Anda di halaman 1dari 25

LA LIBERTAD ES UNA ESPADA

DE DOBLE FILO
Jack Parsons

Prólogo del autor

Desde que escribí por primera vez este ensayo en 1946, algunas de las más siniestras
predicciones han sido cumplidas. Miembros del Senado de los Estados Unidos, movidos bajo
la capa de la inmunidad y la excusa de emergencia, han hecho una broma de la justicia y una
burla de la privacidad. La inmunidad constitucional y el procedimiento legal han sido
consistentemente violados y, lo que una vez hubiese sido un ultraje en América, hoy se niega
incluso a una revisión por parte del Tribunal Supremo.

La voz dorada de la seguridad social, de socializar esto y socializar aquello, con su


consiguiente impuesto confiscatorio e intrusión en la libertad individual, se levanta y se
escucha en todas partes. Inglaterra se ha arrastrado bajo la égida de un régimen sinónimo de
la total regimentación. Austria, Hungría, Yugoslavia y Checoslovaquia han caído víctimas del
comunismo mientras los Estados Unidos hacen tratos con las dictaduras corruptas de
Argentina y España.

Mientras escribo, los Estados Unidos está llevando a cabo una investigación burlesca en el
ámbito de la moral sexual privada, lo cual no logrará nada más que traer dolor y tristeza a
muchas personas inocentes.
La inercia y aquiescencia que permite la suspensión de nuestras libertades habrían sido una
vez impensables. La actual ignorancia e indiferencia son pésimas. Lo poco que vale la pena en
nuestra civilización y cultura es posible por unas pocas personas que son capaces de
pensamiento creativo y acción independiente, asistido por el resto a regañadientes. Cuando la
mayoría de los hombres rinden su libertad, la barbarie está cerca, pero cuando la minoría
creativa se rinde, la Edad Oscura ha llegado. Incluso la palabra liberalismo se ha convertido
ahora en una fachada para una nueva forma de moralidad cristiana. La ciencia, que iba a
salvar el mundo en los tiempos de H.G. Wells, está regimentada, estrecha de camisa y con
miedo: su lenguaje universal se reduce a una sola palabra, seguridad.

En esta visión de 1950 algunas de mis declaraciones más esperanzadoras pueden parecer
casi ingenuas. Sin embargo, nunca fui tan ingenuo como para creer que la libertad en
cualquier sentido completo de la palabra es posible para más de unos pocos. Pero he creído y
sigo creyendo que esos pocos, por el auto-sacrificio, la sabiduría, el coraje y el esfuerzo
continuo, pueden lograr y mantener un mundo libre. La labor es heroica pero puede ser
hecha por ejemplo y educación. Tal fue la fe que construyó América, una fe que América ha
rendido. Invoco a América a renovar esta fe antes que ella perezca.

Somos una nación pero también somos un mundo. El alma de los barrios marginales mira
por los ojos de Wall Street y el destino de un culí chino determina el destino de América.
No podemos suprimir la libertad de nuestro hermano sin suprimir la nuestra y no podemos
asesinar a nuestros hermanos sin asesinarnos a nosotros mismos. Estamos juntos como
hombres por la libertad y la dignidad humana o caeremos juntos, como animales, de vuelta a
la selva.

En esta hora muy tardía hay soluciones que debemos concernir primariamente. Parece que
vivimos en una nación que simplemente no sabe lo que nos dicen que tenemos y eso que
decimos al otro tenemos. De hecho, mucho más que eso. Es a la definición de libertad, a su
entendimiento, para que pueda ser alcanzado y defendido, a lo cual ha sido dedicado este
ensayo. No necesito añadir que la libertad es peligrosa, pero difícilmente es posible que todos
seamos cobardes.
Capítulo 1

Por numerosos siglos la sociedad ha aceptado la proposición de que ciertos hombres fueron
creados para ser esclavos. Su función natural era servir a los sacerdotes, reyes y nobles,
hombres de sustancia y propiedad quienes fueron nombrados maestros de esclavos por Dios
todopoderoso. Este sistema fue reforzado por la doctrina establecida de que todo hombre y
mujer eran propiedad “en la mente” por la iglesia y “en el cuerpo” por el Estado.
Esta conveniente situación fue apoyada por la autoridad de la moralidad social, religión e
incluso filosofía.

Contra esta doctrina, hace doscientos años, surjió la más asombrosa herejía que el mundo
ha visto: el principio del liberalismo. En esencia este principio estableció que todos los
hombres eran creados iguales y dotados de derechos inalienables los cuales pertenecen a cada
hombre como derecho de nacimiento.

Esta idea atrajo a ciertos espíritus intratables -herejes, ateos y revolucionarios- y desde
entonces ha avanzado a pesar de la oposición de la mayoría de la sociedad organizada. Como
eslogan, sin embargo, se ha vuelto tan popular que es prestado al servicio de la reacia
hipocresía de todos los grandes Estados, sin embargo, sigue siendo tan desagradable para las
personas en la autoridad que no se encarna en ninguna parte como una ley fundamental y es
continuamente violado en letra y en espíritu por cada truco de la intolerancia y la reacción.
Además, los grupos absolutistas y totalitarios de la naturaleza más viciosa usan el liberalismo
como un manto bajo el cual se mueven para restablecer las tiranías y para extinguir la libertad
de todos los que se oponen a ellas.

Así, los grupos religiosos buscan abrogar la libertad del arte, el habla y la prensa:
los reaccionarios se mueven para supimir el trabajo, los comunistas para establecer dictaduras
– todos ellos en nombre de la libertad.

La libertad es una espada de doble filo de los cuales uno es libertad y el otro,
responsabilidad. Ambos bordes son extremadamente afilados y el arma no se adapta a las
manos ocasinales, cobardes o traicioneras.

Ya que todas las tiranías están basadas en dogmas y todos los dogmas están basados en
mentiras, nos conviene mirar más allá de ellos para que la verdad y la libertad estén lejos.
Y todavía la verdad es que no conocemos nada...

…Objetivamente, no conocemos nada en absoluto. Cualquier sistema de pensamiento


intelectual, ya sea la ciencia, la religión o la filosofía, está basado en ciertas ideas
fundamentales o axiomas los cuales son asumidos pero no pueden ser probados. Esta es la
tumba de cualquier positivismo. Nosotros lo asumimos pero no sabemos si hay un mundo
real y objetivo fuera de nuestra mente. Además, si hay un mundo real aparte de nosotros
mismos no podemos conocer cómo es realmente; todo lo que sabemos es que lo percibimos
ser. Todo lo que percibimos es transportado por nuestros sentidos e interpretado por nuestro
cerebro. Por muy finos, exactos o delicados que puedan ser nuestros instrumentos científicos,
sus datos siguen siendo filtrados a través de nuestros sentidos e interpretados por nuestro
cerebro. Aunque nuestras ideas o experimentos puedan ser útiles, espectaculares o necesarios,
tienen poco que hacer con la verdad absoluta. Tal cosa sólo puede existir para el individuo
según su capricho o su percepción interna de su propia verdad en el ser.

Las brujas y demonios de la Edad Media fueron reales según nuestros propios estándares:
personas reputables y respetables creyeron en ellas. Fueron vistos, sus efectos observados y
representaron un gran cuerpo de fenómenos, por lo demás inexplicables. Su existencia fue
aceptada sin cuestión por la mayoría de los hombres, grandes y humildes. Para esta mayoría
no hubo y todavía no hay ninguna apelación. Sin embargo, hy no creemos en esas cosas.
Creemos en otras cosas similares explicando los mismos fenómenos. Mañana creeremos en
otras cosas. Nosotros creemos pero no lo sabemos.

Todas nuestras deducciones, por ejemplo la teoría de la gravedad están basadas en


estadísticas de tendencias que se observan que ocurren de cierta manera. Incluso si nuestras
observaciones son correctas, todavía no sabemos porque ocurren esas cosas. Nuestras teorías
son sólo suposiciones, por muy razonables que puedan parecer.

Hay un tipo de verdad que está basada en la experiencia: sabemos que sentimos, calor,
hambre o estamos enamorados. Estos sentimientos no pueden ser trasnportados a nadie que
no los haya experimentado. Podemos describirlos en términos de sentimientos similares
experimentados por alguien, analizar sus causas y efectos según nuestras teorías aceptadas
mutuamente pero nadie nunca sabrá como es tu sentimiento.

