RAFAEL F. ALBURQUERQUE*
CONGRESO CENTROAMERICANO DE
DERECHO DEL TRABAJO Y LA SEGURIDAD SOCIAL
I CONGRESO DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO
__________________
Catedrático titular de Derecho del Trabajo en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de la
República Dominicana. Vicepresidente de la República Dominicana. Miembro de número de la Academia
Iberoamericana de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social.
El Derecho del trabajo que aprendimos en las universidades y que conocimos hasta una
época reciente fue concebido como un sistema de protección que persiguió garantizar
los derechos de una persona que prestaba servicios bajo la dependencia y dirección
inmediata o delegada de un empleador.
El Derecho del Trabajo fue una respuesta al estado de subordinación que el modo de
producción capitalista sometió al asalariado, a quien teóricamente se le consideró libre
para contratar, aunque en los hechos se admitía, abierta o solapadamente, que eran las
necesidades económicas que le constreñían a emplearse haciendo dejación de su
supuesta libertad. Sometido a los poderes jerárquicos del empleador, la intervención del
legislador se hizo necesaria para frenar la expoliación y así lograr que el trabajador
subordinado prestara sus servicios personales con determinada protección y sin que su
labor fuera considerada como una simple mercancía.
Este escenario comenzó a cambiar desde hace ya varias décadas. Como respuesta a un
mundo globalizado de alta competitividad y a una sociedad de innovaciones
tecnológicas que demanda agilidad y flexibilidad, las empresas se vieron precisadas a
abaratar costos y a adoptar nuevas formas de organización del trabajo. La empresa de
hoy ha sido sometida a profundas transformaciones en su estructura, administración y
modo de producción.
La realidad social y económica siempre ha incidido en las reglas del Derecho del
trabajo, estrechamente vinculado con los sucesos de la empresa y la persona del
empleador. Tal como se ha dicho, en el ámbito personal de la legislación siempre se han
producido manifestaciones de encubrimiento de la relación de trabajo en interés de
burlar las normas protectoras. El empleador recurre a calificar al contrato de trabajo con
otra denominación con lo cual espera eludir la aplicación de la norma protectora; en
ocasiones acepta su existencia, pero la considera de duración determinada, no obstante
tratarse de un trabajo permanente e ininterrumpido que debe dar origen a un contrato
por tiempo indefinido.
Todas estas circunstancias que trastornan al Derecho del trabajo y al vínculo jurídico
que tradicionalmente se ha establecido entre un empleador y un trabajador que presta
sus servicios personales bajo la dirección y dependencia de aquél, ha producido intensos
debates entre los especialistas de la materia. Preocupados porque el ámbito del Derecho
del trabajo se reduzca a un grupo reducido de dependientes privilegiados, parte de la
doctrina contemporánea reivindica el concepto de un Derecho de la actividad que pueda
ofrecer protección no sólo al trabajador subordinado sino también a cualquier persona
que realice una actividad laboral. Con este nuevo enfoque se diversificaría la protección
de la norma y se ofrecerían diversos grados de tutela, según la intensidad y precisión de
la subordinación. Pero, este último concepto ha sido cuestionado y se ha reclamado
establecer el criterio de la dependencia económica como clave para aplicar el conjunto
de las normas tutelares.
PRIMERA PARTE
1
Cas. 5 agosto 1983, B.J. 873, p. 2159; Cas.3ª 16 mayo 2001, B.J. 1086, p. 882.
2
Cas. 22 diciembre 1971, B.J. 733, p. 3439.
3
Cas.3ª 29 septiembre 1999, B.J. 1066, p. 873.
4
Cas. 14 mayo 1967, B.J. 562, p. 947; Cas. 24 junio 1968, B.J. 647, p. 964; Cas. 21 mayo 1975, B.J. 774,
p. 911; Cas.3ª 14 octubre 1998, B.J. 1055, p. 494; Cas.3ª 28 junio 2000, B.J. 1075, p. 727.
5
Cas.3ª 28 junio 2000, B.J. 1075, p. 747.
6
Cas.3ª 30 enero 2002, B.J. 1094, p. 631.
Son estas consideraciones sobre la subordinación jurídica las que utiliza la Corte de
Casación para tratar de dar respuesta a lo que un autor denomina los nuevos modos de
trabajar y la nueva apariencia del empleador 7.
