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enfatiza el hecho de que el creyente participa de la vida del Padre.

Debido a esto, también participa como heredero, de las


posesiones del Padre. La certidumbre de todo esto es obra del Espíritu en el corazón de cada creyente.
Indudablemente, la seguridad también viene al corazón del creyente por un mayor entendimiento de algunas de las cosas que el Espíritu ha
hecho por él. Por ejemplo, la seguridad aumenta cuando uno entiendo lo que significa ser sellado con el Espíritu y que se la han dado las arras
del Espíritu como garantía de la consumación de la redención (Efesios 1:13-14). La comprensión de lo que implica el hecho de que el
Espíritu una al creyente al cuerpo resucitado e inmortal de Cristo, también sustenta la seguridad. Por supuesto, el dar entendimiento de
estos grandes acontecimientos es parte del ministerio de enseñanza del Espíritu Santo, así que en muchas maneras el Espíritu Santo está
relacionado con la certidumbre en el hijo de Dios e interesado en la misma.

IV. ORACIÓN
A. La declaración. Aunque no comprendamos completamente las ramificaciones de que el Espíritu ore en al creyente, el
hecho de que El lo hace es perfectamente claro: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo Intercede por nosotros con gemidos indecibles"
(Romanos 8:26).
B. La necesidad. La razón declarada por la cual necesitamos ayuda es nuestra debilidad (la palabra es singular). El nos
ayuda en nuestra completa debilidad, pero especialmente como se manifiesta con relación a nuestra vida de oración, y
particularmente en cuanto a saber por qué orar en el momento presente. Mientras esperamos nuestra redención completa,
necesitamos ser guiados en los detalles de la oración.
C. El método. La
manera en que el Espíritu contribuye a suplir nuestras necesidades se describe en general por la palabra
“ayuda”, lo cual literalmente significa que "pone mano a la obra en cooperación con nosotros". Esta ayuda se da
específicamente en "gemidos indecibles” [demasiado profundos para las palabras]". Estos gemidos, el significado de los
cuales no se puede captar, no hallan una expresión adecuada o formulada. Una cosa si sabemos están dé acuerdo con la
voluntad de Dios. Se nos dice en otro pasaje que el Espíritu guía y dirige nuestras oraciones (Efesios 6:18). Esto es más el
guiamiento del corazón y la mente del creyente cuando éste ora, que los gemidos indecibles del Espíritu mismo.
D. El resultado. El resultado de tal vida de oración es la certidumbre del creyente de la seguridad de su futuro y su completa
redención (Romanos 8:23). Este ministerio del Espíritu es como arras que garantizan esa redención. Esa vida de oración
satisfactoria nos ayudará a mantenernos contentos en este mundo presente mientras esperamos por la consumación. El
ministerio del Espíritu, entonces, no sólo tiene que ver con la oración contestada, sino que cultiva nuestra certidumbre y
contentamiento en esta vida.

La personalidad del Espíritu Santo.


Algunos falsos maestros, comenzando en épocas apostólicas, han dudado o negado) alidad del
Espíritu Santo, pensando en Él como si fuera una fuerza o influencia ejecutada por Dios en vez de una persona. Esta tendencia puede
derivarse en parte de la palabra "espíritu", del latín spiritus que significo 'sliento. La palabra griega pneuma, y la palabra hebrea ruach
tienen el mismo significado de "aliento' o "'ierro', al igual que "espíritu." Si uno piensa en el Espíritu Santo solamente como el "aliento" o
"fuerza' del has, entonces, éste se considera como algo impersonal y no como un ser con una identidad separada de la del Padre '
revelación divina nos dice que Dios es Espíritu (no material o físico). Así como lo hace el viento naturaleza es invisible, Dios también
ejecuta su [p 120] poder y fuerza. El espíritu del hombre es inmaterial e invisible. Si Dios es una persona, y si el hombre es hecho a su
imagen, el hombre es una persora (aurque mucho inferior). ¿No sería entonces lógico pensar en el Espíritu Santo como una persona?
Observe las siguientes pruebas en las Escrituras (entre muchas) de la personalidad del Espíritu Santo, al igual que de si; dei separada de
la del Padre.

Se usan pronombres personales en relación con el Espíritu Santo. Jn. 16.1' I 'A A pesar
del hecho de que la palabra griega para "espíritu" es de género neutro, el pronombre d< 3tivo ekeinos
que significa "ese" es usado por Juan (18:13,14) para referirse al Espíritu Santo: "Pero cuantíe v Espíritu
de verdad, él [ese] os guiará a toda la verdad ... él [ese] me glorificara ..." San Pablo en Efedros 1 13, j usa un pronombre relativo
masculino para referirse al Espíritu:"... fuisteis sellados con el Espir.i; promesa, que [quien, mase] es las arras de nuestra herencia ..."
(Ver también Jn 15:26; 14:16 )

Características personales son adjudicadas al Espíritu Santo.


La definición de una persona es: "Uno que posee inteligencia, emociones o sentimien i El Espíritu Santo posee inteligencia: "Pero Dios nos
la reveló a nosotros por el Espíritu; po:x¡ todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas
del I espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios sino el Eapin MÍO I
^nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios-, par. i
Bajé Dios nos ha concedido" (I Cor. 2 10-12). Aun más, "la palabra de sabiduría" y la "palabra <
¿pon dones dados por el Espíritu Santo (I Cor. 12:8).
j¿<*.EI Espíritu posee emociones y sentimientos: el Espíritu Santo ama (Rom. 15:30), sa anota j
" angustiado(Ef. 430).
|pp Espíritu Santo posee voluntad: "Pero todas astas cosas las hace uno y el mismo Espirite, i cada uno en particular como él quiere" (I
Cor. 12:11).

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