Lo anterior pueden ser consideraciones negativas, pero dentro de sus límites podemos
deducir prinicipios positivos:

• Sea lo que sea el universo, somos todo o parte de él en virtud de nuestra conciencia
pero no sabemos cual.

• Ninguna filosofía, teoría científica, religión o sistema de pensamiento puede ser


absoluto e infalible. Sólo puede ser relativo. La opinión de un hombre es tan buena
como la de otro.

• Cada hombre tiene el derecho a su propia opinión y su propia forma de vivir.


No hay sistema de pensamiento humano que pueda refutar exitosamente esta tesis.

Demasiado para el positivismo, pero aún quedan otros problemas. Hay necesidad,
comodidad y conveniencia. Estas son ilusiones muy populares y es habitual considerarlas.
Podríamos decir que la política se ocupa de la necesidad y la conveniencia, mientras que la
ciencia se ocupa de la comodidad. Esto no es un intento de desacreditar a la ciencia y la razón
en sus propias esferas. La razón es uno de nuestros grandes regalos, el poder que nos
diferencia de los animales, y la ciencia es nuestra mejor herramienta, nuestra gran esperanza
para construir una civilización genuina (es curioso que este truismo moderno aparezca, en
este sistema de razonamiento, como una concesión).

A pesar de su inestimable valor, la ciencia es una herramienta y no tiene nada que hacer con
la verdad última. En esto está el peligro de la ciencia. Como una herramienta tan valiosa, tan
útil y tan irresistible que nos inclinamos a considerarla como el árbitro de lo absoluto,
dándole pronunciamiento definitivo e irrefutable sobre todas las cosas. Esta es exactamente la
posición que el pedante, el dogmático y el materialista dialéctico nos haría tomar. Entonces,
haciéndose pasar por un “científico” o proponiendo doctrinas “científicas”, nos puede
persuadir a aceptar sus valores y a obedecer sus órdenes. La ciencia de hoy en día siempre
debe ser libre de derrocar a la de ayer, de lo contrario degenerará en la adoración a los
antepasados.

Es necesario que defendamos la libertad a menos que deseemos ser esclavos.


Es conveniente que logremos la fraternidad a menos que deseemos la destrucción y es
conveniente que concedamos a otros el derecho a sus propias opiniones y formas de vivir
para mantener las nuestras.

La inteligencia individual no basará su conducta en un concepto absoluto o arbitrario de lo


correcto y lo equivocado. Se puede argumentar que todos los motivos y todas las acciones son
egoístas ya que están destinados a satisfacer algún requisito del ego. Tal vez esto es verdad
para el auto-sacrificio, la abnegación y el altruismo más alto. Nos dedicamos a ellos para
satisfacernos alcanzando un objeto por muy intangible que pueda ser.

El ego puede ser muy ancho. Un hombre puede incluir el mundo entero como una parte de
su ego y así disponerse a redimir o salvarlo por ninguna otra razón más que el placer del
logro personal. Tal hombre, lejos de ser desinteresado, es extremadamente egoista
El artista dedicado a la producción de la belleza pura es tan dedicado por su necesidad y
naturaleza; al menos ese egoismo no es mezquino. Los motivos del amor familiar y del
patriotismo están arraigados en el fanatismo. Esto no necesariamente desvirtúa tales acciones
y motivos.

Todo en la naturaleza es bello y no es menos hermoso porque se entienda.


Sin embargo, el hombre no iluminado asignará valores arbitrarios a todas las cosas en el
orden de proteger y justificar su propia posición. Su moral está basada en cosas que desea que
fueran ciertas o que otro desea que lo fueran. Su filosofía no pone atención en realidades o
hechos relativos, pero en su vida debe tratar con ellos. Por lo tanto, está involucrado en una
constante ronda de pretensiones y evasiones.
El liberal iluminado no necesita tal justificación. El realizará y aceptará su inherente
egoismo y el egoismo de todo hombre. Comprenderá la vida como una técnica, la técnica de
obtener lo que quiere en los términos que quiere.

Tal es el caso con la libertad. Si abolimos la libertad de otro para ganar finalmente la
nuestra, nuestra propia libertad es, de este modo, comprometida. Ese es el coste. Si deseamos
asegurar nuestra propia libertad, debemos asegurar la libertad de todos. Esa es la técnica.

Si un liberal desarrollara dos personalidades y una de ellas estableciera una dictadura


benevolente mientras la otra continuara sus actividades liberales, sólo sería cuestión de
tiempo que se suicidara. La restricción de la libertad de los otros es, en última instancia,
auto-esclavización y suicidio. El dictador es el más abyecto de todos los esclavos.
Estas simples consideraciones son las bases lógicas de la filosofía del liberalismo. Desde tales
consideraciones y desde muchos más principios fundamentales del liberalismo surgió un
código de derechos, de naturaleza básica y claro más allá del concepto erróneo. Este código
debe ser la ley más allá de la ley, una expresión última de la dignidad y la inviolabilidad del
individuo. Debe estar por encima del compromiso de los tribunales y abogados, más allá del
capricho de la población y la traición de los demagogos.

Debe ser el epítome de la aspiración del hombre hacia la libertad y la auto-determinación,


un canon tan sagrado que su violación por un Estado, un grupo o un individuo es traición y
sacrilegio. La Carta de Derechos de la Constitución Americana fue un paso en la dirección
correcta y su estudio indicará un mayor desarrollo. En un mundo tan amenazado por el
positivismo y el paternalismo, esta doctrina está limitada tanto en su alcance como en su
aplicación. Este permite tales violaciones de la libertad como la última Acta de Prohibición
Nacional, la “Draft Law”, la "tienda cerrada", la ley Mann, leyes de censura, leyes anti-armas
de fuego y la discriminación racial.

Se ha dicho, con justificación, que la Constitución significa lo que la Corte Suprema dice
que significa. Un documento tan fundamental como una Carta de Derechos no puede ser
comprometido por interpretaciones arbitrarias. Esta no debería necesitar ninguna
interpretación. Debe ser aplicada igualmente al Estado nacional, los Estados federados,
condados, municipalidades, agencias oficiales y al ciudadano privado dentro de su provincia.
Debe ser aplicada de tal manera que el individuo o minoría no necesite elaborar un recurso,
largos y costosos procedimientos en el orden de proteger esos derechos. Es el deber del
estado proporcionar este recurso a todos por igual.

La libertad no puede estar sujeta a interpretación arbitraría y malinterpretación.


Debe incluir plenamente libertad de la persecución en los terrenos moral, político, económico,
social, racial o religioso. Ningún hombre, ningún grupo y ninguna nación tiene el derecho de
anular la libertad individual. No importa lo puro que sea el motivo, lo grande que sea la
emergencia, lo alto que sea el principio, tal acción es tiranía y nunca es justificada.
La cuestión es, ¿somos capaces de enfrentar las consecuencias de la democracia?
No es suficiente que la libertad sea asegurada por significados puramente negativos.
La libertad no tiene sentido donde su expresión está controlada por poderosos grupos como
la prensa, la radio, la industria cinematográfica, iglesias, políticos y capitalistas. La libertad
debe estar asegurada.

Sólo puede ser asegurada por la lealtad al principio de que el ser humano tiene ciertos
derechos inalienables; entre los cuales están:

• A vivir su vida privada, en la medida en que se refiere sólo a sí mismo, como crea
conveniente.

• A comer y beber, a vestirse, vivir y viajar donde quiera.

• A expresarse por sí mismo; a hablar, escribir, imprimir, experimentar y crear de otra


manera como desee.

• Trabajar cómo, cuando y donde elija a un salario razonable y proporcional.

• A comprar su comida, abrigo, necesidades sociales y otros servicios y comodidads


necesarios a su existencia y auto expresión a un precio razonable y proporcional.

• A tener un medio ambiente y educación decente en su infancia hasta que alcance una
madurez responsable.

• A amar como desee, donde cómo y con quien elija, sólo según los deseos de sí mismo
o su compañerao/a.

• A la oportunidad positiva de disfrutar esos derechos como le parezca, sin obstrucción


por un lado o compulsión por el otro.

