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27.02.

10
No sé como empezar este relato, ya que lo primero que se me viene a la cabeza es que
es real el dicho que dice: “uno propone y Dios dispone”.
Esa noche del viernes 26 de febrero, mi mente estaba en el futuro matrimonio de dos
buenos amigos, por lo que todo circulaba en función del vestido, el arriendo del
automóvil, el cómo llegaríamos y todo lo demás. Luego en la noche, después de ver a
Ricardo Arjona por la televisión, que había cantado en el Festival de Viña de Mar, un
evento que se realizaba en forma especial por el bicentenario de esta independencia
como patria en nuestro país, me dormí, pensando en todo lo que tenía que hacer al
siguiente día, pero a las 03.35 me cambió la vida.
Una vez dormida, sentí como comenzó a moverse mi cama de un lado a otro, pensé que
sería un remezón fuerte pero breve, ya que este país es sísmico, por lo que estamos
relativamente acostumbrados a sentir estos movimientos. Pero luego de mucho rato
(según yo), me di cuenta que era mas grave de lo que creía. Escuché gritar a mi hermana
y cuando quise levantarme sólo atiné a ponerme bajo el marco de la puerta, como
siempre nos habían enseñado en estos casos y sólo recé. Sentía que no pasaba, mi padre
trató de levantarse de la cama, lo vi cruzando la cocina y luego se detuvo, mientras mi
madre se movía de un lado a otro en busca de él, mi hermana se agarró a mi con fuerza
suplicando que pasara luego. Mi madre y yo seguíamos rezando, ya que era
interminable el vaivén que cambiaba de magnitud entre lento y rápido, luego de ese
momento eterno que logró calmarse, mi padre se logró sentar en el sillón de mi casa,
pero perdió el conocimiento por un momento, fue ahí cuando me di cuenta que tenía
que ser fuerte y vivir para lo que me habían enseñado en España, un “estado de
emergencia”.
Con sólo pijama, pude sentir en mis pies todo caído, pero por fortuna no me lastimé con
los vidrios, quedamos sin luz, por lo que en la penumbra veía a mi padre que cobraba el
conocimiento y mi hermana seguía en estado de pánico. Yo repetía que teníamos que
vestirnos pero nadie hacía nada, hasta que mi madre se acordó inmediatamente de mi
otra hermana que se encontraba sola en su casa con mis dos sobrinos de dos años y
medio y seis meses.
Me vestí con lo primero que encontré y salí a la calle, mientras escuchaba a mi madre
decir que tuviera cuidado, pero sabía que podía cuidarme sola, luego en la calle
comenzó el caos.
No había luz en la calle y aunque esa noche era casi luna llena, esa luz no alumbraba.
Caminé rápidamente en busca de mi hermana y mis sobrinos, mientras veía a mis
vecinos como corrían despavoridos por la calle arrancando hacia los cerros y otros en
automóvil tratando de llevarse lo que podían, ya que corría el riesgo de un tsumani. Yo
sólo rezaba y pedía a Dios que no sonara la sirena de los bomberos anunciando la alerta
de maremoto, no veía mucho, ya que en todo momento tenía el reflejo de los focos los
autos en mi cara, sólo trataba de ser prudente para que no me atropellaran, ya que
además tenía que esquivar el pavimento que se había levantado y quebrado producto del
sismo. Me tranquilice cuando en el camino vi a la policía que decía que no había alerta
de tsumani y en el camino le informaba a la gente lo que me habían dicho, pero algunos
no me creían, lo bueno… Dios había escuchado mis plegarias, no moriríamos ahogados.
Mi primer pánico… mi hermana no estaba por ningún lado, por lo que la sensación de
no saber de mi familia me aterraba, no sabía si quedarme o volver a mi casa, con la
esperanza de que llegaría a ella, no había móvil, no había teléfono fijo ni nada, por lo
que también pensé que tanta tecnología no sirve si no puede soportar este tipo de
situaciones.
