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El impacto del tendido ferroviario en la ciudad de Sevilla: la

construcción y el desmantelamiento del dogal ferroviario.

Eduardo Rodríguez Bernal.


Universidad de Sevilla. Area de Historia e Instituciones Económicas.

1. Introducción.

La ciudad de Sevilla ha tenido que soportar hasta fechas recientes la existencia de


unas instalaciones ferroviarias que han dificultado notablemente su expansión urbana.
El remedio a este grave problema ha sido la ejecución de la nueva Red Arterial
Ferroviaria sevillana (R.A.F.), concluida en 1992, que no sólo ha puesto fin a un
estrangulamiento urbanístico severo sino que ha posibilitado también la recuperación de
amplias zonas degradadas y la expansión de otras.

Esta comunicación pretende sintetizar este proceso, por lo que tiene dos partes
bien diferenciadas. En primer lugar se explica cómo y por qué se construyó la antigua
red ferroviaria, el análisis de sus principales repercusiones urbanísticas y los objetivos
de los principales proyectos de reforma surgidos. Posteriormente, se aborda la
remodelación emprendida a partir de 1987 y la financiación dada a las obras
conjuntamente por la Administración Central, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento
de Sevilla 1 .

2. La formación de la red ferroviaria antigua de la ciudad de Sevilla.

La que denominamos red ferroviaria antigua se ha ido configurando hasta 1987 y


su trazado aparece en la figura número 1. La implantación y el desarrollo del ferrocarril
en la ciudad han sido tratados ya por Wais (1987) y, con más profundidad, por
González Dorado (1975). Esto nos exime de entrar en pormenores y permite que
planteemos desde el primer momento las razones del trazado ferroviario urbano. Estas
fueron fundamentalmente dos. Una, la centralidad de Sevilla. Otra, la rivalidad existente
entre los intereses económicos de Sevilla y Cádiz.

FIG. 1. ESQUEMA DE LA RED FERROVIARIA DE SEVILLA, 1987


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La centralidad regional de la ciudad ha sido subrayada especialmente por el


segundo autor citado. Aparece reflejada ya en el trazado de los caminos existentes antes
de la llegada del ferrocarril, los cuales unían a la ciudad con Cádiz, Córdoba,
Extremadura, la Sierra Norte sevillana y Huelva (GARCÉS OLMEDO, 1970).

La función del Puerto de Sevilla como centro organizador del comercio de


productos agrarios de esta amplia región era de suma importancia para la vertebración
del territorio. Cuando se vislumbró la llegada del ferrocarril, se la quiso reforzar
mediante la captación de los minerales de la Sierra Norte sevillana que las vías férreas
deberían llevar hasta el Guadalquivir. Sin embargo, existía el peligro también de que el
nuevo medio de transporte alterara negativamente esta funcionalidad por la
implantación de una nueva red de transporte que reordenara el territorio sud-occidental
de otro modo, cercenando las esperanzas que los sevillanos habían depositado en la
reforma portuaria.

Así se comprende que las expectativas generadas estuviesen llenas de


prevención y cautela. En este sentido resulta de lo más significativo la respuesta dada en
1852 por Sevilla a las circulares del Ministerio de Fomento que reclamaban la
colaboración de los ayuntamientos en la construcción de las líneas ferroviarias. En ella
el Cabildo municipal hispalense mostró un gran interés en la pronta ejecución de las
líneas andaluzas que permitirían la unión de la región con el resto de España y el
continente, evaluó las consecuencias negativas que podrían derivarse de su aislamiento,
en caso de que no se realizaran con prontitud -por las dificultades que surgirían en la
comercialización de los productos agrarios- y argumentó también que la línea Sevilla a
Jerez sería un "alarde de lujo y ostentación" porque la navegabilidad de la ría del
Guadalquivir hacía por el momento innecesaria su construcción 2 . El Puerto de Cádiz
era considerado, pues, un peligroso rival capaz de atraer los productos agrarios y
minerales de la región, lo cual dejaría a Sevilla sin la intermediación en la que los ediles
depositaban buena parte de los proyectos de desarrollo económico de la ciudad.

Resultado de la centralidad expuesta fue que la ciudad de Sevilla acogiera la


llegada de cinco líneas ferroviarias diferentes. La Sevilla-Córdoba fue la primera,
inaugurada en 1859; la Sevilla-Jerez-Cádiz, en 1860; la Sevilla-Alcalá de Guadaira, en
1873; la Sevilla-Huelva, en 1880; y la Sevilla Mérida en 1885. Por otro lado, la
consecuencia más destacada de la rivalidad con los gaditanos fue que las líneas con
dirección a Córdoba y a Cádiz fueran independientes y competidoras entre sí, lo cual
obligó al levantamiento de dos estaciones diferentes en la ciudad.