A.- Ante la acción deliberada de encubrir la naturaleza del vínculo contractual y así
escapar a la aplicación de la legislación protectora, la Corte de Casación invoca el
principio de la primacía de la realidad y utiliza el mecanismo de la presunción legal de
la existencia del contrato de trabajo.
7
ACKERMAN, Mario E., Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo I, Rubinza-Culzoni, Buenos Aires,
2005, pp. 27 y 31.
8
Oficina Internacional del Trabajo: Reunión de expertos sobre los trabajadores en situaciones en las
cuales necesitan protección (la relación de trabajo en el ámbito personal), Ginebra, 15-19 mayo 2000,
pp. 30 y ss.
9
En este sentido: ERMIDA URIARTE, Oscar y HERNANDEZ ALVAREZ, Oscar, Crítica de la
Subordinación, trabajo inédito, Montevideo, 2001, p. 20.
10
Cas.3ª 12 septiembre 1997, B.J. 1042, p. 217 ; Cas.3ª 22 enero 1998, B.J. 1046, p. 308 ; Cas.3ª 15 julio
1998, B.J. 1052, p. 689 ; Cas.3ª 23 diciembre 1998, B.J. 1057, p. 623; Cas. 3ª 6 enero 1999, B.J. 1058, p.
264; Cas.3ª 5 julio 2000, B.J. 1076, p. 941; Cas.3ª 1 noviembre 2000, B.J. 1080, p. 596; Cas.3ª 12
septiembre 2001, B.J. 1090, p. 625; Cas.3ª 13 febrero 2002, B.J. 1095, p. 580.
en el contrato 11. En esta misma decisión, la Corte de Casación advierte que no son los
documentos los que prevalecen sino los hechos, los que pueden ser establecidos en el
plenario por cualquier medio de prueba y no obstante lo expresado en cualquier
documento 12.
B.- Uno de los supuestos más difíciles que puede encarar la jurisdicción del trabajo es el
reclamo de protección de un demandante que se encuentra en una situación
objetivamente ambigua, pues ya no se trata de una acción deliberada para eludir la
aplicación de la legislación protectora o de un simple error en la apreciación de la
relación de trabajo, sino del surgimiento de figuras menos laborales en perjuicio de los
trabajadores dependientes 15.
11
Cas.3ª 15 noviembre 2006, B.J. 1152, p. 1728.
12
Ibidem, nota anterior.
13
Cas.3ª 17 diciembre 1997, B.J. 1045, p. 468 ; Cas.3ª 8 agosto 2001, B.J. 1089, p. 746.
14
Cas.3ª 13 febrero 2002, B.J. 1095, p. 580; Cas.3ª 10 julio 2002, B.J. 1100, p. 883; Cas.Cr. 9 abril 2003,
B.J. 1109, p. 31, Cas.3ª 27 octubre 2004, B.J. 1127, p. 997.
15
ERMIDA URIARTE, Oscar y HERNANDEZ ALVAREZ, Oscar, Apuntes sobre los cuestionamientos
al concepto de subordinación, ponencia presentada en el IX Encuentro de Ex Becarios de Bologna,
Barquisimeto, 14.16 octubre 2000, citados por ACKERMAN, Mario E., ob. cit., p. 31.
16
Cas.3ª 17 diciembre 1997, B.J. 1045, p. 468.
comercial que no es de su propiedad, sobre el supuesto de que ofrece su industria como
socio del dueño que aporta el capital 17; a personas que prestan sus servicios en forma
discontinua, siempre que estén obligadas a responder al llamado de su empleador o
presentarse periódicamente al establecimiento para dar cuenta de su actividad 18; o a
quien no está sujeto a un horario fijo de trabajo 19. Asimismo, la condición de accionista
de una persona no le impide que tenga también la calidad de trabajadora, si al margen
de sus obligaciones como accionista presta un servicio personal remunerado y
subordinado a la empresa, lo que en cada caso debe ser determinado por los jueces del
fondo, por lo que el simple hecho de que el demandante sea accionista no es motivo
suficiente para negarle los derechos laborales 20.
17
Cas. 21 diciembre 1981, B.J. 853, p. 2889.