Volví, pero en el camino me encuentro con mis padres y mi hermana, que también iban
a buscarla, no quería dar la noticia, por miedo a la reacción de mi madre, pero lo hice.
Gracias a Dios, se lo tomó con calma y seguimos buscando, pero al final dedujimos que
había salido con algún vecino camino a cerro.
Volvimos a casa, era una imagen tenebrosa, cayó una neblina, las calles estaban rotas,
los postes del alumbrado público se habían caído y se veían como fichas de dominó, las
panderetas caídas, se escuchaba el ruido de las bocinas de los automóviles, la sirena de
la policía, todo daba mucho miedo, pero sentía que teníamos que llegar a casa, mi
primera sensación, Talcahuano había soportado bien el terremoto.
Ya eran las cuatro de la mañana y tratábamos de saber que había pasado, por lo que mi
mp3 fue de gran ayuda, tratamos de escuchar lo que estaba pasando. No podía estar
tranquila entrando a mi casa, por lo que preferí quedarme afuera, siempre pensando de
donde estaría mi hermana con mis sobrinos.
Logramos escuchar la única radio disponible, que informaba que el terremoto había sido
en la zona centro sur, que se había sentido en más de tres regiones y que no había alerta
de tsumani.
Fue en ese instante cuando dimensionamos lo que había pasado, Concepción se
encontraba caído, Talca se había ido al suelo y así muchas ciudades. Todo esto lo
escuchábamos con mi padre, al mismo tiempo que cuidábamos a mi vecina del frente
que tenía ataque de pánico y con cada replica del terremoto que eran muy seguida, (cada
un minuto al principio y de ahí mas distanciados) lloraba amargamente y suplicaba no
entrar a su casa, ya que estaba todo caído y con vidrios.
En la espera, no podía estar tranquila, ya que necesitaba saber de mi familia, pero traté
de pasar el susto y los nervios haciendo bromas, lo que ayudó a que la gente se calmara.
Los locutores por la radio, decían que Concepción había soportado bien el terremoto,
pero que otras ciudades habían sufrido daños severos.
Como las seis de la mañana, me vino el alma al cuerpo cuando llegó mi hermana y mis
sobrinos a la casa, ahí pude respirar tranquila, venían con unos vecinos que se quedaron
en la casa para hacernos compañía. Todos hablamos de nuestra experiencia, mientras yo
contaba la mía, lo bueno es que mis pequeños no se asustaron y lo tomaron como un
juego, mi sobrina de seis meses obviamente no sabe que pasó, pero algún día se enterará
de lo que tuvo que sufrir a tan corta edad.
Luego de muchos intentos logramos entrar a mi vecina con pánico a mi casa, todos
estábamos reunidos, mientras mi madre trataba de limpiar los vidrios caídos para que
nadie se accidentara, sólo se me ocurrió conectar mi móvil para que todos podamos
escuchar lo que estaba pasando, mientras que seguían las replicas, mas o menos fuertes,
pero muy seguidas, esa noche queríamos que amaneciera luego, pero quizás por la
misma desesperación, fue la noche mas larga de nuestras vidas. Yo sólo pensaba en mis
amigos y mi novio en como estarían, ya que él le tiene miedo a los temblores, pueden
imaginarse a un terremoto.
Luego que amaneció, con el vecino de mi hermana fuimos a su casa a buscar lo primero
que necesitábamos, los pañales, la leche, algo de ropa abrigada (ya que andaban con
pijama) y el coche para la bebé.
Cuando salimos, nos dimos cuenta que a un kilómetro de mi casa y a metros de la casa
de mi hermana, comenzó a subir el canal, por lo que cruzar el puente para llegar a la
vivienda fue muy difícil, el automóvil se dañó mucho, por cruzar entre los escombros
del pavimento caído, estaba subiendo rápidamente, fueron diez minutos lo que nos
demoramos en volver, pero ya no pudimos pasar por el mismo camino, temíamos que el
agua llegara a nuestra casa, probamos muchos caminos hasta que logramos volver, el
episodio fue dramático cuando vimos que el agua se acercaba a nuestra casa, algunos
vecinos ya les había entrado a la casa.