• Finalmente, en el orden de proteger a su persona, su propiedad y sus derechos, debe


tener el derecho de matar a un agresor su es necesario. Este es el propósito del derecho
de mantener y llevar armas.

Esos derechos deben ser contrabalanceados por ciertas responsabilidades. El liberal que los
acepta debe garantizar estos derechos a todos los demás en todo momento,
independientemente de sus sentimientos o intereses personales. Debe trabajar para
establecerlos y protegerlos, vivir de una manera acorde con ellos y estar preparado para
defenderlos con su vida. Debe negarse a prestarle lealtad a cualquier Estado u organización
que niegue estos derechos y debe ayudar y alentar a todos los que, sin reservas o
equivocaciones, los respalden. Debe negarse a comprometer estos principios en cualquier
asunto o por cualquier razón.
Nada menos que tal compromiso asegurará la supervivencia de la libertad o la democracia
de la sociedad misma. El liberalismo no es sólo un código para los individuos y su estado,
es la única base posible para una futura civilización internacional. Si embargo, esos principios
sólo serán retórica a menos que sean venerados y protegidos por aquellos a quienes se
aplican. Ellos deben ser interpretados y aplicados con entendimiento y simpatía, con humor y
tolerancia. La pretensión, el sentimentalismo o la histeria no son necesarios en su aplicación o
defensa. Los demagogos insufribles del "alto principio" ya son suficientemente numerosos.

También hay que entender que no podemos forzar los derechos del hombre sobre él.
El hombre tiene derecho a ser esclavo si así lo desea. Si no afirma y defiende sus derechos,
merece la esclavitud. La persona que es tiranizada por su familia, sus compañeros, por la
opinión pública o la moral de los esclavos, siempre que esté libre de abandonar su influencia
o de desafiarla, es digna de su condición. Sus protestas son las del hipócrita.

La libertad, como la caridad, empieza en casa. Ningún hombre es digno de luchar por la
causa de la libertad a no ser que haya conquistado sus impulsos internos. Debe aprender a
controlar y disciplinar las pasiones desastrosas que lo llevarían a la locura y a la ruina.
Debe conquistar la vanidad y la ira excesivas, el auto-engaño, el miedo y la inhibición.
Estos son los minerales en crudo de su ser.

Debe tallar estos minerales en el fuego de la vida; forjar su propia espada temperamento y
afilarla contra el duro abrasivo de la experiencia. Sólo entonces es apto para portar armas en
la batalla más grande. No hay sustituto para el coraje y la victoria es para el corazón alto.
No tendrá nada que ver con el ascetismo ni con los excesos de debilidad. La expresión de uno
mismo será su palabra clave, una expresión de sí mismo templada y fuerte. Primero debe
saber gobernarse a sí mismo. Sólo entonces puede hacer frente a las presiones económicas que
emplean las instituciones y corporaciones o las presiones políticas empleadas por los
demagogos.

Entonces puede encontrarse en una situación difícil. Si se llama a sí mismo liberal, descubre
que está supustamente comprometido con una política de acomodación del Gobierno Ruso.
Si se opone a una política pro-soviética, es bienvenido al campo de la Iglesia Católica y a la
Asociación de Fabricantes. Si evita ambos campos, es condenado por falta de principio.
Si apoya los derechos del trabajador o grupos minoritarios y raciales, es un Rojo. Si al mismo
tiempo cree en el Gobierno Constitucional y en los derechos individuales, también es un
fascista.

Muchos liberales están familiarizados con esta situación, pero pocos parecen haber
deducido la conclusión. La dificultad reside en la confusión de los derechos del individuo en
relación con las responsabilidades del Estado. Es un triste comentario sobre nuestra
mentalidad que el reformador social se suscribe a la regimentación total mientras que el
presunto individualista hace propaganda por irresponsabilidad total. Los derechos del
individuo pueden ser claramente definidos. Sus responsabilidades frente a las
responsabilidades del Estado pueden ser claramente definidas. Los derechos del individuo
terminan donde comienza el próximo hombre. Es la función del Estado garantizar la igualdad
de derechos para todos. Pero, en ausencia de una devoción social a los verdaderos principios
del liberalismo, los positivistas han usurpado su nombre e incluso sus frases para hacer
propaganda por sus diversos totalitarismos. Este proceso ha sido ayudado por esa facción de
pseudo-liberalismo que cree que toda opinión contraria a la suya propia debe ser suprimida.

Parecería que todas estas organizaciones están dedicadas a un propósito común, la


supresión de la libertad. Su sinceridad no es excusa. La historia es un sangriento testamento
de que la sinceridad puede lograr atrocidades que el cinismo difícilmente podría concebir.
Cada uno de estos grupos está dedicado en una lucha frenética por vender, traicionar o
destruir la libertad, la cual era su derecho de nacimiento y sólo ha asegurado su existencia
presente.

La libertad es una espada de doble filo. Quien cree que la absoluta rectitud de su creencia
es una autoridad para suprimir los derechos y las opiniones de sus semejantes no puede ser
liberal. El liberalismo no puede existir donde viola sus propios principios. No puede existir
donde el traficante de la emergencia o el vendedor de la utopía puede obtener una
suspensión de derechos, ya sea temporal o permanente. La libertad no puede ser suprimida
para defender el liberalismo.

Si queremos lograr una democracia, los derechos de los individuos y las responsabilidades
de los Estados deben ser abiertamente definidos y ardientemente defendidos. Es inconcebible
que los hombres que lucharon y murieron en una guerra contra el totalitarismo no supieran
por qué lucharon. Parece una broma fantástica que las instituciones que creyeron y
defendieron se convirtieron, como una pesadilla, en tiranías domésticas. Una generación
descendió en sangre y agonía para hacer el mundo "seguro", pero el mal que hace al mundo
"inseguro" sigue aún invicto, conspirando nuevos sacrificios de miseria y sangre. La culpa no
descansa enteramente en los belicistas, plutócratas y demagogos. Si un pueblo permite la
explotación y regimentación en cualquier nombre, merecen su esclavitud. Un tirano no hace
su tiranía. Es posible gracias a su pueblo y no de otra manera.

Gran parte de nuestro pensamiento moderno se caracteriza por pretensiones y evasivas, por
apelaciones a las autoridades finales que son no liberales, supersticiosas y reaccionarias.
A menudo no somos conscientes de estos procesos de pensamiento. Aceptamos ideas,
autoridades, frases y condiciones sin preocuparnos de pensar o investigar y, sin embargo,
estas cosas pueden ocultar trampas terribles. Los aceptamos como correctas porque tienen un
acuerdo superficial con las cosas en las que creemos. Damos la bienvenida al hombre que es
para el liberalismo, contra el comunismo, sin preocuparse de preguntar qué es lo que está a
favor o en contra. En nuestra ceguera nos dejamos abiertos a la explotación, la regimentación
y la guerra.
Los desarrollos tumultuosos de la ciencia y la sociedad exigen una nueva claridad de
pensamiento, un reexamen y una refundición de los principios. No basta con que un principio
sea sagrado porque está gastado en el tiempo. Debe ser examinado, probado y testeado al
crisol de nuestras necesidades actuales.

En nuestra ley, en nuestras relaciones sociales e internacionales, somos culpables de una


miríada de barbaridades y supersticiones. Estas injusticias continúan y proliferan porque nos
hemos acostumbrado a ellas. Hemos perdido nuestra libertad a través de la tolerancia y la
inercia.

El principio que hemos desarrollado aquí es simple: la libertad del individuo es la


fundación de la civilización. Ninguna verdadera civilización es posible sin esta libertad y
ningún Estado, nacional o internacional, es estable en su ausencia. La relación adecuada entre
la libertad individual, por una parte, y la responsabilidad social, por otra, es el equilibrio que
asegurará una sociedad estable. El único otro camino hacia el equilibrio social exige la
aniquilación total de la individualidad. No hay más evasión del inmemorial ultimátum de la
naturaleza: cambiar o perecer, pero la elección del cambio es nuestra.
Capítulo 2

De todos los poderes extraños y terribles entre los cuales, sin saberlo, nos movemos, el sexo
es el más potente. Concebido en el orgasmo del nacimiento, estallamos en agonía y éxtasis
desde el Centro de la Creación. Una y otra vez volvemos a esa fuente, nos perdemos en los
fuegos del ser, nos unimos por un momento con la fuerza eterna y volvemos renovados y
refrescados a partir de un milagroso sacramento. Luego, por último, nuestra vida se cierra en
el orgasmo de la muerte. El sexo, tipificado como amor, está el corazón de todo misterio, en el
centro de cada secreto. Es esta espléndida y sutil serpiente que agasaja sobre la cruz y
serpentea en la floración de la rosa mística.