Una R.O. de 21 de abril de 1856 determinó que la estación de la línea de Sevilla a


Jerez se emplazara en el Prado de San Sebastián, al E. del casco antiguo y lejos del
Puerto. Puede comprenderse pues que la intención de los gaditanos era marginar la vía
fluvial y captar las mercancías de la región de Sevilla, so pena de obligarlas a un
costoso transbordo. Más adelante, por otra R.O. de 7 de abril de 1859, el sitio de la
Estación sufriría un pequeño movimiento dentro del mismo sector, al instalarse
definitivamente en la Huerta de la Borbolla, al S.E. de la ciudad, con el fin de dejar
libre al Prado de San Sebastián y no estorbar la celebración de la Feria de Abril. Sin
embargo, los juicios que pueden hacerse sobre esta ubicación no dejan de ser negativos.
Por un lado, no sólo iba contra los pretensiones económicas de Sevilla sino que
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desarticulaba también la zona de fábricas militares del E. de la ciudad y el contiguo


barrio de San Bernardo. Por otro, la imposibilidad de ampliar su espacio para atender al
crecimiento de los volúmenes de transporte, hizo que ya en 1927 hubiera que proyectar
otra estación dedicada únicamente al servicio de mercancías en Santa Justa.

Por su parte la línea Córdoba-Sevilla alzó su estación en la Plaza de Armas,


según disposición del Gobierno fechada el 21 de septiembre de 1855. Esta se
encontraba en el O. del casco antiguo y próxima al río. Los intereses defendidos por esta
línea coincidían pues con los de los sevillanos, ya que permitía una fácil comunicación
con el Puerto. Sin embargo su entrada en la ciudad, de forma paralela al cauce del
Guadalquivir, suponía la instalación de un insalvable obstáculo para el contacto de la
población con el río en buena parte del borde occidental y la pérdida de la zona de
esparcimiento urbano que allí existía 3 .

Los años siguientes fueron de polémica por las pretensiones de unos y otros de
instalar una única estación en uno de los dos lugares señalados o, incluso, en Tablada, al
S. de la ciudad. El asunto fue objeto de negociación entre comisiones de diputados de
Sevilla y Cádiz que llegaron por fin a un acuerdo el 17 de marzo de 1859. Al no ser
posible la confluencia de intereses, la solución aceptada fue la de mantener ambas
estaciones y establecer una tercera al N., en San Jerónimo, con la función de servir de
apartadero y de empalme de ambas líneas, la cual entró en servicio en 1861.

Esta localización de las tres estaciones sevillanas, "tangente a las antiguas


cercas", coincide con la que generalmente se dio en la mayoría de las ciudades
españolas (HERRERO, 1988). Pronto comenzaron también a atraer instalaciones
fabriles -con más intensidad y rapidez las de Plaza de Armas y San Jerónimo-
generalmente de grandes dimensiones y de los sectores químico y metalúrgico, que
necesitaban de las vías férreas para el suministro de materias primas (ALMUEDO,
1996). Hubo más adelante otros proyectos de crear una estación común, pero fueron
fallidos. En síntesis, fue de este modo como la ciudad se encontró con dos sistemas
superpuestos con lógicas formales y funcionales distintas que originaron tres estaciones
ferroviarias y la creación de un arco de hierro por el N. y el E. que dificultaría su
crecimiento urbano.

La línea de Mérida a Sevilla enlazaba con la Sevilla-Córdoba en Los Rosales y


confluía desde allí en la Estación de Plaza de Armas. Su repercusión urbanística puede
concretarse en la exigencia de ampliar las instalaciones de dicha estación por el
aumento del tráfico que supuso, pero no originó ningún nuevo ramal en la entrada a la
ciudad.

La línea de Huelva iba a parar también a la estación de Plaza de Armas por el O.,
cruzando el Guadalquivir mediante un nuevo puente, el de Alfonso XII. Este trazado
comprometía el futuro urbanístico de La Cartuja, pero ésta ha sido inundable hasta la
terminación de una corta en 1982.

Por último, la línea a Alcalá de Guadaira estableció un nuevo ramal en el S.E. de


la ciudad. Hasta 1902 utilizó la Estación de Cádiz, año en el que construyó otra propia,
de dimensiones reducidas, anexa a la misma en la Enramadilla.

