FECHA: 02/02/2011
Comenzaremos este artículo con un somero análisis de los datos estadísticos del INE en
cuanto a los Procedimientos Concursales en España durante el año 2009 (Nota de
prensa de 8 de febrero de 2010. Estadística del Procedimiento Concursal. Año 2009 y 4º
trimestre de 2009. Datos Provisionales):
·El número de deudores concursados aumentó casi un 80% respecto a 2008, alcanzando
la cifra de 5.922 en 2009, lo cual es sintomático de la situación económica de nuestro
país en el pasado ejercicio, la cual, pese a lo que digan nuestros actuales gobernantes no
tiene visos de mejorar sustancialmente.
·De dichos concursos, 5.614 fueron voluntarios y sólo 308 necesarios, dato que debe
hacernos reflexionar acerca del temor (fundado o no) de los acreedores a solicitar el
concurso de sus deudores, el cual puede que tenga que ver con la forma de tasar las
costas a las que serán condenados en caso de no admitirse la solicitud de concurso
necesario.
·Otro dato interesante es aquél que afirma que el 62,3% de las empresas concursadas
tenía un volumen de nogocio inferior a los 2 millones de euros, nuevo reflejo de la
realidad de un país en el que, desde una perspectiva cuantitativa, las PYMES son la base
de nuestra economía.
·Por último, llama poderosamente la atención el hecho de que de los referidos 5.922
concursos presentados, únicamente 51 acompañaron una Propuesta Anticipada de
Convenio a su solicitud, lo cual refleja como ningún otro dato el fracaso del modelo
concursal actual como medio para reflotar la actividad empresarial del deudor, siendo
MEDIO: DIFUSIÓN JURÍDICA
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Pues bien, tras esta breve introducción estadística, si analizamos el título de este artículo
quizás podamos lanzar una feroz crítica a sus autores, aún con anterioridad a haber leído
una sola palabra del texto que lo desarrolla: ¿Cómo es que se plantean la conveniencia o
inconveniencia del concurso cuando se trata de una obligación impuesta por la propia
Ley Concursal? Art. 5 LC: El deudor deberá solicitar la declaración de concurso dentro
de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocer su
estado de insolvencia.
Pues bien, vaya por delante que obviamente dichas cuestiones sólo podrán resolverse
satisfactoriamente para cada cliente tras un profundo estudio de su situación económica
y patrimonial, pero qué duda cabe que pueden esbozarse algunas pinceladas a modo
genérico.
Así, respecto de las desventajas hay dos que rápidamente se nos ocurren a todos los
operadores concursales:
1ª) Hay que soportar los honorarios de abogado y procurador para la solicitud de
concurso voluntario, los cuales se calculan en función de la Masa Pasiva, es decir, si
aplicamos criterios del Colegio para el abogado y arancel para el procurador pueden
resultar unos honorarios y derechos muy elevados, máxime para quien se encuentra en
situación de insolvencia.
En cuanto a los beneficios, sin ser ésta una enumeración cerrada como hemos apuntado
antes, destacaríamos:
Y es esta última cuestión la que se sitúa en el horizonte de todo aquél que acude a un
Concurso de Acreedores: la responsabilidad por las deudas sociales o individuales (en
caso de Concurso de persona física), o dicho de otro modo, ¿una vez concluido
mediante liquidación el Concurso de Acreedores, queda el deudor liberado de las
deudas que no hayan podido pagarse con dicha liquidación?
Debemos distinguir aquí entre las personas jurídicas (o físicas comerciantes) y las
personas naturales no comerciantes:
-Para las personas naturales no comerciantes en cambio, según está articulado nuestro
ordenamiento jurídico actualmente, la declaración de Concurso de Acreedores no tiene
mucho sentido, ya que desde el punto de vista de la responsabilidad sigue rigiendo el
Principio de Responsabilidad Patrimonial Universal recogido en el art. 1.911 CC y
reflejado en el 178.2 de la LC.
MEDIO: DIFUSIÓN JURÍDICA
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