Todos estábamos fuera, pensando lo peor, mientras las replicas seguían, y cada
movimiento era un dolor de estomago, por lo que podía pasar, estábamos todavía
asimilando lo que nos había pasado.
Entre tanto intentaba comunicarme con quien podía, porque algo de señal de móvil
había, hablé un par de minutos con mi novio para saber que estaba bien y luego la señal
se cortó del todo.
No queríamos hacer nada, comimos lo que pudimos y nos dimos cuenta que la comida
sería escasa, nunca dejamos de escuchar la radio, pero no sabíamos si era mejor o peor,
ya que a medida que avanzada el día los datos que informaban eran mas desoladores,
caletas desaparecidas, el centro de Talcahuano desaparecido, incendio en industrias muy
importantes y comenzaron a aparecer los primeros muertos.
La adrenalina continuaba a mil, no teníamos agua, no teníamos luz y la comida era
escasa, por lo que comenzamos a movernos en busca de lo esencial, agua mineral,
bebida, pan, harina, azúcar, papel higiénico, cloro y mis infaltables cigarros. Los
locatarios, decidieron abrir a través de las rejas para evitar que los puedan asaltar, algo
que quiero destacar es que no abusaron de ellos para cobrar mas caro por producto, por
lo que las personas se sintieron agradecidas.
En la tarde, luego de almorzar, pedí una bicicleta prestada para ir a ver a mi novio que
vive cerca de aquí, como a diez minutos a pie. Cuando llegué abracé a su padre y desaté
el llanto acumulado, asimilando que podía haber perdido un padre, mi hermana y mi
familia, sólo lloré, ya que en el camino fui viendo como la ciudad se había caído, la
gente lloraba, el estero había subido a lugares donde nunca se imaginó y todavía estaba
en el aire el olor a polvo y agua servida de un estero que desató su furia contra una
población entera que se vio bajo el barro.
Cuando vi a mi novio solo lo abracé y me pidió que estuviera tranquila, que todo iba a
pasar, pero sabía que no sería tan fácil. Comenzaría lo mas critico; la búsqueda de
comida y el agua. Así que volví para llevarles pan y algo para comer, porque ellos no
tenían donde cocinar. Luego volví a mi casa, sin ganas de dejarlo, pero también tenía
que estar con mi familia.
Cuando llegó la noche y aunque había luna, se nubló, no se escuchaba nada, sólo la
conversación entre mis vecinos que repetían una y otra vez lo que habían vivido. Fue
ahí donde comenzaron las primeras especulaciones y rumores que más que calmar,
provocaban más pánico, no se veía salida ni esperanza.
La radio seguía sonando en mi casa, luego que mi padre adaptara un personal estereo, a
los altavoces de la radio, para poder escuchar, ya que seguíamos sin luz. La información
cada vez era más dramática, por lo que éramos unos bendecidos por estar vivos y no
bajo los ladrillos o el agua. Fue una noche triste, silenciosa, oscura, que no daba
ninguna esperanza.
Luego que logramos dormir unas horas, a saltos, ya que las réplicas no cesaban,
comenzó a amanecer nuevamente, este segundo día fue dantesco.
Toda la noche la radio sonó hasta que se agotaron las primeras pilas, diciendo lo que
estaba pasando, muertes, edificios caídos, calles enteras en el suelo y una ciudad que
desapareció por un tsunami que no era tal, ya que al principio siempre dijeron que no
era maremoto y producto de eso murió muchas gente. Era muy penoso para mi saber
que caletas como Dichato y Llico que había visitado hace poco, ya no existirían
producto de las grandes olas que arrasaron con todo.