Este denso trazado se amplió aún más por las necesarias conexiones de ambas
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estaciones con el Puerto. La importancia dada a esta unión hizo que ya en 1856 el
Ayuntamiento obligara a la Compañía concesionaria de la línea a Córdoba a establecer
una prolongación de sus vías hasta el Puerto. Más adelante, según lo previsto en el Plan
General de Ordenación Urbana de 1963, se construyó otro ramal para conectar la
Estación de Plaza de Armas con el sector E. del Puerto el cual, al pasar por el borde
occidental de Triana y Los Remedios, creó un nuevo obstáculo entre la ciudad y el
Guadalquivir y separó también la barriada de Tablada del nuevo Campo de Feria y Los
Remedios.

Por su parte la Compañía de Andaluces, a pesar de su oposición inicial, acabó


construyendo también otro ramal de unión de la Estación de San Bernardo con el
Puerto, que se inauguró en 1888. Su realización fue problemática, dado el
emplazamiento elegido adrede para la Estación. El trazado del vial se hizo por el S., por
lo que el ferrocarril acabó implicando también a este sector de la ciudad, único que
había quedado libre del enrejado ferroviario. Precisamente, la realización del ensanche
Sur de la ciudad con motivo de la Exposición Ibero-Americana de 1929 obligó ya a
ciertas modificaciones que alejaran este ramal portuario para permitir la expansión
urbanística proyectada. Fue entonces cuando se construyó una nueva estación en el S.,
la de La Salud, desde donde partían estas vías con dirección al Puerto.

3. Proyectos de reforma.

Aunque las protestas sevillanas por el trazado ferroviario surgen desde los
primeros momentos, cuando se produjo la concesión de la línea a Cádiz y su estación,
parece que al principio tan sólo les importaba salvaguardar la funcionalidad del Puerto y
evitar la competencia con Cádiz. En todo caso el único interés urbanístico planteado era
la comunicación del barrio de San Bernardo, que había quedado aislado del resto de la
ciudad por dicho tendido. Son muchos los testimonios de la segunda mitad del XIX que
podríamos aportar en ese sentido.

Los proyectos de modificación del trazado ferroviario basados en razones


urbanísticas no aparecieron hasta comienzos del XX de la mano de los primeros planes
generales de ensanche. Al principio carecían de una visión completa del problema y
ofrecían tan sólo algunas modificaciones parciales insatisfactorias. Así, en el de
Sánchez-Dalp, autor en 1912 de uno de los más valorados, la modificación más
destacada fue la de las vías que rodeaban Triana, para justificar la realización de una
aristocrática ciudad de recreo en la cornisa del Aljarafe, sin preocuparse del
levantamiento del cerco ferroviario del E. y del N. a pesar de que era en estos sectores
donde localizaba el gran ensanche 4 . Igualmente, en el anteproyecto de ensanche
elaborado en 1918 por el arquitecto municipal Juan Talavera y Heredia, tan sólo se
menciona al ferrocarril para planear una nueva estación en Triana, en una gran plaza
que se crearía junto al nuevo puente proyectado sobre el Guadalquivir -sería en el sitio
de la actual Plaza de Cuba-, sin aportar ninguna otra información sobre el trazado de las
vías ni el desmantelamiento de algunas instalaciones ya existentes 5 .

La propuesta más interesante del primer tercio de siglo es la contenida en las


bases del concurso nacional para la redacción de un anteproyecto de ensanche, en
cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 217 de Estatuto Municipal de 1924, que
obligaba a los municipios de más de 10.000 habitantes a redactar un plan de ensanche
exterior. Fue aprobado por el Ayuntamiento el 6 de septiembre de 1929 y su base IV
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imponía las condiciones del nuevo tendido ferroviario. Así quedó esbozada por primera
vez la que denominaremos "solución exterior" que, con algunas variantes, sería
desarrollada también más adelante por otros proyectos. Sus ideas claves podrían
resumirse en la creación de un ramal exterior de amplia curvatura en el E. que no
afectara a la futura expansión urbana, la edificación de una nueva y única estación de
viajeros y, en consecuencia, el aminoramiento o supresión de las infraestructuras
ferroviarias heredadas del pasado.

Concretamente, los requisitos exigidos por el mencionado concurso de 1929


fueron los siguientes.

Uno, la desviación del trazado de la línea del ferrocarril a Cádiz alejándola más
al E., a cotas donde pudiera ir subterránea o en trinchera para que no interfiriera el
ensanche.

Dos, la creación de una nueva y única estación de viajeros, cuyos andenes


habrían de ser subterráneos.

Tres, la edificación de una nueva estación de mercancías para la Compañía de


Andaluces, propietaria de la línea a Cádiz.