La perversión sexual del cristianismo se hace evidente cuando se comprende que “El
Espíritu Santo” (La Sofía) es femenino. El gran Tetragrammaton, Yod He Vau He, significa:
Padre-Madre-Hijo-Hija, y asevera el esplendor del orden biológico. ¿Cómo podría proceder la
vida de una creación estrictamente masculina? ¿Qué milagro podría ser superior al milagro
de la cópula, la concepción y la gestación? En el corrupto y demoníaco Jehová, el sacerdocio
blasfemaba la naturaleza para perpetuar un patriarcado tiránico y supersticioso. La mujer fue
insultada y ofendida con la calumnia de la inmaculada concepción – entonces, por este tráfico
de misterio, fue colocado un premio a la esterilidad moral y espiritual. Esta sublimación del
impulso sexual ha sido la base del poder de la iglesia y es la fuente de gran parte de la
psicosis desenfrenada en el mundo moderno.

Ha sido declarado que la iglesia ha sido una campeona en el progreso y la libertad: nada
podría ser más falacioso. El cristianismo organizado ha estado inevitablemente asliado con la
tiranía, la reacción y la persecución. Ningún dogma organizado puede contribuir al progreso
excepto por accidente ocasional. La principal contribución de la iglesia ha sido fomentar
involuntariamente la rebelión contra su intolerancia. No podría ser de otra manera con una
organización fundada en una doble falacia: el pecado del sexo y la infalibilidad del hombre.
Ninguna religión puede esperar beneficiar a la humanidad mientras predica el amor y insulta
la raíz del amor. Cualquier persona que quiera entender y hacer frente a las relaciones
humanas debe entender tanto la importancia como el énfasis excesivo del sexo en la sociedad.

Conceptos sexuales y simbolismos están debajo de todas las religiones del mundo. Como
he mencionado arriba, el sexo sublimado ha sido la fuente del poder de la iglesia cristiana.
El sexo y la neurosis sexual son factores fundamentales en la actitud de los hombres
modernos. Esos tres hechos dan al sexo un lugar de primordial importancia en nuestro
examen liberal de la sociedad.

Nuestras actitudes sexuales se caracterizan en gran parte por pretensiones. La mayoría de


las personas menores de 50 años hoy en día, en un momento u otro, participan en lo que se
denomina relaciones ilícitas – y sin embargo, aparentamos públicamente que no lo hemos
hecho. Algunos de nosotros llegamos a afirmar que no lo hacemos, nunca lo haríamos y
desaprobaríamos a los tipos de criminales que lo hacen. Los policías arrestan y juzgan a
personas convictas descubiertas en una persecución a las que ellas mismas se dedican.
El disfrute del impulso natural es definido como un crimen. Los jóvenes que disfrutan así del
impulso en la maravilla del principio están cargados con un sentido de la culpa y de la
vergüenza. Son clasificados como criminales comunes. ¿Por qué?

La vergonzosa respuesta es que en la Edad Media, bajo condiciones de miseria, ignorancia,


superstición y opresión, el tabú sexual se convirtió en el principal instrumento de poder en el
arsenal de una banda de bandidos conocida como la iglesia cristiana. Esta es la razón por la
que los jóvenes enamorados son clasificados como criminales. Las enfermedades venéreas
prosperan y por ende, también los abortistas inevitablemente. La superstición que fomentó
esta condición vergonzosa ya no es absolutamente dominante, pero la institución que
promovió la creencia de que el cuerpo humano era obsceno, de que el amor era indecente y
de que la mujer se había ensuciado para siempre por el pecado original sigue moldeando
nuestros pensamientos y modelando nuestras leyes. Es muy significativo que los herederos
espirituales y físicos de esa iglesia, tanto católica como protestante, se opongan con vigor y
eficacia al control de la natalidad, a la educación sobre enfermedades venéreas, a la reforma
de la ley del divorcio; es decir, cualquier cosa que limitaría el poder de su arma.

Si los cristianos hicieran cumplir estos tabúes sólo sus creyentes estarían dentro de sus
derechos. El hombre tiene derecho a cualquier estupidez personal por monstruosa que
parezca, pero esta no es su principal preocupación. Ellos tratan de imponer esta tontería a
todo el mundo, por todos los métodos de intimidación legislativa, moral y económica a su
mando. El éxito de sus esfuerzos puede ser juzgado por la reflexión de tales actitudes en la
prensa, la radio, la industria cinematográfica y nuestros estatutos legales. Fiel a la forma
fascista, el censor utiliza su victoria moral para imponer la censura política y social en todos
los campos. Los fanáticos y los demagogos invocan el derecho divino de la religión y de la
moral para obtener un poder extraordinario. ¡La libertad de religión y de prensa no debe
justificar las gigantescas campañas de propaganda para suprimir la libertad! No sólo
debemos tener libertad de religión, sino libertad desde la religión.

El concepto de que el sexo en el arte, la literatura y la vida está sujeto al derecho penal se
basa enteramente en este supersucioso tabú sexual. El poder de censura de la Iglesia,
el Estado y la prensa establecida se basa en esta suposición: que el tabú de una religión en
particular debe tener una sanción legal universal. Esta sanción, una vez establecida, es luego
sutilmente extendida para implicar que todos los demás dogmas de esa religión son ahora la
“ley no escrita” de la tierra. Tal religión, siempre respetable y conservadora, forma alianzas
con las camarillas fascistas y capitalistas, ganando así una posición privilegiada desde la
cual perseguir al liberalismo en todas sus formas. La superstición, el tabú, la reacción y el
fascismo se multiplican con más eficacia. El hecho de que un tipo de totalitarismo persiga a
otro - o parezca hacerlo - no es un paliativo.
El hombre moderno debe reconocer la fuente y la naturaleza de sus tabúes sexuales y
desacreditarlos a la luz de la verdad. Sólo así puede lograr la cordura en el sexo y una visión
saludable de la vida en general.

En nuestra sociedad los matrimonios tempranos son prevenidos a menudo por


consideraciones económicas, por lo tanto las relaciones sexuales premaritales son naturales y
a menudo deseables. Técnicas contraceptivas disponibles a cualquier joven inteligente de un
farmácéutico o médico pueden minimizar el problema de las enfermedades venéreas y los
embarazos no deseados. El desarrollo de la técnica sexual, la determinación de las
cualificaciones de la pareja y la gratificación del impulso juvenil de experimentar, aseguran
un matrimonio mucho más duradero y estable que el iniciado en la ignorancia y la prudencia.
En el matrimonio mismo, el contrato social está vigente. La propiedad adquirida por los
esfuerzos de marido y mujer pertenecen a ambos conjuntamente. Donde dos personas han
prometido su amor juntos, ningún forastero tiene el derecho de interferir. Cualquiera de las
partes está justificada a resistir tal interferencia por la fuerza si es necesario. Pero ninguna de
las partes, ya sea que la relación esté dentro o fuera del matrimonio, tiene algún derecho o
jurisdicción sobre el amor, el afecto o los favores sexuales de otro durante más tiempo de lo
que la persona desea.

En el caso de los niños, la separación presenta un grave problema. Las casas rotas son
difíciles para los niños, pero una casa sin amor y amarga es peor. Ningún Estado puede
asegurar a un niño el afecto de sus padres, pero puede garantizar su bienestar y seguridad
física, asegurándole así contra muchas de las frustraciones de la infancia y la adolescencia que
se convierten en comportamientos adultos inestables y desajustados. Las leyes contra la
expresión sexual mutuamente aceptable deben ser derogadas, junto con las leyes que
prohíben el nudismo, el control de la natalidad y la censura. Debemos negar enfáticamente
que el amor es criminal y que el cuerpo es indecente. Debemos afirmar la belleza, la dignidad,
la alegría y hasta el humor del sexo.

