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DOLOR EN EL PACIENTE CON CANCER

1. INTRODUCCIÓN

El dolor es un síntoma frecuente en el paciente con cáncer. Es un fenómeno subjetivo,


complejo y único para cada individuo. Se define como una experiencia emocional y
sensorial desagradable asociada a un daño tisular en el que intervienen además factores
psicológicos, espirituales y económicos.

Puede clasificarse en agudo y crónico. El dolor agudo se acompaña de alteraciones


vegetativas, psicológicas, emocionales y de comportamiento, pero es limitado en el
tiempo. El dolor crónico es aquel asociado a una enfermedad que provoca dolor
continuo o recurrente durante meses, sin hacerse patente los síntomas vegetativos,
influyendo considerablemente los factores ambientales.

Generalmente en el paciente oncológico el dolor suele ser crónico con crisis recurrentes
de dolor agudo.

El tratamiento debe de ser realizado de manera multidisciplinaria, utilizando


tratamientos específicos antitumorales o tratamientos inespecíficos sintomáticos.

2. EPIDEMIOLOGIA

La frecuencia de aparición del dolor va a depender fundamentalmente del estadio de la


enfermedad y del tipo de tumor. De manera global la prevalencia del dolor es del 50%
apareciendo en las etapas iniciales de la enfermedad en el 30% de los pacientes y en el
80% en estado avanzados.

Los tumores más dolorosos son los OSEOS (80%), páncreas, estomago, cabeza y cuello
y genitourinarios, siendo menos frecuentes en linfomas y leucemias (5%).

3. ETIOLOGÍA

No todos los dolores que presenta un paciente con cáncer son atribuibles a la
enfermedad, aunque sea la causa más común (70%). En un 20% se deben a la aplicación
de tratamientos encaminados a erradicar el tumor y en el resto no guarda relación con la
enfermedad ni con el tratamiento.

Atendiendo al mecanismo de producción del dolor, este puede ser nociceptivo,


neuropático o psicógeno.

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Mientras que el dolor nociceptivo se controla generalmente con analgésicos, el dolor
neuropático tiene un peor pronostico de control, así como el dolor denominado
incidental que es aquel que aparece en relación con los movimientos por afectación de
estructuras óseas o musculares relacionadas con el movimiento.

• Invasión directa de estructuras dolorosas por el propio tumor, adenopatías


regionales o por metástasis.
La invasión ósea es muy frecuente, afectándose principalmente los cuerpos de las
vértebras aunque suelen ser múltiples las zonas afectadas.

La afectación nerviosa puede ser del sistema nervioso central o periférico, bien por
comprensión o por infiltración, provocando cefaleas en la afectación meníngea o
dolores por desaferenciacion en la afectación de los plexos nerviosos.

La afectación visceral ocasiona la aparición de otros síntomas derivados de la


producción de derrames o de fenómenos oclusivos como es la afectación de las
vísceras huecas.

La infiltración de tejidos blandos y sus complicaciones como infecciones


sobreañadidas o hemorragias son cada vez menos frecuentes.

El edema linfático en las extremidades esta motivado por la oclusión tumoral de los
ganglios de la región de drenaje, muy característico del carcinoma de mama.

• Síndromes dolorosos pueden aparecer tras toracotomias, mastectomias,


vaciamientos de cuello o dolor en el miembro fantasma tras la amputación de
una extremidad. La radioterapia también puede ocasionar dolor agudo por
mucositis, enteritis radica o ulceración de partes blandas o dolores crónicos
motivados por fibrosis de partes blandas, plexos nerviosos o vísceras. también
en el tratamiento quimioterápico puede provocar dolor por afectación de las
estructuras antes descritas, mucositis, polineuropatías, miopatias, cistitis...

• En ocasiones, el dolor es independiente del tumor y del tratamiento administrado


como la neuralgia postherpetica u osteoporosis.

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4. TRATAMIENTO DEL DOLOR

A la hora de tratar un dolor es necesario una correcta evaluación del mismo, teniendo en
cuenta la causa del mismo, el tipo de dolor y los aspectos psicológicos que intervienen
en la percepción del mismo. Para ello es necesario realizar una correcta historia clínica
con una adecuada exploración física y las pruebas complementarias que se consideren
adecuadas para realizar el correcto diagnostico del dolor.

El tratamiento del dolor puede realizarse con medidas farmacológicas y no


farmacológicas

a. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

La OMS ha establecido unos escalones a seguir para el control del dolor.

Dentro del primer escalón se incluirían los analgésicos no opiáceos y los


antiinflamatorios no esteroideos, que pueden administrarse solos o con otros fármacos
no analgésicos considerados como coadyuvantes.

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El segundo escalón estaría compuesto por analgésicos opiáceos débiles que pueden
emplearse asociados a los anteriores y a fármacos coadyuvantes.

El

opio es una substancia que se obtiene de plantas del genero Papaver somniferum Su
acción analgésica se produce por la interacción con unos receptores presentes en el
sistema nervioso central y en tejido periféricos (receptores µ , δ y κ ). De acuerdo a la
capacidad que tienen los distintos fármacos para fijarse y activar o inhibir los receptores
pueden clasificarse en:

i. Agonistas puros – tienen afinidad por los receptores µ y


muestran una máxima actividad. Pertenecen a este grupo la
morfina, metadona, meperidina y fentanilo.

ii. Agonistas – antagonistas – actúan sobre los receptores µ y κ . El


mas representativo es la pentazocina

iii. Agonistas parciales – actúan sobre receptores µ pero con menor


actividad que los agonistas puros y en presencia de un agonista
puro puede comportarse como un antagonista. Es el caso de la
buprenorfina

iv. Antagonistas puros – presentan afinidad por los receptores pero


sin mostrar eficacia. Dentro de este grupo esta la naloxona,
fármaco empleado en las sobredosis de morfina

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b. FÁRMACOS COADYUDANTES

Existen unos fármacos que deben de ser empleados conjuntamente con los analgésicos y
que, si bien no tienen una acción analgésica directa, pueden modificar diversos factores
que pueden elevar el umbral del dolor.

Entre los principales fármacos figuran los corticoides, antidepresivos, benzodiacepinas,


anticonvulsionantes, neurolépticos y bifosfonatos.

c. PROCEDIMIENTOS INVASIVOS EN EL TRATAMIENTO DEL


DOLOR

Los métodos invasivos, inyección de substancias químicas o técnicas neuroquirúrgicas


están indicados en aquellos pacientes neoplásicos en los que se ha agotado otros
métodos no agresivos o en los que no toleran los narcóticos de forma sistémica.

La técnica neuroquirúrgica se basa en la ablación de las raíces nerviosas (rizotomia),


cordones (cordotomia), hipofisectomia, talatomia y tractotomias son empleados en
casos muy seleccionados donde ha fallado el tratamiento anterior.

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