Y, cuatro, la supresión de la primera parte de la línea a Alcalá, que habría de


enlazar con la nueva que se proyectase para la de Cádiz 6 . La visión de futuro de los
redactores se aprecia especialmente si se la compara con la remodelación de la R.A.F.
de 1987 que ha generado la situación actual.

A este concurso se presentaron dos proyectos, el de Fenando García Mercadal y


el firmado por el ingeniero Eduardo Carvajal y los arquitectos Saturnino Ulargui y
Pedro Sánchez Núñez. Este último contenía un trabajo bien elaborado que recibió
muchos elogios. En líneas generales, desarrollaba correctamente los requisitos exigidos
por la base IV, aunque mantuvo la existencia de la Estación de Plaza de Armas por
considerarla beneficiosa 7 . No obstante, las dificultades económicas del Municipio
hicieron que el concurso quedara desierto -por decisión del jurado de 18 de junio de
1931- y que Sevilla siguiera sin contar con un plan general de ensanche 8 .
Posteriormente, hasta 1987, los proyectos se han sucedido con proliferación, a
veces de forma contradictoria. Pueden citarse como los más importantes los contenidos
en los diversos documentos de planeamiento urbano que se han sucedido -a saber, los
Planes Generales de Ordenación Urbana de 1946 y 1963, el Avance del Plan General de
la Comarca de Sevilla de 1974- y los diversos Planes de Enlaces, el primero de los
cuales data de 1944.

El análisis detallado de estas propuestas queda fuera de los objetivos de esta


comunicación 9 , pero se puede decir que todos ellos -menos el de 1959, que se limitaba
a proponer sólo algunas mejoras de las instalaciones ya existentes- han elaborado
diversas variaciones de la que se ha denominado "solución exterior". Sin embargo, la
inoperancia y el incumplimiento de los proyectos fueron la tónica dominante. Su
explicación debe encontrarse en la complejidad y altos costes de las obras proyectadas,
que dificultaron que RENFE las aceptara y tendiera a establecer negociaciones
dilatorias sobre planes alternativos, lo que impidió la ejecución de un plan integral hasta
la fecha ya indicada de 1987. En conclusión, las realizaciones más importantes de todos
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estos proyectos se ejecutaron en los años 70 y fueron la instalación de un Centro de


Tratamiento Técnico en Santa Justa; la creación del ramal exterior desde Majarabique
hasta La Salud, puesto en servicio en 1977 y que hoy podemos juzgar que no ha
quedado lo suficientemente alejado; y una estación de contenedores en La Negrilla que
se sitúa aproximadamente a mitad de su recorrido.

Las consecuencias urbanísticas de este proceso han quedado ya apuntadas pero,


en aras de mayor claridad y sistematización, podrían sintetizarse del siguiente modo.

Primero, las vías que cruzaban la Estación de San Bernardo implicaban una dura
separación física entre los sectores del E. de la ciudad -la zona de mayor expansión
urbana en el siglo XX- y el centro. Esta había de superarse mediante la existencia de
varios pasos elevados, estrechos e insuficientes, y uno subterráneo peatonal de muy
escasa funcionalidad.

Segundo, el trazado ferroviario que comentamos ha servido también para reforzar


la distinción entre los órdenes territoriales que se han ido configurando en el proceso
histórico de formación urbana. Especialmente el corredor interior de San Bernardo ha
consolidado la diferenciación que aún hoy subsiste -y que es difícil de eliminar- entre
las tres grandes áreas Norte, Sur y Este de la margen izquierda del Guadalquivir.

Tercero, el sistema ferroviario del O., que iba desde la Estación Plaza de Armas a
la de San Jerónimo en paralelo al Guadalquivir, originaba también efectos negativos
importantes. Imposibilitaba que Sevilla se asomara al Guadalquivir a lo largo de su
recorrido y estaba separado de la ciudad por una tapia de seguridad para impedir el
acceso a las vías que afeaba aún más la calle Torneo por donde discurría. Suponía
además un obstáculo añadido a la urbanización de La Cartuja 10 .

Cuarto, existía una proliferación y duplicación de instalaciones ferroviarias,


provocadas porque en el proceso histórico apenas se habían sustituido aquellas que
quedaban obsoletas. Estas aparecían esparcidas en varios y alejados emplazamientos,
provocando cierta confusión territorial y funcional generadora de externalidades
negativas para la propia ciudad y la explotación del ferrocarril. Especialmente, en el
ramal que unía la Estación de Plaza de Armas con la de San Jerónimo se erigían
diversos establecimientos anticuados e infrautilizados.

Quinto, la infraurbanización y degradación de amplias zonas urbanas en contacto


con las infraestructuras ferroviarias, especialmente San Bernardo, Santa Justa y sus
inmediaciones, y la calle Torneo y su prolongación hasta San Jerónimo.