En efecto, hay cosas obscenas en la luz y en la oscuridad; cosas que merecen la destrucción:
la explotación de la mujer por pobres salarios, la vergonzosa degradación de las minorías por
pequeños piojos que se llaman a sí mismos miembros de una “raza superior” y las
deliberadas maquinaciones en pro de la guerra. Entre estas obscenidades no hay lugar para el
amor compartido por hombres y mujeres. Hay pecados, pero el amor no es uno de ellos y,
sin embargo, de todas las cosas que se han llamado pecados, el amor ha sido el más castigado
y el más perseguido. De todas las bellezas que conocemos, la primavera del amor es la que
está más cerca del paraíso. Y como todas las cosas pasan, así el amor pasa – demasiado
pronto.

Esta, la más exquisita y tierna de las emociones humanas, este pequeño momento de
eternidad, debe ser libre y sin restricciones. No debe ser comprado y vendido, encadenado y
restringido hasta que los amantes, atrapados en el torbellino de la economía y las leyes, son
perseguidos como criminales. ¿Qué fin es atendido y quién se beneficia de tal crueldad? Sólo
sacerdotes y abogados. Nos adhiere a una moral estricta que tiene que ver con derechos y la
felicidad de nuestro prójimo. Llamemos a nuestros verdaderos pecados por sus nombres
correctos y expidámoslos en consecuencia – pero dejemos a nuestros amantes ir libres.

Si queremos alcanzar la civilización y la cordura, debemos instituir un programa educativo


en hacer el amor, el control de la natalidad y la prevención de enfermedades. Sobre todo
debemos erradicar los conceptos bárbaros y viciosos de la vergüenza y la indecencia en el
sexo, exponiendo los motivos y los métodos de sus defensores.

Felices son los padres quienes, como resultado de la experimentación sexual, están bien
unidos, tomando alegría en la pasión del otro, viendo belleza en su desnudez y sin temer a
exponer sus cuerpos o los cuerpos de sus hijos. Ellos nunca avergonzarían a sus hijos por su
curiosidad sexual natural.

Jesús le dijo a la “mujer caída”, “ve y no peques más”, pero yo, que soy un hombre, digo a
ustedes que han dado su cuerpo por la necesidad del cuerpo del hombre, que han dado su
amor libremente por causa de su espíritu:

”Bendito seas en el nombre del hombre. Si algún dios te niega por eso, negaré a ese dios.”

Los antepasados, siendo simples y sin pecado original, vieron a Dios en el acto de amor y
vieron en ellos un gran misterio, un sacramento que revela la bondad y la belleza que hizo a
los hombres y a las estrellas. Así ellos adoraron. ¡Pobres paganos viejos e ignorantes! Cómo
hemos progresado. Lo que era más sagrado para ellos, lo vemos como una broma sucia.
De esta sórdida broma hemos juegado en nosotros mismos sólo la Mujer Ella misma puede
redimirnos. Ella ha sido el culo ignominioso de la broma, el blanco de la malicia y la
arrogancia y el chivo expiatorio de la inferioridad masculina y la culpa. Ella sola puede
redimirnos de nuestra crucifixión y castración.

Sólo la mujer, por sí sola, puede atravesar la frustración tonta del ideal de los anunciantes.
Ella debe elevar su fuerte, libre y espléndida imagen para tomar su lugar en el sol como
individuo, un compañero y pareja apto y exigir nada menos que hombres verdaderos.

Que haya un fin a la inhibición y una fin a la pretensión. Vamos a descubrir y a ser lo que
somos, honestamente y sin vergüenza. El conejo tiene velocidad para compensar su miedo, la
fuerza de la pantera para calmar su hambre. Hay espacio para ambos, aunque el conejo
probablemente preferiría un mundo de conejos (aburrido y superpoblado). Todos los rasgos
son útiles, ira, miedo, lujuria e incluso pereza – si son equilibrados por la fuerza y la
inteligencia. Si mentimos acerca de las cosas que llamamos nuestras debilidades y pecados, si
decimos que el suyo es "malo" y que es "incorrecto", negando que tales faltas podrían ser
parte de nosotros, crecerán torcidas en la oscuridad. Pero cuando los tenemos a la vista;
admitiéndolos, enfrentándolos y aceptándolos, entonces nos avergonzaremos de dejar
cualquier vestigio secreto de ellos para volverlos lisiados y retorcidos. El miedo puede
agudizar nuestro ingenio contra la adversidad. La ira y la fuerza se pueden soldar en una
espada contra tiranos interiores y exteriores. La lujuria puede ser entrenada para ser la fuerte
y sutil servidora del amor y del arte.

No es necesario negar nada, sólo es necesario conocernos a nosotros mismos. Entonces


buscaremos naturalmente lo que es necesario para nuestro ser. Nuestra significación no
radica en la medida en que nos parezcamos a los demás o en que nos diferenciemos de ellos.
Está en nuestra capacidad de ser nosotros mismos. Esto puede ser el objetivo completo de la
vida; descubrirnos a nosotros mismos, nuestro sentido. Esto no viene en una explosión
repentina de la iluminación; es un proceso constante que continúa mientras vivamos
verdaderamente. El proceso no puede continuar sin obstrucciones a menos que estemos libres
para experimentar toda experiencia y estar dispuestos a participar en toda la existencia.
Entonces las preguntas significativas no son "¿está bien?" o "¿es bueno?", sino más bien
"¿cómo se siente?" y "¿qué significa?". En última instancia, estas son las únicas preguntas que
pueden acercarse a la verdad, pero no pueden ser preguntadas en ausencia de libertad.

Hubo un tiempo en que estas preguntas fueron susurrados a la somba de la hoguera.


Ese instrumento cristiano de conversión no está sancionado en la actualidad, pero la voluntad
y la malicia permanecen y continuarán hasta que el poder de los tiranos supersticiosos se
rompa finalmente. Mientras tanto, el dogmatismo religioso continúa apoyando los celos
sexuales de padres neuróticos para sus hijos y compañeros de matrimonio neuróticos de sus
compañeros. No es debido a la desesperación económica y la avaricia que el crimen y la
guerra bañan el mundo en oleadas cada vez mayores. Sólo es necesario mirar hacia atrás en la
Edad Media cuando la Danza de San Vito, la flagelación epidémica y las persecuciones de la
brujería, todas generadas por la culpa y la vergüenza cristianas, barrieron el mundo
occidental. Fue el tono de estos temibles acontecimientos, reforzando el derecho divino de los
monarcas reaccionarios, que produjo las revoluciones liberales del siglo XVIII. Pero la raíz,
el tabú sexual, desafortunadamente no fue destruida. Quedaba para revitalizar el poder de la
religión sobre la nueva burguesía.

El odio frenético de los judíos y los negros (símbolos de la libertad sexual ilícita) y la lujuria
hacia los baños de sangre y fuego de la guerra son las mismas aberraciones de la frustración
sexual. Son las pesadillas de las almas en un infierno de deseo culpable, trabajando como
locos sobre sus instrumentos de destrucción para destruir el mundo que les ha negado la
satisfacción. Sólo en el ejercicio sin obstrucciones de la función sexual, por una generación
entrenada desde la juventud en la anticoncepción y la técnica del amor, será posible lograr
relaciones sociales maduras.

En esta locura infantil de posesión sexual, cada hombre y mujer odia y teme a cada otro
hombre y mujer como el destructor potencial o alguna broma por los siempre presentes
espectros de celos y sospecha. Es posible que la aplicación de dos viejos axiomas; “amaros los
unos a los otros" y "haced a los demás lo quisierais que otros os hicieran a vosotros" podría
adelantar un largo camino ayudándonos a resolver nuestros problemas sexuales.
La aplicación de estas máximas en las relaciones sexuales es fácil y agradable. Si fueran
firmemente establecidos, los principios podrían extenderse a otras áreas de las relaciones
humanas.

La revolución sexual no producirá ningún paraíso instantáneo ni se realizará sin lágrimas.