18
Cas. 26 y 30 noviembre 1976, B.J. 792, pp. 1962 y 2012; Cas. 19 abril 1978, B.J. 809, p. 842; Cas. 28
abril 1978, B.J. 809, pp. 901, 908, 915 y 922.
19
Cas.3ª 28 julio 1999, B.J. 1064, p. 836.
20
Cas.3ª 15 noviembre 2006, B.J. 1152, p. 1687.
21
Cas. 11 junio 1975, B.J. 775, p. 1044.
22
Cas.3ª 28 septiembre 1997, B.J. 1042, p. 312.
23
Los parasubordinados en Italia y los cuasi asalariados en Alemania.
24
Ver nota 16.
C.- Para los trabajadores privados de la protección del Derecho del trabajo por
disposición expresa de la norma legal, sólo restaría cruzarse de brazos. La jurisdicción
no debe fallar en violación a la ley.
25
Ley 146-02 sobre Seguros y Fianzas del 11 de septiembre de 2002.
26
Cas.3ª 25 octubre 2006, B.J. 1151, p. 1574.
27
Cas. 31 enero 1964, B.J. 642, p. 147; Cas. 4 diciembre 1964, B.J. 653, p. 1751 ; Cas. 30 marzo 1966 ;
B.J. 644, p. 524; Cas. 21 junio 1982, B.J. 859, p. 975; Cas. 12 mayo 1986, B.J. 906, p. 519 ; Cas.3ª 28
mayo 2003, B.J. 1110, p. 699.
28
Cas.3ª 18 septiembre 2002, B.J. 1102, p. 568.
29
Cas.3ª 13 octubre 2004, B.J. 1127, p. 739; Cas.3ª 15 noviembre 2006, B.J. 1152, pp. 1694 y 1720.
30
Cas.3ª 16 julio 2003, B.J. 1112, p. 1136.
Por otra parte, la jurisprudencia siempre consideró que no se les aplicaba la legislación
del trabajo a los empleados dominicanos que prestaban servicios en las misiones
acreditadas ante el país, ya que en virtud de la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas de 1961, los Estados extranjeros no pueden, sin su consentimiento, ser
sometidos a la potestad jurisdiccional de otros Estados. Por decisión reciente ha
sostenido que esta inmunidad de jurisdicción debe limitarse a los actos de gobierno
realizados por el Estado extranjero en su calidad de soberano, sin que pueda extenderse
a aquellos actos que no son estrictamente de esta índole, como son los contratos de
trabajo, siempre que el Estado a quien le beneficia, renuncia a ella y asiente a ser
sometido a la jurisdicción del Estado donde se ejecuta el contrato 31.
A.- Siempre han existido empleadores que tratan de ocultar su identidad mediante el uso
de una interpósita persona; y, siempre han existido instrumentos en el Derecho del
trabajo para desenmascarar al intermediario y descubrir a la persona del verdadero
empleador.
31
Cas.3ª 25 octubre 2006, B.J. 1151, p. 1648.
tenga esta apariencia 32 porque ha empleado a los asalariados, les da órdenes y los
despide aunque el negocio esté a nombre de otro individuo 33. También, ha juzgado
como empleador aparente al agente o representante contratante, quien actúa como un
empleador frente al trabajador, pero que en realidad trabaja para una empresa 34; la
persona física que contrata y dirige a sus trabajadores, pero actúa en beneficio de una
persona moral que representa 35; el simple agente de una panadería que se conduce como
su dueño y crea frente a los trabajadores la apariencia de que es su empleador 36; la
persona física que actúa amparada con la identificación de la persona moral 37.
32
Cas.30 septiembre 1970, B.J. 718, p. 2063; Cas. 21 mayo 1971, B.J. 726, p. 1722; Cas. 28 agosto 1972,
B.J. 741, p. 2081; Cas.3ª 24 junio 1998, B.J. 1051, p. 577; Cas.3ª 28 octubre 1998, B.J. 1055, p. 713.
33
Cas.30 septiembre 1970, B.J. 718, p. 2063; Cas. 21 mayo 1971, B.J. 726, p. 1722; Cas. 28 agosto 1972,
B.J. 741, p. 2081; Cas.3ª 24 junio 1998, B.J. 1051, p. 577; Cas.3ª 28 octubre 1998, B.J. 1055, p. 713.