3. La remodelación de la Red Arteria Ferroviaria.

Sevilla llegó de este modo a los años 80 de este siglo con graves problemas
anquilosados. Sin embargo en estas fechas, con el horizonte de la Exposición Universal
de 1992, era ineludible abordar un plan integral de modernización del sistema de
transportes de la ciudad, en el que se verían afectados las infraestructuras ferroviarias,
las carreteras y el tráfico aéreo. Concretamente, la coordinación entre el Ministerio de
Transporte, Turismo y Comunicaciones, la Junta de Andalucía, RENFE y el
Ayuntamiento de Sevilla permitió la elaboración de un Convenio para la remodelación
de la R.A.F. de Sevilla, al cual denominaremos Convenio Inicial. Fue firmado el 19 de
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8

enero de 1987 por el Ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, D. Abel


Caballero Alvarez; el Presidente de la Junta de Andalucía, D. José Rodríguez de la
Borbolla y Camoyán; el Presidente de RENFE, D. Julián García Valverde; y el Alcalde
de Sevilla, D. Manuel del Valle Arévalo. Sus estipulaciones fijaban que los proyectos
funcionales de las obras serían definidos por RENFE y desarrollados, a nivel de
proyecto constructivo, por la Dirección General de Infraestructura del Transporte del
Ministerio de Transporte, Turismo y Comunicaciones, debiendo ser entregadas a
RENFE una vez terminadas. El destino de los terrenos que quedasen liberados del uso
ferroviario tras las obras sería objeto de un nuevo Convenio entre RENFE, el
Ayuntamiento y la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de
Andalucía.

Las obras previstas en él pueden ordenarse en cinco grandes actuaciones:

Una, la Estación de viajeros de Santa Justa e instalaciones anejas (servicios de


Paque-Expres, nave de servicios ferroviarios y taller electromecánico). Su fecha de
puesta en servicio fue el 2 de mayo de 1991.

Dos, la remodelación del tramo Santa Justa-La Salud, de 6.761 metros de vía
doble de los que 2.223 son en túnel superficial y que cuenta con dos apeaderos, el de
San Bernardo y el de Virgen del Rocío. Fue puesto en servicio en la misma fecha
indicada.

Tres, la nueva variante por el N. para la comunicación ferroviaria con Huelva, de


una longitud de 7.592 metros, puesta en servicio el 21 de mayo de 1990.

Cuatro, la Estación de ordenación y clasificación de trenes de mercancías y


depósitos comerciales de Majarabique, que entró en servicio el 23 de abril de 1990.

Y, cinco, la Estación de Mercancías de La Negrilla, para centralizar las


instalaciones de vagón completo y transporte integral de detalle (TIDE) que fue puesta
en servicio el 26 de enero de 1990.

FIG. 2. PLANO DE LA RED ARTERIAL FERROVIARIA DE SEVILLA, 1992

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10

Además de estas nuevas instalaciones, el Convenio contemplaba también el


levantamiento de las infraestructuras ferroviarias que se abandonaban y la
"expropiación de los terrenos necesarios para las obras anteriores".
La figura número 2 expone el nuevo plano originado por la misma. Obsérvese
cómo este plan solucionaba por fin los problemas urbanísticos que ya se han expuesto.

Primero, el establecimiento de una estación única -remota aspiración de la


ciudad- cuya ubicación en Santa Justa ha servido para la reordenación urbanística de la
zona.

Segundo, el enterramiento de parte del trazado Santa Justa - La Salud ha


eliminado el obstáculo del corredor ferroviario en el E. y S.E. de la ciudad y ha
permitido abrir una nueva vía urbana de más de 2 kilómetros de longitud en el nuevo
centro de la ciudad. Asi mismo, la construcción de varios pasos subterráneos en las
calles Cardenal Ilundain, Marqués de Luca de Tena y carretera de Su Eminencia
facilitan las conexiones entre el Polígono Sur y la zona de Tabladilla y Bami.

Tercero, la supresión de las instalaciones ferroviarias, como las de la Estación de


Plaza de Armas y sus ramales al Puerto y a Huelva y las vías adyacentes a la Estación
de San Bernardo, ha creado nuevas y amplias perspectivas urbanas. La eliminación de
las de la margen izquierda del Guadalquivir ha posibilitado el ensanche y
modernización del vial urbano frente a la Isla de la Cartuja y un fácil acceso a ésta. La
desaparición del corredor que atravesaba la antigua Estación de Cádiz ha permitido
crear nuevos y amplios ejes de comunicación entre los sectores del E. y la ronda del
casco antiguo y ha potenciado la nueva centralidad del cuadrilatero de San Bernardo.
Asi mismo, se ha podido iniciar la reurbanización e integración de zonas que estaban
degradadas y desarticuladas.