El camino a la madurez racial es largo y doloroso pero es al menos posible alcanzar la
madurez y la riqueza que viene con la expresión sexual plena y satisfactoria en la vida
privada. Puede ser que otras consideraciones se vuelvan más importantes en los últimos años
de edad, pero dudaría en decir a cuántos establecer la marca. No parece posible envejecer
graciosamente a menos que uno haya sabido algo de una juventud agraciada.
Capítulo 3

No hay evidencia que demuestre que el hombre fue creado y encabezado para servir como
vice-regente de Dios sobre la tierra. No hay razón para creer que él es bueno y bondadoso,
valiente y sabio – o que alguna vez lo fue. Por el contrario, hay mucho para mostrar que él fue
una bestia que tomo un extraño giro en la selva y se equivocó sin rumbo fijo en un mundo
mental en el que ciertamente no estaba en casa.

Hay muchas pruebas de que el hombre es por naturaleza cruel, cobarde, lujurioso,
avaricioso y traicionero. Él domina estos terribles enemigos internos y se defiende contra los
otros depredadores (sus semejantes) en virtud de su ferocidad, su astucia y su indomable
voluntad. Esta es su belleza y su significado: que de las ciegas fuerzas primordiales del sexo y
el impulso de la supervivencia, ha forjado la razón y la ciencia y ha hecho girar la
esplendorosa red de arte y amor. Si no hay otra razón y ningún otro significado, el hombre
mismo ha creado en ocasiones la razón y el significado, poniéndose de pie como creador de
sus dioses en un jardín vuelto fructífero por su propio poder creador. Pensamos en términos
de nosotros mismos en relación con el universo externo.

Sin embargo, no se puede demostrar que este universo externo sea distinto a una extensión
de nuestra propia percepción. Pero si diferenciamos lo interno de lo externo, seguimos siendo
parte y no separados de todo el proceso de la naturaleza. Estamos hechos de la estrella nueva
a través del sol y construidos desde el aire, la roca y el mar, animados por el fuego primordial
de la vida. Hay filamentos en nuestra conciencia que remontan al primer antepasado y se
extienden a todos los demás hombres y toda otra vida con la que compartimos una creación y
un destino común.

Aquí está la totalidad que los griegos llamaron “Pan”; todo devorador, todo engendrador,
vida y muerte, bien y mal, dolor y placer, unidad, dualidad y multiplicidad; todas las cosas y
más allá de todas las cosas. El Alma de la Noche y las Estrellas.

Si en nuestra locura y nuestro miedo atribuimos cualidades morales al relámpago que


ataca, a la estrella que brilla, al tigre que mata, entonces no dudaremos en asignarlas a la
mujer que da y al hombre que toma. Así definiremos a dios y fundaremos una religión. Y así
degradaremos el universo viviente en un carácter blanquecino e irascible dotado con la
omnipotencia inmortal y un odio para nuestros enemigos, o con esos amantes de la
naturaleza quienes captan fría comunicación con “el Todo” en el parque por la noche, nos
hundimos en trviales baños de asiento de varios sistemas de “ciencia religiosa”en nuestro
camino hacia la catalepsia de la mediana edad.

Toda la naturaleza participa de los sacramentos eternos de vida y muerte, de flujo y reflujo,
de creación y destrucción y regeneración. Estas son las armonías de la eternidad que cambian
para siempre y nunca cambian. El grito del bebé se hace eco en el tumulto de la estrella
nueva. Los soles y las estaciones de los hombres pasan y vuelven otra vez. El torrente de
semen es uno con el chorro de estrellas que los hombres llaman La Vía Láctea.
La mente que comprende estos procesos inmortales en el amor y en la adoración es una
mente inmortal que se eleva más allá del tiempo y la muerte. Somos de una era con Esquilo,
Sófocles y Shakespeare, de una sola sangre con Moisés, Lao Tse y Newton. El cuerpo cambia y
decae mientras que el tiempo le pone los cuernos a todas las formas de deseo y a todas las
cosas transitorias. Pero las formas del deseo, aunque transitorias, son los vehículos mismos de
la aventura del hombre. Él no puede realizar negando estos corceles sino fortaleciéndolos,
entrenándolos y refrenándolos con amor y voluntad creadora hasta que sus alas sean
reveladas. El sexo y el hambre son la materia prima del arte. De su pasión, furia y
desesperación el artista transmuta las formas del terror y la maravilla en una belleza eterna.

Todos los caminos son el camino correcto cuando la voluntad y el amor son las guías.
La gracia y la generosidad de la vida son libres para todos, santo y pecador por igual, que los
desean. La voz del viento, la pungencia de la música, el grito del trueno claman al hombre,
atreviéndolo a conocerse a sí mismo. La luz del sol, el mar y las estrellas y el esplendor de una
mujer desnuda son los signos y testigos de un pacto que es para siempre. Sabemos estas
cosas; las conocemos con la única certeza que jamás nos ha dado. Este es el bello-miserable
conocimiento de la infancia y la primera juventud, que el mundo niega y la necesidad evita.
Este es el conocimiento de los poetas, artistas y cantos que son amados y marginados por los
hombres y de los místicos que el mundo llama locos.

Y el hombre, auto-castrado y auto-frustrado, huye por los pasillos de la pesadilla,


perseguido por monstruosas máquinas, abrumado por poderes satánicos, acosado por vagas
culpas y terrores, todos creados por su propia imaginación. Se escapa en el absurdo, ahoga su
espíritu en pretexto, adora dioses de bronce del poder y dioses de estaño del éxito. Entonces,
avergonzado por sus pretensiones y frustrado por su abnegación, proyecta su horror a los
enemigos imaginados, busca la liberación en chivos expiatorios y falsos asuntos, propiciando
así a estos dioses bestiales que han surgido de los eidolones destrozados de su espíritu con
sacrificios de sangre.

Nada es en la naturaleza el mal – y nada es en la naturaleza, el bien. El mal es sólo exceso,


el bien es simplemente balance. Todas las cosas están sujetas a abuso y también son
susceptibles al uso beneficioso. El equilibrio no consiste en la negación o el exceso de
indulgencia. El equilibrio sólo puede obtenerse mediante superación. Las fuerzas elementales
en la naturaleza del hombre son tan tremendas que sólo pueden ser equilibradas por una
auto-expresión última. Colocar limitaciones y restricciones en esta naturaleza es construir una
pared de yeso alrededor de un sol. Si acorralamos las alas de un águila o alimentamos de
zanahorias a un león, no elevaremos ni mejoraremos ninguna de las dos especies.
El propósito fundamental de la religión es alcanzar una identidad con un poder que
creemos mayor que nosotros mismos, cuya omnipotencia e inmortalidad podemos compartir.
Habiendo logrado un cierto sentido de esta identidad, entonces sentimos que podemos hacer
frente a los problemas y alcanzar los fines con más confianza. La dependencia de la religión,
así como la dependencia de la propiedad, pueden indicar una falta de autosuficiencia.

Nosotros mismos creamos este 'Dios del Poder'. Es desde nuestro “yo” individual que su
poder es atraído y este yo es mayor que cualquier dios que crea. Por lo tanto, concernos a
nosotros mismos es la forma más elevada de sabiduría y creer en nosotros mismos la forma
más elevada de fe. La ciencia que busca conocer y el arte que intenta interpretar son dos
formas de amor que constituyen la única forma aprovechable de culto. Que estas dos
expresiones más grandes del espíritu humano deben ser subordinadas a la religión,
la política, el nacionalismo y la guerra es la máxima blasfemia.

Ahora estamos en medio de una tremenda batalla de fuerzas que luchan por dominar la
mente y el espíritu del hombre. No es, desafortunadamente, una batalla entre el bien y el mal,
entre la libertad y la tiranía, sino más bien una batalla entre dogma contra dogma y autoridad
contra autoridad. Los contendientes son el fascismo y el comunismo. Cada una es una
doctrina ajena y hostil al ideal de la libertad. Cada uno dice que debemos elegir entre uno u
otro y cada uno es, en realidad, idéntico. Cada uno exige la esclavitud absoluta del individuo,
la abnegación del intelecto y la subyugación de la voluntad.