34
Cas. 23 julio 1971, B.J. 728, p. 2164.
35
Cas. 28 febrero 1973, B.J. 747, p. 508.
36
Cas. 17 julio 1970, B.J. 716, p. 1542.
37
Cas.3ª 25 julio 2001, B.J. 1088, p. 854.
38
Cas. 23 julio 1971, B.J. 728, p. 2164; Cas. 14 enero 1972, B.J. 734, p. 31.
39
Cas.3ª 28 octubre 1998, B.J. 1055, p. 713.
40
Cas.3ª 12 septiembre 2001, B.J. 1090, p. 672.
41
Cas.3ª 25 octubre 2006, B.J. 1151, p. 1561; Cas.3ª 1 noviembre 2006, B.J. 1152, p. 1597.
42
Cas.3ª 19 mayo 2004, B.J. 1122, p. 780.
ejercicio de su derecho de defensa 43. Por consiguiente, las demandas intentadas contra
un nombre comercial y las sentencias que se obtengan, afectarán al empleador, quien
debe responder por las mismas, si se le ha garantizado su derecho a la defensa 44.
¿Cómo responder a esta nueva realidad que amenaza la esencia misma del Derecho del
trabajo?
43
Cas.3ª 8 diciembre 1999, B.J. 1069, p. 578; Cas.3ª 31 octubre 2001, B.J. 1091, p. 977; Cas.3ª 18
octubre 2006, B.J. 1151, p. 1466.
44
Cas.3ª 25 octubre 2000, B.J. 1079, p. 658.
45
KLEIN, Naomi, No logo; el poder de las marcas, Paidós, Buenos Aires, 2001, p. 240, citado por
ACKERMAN, Mario E., ob. cit., p. 33, nota 69.
sus trabajadores. Por consiguiente, la diferencia entre el subcontratista, verdadero
empleador de sus trabajadores, y el intermediario, radica en que el primero utiliza
material y medios técnicos que le son propios. Se trata de una empresa establecida que
obtiene beneficios sobre el conjunto de sus operaciones comerciales. En cambio, el
intermediario, se limita a especular sobre la mano de obra empleada y se lucra
únicamente del trabajo de los obreros. Su ganancia proviene de la diferencia que resulta
entre los salarios que paga y el precio convenido con el contratista para la ejecución de
la obra.
46
Cas.3ª 24 marzo 1999, B.J. 1060, p. 925; Cas.3ª 27 agosto 2003, B.J. 1113, p. 859.
47
Cas.3ª 27 agosto 2003, B.J. 1113, p. 859.
48
AMEGLIO, Eduardo J., Empresas suministradoras de Mano de Obra Temporal, Ediciones Jurídicas
Amalio M. Fernández; Montevideo, 1984, p. 77.
La Corte de Casación ha usado la disposición referente al subcontratista que no cuenta
con elementos o condiciones propias para cumplir con sus obligaciones laborales, para
aplicarla a una empresa supuestamente autónoma, dotada de personalidad jurídica, a la
cual catalogó como ficticia, haciendo recaer la responsabilidad laboral sobre la empresa
principal 49. En una decisión posterior recurrió al mismo criterio para establecer que la
empresa legalmente constituida y que contrataba a los asalariados se trataba de una
simple intermediaria, ya que la empresa principal no había logrado probar que aquélla
contaba con elementos o condiciones propias para cumplir con sus obligaciones
laborales. Como esta prueba no fue acreditada, la empresa principal quedó obligada a
responder solidariamente con la subempresa ante el trabajador demandante 50.
49
Cas.3ª 30 abril 2003, B.J. 1109, p. 786.
50
Cas.3ª 14 enero 2004, B.J. 1118, p. 595.
SEGUNDA PARTE
LA ACCION LABORAL
A diferencia del juez en materia civil, el juez laboral goza de un papel activo que lo
convierte en un verdadero actor del proceso de que se encuentra apoderado. No se trata
de una simple potestad, es un deber que le impone la legislación cuyo incumplimiento
provoca la casación de su sentencia. Gracias a esta potestad-deber, el juez de los asuntos
laborales puede impulsar la marcha del procedimiento, suplir las deficiencias de las
partes y fallar conforme a Derecho, independientemente de lo pedido por las partes.
