el final, aunque cada palabra que
contiene te consuma como fuego.
Así que yo peque durante mucho tiempo, y tu también. Abandona ese camino. No
temas: el vicio supremo es la superficialidad.
En fidelidad absoluta a los hechos, al recordarte que durante todo el tiempo que
pasamos juntos no escribí ni una sola línea; mi vida fue, mientras estuviste a mi
lado, infructuosa. Y salvo a escasas interrupciones, estuviste siempre junto a mí.
Cuando estábamos juntos teníamos una rutina: a las once y media llegaba todas
las mañanas a la plaza de Saint James
Así transcurrió mi vida durante tres meses día a día, salvo a los cuatro que
estuviste en el examen. Para un hombre como yo esta situación es trágica, seguro
ya lo has comprendido, tu carácter te hace reclamar con gran insistencia la
atención y tiempo de los demás.
Cuando comparo mi amistad contigo, con la que sostuve con dos jóvenes
hombres, me avergüenzo. Mi vida real se enriquecía cuando estaba con ellos. No
disertar ahora sobre los resultados de nuestra amistad. Solo pienso en las cosas
buenas mientras duro en el ambiente intelectual resulto ser indecente para mí.
No pudo reemprender mi amor ni labor ni acabar las dos obras que tenia que
perfeccionar. Supongo que ahora has publicado un libro de poemas. Mientras
permaneciste junto a mi me arruinaste mi arte; pero soy yo quien debe culparse y
avergonzarse por haber permitido que te interrumpieses entre mi arte y yo. No
eras capaz ni de entenderme ni de valorarme. Tus intereses estaban concentrados
en tus comidas y cambios de humor, tus deseos se reducían a diversiones y a los
placeres menos comunes. Tendría que haberte impedido la entrada a mi amor, mi
debilidad fue la culpable de todo; media hora en compañía del arte significo mas
para mi que todo un ciclo vivido contigo, nunca nadie se había interesado en mi y
fue por eso que para un artista como yo la debilidad fue un crimen. Me acuso de
haberte permitido que provocases mi completa ruina financiera.
En otoño de 1892 hasta el día de mi reclusión he gastado contigo más de cinco mil
libras en efectivo además de las deudas contraídas.
La “vida sencilla con pensamientos elevados” era, en todo caso un ideal que tu
no hubieses sabido comprender; llevaste a tus extravagancias a un extremo que
acarreo a ambos la desgracia.
En realidad en la vida no existe nada pequeño ni grande: todo tiene igual valor e
iguales proporciones.
Estoy convencido de que en aquella época eras ya todo un sabio en francés o por
lo menos conocías la lengua bastante bien por que eras ya un estudiante de
Oxford.
La razón no puede ayudarme: Me revela que las leyes que me han condenado son
erróneas e injustas, y que estoy sufriendo por las leyes. Pero, de algún modo,
tengo que hacer que ambas cosas sean justas y acertadas para mí. Y así como en
el arte únicamente se preocupa uno por de lo que es un objeto determinado en un
determinado momento, de la misma manera ocurre con la evolución ética del
carácter. Yo tengo que hacer que todo lo que me ha sucedido sea bueno para mí.
Quiero llegar al punto de poder decir simplemente, sin afectación, que los dos
grandes puntos de inflexión de mi vida fueron cuando mi padre me mando a
Oxford y cuando la sociedad me envió a prisión. No quiero decir con ello que el
haber entrado a prisión sea lo mejor que me podía haber ocurrido, pues esto
implicaría una amargura excesiva contra mí mismo. Preferiría decir, o que se
dijera de mí, que fui tan hijo de mi época que en mi obstinación, y por esa
terquedad, convertí las cosas buenas de mí en mal, y las cosas malas de mi vida
en bien.
Sin embargo, poco importa lo que yo diga o digan los demás. Lo esencial de la
tarea que tengo ante mí si no quiero desgarrar, mutilar y echar a perder el poco
tiempo de vida que me queda, es absorber en mi todo cuanto se me ha hecho,
convertirlo en una parte de mi mismo, aceptarlo sin reproches, reticencias ni
quejas. El vicio supremo es la superficialidad. Todo lo que se aprende está bien.