El autoritario es correcto, absolutamente correcto, tan correcto que todo extremos de


falsedad, supresión y tiranía se justifica en la consecución de sus fines "divinos". Detrás de su
benevolente paternalismo se esconde la cámara estelar y el campo de concentración; detrás de
su moralidad se cierne la estaca y la inquisición de la "Religión del Viejo Tiempo" que muchos
profesan anhelar. Todos estos sistemas son viejos; más antiguos que la historia humana.
La libertad y la democracia son las únicas cosas nuevas bajo el sol y ofenden tanto a los
esclavos como a los dueños de esclavos.

"Venid a mí", dice la canción de la vieja ramera. Venid hacia mí, vosotros, cansados y
pesadamente cargados. Renunciad a vuestra intolerable carga de libertad y llenaré vuestras
bocas de milagros y vuestros vientres estarán llenos de comida. Ven conmigo y confundiré a
tus enemigos y te mostraré el paraíso. Mira, ni siquiera tienes que cambiar un nombre, sólo
guarda la carta y niega el espíritu, porque la carta da vida ".

Ella está cosechando las naciones ahora, esa vieja puta, para una cita en el lugar llamado
Armageddon. Habrá una cacería de hombres libres en nombre de la libertad y habrá cárceles
y pogromos en nombre de la democracia, asesinato y esclavitud en nombre de la hermandad,
y todo por el motivo del dominio de las mentes y los cuerpos de los hombres.
Hay una opción: la elección de la libertad que no tiene otro nombre y ninguna otra causa.
El hombre, liberado de sus demonios, sin la necesidad de un dogma o el uso de un credo,
puede, por y desde sí mismo, aprovechar, triunfar y lograr significación. Esta es la fe de un
liberal; creencia en sí mismo y creencia en el hombre. No hay otro camino hacia el pleno
estado de la virilidad. Es el camino largo, el camino difícil; a través del intento, el error,
el fracaso y el desamor – pero es el camino guiado por la ciencia e inspirado por el arte;
conduciendo finalmente a las estrellas. Esta es nuestra elección: podemos creer en nosotros
mismos, creer en nuestros semejantes y en la libertad y la fraternidad. Podemos empezar a
lograr aquí y ahora ese paraíso que desde hace mucho tiempo ha sido relegado al más allá.
O bien, con los dogmáticos, con los positivistas, con los autoritarios, podemos volver
nuevamente al capuchón del que tan tarde hemos surgido.

Si deseamos una identidad con un poder mayor, busquemos la unión con nosotros mismos
– nuestro ser total, elevado a su más alto potencial de sabiduría, conocimiento y experiencia.
Si queremos unirnos con el universo, cortejemos toda la naturaleza, toda la experiencia, toda
la verdad y el esplendor del impresionante cosmos mismo. Porque “allá afuera” radica la
gran campaña primera y última; la aventura definitiva del individuo en sí mismo. Debe bajar
como Moisés en su yo desconocido, salir a la nueva dimensión, salir con Orfeo y la barca de
Arturo, con Tammuz y Adonis, con Mithra y Jesús, por los laberintos de la Tierra Oscura.
Allí se encontrará con La Madre y oirá su última pregunta: "¿Qué es el hombre?"

A partir de entonces, cerca del corazón de la misteriosa Madre, puede encontrar el Graal;
Conciencia última, recuerdo total, instinto hecho cierto, razón hecha real. Porque es él,
mounstruo maravilloso, dios del embrión que ha nadado en el pez, derramó la piel del
cocodrilo, miró desde los ojos de las serpientes, se balanceó con los simios y sacudió la tierra
con el vagabundeo del casco del tiranosaurio. Es él quien ha gritado en todas las cruces,
gobernado en todos los tronos, arrancado en todos los canales. Es él cuya cara se refleja y
distorsiona e todos los cielos y los infiernos – él, el Niño de las Estrellas, el hijo del océano;
esta criatura de polvo, esta maravilla y terror llamada HOMBRE.
Capítulo 4

La mujer con la espada

Esto es para ti mujer, bella redentora de la raza, a quien dirijo este capítulo. Lo que se
revuelve en ti ahora no es demencia, ni pecado, ni locura – sino Vida! Esta nueva vida es la
alegría y el fuego que engendrarán una nueva raza; crear un nuevo cielo y una nueva tierra.
Cuando eras una niña, ¿no hablaba contigo el viento y el sol? ¿No oiste la voz de la montaña;
la voz del río y de la tormenta? ¿No has oído el susurro de las estrellas y la voz inefable en
silencio? ¿No has ido desnuda por el bosque con el viento en tu cuerpo y has sentido las
caricias de Pan? Tu corazón se ha hinchado con la primavera, florecido con el verano y
entristecido por el invierno. Estas cosas son el pacto y en ellas está la verdad que es para
siempre.

Has buscado compañeros tan elevados de corazón como tu misma y no los encontraste
salvados en los esquivos recuerdos del sueño y la canción. Pues encontraste una plaga sobre
el mundo; una plaga de silencio y de tristeza. Tus compañeros caminaron en la culpa y en la
vergüenza, en el temor, el odio, el pecado y en el dolor del pecado. Sólo había risa nerviosa y
placer furtivo; insatisfactorio y vergonzoso – Pero no estés más triste, mi amada. Sed alegres y
sin temor, porque dentro de tu está la canción que romperá el silencio, la llama que quemará
la escoria.

Tu eres quien será la redentora del cantar y el dolor, de la culpa y la vergüenza. MUJER; ¡oh
esplendor encarnado! ¿Cuánto tiempo has servido en cadenas, una esclava de la lujuria y la
culpa de los cerdos? ¿Cuánto tiempo te has retorcido bajo la degradción de tu Sagrado
Nombre, “Puta”, o sufrido silenciosamente bajo la degradación llamada “virtud”? Cuán bien
has conocido la estaca, el potro, el látigo, las cadenas de la cárcel e incluso el entierro en el
servicio de tu amo.

¿Y fue el miedo a la conexión, era debilidad, era cobardía e inferioridad? Oh vergüenza del
hombre, no era nada de esto; fue amor. Un hombre fue una vez crucificado en una redención
que fracaso, pero aún si diez veces diez millones de hombres fueron crucificados, está infamia
no pudo ser redimida. Marido, padre, sacerdote, carcelero, juez, verdugo, explotador,
seductor, destructor – así tu amante te ha dominado y profanado. Sin embargo, la compasión
de él buscó el amor... Pero finalmente hay un fin y luego el principio y todo el futuro estará
contigo. Pues tu eres la madre de una nueva raza, la redentora y amante de un nuevo hombre;
los hombres que serán libres.

Te hablaré de los hombres. Los hombres desean tres cosas de una mujer: una madre mejor
que ellos mismos, una esposa peor que ellos mismos y una amante igual que ellos mismos.
Contra la madre ellos están en revuelta, a la esposa mantienen en contención y la amante
siempre los evita. Considera al marido; cómo arroja sus ropas, evita los platos sucios y las
tareas domésticas y se afirma en voz alta. Considera al homosexual: cómo odia a la mujer y
huye a sí mismo, temiendo matarla. Considera al gran amante: cómo agarra el amor y sus
manos se cierran sobre la nada. Estos son niños desconcertados, asustados que juegan contra
la oscuridad. Y aquellos quienes visten latón y espadas, que se apuntan y matan, ¿no son los
más asustados de todos? Por lo tanto, compadéceles y perdónalos.

En el mundo antiguo había hombres por una temporada, antes de que surgieran las
ciudades y se volvieran dorados pedantes, aceptando graciosamente la futilidad. Luego vino
el cristianismo, un anodino para los esclavos, un entérico para los bárbaros cuyos actos les
dieron indigestión – y, en última instancia, un látigo para los amos de esclavos.
Fausto fue el prototipo de la Edad Media, pero no el Fausto que Kit Marlowe cuenta. Fue un
Fausto más oscuro: Gilles de Rais, que traiciona a la doncella en su lujuria por el poder, luego,
después de su caída y el fracaso de sus oraciones, desciende al horror en sus bodegas.
Este tema duró una época hasta que el hombre, horrorizado por sus pesadillas, volvió
finalmente a un sueño de libertad.