28.02.10
Pero lo más inimaginable era la primera información de la mañana, la gente se
encontraba saqueando los supermercados, ni la policía podía parar las turbas de
personas que se amontaban dentro de los locales sacando hasta lo inservible, además de
hacer destrozos y daños que no tenían fundamento. Ese día nuevamente fui a ver a mi
novio y decidí pasar por fuera del supermercado que se encuentra cerca de mi casa, sólo
con el objeto de observar y poder contar lo que sucedido.
La gente se encontraba desesperada, sacando bolsas y bolsas, carros y carros de
supermercados, llevándose la comida y otros, como si en la vida hubiera mas comida,
era penoso ver como mis vecinos de muchos años, saqueaban a la par, sin piedad, con la
justificación de que no sabían cuando tendríamos donde comprar, o lo que es peor aun,
diciendo que hay que robarles a los ricos.
Fue así en todas las ciudades aledañas a la mía, daba mucho miedo escuchar a cada rato
por la radio (nuestro único medio que nos conectaba con lo que pasaba) de los saqueos a
supermercados, a bencineras e incluso a casas acomodadas que se encontraban sin
moradores porque aun estaban de vacaciones de verano.
Dentro de todo, mis hermanas se comunicaban cuando de vez en cuando había señal de
móvil, mi familia estaba desesperada, queriendo saber que había pasado con nosotros,
dentro de lágrimas y agradecimientos, la ayuda se ofrecía, por lo que Dios no nos
abandonó.
Seguían las especulaciones de todo tipo, la psicosis colectiva comenzó a crecer, la gente
que podía llamar a la radio o mandar un mensaje, comenzaba a ponerse nerviosa del
futuro de esta historia.
Las personas honestas miraban muy mal a los que llegaban a sus casas con carros de
comida, mientras por otro lado, comenzaron a crecer las filas para tener agua potable.
En las noticias comenzaban a decir todo lo que se había caído, comenzaba a subir la
cifra de muertos y desaparecidos, comenzó la furia contra la armada, por ocultar la
información sobre el tsunami, las personas que salían mas lejos, llegaban contando lo
que habían visto, con algunas exageraciones (que no ves en el momento, pero que ahora
analizas con mas calma), lo que provocó que la gente sintiera miedo, desconfianza,
pánico y sobre todo dolor, lo que se vieron mas afectados.
El caos siguió creciendo, cuando es escuchó que no contentos con saqueos y destrozar,
finalmente quemaban los locales comerciales, lo que implicaba que el agua que le
estaban dando a la gente, se interrumpía para salvar un incendio.
Aumentaba aun mas la cifra de muertos y desaparecidos, aumentaba también las
personas que lo habían perdido todo, la cantidad de casas caídas y de edificios que
quedaron inhabitables, sumado al mas critico de todos, el derrumbe de un edificio de 15
pisos con aproximadamente 130 personas dentro. Se había desplomado y lo peor, dentro
de tanta confusión, la primera información hizo pensar que era un edificio en
construcción, por lo que no se movilizaron las fuerzas de emergencia, luego de una hora
comenzó a conocerse la gravedad de la tragedia.
Cayó la noche nuevamente y todos ya comenzábamos a sentir el cansancio porque
dormíamos muy poco y toda mi familia traslado su cama a salón de la casa, nadie quería
dormir en sus habitaciones por miedo a otro terremoto, comenzamos a dormir vestidos,
no teníamos agua así que lavarse la cara era una bendición.
Tratamos de hacer un poco grata la noche con mi familia contando historias, riéndonos
un poco de lo sucedido, para no pensar en el futuro, ya que era lo que menos importaba.
Pero no sabíamos que no contentos con el terremoto y el maremoto, vendría otro gran
temor, el robo y asaltos a las casas.