Cuarto, la dotación de modernas infraestructuras ferroviarias ha creado positivas


externalidades para la ciudad, la ha integrado más eficazmente con el resto del territorio
nacional y la ha convertido en un centro dinámico para una mejor vertebración del
territorio de la Comunidad Autónoma.

4. La financiación de las obras de remodelación de la Red Arterial Ferroviaria.

La previsión del coste total de estas obras en el Convenio Inicial fue de 18.000
millones de pesetas, que serían financiados por el Ministerio de Transportes, Turismo y
Comunicaciones, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Según el texto
firmado, el 31% de dicha cantidad se consideraba como un aportación a la EXPO-92,
sin que se determinara en un principio qué organismo correría con la misma. Los
porcentajes y cantidades aprobadas fueron los que aparecen en el cuadro 1.

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CUADRO 1.
FINANCIACIÓN PREVISTA EN EL CONVENIO INICIAL, 1987

% Millones de
pesetas

Ministerio de T. T. y C. 29 5.220
Junta de Andalucía 25 4.500
Ayuntamiento de Sevilla 15 2.700
Aportación a la Expo-92 31 5.580

Total 100 18.000

El acta de la liquidación económica de este Convenio referente a los costes de las


obras se firmó el 25 de septiembre de 1990. La cantidad asignada a la EXPO-92 fue
asumida por el Ministerio. En esa fecha se habían producido también unos excedentes
inversores que se decidieron aplicar como aportaciones iniciales de cada una de las
Administraciones a la financiación de un segundo Convenio que se había firmado el 20
de junio de 1990 y que denominaremos Convenio Adicional 11 . Además el Ministerio
presentó once expedientes de gastos correspondientes a expropiaciones por una cantidad
de 1.069.748.839 pesetas. Los representantes de la Junta y el Ayuntamiento
consideraron sin embargo que éstos deberían quedar al margen del Convenio, a pesar de
que una de sus cláusulas -como ya se ha expuesto- determinaba que las expropiaciones
fuesen una de las actuaciones propias del mismo. La falta de acuerdo hizo que se
pospusiera la decisión final sobre la aplicación de dichos gastos hasta que se dilucidara
administrativamente la imputación de los mismos.

El "carácter arquitectónico singular" que se pretendía dar a la Estación de Santa


Justa obligó a que el 30 de noviembre de 1987 se firmara un Acuerdo por el que la Junta
de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla asumían unas aportaciones complementarias
para financiar el sobrecoste de la Estación. Estas alcanzaron los 1.425 millones, de los
que la Junta aportó el 62,5% -890.625.000 pesetas- y el Ayuntamiento el 37,5% restante
-534.375.000 pesetas-.

Además, como ya se ha anunciado, el incremento de los gastos hizo necesario


que el 20 de junio de 1990 se firmara un Convenio Adicional al anterior. El Ministro de
Transportes, Turismo y Comunicaciones era entonces D. José Barrionuevo Peña y los
demás firmantes los mismos que en el anterior. Los costes totales de la R.A.F. se
calcularon ahora en 28.000 millones. Las razones aducidas como justificación de los
10.000 millones de desfase fueron las siguientes: la estimación del coste de las obras del
Convenio Inicial se realizó antes de que estuvieran definidos los proyectos
constructivos; la imperativa revisión de los contratos de obras según la evolución del
índice de precios; la complejidad y sofisticación de las instalaciones ferroviarias de
seguridad y comunicaciones adoptadas; y los imprevistos surgidos, especialmente en el
túnel del tramo Santa Justa-La Salud, en el que fue preciso incorporar importantes

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medidas para garantizar que el nivel de las aguas subterráneas no se viera afectado por
las pantallas de hormigón que constituyen las paredes del túnel. Pero, aparte de estos
motivos, se debe valorar especialmente el aumento de los gastos de la Estación de Santa
Justa, cuyo presupuesto pasó de 4.150 millones en el Convenio Inicial a 9.900 en éste
otro 12 .

Como la Junta y el Ayuntamiento habían incrementado ya sus aportaciones en


1.425 millones, la cantidad a financiar de este Convenio Adicional debía reducirse a
8.575 millones. Los porcentajes que tendría que cubrir cada organismo se determinaron
en relación con las obras de la Estación de Santa Justa y las restantes actuaciones de
forma separada. Los adjudicados al Ministerio fueron respectivamente 50% y 60%; a la
Junta, 31% y 25%; y al Ayuntamiento 19% y 15%.