Porque igual que el cuerpo lo absorbe todo, tanto lo vulgar e indecente como lo
que ha sido purificado por el sacerdote o la visión, y lo convierte en fuerza o
velocidad, en el juego hermoso de los músculos, en las formas de la carne
luminosa, en los tonos y redondeces de las cabelleras, los labios y los ojos, así el
alma, a su vez, tiene también sus funciones nutritivas, y puede transformar en
estados de pensamientos nobles, y pasiones de alto valor, lo que en si es bajo,
cruel y degradante: más aun puede encontrar en eso sus modos mas augustos de
afirmación, y a menudo alcanzar su revelación más perfecta mediante aquello que
iba orientado a profanar o a destruir.
Naturalmente se que en ciertos aspectos las cosas aun de ser para mi mucho más
difíciles que para otros; dada la naturaleza de mi caso así ha de ser.
Los únicos con que me interesaría estar es con los artistas y las personas que han
sufrido: los que saben lo que es la belleza, y los que saben lo que es el dolor.
Fuera de ellos, ya nadie me interesa. Luego tendré que aprender a ser feliz.
Veo que sería desagradecido y malo si cuando mis amigos vienen a verme
pusiera una cara tan larga que ellos tuvieran que ponerla más larga aun para
solidarizarse: o si quisiera recibirlos, invitarlos a sentarse en silencio a come
hierbas amargas y asados funerarios.
Recuerdo haber disertado una vez acerca de este tema con una de las
personalidades más hermosas de cuantas he conocido: una mujer cuya simpatía y
noble bondad hacia mi antes y después de la tragedia de mi reclusión sería
imposible describir, que verdaderamente me ha ayudado, aunque ella no lo sabe,
a tolerar el peso de mis desgracias más que nadie en el mundo: y todo por el
simple hecho de su existencia. Una persona para quien la belleza y el dolor
caminan de la mano y tienen el mismo mensaje. En la ocasión que ahora tengo
presente recuerdo exactamente haberle dicho que en una sola callejuela de
Londres había amargura suficiente para demostrar que Dios no amaba al hombre,
y que donde quiera que hubiera dolor, aunque solo fuera el de un niño pequeño
por una falta que hubiese o no cometido, la entera faz de la creación quedaba
desfigurada por completo.
Yo veo un nexo mucho mas fraternal e inmediato entre la verdadera vida de Cristo
y la verdadera vida del artista, y no es únicamente que en Cristo se describa esa
unidad estrecha de personalidad y perfección que es lo que realmente distingue el
arte clásico del romántico y hace de Cristo el verdadero fundador del movimiento
Es verdad que el sitio de Cristo esta con los poetas. Toda su concepción de la
humanidad energía directamente de la imaginación y solo se puede realizar con
ella. Para mi sigue habiendo algo casi increíble en la idea de un joven campesino
de Galilea que imagina poder llevar sobre sus hombros la carga del mundo entero:
todo lo que ya se había hecho y sufrido. Y todo lo que quedaba por hacer y sufrir.
Y sin embargo la vida de Cristo es realmente un idilio, aunque cabe aunque acabe
con el velo del templo desgarrado, las tinieblas cubriendo la faz de la tierra etc.
Y por encima de todo Jesucristo es el más supremo de los individualistas. La
humildad, como al aceptación artística de las experiencias vividas, es tan solo una
forma de manifestación. Es el alma del hombre lo que Cristo andaba siempre
buscando.
Vivir para los demás como objetivo concreto y deliberado no era su credo. Cuando
decía aquello de “perdonad a vuestros enemigos”, no pretendía que actuásemos
por el bien de dichos enemigos, si no por el nuestro propio, porque el amor es más
hermoso que el rencor. Cuando implora el joven que amo con verle:”vende todo lo
que poses y dárselo a los pobres”, no es en el estado de los pobres en lo que está
pensando, si no en el alma de el joven, el alma noble que la riqueza estaba
destruyendo.
“Lo siento por usted es más penoso para los que son como usted que para los
que son como yo” ¿ni si quieres tiene la suficiente imaginación para entender la
terrible desgracia que supo para mí conocer a tu familia?, ni uno solo de los
miembros adultos de tu familia dejó de contribuir a mi ruina.
No sabía que responde, había intentado acabar con nuestra amistad de todas las
formas posibles, llegando incluso abandonar Inglaterra, con la ilusión de destruir
de una vez por todas un lazo que se había convertido en insoportable, odioso y
perjudicial para mí.