01.03.10
Esa mañana, ya la tercera desde el terremoto, amaneció con ganas de llover, por lo que
se cubrió el cielo con nubes, garuga y un poco de frio. La primera imagen ese día fue
ver que todavía la gente estaba saqueando el supermercado, recogiendo lo que quedaba
en el suelo. Mientras me tocó nuevamente hacer fila para el agua, pero ahora en otro
lugar, porque estaba muy escasa. Un aliento de esto, fue que esta tragedia sirvió para
encontrarme con gente que no veía hace muchos años y eso me dio fuerzas para
aguantar tres horas o mas haciendo una fila para conseguir unos 20 litros de agua,
porque en mi casa no teníamos baldes mas grandes y todos nuestros vecinos andaban en
la misma aventura.
Comenzó a crecer la vida en comunidad, había que conversar con el que tenias adelante
o atrás para pasar las largas horas de espera, todos seguían hablando de la tragedia y las
anécdotas que habían escuchado en la radio o por medio de otro vecino. Los rumores
crecían sobre el abastecimiento de la comida, del agua, los muertos, los lugares, etc.
Cada uno tenia una versión de los hechos, pero cada vez fui seleccionando la
información que recibía y comencé a evaluar si podía ser o no cierto, ya que el tomar en
cuenta todo lo que te decían eran para volverse loco.
Ese día se decretó toque de queda, entre las 20.00 a las 06.00 de la mañana, por lo que
debíamos que apurarnos en hacer todo, buscar comida y buscar agua, lo mas importante,
por lo que eso significaba, que nuestra libertad de salir a las calles se reducía
enormemente.
Cuando ya llevaba tres horas de fila, me dieron el dato de que más lejos de ahí estaba
entregando agua de puntera, era muy rápido, por lo que no gastaríamos mucho tiempo.
Decidí ir más lejos, impulsada por la curiosidad que como estaban los alrededores de mi
casa. Caminé por la avenida viendo la larga fila de varias cuadras de gente que esperaba
por agua, ya estaban entregando servicio de teléfono móvil, a modo de recarga, lo que
era otra larga fila.
Mientras caminaba, comencé a sentir miedo de caminar sola, cada vez salía más gente,
en su mayoría hombres, con palos en las manos y una cinta blanca en el brazo. Estaban
cerrando sus calles con lo que encontraban para armar sus propias barricadas. Luego de
buscar el agua, el camino fue eterno.
Caminaba de manera apurada, ya que quería volver a casa luego, pero los baldes
pesaban mucho y tenía que realizar una parada cada cierto tiempo, sentía como la gente
me miraba con cara de sed, me preguntaban muy seguido de donde era el agua, pero lo
que mas me asustó fue ver a la gente utilizando los muros caídos para levantar una
trinchera. Crecía nuevamente la psicosis colectiva, ya que creció el rumor de que venía
turbas de 10, 20, 30, 80 y hasta 300 personas de lugares que tienen fama de ser
peligrosos, por lo que el toque de queda se decretó de 18.00 a 12.00 razón por la que al
otro día teníamos menos tiempo para hacer las respectivas y rutinarias filas.
Luego de llegar a mi casa, con los brazos acalambrados y dando gracias a Dios por estar
bien, mis vecinos comenzaron a organizarse, para levantar las trincheras y organizar las
guardias nocturnas.
En la tarde de la reunión con los vecinos, tocó la casualidad de que llegaron los
militares que ya habían desplegados por toda la ciudad, lo que sacó un aplauso de alivio,
dándonos ordenes de no prender fogatas y mantenernos solo detrás de las rejas de las
casas, ya que ellos no venían a jugar y que si tenían que aplicar la fuerza lo harían y que
pasarían constantemente por la calle vigilando.
Nos organizamos para que las mujeres se mantuvieran en las habitaciones de atrás con
los niños, que los hombres cuidarían los frontis y que en cada esquina habría un grupo
de vecinos cuidando cualquier ataque. En cada casa se escondió la comida, ya que el
aviso era que andaban robando para comer, también se guardó mas que rápido, los
documentos, tarjetas, dinero efectivo y la comida en el entretecho de la casa.