Una vez apoderado de la demanda, el juez de trabajo debe adoptar cuantas providencias
sean pertinentes para tramitar el proceso hasta su culminación, siempre en busca de la
verdad real. Desde luego, este impulso de oficio del proceso laboral, que le es
reconocido al juez de trabajo, no significa que pueda sustituir a las partes y obligarlas a
la celebración de medidas al margen de su concurso 51. Tampoco sería admisible que en
su papel activo el juez de trabajo les procure a las partes los medios de prueba que estén
a su alcance y puedan obtener en apoyo de sus pretensiones 52 o tome decisiones en base
a hechos o medidas que no han sido debatidos ni solicitadas por las partes 53.
51
Cas.Cr. 13 septiembre 2000, B.J. 1088, p. 34.
52
Cas.3ª 23 mayo 2001, B.J. 1086, p. 978; Cas.3ª 25 julio 2001, B.J. 1088, p. 824; Cas.3ª 20 marzo 2002,
B.J. 1096, p. 844; Cas.3ª 4 y 18 diciembre 2002, B.J. 1103, pp. 498 y 661; Cas.3ª 9 abril 2003, B.J. 1109,
p. 685; Cas.3ª 7 diciembre 2005, B.J. 1141, p. 1229.
53
Cas.Cr. 19 enero 2000, B.J. 1070, p. 35.
necesarias para la sustanciación de la causa y el esclarecimiento de la verdad. En tal
virtud, aunque el juez no deba sustituir a las partes en el proceso ni vencer su pasividad
en el aporte de las pruebas, se admite que pueda hacerlo en caso de que lo estime
necesario para el establecimiento de la verdad 54. Por consiguiente, la jurisprudencia de
modo pacífico sostiene que el juez de trabajo está en el deber, aunque las partes no las
soliciten, de ordenar cualquier medida de instrucción que considere pertinentes para el
establecimiento de la realidad, si entiende que las pruebas suministradas por los
litigantes no son suficientes ni convincentes para disipar las dudas e insuficiencias de la
causa 55. Por supuesto, en el ejercicio de esta potestad, debe garantizar a las partes el
derecho de defensa y el cumplimiento de las normas procesales establecidas en la ley
legal 56. Se trata de un imperativo para el juez, del cual sólo puede sustraerse cuando el
punto en discusión es de índole jurídica 57. Ahora bien, este imperativo sólo surge
cuando el juez no se siente debidamente edificado 58, de lo cual resulta que no estará
obligado a disponer medidas de instrucción si considera suficientes las pruebas
aportadas y cuenta con los elementos necesarios para formar su convicción 59. La
jurisprudencia se muestra liberal en este campo. Sólo exige al juez dispuesto a ordenar
una medida de instrucción que ésta sea necesaria para la suerte del proceso 60. Estas
medidas pueden ser ordenadas de oficio 61 o a petición de una o ambas partes en el
proceso.
54
Cas.3ª 13 junio 2001, B.J. 1087, p. 555; Cas.3ª 7 noviembre 2001, B.J. 1092, p. 679.
55
Cas.3ª 24 abril 2002, B.J. 1097, p. 808; Cas.Cr. 26 junio 2002, B.J. 1099, p. 61; Cas.3ª 7 agosto 2002,
B.J. 1101, p. 477; Cas.3ª 12 mayo 2004, B.J. 1122, p. 678; Cas.3ª 2 febrero 2005, B.J. 1131, p. 456.
56
Cas.3ª 11 abril 2001, B.J. 1085, p. 533.
57
Cas.Cr. 29 octubre 2003, B.J. 1115, p. 164.
58
Cas.3ª 7 abril 1999, B.J. 1061, p. 693.
59
Cas.3ª 15 junio 2005, B.J. 1135, p. 1058; Cas.3ª 23 noviembre 2005, B.J. 1140, p. 1787.
60
Cas.3ª 11 marzo 1998, B.J. 1048, p. 401; Cas.3ª 18 marzo 1998, B.J. 1048, pp. 460 y 493; Cas.3ª 29
octubre 2003, B.J. 1115, p. 164.
61
Cas.3ª 3 abril 2002, B.J. 1097, p. 712.
hace descansar sobre el empleador, sino que además dispone de todas las medidas de
instrucción que lo ayuden a descubrir la verdad material.