Es la voz de Voltaire, hastiado, cínico, cansado de locura, que resuena el obstáculo de


apertura de un tremendo, burlón preludio. Tom Paine, un hombre de verdad, roto y al fin
traicionado por todos los campeones de madera, Cagliostro, tramando la venganza de los
templarios con una mujer y un collar, Will Blake, hablando incomprendido con la lengua de
los ángeles, Shelley y su bello ademán, Swinburne, quien casi recreó a Helas antes de que él
también estuviera roto – Byron, Pushkin, Gautier; todos instrumentos en un preludio de una
sinfonía que nunca fue tocada. Y la Ciencia - ¡cómo fue a salvarnos! Aquel “Un Mundo Feliz”
de Huxley, Darwin y H.G. Wells con sólo la voz de Splenger en disidencia.

La ciencia rehace el mundo; una lengua internacional, una hermandad universal más allá
de la nacionalidad, prejuicio o credo... Una bella visión caída como un castillo de naipes.
Vosotros, creadores de la “Nueva Era”, que no se atreven a hablar, pensar o moverse sin el
permiso de los militares, titanes sin restricciones que se colgarán por hablar a través de una
frontera - ¿dónde está vuestro “Nuevo Mundo”? Campeones, ¿dónde está la libertad?
¿Qué tesoro hemos perdido? Necesitamos volver a la mujer para esa respuesta.

La clave se remonta hace diez mil años en la Era de Isis que se llama erróneamente
“El Matriarcado”. No fue un Matriarcado como lo concebimos; un dominio de un club de
mujeres, de pollos frustrados, de hecho no fue un dominio en absoluto; fue una igualdad.

La Mujer fue y es la Sacerdotisa. En Ella reposa el Misterio. Ella es la Madre, aún tierna,
la amante, a la vez apasionada y distante, la esposa, reverenciada y querida. Ella es la mujer
bruja. Ella es co-igual con su compañero que es el cacique, el cazador, el pensador y el
hacedor. La mujer es la Sacerdotisa, símbolo del inconsciente y profeta de los sueños.
Juntos ellos balancearon al otro hasta la catástrofe del la Era Patriarcal, tipificado por el
mounstruo monosexual, Jehová.
Entonces, bajo el gobierno de los Sacerdotes, la mujer se convirtió en un animal inferior
mientras el hombre se aislaba en su imaginada superioridad y se encontraba a merced de su
propia inteligencia despiadada. Fue una guerra total entre las emociones que deben y el
intelecto que no. Toda religión patriarcal es una monstruosidad autocontradictoria.
Son credos dogmáticos que se desplazan como pajitas en el viento del intelecto. Sobre esta
estructura cambiante el hombre ha fallado. Conoce la futilidad de tales sistemas artificiales,
pero lucha por ellos con toda la furia enfermiza que su frustración puede generar.
En el proceso ha perdido a su madre, su esposa le ha fallado y su amante le elude. El Misterio
ha salido del Templo, desterrado por un consejo de barbas seniles y autosuficientes.

Mujer, Mujer – ¿dónde estás tú? Vuelve a nosotros de nuevo. Perdona incluso si no puedes
olvidar y sirve una vez más en nuestros Templos. Tómanos de la mano. Bésanos en los labios
y dinos que no estamos solos. Bruja-mujer, fuera de las cenizas de la hoguera, ¡levántate de
nuevo! El que continuó en su antigua forma fue el Culto de Diana. Aquellas mujeres
espléndidas y terribles; Messalina, Toffana, La Voisin y DeBrinvillie levantaron la venganza a
un elevado arte. Otras buscaron el misterio prohibido en los ritos secretos y compraron una
breve reunión a un precio terrible. Esta fue la opertura en la Criada de Orleans, el sueño de
los millones desesperados que la mujer quien fue a redimirlos había venido finalmente.
Su fracaso y su destino nos enseñan que la inocencia no es una protección. Sea astuta, oh
mujer, sea sabia, sea sutil, sea despiadada. Te he pedido que entiendas y perdones – pero no
olvides demasiado. No confíes en nada más que en ti misma.

Acabo de hablar de esas grandes envenenadoras, pero hay una peor venganza. Sepa que
toda venganza es venganza sobre sí misma y la más terrible es aquella llevada a cabo por la
mujer frígida. Cuéntelas en decenas de millones. La maldición radica en el fallo de su pareja
en ser un hombre y su fracaso en ser fiel a sí misma, pero la causa es la oscura culpa con la
cual los padres envenenan a sus hijos. También se suprime el amor incestuoso y el temor de
los niños no deseados, pero los que han sabido de estas cosas no deben tener vergüenza.
La fuerza no nace, es ganada por la comprensión y la superación. Ve libre; canta la vieja
canción salvaje:

EVOE IO, EVOE IACCHUS IO PAN, PAN! EVOE BABALON!

Ve a las montañas y al bosque; ve desnudo en el verano que puedes recuperar la vieja


alegría. Ama alegre y libremente bajo las estrellas. ¿Pero dices que tu cuerpo no es hermoso?
He aquí un secreto: el cuerpo es moldeado por la mente. Si has abrazado el miedo, la
represión, el odio – entonces puedes encontrar tu cuerpo repulsivo. Sólo vaya libre, ame
alegremente y sin restricciones. Corra desnudo y mire las mejillas de color, los buenos senos y
los contornos flexibles se desarrollan mediante ritmos de vida fluídos. La enfermedad y la
deformidad son criados en el miedo y el odio, por lo tanto, sean amantes sin miedo y siempre
hermosos.
¡La mujer es la Sacerdotisa del Mundo Irracional! Irracional, pero cuan enormemente
importantey peligroso porque no se admite y se niega, no queremos ser borrachos, asesinos,
frustrados, pobres y miserables sin causa. Esas condiciones no son razonables o “científicas”,
y, sin embargo, existen. Debimos que no queremos guerra, pero la guerra parece una
necesidad psicológica. Las guerras continuarán hasta que se cumpla esa necesidad.
No amamos u odiamos a una persona porque sea “razonable”. A pesar de nuestra razón y
nuestra voluntad, nos movemos con desdén, por fuerzas del mundo inconsciente e irracional.
Estas fuerzas nos hablan en sueños, en símbolos y en nuestras propias acciones
incomprensibles. Estas pasiones sólo pueden ser redimidas por la comprensión intuitiva en la
provincia femenina. Sólo después de tal comprensión la voluntad y la inteligencia pueden ser
verdaderamente eficaces porque de otra manera son ciegas e impotentes frente a las mareas
de la emoción.

Mujer, guarda las armas indignas. Quita la maldad y el veneno, la frialdad y la puerilidad.
Dibuja la espada de dos filos de la libertad y exige conocer a un hombre para encontrarte en
combate justo; un hombre apto para ser tu marido y un padre para tu cría de águila. Invócalo,
rpuébalo por la espada y él será digno de ti. Juntos seréis los arquetipos de una nueva raza.
En algún lugar del mundo hoy hay una mujer para quien se forja la Espada. En algún lugar
hay alguien que ha oído las trompetas de la Nueva Era y que responderá. Ella responderá,
esta nueva mujer, al elevado clamor de aquellas trompetas de emergencia; ella vendrá como
una peligrosa llama y una desviada canción, una voz en los pasillos del juicio, un estandarte
antes de ejércitos. Ella vendrá con la Espada de la Libertad. Ante ella, los reyes y los
sacerdotes temblarán, las ciudades y los imperios caerán, y ella se llamará BABALON,
La Mujer Escarlata.

Ella será lujuriosa y orgullosa, sutil y mortalmente directa e invencible como una hoja
desnuda. Las mujeres responderán a su grito de guerra, lanzando sus cadenas, los hombres
responderán a su desafío, abandonando necias maneras. Ella brillará como la Estrella de la
tarde de color rojo en la espeluznante puesta de sol de Gotterdamerung. Ella brillará de
nuevo como una Estrella de la Mañana cuando la noche haya pasado y un nuevo amanecer
haya roto el jardín de Pan.

A ti, oh mujer desconocida, está prometida La Espada de la Libertad.


Este texto original de Jack Parsons ha sido abducido de internet

El presente PDF ha sido realizado sin ningún ánimo de lucro ni afán de notoriedad
por la Distribuidora pirata La Innombrable para la difusión en lengua castellana de
material magufo.

Para más publicaciones


visita nuestra web:
https://distribuidoralainnombrable.tumblr.com

Madriz
Diciembre 2020

Anda mungkin juga menyukai