Comenzábamos el cuarto día y no teníamos luz aun, Al caer la noche, el cielo estaba
nublado y aunque había luna aun, se veía oscuro. La adrenalina estaba a mil, como era
un representante por casa, me tocó sacar un fierro de mi casa, como arma de protección,
mientras mi hermana y mis sobrinos se encontraban detrás. Mis padres también me
hacían compañía de vez en cuando. Esa noche tuvimos 2 alertas, en las que tocaron las
bocinas, las ollas, como medio de aviso que posiblemente estaban robando. Esa noche
fue larguísima, me fui a dormir un par de horas a las ocho de la mañana.
Esa noche se escuchaban disparos, no sabíamos que si eran los militares o los propios
vecinos, ya que la mayoría sacó lo que no tenia y muchos de ellos disparaban para
dispersar a los vándalos.
02.03.10
En la mañana como no se podía salir de la casa antes de las 12.00, pude dormir un poco
mas tranquila, mientras de vez en cuando se sentía una replica suave.
Esa mañana ya los ánimos estaban fermentando, debido a la acumulación de estrés y la
falta de sueño, por lo que decidí acompañar a mis vecinos a buscar agua fuera de la
comuna. Mientras íbamos en el camión, comenzábamos a ver el otro panorama, el más
cruel, el derrumbe de una ciudad. Llegamos al centro de la ciudad de Talcahuano,
mientras en el camino veíamos como la gente seguía saqueando las pesqueras, saliendo
con cajas de pescado que quizás estaba hasta descompuesto.
Cuando llegamos al lugar donde recogían agua, existía mucha gente haciendo lo mismo,
así que decidí quedarme en el camión, cuidándolo, se veía la imagen de la gente, con
cara triste, recogiendo lo poco que quedaba de sus pertenencias, llenas de barro, los
saqueos que todavía continuaban y la gente que miraba con cara de desconfiada.
Seguimos buscando agua, pero era cada vez más difícil, luego de llegar a la casa,
repartimos toda el agua que buscamos para la comunidad, cansados ya, descansamos,
siendo muy responsables con el toque de queda, una buena noticia, había llegado la luz.
Ya en la noche, un poco más tranquilos, ya que teníamos luz en los postes, no dejaban
de sobrevolar los helicópteros y las avionetas de los militares, entre ellos también la
policía de investigaciones, por lo que a muchas personas les causó que recordó lo
ocurrido en el 73, para el golpe militar.
Esa noche seguían los disparos pero mucho menos, el ladrido de los perros había
cesado, pero cada vez aparecían más de ellos, que fueron abandonados luego del
terremoto.
03.03.10
Me pasaba muchas veces que perdía la noción del tiempo, muchas veces no sabia que
día estaba, ya que todos habíamos dormido poco, entre las colas para el agua y las
guardias, el toque de queda seguía de 18.00 a 12.00 pero la gente salía antes para poder
ser los primeros en recibir agua.
Ese mañana apenas se levantó el toque de queda, fui a ver a mi novio, nos
intercambiamos comida como había pasado todos estos días, la gente ya se encontraba
ordenando sus casas, sacando el barro las que se habían inundado y el día estaba
bastante caluroso. Al medio día mi novio decidió ir al centro de Talcahuano a buscar
comida y yo me fui a almorzar, luego de eso mientras me lavaba los dientes se sintió la
primera replica fuerte desde el terremoto, que según la radio fue de 6,3, todo siguió
tranquilo, pero luego de quince minutos, volvió a reinar el caos.
Salí de casa y en la calle la gente comenzó a gritar que se había salido el mar, por lo que
había que arrancar a los cerros, los vecinos se descontrolaron, se veía nuevamente autos
que corrían a toda prisa, la gente comenzó a gritar que venia la mar y aunque analizando
fríamente que era imposible, por la magnitud, acto seguido en la radio decían que era
una alerta de tsunami, por lo que mis hermanas y mis sobrinos se fueron con una vecina
y mis padres y yo caminando hacia el cerro, algunos eran incrédulos y no querían
moverse de sus casas, yo seguía con la duda, en eso, llega mi novio diciendo que no
pasaba nada, pero luego de una segunda vuelta, me dijo que se había salido el mar, me
despedí de él con angustia, pensando lo peor y se fue.
