IV. ORACIÓN
A. La declaración. Aunque no comprendamos completamente las ramificaciones de que el Espíritu ore en al creyente, el
hecho de que El lo hace es perfectamente claro: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo Intercede por nosotros con gemidos indecibles"
(Romanos 8:26).
B. La necesidad. La razón declarada por la cual necesitamos ayuda es nuestra debilidad (la palabra es singular). El nos
ayuda en nuestra completa debilidad, pero especialmente como se manifiesta con relación a nuestra vida de oración, y
particularmente en cuanto a saber por qué orar en el momento presente. Mientras esperamos nuestra redención completa,
necesitamos ser guiados en los detalles de la oración.
C. El método. La
manera en que el Espíritu contribuye a suplir nuestras necesidades se describe en general por la palabra
“ayuda”, lo cual literalmente significa que "pone mano a la obra en cooperación con nosotros". Esta ayuda se da
específicamente en "gemidos indecibles” [demasiado profundos para las palabras]". Estos gemidos, el significado de los
cuales no se puede captar, no hallan una expresión adecuada o formulada. Una cosa si sabemos están dé acuerdo con la
voluntad de Dios. Se nos dice en otro pasaje que el Espíritu guía y dirige nuestras oraciones (Efesios 6:18). Esto es más el
guiamiento del corazón y la mente del creyente cuando éste ora, que los gemidos indecibles del Espíritu mismo.
D. El resultado. El resultado de tal vida de oración es la certidumbre del creyente de la seguridad de su futuro y su completa
redención (Romanos 8:23). Este ministerio del Espíritu es como arras que garantizan esa redención. Esa vida de oración
satisfactoria nos ayudará a mantenernos contentos en este mundo presente mientras esperamos por la consumación. El
ministerio del Espíritu, entonces, no sólo tiene que ver con la oración contestada, sino que cultiva nuestra certidumbre y
contentamiento en esta vida.
Se usan pronombres personales en relación con el Espíritu Santo. Jn. 16.1' I 'A A pesar
del hecho de que la palabra griega para "espíritu" es de género neutro, el pronombre d< 3tivo ekeinos
que significa "ese" es usado por Juan (18:13,14) para referirse al Espíritu Santo: "Pero cuantíe v Espíritu
de verdad, él [ese] os guiará a toda la verdad ... él [ese] me glorificara ..." San Pablo en Efedros 1 13, j usa un pronombre relativo
masculino para referirse al Espíritu:"... fuisteis sellados con el Espir.i; promesa, que [quien, mase] es las arras de nuestra herencia ..."
(Ver también Jn 15:26; 14:16 )