En este orden de ideas, el juez de trabajo podrá ordenar, sea en el curso de los debates o
después de éstos haber concluido, que las partes le suministren informaciones
adicionales o aclaraciones sobre los hechos, alegaciones de derecho o situaciones
relativas a los hechos sobre los que se fundamenta la demanda. También podrá ordenar
que las partes depositen documentos que considere útiles para la solución del diferendo.
Asimismo, requerir de un tercero, ajeno al litigio, todos los datos, informaciones y
documentos relacionados con el asunto que se está discutiendo. Podrá, en fin, ordenar
experticios, inspecciones de lugares y suplir de oficio cualquier medio de derecho, lo
que le permitirá al tribunal interpretar o modificar el fundamento jurídico que las partes
hayan dado a su demanda.
La apreciación soberana del valor de los medios de prueba aportados al debate escapa al
control de la casación, salvo que se incurra en desnaturalización, la cual se produce
cuando los jueces en su ponderación conceden a un medio de prueba un alcance y
sentido distinto al que realmente tiene.
Pues bien, es este poder de apreciación soberana que servirá a los jueces del trabajo para
apreciar los hechos en que se desenvuelve la prestación personal de los servicios y así
poder determinar si existe la subordinación jurídica que caracteriza al contrato de
trabajo, clave para la aplicación de las normas de la legislación laboral. La existencia
del contrato de trabajo no dependerá de la voluntad expresada por las partes ni de la
denominación que hayan dado a su convención. Es el ejercicio práctico de la relación de
trabajo lo que dirá al juez si debe o no conceder la protección legal.
Los jueces del fondo no se sujetarán para dictar su fallo en lo expresado literalmente en
el documento. Su obligación es establecer si lo que aparece como convenido en el
escrito armoniza con la realidad de las relaciones entre las partes 62, para lo cual pondrá
en movimiento su papel activo, practicará todas las indagaciones que sean de lugar y
apreciará soberanamente los hechos para hacerlos prevalecer sobre lo escrito en el
documento 63. Así, ha sido considerado como contrato de trabajo un contrato calificado
de transporte por las partes 64; un contrato por el cual se arrendaba un taller de mecánica
a la persona que realmente era trabajador 65; un contrato en que se hacía constar que la
persona estaba amparada por una convención de carácter civil 66; y un contrato que se
calificó de sociedad 67.
En consecuencia, corresponde a los jueces del fondo apreciar soberanamente los hechos
y sobre la base de esa apreciación decidir la calificación del contrato, que si es de
naturaleza laboral por existir la subordinación jurídica, permitirá que el trabajador se
beneficie de la legislación laboral. En su sentencia, el juez debe indicar cuáles son los
hechos que lo llevaron a tomar su decisión, lo que permitirá a la Corte de Casación
verificar si en el examen de los hechos se ha incurrido en desnaturalización 68
62
Cas.3ª 22 enero 1998, B.J. 1046, p. 308.
63
Cas.3ª 6 enero 1999, B.J. 1058, p. 264; Cas.3ª 1 noviembre 2000, B.J. 1080, p. 596; Cas.3ª 13 febrero
2002, B.J. 1095, p. 580.
64
Cas.3ª 17 diciembre 1997, B.J. 1045, p. 468.
65
Cas.3ª 10 febrero 1999, B.J. 1059, p. 479.
66
Cas.3ª 24 mayo 2000, B.J. 1074, p. 532.
67
Cas.3ª 13 febrero 2002, B.J. 1095, p. 619.
68
Cas.3ª 16 mayo 2001, B.J. 1086, p. 848; Cas.Cr. 31 octubre 2001, B.J. 1091, p. 96.
CONCLUSIONES
El mundo del trabajo ha cambiado. Se transformó la empresa, que hoy en día se dispersa
de tal modo que llega hasta funcionar sin trabajadores. Ante estos cambios, el
tradicional Derecho del trabajo se resiente y la subordinación jurídica, nota distintiva
del contrato de trabajo, que abre las compuertas de la protección al asalariado, resulta
difícil de identificar y precisar.
Este es el debate de hoy día que debe servir en la búsqueda de soluciones que luego
habrán de ser consagradas por el legislador.