Luego de muchas especulaciones, nuevamente en la radio dan la información que era
una falsa alarma, lo que desató la furia de la gente, ya que podíamos morir de cualquier
cosa, menos de un tsunami.
Luego que la gente comenzó a regresar de a poco a sus casas, tuvimos otra alerta, se
habían visto unos delincuentes saqueando una casa, lo que provocó que mis vecinos se
organizaran para atraparlos, los rumores o las versiones de las personas, ya daban
cuenta que varios habían sido golpeados por los mismos vecinos o por los militares,
incluso en algunos casos se hablaba de que habían dado muerte a un par.
Esa tarde fue tensa, la gente se demoró el volver y nuevamente el cerro se llegó de gente
que no confiaba en las autoridades, por lo que decidieron quedarse arriba, a riesgo de
todo, menos mal en mi caso, los vecinos recapacitaron que volvieron a sus casas, a
ayudarnos con las guardias.
En mi cuadra los turnos eran entre las 23.00 a las 02.00 el siguiente de 02.00 a 05.00 y
el último de 05.00 a 08.00, rotativos para que todos tuvieran tiempo de organizarnos con
las horas de sueño. Esa noche fue tranquila, se veía en las caras de las personas, el
aburrimiento y las ganas de irse sin poder hacerlo, ya que además esa noche
nuevamente nos cortaron la luz. Sin poder ver bien, la organización fue tal que
seguimos con los turnos, siendo muy sensibles a cualquier persona extraña que
apareciera en medio de la noche cuando no se podía caminar por el toque de queda. Esa
noche el turno que me tocó fue de 05.00 a 08.00, ya estábamos mas calmados, habíamos
formado lazos con los vecinos que coincidían conmigo e incluso hablamos de lo que
extrañaríamos no juntarnos con la noche a compartir experiencias y reírnos un rato, las
fogatas por toda las cuadras, ha sido la presencia de que estamos ahí, el olor a humo es
común en nosotros, que es mucho mas soportable que el primer día cuando se
incendiaban los neumáticos de los automóviles para hacer visible nuestra vigilia.
04.03.10
Esa mañana cuando estábamos de turno, a las 06.30 nuevamente se produce una fuerte
replica que me obligó ir a mi casa a calmar los ánimos, pero lo bueno es que no salió
nadie de sus casas camino al cerro como la vez anterior, solo despertó a los vecinos que
salieron a mirar, quizás esperando que alguien arrancara para ellos seguir la cadena.
Entre chiste y bromas nos reíamos de los signos, como que esa noche la luna tenía un
círculo alrededor y que cada vez que hay un temblor fuerte cambia la dirección del
viento y se produce una neblina.
Luego de terminar mi turno, a las 09.30 de la mañana nuevamente otra replica, mas
fuerte que la anterior, que llego a los 7 grados, lo que me provocó levantarme y
ubicarme en el marco de la puerta, era cansador y hasta provocaba la sensación de un
cuento de nunca acabar.
Durante la tarde, se hablaba de las replicas fuertes que azotaron a las mismas zonas del
país, y un sismo de grandes proporciones en el norte del país, sumado al hecho del
sismo de Taiwán, algunas personas pensaban que todo esto era una copia perfecta de la
película 2012, lo que también ayudó a que las personas tuvieran mas psicosis de la
existente y a imaginar cosas que no son.
La tarde de ese día sólo se hablaba de las replicas, pero la esperanza comenzaba a dar
luz, las noticias eran mas alentadoras, la presidenta habló en varias ocasiones, dando
animo a la población, pero en la televisión seguían las imágenes de los lugares, tan
impactantes como verlas tres días después, cuando llegó la luz, lo que provoca que uno
no dimensiona lo fuerte que puede ser, pero mas fuerte es vivirlo en carne propia.
