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Anima y animus en la pareja, según Jung

Según Carl Jung todos tenemos una parte masculina y femenina en nuestro interior,
conocidos como anima la parte femenina y el animus nuestra referencia masculina. El
anima se manifiesta en el varón como estado de ánimo; animosidad específicamente
positiva y negativa, como fantasía erótica, como impulso vital, como inclinación. El
animus en la mujer más bien se manifiesta como impulso inconsciente; como iniciativa,
lenguaje hablado, autonomía, opinión, comprensión razonada. Estos componentes de la
personalidad, correspondiente al sexo opuesto casi siempre a través de la proyección,
son al mismo tiempo un especial obstáculo para comprender al compañero o
compañera, porque el anima del varón suele irritar a la mujer y el animus de la mujer al
hombre. Esta situación ha dado origen a la famosa guerra de los sexos y quizás haya
servido de inspiración al autor del libro: Los hombres son de Marte y las mujeres son de
Venus. Según Fordham (1970) En otras culturas el anima se le conoce como alma, ésta
se encarga de traducir la sabiduría inherente en ella en mensajes instintivos que fluyen
hacia nuestra conciencia. Según Jung una de las funciones del animus es traspasar los
contenidos del inconsciente al consciente. El alma o anima es la polaridad femenina que
ha descendido a los planos de la materia, para aprehender y elevarse en la unión con el
animus o polaridad masculina, quiere decir entonces que los seres humanos son el
recipiente o cáliz de estas dos polaridades, una de sus tareas es encontrar el equilibrio
entre estas y realizar dicha unión. Los seres humanos se inclinan a buscar en el exterior
esa pareja ideal, proyectando así el conjunto de ideales que poseen en el interior.
La característica común de estos dos arquetipos es que se proyectan, entendiendo por
proyección el desplazamiento hacia afuera de un objeto o proceso subjetivo que sólo se
produce cuando la realidad resulta perturbadora, pues es allí cuando se descubre que la
realidad no se corresponde con la matriz masculina o femenina, entonces sobreviene el
desengaño. Jung establece, que el padre del sexo opuesto de cualquier individuo, ejerce
mucha influencia en el posterior desarrollo inconsciente de ese anima y animus. Por una
parte los caballeros tienen ese prototipo que no es más que un arquetipo de esa mujer
ideal, tomada de todas sus experiencias pasadas con las mujeres importantes de su vida.
No sólo influye el ámbito familiar, el cultural merece especial importancia. Es lógico
que cuando el varón se casa espere que esa mujer se comporte o actúe bajo lo que él
piensa que es correcto y acertado. Ejemplo: Un hombre como Pedro que considera que
su mujer debe quedarse en casa al cuidado de los niños y el hogar entrará en conflicto si
se casa con una mujer emprendedora, profesional, inteligente, independiente. Por otro
lado una dama como Rosa que posea como arquetipo la imagen de esposo como aquel
hombre de negocios exitoso que debe mantenerla económicamente, además de ser rudo,
machista, entrará en conflicto si se une a un varón que le propone quedarse en casa al
cuidado del hogar y de los hijos. Lo anteriormente expresado obliga a Jung a afirmar:
Que el anima y animus se proyecta con mucha frecuencia en la relación de pareja. Hay
mujeres que buscan la imagen del padre proyectado en su marido. A propósito de todo
esto es interesante citar el comentario de Osho(2000) Si una niña se empieza a
comportar como un chico es ambiciosa, agresiva, la gente piensa que algo esta mal. Le
llaman marimacho; no es una niña. ¡Qué tontería! No es una división natural, es una
división política- social. Se ha obligado a las féminas a realizar el papel de mujeres 24
horas al día, y a los caballeros a desempeñarse como varones todo el día, esto es algo
antinatural y sin duda, causa mucho sufrimiento al mundo…
Esto tiene mucho de cierto, ya que en un ataque de ira una hembra puede ser más
peligrosa que un varón. No por casualidad en las cárceles, al menos venezolanas, se les
teme más al reclusorio de damas. Existen momentos en los que necesitamos un hombre
Tierno, dulce, amoroso, maternal, que es capaz de entendernos y ponerse a tono con
nuestra energía femenina. Por otra parte, el hombre necesita en mucha ocasión a una
mujer valiente, emprendedora, capaz de ser exitosa y abrirse en el mundo de los
hombres, eso sería aceptar el equilibrio entre anima y animus. Este ensayo puede
ayudarlo a esclarecer muchos de los comportamientos que se asumen desde la pareja.

Lisbeth González. Profesora especialista en Historia


Magíster en Orientación.
E mail: lis.g.g@hotmail.com

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