Una separación gradual contigo no habría servido de nada, aunque hubiese sido
factible; me fascinaba la idea de que yo también tu única idea de la vida, tu única
filosofía.
Si alguna filosofía se te puede atribuir, era que todo lo hicieras debía pagarlo otra
persona: no quiero decir únicamente en el sentido financiero eso no era más que
la aplicación práctica de tu filosofía en la vida cotidiana, si no en el sentido más
amplio y más pleno de la responsabilidad transferida.
La última ocasión que vi a mi mujer -hace catorce meses-, le dije que iba a tener
que ser padre y madre para Cyril; le describí la manera de tratar que tenía tu
madre. Le narré la razón de las incesantes notas con la palabra “privado “. Le
rogué que no sea para Cyril lo que tu madre ha sido para ti, buscase la ayuda de
alguien de confianza, y me satisface comprobar que lo hizo. Eligió a Adrian Hope.
La “influencia que un adulto puede ejercer sobre un joven”, es una teoría excelente
hasta que llega a mis oídos.
La verdad es siempre dolorosa tanto para quien la oye como quien la dice. Sin
embargo, no te hizo variar tus puntos de vista ni tu estilo de vida.
Confieso que me duele escuchar lo que tu madre piensa de mí, si fuera tú, le
mostraría los párrafos relacionados con tu vida.
Te he dicho antes que decir la verdad resulta a veces doloroso. Verse obligado a
mentir es peor todavía.
Tal vez mis palabras te parezcan con frecuencia demasiado dolorosas, pero no
puedes negar los hechos. Todo sucedió como yo lo he expuesto, si has leído esta
carta, no te ha quedado más remedio que enfrentarte a ti mismo.
Te escribo, para que tomes conciencia de los tres años que sostuvimos nuestra
nefasta amista, y también durante el tiempo que he pasado en la prisión
cumpliendo mi sentencia, que concluirá dentro de dos luna.
Acepto que esta es una carta rigurosa, sin embargo, no debes olvidar que has sido
tú mismo quien se ha subido a la báscula. Fue la soberbia la que te hizo elegir las
pesas del equilibrio y te obligo aférrate a ellas. El error psicológico de nuestra
amistad fue su desproporción.
No hay error más común que el de pensar que quienes son causa u ocasión de
grandes tragedias comparten un sentir adecuado a lo trágico; no hay error más
funesto que esperarlo.
Las grandes pasiones son para los grandes de alma, y los grandes hechos solo
los que ven a una altura con ellos; desde el punto de vista del arte, ni más
sugestivo por Rosencrantz y Guildenstern y Hamlet.
Le traen recuerdos de los días felices que han pasado juntos.
Juega con la acción como juega un artista con la teoría. Se convierte en espía de
sus propios actos y cuando se escucha así mismo sabe que no hace más que
De profundis-Óscar Wilde Página 18
pronunciar “palabras, palabras, palabras”. En vez de tratar de ser héroe de tu
propia historia, intenta ser espectador de tu tragedia.
Hay algunas cosas más que debo decir, hace unos días me entere, de que ya es
demasiado tarde para que tu familia le liquide la deuda a tu padre; sería ilegal.
Me dice Morey Adey en su carta que el verano pasado expresaste en más de una
ocasión deseo tu deseo de volverme “un poco de lo que había perdido contigo”,
como ya contaba en mi respuesta, lo que he perdido ha sido mi arte, mi vida, mi
nombre, mi lugar en mi historia; aunque tu familia dispone de la riqueza, la belleza
y la buena posición, no me pagarías ni una decima.
Sobre los rubíes que yo mismo diseñe, están pendientes de cobrar, pero creo que
los vendiste hace algunos meses por una canción.
Si me siento capaz concertare una cita contigo a través de Robbie; espero que
nuestro encuentro sea como debe de ser, después de lo ocurrido; el abismo que
se interpone entre nosotros ahora es el dolor.
El futuro que esperaba lo perdí de forma irreparable. Lo que tengo ahora enfrente
es mi pasado. Y eso no puedo ignorarlo, despreciarlo ni negarlo lo único que
puedo hacer es admitirlo.
Y aunque que soy incompleto e imperfecto, puedes aprender mucho de mí. Viniste
a mí para ejercitarte en los placeres de la vida y el arte. Tal vez allá sido elegido
para enseñarte algo más fascinante: el significado del dolor, y su belleza.
Oscar Wilde
Fin.