05.03.10
Este día ya comenzaba a dar las primeras luces de que la esperanza no se puede perder,
los supermercados comenzaron lentamente a dar señales de vida luego de los saqueos,
las farmacias y las tarjetas para sacar dinero y comprar comenzaban a funcionar, las
calles continuaban limpiándose, por el personal de las municipalices a la velocidad de la
luz, para evitar epidemias por falta de agua, en la televisión seguían dando información
de toda la ayuda que llegaba de distintos países, empresas, municipios e incluso
personas civiles que cooperaban con la causa, las demás regiones se organizaban con las
ayudas, y también comenzó a ser mas fluida la conversación con mis amigos, que poco
a poco iba descubriendo que están sanos y salvos. Fue un día de luz, los militares eran
respetados y admirados, por su labor, al igual que bomberos y la policía, el orden estaba
llegando de a poco, así como la información de encerrar a las personas que robaron sin
necesidad. Todo trabajaban a full, la locomoción colectiva comenzó a circular
nuevamente y comenzaron las largas filas para llenar los estanques de los automóviles
con bencina. Todo se estaba movilizando de nuevo, ese día además, partió las 27 horas
de solidaridad, una teletón que no estaba juntando ayuda para los niños discapacitados,
si no para nosotros mismos.
06.03.10
Hoy después de muchos días (una semana que ha sido eterna e intensa) está todo
volviendo a la normalidad, se disminuyó el toque de queda desde las 21.00 a las 10.00,
lo que permitió estar mas libres, poder seguir buscando comida, hoy seguí recibiendo
apoyo de mis amigos y familiares, World Vision, ONG donde trabajo llegó con ayuda
para mi familia, la sensación era extraña, ya que esa es una labor que yo hago, pero estar
del otro lado me provoca sentimientos encontrados, ya que siento que aunque soy
bendecida de Dios, por todo lo que tengo, hay personas que están muy mal aún, que se
quedaron sin casa, sin familia, sin amigos, que es una catástrofe que nadie espera, para
la que nadie está preparado.
Decidí escribir mi versión de este terremoto, con la intención de que por un momento
pudieran imaginar lo que viví, que si bien estoy en el paraíso comparado lo que viven
actualmente mis compatriotas, es un momento que te cambia la vida, te cambia la
prioridad y te hace ver que uno puede ser mas fuerte de lo que cree y que a la naturaleza
no le puedes ganar, que el dinero no vale y que por sobre todas las cosas hay que darle
importancia a la amistad, a la solidaridad y la comunidad en su conjunto. La esperanza
viene de la mano de que aunque somos 16 millones de habitantes, aislados del resto del
mundo, tenemos un corazón muy grande, ya que doblamos la meta de las 27 horas de
amor y juntamos 40 millones de euros en ese tiempo, que servirá la alimentar a los
dañados y reconstruir ciudades completas, unido a la otra cara, castigar a los
abusadores, al mercado negro, a los delincuentes, que uno a uno van cayendo y tendrán
que pagar sus culpas, haciendo cumplir la ley.
No tenemos la vida comprada, en un minuto y medio que fue lo que duró el terremoto,
nos cambió la vida, damos gracias por estar vivos, pero es una lección en muchos
aspectos. Lo digo, soy una sobreviviente, será un momento marcado en mi vida y sobre
todo que servirá para contárselo a mis hijos y mis nietos, soy fuerte y aunque en algunos
momentos quise decaer me doy cuenta que la fe, la esperanza, la amistad y el amor me
tienen viva, para seguir con ustedes, para seguir en este mundo y salir adelante como
todo humano. GRACIAS A DIOS Y TODOS LOS QUE HAN ESTADO CONMIGO
LEJOS O CERCA, LOS QUIERO.

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