El cierre del estado de cuentas del Convenio Adicional, realizado el 25 de julio


de 1996, cifró el total de las inversiones realizadas en 7.214.666.666 pesetas, sin incluir
el coste de las expropiaciones. Las cantidades previstas y reales correspondientes a cada
Administración según este documento aparecen en el cuadro 2.

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13

CUADRO 2.
CIERRE DEL ESTADO DE CUENTAS DEL CONVENIO ADICIONAL, 1996.

Previstas Reales

Ministerio de T. T. y C. 4.712.000 5.187.707.563


Junta de Andalucía 2.403.000 2.025.951.637
Ayuntamiento de Sevilla 1.460.000 1.007.466

Total 8.575.000 7.214.666.666

Lo más notorio de este resultado es que, de acuerdo con los porcentajes previstos
en el Convenio Adicional, si bien la Junta de Andalucía invirtió la cantidad que le
correspondía, el Ayuntamiento y el Ministerio tuvieron desfases, uno negativo y otro
positivo respectivamente, de 1.229.382.515 pesetas. El Ayuntamiento debería haber
aportado 1.230.389.981 pesetas pero, como se ha visto, sólo entregó 1.007.466. La
diferencia daba el saldo negativo señalado que fue suplido por el Ministerio. Esto se
explica por la existencia de otro Convenio Complementario del año 1990 entre el
Ministro y el Alcalde, por el cual el Ayuntamiento no expediría certificados de
retención de créditos correspondientes a sus aportaciones hasta que la Administración
del Estado no resolviese su situación económica, de tal modo que la carga financiera
quedase reducida por debajo del 25% y pudiera concertar nuevos préstamos para el
pago de estos compromisos adquiridos con la R.A.F. 13 . Pues bien, el representante del
Ayuntamiento precisó en la sesión de la Comisión de Seguimiento del Convenio
Adicional encargada de cerrar el estado de cuentas que en esa fecha de julio de 1996
persistían las mismas circunstancias, por lo que se decidió aprobar el estado de cuentas
sin perjuicio de que cada una de las Administraciones adoptaran las medidas oportunas
para su liquidación económica. No obstante, la cantidad se la imputamos al
Ayuntamiento en tanto que es una deuda vigente 14 .
El cuadro nº 3 expone las aportaciones realizadas por cada institución que han
sido anteriormente mencionadas. No se incluye en el mismo la cantidad de
1.069.748.839 pesetas correspondientes a las expropiaciones realizadas por el
Ministerio que se excluyeron del Convenio Inicial por decisión de los representantes de
la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Sevilla.

13
14

CUADRO 3
FINANCIACIÓN DE LA REMODELACIÓN DE LA R. A. F. DE SEVILLA

CONVENIO APORTACIÓN CONVENIO TOTALES


INICIAL A LA EST. DE ADICIONAL
19-I-1987 SANTA JUSTA 20-VI-1990
30-XI-1987
MINISTERIO
DE T. T. Y C. 10.800.000.000 3.958.325.048 14.758.325.048 (55,39 %)

JUNTA DE
ANDALUCIA 4.500.000.000 890.625.000 2.025.951.637 7.416.576.637 (27,84 %)

AYUNTAMIENTO
DE SEVILLA 2.700.000.000 534.375.000 1.230.389.981 4.464.764.981 (16,75 %)

TOTALES 18.000.000.000 1.425.000.000 7.214.666.666 26.639.666.666

Por último queda exponer el destino que se le dieron a los terrenos de RENFE
liberados del uso ferroviario tras la remodelación de la R.A.F. . El 19 de junio de 1990
se firmó con ese fin otro Convenio entre el Consejero de Obras Públicas de Junta de
Andalucía, D. Jaime Montaner Roselló; el Alcalde de Sevilla, D. Manuel del Valle
Arévalo; y el Presidente de RENFE, D. Julián García Valverde. Los suelos con usos
lucrativos se valoraron en 16.923 millones de pesetas, de los que se dedujeron 4.200
correspondientes a las inversiones que RENFE habría de efectuar en equipamientos e
instalaciones complementarias de la R.A.F. que eran precisas para dicha liberación, por
lo que la cuantía total resultante quedó en 12.723 millones. Estos se repartieron entre las
instituciones firmantes según un porcentaje redondeado derivado de su participación en
la financiación de la R.A.F. . De ello resultó que a RENFE, a la que se le atribuyó el
correspondiente al Ministerio, le perteneció el 60% con 7.633,8 millones, a la Junta de
Andalucía el 25% con 3.180,75 y al Ayuntamiento el 15% con 1.908,45 millones de
pesetas 15 .

