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Ante la preocupación de que algo andaba gravemente mal en la economía mexicana, con
tres décadas de estancamiento económico y sus efectos en la gente, por el creciente
desempleo y pobreza que no daban señas de pararse, el Colegio Nacional de Economistas
convocó, meses atrás, a un gran debate nacional, plural e incluyente, para revitalizar el
actual Proyecto Nacional de Desarrollo que, según muchos, ya no da de sí.
Dicho debate nacional ya concluyó su Quinta Etapa Regional en Oaxaca, y como en las
anteriores reuniones regionales, se convocó a los economistas de los circundantes Colegios
estatales; a profesores y estudiantes de las principales universidades de los estados de cada
región; a altos servidores públicos de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México; a
prominentes funcionarios de las secretarías de Estado, así como a los empresarios y sus
gremios, tanto estatales como nacionales.
El ambiente ha sido respetuoso, pero se han dado debates, por confrontas de percepciones
y por diferencias de opinión respecto de las causas del deterioro económico y social del
país, en las últimas décadas.
En estos debates, hemos constatado lo bien informados que están los jóvenes y la
ciudadanía, en general, que han participado en los foros; conciencia que permitirá, en
algún momento, la toma de decisiones más congruentes, con las que la gente clama.
Luego está la desigualdad. Los sueldos, en general, han bajado pero los sueldos bajos han
bajado más, de manera que el decil más bajo de ingresos sólo recibe poco menos de 2% del
ingreso nacional, mientras que en el otro extremo, el decil de más altos ingresos ha elevado
su participación en la distribución del pastel, hasta cerca de 40% del ingreso nacional. Esa
situación pinta un cuadro pesimista al futuro, para los que creemos que el fortalecimiento
del mercado interno es una necesidad para blindar a México y protegerlo mejor de los
embates externos.
Ha habido una grave pérdida de capacidad política y solvencia económica frente a los
problemas actuales. Tenemos los efectos de esa crisis del Estado, en los tres niveles de
gobierno: federal, estatal y municipal y en los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y
Judicial. Tenemos un gobierno que no puede garantizar el Estado de derecho e igualdad
ante la ley a todos los mexicanos; ni la seguridad, contra los actos de la delincuencia
organizada, que está presente e impactando en todo el país. Además, se percibe una clara
falta de gobernanza, en atención y prevención, ante los serios daños atribuibles al cambio
climático —que vienen creciendo en virulencia—.
Finalmente, no es correcta la apreciación de que el que más gana, más aporta al fisco. De
hecho, el que más aporta es el ciudadano perteneciente a la tributariamente cautiva y
menguante clase media.
2011-05-23 00:00:00
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