El Ayuntamiento de Sevilla recibió también los suelos integrantes de los


Sistemas Generales no ferroviarios de Comunicaciones, Espacios Libres y de
Equipamientos Comunitarios, excepto el edificio de la Estación de San Bernardo,
valorados en 2.300 millones, y la totalidad de los suelos integrantes de los Sistemas
Locales de Comunicaciones, Espacios Libres y de Equipamiento Comunitario. Estos
últimos fueron entregados como adelanto a cuenta de las posibles cargas reparcelatorias
que debiera satisfacer RENFE por las actuaciones urbanísticas en los suelos con usos
lucrativos que le habían correspondido. Un anexo a este Convenio, fechado el 30 de
julio de 1993, identificó estas parcelas según la Revisión del Plan General de
Ordenación Urbana de Sevilla en vigor. Fueron seis y su valoración total fue de
72.893.305 pesetas 16 .

En conclusión, este reparto de suelos hace que las aportaciones netas de la Junta
de Andalucía y del Ayuntamiento de Sevilla a la remodelación de la R.A.F. hayan sido
respectivamente 4.235.826.637 y 256.314.981 pesetas.

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NOTAS

1. Agradezco a D. Juan Palomo Sousa y D. Alfonso González Gutiérrez la información


que me han proporcionado proveniente de la Dirección General de Transportes de la
Junta de Andalucía y la Gerencia de Obras de RENFE en Sevilla..

2. Archivo Municipal de Sevilla (A.M.S.) Col. Alfabética, Caja 418.

3. Errazquín Caracuel (1988) califica de "impecable" este asentamiento señalado de las


vías férreas hacia las dos estaciones. Sin embargo los obstáculos impuestos para la
futura expansión urbana son evidentes.

4. La Exposición, Sevilla, 17 de junio de 1912.

5. A.M.S. Neg. Obras Públicas, 1910/170.

6. A.M.S. Neg. de Obras Públicas, 1924 - 103, 2ª pieza.

7. ULARGUI (1930), pp. 57 - 59.

8. A.M.S. Neg. de Obras Públicas, 1924 - 103, 2ª pieza.

9. Vid. GARCÍA AÑOVEROS (1973), pp. 329 - 331 y (1976) pp. 92 - 97; GONZÁLEZ
DORADO (1975), pp. 136 - 139; y AGUILERA LÓPEZ (1988), pp. 269 - 270.

10. La Cartuja tiene una superficie aproximada de 400 hectáreas y está situada en la
margen derecha fluvial. Queda próxima al casco antiguo pero ha sido inundable hasta la
construcción de la corta que lleva su nombre, que se realizó entre 1975 y 1982. Ha sido,
pues, una reserva de suelo muy importante que ha estado inutilizada por estos dos
imperativos: las instalaciones ferroviarias y su baja cota. Su ocupación urbana no ha
tenido lugar hasta la celebración en ella de la Exposición Universal de 1992, que sirvió
de acicate para la ejecución de la R.A.F. .

11. Estos excedentes tuvieron la siguiente cuantía: Ministerio de Transportes, Turismo y


Comunicaciones: 501.091.319; Junta de Andalucía, 89.603.145; y Ayuntamiento de
Sevilla, 1.007.466 pesetas.

12. Según mis cálculos sobre la documentación consultada, el coste total efectivo de
esta Estación de Santa Justa fue de 9.279.749.514 pesetas.

13. Hemos podido consultar un documento que recoge estos extremos del Convenio
Complementario firmado por el Ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones D.
José Barrionuevo Peña; el Alcalde de Sevilla, D. Manuel del Valle Arévalo; y el
Presidente de RENFE, D. Julian García Valverde. Falta la firma del Presidente de la
Junta de Andalucía, D. José Rodríguez de la Borbolla y la fecha.

14. La información expuesta ha sido extraída de los documentos citados en el texto que
nos han sido facilitados por la Dirección General de Transportes de la Junta de
Andalucía y la Gerencia de Obras de RENFE en Sevilla.
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15. El contenido de este Convenio y la identificación de las parcelas adjudicadas puede


consultarse en el Boletin Oficial de la Junta de Andalucía nº 48, de 18 de junio de 1991.

16. Gerencia Municipal de Urbanismo. Departamento de Gestión urbanística.


Negociado de Registro de Transferencias de Aprovechamiento. Expte. 1993-115.

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BIBLIOGRAFIA

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Ferrocarriles Españoles.

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Anteproyecto para el ensanche de la ciudad de Sevilla, Madrid.

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